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Perfiles educativos

versión impresa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.44 no.178 Ciudad de México oct./dic. 2022  Epub 08-Mayo-2023

https://doi.org/10.22201/iisue.24486167e.2022.178.60494 

Claves

Cuentos clásicos vs. cuentos actuales.Una comparativa de literatura infantil desde una perspectiva de género

Jorge Conde Miguélez* 

Jorge García Marín** 

Laura Pacheco García*** 

Antonio García Vinuesa**** 

* Profesor de la Universidad de Santiago de Compostela (España). Doctor en Educación. Líneas de investigación: educación patrimonial; didáctica de las ciencias sociales. CE: j.conde@usc.es

** Profesor titular del Centro Interdisciplinario de Investigaciones Feministas y de Estudios de Género (CIFEX) de la Universidad de Santiago de Compostela (España). Líneas de investigación: posmodernidad e identidades congeladas; problemáticas en torno al género y grafitis. CE: jorge.marin@usc.es

*** Graduada en Educación Primaria por la Universidad de Santiago de Compostela (España). Líneas de investigación: coeducación; cuentos infantiles. CE: pachecogarcialaura@hotmail.com

**** Postdoctorante de la Universidad de Santiago de Compostela (España). Doctor en Educación. Líneas de investigación: educación ambiental; didáctica de las ciencias sociales. CE: a.garcia.vinuesa@usc.es


Resumen

El cuento es uno de los recursos educativos más utilizados en las aulas de educación infantil. Con el objetivo de evaluar la adecuación de este tipo de literatura en contextos de coeducación, se presenta un estudio comparado desde una perspectiva de género. Se diseñó un instrumento de análisis de contenido exprofeso para comparar 40 cuentos (20 clásicos y 20 actuales) con el programa de análisis cualitativo Atlas.ti. Los resultados indican que siguen existiendo elementos sexistas en los cuentos que se utilizan en las aulas. No obstante, en la literatura infantil actual existe una evolución positiva hacia la equidad, ya que ahora presta mayor atención a la perspectiva de género, a la diversidad de tipologías familiares o a la igualdad en las tareas, lo cual marca una línea de evolución deseable, aunque todavía existen ciertos aspectos que no reflejan una imagen igualitaria. Se ofrecen recomendaciones para usar en el aula de infantil.

Palabras clave: Patrimonio cultural; Educación para la igualdad; Cuentos; Educación infantil; Masculinidad

Abstract

Children’s tales are one of the most used educational resources in early childhood education classrooms. With the aim of evaluating the adequacy of this type of literature in coeducation contexts, we developed a comparative study from a gender perspective. We designed a content analysis instrument expressly to compare 40 children’s tales (20 classics and 20 contemporary stories) using the qualitative analysis program Atlas.ti. The results indicate that there are still sexist elements in the stories used in childhood education. However, in current children’s literature there is a positive evolution towards equity, since it now pays more attention to gender perspective, to the diversity of family typologies and to task equality, which marks a desirable line of evolution, although there are still certain aspects that do not reflect an egalitarian image. Finally, we present a series of recommendations for childhood educations courses.

Keywords: Cultural heritage; Education for equality; Tales; Childhood education; Masculinity

Introducción

Hasta el día de hoy, persisten diversos problemas estructurales y sociales relacionados con la existencia de un sistema patriarcal basado en la dominación masculina; esto implica la necesidad de que, desde los diversos agentes de socialización, como la escuela y la familia, se trabaje conjuntamente para mejorar las condiciones de discriminación hacia las mujeres.

El problema de la discriminación y sus consecuencias está relacionado con una cultura hegemónica en la que los hombres tienen una presencia social más relevante (Bourdieu 2006; Connell, 1987; Connell y Messerschmidt, 2005). Este fenómeno se ha visibilizado con claridad a raíz de la proliferación de los estudios feministas, los cuales establecieron la diferencia entre sexo y género (Rubin, 1989; Acosta y Salcedo, 2018) y constataron la reproducción de desigualdades entre mujeres y hombres.

En la actualidad, el interés de este campo de estudio sigue vigente y ha ampliado su marco epistemológico con estudios sobre personas transgénero y transexuales (Brubaker, 2016; Butler, 2006; Kane, 2018; Stryker y Whittle, 2006); estudios sobre nuevas masculinidades (Gough, 2018; Gutterman 1994; Mosse 1996); así como otros fenómenos específicos como la violencia hacia colectivos LGTBI (Parrott, 2009; Welzer-Lang, 1994) y la homofobia en el deporte (Lowe y Gough, 2016).

En el caso del presente trabajo, se tuvo en cuenta la perspectiva de Risman et al. (2018), quienes han sintetizado los estudios sobre género en tres dimensiones principales:

  • una individual, que incluye procesos de interiorización y socialización, así como el papel de las características físicas;

  • una referida a la interacción social, que reconoce las expectativas como condicionantes; y

  • una dimensión macrosocial, en la que se consideran las políticas sociales de género, la ideología cultural, etc.

Nuestro interés principal se centra en las dos primeras dimensiones y en lo que se refiere a las condiciones ambientales como generadoras de las desigualdades. Este enfoque sostiene que la manera diferente de pensar entre hombres y mujeres no es biológica y que, por tanto, debe entenderse como una consecuencia de procesos de socialización diferencial en distintas culturas y sociedades que crea subjetividades diferentes e identidades opuestas a lo que significa desempeñar roles masculinos y femeninos (Mingo, 2010). Estudios como el de Herrera et al. (2006), o el clásico de Subirats y Brullet (1992) indican que hay una diferencia en la interacción con niños y niñas menores por parte de sus cuidadores. Las diferencias evidenciadas muestran que hay una mayor permisividad hacia los niños, se les habla más y se utilizan más refuerzos positivos en detrimento de las acciones empleadas con las niñas. Por su lado, Gansen y Martin (2018) afirman, en relación con los diferenciados procesos de construcción de la identidad de género que se ponen en marcha a nivel familiar, que:

Una vez los/as niños/as nacen, las familias, y en especial los padres, comienzan a construir la identidad de género de sus hijos. En las primeras 24 horas después del nacimiento, los padres crean expectativas sobre sus hijos diferenciadas por el género (Gansen y Martin, 2018: 84).

Por otro lado, Sartelli (2018) sostiene que los roles tradicionales asignados a hombres y mujeres en las esferas pública y privada generalmente siguen un criterio binario sexista. Frente a esta visión se levantan otras posturas que proponen entender el género y el sexo como construcciones culturales. La autora afirma que estas tendencias también tienen su correlato en la literatura infantil. Evidentemente hoy ese criterio excluiría o desvalorizaría a diversas personas como las transgénero u homosexuales, que no aparecen en los cuentos clásicos y que prácticamente tampoco suelen aparecer en los cuentos actuales, ya que no se pueden concebir en la lógica binaria dominante.

Estas investigaciones centran la atención en la relevancia que tienen las interacciones sociales para explicar la presencia de la perspectiva masculino céntrica y su hegemonía. En esta línea de investigación, el estudio que se presenta dirige la atención hacia los cuentos de hadas, un recurso educativo ampliamente utilizado en la educación infantil, con el objetivo de analizar el papel que juegan en la reproducción de estos estereotipos y desigualdades. Se parte del supuesto de que estos cuentos reproducen estereotipos de género discriminatorios (Graíño, 2014; Jorgensen, 2019; Noviana, 2020; Ortells, 2021; Navarro, 2019), por lo que se hace necesario conocer estos relatos, saber qué tipo de cuentos son los más adecuados para el alumnado y aprovechar este conocimiento para crear nuevos cuentos que se adapten de manera más efectiva a la delicada realidad que tenemos entre manos.

Antecedentes

Sólo en las tres últimas décadas varios trabajos se han ocupado de realizar análisis de estos relatos desde diversas perspectivas. Se podrían destacar así los trabajos de Bellas (2017), que estudia los cuentos de hadas en relación con la construcción de la feminidad juvenil; el trabajo de Shanoes (2014), que aborda los cuentos desde el feminismo y la teoría del psicoanálisis; Bettelheim (1997) desde el psicoanálisis y Bacchilega (1997), que hace una revisión de los cuentos de hadas desde la óptica posmoderna.

Se parte del supuesto de que los cuentos infantiles tradicionales tienen el potencial de trasmitir información de manera implícita o explícita, como el lenguaje sexista o los estereotipos, que podrían tener influencia en las acciones sexistas presentes y futuras del alumnado. Tan es así, que algunos investigadores como Graíño (2014), entre otros (Banks, 2020), afirman que estos relatos tradicionales fortalecen y refuerzan la cultura patriarcal. Navarro (2019), en una revisión de la identidad femenina en los cuentos de hadas y la reinterpretación que el arte contemporáneo hace de ello, ve en los cuentos clásicos una perpetuación de patrones de conducta obsoletos provenientes de la cultura patriarcal. Uno de los casos que se destaca es la dicotomía que se establece entre los personajes femeninos modélicos bellos y de buen talante, frente a sus antagónicos, brujas o madrastras, en los que predomina la fealdad o lo grotesco. Por su lado, Ortells (2021: 271) es tajante al afirmar que “[e]l potencial subversivo del recuento [re-escritura] de cuentos de hadas parece haber sido superado por la poderosa agenda de un sistema social patriarcal que, a pesar de los cambios sociales, psicológicos y políticos, aún conserva su status quo”.

Este fenómeno de reproducción de roles tendría mayor visibilidad si tuviéramos en cuenta que muchos niños y niñas, desde edades muy tempranas, parecen seguir interiorizando las pautas de cada género provenientes de los protagonistas de los cuentos, es decir, las mujeres se ocupan de las tareas de la casa y los hombres rescatan a las mujeres, cazan o pescan. En esta misma línea, García (2013), después de realizar un estudio de estos materiales, pone de manifiesto su efectividad como herramienta a través de la cual se trasmiten roles de género. Los patrones más significativos que el autor halló son los asociados a la violencia y a la agresividad en el caso de los hombres, y el de cuidado y ayuda en el de las mujeres. Por su parte, Rebolledo (2009) recoge los estereotipos más comunes asociados a hombres y mujeres al identificar estereotipos de signo negativo y desfavorable asociados a las mujeres. Corpas (2017) dice que la literatura y la trasmisión oral estuvo generalmente en las manos de las mujeres, pero que, sin embargo, la producción de literatura escrita, cuyos registros permanecen más consistentes al paso del tiempo, pertenecía a los hombres. El proceso de escritura del cuento -sostiene la autora- se hacía bajo la supervisión masculina, que además era el género dominante, y las características positivas de los personajes femeninos se modificaban para ser coincidentes con los papeles sociales considerados positivos, como ser hacendosa, recatada, madre, esposa, etc.

Más allá del ámbito concreto de la literatura escrita encontramos otros estudios que permiten profundizar y relacionar su influencia en la reproducción de las diferencias de género entre la población infantil. En este sentido, la investigación realizada por Cantillo (2015) concluye que las películas infantiles muestran unos modelos interpretativos del mundo que contribuyen a la construcción de la identidad. La filmografía de Disney está basada en cuentos infantiles tradicionales; en ellos, a través de unos personajes cargados de actitudes estereotipadas aparecen representados los valores, jerarquías y creencias consideradas adecuadas socialmente para los niños y para las niñas, que son quienes sustentan los principios de los actuales estereotipos de género.

Metodología

En este estudio se llevó a cabo un diseño metodológico mixto (Creswell y Creswell, 2018). Primeramente, se identificaron y seleccionaron 20 títulos de la literatura infantil clásica en función de los criterios que ofrece Bettelheim (1997), así como otros 20 títulos actuales sugeridos por los equipos docentes participantes en el estudio. Seguidamente, se utilizó el análisis de contenido como método de exploración y síntesis; este método, junto con el uso del software Atlas.ti, permitieron triangular técnicas y resultados tanto cualitativos como cuantitativos. Más adelante se presentan y se discuten los resultados. Finalmente, se exponen las principales conclusiones derivadas del estudio y se ofrece una serie de recomendaciones.

Hipótesis

En el presente trabajo se pretende confirmar la siguiente hipótesis, establecida en función de la literatura revisada: pese a la sensibilización promovida por el empleo de la perspectiva de género en los diferentes ámbitos socioeducativos y políticos, los aspectos sexistas y los elementos discriminatorios identificados en los cuentos clásicos estarán presentes, aunque en menor grado, en la literatura infantil actual.

Objetivos

Para confirmar o refutar esta hipótesis se plantearon dos objetivos:

  • 1. Comprobar si existe un cambio radical respecto al tratamiento de las identidades de género en las narrativas de los cuentos actuales con respecto a los clásicos.

  • 2. Comprobar si se reflejan nuevas masculinidades en su diversidad o si la masculinidad está confinada al modelo hegemónico.

De forma adicional, el estudio pretende cumplir con un tercer objetivo:

  • 3. Establecer recomendaciones para el uso y diseño de cuentos desde una perspectiva de género.

Selección de la muestra

La identificación y selección de obras se realizó durante el curso 2019-2020 en dos fases:

Fase 1. Se seleccionaron 20 cuentos clásicos en el buscador Google atendiendo a cuatro criterios de búsqueda: 1) los más famosos; 2) los más leídos; 3) los más vendidos; y 4) al menos 50 por ciento debían aparecer en el análisis de Bettelheim (1997).

Fase 2. Se recurrió al contexto de los centros educativos y a la experiencia de sus docentes para explorar cuáles cuentos actuales empleaban en sus aulas. Los centros educativos participantes fueron seleccionados mediante dos criterios: 1) centros públicos, de tipología CEIP (centros de educación infantil y primaria); y 2) centros situados en el área urbana de Santiago de Compostela.

Del total de 13 colegios se seleccionaron siete en función de criterios de viabilidad contextual (cercanía), disponibilidad horaria y cuyo número representara como mínimo 50 a 60 por ciento del total (7 de 13). A través de correo electrónico y vía telefónica se solicitó a los equipos docentes de educación infantil que facilitaran una lista con los cinco títulos de cuentos que más utilizaran en sus aulas y se les informó del anonimato y voluntariedad de su participación, del tratamiento de los datos para fines en la investigación educativa, así como del retorno de los resultados una vez finalizada la investigación.

De los cuentos actuales identificados por los docentes se seleccionaron 20, en atención a la frecuencia de aparición y procurando una proporcionalidad con la primera selección de cuentos clásicos. La muestra final se presenta en el Cuadro 1.

Cuadro 1 Selección de obras infantiles que conforman la muestra para el análisis 

Cuentos clásicos Cuentos actuales
Caperucita El patito feo Cocorico La bruja regañadientes
Los tres cerditos El gato con botas Ovejita dame lana El pequeño conejo blanco
Blancanieves La sirenita Cocodrilo enamorado Rosa Caramelo
Cenicienta El lobo y los siete cabritos Una oruga muy glotona La mejor sopa del mundo
Hansel y Gretel Los músicos de Bremen El pollo Pepe El árbol de la escuela
La bella durmiente Bambi Sacapenas El huerto de Simón
Ricitos de oro El soldadito de plomo María Después de la lluvia
Peter Pan Rapunzel Sopa verde El monstruo de colores
Pulgarcito La ratita presumida Celestina Elmer y Ernesto
Pinocho Aladino La cebra Camila La casa de la mosca choca

Nota: no se incluyen las referencias por no tratarse de literatura científica y por razones de espacio.

Fuente: elaboración propia.

Análisis de los datos

El contenido de los 40 cuentos infantiles se analizó mediante una adaptación del instrumento empleado por López Prat (2014), el cual tenía como finalidad discriminar elementos o aspectos sexistas en los protagonistas de los cuentos. En el Cuadro 2 se presentan las categorías establecidas. Se utilizó el método de análisis de contenido, ya que “permite investigar el contenido de las comunicaciones mediante la clasificación en categorías de los elementos o contenidos manifiestos de dicha comunicación o mensaje” (Aigneren, 1999: 1).

Cuadro 2 Categorías establecidas para el análisis de contenido 

Categorías de análisis Descriptor
Personaje Cuantificación de los protagonistas por género (binario)
Características físicas Descripción de características físicas masculinas y femeninas
Características psicológicas y emocionales Descripción de características psicológicas y emocionales de los protagonistas masculinos y femeninos
Espacios utilizados Cuáles y cómo son los espacios que emplean
Objetos Qué tipo de objetos manejan los protagonistas
Lenguaje utilizado Qué tipo de lenguaje emplean los protagonistas
Rol de personaje Cuáles son los roles que representan
Actividades relacionadas Describir las actividades que realizan los protagonistas

Fuente:López Prat (2014). Adaptación propia.

Para establecer el sistema categorial se codificó el contenido literario en función de los tres tipos que proponen Strauss y Corbin (2002): 1) codificación directa: proceso de fragmentar un texto en unidades más sencillas (códigos o categorías) y manejables; 2) codificación axial: proceso de relacionar los códigos entre sí; 3) codificación selectiva: se establece una categoría central que representa la pregunta de investigación y de ella brotan las subcategorías, acompañadas de citas textuales que representan las evidencias empíricas del análisis.

Para facilitar, sistematizar y recuperar eficientemente los datos codificados se empleó el programa Atlas.ti (versión 8.4), ya que facilita los procesos de recuperación, codificación y análisis de manera efectiva, como sostiene San Martin-Cantero (2014), lo que facilita el análisis e interpretación de resultados y permite comprobar la hipótesis inicial.

Resultados

A continuación, se presentan los resultados del análisis de los cuentos infantiles desde una perspectiva de género. La información está organizada en epígrafes de acuerdo con las categorías de análisis del Cuadro 2. En primer lugar, aparecen los resultados obtenidos en los cuentos clásicos, y a continuación los que se derivan de los cuentos actuales. Los datos extraídos del análisis de contenido se presentan en la Tabla 1; éstos complementan, necesariamente, las descripciones de cada una de las categorías analizadas.

Tabla 1 Síntesis comparativa de los resultados en función de las ocho categorías establecidas para el análisis 

Cuentos clásicos Cuentos modernos
Mujer Hombre Mujer Hombre
Personajes (%) 35.72 64.28 40.21 59.79
Características físicas Labios rojos, pelo negro, bonita, lindas piernas, bella, guapas, feas, insoportables, sucia, cansada, triste. Fuerte, trabajador, enorme cuerpo, grande, voraz, roncón, mala cara, silvestre, orejas largas, nariz grande, elegante, majestuoso, bebé, inocente, delgado. Contenta, joven, piel suave, ligera, bizca, gorda, cabeza gacha, bella, hermosa, color rosa caramelo, alta, grande, ojos grandes y brillantes, dientes de hierro, pequeñita, delgada. Encantadora sonrisa, multicolor, callado, serio, quieto, enorme barriga, glotón, vozarrón, altos, viejo, pequeño, delgado.
Características psicológicas y emociones (Gráficas 1, 2, 3 y 4) Ingenuidad (10), frustración (7), celos, miedo, enamorada (4), obediencia, vanidad, mal carácter, bondad, traición (3). Contento (9), valiente (8), desconfiado, protector y malvado (7), agresivo y triste (6), enamorado e inteligente (5), enfadado (4). Cuidadora amorosa (14), despreocupada (12), triste (8), emocionada (5), tienen mal carácter, valiente, asustada (3). Felicidad y despreocupación (10), tristeza (8), valentía (6), temor, maldad (5), sinceridad (4), triunfador y protector (3).
Espacios públicos Bosque (9), ciudad-pueblo-reino (6), otros espacios (3). Bosque-desierto-mar-monte (14), ciudad-pueblo-reino (9), mercado-granja (3). Bosque-montaña-prado (6). Bosque-mar-río (4), hospital-mercado (2), cueva-montaña (2).
Espacios privados Casa (18), castillo-palacio-torre (6). Casa (15), palacio (5), cueva-pozo-madriguera (7). Casas-cabañas (13), jardines-escuelas y hormigueros (3). Casas-cabañas-establos-huertas (7), escuelas-bibliotecas (2).
Objetos Ropa y adornos (caperuza, camisón, cintas, peines, perlas, lacitos); objetos mágicos (espejo mágico, varita mágica, polvos mágicos); objetos para engañar o producir daño (manzana envenenada, veneno, cuchillo, disfraces). Armas (escopeta, cuchillo de caza, flecha, hacha); herramientas de trabajo (saco, molino, mazo, ladrillos); objetos cotidianos (caldero, tazones); objetos mágicos o extraordinarios (botas de 7 leguas, platos de oro, lámpara mágica, ataúd de cristal). Objetos relacionados con labores domésticas (horno, olla, cama, cocina, platos, tamiz, cuchara); objetos para embellecerse (anillo, collar, peine, jabón, zapatos, lazos); alimentos (bizcocho, golosina, pan, peras); juguetes (bicicleta, muñecos, columpio, violín); objetos para encerrar (jaula, valla). Prendas de vestir (jersey, gorro, bufanda, chaquetón, remiendo); alimentos (sardinas, tomates, berenjenas, rebanadas de pan, cebada, trigo); herramientas u objetos cotidianos de diversos usos (mesa, cuerda, bote, aguja); otros objetos (arbusto).
Lenguaje Triste-desesperado (7), imperativo (5), protector (4), despiadado y cruel (4), vaticinador (4), conciliador-suave (4), irónico (2), festejador-celebrador (2). Triste-desesperado (16), amenazante- desafiante-irónico (9), protector-conciliador (8), cruel-despiadado-gritón (6), imperativo (3), inquisidor (3), embaucador (3), asustado (2), celebrador (2). Suave-tierno (9), cruel-amenazante (6), protector (4), conciliador (2), vaticinador (2), celebrador (2), obediente (2), imperativo (1). Imperativo-peticional (6), celebrador- festejador (5), protector (4), inquisidor (2), asustado (2), conciliador (2), amenazante (1), gritos (1).
Roles Protectora (13), víctima-enferma (10), cuidadora-esposa (10), malvada (9), princesa (8), prisionera (3), temeraria-imprudente (2), obediente (1). Víctima (17), protector-vengador (14), malvado (14), rescatador (8), héroe (4), sabio (3), prisionero, obediente (3). Cuidadora-protectora (8), ama de casa (6), rescatadora-protec-tora (6), triunfadora (5), malvada (3), temeraria-imprudente (2), enamorada (2), enferma (1), obediente (1), sabia (1). Protector (7), víctima (7), héroes-triunfador (6), malvado (2), perezoso (2), obediente (1), enamorado (1).
Actividades Hacer las camas, lavar, coser, tejer, mantener todo limpio y ordenado, disfrazarse, trabajar duramente, llorar, bailar, cocinar, recoger flores, narrar historias, visitar a la abuela, bañarse en el río, regalar un don a la princesa, dar una vuelta por el castillo, hilar lino, ayudar a volar, recibir visitas, barrer. Construir una casa, derrumbar la casa, mandar a confeccionar un par de zapatos, obligar a poner los zapatos, bailar, invitar a chicas, hacer leña, besar, escuchar atentos, acompañar al bosque, conducir un carro, coger una brazada de heno para echarle a las vacas, cazar, escapar, pelear, ir a la escuela, estudiar, jugar, comer, viajar, moler, gobernar, disfrazarse, tocar los timbales, tocar en una banda de música, contar noticias, enseñar, pescar, buscar comida, navegar. Cocinar, buscar leña, hablar con una amiga, comprar un jarabe, escuchar música, buscar algo para comer, construir una casa, cascar huevos, echar azúcar, tamizar harina, coser, barrer, labrar, traer comida, pasmar, leer un poema, llevarse una cajita rellena de algodón. Buscar leña, encender el horno, afilar palos, cocinar, calcetar, hacer acrobacias, subir a un árbol y dar de comer, cantar una canción de amor, comer, buscar coles, cantar, dormir, soñar, moler trigo, buscar agua, revolver la basura, traer rebanadas de pan, revolcarse en el barro, traer berenjenas, buscar moras, mirar un caracol, remendar, hacer muñecos, colgar una casa de pájaros, plantar zanahorias, repartir trabajos, trabajar.

Nota: el número entre paréntesis corresponde a las veces que aparece el indicador.

Fuente: elaboración propia.

Fuente: elaboración propia.

Gráfica 1 Características psico-emocionales masculinas en los cuentos clásicos 

Fuente: elaboración propia.

Gráfica 2 Características psico-emocionales femeninas en los cuentos clásicos 

Fuente: elaboración propia.

Gráfica 3 Características psico-emocionales masculinas en los cuentos actuales 

Fuente: elaboración propia.

Gráfica 4 Características psico-emocionales femeninas en los cuentos actuales 

Personajes

Con respecto al número total de personajes masculinos y femeninos, en los cuentos clásicos 81 de ellos son de género masculino, lo que equivale a 64 .3 por ciento, mientras que 45 son de género femenino (35.8 por ciento). Esto indica que las historias clásicas las protagonizan sobre todo los hombres, ya que casi duplican la presencia femenina. En cambio, en los cuentos actuales el porcentaje de personajes masculinos disminuye cinco puntos porcentuales (59.8 por ciento), pero todavía siguen representando un mayor porcentaje respecto de los personajes femeninos, con 40.2 por ciento de presencia: 55 personajes masculinos frente a 37 de género femenino. Estos datos sugieren un papel más favorable en las historias actuales para las mujeres en cuanto al protagonismo de las acciones, aunque, como indicábamos, los personajes masculinos siguen teniendo un mayor protagonismo en las historias.

Características físicas

En los cuentos clásicos los hombres se describen como seres vigorosos y trabajadores, de aspecto grande, amenazador y rudo, con belleza física y elegancia o con atributos infantiles o frágiles. Por su lado, las mujeres aparecen descritas por su atractivo físico y sexual o por su falta de atractivo, como personas vulnerables y con carencias.

En los cuentos actuales las descripciones de los hombres han cambiado y sus características físicas han perdido rudeza, lo que les otorga un aspecto más empático. Son descritos como simpáticos, tiernos, callados o con una tranquilidad contemplativa. Encontramos personajes grandes y fuertes, aunque también débiles y vulnerables. Las mujeres, a su vez, son descritas con un conjunto más rico en matices que incorpora características que en los relatos clásicos no estaban presentes. Sus descripciones se parecen más a las de sus compañeros masculinos. Ellas aparecen como saludables y contentas, con algunas anomalías físicas, pero en otras ocasiones también con una belleza de características extraordinarias. Además, encontramos protagonistas femeninos que resaltan por su tamaño, fuerza y/o características amenazantes junto a otras frágiles o menudas.

Características psicológicas y emocionales

Debido a la cantidad de los datos registrados en esta categoría, y con el objetivo de identificar todos estos rasgos, en las Gráficas 1 a 4 se presentan todas las características encontradas y su frecuencia.

En los cuentos clásicos los personajes masculinos configuran un perfil de personaje activo, heroico, violento, fuerte, no siempre bondadoso y en menor medida con algunos rasgos de vulnerabilidad; sin embargo, cuando tienen esos rasgos frágiles los compensan con una gran astucia e inteligencia y resultan igualmente victoriosos (Gráfica 1).

Con relación a los personajes femeninos, en los cuentos clásicos representan un perfil más desfavorecido e indican rasgos más infantiles, vulnerables y pasivos, como la ingenuidad, la frustración o el temor (Gráfica 2).

En los cuentos actuales los hombres están descritos con menos matices que en los tradicionales y predominan rasgos positivos en comparación con sus predecesores. Aumenta la sinceridad, desaparecen aspectos como la agresividad o se reducen otros, como la capacidad de enamorarse (Gráfica 3).

En los cuentos actuales las mujeres representan ahora un perfil más positivo, pero persisten características clásicas que las relacionan con el rol de cuidadora o con la faceta de vanidosa. Por otro lado, aparecen otras características que antes poseían en exclusiva los hombres, tales como la valentía, que podría constituir un avance hacia la ruptura del estereotipo, aunque este aspecto heroico aparece con igual frecuencia que el miedo y sigue estando menos asociado a ellas que a los protagonistas masculinos (Gráfica 4).

Espacios utilizados

En los cuentos clásicos los espacios asociados a los personajes masculinos se pueden dividir en dos grupos principales: espacios públicos y espacios privados (Tabla 1). Estos espacios se agruparon en tres categorías para describirlos con más detalle. Cada categoría está acompañada de una cifra que indica la frecuencia de aparición en los cuentos.

Espacios públicos (cuentos clásicos)

En estos espacios los hombres realizan trabajos, consiguen recursos de supervivencia y generalmente van por iniciativa propia. Las categorías en que se dividen los espacios públicos de uso masculino son: bosque-desierto-mar-monte (14 veces), ciudad-pueblo-reino (9) y otros espacios: mercado-granja (3).

En el caso de las mujeres, los espacios públicos se dividen en tres categorías: bosque (9), ciudad-pueblo-reino (6) y otros espacios (3). Se aprecia que utilizan menos los espacios públicos que los hombres y la forma de utilizarlos es también diferente. Ellas suelen realizar tareas irrelevantes en la historia; no es usual que lo hagan por iniciativa propia, y en muchas ocasiones corren un peligro del que necesitan ser rescatadas. Si tenemos en cuenta las frecuencias, las mujeres utilizan los espacios públicos aproximadamente un 30 por ciento menos.

Espacios privados (cuentos clásicos)

Los hombres utilizan las casas y los palacios principalmente, aunque también otros espacios que se pueden considerar peligrosos. Cuando utilizan las casas es para buscar algún recurso, para descansar o para sacar beneficio, mientras que los palacios suelen representar espacios donde culminan sus arriesgadas aventuras y llevan a vivir a las princesas. Por otro lado, pozos y cuevas aparecen como lugares peligrosos de los que siempre salen victoriosos y con beneficio. Así, las categorías en que se dividen los espacios privados masculinos son: casa (15), palacio (5) y otros espacios como cueva-pozo-madriguera (7).

En el caso de las protagonistas femeninas, éstas viven y realizan trabajos domésticos en las casas; en los palacios viven una vida feliz con el príncipe, que casi siempre es el propietario, aunque a veces también se ilustran lugares donde están recluidas o prisioneras. Se podría decir que en el caso de las mujeres hay una utilización menos voluntaria y más limitada de los espacios públicos y privados. Las categorías en que se dividen los espacios privados femeninos son principalmente dos: casa (18) y castillo-palacio-torre (6).

Espacios públicos (cuentos actuales)

En los cuentos actuales los espacios difieren de los clásicos. En este caso se reduce la utilización de los espacios públicos de los hombres y ya no realizan siempre trabajos o buscan recursos por propia iniciativa, sino que también se refugian de algún peligro, ven amenazas en estos contextos y en algunas ocasiones son enviados allí por las mujeres. Se identifican así tres categorías tipológicas de espacios públicos principalmente: bosque-mar-río (4), hospital-mercado (2) y cueva-montaña (2).

Por su lado, las mujeres concentran su actividad en una categoría de espacios denominada bosque-montaña-prado (6). Se produce una utilización de estos espacios de manera más voluntaria que sus antecesoras en los cuentos tradicionales. Las sensaciones que experimentan y las acciones que realizan en los espacios públicos son ahora similares a las de sus homólogos masculinos.

Espacios privados (cuentos actuales)

La utilización de las casas es diferente en estas historias; ahora ellos cocinan, viven dentro de ellas y tienen huertas que cuidan. Las categorías en que se estructuran los espacios privados masculinos son: casa-cabaña-establo-huerta (7) y escuela-biblioteca (2).

Las mujeres siguen viviendo en las casas, pero a veces también van a ellas a sacar beneficio, como hacían los hombres en las historias tradicionales, y sobre todo comparten en muchas ocasiones las labores domésticas o van a la compra. Los espacios privados femeninos se agrupan en: casa-cabaña (13), jardín-escuela-hormiguero (3), aunque también aparecen espacios que antes sólo eran masculinos, como pozos y túneles.

Se podría decir, a grandes rasgos que, en relación con los espacios, se han diseñado historias que permiten que los personajes no tengan utilizaciones tan estrictas y limitadas como en otras épocas.

Objetos utilizados

Respecto a los objetos empleados en los cuentos clásicos, los personajes masculinos suelen emplear cuatro categorías tipológicas: armas, herramientas de trabajo, objetos cotidianos y objetos mágicos o extraordinarios. A los hombres los objetos básicamente les permiten cazar, realizar trabajos, rescatar de maneras violentas y salir airosos de los problemas.

Por su parte, las mujeres emplean tres categorías tipológicas de objetos: ropa-adornos, objetos mágicos y objetos perversos para engañar o producir daño. Parece que los objetos que usan las mujeres sirven para potenciar su belleza, usan objetos mágicos para ayudar o para perjudicar a alguien y finalmente utilizan objetos para asesinar o aniquilar, generalmente a otra mujer.

Una diferencia relevante entre hombres y mujeres se relaciona con la acción de matar: los hombres suelen matar para protegerse o ayudar a alguien, generalmente una mujer, y las mujeres matan para vengarse, por envidia y en muchos casos sus víctimas son otras mujeres.

En los cuentos actuales los hombres han cambiado bastante su relación con los objetos. Éstos se agrupan en las siguientes categorías tipológicas: ropa, alimentos, herramientas y objetos cotidianos de diversos usos. Este tipo de objetos presentan un panorama donde la situación ha cambiado significativamente. Llama la atención que no aparecen hombres que manejen armas en ningún cuento actual, aparecen prendas de vestir confeccionadas por chicos y la comida la elaboran en colaboración con las chicas. En cuanto a las herramientas, éstas sirven para realizar tareas domésticas, pero las utilizan menos que ellas.

Las mujeres, por su lado, utilizan objetos agrupados en las siguientes categorías: objetos domésticos para realizar labores, enseres para embellecerse, alimentos, juguetes y, con presencia anecdótica, artefactos para encerrar, como puede ser una jaula. La información de los objetos usados por las mujeres parece indicar prudencia en la interpretación: aunque comparten con los hombres tareas que antes no hacían, siguen estando más relacionadas con los quehaceres domésticos si atendemos al mayor número de objetos domésticos que emplean (Tabla 1). También los objetos que sirven para ornamentar aparecen menos que en los relatos clásicos, pero siguen siendo de uso exclusivamente femenino.

Lenguaje utilizado

El patrón de lenguaje utilizado por los hombres en los cuentos clásicos sugiere el de alguien que se sabe superior, que demanda a los demás lo que desea y lo hace mediante la exigencia, el engaño, chillando o siendo malvado. Aunque asociado al lenguaje masculino, el adjetivo “triste” tiene una frecuencia alta junto al adjetivo “asustado”; cabe destacar que son los únicos matices de fragilidad que se han encontrado. Por su parte el patrón de lenguaje utilizado por las mujeres es el de alguien que se siente inferior, obedece en muchos casos las órdenes del hombre que le manda hacer cosas, se siente en muchas ocasiones triste y protege a los suyos.

En contraste, en los cuentos actuales, el lenguaje masculino parece equipararse al de las mujeres. Así, pide las cosas de manera más amable, en muchos casos intenta ayudar y conciliar, aunque conserva algún rasgo de maldad (inquisidor, amenazante). Por su parte, el lenguaje utilizado por las mujeres ha cambiado y adquiere en algunos casos tonos de crueldad. Aunque comparten algunas características, en los cuentos actuales existe una tendencia menor hacia los gritos y los estados de tristeza (Tabla 1).

Roles

Respecto a los roles que representan las figuras masculinas en los cuentos clásicos, los resultados indican que en la mayoría de los cuentos los hombres rescatan a las mujeres, las protegen y/o actúan con maldad, mientras que las figuras femeninas tienen un papel protector al igual que los hombres, pero la mayoría actúa de víctimas y esposas. Por otro lado, también aparecen personajes femeninos malvados que no realizan tareas domésticas, como brujas y madrastras, o princesas que, por lo general, son pasivas y obedientes.

En los cuentos actuales los hombres pierden algo de su faceta heroica y realizan menos rescates, cediendo protagonismo a las figuras femeninas que triunfan, rescatan y son temerarias. A pesar de ello, siguen representando roles de cuidadoras, malvadas o amas de casa, entre otros roles clásicos. Los datos parecen indicar que el papel que juegan los roles en las historias de la literatura infantil ha cambiado en cierta medida, pero, sin embargo, siguen visibilizando a las mujeres como amas de casa y obedientes frente a los hombres, que se representan como héroes y protectores.

Actividades asociadas

Por último, y en relación con las actividades que los diversos personajes realizan, en los cuentos clásicos observamos que las actividades masculinas se relacionan principalmente con la construcción, la caza, la pesca y las peleas, en completa oposición a las femeninas, que son tareas domésticas o irrelevantes para el desenlace de la historia.

En cambio, en los cuentos actuales observamos que las actividades suelen relacionarse con la realización de trabajos más variados, de manera que se alternan los de supervivencia, antes inexistentes, con los domésticos. Las mujeres siguen realizando trabajos domésticos como cocinar o coser, pero ahora también realizan actividades tradicionalmente masculinas, ya sea traer leña o labrar, entre otros.

Conclusiones

Sin duda, en la comparación entre narrativas clásicas y modernas en los cuentos infantiles, uno de los rasgos que más destaca es la predominancia de personajes masculinos sobre los femeninos, tanto en las obras clásicas (64.3 frente a 35.7 por ciento) como en las actuales (59.8 frente a 40.2 por ciento). Si bien la tendencia es a ser cada vez más equitativa, y el protagonismo masculino disminuye, esta desigualdad sigue presente, lo que confirma todavía el paradigma de las masculinidades hegemónicas del que partimos (Bourdieu, 2006; Connell, 1987; Connell y Messerschmidt, 2005).

Con respecto a los 20 cuentos actuales, y en lo que se refiere a los personajes femeninos, resulta sorprendente la permanencia de rasgos clásicos atribuidos a las identidades femeninas desde la época de las mitologías. Así, comprobamos cómo diversas características emotivas o relacionadas con los cuidados sitúan a las mujeres en sus roles más clásicos del amor y los cuidados, con un lenguaje suave y tierno y que ceden el protagonismo en favor de los varones como proveedores (Jorgensen, 2019). El relato de las princesas pasivas y obedientes (Noviana, 2020) permanece inamovible en los cuentos infantiles objeto de este análisis, lo cual corrobora los hallazgos de Rebolledo (2009) en relación con el signo negativo y desfavorable de los estereotipos de género más comunes y asociados a las mujeres.

Igualmente, en el análisis de nuestra selección de cuentos se confirman los resultados de la investigación de Sartelli (2018) que indican que los roles tradicionales asignados a hombres y mujeres, en las esferas públicas y privadas, generalmente siguen un criterio binario sexista. En este sentido, falta introducir en los cuentos infantiles más narrativas que reflejen la pluralidad de identidades, ampliando el marco epistemológico del que hablan Butler (2006), Stryker y Whittle (2006), Brubaker (2016) o Kane (2018).

Del mismo modo que desde el feminismo se ha trabajado en la deconstrucción de las identidades femeninas y el cambio de la episteme, además de forzar la visibilización y empoderamiento de las mujeres, y cuyos resultados más evidentes también se observan en las narrativas infantiles, nos encontramos con la estructura monolítica de la construcción masculina basada en el poder, la represión de emociones, el protagonismo y la fuerza. Lo masculino como norma frente al “otro”, que perfectamente caracterizó Simone de Beauvoir, y que se basa en el contraste de identidades ya que “[l]a subjetividad, construida históricamente y expresada a través de la ecuación fenomenológica yo/el-otro, se basa necesariamente en la ‘individualidad’ masculina sobre la ‘otredad’ femenina” (Waugh, 1989: 8).

No cabe duda de que los rasgos que caracterizan a los personajes masculinos en los cuentos clásicos se corresponden con las masculinidades denominadas hegemónicas o patriarcales, ya que sus prácticas sociales en los aspectos analizados así lo corroboran; estipulan la posición dominante de los hombres, que son quienes ejercen el control; y la subordinación de las mujeres, asumida como natural e internalizada de manera inconsciente. Esta hegemonía patriarcal es tan poderosa que coloniza nuestro espacio mental y condiciona nuestras vidas.

No existe una masculinidad única; en la actualidad, el rol de los hombres -en cuestionamiento- se reconoce como múltiple, de manera que la gama de posibilidades se entiende como amplia y cambiante, en el sentido de las identidades nómades de Braidotti (2000): la masculinidad como proceso, no como producto. De todas formas, los rasgos hegemónicos siguen ahí presentes, a veces de forma inconsciente, jerarquizando inclusive a los distintos tipos de masculinidades.

Al analizar los rasgos de estas masculinidades en los cuentos actuales vemos que predominan aspectos como la protección y los héroes-triunfadores, el lenguaje imperativo-peticional y el celebrador-festejador; o emociones como la despreocupación, la tristeza o la valentía frente a la emoción femenina del amor. En resumen, los mismos códigos contextualizados en los que se apoya el comportamiento clásico del hombre. Otros aspectos por considerar en estas masculinidades -y que necesitarían nuevos análisis- serían los silencios como poder, en la línea de la “cultura del silencio” de Kimmel (2008), la inexpresividad o el rictus inaccesible y frío.

En los cuentos actuales las masculinidades no son tan rígidas en sus identidades, sin embargo, globalmente siguen representando el modelo patriarcal. Sin duda, emergen nuevos rasgos que abren la identidad masculina (callados, tranquilos, contemplativos, etc.), pero la presencia de éstos nos sitúa nuevamente en el hombre preso de sus identidades sociohistóricas, presionado por el feminismo e incapaz de encontrar nuevos espacios sociales.

Claramente, estos relatos nos conducen al hombre desubicado, en una crisis de identidad que lo impulsa a buscarse como un Ulises posmoderno (Gil-Calvo, 1997), donde aparecen características contradictorias (fuerte vs. débil, valiente vs. temeroso, desconfiado vs. sincero, etc.). La identidad masculina, entendida como una fuente de mutilación de la que los hombres comienzan a tomar conciencia, se acentúa con la percepción de pérdida de poder y autoridad, así como en la necesidad de asumir nuevos modelos, empujados por el empoderamiento femenino y la independencia económica de las mujeres. Por lo tanto, es lógico que la contradicción forme parte de la identidad masculina, ya que las identidades no son estables.

De cualquier forma, los cuentos perpetúan esa dominación simbólica de la que hablaba Bourdieu: el orden social que permite la supremacía del hombre sobre la mujer. No se rompe radicalmente con los estereotipos, los hombres no se libran de su papel protector, de víctima y de héroe-triunfador.

La deconstrucción de la masculinidad hegemónica parte de la necesaria ruptura de los storytellings aprendidos, y por ello también queda pendiente analizar estos personajes masculinos en aspectos como clase, orientación sexual, etnia o edad para entender mejor la propuesta de experiencia de lo que significa ser hombre para estas narrativas y desafiar las formas dominantes de la masculinidad. Esas formas disidentes de masculinidades priorizan valores impropios de lo que significa ser un hombre, y por lo tanto desfijan lo inamovible del macho dominante y así rompen los estereotipos. El prototipo de hombre blanco europeo, por lo tanto, es insuficiente.

Los resultados obtenidos parecen corroborar nuestra hipótesis inicial en el sentido de que los cuentos utilizados en la actualidad, como producto cultural y socioeducativo de esta época, han avanzado en su propuesta de identidades de género más flexibles, por el impulso de las diferentes olas de feminismo y la conciencia social a favor de la equidad. Sin embargo, resulta curiosa la permanencia de los relatos clásicos: cuatro de los siete centros educativos consultados siguen empleando cuentos clásicos, que son trasmisores de sesgos de género y estereotipos muy marcados. Por su parte, en los cuentos actuales analizados, como ya comentamos, es escasa la visibilidad de todas aquellas identidades de etnia, orientación sexual, clase, etc., que cruzan las identidades de género y que sería interesante analizar con el objetivo de proponer respuestas educativas socialmente justas que denuncien todo tipo de discriminación y vulneración de derechos fundamentales. Aun así, el contexto actual parece más favorable al discurso feminista; muchas/os docentes están sensibilizadas/os y cuentan con materiales didácticos más adecuados, por lo que habría que estudiar cómo trabajan los centros que emplean cuentos clásicos, es decir, indagar sobre el uso de estos cuentos desde una perspectiva crítica.

En general, como docentes, debemos comprender la gran importancia que tenemos como trasmisores de valores de igualdad y respeto a la diversidad sin caer en prácticas educativas que segreguen y que reproduzcan los etiquetados y los prejuicios que se dan en la sociedad. Se debe trabajar para superar estas conductas, que desafortunadamente siguen estando presentes en la sociedad actual, pues la escuela tiene un papel de agente socializador y de cambio social.

Recomendaciones

Los cuentos son un recurso de alto interés educativo para la difusión de perspectivas igualitarias, siempre y cuando se realice desde un rol mediador por parte del profesorado. A través del análisis realizado en este trabajo fue posible visibilizar los rasgos que siguen caracterizando las identidades de género en los cuentos, además de ofrecer criterios para analizar y repensar las elecciones de los cuentos si se quiere trabajar la perspectiva de género en el aula. Para finalizar, se ofrecen a continuación ocho recomendaciones generales para su empleo en la mejora de las prácticas educativas futuras:

  1. Reducir la brecha en la proporción de personajes protagonistas masculinos y femeninos. En los cuentos actuales ha mejorado este aspecto, pero el protagonismo masculino es aún mayoritario. Si existe una mayoría de protagonistas masculinos, esto puede llevar a una concepción peyorativa de las cualidades femeninas y a dar por supuesta la pasividad de las mujeres, con lo que se crean contextos de vulnerabilidad.

  2. Contraponer con nuevos relatos las descripciones de las características físicas y psicológicas de los personajes que se realizan en los cuentos clásicos, pues son muy estereotipadas y otorgan valores desfavorables a las mujeres.

  3. Procurar cuentos donde los espacios se utilicen de forma igualitaria tanto por hombres como por mujeres. De esta manera evitaremos que se reproduzcan modelos de género a seguir que condicionen su utilización y pautas de conducta. Recordemos que en los cuentos clásicos los espacios públicos eran territorio de los hombres y los espacios domésticos eran propiedad casi exclusiva de las mujeres.

  4. Utilizar cuentos con lenguaje no sexista, que no muestren al hombre como superior, como medida de todas las cosas, como genérico globalizador, y a la mujer como inferior o subordinada a su voluntad.

  5. Ofrecer cuentos que diversifiquen los roles de género mediante la presentación de hombres y mujeres que realizan el mismo tipo de trabajos.

  6. Explorar, identificar y utilizar cuentos con modelos de masculinidades disidentes, que no respondan al modelo hegemónico basado en la violencia, la fuerza o el protagonismo.

  7. Promover el uso de cuentos con modelos de identidades masculinas y femeninas diversas, en sus condiciones de clase, género, etnia, orientación sexual y edad, ya que en todos los cuentos analizados predomina la lógica binaria en los géneros de los protagonistas y no aparecen personajes transexuales u homosexuales, mismos que no se pueden describir con esa lógica masculino/ femenino.

  8. Disponer de materiales didácticos que ayuden al profesorado en su labor co-educativa. Entre otros proyectos sobre la reconstrucción de los cuentos de hadas (Ortells, 2021), la editorial Chirimbote, con la Colección Anti-princesas, pretende romper el estereotipo de “princesa”, tan presente en la literatura clásica, y mostrar otras formas válidas de feminidad, así como el libro Papá, ¿por qué no te pintas las uñas de colores? (en gallego, Papá, porque non pintas as unllas de cores?) (García Marín, 2019) con sugerencias para trabajar las masculinidades disidentes y deconstruir la masculinidad hegemónica.

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Recibido: 22 de Abril de 2021; Aprobado: 06 de Enero de 2022

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