Introducción
El cáncer de pene es una enfermedad relativamente rara en la población occidental, cuya incidencia (que va de 0.5 a 1.6 por 100,000 hombres) ha ido aumentado poco a poco. En el mundo no occidental, la incidencia es mayor y puede llegar hasta el 10% de las enfermedades malignas en los hombres1. Asimismo, en nuestro país se observa que el cáncer de órganos digestivos (25%), el de órganos genitales (11%) y de órganos hematopoyéticos (10.6%) son las principales causas de morbilidad hospitalaria por neoplasias en la población de 20 años y más en 2013. De la misma manera, los tumores del sistema reproductor masculino se ubican como la tercera causa de mortalidad entre la población de 20 años y más en el mismo año, con 8.44 defunciones por cada 100 mil habitantes2.
No obstante, aunque son pocos los estudios que se han centrado en el impacto psicosocial del cáncer de pene y en sus distintas modalidades de tratamiento3, estos muestran que es una enfermedad agresiva, con importantes repercusiones psicológicas y sociales que afectan la imagen corporal y la autoestima4,5.
En una revisión sistemática se encontró que tanto los tratamientos conservadores como los radicales pueden tener un impacto en la función sexual, el bienestar psicológico y las interacciones sociales, así como conllevar un trastorno por estrés a consecuencia del impacto negativo presente. Asimismo, produce efectos negativos sobre el bienestar en hasta un 40%, con síntomas psiquiátricos en aproximadamente el 50% y signos de estrés en casi la misma proporción; además, hasta dos tercios de los pacientes informan una reducción en la función sexual5. Provoca una alteración en el sentido de la masculinidad del hombre, que influye en su percepción sobre sí mismo y en el afrontamiento de los desafíos postoperatorios3,6.
En este sentido, la cirugía para el cáncer de pene afecta significativamente la calidad de vida de los pacientes debido a que se considera mutilante5,7.
Es por esto que generar conocimiento de cómo esta enfermedad afecta a los pacientes es fundamental para el desarrollo de un enfoque multidisciplinario y global durante el tratamiento5. Asimismo, los problemas planteados con anterioridad pueden dar lugar a intervenciones importantes.
Al respecto, la evidencia científica ha demostrado que la intervención psicosocial puede mejorar indicadores de adaptación psicológica, como la reducción de la ansiedad general y específica del cáncer8. Además, reducen el tiempo de hospitalización, la depresión y la ansiedad, y mejoran la calidad de vida de los pacientes9.
No obstante, se hace imposible establecer un tipo de intervención estándar debido a las características psicosociales de los pacientes, los tipos de cáncer, su evolución y tratamientos10,11. Por lo cual se ha sugerido que la intervención psicológica se adapte individualmente a las preocupaciones del paciente12.
Fernández, et al.13 encontraron que la intervención psicológica en paciente con cáncer se solicita cuando los niveles de distrés son superiores y cuando el deterioro de la calidad de vida es significativo durante las fases de la enfermedad. Por ello el número de sesiones puede variar de acuerdo con el motivo de consulta, considerando así la importancia de la atención psicológica en el paciente oncológico.
De esta manera, en general, las estrategias de intervención psicosocial utilizan el apoyo emocional, el apoyo informacional-educacional y el apoyo instrumental o su combinación. El apoyo emocional consiste en expresar preocupaciones, molestias y sentimientos generados por la enfermedad, para reducir el malestar emocional10. Carl Rogers utilizó el término acompañamiento para describir la ayuda y el apoyo psicológico que se brinda a las personas desde una postura asistencial14.
En este sentido, el acompañamiento psicológico busca mejorar el bienestar de las personas, aliviar su angustia y desajustes, resolver las crisis y aumentar su capacidad para funcionar mejor en sus vidas, es decir, pone atención en problemas relacionados con las crisis de la vida y problemas asociados con trastornos físicos, emocionales y mentales. El tipo de intervenciones utilizadas en este enfoque pueden ser breves o de largo plazo, son específicas para los problemas y están dirigidas a las metas, centrándose en la prevención, desarrollo y el ajuste a lo largo de toda la vida. Los profesionales en el acompañamiento psicológico también tienen un enfoque en la psicología de la salud, dentro del cual ofrecen servicios de prevención y apoyo al ajuste y recuperación en las enfermedades, apoyo en el cambio de estilos de vida, así como afrontamiento psicológico a las enfermedades15.
Aunque el acompañamiento psicológico es una herramienta utilizada en el contexto de salud, principalmente en las áreas de consejo genético para los pacientes en riesgo de cáncer hereditario, en otras áreas del proceso de cáncer como en el diagnóstico y en el tratamiento hay poca información. Con relación a esto, Eardley y Palit16 destacan la importancia de conocer el impacto del cáncer de pene sobre la función sexual y la calidad de vida con el fin de preparar psicológicamente a los pacientes ante estas situaciones.
En este artículo se presenta un caso de un paciente con cirugía para cáncer de pene (falectomía parcial) y el acompañamiento psicológico que se le brindó durante su diagnóstico y tratamiento. Se comentan las sesiones y los beneficios observados.
Presentación del caso
Hombre de 27 años de edad, soltero sin hijos, preparatoria terminada, curso en «Ritmos latinos y danza». Hijo menor de tres, padres divorciados, actualmente familia monoparental, refiere adecuada relación con sus padres. Tabaquismo positivo desde los 17 años, consumo aproximado de 1 a 2 cigarros al día suspendido en febrero del 2016. Alcoholismo de tipo social suspendido desde febrero del 2016. Inicio de vida sexual activa a los 17 años, dos relaciones sentimentales previas de duración moderada. En la actualidad relación sentimental de siete años de duración, en la cual hasta el momento no había tenido actividad sexual. El paciente refiere el deseo y planes de casarse.
Referido por su Hospital General de Zona, ya valorado por Oncología Quirúrgica, por iniciar padecimiento con fimosis y engrosamiento prepucial, progresivo de inicio indeciso. Posteriormente, aumento de volumen con dolor referido principalmente en prepucio. Se maneja como balanitis con antimicrobiano. Valorado por el Servicio de Urología, donde se realiza circuncisión por fimosis, con reporte histopatológico que indica carcinoma epidermoide bien diferenciado queratinizante a invasor con bordes quirúrgicos positivos. Se propone tratamiento radical, que el paciente no acepta. Se envía al Hospital de Especialidades n.o 25, Centro Médico Nacional del Noreste, para ser valorado por el Servicio de Oncología Quirúrgica con diagnóstico de cáncer epidermoide de pene. Se propone manejo quirúrgico con falectomía parcial más disección inguinal bilateral, el cual, después de aclarar dudas, acepta.
Después del procedimiento quirúrgico, el reporte histopatológico refiere carcinoma epidermoide moderadamente diferenciado queratinizante invasor, etapa clínica II.
Paciente que al momento de la confirmación del diagnóstico y tratamiento manifiesta crisis circunstancial y de ansiedad, confusión, miedo, ánimo decaído, llanto, baja autoestima, visión de túnel, pensamientos automáticos negativos acerca del futuro con relación al diagnóstico y tratamiento, debido a los cambios en la imagen corporal y al estilo de vida.
Para la obtención de datos, al paciente se le aplicó una entrevista semiestructurada en la que además de datos generales se abordan aspectos relacionados con el diagnóstico y tratamiento del cáncer y su evolución. También cuenta con un apartado específico para el área emocional sobre el impacto del diagnóstico y tratamiento en la calidad de vida, el manejo de emociones, pensamientos automáticos, afrontamiento y apoyo social.
Acompañamiento psicológico
Se realizaron siete sesiones en total, siendo la primera sesión de entrevista psicológica, historia clínica e intervención. Posteriormente se llevaron a cabo cinco sesiones de intervención psicológica y una sesión de seguimiento de acuerdo con las fechas de la consulta médica. La duración de las sesiones fue de 40 a 50 minutos, en función de las demandas y necesidades específicas del paciente en el contexto hospitalario (Tabla 1). El método utilizado principalmente fue el sintomático-sugestivo, que se centra en los síntomas del paciente acompañándole con técnicas, medidas o soluciones referentes a estos. Puede incluir tres momentos:
Tranquilizar, tiene la finalidad de que el paciente enfrente sus temores no fundamentados con el fin de disminuir su tensión emocional y facilitar una visión más objetiva de la realidad.
Animar, el objetivo es que la imagen del miedo quede compensada por la imagen de sí mismo resaltando los elementos positivos.
Persuadir, se realiza por medio de la sugestión de ideas, sentimientos o creencias, también se utilizan técnicas de relajación.
Sesión | Síntoma | Técnica de acompañamiento psicológico | |
---|---|---|---|
1 | Diagnóstico | Incertidumbre sobre el futuro «¿Podré tener hijos?» «¿Podré casarme?» «¿Dejaré de ser hombre?» «¿Podré hacer lo que hacía antes?» |
Revisión, comprensión, reorganización Participación familiar |
2 | Revisión de preoperatorios | Miedo al procedimiento quirúrgico «¿Cuánto me van a quitar?» «¿Es el procedimiento correcto?» |
Comprensión, reorganización y adaptación |
3 | Día previo al procedimiento quirúrgico | Ansiedad «¿Cómo voy a salir de la cirugía?» |
Reorganización, sugestión de relajación Relajación diafragmática y relajación profunda con conteo12 |
4 | Dos días posteriores al procedimiento quirúrgico | Impacto de imagen corporal «Así no estaba yo» | Comprensión, reorganización y adaptación |
5 | Primera cita médica después del procedimiento quirúrgico | Preocupación por fiebre | Revisión, psicoeducación |
6 | Segunda cita médica después del procedimiento quirúrgico | Preocupación por aceptación de la pareja «Miedo a que me vea, miedo a no poder satisfacerla» | Comprensión, reorganización y adaptación Participación de pareja |
7 | Seguimiento | Reanudación de actividades | Revisión, comprensión y adaptación |
En el acompañamiento psicológico se espera que el paciente logre comprender y reorganizar sus reacciones emocionales, pensamientos y decisiones responsables, escogiendo los medios más adaptados para sus objetivos e incrementar la confianza en sí mismo y el ánimo para tomar decisiones y ejecutarlas. Dentro de este proceso, el psicólogo refleja y clarifica las manifestaciones del paciente, pasando por las siguientes etapas en el proceso terapéutico: revisión, comprensión, reorganización y adaptación. La labor del consejero es acoger, reflejar, clarificar y estimular17.
En la primera sesión con el acompañamiento se logró la facilitación de la expresión emocional del paciente, así como de sus familiares. Principalmente se logró una compresión y una reorganización de sus miedos, consiguiendo a su vez que se aceptara el tratamiento indicado por el cirujano oncólogo. En la sesión dos, el paciente nuevamente refiere ansiedad y temor sobre el tratamiento indicado, por lo que se trabajó la confianza y el ánimo para continuar con el procedimiento, reorganizando los miedos del paciente y confirmando la aceptación del tratamiento. La sesión tres fue el día de la cirugía, por lo que el paciente presentó ansiedad ante el procedimiento, para lo cual, además de reorganizar sus temores, se realizó una técnica de relajación de respiración diafragmática y relajación profunda con conteo18, logrando la disminución de la ansiedad del paciente antes de la cirugía. La sesión cuatro fue un momento en el que el paciente presentaba un nivel de ansiedad severo debido a la confrontación del resultado del procedimiento quirúrgico de falectomía parcial más disección inguinal bilateral; por medio de la reorganización se logró que el paciente comenzara su proceso de adaptación al cambio en la imagen corporal. En la sesión cinco se logró tranquilizar al paciente y a su familia mediante una orientación telefónica sobre los efectos secundarios del tratamiento quirúrgico. En la sesión seis se logró la expresión de las emociones y pensamientos automáticos en cuanto a la satisfacción sexual hacia la pareja, también se cuestionaron los pensamientos automáticos durante la sesión, facilitando con esto la adaptación al cambio generado por el tratamiento. En la sesión siete se le dio seguimiento al paciente y se logró verificar que continuaba de manera saludable hacia el proceso de adaptación, retomando sus actividades laborales y planes personales.
Con base en lo anterior consideramos que se lograron los efectos positivos del proceso de acompañamiento: cambios en su autopercepción; se observa la confianza en sí mismo, lo que le dio capacidad de tomar sus propias decisiones con relación al tratamiento y presentó un manejo adecuado del estrés19.
Discusión y conclusiones
El objetivo de este artículo fue presentar el caso de un paciente con cáncer de pene y el acompañamiento psicológico brindado durante su diagnóstico y tratamiento. Como se observó en el caso y la descripción de sesiones, la cirugía para tratar el cáncer de pene genera miedo y ansiedad en el paciente, por lo que una intervención psicológica como el acompañamiento puede ayudar al paciente a afrontar de manera adecuada dicha situación.
El pene tiene una importancia simbólica y física para todos los hombres, ya que es crucial para su funcionamiento sexual y para la micción. El tratamiento quirúrgico del cáncer de pene tiene un alto impacto psicológico, ya que es a menudo mutilante y afecta las funciones antes mencionadas16.
Para los pacientes con este tipo de cáncer, el acompañamiento psicológico permite ofrecer el apoyo para tomar decisiones y resolver los problemas que están alterando el ritmo de su vida. Además de brindar orientación, también implica dar apoyo, contención emocional, discusión de temas existenciales, planificación de vida y establecimiento de metas14. Asimismo, en el paciente con cáncer es importante mantener la autoestima y el apoyo social, el cual puede ser facilitado por el acompañamiento psicológico20. En este caso se observó el apoyo familiar y de la pareja como recursos para la aceptación del tratamiento quirúrgico y después de este, así como para la aceptación de la imagen corporal y reanudación de actividades en las cuales participó la pareja.
El acompañamiento psicológico también ha mostrado ser de beneficio para pacientes con otros tipos de cáncer, como el de mama. Se ha reportado que estas pacientes, con acompañamiento psicológico, muestran menores síntomas de distrés después de la cirugía21; una sola sesión de acompañamiento psicológico disminuye emociones negativas como el miedo, la rabia, la tristeza y el nerviosismo22. También pacientes con diferentes tipos de cáncer en cuidados paliativos atendidos con acompañamiento psicológico grupal e individual muestran más autoestima, mayor satisfacción con la vida y menor distrés23.
Con base en lo observado en este trabajo, se puede decir que el acompañamiento psicológico ayuda al paciente con cáncer de pene a que este pueda afrontar las crisis que se presentan por los cambios del diagnóstico y el tratamiento; además, disminuye la ansiedad en el momento de la cirugía y poscirugía. Dentro del acompañamiento creemos que para este tipo de cáncer es muy valioso integrar a la familia, establecer confianza con ellos y con el paciente y facilitar la comunicación asertiva entre ambos.
En el estudio se presentan algunas limitaciones como no contemplar un seguimiento a largo plazo que permitiera observar los cambios que presenta el paciente a lo largo del tiempo, el miedo a la recurrencia y la posibilidad de un tratamiento radical.
En este sentido, se recomienda seguir explorando la eficacia de las intervenciones psicosociales, específicamente el acompañamiento psicológico en las áreas de la salud, y buscar sistematizar este tipo de intervenciones en el tratamiento de los pacientes con cáncer, incluyendo evaluaciones psicológicas para establecer de manera adecuada los cambios generados por la intervención, así como contemplar un seguimiento a largo plazo de los pacientes.