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Debate feminista

versão On-line ISSN 2594-066Xversão impressa ISSN 0188-9478

Debate fem. vol.62  Ciudad de México  2021  Epub 05-Maio-2023

https://doi.org/10.22201/cieg.2594066xe.2021.62.2278 

Reseñas

Los sentidos del cuerpo

Carolina Peláez Gonzáleza 
http://orcid.org/0000-0003-3549-0030

a Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, Ciudad de México, México. Correo electrónico: cpelaez@correo.xoc.uam.mx

Sabido, Olga. (coord) (, 2019. Los sentidos del cuerpo: un giro sensorial en la investigación social y los estudios de género. Ciudad de México: Centro de Investigaciones y Estudios de Género, Universidad Nacional Autónoma de México


Este libro es una invitación a adentrarnos en el conocimiento de los estudios sobre el cuerpo y los sentidos desde una mirada social. Olga Sabido Ramos inicia argumentando que "los cuerpos sienten y ese sentir da sentido al mundo" (p. 17), punto relevante que no habrá de perder a lo largo de la obra, especialmente porque engarza uno de los cuestionamientos centrales de los estudios sensoriales a las ciencias sociales: la discusión sobre duplas asentadas en nuestro acervo de conocimiento, como la separación entre naturaleza-sociedad (cultura), emoción-razón y cuerpo-mente. Otra cuestión, que forma parte de la estructura del texto, es el reconocimiento del género como categoría transversal a los estudios del cuerpo y los sentidos. Este aspecto es una de las principales contribuciones del libro. Parte de su originalidad radica en la apuesta por la intersección conceptual: género, cuerpo y sentidos.

En general, ha sido un placer leer y participar en este libro; esto me sitúa en una posición distinta a la de una reseñadora externa que nunca ha tenido contacto con el proceso de elaboración de la obra que comenta. Lo anterior, sin dejar de ser un sesgo, me permite abrir las puertas para reflexionar y exponer el proceso de elaboración del libro: el origen de la obra y el trabajo colectivo.

Quiero iniciar esta reseña por su recorrido y no por su contenido -sobre el cual profundizaré páginas más adelante-, por aquello que el texto transporta, traduce (en el sentido latoureano de la palabra; Latour, 2008), para pensar en nuevas formas de prácticas y espacios que generan academia. El libro es resultado de una convocatoria que realiza Olga Sabido en 2017 para abrir el seminario de investigación "Giro sensorial en la sociología: cuerpo, sentidos y género" en el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Las reflexiones teóricas y metodológicas que se dieron en ese seminario fueron el origen de varias jornadas de trabajo en las que cada une de les autores expuso su primera versión del capítulo y se decidió, gracias al apoyo del CIEG, la materialización de este libro. Les lectores se estarán preguntando: ¿qué de novedoso tiene esto?, si les investigadores hacemos seminarios, publicamos libros constantemente, o por los menos eso se espera de nosotres. La particularidad de este libro radica en les actores que convocó, participaron y crearon los espacios de enriquecimiento e intercambio para lograr la obra. Aquí participan actores de diversos niveles académicos, como David Howes en el prólogo, referente obligado para quien se interese en los estudios sensoriales, cuya participación en libro se logró gracias a Daniela Sánchez, coautora también del libro. Une puede sentir los diálogos dentro del aula del CIEG donde se impartía el seminario, donde las experiencias de investigadores con una larga trayectoria en el estudio de los sentidos y el cuerpo confluyeron simétricamente con las de estudiantes de maestría y doctorado, y jóvenes investigadores e investigadoras, y dieron lugar a cada uno de los capítulos del libro.

John Law (2004) señala que, a partir de nuestras propuestas teóricas y metodológicas, no solo describimos realidades sociales, sino también las creamos. Los espacios de producción de conocimiento tienen entonces un fuerte componente político; esto significa plantearnos el tipo de realidad social que queremos crear y, por tanto, el tipo de academia que queremos crear. El esfuerzo que pusimos la coordinadora, los autores y autoras, Alejandra Tapia -que tradujo el prólogo de Howes-, les dictaminadores anónimes, el equipo de edición y producción del CIEG, más los espacios y objetos que brindó el centro de estudios, representan un conjunto de actores (humanos y no humanos) que lograron ensamblarse y establecer una red, para dar como resultado un libro tan prolijo o, como señala Howes en las páginas del libro: "con un alto nivel de sofisticación teórico y metodológico" (2019, p. 10). Este libro logra, al mismo tiempo, lo que desde mi muy particular punto de vista es el corazón de nuestro quehacer en las ciencias sociales: aplanar las asimetrías académicas, modificando el destino, el significado y origen del conocimiento, donde la claridad y el rigor no reside en, ni proviene de las jerarquías académicas, sino de un intenso trabajo colectivo.

Los sentidos del cuerpo: un giro sensorial en la investigación social y los estudios de género es precisamente una invitación a comprender diversas manifestaciones de la realidad social desde el cuerpo y sus sentidos como elementos intrínsecos de su reproducción. La articulación de las siete secciones que lo componen nos ofrece tanto un panorama general del proceso de institucionalización de los estudios sensoriales como un viaje sensible con nuestros lentes de género a la complejidad de la vida social en México.1 Es notable el destacado trabajo artesanal de Olga Sabido al ensamblar los capítulos, lo que trae como resultado una lectura ágil de los mismos. Pocas veces se logra construir un libro académico de acceso a todo tipo de público. El libro resulta útil tanto para las personas que desean introducirse al tema de los estudios sensoriales como para especialistas del tema que deseen conocer los intereses de las nuevas generaciones.

El establecimiento de los marcos conceptuales consensuados a lo largo del seminario es evidente en el manejo conceptual de las autoras y autores. Por ejemplo, la noción de filtro(s) de Asia Friedman se recupera como una propuesta viable para comprender la construcción de nuestras formas de percibir el mundo en clave sensorial y genéricamente diferenciada. Como señala Priscila Cedillo (capítulo 2) sobre los aportes de la sociología disposicional, el género tiende a arraigarse en los cuerpos como disposiciones sensibles. En el capítulo 3, Olga Sabido y Adriana García nos muestran cómo estos filtros no son estáticos, sino que cambian a partir de las situaciones y el vínculo particular que establecen las parejas, donde las formas de sentir al otro se transportan a partir de objetos donde el amor se materializa y el cuerpo que se ama pasa por filtros perceptivos construidos socialmente. Nuestras percepciones sobre el amor en algunas sociedades occidentales, por ejemplo, se configuran a partir de representaciones sobre el amor romántico. En su capítulo 9, Roberta Granelli apela a la deconstrucción de las estructuras hegemónicas y mono-normativas sobre el amor que pasan por la dimensión corporal y sensible.

Otro aspecto destacable en esta obra es la confluencia de las aportaciones desde la sociología clásica y contemporánea con las propuestas conceptuales desde los estudios sensoriales: Georg Simmel, Marcel Mauss, Maurice Merleau-Ponty, Pierre Bourdieu, Norbert Elias, Howard Becker, Richard Sennett, entre otros, se recuperan y ponen diálogo con planteamientos actuales. Así lo hace Carolina López (capítulo 1), siguiendo la propuesta de Asia Friedman al ampliar el concepto de percepción reflexión de Luhmann y poner en diálogo la propuesta de glosa corporal de Goffman, en la que el cuerpo se hace cuerpo a partir de la atención o desatención a nuestros estímulos sensoriales.

Quisiera destacar cuatro aportaciones que considero una gran contribución a los estudios de género, el cuerpo y los sentidos, no solo para abonar al proceso de institucionalización de los estudios sensoriales y de género en México, sino también porque permiten mostrar preocupaciones y abonos teórico-metodológicos que hacemos desde latitudes no anglosajonas. La primera aportación tiene que ver con el papel que juega la dimensión corpóreo-sensible en los procesos de adquisición de conocimiento del mundo social. Es decir, cómo aprendemos y aprehendemos a estar y relacionarnos en este mundo, a disfrutar, sufrir, amar, sentir; en otras palabras, a percibirlo y, por tanto, descubrir, como diría Latour (2013), nuestros diversos modos de existencia. Nuestra experiencia es resultado de intersecciones y multiplicidad de cuerpos y artefactos que permiten la producción de lo social. Así, en el texto de José R. Torres-Ramos (capítulo 5), las notas musicales se encarnan en el aprendizaje sobre cómo lograr ser un buen mariachi, a partir del perfomance que demanda una percepción auditiva anclada a ciertos patrones de masculinidad, aspecto que también es abordado en mi propio texto sobre cómo convertirse en pescador de altamar (capítulo 4).

Aprendemos también que experimentar el placer y el dolor depende de normas corpóreas y formas del sentir que no son estáticas, sino procesuales; que pueden cambiar a lo largo de la trayectoria de las personas, tal como lo desarrolla Daniela Sánchez en el capítulo 8 sobre la carrera erótica para convertirse en practicantes y formar parte de comunidades que practican el bondage, dominación, sadismo y masoquismo (BDSM). Esta mirada procesual, que va de la mano del cuestionamiento central del estudio de los sentidos y discute la dupla cognición-sensación, la encontramos en la investigación de Erick Serna (capítulo 11) que nos muestra cómo la constitución de un habitus de la ceguera depende también de nacer con incapacidad visual o perder la visión en algún momento del curso de vida. Muestra, a través de su narrativa, la forma en que una persona que nace sin capacidad visual genera conexiones e imprime una geografía sensorial distinta a la de quienes ven, al conectar la materialidad del espacio con lo táctil y el desarrollo de un radar auditivo, como lo llaman sus propios informantes.

La segunda aportación es la rica propuesta metodológica que encontramos a lo largo de diferentes capítulos; por ejemplo, la autoetnografía de Velvet Romero (capítulo 17) que nos narra y analiza el difícil y doloroso proceso de morir a partir de los diarios de su madre y su propio proceso personal de acompañamiento. Nos enseña que nuestra propia experiencia forma parte de los producción de conocimiento, donde nuestros cuerpos, emociones y sentidos son agentes activos en la representación de la realidad que construimos dentro de las ciencias sociales.

La mirada cualitativa predomina en los capítulos en que el uso de la técnica de la entrevista permite reconstruir e identificar códigos para ver, moverse, aproximarse a los otros, como lo aborda Carlos Viscaya (capítulo 10) cuando analiza las interacciones homoeróticas en el último vagón del metro.

También está presente, por ejemplo, en el salón de clases como espacio donde se experimenta el cuerpo y se pueden implementar actividades para analizar la experiencia estética, como lo desarrolla en el capítulo 15 César Azamar Cruz, recordándonos la importancia de la presencia física en el aula que tanto extrañamos durante la pandemia por la COVID-19.

César Torres Cruz (capítulo 7), en su análisis de la experiencia de la serodiscordancia, estudia el papel del tacto en diferentes escenarios de interacción (biomédico, familiar e íntimo). Mediante un análisis de este sentido vemos cómo se reproducen actos de estigmatización hacia las personas con VIH. El autor nos lleva a escenas del hospital en las que el personal de atención se rehúsa a tocar lo que se percibe como un cuerpo infectado con capacidad de contagio. Pero también a la nostalgia por el cuerpo del otro que se extraña sentir, donde se vuelve tan importante la sensación de los fluidos corporales en las prácticas sexuales.

La mirada cualitativa se perfila como método útil para dar cuenta de diversas formas de percepción y, por tanto, de interpretar el mundo a partir de nuestros sentidos, como nos enseña Cynthia Méndez (capítulo 16), quien analiza la experiencia corporal de pacientes diabéticos en tratamiento de hemodiálisis, condición que modifica la percepción háptica (al trastrocarse el sentido de la propiocepción) y se acompaña de nuevas atenciones y cuidados sobre el propio cuerpo.

Un acercamiento novedoso a los datos lo brinda Paola Thompson (capítulo 14). La autora recurre a la documentación de notas periodísticas para comprender el fenómeno del desollamiento de mujeres a partir de una mirada estética, que reconoce la violencia de género y apela a la transformación de la percepción del público lector. Establece, por tanto, una propuesta que interpela desde lo sensorial para la transformación de nuestros propios esquemas de percepción sobre cómo mirar, y sentir, el desollamiento de los cuerpos de mujeres en la zona conurbada de la Ciudad de México.

Otras aportaciones las encontramos en el análisis del papel que desempeña la manifestación de múltiples formas de materialidad en la articulación y producción de esquemas de percepción que contribuyen a la reproducción y constitución identitaria de género (Carolina Peláez González, capítulo 4; José R. Torres Ramos, capítulo 5 y Daniela Sánchez, capítulo 8), así como en nuestra interacción y prácticas cotidianas, tal como lo aborda Diana Ramírez (capítulo 12) al estudiar si el uso del inodoro está arraigado a técnicas corpóreas como conocimiento social. El cambio de este tipo de objeto -como se da en el uso de la letrina seca- demanda nuevas habilidades corpóreo-sensibles. La materialidad en estos capítulos representa entidades de coproducción de lo social que traducen el cuerpo mismo generizado: un cuerpo sintiente y resultado de su articulación con entidades humanas y no humanas.

La última aportación del libro a que aludiré es el vínculo transversal del ámbito sensorial con los afectos y las emociones, como una dimensión indisociable en el análisis en dos aspectos: 1. el vínculo del cuerpo, los sentidos y los afectos y/o emociones como tríada analítica que complejiza el estudio de las diversas realidades sociales que estudiamos, y 2. el papel de esta tríada en la producción de conocimiento, en la medida que la investigadora o investigador es también cuerpo que siente y es afectado como parte del contexto que analiza. En palabras de Howes:

de hecho, en lo relacionado con los afectos, la forma en que muchos capítulos incorporan el análisis de los sentidos al análisis de los afectos es especialmente idónea, porque la manera en que los dos giros -el sensorial y el afectivo- se entrecruzan no ha recibido la atención que merece, o al menos no hasta ahora (2019, p. 13).

Este libro es indispensable para quienes tengan interés en los estudios sensoriales y los estudios de género; es una contribución que brinda un abanico de categorías, conceptos, propuestas para estudiar la reproducción del sistema sexo/género en nuestras sociedades, donde el cuerpo, y sus sentidos, es uno de los principales referentes y agentes.

Referencias

Latour, Bruno. (2008). Reensamblar lo social: una introducción a la teoría del actor-red. Buenos Aires: Manantial. [ Links ]

Latour, Bruno (2013). An Inquiry into Modes of Existence. Londres: Harvard University Press. [ Links ]

Law, John (2004). After Method. Mess in Social Science Research. Londres: Routledge (Taylor & Francis Library). [ Links ]

Sabido, Olga (coord.). (2019). Los sentidos del cuerpo un giro sensorial en la investigación social y los estudios de género. Ciudad de México: Centro de Investigaciones y Estudios de Género, Universidad Nacional Autónoma de México. [ Links ]

1 I. Reflexiones, niveles y categorías analíticas para la investigación corpóreo-sensorial; II. Estudios e género en clave sensorial; III. Sexualidades, erotismo y sentidos corporales; IV. La ciudad como experiencia personal; V. La sensorialidad y los artefactos; VI. Sensaciones, sentimientos y estética, y VII. Experiencias sensoriales, enfermedad y dolor.

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