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Papeles de población
versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425
Pap. poblac vol.19 no.78 Toluca Out./Dez. 2013
Un ejercicio de tipificación de la relación trabajo y familia
A classification exercise of the relationship between work and family
Patricia Román-Reyes
Universidad Autónoma del Estado de México.
Artículo recibido el 7 de septiembre de 2012.
Aprobado el 15 de mayo de 2013.
Resumen
La investigación desarrollada tiene tres puntos de partida. Uno relacionado con el funcionamiento y las formas de organización que adquieren las unidades económicas denominadas microne-gocios; otro vinculado con la estructura y dinámica familiar y finalmente, un tercero que busca recuperar el nexo entre los anteriores ámbitos, el laboral y el familiar. Partiendo de la vinculación entre dos unidades, la doméstica y la económica, una pregunta central es ¿por qué es importante la participación familiar en las distintas formas de producir de los pequeños establecimientos en la dinámica del mercado de trabajo? Para discutir esta pregunta se analizan dos tipos ideales de vinculación familia/trabajo a partir de una serie de entrevistas realizadas en micronegocios familiares en la Ciudad de México.
Palabras clave: Micronegocios, familia, participación laboral.
Abstract
The developed investigation has three points to begin with. One related to the operation and the forms of organization that acquire the economic units denominated microbusinesses; another tie with the structure and familiar dynamics; and finally, third that it looks for to recover the relation between the previous scopes; labor and the relative. Starting off of the entailment between two units; domestic and the economic one, a central question is so that the familiar participation in the different forms is important to produce of the small establishments in the dynamics of the work market? In order to discuss this question two ideal types of entailment are analyzed family/work from a series of interviews made in familiar micro businesses in Mexico City.
Key words: Micro businesses, family, labor participation.
Introducción
En este trabajo se propone analizar la actividad laboral de los integrantes de diversos núcleos familiares en pequeños establecimientos en la Ciudad de México y las repercusiones que su trabajo tiene sobre la vida familiar, así como el impacto de la dinámica familiar en las actividades económicas.
Desde este punto de partida el documento busca aportar elementos que permitan dar respuestas a la siguiente inquietud: ¿La participación laboral de los miembros de la familia en el pequeño establecimiento y las relaciones que entre ellos se establecen, constituyen una forma de producción que permite asegurar la reproducción, tanto de la unidad económica como del consumo y el abastecimiento de la unidad familiar?
El planteamiento de esta pregunta implica un esfuerzo por vincular, tanto teórica como empíricamente, el lugar de la producción con el de la reproducción, mediante el acercamiento al conocimiento de la vida cotidiana de los individuos y sus patrones de comportamiento y pensamiento, para lo cual la pregunta central se diversifica en múltiples inquietudes. ¿Cuál es el papel de la familia en hacer viables o no los pequeños establecimientos? ¿Son más "exitosos" los micronegocios familiares que cuentan con un mayor número de integrantes de la familia trabajando en ellos? ¿Es posible recuperar la perspectiva de cada individuo de su papel como miembro de una familia y trabajador de un negocio? ¿Qué tanto se alejan estas perspectivas? ¿Qué tan vulnerables son estas unidades? ¿Cómo están concibiendo el riesgo?
Reflexionar sobre estas preguntas y sus posibles respuestas entrelaza este estudio con dos perspectivas analíticas. Por un lado, con posturas de discusión teórica sobre la situación del mercado de trabajo y por otra parte con enfoques relativos al vínculo entre el trabajo y la familia.
Con estos elementos en discusión, las hipótesis orientadoras de la investigación proponen:
• Las unidades domésticas y las unidades económicas a pequeña escala son dos instituciones tanto más vinculadas entre sí, cuanto más abierta esté la posibilidad de ser una respuesta al problema del empleo y del ingreso de las familias.
• Las relaciones sociales al interior de la unidad doméstica, la división sexual del trabajo y las jerarquías impactan en las formas de funcionamiento y organización de ambas entidades.
Los micronegocios se han constituido en una realidad persistente y ascendente en el mercado laboral mexicano. No sólo su creciente importancia numérica obliga a dirigir la atención a este nicho. Su composición primordialmente familiar, su extendida presencia en la Ciudad de México y las significativas diferencias en sus características de funcionamiento, argumentan su selección para el análisis.
La principal preocupación que liga estos temas, es el ánimo de generar un enfoque integral en el que se realice un análisis simultáneo del trabajo y la familia en su dinámica, características y funcionamiento en los micronegocios mexicanos. Así, la investigación pretende explorar la situación laboral concreta que afecta a un sector de los pequeños establecimientos y sus trabajadores en México.
La estrategia metodológica utilizada contempló el desarrollo cualitativo mediante la realización de una serie de entrevistas en profundidad en micronegocios familiares en el rubro de la comida y los talleres mecánicos en la Ciudad de México.
La tipología como herramienta de análisis de la información. Cómo se entienden los tipos ideales desde la propuesta de Max Weber
La tipología como herramienta de análisis pretende dar cuenta tanto de las diferencias como de las semejanzas de la articulación del trabajo con la familia en micronegocios. Como instrumento analítico, la tipología representa una manera de sintetizar los elementos esenciales que conforman perfiles diferentes.
De este modo se construye una caracterización que pretende identificar algunas de las principales características que permitieron reconocer una importante diversidad dentro del universo de establecimientos familiares considerados.
Esta construcción de tipologías se relaciona con el planteamiento de Weber de los tipos ideales. Weber (Páez Díaz de León, 2002) sitúa el dominio de las acciones sociales dentro del campo de los objetos culturales, es decir, como algo por comprender en su "sentido" y que se hace accesible según valoraciones teóricas. De este modo, considera el sentido como algo fáctico y plantea que la construcción de sentido desde el sujeto se realiza con base en los "tipos ideales", que servirán para adentrarse en el estudio de los fenómenos sociales.
De esta manera, propone la creación de los tipos ideales como un medio para facilitar la comprensión del sentido que los agentes sociales otorgan a su propia conducta. Así, tomando como punto de partida situaciones concretas de la vida cotidiana, elabora tipos ideales como generalizaciones que no existen en la realidad objetiva.
El tipo ideal es una especie de "caso extremo", de super relevancia relativa a un determinado horizonte de interés, que sirve de definición y de término de comparación para evaluar distintas formas y en distintos contextos. Al poner el acento en uno o varios puntos de vista y a través de la unión de varios fenómenos individuales, con el objetivo de obtener un cuadro homogéneo de ideas, es que se obtiene el tipo ideal (Weber, 1996).
El tipo ideal es una "construcción" teórica, pero realizada mediante un uso ilustrativo de lo empírico. Construir esos "tipos" generales es una de las tareas básicas de la ciencia sociológica para posibilitar así asignarlos a eventos individuales o emplearlos en el análisis causal. Es decir, el tipo ideal construido por el científico es considerado como mera ayuda analítica que sirve para entender mejor las intenciones subyacentes a un fenómeno. Así se transciende la realidad, pero se adquiere una pauta que sirve para catalogar fenómenos reales como desviaciones, formas mixtas o deformaciones de conceptos ideales (Weber, 1996).
Tal tipificación permite además llegar al mismo grado de abstracción supraindividual que tienen las ciencias de la naturaleza. Con ello, Weber cree haber dado el paso decisivo a una verdadera ciencia de lo social, más allá de la comprensión hermenéutica de lo singular. El tipo ideal es concebido por Weber de acuerdo con su idea de lo racional.
Para la investigación, la utilidad del tipo ideal está en que permite relacionar la proximidad o distancia entre la realidad por observar y la imagen ideal construida; es decir, permite la comparación de una situación ideal con la propia realidad. De este modo es posible construir una pauta de interpretación que hace posible la comprensión del significado que tienen las acciones para los individuos, así como de sus razones, motivos e intereses para actuar (Weber, 1996) de tal forma que la tipología se construye más como una medida de orden que como un instrumento de diferenciación de atributos, funcionado como un criterio de comparación en función de una cualidad en relación con el tipo ideal (Weber, 1996).
La construcción de tipologías es una herramienta de fundamental importancia, ya que representa una manera de sintetizar y extraer los elementos esenciales que conforman diversas características y diferentes perfiles de la población estudiada (Blanco, 2001: 470). En este caso se trata de comprender el sentido atribuido a trabajar con la familia, intentando identificar si existen diferencias en la forma en que se integra a los miembros de la familia a la actividad laboral en un negocio familiar.
Se ha considerado que el vínculo o interdependencia entre estas dos instituciones dependerá tanto de las características de la unidad doméstica como del entorno económico en que se ubican los micronegocios y la historia específica que vive cada unidad, elementos todos que influyen en la determinación de la propiedad de la unidad económica, en la organización del trabajo y en la división sexual del mismo.
Para llegar a reconocer estas situaciones vale la pena recordar que se establecieron algunos supuestos básicos, como que existe una interdependencia entre la unidad familiar y la unidad laboral, que es mayor mientras más grande sea el número de miembros de las familias integradas laboralmente al establecimiento; que las unidades domésticas y las unidades económicas a pequeña escala son dos instituciones tanto más vinculadas entre sí, cuanto más abierta esté la posibilidad de ser una respuesta al problema del empleo y del ingreso de las familias y que las relaciones sociales al interior de la unidad doméstica, la división sexual del trabajo y las jerarquías, impactan en las formas de funcionamiento y organización de ambas entidades.
En función de estos supuestos se propone la construcción de dos tipos ideales de vinculación del trabajo con la familia en micronegocios: establecimientos que vinculan lo familiar con lo laboral (tipo uno: integración de la familia al negocio) y establecimientos que no articulan lo familiar con lo laboral (tipo dos: desplazamiento de la familia del negocio).
Este análisis busca identificar elementos que permitan comprender el significado atribuido a la familia en la experiencia laboral en pequeños establecimientos, lo que involucra la percepción del valor de la familia, las relaciones entre sus integrantes, sus conflictos e intereses, hasta su forma de organización para llevar a cabo el trabajo.
En este punto es importante señalar que se trata de una generalización teórica mediante la abstracción conceptual y analítica y no empírica, surgida de la información recabada durante el trabajo de campo. Para obtener esta generalización teórica es importante definir los atributos necesarios para la construcción de los tipos ideales de vinculación del trabajo con la familia, tomando en cuenta los objetivos propuestos en la investigación, así como los ejes y dimensiones teóricos de análisis.
De tal forma, para la caracterización de estos tipos ideales se considera conveniente desarrollar brevemente un recuento de la forma en que el trabajo y la familia están presentes en la investigación sociodemográfica.
Ubicación de los tipos ideales de vinculación del trabajo y la familia en la discusión sociodemográfica
Siguiendo a Goldani (2001) se puede pensar que la familia y el trabajo constituyen dos ejes organizadores de la vida cotidiana, dos mundos que ya no se encuentran separados planteando una dicotomía entre los espacios públicos y privados, sino que se comprenden en el contexto de las interacciones sociales, económicas y políticas.
Las transformaciones en estas dimensiones implican una multiplicidad de arreglos familiares, la redefinición del papel del Estado, el surgimiento de nuevos procesos de reforma y de un incremento de la vulnerabilidad, situación que comienza a reflejarse en la generación de procesos de exclusión.
Los cambios socioeconómicos y socioestructurales acontecidos en los años ochenta a velocidades impresionantes, modificaron drásticamente el escenario de la cotidianidad y las formas conocidas para la organización familiar. Los mecanismos habituales eran insuficientes, los esquemas de referencia en el pensamiento social se tornaron ineficaces ante las situaciones inéditas generadas por una crisis económica y se impuso la necesidad de buscar opciones para enfrentar las nuevas situaciones. Se trata de las denominadas estrategias de enfrentamiento a la crisis en la cotidianidad (Goldani, 2001).
Al respecto García et al. (1982) señalan que los hogares en tanto relaciones sociales que operan sobre la demanda de bienes y servicios, la reproducción de la fuerza de trabajo y las relaciones de la vida cotidiana, no quedan al margen de los procesos de reestructuración económica ni de las crisis recesivas que sufre la economía. De hecho, se puede pensar que los efectos del contexto macroeconómico sobre el ámbito familiar han generado como respuesta un componente importante del cambio social de los últimos años.
Se sabe que las variaciones en los ingresos reales y en las oportunidades de empleo obligan a los grupos domésticos a reforzar su función de agentes económicos directos, como unidades especializadas de producción y administración de fuerza de trabajo y de consumos.
De algún modo es claro que la familia se encuentra en estrecha articulación con el mundo del trabajo. Sin embargo esa articulación asume diversas particularidades en función de las propias características del grupo familiar. Para adentrarse en este aspecto es de utilidad comenzar por reconocer cómo se ha entendido y se entiende el concepto de unidad doméstica, como referente y en ocasiones como objeto de estudio, para luego continuar con la delimitación del espacio del trabajo al interior de estas unidades y finalizar con las distintas estrategias o mecanismos que permiten vincular el trabajo con la familia.
Historia del concepto de unidad doméstica
La discusión de la delimitación del concepto de unidad doméstica tiene sus raíces en el concepto de familia. Goody (1958) habla de las unidades domésticas como grupos multifuncionales que comprenden las siguientes actividades: reproducción, producción, distribución y preparación de comidas y su distribución.
Fortes (1958) señala que la unidad doméstica es esencialmente una unidad organizada para proveer los recursos materiales necesarios para mantener y criar a sus miembros. Es por eso que el concepto de unidad doméstica está centrado en todas las actividades ligadas al mantenimiento y a la reproducción social. En este sentido, la unidad doméstica es una organización estructurada a partir de redes de relaciones sociales establecidas entre individuos unidos o no por lazos de parentesco, que comparten una residencia y una organización común de la reproducción cotidiana.
La familia es una institución socialmente establecida que se constituye a partir de relaciones de parentesco, normadas por pautas y prácticas. La institución familiar como espacio de interacción rebasa la unidad residencial, pero como ámbito privilegiado de reproducción biológica y socialización, puede implicar la corresidencia.
Las relaciones de género y entre generaciones (que se encuentran en el seno de las unidades domésticas y familiares) involucran aspectos materiales, afectivos y simbólicos, al tiempo que generan conflictos y solidaridades.
El concepto de familia tiene un sustrato ligado a la sexualidad y la procreación, constituyéndose en la organización social que regula, canaliza y confiere significados sociales y culturales a estas dos realidades. Además, la familia está incluida en una red más amplia de relaciones de parentesco (obligaciones y derechos) guiadas por reglas y pautas sociales establecidas. En cambio, en las que definen las unidades domésticas, se combinan las capacidades de sus miembros y recursos para llevar a cabo tareas de reproducción y distribución. Por lo tanto, la familia constituye la base de reclutamiento de las unidades domésticas; sin embargo, el grado de coincidencia entre familia y unidad doméstica varía notoriamente en diferentes culturas y sociedades.
Otro nivel de análisis para entender con mayor profundidad el concepto de unidad doméstica es la red doméstica, una red extensa de parentesco o no, donde las relaciones recíprocas están dadas por el desarrollo de las actividades cotidianas por las cuales se implementan estrategias de reproducción que ayudan a su mantenimiento.
Para llevar adelante las tareas ligadas al mantenimiento de sus miembros, toda unidad doméstica requiere tener acceso a recursos y como en toda organización, dadas las condiciones estructurales, la adquisición de éstos es problemática, por lo que se deben desarrollar mecanismos para la obtención, para la recreación y para la administración.
Siguiendo a García et al. (1982) el hogar o unidad doméstica es el ámbito donde se organiza en parte la vida cotidiana de los individuos y por lo tanto constituye una instancia mediadora con dinámica y efectos propios, que redefine la exigencias de mano de obra que impone la demanda del mercado de trabajo. Es decir, constituye una instancia que filtra la demanda y regula la oferta de fuerza de trabajo en el mercado. En este sentido y buscando avanzar en la construcción de los tipos ideales de articulación del trabajo y la familia, el siguiente paso es discutir las formas de trabajo que se dan al interior de la unidad doméstica, ya definida y acotada para los fines de esta investigación.
El trabajo al interior de la unidad doméstica
En el caso de la participación económica, los límites y posibilidades de acción de los individuos están dados por la estructura del empleo que se gesta en un nivel macro social. Pero no es un impacto mecánico el que se realiza, sino que esta relación se encuentra mediada por el hecho de que la oferta de mano de obra está constituida por individuos que pertenecen a hogares y que mantienen distintos tipos de relaciones entre ellos.
De acuerdo con García et al. (1982) la pertenencia a una misma unidad doméstica implica una serie de características comunes a los individuos, entre las que destacan:
• Compartir una experiencia de vida en común.
• Contar con múltiples estímulos y obstáculos a la acción individual.
• Compartir un presupuesto común.
• Utilizar en forma desigual una infraestructura común para la satisfacción de las necesidades materiales.
• Compartir los beneficios o desventajas derivados de las condiciones económicas de los demás miembros.
• Que del jefe de hogar pueda depender la satisfacción de las necesidades básicas de la familia.
No obstante estas características de pertenencia, en la unidad doméstica los aspectos demográficos y económicos se encuentran interrelacionados, aunque mantienen su autonomía uno del otro.
No cabe duda que el espacio de la familia, de la unidad doméstica y del trabajo (relación desarrollada e investigada por García et al. (1982) y otros autores) constituyen alternativas de vinculación entre los niveles micro y macro social.
Los distintos mecanismos que la familia adopta para lograr la sobrevivencia
Hasta fines de los años setenta se concebía un modo relativamente homogéneo de enfrentar y asumir la solución diaria de los problemas señalados como parte de la economía doméstica. El vínculo laboral con el sector estatal de la economía y el salario como fuente de ingresos principal y casi única, se constituyeron como la estrategia de la inmensa mayoría de los individuos, por su correspondiente expresión solucionadora en la práctica cotidiana concreta.1
Las llamadas "estrategias de supervivencia" se refieren a "...la amplia gama de respuestas de los hogares que se expresan en los ingresos familiares como resultante de la interacción con ámbitos ajenos al control y capacidad de decisión de sus miembros" (Rubalcava, 2001: 710).
Realizar un análisis de las estrategias y respuestas adoptadas por las familias supone realizar también un anclaje teórico sustentado en la relación de los hogares y los individuos que los conforman, insertos en la dinámica de la relación entre las necesidades de los hogares y los medios disponibles para lograr su satisfacción.
Las estrategias para enfrentar la crisis han sido muy variadas e involucran a las personas, las familias y la sociedad. La propia desestructuración de la cotidianidad demanda acciones y emergen nuevas formas de organización de la vida que son reconfiguradas en el pensamiento cotidiano como expresión de las dinámicas de cambio.
La adopción de una determinada estrategia que permita la supervivencia del hogar está condicionada en mucho por las características sociode-mográficas de la unidad doméstica. Así, las familias más jóvenes pudieron recurrir al trabajo de sus miembros en mayor medida por la disponibilidad de fuerza de trabajo, mientras que los hogares más maduros mostraron una preferencia por la explotación de negocios propios de carácter familiar. La respuesta de las familias ante situaciones de crisis extremas fue mantener los ingreso en niveles de estabilidad (Rubalcava y Salles, 2001).
En ese sentido es importante reconocer que sobre el espacio de la familia y sobre las relaciones que en su interior se estructuran han influido e influyen continuamente cambios sociales de muy diversa índole que hacen posible la generación de nuevas modalidades de organización del espacio familiar (López et al, 2001).
Al respecto, se sabe que las variaciones en los ingresos reales y en las oportunidades de empleo obligan a los grupos domésticos a reforzar su función de agentes económicos directos, en cuanto unidades especializadas de producción y administración de fuerza de trabajo y de consumos2 (Cortés y Rubalcava, 1995). Algunos de los principales indicadores de este proceso han sido:
• El aumento de la tasa de actividad de trabajadores considerados "secundarios" (mujeres e hijos principalmente).
• La proliferación de negocios de carácter familiar (con utilización de mano de obra familiar).
En la medida en que el eje central del análisis lo constituyen los hogares, es importante detenerse en el estudio de las características que permiten la generación y reproducción de diferentes estrategias para la obtención de ingresos.
En una proporción significativa el recurso principal para obtener ingresos monetarios lo constituye la fuerza de trabajo de las personas, quienes son las encargadas de generar el ingreso familiar. Al respecto García y Pacheco (2000) señalan que la gran mayoría de los individuos que conforman la sociedad mexicana organiza su manutención cotidiana y generacional de manera conjunta en sus hogares.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que no todo trabajo genera ingresos, ni todo ingreso proviene del trabajo, ya que cuando no resulta fácil incorporarse al mercado laboral o cuando los ingresos provenientes del trabajo son precarios, comienzan a cobrar importancia opciones para obtener ingresos no relacionadas con lo laboral, que no son las mismas para todos los hogares (Rubalcava y Salles, 2001).
Las diferencias entre las formas de proveerse de un ingreso consideradas por los hogares, varían en función de una serie de características entre las que no se pueden dejar de lado la composición interna del hogar y su organización doméstica (quiénes y cómo se encargan de las tareas que permiten la reproducción de la unidad dentro y fuera del hogar), ya que son factores que ayudan a entender tanto los cambios en la distribución del ingreso de los hogares como la desigualdad (Rubalcava y Salles, 2001).
Los hogares que tienen integrantes en edades activas pueden encontrar una mayor y mejor diversidad de opciones laborales compatibles para atender sus necesidades. Asimismo, el contexto económico, social y cultural en el que se insertan los hogares condiciona las oportunidades para la generación de ingresos y las posibilidades que tienen las familias de aprovechar esas oportunidades (Rubalcava y Salles, 2001).
López et al. (2001) por una parte y Rubalcava y Salles (2001) por otro lado, plantean que existen distintos tipos de unidades domésticas, a las que denominan:
• La unidad doméstica obrera: En esta unidad las relaciones de producción se establecen en el mercado y se caracteriza por estar integrada por una familia nuclear, en la que existe la separación entre casa y trabajo. Aquí se entiende que la familia constituye una instancia clave para la manutención y reposición de la fuerza de trabajo. Sin embargo, los procesos de producción y reproducción tienen espacios delimitados y definidos para cada uno.
• La empresa familiar: Este tipo de unidad está basado en el trabajo de los miembros. En ella, las tareas domésticas y de reproducción son claramente indiferenciadas. Los procesos que ocurren en el interior del hogar se encuentran fuertemente vinculados con la organización tanto de la vida familiar en distintos ámbitos, como del trabajo de sus integrantes:
• Las empresas artesanales de tipo industrial.
• Las industrias capitalistas a domicilio.
• Los talleres industriales o manufactureros.
Una vez presentado el contexto de discusión de las formas en que la unidad familiar y el trabajo se relacionan y las distintas características que este vínculo adquiere, se considera que se tienen ya los elementos para caracterizar los dos tipos ideales de vinculación de la familia con el trabajo. Esta caracterización se presenta enseguida.
Breve presentación de las unidades familiares/laborales entrevistadas
Fueron entrevistados 22 propietarios y propietarias de pequeños establecimientos en la Ciudad de México; once pertenecientes al rubro de restaurantes o negocios de comida y los once restantes ubicados en el giro de los talleres mecánicos. El escenario de la Ciudad de México hizo posible estudiar varios aspectos de la dinámica del mercado de trabajo en un contexto concreto de desarrollo de gran parte de los problemas que aquejan a los micronegocios.
Para llegar a la realización de cada una de las entrevistas, fue necesario un proceso de contacto y conocimiento de los potenciales sujetos de estudio de la investigación. El contacto se logró a través de personas conocidas de los propietarios e incluso mediante los propios dueños de negocios, utilizando el método de bola de nieve, para poder moverse de un contacto a otro a través de una red de informantes. De muchas de las entrevistas se obtuvieron nuevos contactos que, por un lado permitieron el desarrollo de nuevas entrevistas y por otra parte hicieron posible la detección de redes locales de funcionamiento de los establecimientos y de las familias en cada una de las delegaciones en las que se ha trabajado.
Importa destacar que este procedimiento de búsqueda de los entrevistados fue necesario para asegurar que los negocios cumplieran con los requisitos establecidos dentro de las líneas propuestas en la investigación. De esta manera, antes de la entrevista propiamente dicha, con cada uno de los grupos se mantuvo un contacto previo (una "primera entrevista") en el cual se extrajeron los datos que permitían saber si ese negocio "calificaba" para ser entrevistado.
Los criterios para la selección de los pequeños establecimientos por entrevistar fueron los siguientes:
1. Que estuvieran ubicados en el rubro de la alimentación (cocinas-comercio) y en el de las reparaciones (talleres mecánicos-servicios).
2. Que los establecimientos tuvieran menos de diez trabajadores, de los cuales por lo menos uno tuviera parentesco con el propietario del negocio.
3. Que compartieran algún lugar de actividad con las propias ocupaciones de la familia del propietario (negocio ubicado en la casa del dueño).3 Las características de las formas de compartir los lugares para el desarrollo de las actividades de la familia y las tareas del negocio, se pueden observar en el Cuadro 2.
Las personas de los establecimientos que cumplieron con estos requisitos fueron entrevistadas en reuniones en las que se pretendió que estuviera presente quien era considerado propietario del negocio y alguno de los trabajadores familiares del mismo. En todas las entrevistas se contó con esta relación de asistentes entrevistados. Las entrevistas tuvieron una duración promedio de dos horas y fueron grabadas en cintas que luego fueron transcritas para el análisis de la información.
En tres de los establecimientos de cocina y en cinco de los talleres mecánicos las entrevistas se realizaron con el propietario, mientras que en los demás negocios, además del propietario, se pudo entrevistar a otro familiar que participa en la actividad laboral del establecimiento. Estos otros familiares eran el cónyuge o hijos (as) de la persona declarada dueña del negocio (ver Cuadro 1).
En todos los establecimientos se indica la presencia de trabajadores familiares, desde dos hasta ocho personas. Prácticamente en ninguno de los negocios relacionados con la elaboración de comida desarrollan actividades laborales trabajadores no familiares. La gran mayoría de las personas que se declaran o son declaradas como propietarios de los establecimientos son hombres que en general trabajan junto a su cónyuge o a sus hijos (Cuadro 1).
A partir de esta información, en una primera aproximación con la finalidad de realizar una breve descripción y caracterización de los establecimientos, se pueden agrupar las unidades entrevistadas en distintos subgrupos (Cuadro 2).
• Sólo trabajadores familiares y con un mismo lugar para la familia y el negocio. Estos establecimientos son aquellos que cuentan únicamente con trabajadores que tienen algún tipo de parentesco con el propietario y los cuales desarrollan toda su actividad laboral en la casa, sin que exista un ámbito propio y definido dentro de la vivienda para estas actividades. Es decir, en estos negocios las tareas del hogar y las del establecimiento no sólo parecen hacerse de manera simultánea, sino que también se entremezclan y se confunden.
• Sólo trabajadores familiares y con un lugar diferenciado para la familia y el negocio. En este tipo de negocios también participan únicamente trabajadores con algún nivel de parentesco con el propietario, pero la actividad laboral se desarrolla en un espacio de la casa en el que no habita la familia y que ha sido acondicionado para tales fines, o bien los negocios llevan a cabo una parte de la actividad laboral en la casa (en un espacio específicamente acondicionado de la casa) y otra parte fuera de la misma.
• Trabajadores familiares y no familiares con un mismo lugar para la familia y el negocio. En este grupo los negocios cuentan con trabajadores tanto con parentesco con el propietario como sin parentesco con éste y desarrollan toda su actividad laboral en la casa, sin que exista un ámbito propio y definido dentro de la vivienda para las actividades de las dos unidades.
• Trabajadores familiares y no familiares con un lugar diferenciado para la familia y el negocio.
• Trabajadores con y sin parentesco con el propietario. La actividad laboral se desarrolla en un espacio de la casa en el que no habita la familia y que ha sido acondicionado para tales fines, o bien los negocios llevan a cabo una parte de la actividad en la casa (en un espacio específicamente acondicionado) y otra parte fuera de la misma.
A partir de esta información se construyeron y analizaron los tipos ideales de vinculación del trabajo con la familia, como se presenta a continuación.
Construcción y caracterización de los tipos ideales de vinculación del trabajo con la familia
Para realizar esta caracterización resulta de utilidad definir algunas dimensiones o atributos del trabajo familiar en micronegocios, que permita identificar los dos tipos ideales extremos que se presentan. Estos atributos surgen por un lado de los propios objetivos de la investigación y por otra parte, del análisis de la presencia de la familia en el ámbito del trabajo presentado anteriormente.
Se proponen entonces las siguientes dimensiones:
1. La importancia de la familia y su articulación con el trabajo en el micronegocio.
2. El papel de los propietarios hombres y de las propietarias mujeres y los distintos significados de ser dueños de sus propios negocios.
3. Las percepciones y expectativas respecto del trabajo y los resultados obtenidos con el establecimiento
Vale la pena recordar que los dos tipos ideales de vinculación de la familia con el negocio constituyen una medida de orden a partir de la cual los casos empíricos se podrán organizar de acuerdo con qué tan cerca o lejos se ubican en relación con estos tipos.
Para caracterizar los tipos ideales de vinculación de la familia con el trabajo en micronegocios, es necesario subrayar los aspectos de cada una de estas dimensiones propuestas. Esta caracterización en función de los atributos mencionados se presenta a continuación.
El tipo ideal uno: integración de la familia al negocio
Para comenzar la caracterización del tipo de integración de la familia al negocio, se consideran en primera instancia cuáles son los elementos que argumentan la importancia de la familia y su articulación con el trabajo en el micronegocio.
Se puede pensar que los establecimientos que se ubiquen en este tipo serán unidades que no distinguen familia y trabajo como espacios separados, autónomos e independientes uno del otro y que por lo tanto se encontrarán centrados en la unidad doméstica como un componente que organiza el funcionamiento no sólo del hogar, sino también del negocio. La estrecha articulación de la familia con el trabajo, en este tipo, se puede llegar a reflejar en la importancia que adquieren los distintos integrantes de la familia para el mantenimiento y el funcionamiento cotidiano del pequeño establecimiento. Así "los modos de gestión de la mano de obra, en los establecimientos, están fuertemente basados en las características individuales y familiares de los trabajadores" (Barrere-Maurisson, 1999).
Tal como se discutió en la revisión bibliográfica presentada anteriormente, es claro que la familia se encuentra en estrecha articulación con el trabajo en este tipo de integración. Esta estrecha articulación de la producción y la reproducción es tal que "la familia no es ni siquiera consecuencia del trabajo, sino que deviene su condición necesaria. La imbricación es a veces tan fuerte, que los registros del trabajo y de la familia están mezclados" (Barrere-Maurisson, 1999). Se puede decir que la familia y este tipo de micronegocio constituyen un todo indisociable, en el cual la unidad de producción está ligada a la dinámica y al ritmo de la unidad doméstica.
Como fue señalado anteriormente, la participación de la familia en el trabajo dentro de los establecimientos asume diversas características en función de los propios rasgos del grupo familiar y al mismo tiempo hace que la unidad familiar adquiera una dinámica de funcionamiento particular. En este caso, para los negocios que integran el tipo uno, debido a la ya señalada estrecha relación familia/trabajo, la corresidencia de los miembros de la familia que participan en el negocio, es un factor importante por considerar. A esta situación se asocia que la familia ampliada y el hogar extenso sean característicos de este tipo de unidades.
Si se piensa que los miembros de la unidad doméstica que trabajan en el micronegocio presentan una amplia integración con la unidad productiva y que esta producción se basa en el trabajo familiar, entonces para este tipo de establecimientos, el micronegocio constituye una estrategia que permite el sostenimiento y la subsistencia de la unidad familiar.
Un rasgo asociado a este tipo de integración es que los ingresos familiares se extraen de la producción, sin que haya una "individualización entre sus miembros". La supervivencia de la unidad familiar se encuentra directamente ligada a su capacidad productiva.
En este tipo de integración "la división del trabajo no se da en función de una especialización de las tareas, sino que responde a una lógica familiar y al lugar que cada uno ocupe dentro de la familia" (Barrere-Maurisson, 1999). El colectivo de trabajo en este caso es la unidad doméstica. El tipo de integración está suponiendo que ante condiciones más precarias del mercado de trabajo, la familia actúa, responde integrando más miembros a las actividades laborales y amortiguando con esto los efectos de la crisis. Se está suponiendo entonces una "familia fuerte" con capacidad de responder a situaciones críticas.
Pensar en la integración de los demás miembros de la unidad doméstica en el trabajo del negocio, implica tener presente con especial atención el rol de los hijos y de los adultos mayores en el trabajo, en la toma de decisiones y en los mecanismos de poder en el negocio y en la familia.
Varios estudios han documentado que una serie de situaciones asociadas a las dificultades económicas crecientes en México han llevado a que esposas e hijos busquen integrarse cada vez más al mercado laboral. Este hecho, asociado a que en este tipo de articulación de la familia con el trabajo, la unidad doméstica es un eje central en el funcionamiento del negocio, ha llevado a caracterizar este tipo ideal uno como un espacio donde la familia es la que conforma el negocio, con una importante participación también de la pareja, lo que posibilita que los hijos e hijas (dada además la corresidencia de los miembros señalada anteriormente) participen en el trabajo familiar.
En este sentido este tipo ideal se acerca en sus características a la propuesta de García et al, al señalar que
las unidades domésticas dirigidas por trabajadores por cuenta propia registraron una elevada participación económica en el caso de las mujeres adultas e hijos varones. Es muy probable que en muchos de estos hogares se contara con pequeños establecimientos comerciales o de servicios atendidos por mano de obra familiar (1982).
El caso de los adultos mayores requiere también ser considerado desde al menos dos perspectivas. Por un lado, la corresidencia de tres generaciones (abuelos, hijos y nietos) en una misma unidad doméstica, asociada a que "el aumento de las probabilidades de sobrevivir hasta edades avanzadas (...) ha contribuido al incremento de ancianos en muchos países del mundo" (Young, 1978) es un elemento crucial en este tipo de integración, dada la importancia de la familia señalada anteriormente.
Por otra parte, los apoyos intergeneracionales que ocurren en esa corresidencia, en este tipo de integración van en dos sentidos: por un lado de padres a hijos y por otra parte de hijos a padres. La asistencia integenera-cional adquiere de esta forma las características de ser mutua e informal (basada en la reciprocidad) y constante en el tiempo.
La bibliografía que analiza el trabajo de las mujeres desde siempre ha enfatizado las diferencias que éste tiene en relación con el de los hombres. Es por esto que se considera necesario discutir el papel de los propietarios hombres y de las propietarias mujeres y los distintos significados de ser dueños de sus propios negocios en la construcción de los tipos ideales de articulación del trabajo con la familia.
Trabajar en un negocio en el espacio de la unidad doméstica, es un tipo de empleo que tradicionalmente han desarrollado las mujeres (el clásico ejemplo del trabajo a domicilio). De este modo la compatibilización entre el trabajo doméstico y el extradoméstico ha sido desde siempre una característica casi exclusivamente femenina, que está entre las razones más importantes para las mujeres propietarias que trabajan en micronegocios para desarrollar este tipo de actividades por cuenta propia.
De este modo las responsabilidades domésticas (el cuidado de la casa, la posibilidad de estar cerca de los hijos) son importantes para las mujeres en este tipo de actividades laborales. "Se trataría de un arreglo que permite a las mujeres adultas desempeñar el trabajo extradoméstico y atender de manera simultánea las tareas domésticas, por supuesto con la sobrecarga que esto implica" (García y Pacheco, 2000).
En el caso de los hombres, la lógica de compatibilizar lo doméstico y lo extradoméstico no está presente, sino que la asignación de los roles sociales de género, obliga a otro tipo de intereses para llevar a cabo actividades por cuenta propia, que fortalecen más el espacio de lo laboral (independencia, autonomía) que de lo familiar; "las prácticas culturales, entre otras cosas, son responsables de situaciones como la segregación en las ocupaciones masculinas y femeninas y de la brecha existente en materia social entre hombres y mujeres" (Stichter, 1998).
Evidentemente, situaciones estructurales del mercado laboral influyen tanto en los hombres como en las mujeres (aunque también de manera diferenciada) en el interés por el trabajo en micronegocios (pérdida de trabajo asalariado, imposibilidad de encontrar empleo). "En un contexto de deterioro económico y de polarización de las diferencias sociales, se registró en el país en los años ochenta un aumento del número de mujeres adultas y varones jóvenes que participaban en la actividad económica" (García y Pacheco, 2000).
No sólo los intereses en este tipo de actividades laborales diferencian a hombres de mujeres. También es importante destacar que la división del trabajo por sexos presente en las sociedades, determina lo que es considerado como tareas masculinas y femeninas, tanto para los trabajadores como para los jefes de pequeños establecimientos.
En ese sentido es que se puede pensar que la decisión sobre la forma en que se dividen, organizan y distribuyen las responsabilidades y los recursos será distinta en función del sexo del propietario. La dinámica de trabajo de los propietarios será entonces diferente a la que desarrollen las propietarias; los primeros haciendo prevalecer lo laboral y las segundas priorizando lo familiar.
Por otra parte y como ampliamente se ha explicado en la literatura relacionada con la jefatura femenina de los hogares, las mujeres demuestran una importante capacidad en el manejo y organización de los recursos de sus hogares (lo que bien podría también trasladarse a sus negocios cuando es el caso) que muchas veces determina que el factor redistributivo se acentúe en ellas en comparación con los hombres (CEPAL, 2004).
Para finalizar la construcción del tipo ideal de integración de la familia al trabajo del negocio, es importante tener en cuenta cuáles son las percepciones y expectativas respecto del trabajo y de los resultados obtenidos con el establecimiento.
En este tipo ideal los establecimientos son organizados por la unidad doméstica que cumple por lo tanto un doble rol dentro del proceso de producción y de consumo, así como al interior del grupo familiar y de la unidad productiva.
Esto hace que el micronegocio adopte una estrategia de reproducción supeditada y determinada por la estrategia de vida de la unidad doméstica (asociado a la utilización no sólo de espacios, sino también de materiales e insumos de la unidad doméstica) en la cual la planificación del trabajo, reflejada en la preocupación por el siguiente paso, es una constante en la organización del trabajo.
Sin embargo la incertidumbre y el riesgo, asociados al trabajo empresarial, no están presentes en la forma de "grados de inseguridad económica que acarrean caídas abruptas en los ingresos, o bien en la disminuida capacidad para resistir a los choques" (CEPAL, 2004).
El papel de la familia en este tipo de integración, influye tanto en las razones para dar inicio a la actividad (como se observara anteriormente) como en los elementos asociados a este tipo de actividad laboral, que tendrán que ver fundamentalmente con aspectos como la tradición, así como la posibilidad de compartir tiempos y espacios con la familia. Esto se debe a que la familia, en este tipo de integración, es un elemento central en la constitución del vínculo con el empleo, un medio en el cual la reproducción es muy fuerte y donde "se es realmente un heredero más a menudo que en otra parte" (Barrere-Maurisson, 1999).
El tipo ideal dos: desplazamiento de la familia del negocio
Al tener en cuenta la importancia de la familia y su articulación con el trabajo en el micronegocio para el tipo de desplazamiento, se puede hablar de la existencia de una menor intensidad respecto de la penetración de la familia en el funcionamiento del trabajo de los negocios, a pesar que pueden llegar a contar con un importante número de trabajadores familiares involucrados en el mismo.
Es indiscutible que la relación entre el trabajo y la familia también está presente en este tipo ideal, sin embargo "de manera muy acentuada, aparecen vínculos recíprocos de interdependencia, sobre todo en la constitución de las trayectorias profesionales de los individuos y el desarrollo de su vida familiar" (Barrere-Maurisson, 1999).
De este modo, la familia puede no constituir un aporte significativo al desarrollo del negocio, sino que es entendida como "un elemento más" del trabajo. Este aspecto se puede relacionar con el hecho que no todos los miembros de la unidad doméstica participan del trabajo familiar e incluso pueden llegar a desarrollar actividades laborales independientes del negocio familiar (en este sentido se habla de desplazamiento).
A esta situación se asocia que en este tipo de desplazamiento los negocios cuenten con condiciones de trabajo claramente especificados, como horarios, salarios, espacios para el desarrollo de las actividades (a lo que va a contribuir la separación de lugares para trabajar y para la familia). En este tipo de desplazamiento se puede hablar entonces de espacios, lugares y actividades que no tengan que ver con el trabajo y que involucren a los miembros de la unidad doméstica, ya que "la concepción de la vida extra laboral es diferente: todo lo extra laboral es en este caso asimilado a tiempo para hacer otras cosas con o para la familia" (Barrere-Maurisson, 1999).
Por otra parte y en relación con el desarrollo de trayectorias profesionales independientes de la unidad doméstica y por lo tanto del trabajo en el micronegocio, es importante señalar que en estos establecimientos no todos los ingresos pueden llegar a provenir del trabajo que ahí se desarrolla. En este sentido es que sus integrantes puede llevar a cabo estrategias que complementen el ingreso familiar, desarrollando actividades laborales independientes del negocio familiar. En este sentido "los ingresos son la contrapartida individual de la participación en una actividad laboral".
Es importante tener en cuenta que en el tipo de desplazamiento la plu-riactividad tiene una presencia relevante en las unidades domésticas. Esta pluriactividad, que implica que no todos en la unidad doméstica estén integrados al negocio familiar, contribuye a formar estructuras en las cuales la unidad doméstica se transforma en una combinación de individuos con trabajos distintos y con una relativa autonomía laboral.
En el tipo de desplazamiento el colectivo de trabajo no lo constituye la unidad doméstica en pleno.
En este tipo de desplazamiento el trabajo de los hijos presenta restricciones que tienen que ver con el hecho que se prioriza la capacitación para llevar a cabo la actividad laboral por encima del parentesco. Estas restricciones se entienden como "un conjunto de medidas, reglas, acuerdos, costumbres, que directa o indirectamente sirven para 'modelar' a la familia, para darle más una forma que otra; a tal puesto corresponde tal individuo de determinadas características" (Barrere-Maurisson, 1999).
De esta forma, la integración tanto de los hijos como de los adultos mayores al trabajo del negocio no se realiza indistintamente, sino que se considera en función de la capacidad de aportar al trabajo del establecimiento que los individuos tengan a partir de sus características sociodemográficas (edad, sexo, escolaridad, estado civil). Los aspectos que tienen que ver con las condiciones de vida de las unidades domésticas y las posibilidades para mejorar sus ingresos, van a depender tanto del contexto como de los rasgos sociodemográficos de los individuos.
En este tipo ideal el papel de los propietarios hombres y de las propietarias mujeres y los distintos significados de ser dueños de sus propios negocios asume características que es necesario analizar.
Por una parte, cuando el propietario es hombre y alguna mujer participa en el trabajo familiar, la propia separación entre los espacios productivos y reproductivos genera una clara división por género en estos establecimientos, que invisibiliza el trabajo de la mujer en el micronegocio. En este tipo de desplazamiento y para este caso de jefatura del hombre, no existe un reparto del trabajo en la unidad laboral (a cargo del hombre) ni tampoco una distribución del trabajo doméstico (a cargo de la mujer).
Sin embargo, cuando la mujer es la propietaria del establecimiento la situación es particular; "reivindican un derecho al empleo, acompañado de un derecho a disponer de tiempo para su uso personal (.) A esto debe agregársele otra reivindicación: la del derecho al reparto de las tareas dentro de la familia" (Barrere-Maurisson, 1999).
Finalmente, en la construcción del tipo de desplazamiento se consideran las percepciones y expectativas respecto del trabajo y los resultados obtenidos con el establecimiento.
Se puede decir que en este tipo realizan una planificación de actividades a mediano o largo plazo e integran el riesgo como un elemento que genera incertidumbre o inseguridad en estos negocios. Este aspecto se relaciona con el hecho de que el entorno económico es considerado relevante para las operaciones del micronegocio, no es únicamente la familia la entidad que tiene relación con su funcionamiento. En el tipo de desplazamiento la situación económica del contexto tiene impacto y se toma en cuenta como una variable que se analiza al momento de tomar decisiones.
El tipo integra establecimientos de corte "más típicamente capitalista": mayor inversión en maquinaria e instrumentos, planificación de actividades, establecimiento de condiciones y normas de trabajo, son elementos que los acercan a la producción capitalista y que los distinguen por dicoto-mizar la producción de la reproducción.
Algunos comentarios finales
A partir del análisis de las entrevistas bajo la óptica de los tipos ideales, fue posible recoger y establecer algunas premisas que se considera se pusieron de manifiesto en las distintas entrevistas y relatos que fueron reunidos.
En primer lugar, la importancia de la familia en la definición de las formas de funcionamiento y organización de los micronegocios; en segundo lugar, la incidencia de los contextos sociales, las decisiones individuales y familiares y las trayectorias laborales en la forma de articular trabajo y familia y en tercer lugar, el impacto de la forma de vincular la díada trabajo/familia en las maneras para relacionar el negocio con el mercado de trabajo.
La relación trabajo/familia se manifiesta de esta forma como un proceso, más que como una situación. Tiene un carácter dinámico, en el cual determinados eventos pautan puntos de inflexión y puntos de quiebre en las direcciones que esa relación adopta. Ello está directamente relacionado con el concepto de mediación planteado por García y Oliveira (1998) que alude a diferentes aspectos de la realidad social, las relaciones e instituciones sociales y la subjetividad de los actores, que funcionan como un filtro y que puede acentuar, conformar o matizar la relación entre los condicionantes estructurales y las acciones individuales o grupales.
La construcción de una tipología como herramienta de análisis, que devino finalmente en la generación de dos tipos ideales (de integración y de desplazamiento de la familia del negocio) hizo posible ordenar (hasta donde es posible "ordenar" un trabajo cualitativo) la multiplicidad de información que las entrevistas aportaron.
Fue necesaria una rigurosa y minuciosa lectura de las entrevistas una y otra vez, para lograr acoplar tantas percepciones, sentimientos, ideas, expresiones y reflejos de la realidad, en las tres construcciones teóricas que se definieron como ejes articuladores; la producción / reproducción, el riesgo y el poder.
El trabajo ahora es complejo y a la vez fascinante: sintetizar todas estas reflexiones para poder entender qué tienen en común y qué distancia hay de los micronegocios que fueron ubicados en uno y otro de los tipos ideales, intentar comprender cómo la familia se integra (¿realmente logra integrarse?) al trabajo del pequeño establecimiento y qué procesos acontecen en ese otro mecanismo de integración.
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1 Con respecto a esta situación vale la pena aclarar que las estrategias involucran otros elementos además de los ingresos familiares. Esta situación se analizará y desarrollará en la siguiente etapa del trabajo.
2 Este abordaje implica una aproximación no tan sociológica, sino desde el punto de vista de la teoría económica basada en la concepción de que el bienestar se puede representar por la suma de las utilidades de los individuos (sea por el ingreso o el consumo, los cuales constituyen patrones a través de los cuales es posible medir el bienestar o las condiciones de vida alternativamente) que buscan maximizar su utilidad. El supuesto básico es que los consumidores optimizan el uso de los recursos disponibles entre sus distintas necesidades, midiendo esos recursos en ingresos destinados al consumo o al ahorro (Becker, 1983). Nuevamente en este contexto irrumpe la familia asumiendo un papel de mediadora, ya que ocupa un rol de potencializadora u obstaculizadora de la acción individual. A pesar de la importancia de esta perspectiva, no será profundizada en la investigación, debido a que la articulación producción/reproducción busca ser discutida desde una perspectiva social, que integre el análisis de las percepciones y mediaciones simbólicas de los individuos involucrados.
3 En este punto es importante señalar que se observaron diferentes formas de compartir actividades entre las unidades entrevistadas, desde aquellas que realizan tareas del hogar y trabajo del negocio en los mismos lugares, hasta las que, aun en la misma casa, diferencian los ámbitos. Dadas las connotaciones que estas distintas formas de organizar los lugares tuvieron en las entrevistas, se consideró esta variable como una de las que pautan la agrupación de la información.
Información sobre la autora
Patricia Román Reyes. Doctora en Estudios de Población por el Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano de El Colegio de México. Profesora e Investigadora del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población en la Universidad Autónoma del Estado de México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores y Perfil Deseable prümep. Líneas de investigación: mercado de trabajo, familias y hogares, migración. Dirección electrónica: promanreyes@yahoo.com.mx.