Introducción
En México, la diabetes tipo 2 es un importante problema de salud pública, por ende, se ha publicado innumerable evidencia respecto a la magnitud, prevalencia, factores predisponentes, tratamientos, costos de la atención y complicaciones médicas por esta enfermedad.1,2 Los datos que arroja la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2016 (Ensanut 2016) señalan que el reporte de diabetes por diagnóstico médico previo en adultos fue mayor en mujeres (10.3%) que en hombres (8.4%).3 Tales cifras representan aproximadamente a 6.4 millones de personas que padecen dicha enfermedad,4 de las cuales 46.4% no realiza ninguna medida preventiva.3
En relación con la atención médica, uno de los principales problemas a los que se enfrenta el personal de salud es cómo fomentar en las personas el apego al tratamiento para controlar la enfermedad.5 Este es un reto tanto para el personal de salud como para los pacientes, quienes deben hacer cambios o ajustes importantes en su vida diaria: adaptarse a una dieta especial, realizar actividad física y prácticas de autocuidado, entre otros.6 Para sostener estos cambios, los pacientes requieren capacidades personales como disciplina y fuerza de voluntad, pero también de adaptaciones en diferentes ámbitos de la vida.7
Desde una mirada externa parecerían cambios sencillos, sin embargo, existe evidencia científica que muestra las implicaciones psicológicas y emocionales de padecer una enfermedad crónica, las cuales se complejizan socialmente según el grupo de pertenencia y la posición en la escala social.8,9 En el caso de la población indígena, en México se conoce muy poco respecto de estas implicaciones psicológicas/emocionales vinculadas a la diabetes y el proceso de apego al tratamiento.
Pese a que México es una nación multicultural (68 grupos etnolingüísticos que hablan 364 variantes lingüísticas),10 se carece de estadísticas vitales específicas respecto de la población indígena y el impacto de la diabetes en ella. A diferencia de países como Australia o Canadá, en donde investigaciones reportan mayores problemas depresivos entre población aborigen/indígena después del diagnóstico de diabetes, en comparación con población no indígena.11
La atención psicológica/emocional, campo de estudio de la salud mental, es un ámbito al que se le destinan pocos recursos en los países de ingresos bajos y medios, México no es la excepción.12 Se calcula que a escala mundial, 80% de los recursos en salud se destinan a servicios hospitalarios,12 pero poco a prevención y menos para poblaciones desfavorecidas como la indígena. Lo anterior es una muestra de la inequidad en la atención a la salud y refleja una crisis global de enormes dimensiones, que repercute en el sufrimiento individual de estas poblaciones ante la falta de servicios adecuados para atender la demanda de atención a la salud mental.13
En México, en 1995, se inició una estrategia nacional llamada Grupos de Ayuda Mutua (GAM)14 para pacientes con enfermedades crónicas no transmisibles. Los GAM se definieron como “la organización de los propios pacientes, que bajo la supervisión médica y con el apoyo de los servicios de salud, sirve de escenario para la capacitación necesaria para el control de diabetes”,15 y tienen el objetivo de favorecer el apego al tratamiento mediante actividades educativas en salud. Aunque existen algunas publicaciones sobre los GAM en México,16,17 poco se sabe sobre el resultado de esa estrategia, sin embargo, reportes actuales de los servicios estatales de salud muestran su continuidad y vigencia.18 Para el programa sectorial de salud 2018-2024, la atención a la salud mental se encuentra dentro de las prioridades, así como la atención a la salud de la población indígena.19
Con la intención de generar evidencia que pueda ser utilizada para mejorar las estrategias de soporte a la salud emocional, tendiente a fortalecer el apego al tratamiento, este artículo se enfoca en responder la pregunta: ¿pueden los GAM convertirse en una estrategia de apoyo emocional para las personas indígenas que padecen diabetes?
Material y métodos
El diseño de la investigación fue exploratorio y con enfoque cualitativo.20 La recolección de información empírica se realizó en Yucatán y Quintana Roo durante 2009-2012. Para actualizar los datos sobre el desarrollo de la diabetes tipo 2 y atención a la salud mental, se realizó una búsqueda de los últimos diez años de estadísticas disponibles (cuadro I).
Diseño de la muestra
La muestra se compuso por personas que se atendían por diabetes tipo 2 en centros de salud (CS). Primero se identificaron todos los CS y se revisaron las estadísticas de casos de diabetes. Posteriormente se seleccionaron de manera intencionada los CS que tuvieran GAM, los cuales podían ser incipientes (llamados “clubes para personas con diabetes” que se correspondían con CS con menos infraestructura) o consolidados (se correspondían con CS con más infraestructura). Para tener un panorama global de los GAM, se eligieron en Quintana Roo dos localidades y un CS con GAM (clubes) por localidad. En Yucatán se hizo la misma selección sólo que se incluyó una tercera localidad debido a que tenía grupos consolidados.
Las personas fueron seleccionadas conforme a los siguientes criterios: a) ser hombre/mujer con diagnóstico de diabetes tipo 2; b) asistir regularmente a sesiones de GAM; c) tener mínimo 18 años de edad; d) hablar un idioma diferente al español (criterio de etnicidad); y e) otorgar consentimiento informado para participar en la investigación.
Recolección de información
Partiendo de registros de pacientes diagnosticados con diabetes tipo 2 en los CS, se construyó una muestra a conveniencia. Del total de la muestra, se seleccionó una submuestra de cinco casos representativos por CS (25 en total) y se les realizó una entrevista semiestructurada. En Yucatán, localidad con GAM consolidados, se realizaron tres grupos focales con los participantes de esos grupos; asistieron en total 17 personas. Adicionalmente, se realizó observación no participante en las comunidades visitadas, en los CS y durante las sesiones de GAM para obtener información del contexto. En todos los casos con previa elaboración de guía. La recolección de información se realizó en total en cinco localidades de dos estados y participaron 42 personas.
Análisis de los datos
Las entrevistas y grupos focales fueron audiograbados y transcritos literalmente. Se realizó el análisis cualitativo de contenido21 con el apoyo del software ATLAS.ti, v. 6.* En este artículo sólo se reportan los hallazgos de dos temas explorados tanto en las entrevistas individuales como en los grupos focales: a) función terapéutica emocional de los GAM (categoría emergente); y b) función de los GAM en el apego al tratamiento.
Consideraciones éticas
Se consideraron los aspectos de ética de la investigación contemplados en la Declaración de Helsinki.22 El protocolo fue aprobado por las comisiones de ética e investigación del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) el 11 de marzo de 2009.
Resultados
A partir de información estadística se puede concluir que de 2008 a 2019 las detecciones de diabetes tipo 2 aumentaron en Quintana Roo y disminuyeron en Yucatán. Se ingresaron más pacientes a tratamiento en el primer estado y tiene mayor número de casos totales contabilizados. Ambos estados muestran aumento de defunciones. Respecto de la atención a la salud mental, Quintana Roo aumentó más de cuatro veces el número total de consultas, mientras que Yucatán llegó casi al doble. En contraste, los consultorios de psicología y psiquiatría disminuyeron en Quintana Roo, y aumentaron poco en Yucatán (cuadro I).
Salud mental | ||||||||||||
Total de médicos psiquiatras |
2012 |
2013 |
2014 |
2015 |
2016 |
2017 |
2018 |
|
||||
Quintana Roo |
11 |
10 |
6 |
8 |
9 |
6 |
8 |
|||||
Yucatán |
19 |
19 |
20 |
35 |
38 |
44 |
35 |
|||||
Número de consultorios de psiquiatría y psicología | ||||||||||||
Quintana Roo |
28 |
30 |
41 |
39 |
40 |
43 |
42 |
|||||
Yucatán |
45 |
49 |
56 |
80 |
99 |
102 |
87 |
|||||
Consultorios de psiquiatría y psicología como porcentaje del total de consultorios | ||||||||||||
Quintana Roo |
2.7 |
3.0 |
4.8 |
4.5 |
4.6 |
4.8 |
4.8 |
|||||
Yucatán |
3.7 |
3.9 |
4.5 |
6.3 |
7.3 |
7.4 |
6.5 |
|||||
Total de camas destinadas al área de psiquiatría | ||||||||||||
Quintana Roo |
5 |
4 |
4 |
4 |
4 |
3 |
3 |
|||||
Yucatán |
160 |
160 |
160 |
160 |
137 |
135 |
139 |
|||||
Consultas de salud mental | ||||||||||||
Primera vez |
2008 |
2009 |
2010 |
2011 |
2012 |
2013 |
2014 |
2015 |
2016 |
2017 |
2018 |
2019 |
Quintana Roo |
3 097 |
3 557 |
1 472 |
1 239 |
1 281 |
1 783 |
3 130 |
3 263 |
4 754 |
8 718 |
6 921 |
9 509 |
Yucatán |
4 335 |
5 652 |
5 220 |
13 734 |
13 454 |
18 932 |
20 074 |
18 877 |
17 005 |
15 806 |
11 570 |
12 531 |
Subsecuentes | ||||||||||||
Quintana Roo |
5 916 |
9 481 |
2 477 |
2 051 |
2 035 |
3 018 |
6 785 |
6 442 |
9 129 |
11 364 |
18 513 |
27 955 |
Yucatán |
10 347 |
11 701 |
11 389 |
17 445 |
19 638 |
22 841 |
26 767 |
24 472 |
24 672 |
24 434 |
14 133 |
13 569 |
Totales | ||||||||||||
Quintana Roo |
9 013 |
13 038 |
3 949 |
3 290 |
3 316 |
4 801 |
9 915 |
9 705 |
13 883 |
20 082 |
25 434 |
37 464 |
Yucatán |
14 682 |
17 353 |
16 609 |
31 179 |
33 092 |
41 773 |
46 841 |
43 349 |
41 677 |
40 240 |
25 703 |
26 100 |
Diabetes mellitus | ||||||||||||
Detecciones de diabetes mellitus |
2008 |
2009 |
2010 |
2011 |
2012 |
2013 |
2014 |
2015 |
2016 |
2017 |
2018 |
2019 |
Quintana Roo |
14 831 |
11 282 |
10 615 |
15 022 |
10 099 |
10 292 |
14 350 |
18 236 |
12 152 |
26 539 |
21 911 |
23 832 |
Yucatán |
57 669 |
53 332 |
24 000 |
19 015 |
12 923 |
17 059 |
16 010 |
13 841 |
12 057 |
6 171 |
9 082 |
7 828 |
Nuevos pacientes ingresados a tratamiento por diabetes mellitus | ||||||||||||
Quintana Roo |
1 129 |
952 |
966 |
1 740 |
1 529 |
1 395 |
1 080 |
1 455 |
2 246 |
1 815 |
1 718 |
2 063 |
Yucatán |
1 436 |
1 405 |
1 366 |
1 124 |
1 006 |
923 |
1 152 |
1 253 |
51 |
1 095 |
273 |
215 |
Total de casos contabilizados de diabetes mellitus* | ||||||||||||
Quintana Roo |
74 081 |
87 308 |
99 938 |
112 846 |
121 004 |
130 079 |
136 105 |
165 764 |
134 808 |
171 257 |
156 245 |
128 296 |
Yucatán |
182 198 |
196 821 |
207 441 |
222 937 |
221 934 |
232 478 |
236 246 |
253 222 |
20 857 |
126 960 |
172 489 |
126 896 |
Defunciones por diabetes mellitus | ||||||||||||
2007 |
2008 |
2009 |
2010 |
2011 |
2012 |
2013 |
2014 |
2015 |
2016 |
2017 |
2018 |
|
Quintana Roo |
396 |
445 |
485 |
533 |
482 |
593 |
662 |
710 |
827 |
929 |
835 |
821 |
Yucatán |
1 095 |
1 131 |
1 103 |
1 240 |
1 147 |
1 231 |
1 299 |
1 361 |
1 543 |
1 580 |
1 625 |
1 446 |
Defunciones por diabetes mellitus como porcentaje de las defunciones totales |
||||||||||||
Quintana Roo |
13.8 |
15.3 |
15.4 |
15.9 |
14.7 |
16.4 |
17.7 |
18.2 |
18.3 |
18.9 |
16.2 |
14.3 |
Yucatán |
14.4 |
14.2 |
13.7 |
14.4 |
13.8 |
14.3 |
14.3 |
14.6 |
14.9 |
15.2 |
16.2 |
14.0 |
*Se contabilizan los pacientes recién diagnosticados, los que se encuentran en tratamiento y los casos controlados pertenecientes a IMSS, IMSS-Oportunidades, ISSSTE Estatal, Semar, Sedena, Pemex y SS
IMSS: Instituto Mexicano del Seguro Social
ISSSTE: Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado
Semar: Secretaría de Marina
Sedena: Secretaría de la Defensa Nacional
Pemex: Petróleos Mexicanos
SS: Secretaría de Salud
Fuente: Elaboración propia con datos de la Dirección General de Información en Salud (varios años)
En relación con los datos empíricos, las principales características sociodemográficas fueron las siguientes: la mayoría de los participantes fueron mujeres dedicadas al hogar (37) y en menor medida, hombres campesinos (cinco). El rango de edad de las personas entrevistadas individualmente fue de 37 a 69 años, y de los grupos focales de 34 a 77 años. El tiempo de padecer la enfermedad fue de 1 a 30 años. Casi todos los participantes vivían en pareja y eran bilingües. La mayoría reportó tener primaria inconclusa o no tener escolaridad. De igual manera, declararon que obtenían atención médica gratuita en servicios de atención pública.
Resultados de observación no participante sobre GAM: Había dos tipos de grupos, unos poco organizados llamados “clubes de diabéticos”, que funcionaban con personas que asistían a reuniones mensuales del programa social Oportunidades. Los más consolidados y acreditados funcionaban con estrategia de GAM: tenían líder identificado, temas programados para prevenir complicaciones por diabetes (alimentación, actividad física, toma correcta de medicamentos) y sesionaban de manera independiente (CS de Yucatán con mayor infraestructura).
Aunque el apoyo emocional no formaba parte de los objetivos formales y no había método de trabajo específico para manejar situaciones emocionales, durante reuniones de grupos consolidados, los integrantes compartían sentimientos espontáneamente durante la sesión, generalmente sus intervenciones narraban avatares cotidianos para sobrellevar su padecimiento, denotando malestar emocional; en respuesta, recibían comentarios empáticos de sus pares, pero no se ofrecía asesoría específica por parte de los miembros ni de los coordinadores del grupo sobre cómo lidiar con dicho malestar.
Opiniones sobre función terapéutica emocional en GAM
Al recibir el diagnóstico y antes de participar en GAM
Las narraciones de entrevistas individuales coincidieron en la ruptura en la normalidad de la vida cotidiana al saberse enfermos de diabetes. Los participantes creyeron que padecer diabetes significaba la muerte y sintieron miedo. Su fuente de información sobre la enfermedad provenía de familiares/amigos cercanos que la padecían. Al referirse a la angustia emocional, utilizaron diversas expresiones culturales relacionadas con creencias sobre la diabetes, las que clasificamos en: a) originadas por emociones extremas y mal manejadas; b) relacionadas con castigos por malas acciones; y c) relacionadas con aspectos mágicos. Esas creencias posteriormente las contrastaron con información médica al iniciar su tratamiento (cuadro II).
Creencias culturales sobre el origen de la diabetes |
Significado de la creencia para los entrevistados |
Ejemplo de narraciones de los entrevistados que describen la creencia |
Se origina por emociones extremas y mal manejadas provocadas por las adversidades de la vida (muerte, violencia intrafamiliar, alcoholismo y pobreza) |
Las emociones fuertes pueden ocasionar que el cuerpo y el alma enfermen |
“…Murió también mi papá, murió mi mamá y yo lo pensaba mucho. Ahora me arrepiento de haberlos pensado mucho y digo que no debí, si ya nunca iban a regresar, ya estaban muertos. Pero mientras a mí me dio [la diabetes] por pensarlo mucho, se revolvió mi azúcar con los nervios que dicen los doctores, se mezclaron…” (entrevista individual/mujer/Yucatán) |
Se origina por un castigo, por realizar malas acciones |
Se recibe un castigo por actuar mal con los familiares o vecinos |
“… Mi pobre hijita… estaba bien su piecito, caminaba bien, pero en que dejó de venir a ver su madre…dejó de traerle comida, pero cuando oímos que duele su piecito que ya no puede caminar ¿eso quién lo hace? Dios, Dios lo hace, ¿por qué no quiere venirme a ver aquí? A ver que estoy sufriendo aquí… le castigaron por Dios para que no camine…” (entrevista individual/mujer/Quintana Roo) |
Creencias mágicas |
Hay personas que tienen poderes y pueden hacer daño, mandan enfermedades porque alguien se los pide o porque tienen algo en contra. En la naturaleza también hay fuerzas que provocan enfermedades |
“…Hay cosas que no lo entienden los doctores porque como dicen que es viento, que te lo da por medio de viento… los doctores dicen que no tienes nada… es maldad como quien dice, lo mandan…es un viento malo como quien dice, las personas que lo saben hacer que hacen la magia negra… por envidia…” (entrevista individual/mujer/Yucatán) |
n: 25
Fuente: Elaboración propia a partir de las entrevistas individuales
Las principales angustias de los participantes se relacionaron con la cronicidad de la enfermedad, la que interpretaron como “no tiene cura”. Las restricciones alimentarias y tener que hacer ejercicio como prescripción médica les generó malestar. La información proveniente de amistades y familiares les hizo suponer situaciones de dependencia a partir de su condición de enfermos; quienes estaban en fases tempranas de la enfermedad, no entendieron lo “crónico” como un proceso. En cambio, el temor a la dependencia lo vivían intensamente quienes ya sufrían complicaciones médicas (problemas de la vista, amputaciones). Para sentirse mejor, realizaban prácticas de contención emocional (cuadro III).
¿Cómo nombraron al malestar emocional? |
¿Qué hicieron para sentirse mejor y seguir adelante? |
Angustia Desesperación Miedo Nervios Nostalgia Pena Preocupación Resignación Soledad Susto Sufrimiento Tristeza Vergüenza |
Rezar Pedirle a Dios sanar Ir a misa Hablar con la familia y los amigos Leer la Biblia Ir a los GAM |
n: 42
GAM: Grupos de Ayuda Mutua
Fuente: Elaboración propia a partir de las entrevistas individuales y grupos focales
Después de ingresar a los GAM
En contraste con las opiniones anteriores, una vez que los pacientes iniciaron su participación en las sesiones del GAM, compararon su experiencia con la de otros pacientes en las mismas circunstancias. Empezaron a cambiar su percepción como enfermos de diabetes y su opinión respecto del significado de restricciones médicas.
Resultados de entrevistas individuales y grupos focales coincidieron en la participación inicial de los pacientes en el GAM por indicación médica; con el paso del tiempo lo identificaron como opción para pasar el rato, aprender cosas nuevas y sentirse a gusto. Los participantes se sintieron comprendidos, dormían mejor; el GAM les proporcionaba alivio. Les gustaba realizar actividades con otros pacientes; disminuía su soledad; tenían más control sobre la enfermedad porque el personal médico los revisaba en cada sesión. Mencionaron la importancia de aceptar la enfermedad para cumplir con la prescripción médica, así como participar en el grupo les ayudó a encontrar fuerza para seguir adelante con el tratamiento y resistir la depresión que sintieron a partir del diagnóstico. Otra atribución del grupo señalada fue fortalecer el tejido social. Al identificarse entre vecinos de la comunidad, establecieron vínculos de amistad y ocurrieron otras formas de ayuda entre ellos, como recordarse las fechas y horas de reunión del grupo.
En el GAM, los participantes aprendieron que la decisión de cuidarse es un acto voluntario para vivir la enfermedad con una mayor calidad de vida. Es un hecho destacable su decisión de reunirse en grupo, pasarla bien con sus compañeros también enfermos y buscar formas de seguir las recomendaciones médicas con sus escasos recursos, apoyarse entre ellos y resistirse al abatimiento moral. Al comprender que se trataba de una enfermedad que no se cura, sabían que la muerte no ocurriría pronto y que podían divertirse y fortalecer los lazos de amistad y vecindad. Algunos participantes se involucraron con los CS, aprendieron a vacunar y colaboraron con el personal de salud; con esas actividades se sintieron útiles para la comunidad y mejoraron su autoestima (cuadro IV).
Función de los GAM en el apego al tratamiento
De los resultados de los grupos focales destacan las actividades realizadas para mejorar el apego al tratamiento mediante actividades de apoyo comunitario (recordatorios para asistencia, compartir recetas de alimentos, realizar actividad física acompañados); soporte emocional (socializar problemas cotidianos, escuchar tristezas y miedos); fortalecer cambios de estilo de vida. Fue más frecuente la asistencia de quienes todavía no desarrollaban complicaciones médicas. Quienes no asistían se encontraban en niveles avanzados de la enfermedad y eran adultos mayores, algunos ya con cierta discapacidad. En las sesiones de GAM, se hacían recomendaciones para elaborar alimentos adecuados a sus preferencias pero manteniendo las restricciones dietéticas. Hacían comentarios y recibían recomendaciones sobre medicamentos prescritos, así como mezclas de plantas medicinales que utilizaron para sentirse mejor.
Se encontraron diferencias en las narraciones sobre el conocimiento de la enfermedad y el manejo de los síntomas dependiendo del tiempo que tenían acudiendo a los GAM y si el grupo funcionaba de manera regular o no. Quienes tenían menos tiempo apenas estaban construyendo lazos de unión, tenían poco intercambio de bienes y servicios y se observó en ellos menor comprensión sobre cómo se desarrollaba la enfermedad. Todavía no se corporizaba la importancia de la alimentación y la actividad física; se encontraban en una etapa de seguimiento de recomendaciones médicas, sin desarrollar actividades por iniciativa propia. En cambio, quienes tenían más tiempo acudiendo a los GAM, mostraron más dominio sobre el curso de la enfermedad y programaban acciones entre ellos sin depender del personal médico.
Para el apego al tratamiento, otro hecho destacable en el que coincidieron fue la importancia de que los grupos fueran coordinados por un líder que los motivara a tomar acciones a favor de su salud y que sesionaran con regularidad. La diferencia entre los grupos consolidados y los que funcionaban de manera irregular fue notoria: los consolidados realizaban más actividades, independientemente del personal de salud (cuadro IV).
¿Cómo se sentían? |
¿Para qué sirvió el GAM? (apego al tratamiento) |
Ejemplos de testimonios de los participantes |
|
Antes de participar en el GAM |
Aislados Les daba vergüenza su condición Pensaban que iban a morir pronto |
“… Me decía [esposo enfermo] ‘¿Cómo voy a ganar, mujer? ¿Cómo vas a hacer dinero?’ se deprimió como un año. Me decía: ‘¿Y cómo vas hacer con los niños?…” (entrevista individual/mujer/Yucatán) “Cuando fui la primera vez, me sentí muy triste, digo: ‘Dios mío me voy a morir’. Esta cosa dicen que mata a uno, acá me puse a pensar...” (entrevista individual/mujer/Yucatán) |
|
Después del ingreso al GAM |
Hicieron nuevas amistades Fomentaron lazos de cooperación entre los vecinos Les gustaba ir al grupo a conversar Se sintieron acompañados Se sintieron acompañados en su enfermedad por el personal de salud Hacen cosas diferentes a su cotidianidad como bailar |
El grupo es un espacio en donde reciben consejería acorde con su padecimiento crónico Reforzamiento de medidas diarias para sostener cambios comportamentales, evitando consumir productos dañinos para su padecimiento Consejería para activarse físicamente Tomar adecuadamente sus medicamentos Se dificulta seguir la dieta prescrita por falta de recursos económicos, en el GAM aprenden cómo sustituir alimentos caros por otros más baratos con iguales propiedades nutrimentales Tuvieron mejor control de sus índices metabólicos Recibieron vigilancia periódica del personal de salud Aprendieron el valor que tiene realizar sus actividades caminando |
“…Nos distraemos riendo, bailando...hace como año ocho meses que voy allá al GAM... platicamos de nuestras enfermedades, de cómo te va, que se subió mi azúcar, que a mí me duele mi pie, que a mí mi cabeza… ‘por qué tomaste tu coca cero’... ¡seguramente hiciste más ejercicio y se te pasó!... Ayer por ejemplo estuve feliz... cuando llegué le digo a mi hija: ¡vino la doctora, una muchacha que estaba a gusto con nosotros!” (entrevista individual/mujer/Yucatán) “… [en el GAM] Me distraigo en que estoy chismeando con mis amigas y todo pos, cuando yo me vaya me siento bien… Es muy bonito venir al relajo, olvidas tus problemas… Cuando llegues en tu casa ‘tas contenta… Aunque adolorida pero contenta… primero por obligación, luego por distracción… Yo ni lo pongo en mi cabeza si tengo diabetes… tu enfermedad lo tienes que aceptar, sino aceptas que eres diabética… rápido te vas a la depresión” (grupo focal 3) |
n: 42
GAM: Grupos de Ayuda Mutua
Fuente: Elaboración propia a partir de las entrevistas individuales y grupos focales
Discusión
Los principales hallazgos empíricos de este estudio indican que a partir del padecimiento de enfermedades crónicas como la diabetes, quienes la padecen requieren de soporte emocional para favorecer el apego al tratamiento y mejorar los comportamientos saludables, sin importar el origen étnico.23 Pese a ello, las estadísticas del análisis de los últimos 10 años muestran un número reducido de profesionales de la salud mental disponibles para atender casos en los servicios públicos de salud (cuadro I); no obstante, el incremento de casos totales de diabetes y del número de consultas de salud mental (de las que se desconoce el motivo de consulta) en Quintana Roo y Yucatán es un dato que llama la atención.
Los grupos terapéuticos han sido utilizados en otros países con población indígena para fomentar el apego al tratamiento de diabetes.11,24 En México, este trabajo todavía es incipiente y existen diversos problemas sociales, como la violencia social, que contribuyen a generar un ambiente cotidiano de ansiedad, depresión y trauma, y se suman al malestar emocional de quienes padecen una enfermedad crónica.9 Kirmayer señala que estas circunstancias reducen las capacidades de bienestar y desarrollo humano y complejizan los dispositivos institucionales de atención psicológica/emocional.25 Lo anterior representa un doble reto para las instituciones de salud.
Los datos aquí presentados muestran la necesidad de ampliar el panorama sobre lo que tradicionalmente se ha percibido como la atención a la salud mental (vinculada a desórdenes psiquiátricos o abuso de sustancias como alcohol y drogas), y abrirlo hacia las circunstancias cotidianas que en el contexto actual son generadoras de malestares emocionales.26 En este sentido, la eficacia terapéutica del trabajo grupal radicó en la identificación con sus pares al compartir emociones, sentimientos, condiciones sociales, económicas y culturales en torno a las creencias sobre la enfermedad y su tratamiento; así como el sentido de identidad dado por el uso del mismo idioma, hablado y simbólico.
Durante el desarrollo de esta investigación, los GAM ya constituían un espacio de socialización y de catarsis donde las personas que padecen diabetes podían no sólo recibir información de educación en salud, sino también compartir sus emociones. Sin embargo, si bien un espacio de socialización con pares es benéfico,27,28 el personal de salud a cargo de los grupos no contaba con entrenamiento en salud mental que posibilitara manejar adecuadamente vivencias y emociones compartidas por las personas y que permitiera la sinergia adecuada. En este sentido, la eficacia terapéutica de los GAM fue limitada: si bien abría un espacio donde expresarse, su función se centraba en ofrecer información sobre la enfermedad y hacer recomendaciones de cuidados, ya que el personal que los conducía no tenía el tiempo ni la competencia necesaria para trabajar aspectos emocionales y culturales que pudieran afectar el manejo y la vivencia de la enfermedad, aspectos que a su vez podrían influir en la adherencia terapéutica. A lo que más aspiraban las personas que acudían al GAM era recibir recomendaciones generales, basadas más en estándares internacionales5 que en condiciones sociales y culturales específicas de integrantes del grupo.8,29
Sin embargo, una diferencia importante la constituyó el hecho de la composición de los GAM, su antigüedad, continuidad en la conducción, funciones y seguimiento a resultados con respecto a mejoras en cambios de comportamiento y adopción de conductas más saludables. En este sentido, uno de los principales aportes de este estudio es la reflexión sobre los retos que este trabajo grupal terapéutico implica en contextos de diversidad cultural, así como su vigencia en el contexto actual.
Conclusiones
La investigación en salud mental entre población indígena es escasa, y es un reflejo de la inequidad en salud que hoy en día continúa desfavoreciendo a esta población. Respondiendo a la pregunta central de este artículo, los GAM sí pueden profesionalizarse en este tema, para ello es necesario capacitar al personal de salud que los maneja; convirtiendo los grupos incipientes en grupos consolidados, transformando las pláticas en verdaderas sesiones educativas, de catarsis, contención emocional y canalización hacia otros apoyos de profesionales de salud mental. Sin embargo, ni en el pasado ni actualmente, los GAM en condiciones de precariedad social y económica garantizan calidad ni posibilitan el automanejo debido a la heterogeneidad con la que funcionan. Pese a ello, deben rescatarse porque son espacios de escucha y fomento de vínculos comunitarios, lo que constituye un aporte que con frecuencia queda invisibilizado.