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Revista panamericana de comunicación

versão On-line ISSN 2683-2208

Rev. panam. comun. vol.3 no.2 Ciudad de México Jul./Dez. 2021  Epub 17-Jan-2022

https://doi.org/10.21555/rpc.vi2.2433 

Artículos

Ángel María Garibay: un comunicador de tradiciones

Ángel María Garibay: a communicator of traditions

Dr. Marco Antonio Millán1 
http://orcid.org/0000-0002-8466-1708

1Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa, México, mmillan@cua.uam.mx


RESUMEN

Este artículo tiene la pretensión de mostrar cómo y de qué manera la poesía y la comunicación, confluyen en los antiguos escritos mexicanos a través de la pluma del humanista Ángel María Garibay. El padre Garibay fue más que un paleógrafo y traductor de los antiguos cantares de México, también revitalizó la poética náhuatl al poner a disposición comunicativa su sentido espiritual más profundo. En este trabajo, ofrecemos un preámbulo biográfico del Dr. Garibay y, enseguida, exponemos en una parte (A), algunas razones que nos hacen proponer y entender a la hermenéutica como comunicación en el trabajo poético del padre Garibay, para con ello, en una parte (B), fijar un mínimo de criterios para comprender la disposición natural de la lengua náhuatl hacia el fenómeno poético y, al final, en una parte (C) exponer y comentar la tipografía estética que el mismo Garibay conformó, después de estudiar, sistematizar y comunicar sus hallazgos en la materia.

Palabras-clave: Angel María Garibay; México; lengua nahuatl; biografías; tipografía estética

ABSTRACT

This article aims to show how and in what way poetry and communication converge in ancient Mexican writings through the pen of the humanist Ángel María Garibay. Father Garibay was more than a paleographer and translator of the ancient songs of Mexico, he also revitalized Nahuatl poetics by making his deepest spiritual sense available to communication. In this work, we offer a biographical preamble of Dr. Garibay and, next, we will expose in part (A), some reasons that make us propose and understand hermeneutics as communication in the poetic work of Father Garibay, for this, in one part (B), to set a minimum of criteria to understand the natural disposition of the Nahuatl language towards the poetic phenomenon and, at the end, in one part (C) to expose and comment on the aesthetic typography that Garibay himself created, after studying , systematize and communicate their findings on the matter.

Keywords: Angel María Garibay; Mexico; Nahuatl language; biographies; aesthetic typography

PREÁMBULO

El padre Garibay -nacido en 1892- inspirado tempranamente por Santa Teresa de Jesús, es ordenado sacerdote católico en 1917. En el camino, ya joven seminarista, halló motivos de demora en la lengua latina, la griega y la hebrea. Lenguas que no sólo dominó, sino que para él, dan vivo testimonio de lo humano en lo divino (materia clara para una hermenéutica espiritual). También son los años en que la biblioteca del seminario lo acercará a la lengua y cultura náhuatl. Fray Luis de León será, en los andares del padre Garibay, una temprana vida paralela a la suya: una presencia lejana. Al mismo tiempo, la llamada revolución mexicana, daría motivos para arreciar el estricto carácter personal del futuro erudito.

De la sapiencia del padre Garibay, se nutrieron y tomaron impulso muchos estudiosos del pasado náhuatl, siendo el más destacado, sin duda, Miguel León-Portilla, cuya tesis doctoral, La filosofía Náhuatl, sentó una sólida base para el reconocimiento de la poesía y la filosofía de los antiguos habitantes de México. Los cimientos de la fundamentación del libro de León-Portilla y de otros tantos, los puso la obra en dos tomos de la Historia de la Literatura Náhuatl, del propio Garibay, en el año 1953. En el año de 1956, León-Portilla y el padre Garibay, fundan el Seminario de Cultura Náhuatl en el Instituto de Historia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Garibay, ya desde 1940, había entregado a la prensa el libro Llave del Náhuatl, que lo ubicaría como un pionero del estudio de la antigua lengua y ofreció traducciones inéditas de los informantes de Fray Bernardino de Sahagún. Lo propio habría hecho en las obras suyas Poesía Indígena de la Altiplanicie y Épica Náhuatl, ambas editadas por la UNAM en la misma década de los 40. Largo camino señero seguiría a partir de entonces.

Asimismo, la obra en tres tomos, también editada por la misma universidad, Poesía Náhuatl, aparecida entre los años 1964 y 1968, en las postrimerías de su productiva vida, constituye un hito invaluable para la comprensión del pasado mexicano a través de la escritura y sus formas simbólicas. Aquí pretendemos dar una breve muestra de ello.

No es fácil escudriñar un abordaje del fenómeno poético -como forma primigenia de comunicación- en los antiguos cantares mexicanos, sin recibir la influencia de posiciones occidentales modernas -desde la estética o la teoría literaria, por ejemplo- que, acaso, no son del todo propicias a una cabal comprensión o a una aproximación sensata a su sentido originario. Habremos de tomar cierta distancia de tal influencia, pero sin dejar de aceptar cierto cobijo hermenéutico, por lo demás previsiblemente inevitable. La hermenéutica espiritual habrá de brindarnos refugio con algunas de sus ideas y conceptualizaciones.

Sobre el sentido de la hermenéutica -en general- y su pertinencia temática, podríamos señalar que ésta además de ser un método y una técnica exegética, también es una praxis de acceso a los sentidos ocultos de toda creación humana que comunica algo a alguien. Para Grondin, el sentido de la hermenéutica es fundamentalmente de carácter práctico y consiste en “volver de la palabras a las intuiciones que las animan, de los signos a la vida, del verbum enunciatum al verbum internum o interius; es este camino desde las palabras a su sentido el que ha recorrido la hermenéutica desde siempre” (2012). Similar es el conocido sentido que da a la hermenéutica Paul Ricoeur: “la interpretación es el trabajo del pensamiento que consiste en descifrar el sentido oculto en el sentido aparente, en desplegar los niveles de significación implicados en la significación literal” (2003). Por caminos que tienen enfoques no necesariamente comunes, tanto Grondin como Ricoeur, aceptan la existencia de aspectos ocultos que hay que des-ocultar en los diversos planos de significación de las actividades humanas. Este par de breves citas podrían brindarnos señales claras en nuestra aproximación a la obra de Garibay, no obstante, hay otros sentidos del término hermenéutica que son más propicios a la aproximación deseada en este breve trabajo. Nos referiremos en adelante, a las investigaciones de José Antonio Antón Pacheco, erudito de la hermenéutica comparada y espiritual. Considerando los límites que impone un artículo como este, seremos breves y trataremos de mostrar, solamente, una mínima orientación temática y metodológica.

Para Antón Pacheco, la hermenéutica es “un proceso de conocimiento y un proceso espiritual” (1988) y asegura que, en ésta, la comprensión produce su propia temporalidad cualitativa y personal. Y, en oposición a aión-jronos-hora, el Cairós es el momento privilegiado y cualitativo. El cairós rompe con la sucesión cronológica y profana, aún cuando el aión ya no es más un tiempo indefinido, tampoco se opone a cairós, porque éste suscita la personalización temporal de aquel, de tal modo que: “son dos aspectos del tiempo espiritual: la vividura del cairós marca la ruptura con el tiempo profano, con el viejo eón” (2003). El cairós es, también, el tiempo de la hermenéutica, porque consuma la posibilidad de la interpelación que revitaliza la experiencia de otras personas en otros “tiempos”: “cada día es potencialmente un cairós en la medida en que puede llegar a ser la presencia personalizadora”(Ibid). El día a día, el hoy, revela su potencia hermenéutica al posibilitar la interpretación del tiempo como persona. (Véase, también, Antón 2018, 2017 y 2010).

Para nuestro tema, lo anterior puede ser ubicado así: la antigüedad mesoamericana y, concretamente, la náhuatl, tiene un tiempo profano más o menos definido, pues es posible establecerlo entre 1325 y 1521, en función de los códices (véase, por ejemplo, Sten, 1972), lo cual significa que el tiempo cronológico, el aión-jronos-hora, que señala Antón Pacheco, está fijado cuantitativamente a través de documentos, vestigios arqueológicos y utensilios. Por otra parte, el tiempo como Cairós privilegia una comprensión cualitativa, en la que la experiencia ajena de la cultura náhuatl se revitaliza al ser interpretada por la erudición humanista de Garibay. Es importante resaltar esa interpretación humanista, es decir, esa hermenéutica espiritual y cairológica del padre Garibay, porque no se trata sólo de un historiador o lingüista, sino de alguien que efectivamente conocía los recovecos de antiguas tradiciones de otras culturas clásicas del mundo y conocía las lenguas en que se manifestaron. Vale repetir, que conocía y traducía desde las lenguas latina, griega y hebrea. Ni más ni menos que las lenguas que contienen gran parte del legado cultural de la humanidad hasta nuestros días. Ese conocimiento de la antigüedad clásica y su transmisión en obras traducidas y anotadas, hace de Garibay la presencia personalizadora de ese otro pasado de los antiguos mexicanos. Nos es posible hacer tal afirmación porque, como se confirmará en la parte (C), Garibay ensaya una tipología estética a partir de esa personalización espiritual cairológica, a través de su trabajo hermenéutico con la poesía náhuatl y eso lo convierte, desde nuestro enfoque, en un comunicador de tradiciones. En un constructor de auténticos puentes que comunican, transculturalmente, sentidos entre tradiciones humanas a través de sus formas pintadas y escritas.

(B)

Es muy conocido que los antiguos mexicanos se referían a la poesía como una forma de asumir lo sublime: Flor y Canto, In xochitl, in cuicatl, con ello no pretendían clasificar literariamente nada, sino hacer posible la recolección de lo sagrado en la palabra dicha, hablada o testimoniada en la tradición oral y en los códices. De esta forma se sostenía y transmitía la tradición y así se le pintaba. Esta era la manera antigua de hacer comunicación.

Plumas de connotada sapiencia han abordado el tema con la soltura que los años de estudio suponen, tal es el caso del revisado Ángel María Garibay y de su discípulo, Miguel León Portilla (2011) y, también, de Rubén M. Campos (1936) y Alfredo López Austin (1996), con distancias y naturales apreciaciones particulares acerca del tema en cuestión. A través de ellos, se asume la pertinencia de entender el fenómeno poético en el camino de una hermenéutica espiritual comparada, que se pregunta por el sentido de algo como algo y de referirse, por ello mismo, a formas de expresión semejantes o de reflexiones pensantes en otras grandes culturas antiguas. No es casual que investigadores de décadas atrás hayan presupuesto consideraciones transculturales semejantes y que hayan otorgado títulos de peculiar cuño a sus investigaciones, piénsese en el caso de Daniel Brinton que intituló a su estudio: Rig Veda Americanus, en 1890, o bien, el caso de Rudolf Van Zantwijk, que en 1957, publica el artículo Aztec Hymns as the expression of the Mexican philosophy of Life, o el más conocido de Eduard Seller, quien compila, en cinco volúmenes, algunos tratados: Gesammelte Abhandlungen zur Amerikanischen Sprach und Altertumsekunde, entre 1902 y 1923.

En cuanto a la lengua, es conocido que el náhuatl clásico abunda en figuras poéticas de manera natural, es decir, que es una lengua francamente poética. En su Diccionario del náhuatl, Carlos Montemayor y otros autores (2017), traducen algunas figuras poéticas del náhuatl al español actual, primero en un sentido literal y luego en un sentido amplio. Veamos, como ejemplo, algunas de ellas no escogidas al azar: In xochitl, in cuicatl (Literal: flor y canto. Amplio: poema); Itlatol, Ihiyo (Literal: su palabra, su aliento. Amplio: su discurso); In chalchihuitl, in quetzalli (Literal: jade y pluma fina. Amplio: belleza, riqueza); Mixtitlan, ayauhtitlan (Literal: en nubes y nieblas: Amplio: misteriosamente); Otimotlalticpacquixtico (Literal: has salido a la tierra. Amplio: has nacido); Immihiyotzin, immotlahtoltzin (Literal: tu aliento, tu habla. Amplio: tu palabra). Desde 1571, Fray Alonso de Molina (1966), hacía notar que “el lenguaje y frases de estos naturales (especialmente de los nauas y mexicanos) es muy diferente del lenguaje y frases latino, griego y castellano”. Aunque, como Garibay sostendrá repetidamente, existen posibilidades amplias de hacer cruces de comprensión entre culturas, lo que aquí llamamos hermenéutica espiritual.

In xochitl, in cuicatl, Flor y Canto: Poesía. En Nezahualcóyotl, por ejemplo, la poesía se adhiere a los grandes temas metafísicos del ser humano: el tiempo, la muerte, la palabra verdadera, “el dador de la vida”/dios, el sí mismo. No están ausentes la duda, la existencia y la angustia. El término Cuícatl, himno, poema o canto, también hace alusión a cantos de temas específicos: teo-cuícatl, cantos divinos o en honor a los dioses (o al dios único); yao-cuícatl, cantos de guerra o himnos bélicos; xopan-cuícatl, cantos de tiempo de verdor o renacer; xochi-cuícatl, cantos de flores y de amistad (uno de los cuales ofreceremos como ejemplo más abajo) y los icno-cuícatl, cantos de reflexión y de meditación, “a la manera filosófica” -dice León Portilla-.

Baste lo anterior para ofrecer un breve ejemplo de la interpretación hermenéutica (traducción, si se quiere) del padre Garibay. En el Tomo I de la referida obra Poesía Náhuatl, se acomete una labor completa de comunicación del pasado mexicano a través del texto conocido como Romances de los señores de la Nueva España, también referido como Manuscrito de Juan Bautista de Pomar, Tezcoco 1582. De este manuscrito vamos a tomar el poema 2 (la elección hablará por sí sola). Daremos el texto en náhualt, enseguida la versión del padre Garibay y algún comentario suyo al respecto. Por nuestra parte, haremos breves apuntes reiterativos a la autoridad del erudito.

Poema 2

Ye ni hualla antoncnihuan in

noconcozcayoza nictzinitzcamana Aya

nictlauhquecholihuimolohua

nicteocuitla icuiya

nicquetzalhuixtoilpiz

in Icniuyotli:

Nic cuicailacatzoa

Cohuayotli.

In tecpan nicquixtiz

an ya tonmochin,

quin icuac tonmochin

in otiyaque ya Mictlan

in yuh ca zan tictlanehuilco Ohuaya Ohuaya.

Ye on ya nihualla

ye on ninoquetza

cuica nonpictihuiz

cuica nonquixtihuiz

antocnihuan.

Nech hual ihua teotl,

nehua ni xochhuatzin

nehua ni Temilotzin

nehua ye nonteicniuhtiaco

nican Ohuaya Ohuaya.

Ya vine, amigos míos:

Con collares ciño; doy plumas de tzinitzcan,

con plumas de guacamaya rodeo,

con oro matizo,

con trepidantes plumas de quetzal entrelazo

la Hermandad:

rodeo con cantos

la Comunidad.

La introduciré al palacio

y ahí ya todos,

todos hasta que

nos hayamos ido a la Región de los Muertos:

en esta forma hemos venido a tenernos prestados unos a otros.

Pero ya vine,

allí me presento:

allí haré componer cantos,

allí haré brotar cantos

a mis amigos, vosotros.

Me envía acá como mensajero el dios:

yo soy el dueño de las flores:

yo soy Temilotzin:

yo he venido a hacer amistad con las personas aquí.

En el índice de nombres, Ángel María Garibay, enfatiza que el poema es atribuido a Temilotzin, audaz compañero de batalla de Cuauhtémoc en la defensa de Tlatelolco. Fundamentalmente, en las líneas del escrito se destacan las referencias a la hermandad (Icniuhyotl) y la comunidad (Cohuayotl) y a la más conocida región de los muertos (Mictlan). Vale la pena citar a Garibay, en su propia nota explicativa: “Hubo en la vieja cultura de los nahuas, que hallaron los conquistadores hispanos, una institución de poetas. Era un gremio en que se reunían los autores de poemas, en los días en que la guerra se hallaba en receso. Para los poetas el canto era un sustituto de la batalla. Nada errónea idea, pues la poesía es batalla contra mil fuerzas” (1964). Se habla de una comunidad de poetas, personas que hacen algo en común. No cualquier cosa, sino una altamente espiritual: transmitir el mensaje del dios. Nada alejado de los antiguos griegos, quienes encontraron en el dios Hermes, esa trascendental función y en los poetas (Homero, Hesíodo) una comunidad de transmisión de mensajes teogónicos. En todo caso, en la hermandad (Icniuhyotl), dice Garibay: “los poetas se sentían una parte predilecta de la sociedad antigua” (Ibid). Debemos percatarnos de algo contumaz: Temilotzin es un poeta mensajero del dios (Nech hual ihua teotl). Un comunicador, un hermeneuta de la antigüedad mexicana. No hay espacio para adentrarnos en tan sugerentes hallazgos y menos para ponerlos en relación a la Región de los Muertos (Mictlan) y, con ello, mostrar el hecho de que Garibay realiza una auténtica hermenéutica espiritual (siguiendo la ruta de Antón Pacheco). Apenas lo anunciamos como parte de una investigación mayor que estamos preparando.

(C)

Ángel María Garibay, ensayó una tipología estética de los antiguos pueblos del Anáhuac que, por nuestra parte, sostenemos que da constancia fehaciente de una hermenéutica espiritual que actualiza oportunamente (Cairós) el tiempo de los poetas de la antigüedad mexicana (tal como se sugirió en la parte B). Contrario a lo que ocurre con la escultura, la cerámica y la arquitectura, la poesía náhuatl ha sido presa fácil de influencias extrañas que combinan, por un lado, la carencia de la lengua y con ella la ausencia de penetración profunda y, por otro lado, la de mal entenderla desde cánones helenizados o modernos. Garibay (1945) propone estimar la naturaleza íntima de esta poesía considerando los siguientes elementos:

a. La abstracción de la realidad, enmarcada en ámbitos fantásticos y religiosos.

b. La poesía no ve algo, sino que lo presiente.

c. No pinta algo y lo reproduce, sino que el poeta se transfunde él mismo.

d. Las creaciones expresan fantasías.

e. La realidad es, apenas, el comienzo de donde parte el vuelo de la imaginación.

f. Una vez que la expresión se eleva sobre la realidad comienza una materialización de pormenores y de contactos con la materia que raya en sensualismo.

g. El tacto, así como en la piedra labrada, en la palabra que armoniza, ata al poeta a la Tierra, impidiendo su acceso a lo irreal.

De lo real y lo irreal, dice Garibay, “estas dos cualidades en apariencia contradictorias, no son sino complementarias y dan una originalidad inconfundible a todo lo que es producto de la creación indígena en cualquier arte” (1945). Agregamos que eso sostiene el vínculo entre lo humano y lo divino, por ejemplo, en el referido poema 2 de los Romances, arriba expuesto.

h. Liberación del tiempo y el espacio.

i. Tendencia a la minucia, como variaciones del mismo motivo o la repetición de ideas, con sutiles matices. (Vgr. In oc yohuayán / in ayámo tóna / in ayámo tláthui Aún dura la noche / aún el sol no nace / aún no amanece…).

Dice Garibay: “La estilística de la lengua náhuatl, con sus redundancias de sinónimos y con su difrasismo habitual, nos habla de la angustia del indio por ver la idea por todos sus ángulos, por expresar la emoción, por todos los medios de envasarla hacia afuera” (ibid).

j. Cada detalle puede tomarse aislado y hacer de él un objeto aparte.

k. Ideas y emociones, más emociones que ideas desembocan en la campo de la epopeya. (Véanse en este inciso, las comparaciones que hace Garibay (1945) con el poeta griego Homero).

Deseamos dejar sólo enlistadas cada una de las cualidades que, a juicio del padre Garibay, podría contener una tipología de la poética náhuatl. A nosotros nos tocará mostrar la pertinencia de su propuesta, aunque no en este escrito.

CONCLUSIONES PROVISIONALES

Ahmo tlacohualli in tlahtolli: la palabra no es algo que se compre. Palabra poética, memoria y mito, amasan el sentido de los antiguos cantos mexicanos. La palabra es donación de sentido, el mito y el símbolo constituyen sus cimientos y la memoria preserva sus cantos. Filosofía y poesía se acompañan al unísono, envueltas en el mito de creaciones, combates y pervivencias cíclicas, eso esencia la antigua poesía mexicana: Flor y canto. Transmisión, comunicación y memoria. Actualidad cairológica. Una hermenéutica que da qué pensar.

Proponemos que la comunicación espiritual, como forma de la actualidad hermenéutica que, tipológicamente, ensayó el padre Garibay en virtud de la poesía náhuatl (parte C de este trabajo), pueden ser reunidas en las siguientes cualidades (ejercicio que expresa, también, la propia asunción hermenéutica de quien esto escribe):

  1. Sentido interno, lejos de los límites de una frase o de un idioma familiar, que carga con connotaciones propias.

  2. Lleva al corazón interno de la percepción para experimentar más plenamente el conocimiento que subyace de la percepción física y su traducción.

  3. La lengua poética náhuatl bloquea la automatización de la experiencia interna en aras de estereotipos.

  4. Busca la expansión de los conceptos.

  5. Crea relaciones internas emergentes.

  6. Establece relaciones no-terminadas, siempre cambiantes, que nunca pueden ser plenamente expresadas, pero que, no obstante, contantemente, buscan expresión.

Es un hecho que Ángel María Garibay no es el autor más conocido ni leído de México. La fama que tiene está al alcance de muy pocas personas, más bien vinculadas a la antropología o a la historia. Es una enorme injusticia. Dotado de una sapiencia descomunal es un autor que está a un paso de ser desterrado de la memoria colectiva, siendo que es uno de los que más la nutrió. Como se ha resaltado arriba, el padre Garibay hizo posible una auténtica labor de pontificado intercultural, es decir, que fue capaz de cimentar puentes que no sólo comunican nuestro presente con el pasado de los mexicanos antiguos, sino que ahondó en el sentido de esa antigüedad con una revitalización justa, precisa y sabiamente escrita. Cifró y descifró; acuñó una “llave del náhuatl” que abrió el cerrojo de posteriores estudios de esa lengua madre; demostró que el mundo azteca fue capaz de una épica y una lírica en un sentido literario profundo y propio; tradujo textos clásicos del latín, el griego y el hebreo.

La obra de Garibay merece una revitalización permanente y multidisciplinaria, allende la especialización histórica. Su obra conforma una andamiaje yuxtapuesto de creación literaria, investigación de fuentes históricas, traducciones, debates de la lengua náhuatl y española, conocimiento de lenguas clásicas y contemporáneas, y una permanente atención al uso de la lengua española, aún vigente. Es tarea de una hermenéutica espiritual profundizar en la esencia poética de los antiguos habitantes de México. Sea este pequeño trabajo una muestra de esa tarea.

REFERENCIAS

Obras de Garibay

» Garibay, A.M. (2019). Llave del Náhuatl. Porrúa.

» Garibay, A.M. (2017). Panorama literario de los pueblos nahuas. México.

» Garibay, A.M. (2005). Teogonía e Historia de los Mexicanos. Porrúa.

» Garibay, A.M. (2000). Poesía Náhuatl I, Romances de los señores de la Nueva España. Manuscrito de Juan Bautista de Pomar, Tezcoco, 1582. UNAM.

» Garibay, A.M. (2000). Poesía Náhuatl II, Cantares Mexicanos, Manuscrito de la Biblioteca Nacional de México, primera parte. UNAM.

» Garibay, A.M. (2000). Poesía Náhuatl III, Cantares mexicanos, Manuscrito de la Biblioteca Nacional de México, segunda parte. UNAM.

» Garibay, A.M. (1982). Poesía Indígena de la altiplanicie. UNAM.

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» Garibay, A.M. (1954). Historia de la Literatura Náhuatl II, El trauma de la conquista (1521-1750). Porrúa.

» Garibay, A.M. (1953). Historia de la Literatura Náhuatl I, Etapa autónoma (1430-1521). Porrúa.

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Recibido: 29 de Julio de 2021; Aprobado: 27 de Agosto de 2021; Publicado: 30 de Noviembre de 2021

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