Introducción
La caries dental es una enfermedad compleja debido a diversos factores sociales-educativos, hábitos alimenticios, prácticas de higiene oral, frecuencia de visitas al dentista y a la aplicación de agentes fluorados (Alyousef et al., 2013). La Academia Americana de Odontopediatría adoptó el término “Caries Temprana de la Infancia” (CTI) para denominar una modalidad de caries específica de la dentición temporal, la cual se desarrolla inmediatamente después de la erupción de los primeros dientes, caracterizada por la presencia de lesiones iniciales en superficies lisas de incisivos superiores, pudiendo progresar hasta las superficies oclusales de los molares primarios, comprometiendo así a toda la dentición decidua (American Academy on Pediatric Dentistry, 2011). La consecuencia inmediata que origina la enfermedad es el dolor, llegando afectar las actividades cotidianas del niño, produciendo alteraciones del sueño y dificultades para comer, conllevando un retraso en su desarrollo físico (Acharya & Tandon, 2011). No obstante, la enfermedad puede ser prevenida controlando la formación de la placa dental mediante el cepillado frecuente y adquiriendo mejores hábitos alimenticios y/o dietéticos (Díaz et al., 2016).
Actualmente en México la caries afecta alrededor del 95% de los niños menores de ocho años y al 99% de los adultos. Esta elevada incidencia se debe a muchos factores, principalmente al alto consumo de golosinas y alimentos chatarras; aunado a la falta de conocimientos de la sociedad sobre los daños que causa a la salud dental el consumo de golosinas entre comidas, lo cual es frecuentemente ignorado por padres y maestros (Molina, Durán, Castañeda & Juárez, 2015). De igual forma, se ha indicado la existencia de diferencias significativas entre distintos niveles socioeconómicos, siendo los estratos bajos los más afectados (Rojas & Echeverría, 2014). Además, pueden influir otros factores de riesgo como puede ser el acceso a los servicios de salud, factores físico-ambientales y de comportamiento (González, González & González, 2013).
Por otra parte, el mantenimiento de la salud oral del infante es responsabilidad no solo del odontólogo, sino también de los demás profesionales de la salud, como médicos y enfermeras (Autio-Gold & Tomar, 2008). Si tomamos en cuenta lo expuesto y consideramos la precocidad con que son llevados los niños a las consultas médicas durante sus primeros años de vida, queda en evidencia que su primer contacto con el personal de la salud es precisamente con médicos y enfermeras, convirtiéndose en los principales personajes para orientar adecuadamente a los padres sobre el mejoramiento del estado de salud integral del niño (Cordoni, Dalto & Turini, 2008); de igual manera, tienen una importancia fundamental en la promoción de la salud oral y prevención de caries dental, así como también en el reconocimiento de pacientes con alto riesgo a desarrollar la enfermedad y, principalmente, en la derivación a una edad temprana al odontólogo u odontopediatra. Este hecho demuestra la necesidad de una mayor interacción entre el médico, la enfermera y el odontólogo (Contreras, Valdivieso & Cabello, 2008).
A pesar de lo anterior, existen diferencias en las prácticas de enfermeras, médicos y odontólogos sobre el cuidado de la salud oral del niño (Chung, Kaste, Koerber, Fadavi & Punwani, 2006), particularmente en las recomendaciones sobre la edad en la que deben acudir los infantes para su primer examen bucal (Hallas & Shelley, 2009) y sobre el conocimiento que tienen estos profesionales acerca de CTI. Estas variaciones se deben a una limitada experiencia de los estudiantes, durante su periodo de formación, sobre el abordaje y manejo de la salud oral del paciente pediátrico. El personal de la salud con frecuencia refiere que no recibe suficiente información e instrucción sobre estos cuidados (Chung et al., 2006; De la Cruz, Rozier & Slade, 2004).
En este sentido, Hope, Zaror, Vergara, Díaz y Bustos (2013) refieren que las competencias de algunos médicos en el cuidado de la salud oral infantil es poco acertada, debido a una inadecuada instrucción en el diagnóstico y prevención de patologías orales durante el pregrado y a las barreras que tienen para derivar a sus pacientes al odontólogo. Según Da Silva (2014), estas limitantes se encuentran inmersas en la misma formación profesional, en la cual existe una escasa integración de tópicos bucales dentro de los planes de estudios, así como la falta de tiempo, de recursos y de prioridad en el tema.
Actualmente, en México, la evidencia es limitada sobre estudios que muestren información referente a la conceptualización que tienen los universitarios acerca de las enfermedades bucales. El propósito del presente estudio fue determinar el nivel de conocimientos, creencias y percepción sobre CTI y sus medidas preventivas en un grupo de estudiantes universitarios mexicanos del décimo semestre de las licenciaturas de Enfermería, Medicina y Odontología.
Métodos
Se realizó un estudio observacional, descriptivo y transversal, el cual fue aprobado por el Comité de Bioética del Área de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Zacatecas, México. Se aplicó un cuestionario a 515 estudiantes universitarios del décimo semestre de las licenciaturas de Enfermería, Medicina y Odontología, distribuidos en 3 universidades privadas y una pública dentro del estado de Zacatecas, México. Se incluyeron a todos los alumnos regulares e inscritos en el último año de formación académica de acuerdo a sus respectivos planes estudio. Se excluyeron a los alumnos que no cumplieran con estos criterios. A cada participante se le explicó el objetivo y alcance del estudio, los riesgos y beneficios de su participación, además que la información suministrada seria totalmente anónima.
Para la construcción del cuestionario se utilizó como referencia la Guía del manejo pediátrico de la salud oral para los profesionales de la salud (A health profesional´s guide to pediatric oral health management) (Holt & Barzel, 2003); la Guía de medición del riesgo de salud oral (Guide for oral health risk assessment training) (Casamassimo & Holt, 2003) y el Cuestionario de creencias en salud bucal (Dental Beliefs Scale) (Garrido, Espinoza & Romo, 2010).
El instrumento fue dividido en cuatro secciones: 1) datos demográficos (edad, sexo, licenciatura e institución educativa); 2) conocimientos sobre CTI; 3) creencias respecto a CTI y; 4) percepción acerca de CTI. Estas secciones tenían tres opciones de respuesta, siendo solo una de ellas correcta. Se otorgó 1 punto por cada respuesta correcta y 0 puntos cuando la respuesta era incorrecta; alcanzando un total de 20 puntos. Para agrupar el puntaje se aplicó la Escala de Estaninos, clasificándolo en tres categorías: 1ª categoría, 0 a 6 puntos (deficiente); 2ª categoría, 7 a 13 puntos (regular); 3ª categoría, 14 a 20 puntos (bueno). Para el análisis estadístico se utilizó el programa SPSS Versión 17.0 (SPSS Inc. Chicago, IL, USA) estimándose promedios, porcentajes y desviación estándar. Se utilizó la prueba de x2 para analizar la diferencia entre los grupos de estudiantes a un nivel de significancia del 5%.
Resultados
Se entrevistaron 515 alumnos (57.3% de Enfermería, 30% de Medicina y 12.7% de Odontología). El 27.6% (143) correspondió al sexo masculino y 72.4% (372) al sexo femenino; la edad media fue de 22.8 ± 2.1 años, los límites oscilaron entre 20 años y 43 años.
Nivel de conocimiento
En razón del nivel general de conocimientos sobre CTI, el 80.7% tienen un conocimiento regular, 13.3% bueno y 6% deficiente. Para las Licenciaturas de Enfermería y Medicina la mayoría de los universitarios tenían un conocimiento regular, 87.1% y 80.5% respectivamente, mientras que para Odontología 52.3% se ubicaron en regular y 46.1% en bueno (x 2 = 0.062, p > 0.05). En cuanto al conocimiento sobre la etiología de la CTI, tanto los universitarios de Enfermería (84.5%) como de Medicina (74%) fueron evaluados como deficientes; por su parte la mayoría de alumnos de Odontología (75.4%) obtuvieron un conocimiento regular (x2 = 0.092, p > 0.05). Al evaluar los factores de riesgo para CTI, más de la mitad de los universitarios de Enfermería (60.5%) y de Medicina (61.7%) mostraron un conocimiento regular; mientras que los alumnos de Odontología reflejaron tener un conocimiento bueno y regular obteniendo 49.2% cada uno (x2 = 0.102, p > 0.05). Finalmente, en el análisis sobre las medidas preventivas para CTI, más de la mitad de los universitarios de las tres Licenciaturas obtuvieron puntajes para un conocimiento regular, adicionalmente los alumnos de Odontología obtuvieron un conocimiento bueno cercano al 30%, mostrando diferencias estadísticamente significativas (x2 = 0.021, p < 0.05) (Tabla 1).
Conocimiento General sobre CTI | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|
Licenciatura | Conocimiento | Total | x2 | p | ||
Deficiente | Regular | Bueno | ||||
Medicina | 7 | 124 | 23 | 154 | 0.062 | p > 0.05 |
Enfermería | 23 | 258 | 15 | 296 | ||
Odontología | 1 | 34 | 30 | 65 | ||
Total | 31 | 417 | 69 | 515 | ||
Etiología de la CTI | ||||||
Medicina | 114 | 40 | 0 | 154 | 0.092 | p > 0.05 |
Enfermería | 250 | 46 | 0 | 296 | ||
Odontología | 15 | 49 | 1 | 65 | ||
Total | 379 | 135 | 1 | 515 | ||
Factores de riesgo para la CTI | ||||||
Medicina | 9 | 95 | 50 | 154 | 0.102 | p > 0.05 |
Enfermería | 43 | 179 | 74 | 296 | ||
Odontología | 1 | 32 | 32 | 65 | ||
Total | 53 | 306 | 156 | 515 | ||
Medidas preventivas para CTI | ||||||
Medicina | 21 | 115 | 18 | 154 | 0.021 | *p > 0.05 |
Enfermería | 73 | 194 | 29 | 296 | ||
Odontología | 6 | 40 | 19 | 65 | ||
Total | 100 | 349 | 66 | 515 |
CTI: Caries Temprana de la Infancia. * Estadísticamente significativo.
Fuente: Elaboración propia.
Creencias
Conforme a las creencias sobre el cuidado de la salud bucal de los niños en relación al tipo de Licenciatura, el 87.6% (451) opina que son los padres de familia quienes deben buscar ayuda para la atención odontológica de sus niños; 67.3% (348) cree que los dientes deben durar toda la vida, y 94.7% (488) consideran que la CTI se puede prevenir; 51.8% (268) creen que es igual de importante cuidar la dentición temporal que la permanente; 72.7% (374) relaciona la caries con el consumo de alimentos no saludables y cree que la salud bucal de los niños está en relación e influye en su estado de salud general. Se observó asociación estadísticamente significativa al respecto de creer saber cómo se pueden atender los problemas de caries dental en los niños (x2 = 0.003, p < 0.05) y al creer saber cómo se debe realizar la higiene bucal del niño correctamente (x2 = 0.025, p < 0.05) (Tabla 2).
Preguntas | Creencias sobre el cuidado de la salud bucal/profesión | ||||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Enfermería | Medicina | Odontología | x 2 | p | |||||||
Si | No | No sé | Si | No | No sé | Si | No | No sé | |||
Creo que deben ser los mismos padres de los niños quienes soliciten ayuda al respecto del cuidado de la salud bucal de los niños cuando lo necesiten. | 264 | 23 | 9 | 125 | 1 9 | 11 | 62 | 3 | 1 | 0.620 | |
Creo saber cómo se pueden atender los problemas de caries dental en los niños. | 137 | 110 | 49 | 59 | 7 8 | 18 | 64 | 2 | 0 | 0.003 | *p <0.05 |
Creo que los dientes deberían durar toda la vida. | 182 | 90 | 24 | 105 | 39 | 11 | 61 | 5 | 0 | 0.212 | |
Creo que solo los odontólogos deben ejercer las acciones necesarias para el cuidado y atención de la salud bucal. | 111 | 178 | 7 | 45 | 105 | 5 | 26 | 40 | 0 | 0.946 | |
Creo que la caries en los niños se puede prevenir. | 275 | 15 | 6 | 147 | 5 | 3 | 66 | 0 | 0 | 0.427 | |
Creo que los problemas dentales (mala dentadura) son heredados de padres a hijos. | 84 | 168 | 44 | 63 | 80 | 12 | 39 | 25 | 2 | 0.358 | |
Creo que sé cómo se debe realizar la higiene bucal del niño correctamente. | 217 | 53 | 26 | 105 | 33 | 17 | 64 | 1 | 1 | 0.025 | *p < 0.05 |
Creo que no se puede evitar que las enfermedades sistemáticas y ciertos medicamentos destruyan los dientes. | 143 | 70 | 83 | 74 | 67 | 13 | 33 | 31 | 2 | 0.927 | |
Creo que el cepillado dental puede ayudar a prevenir la caries dental. | 274 | 13 | 9 | 145 | 5 | 6 | 65 | 1 | 0 | 0.927 | |
Creo que una vez que la caries dental ha iniciado es imposible detenerla. | 82 | 191 | 23 | 12 | 132 | 11 | 7 | 58 | 1 | 0.059 | |
Creo que si las encías sangran con el cepillado dental por lo general significa que debes dejar de cepillarte. | 32 | 252 | 12 | 18 | 131 | 6 | 2 | 62 | 2 | 0.946 | |
Creo que perder los dientes es parte normal del envejecimiento. | 154 | 124 | 18 | 70 | 81 | 4 | 6 | 60 | 0 | 0.870 | |
Creo que los dientes de leche no son tan importantes como los dientes permanentes. | 109 | 150 | 37 | 49 | 99 | 7 | 17 | 49 | 0 | 0.946 | |
Creo que es más importante cuidar la dentición permanente que la dentición temporal. | 140 | 128 | 28 | 61 | 87 | 7 | 13 | 53 | 0 | 0.427 | |
Creo que los niños y/o padres de estos desean que se les ayude con su salud bucal. | 263 | 19 | 14 | 138 | 9 | 8 | 56 | 6 | 4 | 0.321 | |
Creo que los niños crecerán más y mejor si tienen una buena salud bucal. | 238 | 36 | 22 | 126 | 17 | 12 | 60 | 4 | 2 | 0.212 | |
Creo que la salud bucal de los niños está en relación e influye en su estado de salud general. | 259 | 26 | 11 | 136 | 13 | 6 | 61 | 3 | 2 | 0.213 | |
Creo que la mayoría de los niños tendrán caries alguna vez. | 207 | 59 | 30 | 110 | 35 | 10 | 39 | 24 | 3 | 0.157 | |
Creo que es importante que los bebés sean evaluados o revisados por un odontólogo. | 170 | 81 | 45 | 92 | 39 | 24 | 58 | 5 | 3 | 0.059 | |
Creo que el tipo de bebidas y /o comidas que un niño ingiere puede causarle caries. | 267 | 15 | 14 | 46 | 4 | 5 | 63 | 1 | 2 | 0.427 |
*Estadísticamente significativo
Fuente: Elaboración propia.
Percepción
Dentro de este apartado, de 274 universitarios que afirman haber revisado contenidos sobre salud bucal infantil, 173 (63.1%) la consideran suficiente; mostrando similares valores los alumnos de Enfermería (69.4%) y de Medicina (75.3%). Por su parte, de los estudiantes de Odontología, menos de la mitad (34.4%) lo consideran suficiente y más de la mitad insuficiente (63.9%), mostrando diferencias estadísticamente significativas (x2 = 0.012, p < 0.05) (Tabla 3). En cuanto a la percepción de los universitarios sobre su propio conocimiento respecto al componente bucal infantil, 265 alumnos (51.2%) se ubican en un conocimiento regular, seguida por el 29.4% (152) para la categoría de bueno, 13.7% (71) para malo y solo 5.7% (29) lo considera excelente (x2 = 0.082, p < 0.05).
Discusión
Los profesionales de la salud como enfermeras, médicos y odontólogos tienen un papel fundamental en la promoción de la salud oral; sin embargo, son los médicos y las enfermeras los que en la mayoría de los casos tienen el primer contacto con el paciente, fundamentalmente porque son los primeros en ser buscados por los padres y por ejercer una fuerte influencia en el asesoramiento sobre los hábitos saludables para el niño (Alyousef et al., 2013). A pesar de lo anterior, no existen en la literatura suficientes estudios referentes al nivel de conocimientos que tienen los estudiantes universitarios sobre el componente bucal infantil y el impacto que tiene este conocimiento en el control de la enfermedad de caries en sus etapas más iniciales y en la implementación de estrategias que beneficien el trabajo interdisciplinario y la actuación puntual del odontólogo en el cuidado y la atención del componente bucal de la salud de nuestra población infantil.
El presente estudio muestra los resultados de la aplicación de un cuestionario acerca del nivel de conocimientos, creencias y la percepción que tienen los estudiantes universitarios del decimo semestre de las carreras de Enfermería, Medicina y Odontología, respecto a CTI y sus medidas preventivas.
De manera general, los resultados encontrados indican que los universitarios de las carreras de Enfermería, Medicina y Odontología tienen un nivel de conocimientos regular (80.9%) entorno a la enfermedad CTI. Estos datos pueden tener una repercusión de manera significativa, tanto para bien como para mal, en la calidad de la atención Odontológica en la población infantil, debido a que la mayoría de las respuestas obtenidas no coinciden entre sí. De esta manera, observamos que los estudiantes de Medicina tienen puntajes altos en el entendimiento de que la condición socioeconómica y cultural pueden ser elementos que favorezcan la aparición de la enfermedad, sin embargo muestran puntajes bajos cuando se considera el uso de fármacos que incluyen en su composición altos niveles de azúcar. En contraste, los universitarios cursantes de Enfermería obtuvieron valores elevados en las recomendaciones de la frecuencia para realizar la higiene bucal; contradictoriamente, tuvieron un deficiente puntaje en el apartado de cuándo se debería recomendar el inicio de la higiene oral en los niños. En tanto que los estudiantes de Odontología mostraron discrepancias con las dos carreras anteriores, al alcanzar elevados puntajes en los ítems referentes a los agentes etiológicos que favorecen el origen y desarrollo de la CTI; al mismo tiempo, se constató que desconocían la existencia de normativas que prohíben el uso de ciertas pastas dentales empleadas de rutina para la higiene del niño.
Esta evidencia puede sustentarse en el hecho de las discrepancias que existen entre los planes de estudio entre estas carreras, lo cual podría ser un resultado esperado si consideramos las diferencias de enfoques entorno a la salud bucal del infante. En relación con lo anterior, Chung et al., (2006) sugieren que la mayoría de las escuelas de Enfermería y Medicina no incorporan dentro de sus planes de formación en el pregrado ningún contenido formal respecto a la salud bucal infantil, existiendo solo una pequeña posibilidad de que esta información se proporcione en el área especializada de Pediatría. Así mismo, refieren que al revisar los objetivos de las materias de Pediatría y Medicina familiar de la Facultad de Medicina de la Universidad de Illinois en Chicago, no encontraron ningún tópico que hiciera mención acerca de la salud bucal infantil, a pesar de que cuentan con una lista enumerada de competencias sobre el conocimiento de medidas preventivas en salud en el área de Pediatría.
Un estudio reportado recientemente por Díaz et al., (2016), acerca del nivel de conocimientos sobre prevención de caries dental en universitarios, indica que alrededor del 40% de los estudiantes tiene un conocimiento regular respecto a estos tópicos, lo cual sugiere que en la población de universitarios se necesita promocionar estrategias para conseguir una buena salud bucodental. En un estudio realizado en universitarios de Korea del Sur, 67% consideró que la caries dental es prevenible (Min-Kyoung, Hye-Jung, & Min-Kyung, 2014). En cuanto al mecanismo de prevención, en dichos estudiantes el 37% consideró que la mejor manera de prevención es mediante el cepillado de los dientes; en tanto que en otro estudio realizado en estudiantes universitarios de la ciudad de Mysore, el 88% sabía que cepillarse adecuadamente ayuda a prevenir la caries dental y los problemas de encías (Reddy et al., 2014).
En nuestro estudio, las respuestas aportadas por los universitarios de Enfermería y Medicina reflejan un conocimiento inadecuado entorno a la CTI y a la higiene bucal infantil. Estos hallazgos se hacen eco de estudios previos (De la Cruz et al., 2004) donde se reporta que la mayor parte del personal de la salud en formación, en particular los médicos, no reciben una adecuada educación sobre salud oral. Coincidiendo con lo expuesto, un estudio sobre el conocimiento, prácticas y aptitudes que tienen los estudiantes de Medicina sobre la salud bucal de los niños refleja que 87.5% de los encuestados calificaron su formación médica como regular o mala al momento de realizar evaluaciones de salud bucal en infantes; de igual manera informan que 90% de los estudiantes señala que el papel de los médicos en la atención primaria y en el asesoramiento sobre medidas preventivas en salud oral era importante, no obstante 60% no estaba de acuerdo con las directrices de la American Acedemy of Pediatric Dentistry (AAPD) y la American Academy of Pediatrics (AAP) que afirman que todos los niños deben ser referidos a un dentista antes de los 12 meses de edad (Alyousef et al., 2013).
Por otro lado, la obtención de mejores puntajes por parte de los universitarios de Odontología puede ser reflejo de una mayor experiencia en el área conceptual y clínica, debido a que la formación que reciben en el Pregrado o Licenciatura favorece la modificación de las creencias y actitudes que tienen respecto a la caries dental y al cuidado bucal infantil. Frente a esto, se ha indicado que a pesar que la mayoría de los programas tienen dentro de su plan de estudios alguna asignatura o materia dedicada a la salud infantil, solo es en la carrera de Odontología donde existen asignaturas especificas enfocadas en este tópico (McWhorter, Seale & King, 2001). Así mismo, informan que solo uno de cada cuatro universitarios de Odontología cursa algún tipo de práctica clínica directa con el paciente infantil, lo cual le podría permitir tener una mayor experiencia en el manejo teórico y práctico de las enfermedades bucales.
Un estudio realizado en estudiantes universitarios cursantes de la carrera de Odontología arrojó que a medida que se incrementa la experiencia del estudiante en el abordaje de los niños, estos opinan que los pacientes infantiles deben de ser atendidos a una edad mayor a la recomendada para la primera visita con el odontólogo (Logan, Baron, Kanellis, Brennan & Brunsman, 1996). Por el contrario, otra investigación encontró que cuando el estudiante atiende pacientes jóvenes y rota por el área de clínica preventiva incrementa hasta en un 30% la recomendación que la primera visita con el odontólogo sea antes que el niño cumpla el año de edad (Wandera, Feigal & Green, 1998).
Así tenemos que los resultados del presente estudio confirman los hallazgos de las investigaciones previas, en donde el aumento de la experiencia no siempre puede conducir al resultado deseado, ya que al ser satisfactorias las experiencias clínicas que los estudiantes de Odontología tienen al tratar niños mayores o con pocas necesidades de atención propician la percepción que los niños pequeños no tienen mayores problemas de salud oral, fortaleciéndose la creencia que la visita con el odontólogo es demasiado traumática para el niño y/o difícil de manejar para el proveedor de la salud (Chung et al., 2006).
Autio-Gold y Tomar (2008) indican que los estudiantes confían y dependen de la información que se les proporciona en las escuelas o licenciaturas, logrando visualizar a determinados profesores como fuente de asesoramiento para el abordaje de diversas situaciones relacionadas con la salud bucal del niño. De igual manera, sugiere la necesidad de desarrollar mayor cantidad de planes de estudio enfocados a la formación de estudiantes de odontología basados en una práctica orientada hacia la prevención, donde se acepten los principios modernos sobre el manejo y control de caries dental.
Dentro de este marco, la formación de los estudiantes de Enfermería y Medicina en relación a la salud bucal y el aumento de exposición de los estudiantes a pacientes infantiles puede garantizar el incremento de su interés en los aspectos asociados con la atención primaria, la salud pública y el uso de recursos de manera más eficientes para el control y prevención de la caries dental entre otras patologías bucales en los niños. Como puede observarse, las actividades que promueven la salud oral no se priorizan diariamente en los equipos de salud pública; por esta razón, sería interesante la creación de protocolos para el cuidado oral infantil con directrices para las enfermeras, médicos y odontólogos de manera integral (Da Silva, 2014).
Conclusiones
Los resultados obtenidos indican que los estudiantes universitarios de las carreras de Medicina, Enfermería y Odontología tienen de manera general en la mayoría de los casos un conocimiento y percepción regular sobre CTI y sus medidas preventivas.
Es necesario ampliar y fortalecer el conocimiento en la prevención en salud bucal, especialmente los aspectos relacionados con la etiología de CTI en los estudiantes universitarios del área de la salud.
La actualización profesional y la comprensión de la enfermedad son clave para un mejoramiento de la atención del paciente con CTI desde el punto de vista inter y multidisciplinario.