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Agricultura, sociedad y desarrollo

versão impressa ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.9 no.2 Texcoco Abr./Jun. 2012

 

Reseña

 

Zapata Martelo Emma, Blanca Suarez San Román y Aurelia Flores Hernández. 2010. Se van muchos... regresan pocos. Economía Política Feminista, acercamiento a la migración

 

Paloma Bonfil-Sánchez

 

Editorial INDESOL - Colegio de Postgraduados - GIMTRAP, A.C. México, D.F. 275. p.

 

Grupo interdisciplinario sobre trabajo y pobreza (GIMTRAP A.C.) Hilario Pérez de León No. 80, Col Niños Héroes de Chapultepec, Delegación Benito Juárez. C.P. 03440, Méx. D.F. (amantina2007@gmail.com).

 

El libro Se Van Muchos... Regresan Pocos. Economía política feminista, acercamiento a la migración; se suma a la literatura sobre género y migración que se ha venido acumulando en las últimas décadas y a la producción editorial que el Grupo Interdisciplinario sobre Mujer, Trabajo y Pobreza (GIMTRAP) ha realizado. En este tema, GIMTRAP ha aportado una mirada múltiple a un fenómeno que no por documentado, está agotado en términos de las perspectivas desde las que puede concebirse, ni de las urgentes realidades a las que se refiere: la migración y su impacto en la vida de los colectivos y las personas observadas como entes individualizados, particularmente las mujeres.

La aproximación que hace este libro al fenómeno migratorio en Tlaxcala, como región dibujada por una historia propia que sigue haciéndose presente en sus condiciones actuales; en la que se registran diferencias en las realidades municipales; como territorio en el que las comunidades construyen y reproducen sus historias propias; y como escenario -múltiple y específico- a la vez, en el que la gente, hombres y mujeres, reproducen su vida, es un camino trenzado entre el pasado y el presente; entre las dimensiones económicas y políticas de la vida social; entre los ámbitos de la globalidad y sus efectos a nivel local, dentro de los cuales la gente aún conserva ciertos mecanismos de control sobre su vida cotidiana. En este punto se centra una de las aportaciones más ricas de este libro.

Para abordar la complejidad de una mirada múltiple que pueda dar cuenta de la vivencia de la migración desde distintas aristas y, especialmente, desde las mujeres entendidas como sujetos diferenciados de los varones; desde quienes se van y quienes se quedan; desde aquellas que se marchan sin quererse despedir y de quienes regresan sin saber a qué; desde las que han debido reconstruir la vida familiar con parejas distantes y criar a los hijos con "padres periféricos"; desde las que se han vuelto visibles para el mercado y para la acción pública en su calidad de fuerza de trabajo y agentes productivos.

Las autoras han escogido y documentado cuidadosamente el enfoque de la economía política feminista, para complementar una discusión sobre lo que ellas consideran una transformación estructural e instalada en un mundo rural que ha cambiado de cara, desde esas diferentes experiencias de la migración que se modelan en el escenario regional, micro-local, nacional o binacional.

La economía política feminista, que se propone como instrumento de análisis abarcador en términos históricos, incluyente desde la perspectiva de los actores sociales y sus prácticas de agencia, integral que vincula las relaciones personales con las dimensiones más amplias del intercambio social llegando incluso al análisis de los efectos de la globalización en los sentimientos de las mujeres cuyas experiencias se analizan, es un marco desde el cual puede entenderse la experiencia vivida de la migración desde la óptica de las mujeres en su posición subordinada y en sus prácticas y estrategias de resistencia. Y esto constituye otro aporte del libro.

En particular en el capítulo cuarto: "Las mujeres y la tierra". Alrededor de la tierra ya no está sólo el ombligo enterrado, o la fuerza del arraigo, o la seguridad económica; de acuerdo con lo que se lee en el texto, la tierra ha mantenido su importancia, aunque ha cambiado de significado. En un contexto cada vez más evidente de desagrarización en el que los jóvenes no encuentran en una parcela la posibilidad de futuro la tierra sigue representando, en las sociedades campesinas, una condición de ciudadanía: de acceso al ejercicio de poder y a los recursos familiares y colectivos que detallan las autoras. Las mujeres han quedado históricamente excluidas.

Actualmente la tierra no es ya el factor central de la reproducción familiar: hombres y mujeres de las unidades domésticas de las doce localidades estudiadas, en el municipio de Hueyotlipan, Tlaxcala como territorio que se analiza en este volumen, han impulsado estrategias de sobrevivencia relacionadas con las modalidades de su inserción en un contexto nacional que ha abandonado el campo; y con la eliminación de las fronteras (físicas, sociales, económicas y culturales) entre el campo y la ciudad. Así, ellas y ellos se dedican hoy a trabajar como jornaleros agrícolas, dentro y fuera del país; como comerciantes, como empleados/as de servicios, como vendedores minoristas, como profesionistas con pocas probabilidades de un sueldo digno y un empleo formal; y en este desplazamiento del lugar de la tierra en la vida social de las comunidades rurales pueden observarse cambios en la estructura familiar, en las relaciones y vocaciones laborales y productivas, en las actividades y estrategias para la reproducción social, en las expectativas generacionales; en el mundo rural, que se construye con las opciones que estas mujeres levantan frente a la exclusión, con la práctica social que desarrollan para no sucumbir; con las formas y usos que dan a los recursos; y como una estrategia para mejorar los niveles de bienestar de la población que, como sabemos, afectan de manera diferenciada y desigual a hombres y mujeres.

Las evidencias muestran que la tierra ya no es un bien productivo central pero sigue siendo un patrimonio; y que ante las modificaciones en las relaciones económicas y políticas con la tierra que hoy se vende, al menos parcialmente; se renta o se presta, pero no acaba de abandonarse, como lo muestran las cifras sobre mercado de tierras que contradicen las expectativas de hace dos décadas en ese sentido; (además de que la tierra sigue siendo objeto de fiesta y reverencia) parece pertinente preguntar por las relaciones y los fundamentos culturales de género que prevalecen, marginando a las mujeres del acceso a la propiedad y el control sobre la tierra: ya sea por vía de la herencia o por derecho colectivamente reconocido.

¿Cuáles son las bases sociales, económicas, culturales que no se mueven -ni con la migración- para seguir marginando a las mujeres del acceso a la riqueza y al poder que podría representar la tierra? Y más allá de eso ¿del acceso a los derechos reconocidos y a la valoración social?. Esta es la pregunta de fondo que se explora en este libro, a través de la reconstrucción de la historia regional "con mirada de mujer", de la documentación de la experiencia del sujeto femenino en el fenómeno particular de la migración -sobre todo como expulsión- dentro del Estado de Tlaxcala.

En el cuidadoso análisis que se presenta sobre la cada vez más generalizada experiencia migratoria y la pérdida social que ésta representa para las localidades rurales de Tlaxcala, sostener la tierra y la vida productiva que a ella se asocia no es una de las razones de la migración (clasificadas más bien como la necesidad de atender exigencias básicas: adquirir bienes -autos, casa-, seguir estudiando, pagar deudas; generar ahorros para la vivienda o para abrir un negocio) pues, como se menciona, se encontró un único caso documentado en que las remesas hayan servido para comprar tierras y fue, precisamente, el de una mujer. Lo anterior forma parte de un proceso paralelo que ya ha sido documentado en distintas regiones del país: desde hace dos décadas, en México se vive el proceso de descampesinización que tan claramente se retrata en Tlaxcala, mientras, al mismo tiempo, se observa que cada vez más mujeres son titulares de derechos agrarios, la mayoría por viudez, pero muchas más por compra de terrenos en pequeña propiedad. Así, junto con la transformación de las sociedades campesinas y de las formas colectivas de organización, aparece en la propiedad individual de la tierra un protagonismo cada vez mayor de las mujeres. Una interpretación posible es que la tierra adquiere para ellas una importancia diferente en contextos de migración: ante la inseguridad de las relaciones de pareja y los arreglos económicos familiares; ante la discontinuidad de las remesas, especialmente cuando el esposo ha hecho otra familia lejana; ante el abandono de los hijos e hijas que se van y se distancian de sus madres y sus compromisos, pareciera que las mujeres ponen por delante la seguridad patrimonial de la propiedad de la tierra, la casa o los animales, y que encuentran en estos elementos un margen de ahorro para invertir en sus propios micro-negocios. En ese escenario podemos entender la relevancia de las mujeres como campesinas, como pequeñas agricultoras o ganaderas, como artesanas y comerciantes, como el pilar que mueve y sostiene la vida en las localidades y regiones que se han venido vaciando de hombres y jóvenes de ambos sexos.

Como comenta una mujer en el Estado de México: "mis hijas se fueron para el D. F., mis dos hijos se salieron para EE. UU. con su papá, al que yo no he visto hace más de 12 años. Aquí me encargaron a mis nietos, que no me hacen mucho caso. Así que lo que tengo son mis borregos y el campo para llevarlos. Mi casa, triste y sola, pero mía. Y mi milpa para recoger elote dulce. Si no tuviera eso ¿qué sería de mí?"

Desde la petición de lluvias en los campos a la falda de los volcanes, hasta la venta de productos de belleza por catálogo, las mujeres de las localidades rurales que se retratan en este libro han buscado adaptarse a las decisiones propias y ajenas que han cambiado sus vidas; y en esa experiencia colectiva, de género, pueden observarse las diferencias generacionales, cambian las formas y las razones, pero todo se junta en la bolsa de elementos que se conjugan en el proceso de transformación de los mundos rurales.

La reflexión que se presenta en este libro es posible, en su profundidad, en su sólido detalle, no sólo por la experiencia y el conocimiento profesional de las autoras y por la posibilidad de acceder a un financiamiento para el trabajo editorial que implica este libro, sino por la continuidad de un proceso de investigación en el que pudieron conjuntarse apoyos de distintas fuentes.

Los contenidos del libro entrelazan el soporte teórico y metodológico con el dato concreto que aportaron las voces consultadas en Tlaxcala y sus rincones. El abordaje conceptual que se hace del proceso migratorio en Tlaxcala, pensado y reconstruido desde la vivencia de las mujeres constituye, finalmente, un esfuerzo por armar un mosaico guiado de la diversidad de esta experiencia. Se insiste mucho a lo largo del texto en no dejar campo a las generalizaciones, y se fundamenta la importancia de considerar la diversidad, la diferencia y la desigualdad.

Si el objetivo de que uno de los interlocutores de estos resultados sean las instancias productoras de políticas públicas, es necesario traducir estas reflexiones en elementos útiles, aplicables al quehacer institucional (en el diseño de ventanillas diferenciadas, en la producción de indicadores de desempeño, en la formulación de criterios de evaluación, por ejemplos). Este libro puede ser un instrumento para incluir otras miradas en el fenómeno de la migración: para atender los problemas emocionales y afectivos de las mujeres atravesadas por el impacto migratorio; para revisar y evaluar los costos sociales de la recomposición familiar y productiva determinados por el proceso de la migración. Este libro contribuye, así, a facilitar el análisis de esta realidad desde el lugar y la perspectiva de dos actores clave para políticas públicas con perspectiva de equidad: las mujeres y los actores gubernamentales.

La obra permite reflexionar sobre el lugar y papel de las mujeres en la familia, en la localidad, entre dos fronteras y en los cambios instalados por la migración.

Al mostrar cómo se traduce en lo personal y lo local, el transcurrir de lo global, el libro es una afirmación de que, como sostienen los aborígenes en Australia, este mundo y sus reinos: las rocas, los mares, los árboles y las nubes, forman todos una canción y cada uno al nacer, lleva consigo y carga un tramo de esa melodía. La migración ha abierto puertas propias y ajenas a la vida de las mujeres y se pueden conocer algunas con esta lectura.

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