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Revista latinoamericana de estudios educativos

versão On-line ISSN 2448-878Xversão impressa ISSN 0185-1284

Rev. latinoam. estud. educ. vol.52 no.1 Ciudad de México Jan./Abr. 2022  Epub 02-Out-2023

https://doi.org/10.48102/rlee.2022.52.1.473 

Qué leer

Experiencias significativas para la reconstrucción del tejido social en un contexto de violencia

Meaningful Experiencies towards the Reconstruction of the Social Fabric in a Context of Violence

Enrique Pieck Gochicoa* 
http://orcid.org/0000-0002-7263-2977

*Universidad Iberoamericana Ciudad de México, México. enrique.pieck@ibero.mx

Mancillas, C.. 2021. Vínculos: experiencias significativas para la reconstrucción del tejido social en un contexto de violencia. México: Universidad Iberoamericana, 432p. ISBN: 978-607-417-769-5.


De inicio, quiero comentar que me da mucho gusto y me siento muy honrado de comentar este libro. Me recuerda ese primer día, que estuve ahí cuando empezó todo, cuando el equipo del Centro Familiar para la Integración y el Crecimiento (CFIC) dio su primer paso en la aventura de la sistematización.

Desde ya gracias a Celia por la invitación a comentar este libro y también al Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (Equide) por abrir este espacio que permite conocer los resultados de una investigación que se desarrolló en una de las ciudades más lastimadas por la violencia, la pobreza y la inseguridad: Ciudad Juárez. Es un gusto muy especial comentar un libro que está cargado de humanidad, sí de dolor frente a una realidad cruel; pero, por otro lado, lleno de solidaridad y resiliencia. Son las dos caras de esta investigación y también los dos rostros, uno frente al otro, de la realidad que se vive en esta ciudad. Rescatar la trascendencia del papel desarrollado por una institución como el CFIC en este contexto fue uno de los objetivos centrales de esta investigación. Vaya buena decisión haber decidido embarcarse en esta aventura.

Confieso en ese entonces tener una curiosidad muy fuerte por conocer las historias detrás de una institución como ésta, cómo le han hecho en sus inicios, cómo lo han vivido, de dónde nacieron estas iniciativas en contextos que han destacado por sus niveles de violencia, por los feminicidios, por la inseguridad, por la desintegración social. Cómo han sido recibidas, cuáles fueron sus dificultades, en qué medida han cerrado heridas.

Para responder a estas interrogantes, la investigación se apoyó en el enfoque de la sistematización de experiencias. No se sanciona ni se busca evaluar; simplemente se da cuenta de la experiencia que se está analizando bajo una mirada crítica, se da cuenta de sus procesos, relaciones, conflictos, contradicciones, sus aportes. Es un enfoque más bien hermenéutico, donde lo que se busca es fundamentalmente comprender. Constituye, pues, un proceso crítico, intersubjetivo y colectivo, donde el ejercicio consiste en recordar, rescatar en el pasado, reubicar nuestros recuerdos, deconstruir y reconstruir la historia, hacer hablar a la experiencia.

La investigación es importante por el simple hecho de rescatar la experiencia de una organización que está comprometida con la dimensión humana y que aporta un grano enorme al proceso de reconstruir el tejido social. Se orienta a conocer el papel que ha tenido -y tiene- el CFIC en la generación de vínculos y en los procesos de reconstrucción de un tejido social que ha perdido fuerza, que ha ido quedando “guango” y donde las personas han tendido a callar, a aislarse ante el dolor sufrido por circunstancias que cimbran los caminares de las personas en sus territorios. Por eso, se recoge en las voces expresadas: “que nadie se quede solo y con su dolor”, cual consigna que ha guiado los propósitos de una institución como el CFIC.

Una tarea fundamental del proyecto fue contar con información que permitiera observar la relación que ha habido en las diferentes áreas del CFIC con los procesos de reconstrucción del tejido social. Como señala una de las compañeras del equipo: “lograr recuperar el sentido de agencia sobre sus propias vidas, cómo es que a partir de todas las dinámicas que realizó durante su proceso, ella comienza a percibirse en control de aquellas cosas que le suceden”. En la labor cotidiana del CFIC, hay una preocupación clave por el rescate de experiencias, se busca que salgan, que se narren, para que no se queden guardadas por el gran mal personal y social que ello implica.

Los objetivos que se persiguieron en esta investigación están relacionados con las seis áreas/dimensiones que definen la actividad de la institución y que son los que se sistematizan: los rasgos del duelo, los factores de resiliencia, la justicia restaurativa de la familia, la educación para la paz en el fortalecimiento de las relaciones personales, en el análisis de los elementos que caracterizan las estrategias de intervención y prevención del suicidio, las experiencias de desarrollo humano y espiritualidad ignaciana que favorecen estrategias de afrontamiento ante condiciones de vulnerabilidad… y, fundamentalmente, entender cómo se ha ido reconstruyendo el tejido social desde la interacción de las áreas en el contexto social de una ciudad fronteriza. La realidad fracturó los vínculos y la actividad del CFIC contribuye a su restauración, y sobre esto hay muchas evidencias. Comenta una señora: “Yo quise participar en el taller porque me dieron ganas de conocer más individuos, convivir con ellos, ya que no he conocido más”. Igual otra compañera comenta sobre sus aprendizajes de participar en los talleres, que la ha llevado a valorar la ventaja de “platicar, en lugar de tener la violencia en casa.”

En ese sentido, a lo largo de sus poco más de 20 años, el CFIC ha ido generando espacios que favorecen la vinculación social en momentos posteriores a la violencia. Una señora comenta:

Lo que a mí más me gustó fue que vi a otras personas que han pasado por los asesinatos de sus hijos, ver cómo les ayudó a sacar sentimientos, problemas, confusiones que ellos guardaban, que yo tal vez como persona de la comunidad para mí no iba a ser fácil ayudarles, a mí me ayudó muchísimo, pero a mí me dio gusto ver a esas personas que estaban contentas. (Acercarse como comunidad).

En esta investigación, claramente cualitativa y que atiende a las diferentes voces, participan los beneficiarios (la población de Ciudad Juárez que ha establecido contacto con el CFIC en busca de apoyos), los aliados (porque el trabajo de la institución se distingue por las múltiples alianzas que apoyan su labor) y por el equipo del CFIC (un grupo de especialistas en el campo de la psicología, la mayoría) que ya lleva trabajando con el Centro muchos años. La producción de la información requerida en este proceso de sistematización se apoyó en el uso de herramientas, tales como relatos, entrevistas, grupos focales, observación y análisis de documentos. La sistematización se llevó a cabo como una investigación acción participativa construida desde la narrativa y la horizontalidad. Se rescata lo que significó para las personas en un proceso de construcción colectiva de conocimiento.

La estructura del libro ayuda a entender cómo se desarrolló y planeó el proceso de sistematización del CFIC. Después de apuntar algunas notas sobre el contexto de Ciudad Juárez, como referente obligado que permitirá contextuar y significar los momentos de análisis, en un segundo capítulo se aborda el proceso de la sistematización, se habla de lo que implicó la construcción y problematización del objeto, cómo se fue estructurando la fase de campo y la forma en que se fue generando la información para, finalmente, proceder a la fase de análisis e interpretación crítica.

Los capítulos restantes que conforman el libro constituyen el espacio central donde se vierten los procesos y resultados de la sistematización de cada una de las dimensiones del CFIC. Ello se hace con la integración de diferentes grupos de trabajo, de ahí la riqueza de voces y la dimensión crítica, colectiva e intersubjetiva del proceso. Son estos seis grupos quienes se responsabilizan de sistematizar y narrar la conformación y desarrollo de cada una de estas áreas. En este proceso participan personas de varias instituciones, de la Ibero y del CFIC, que aportan distintas visiones al transcurrir de la experiencia. Este proceso de análisis busca sustentarse en la conformación inicial de un referente teórico de cada una de las áreas, tales como el suicidio, la resiliencia comunitaria, el duelo.

Posteriormente, se integran las voces de usuarios y aliados, la fuente principal de información para conocer la incidencia del CFIC. En este proceso de análisis se van distinguiendo diferentes categorías, tales como los procesos de cambio cognitivos, conductuales, relacionales y emocionales, lo mismo que los aprendizajes significativos y las emociones, que han ocurrido en el curso de los procesos. Es así como el proceso de recoger las voces permitió a las personas acercarse como comunidad, recuperar el sentido de agencia sobre sus propias vidas y poder contar con testimonios que dan cuenta de sus historias.

Como parte del análisis de la información generada, se destacan las dimensiones que cruzan las diferentes áreas, tales como los modelos de atención a víctimas de violencia, la aplicación multisistémica de las prácticas, las redes de colaboración y experiencias, la constatación de los aportes de la sistematización como método y la distinción de dos realidades que coinciden en el tiempo: un contexto de múltiples violencias y una sociedad resiliente y solidaria que forma alianzas para el bienestar y el desarrollo humano de sus habitantes. Se acaba resolviendo cómo cada una de las áreas del CFIC busca restablecer y fortalecer los vínculos en los distintos procesos.

Se concluye el análisis de cada una de las áreas entresacando diferentes experiencias significativas y buenas prácticas, lo que en sí constituye un importante aporte del proyecto. Algunas de ellas se refieren a cómo se elabora el diseño e implementación en respuesta a las necesidades de la población, la incorporación de una perspectiva sistémica de los apoyos que se ofrecen, la evaluación continua de los proyectos, la inclusión de talleres de duelo para adultos que han sido víctimas de violencia, el duelo compartido como unión de narrativas, o ya bien el favorecer la resiliencia a través del apoyo a otros que han tenido experiencias similares.

En el análisis destacan las motivaciones de las personas para acudir al CFIC y participar en algunas de las prácticas del área de duelo, tal y como la mujer que secuestraron después de que le hubieran matado a su esposo y cuando estaba embarazada de su último bebé… y que, finalmente, se animó a entrar en una práctica de duelo.

Confieso que eché de menos el sentir de los relatores del equipo en la primera parte del análisis. Extrañé la voz de Sylvia y de otras compañeras y compañeros del CFIC, narrando la forma en que se vivieron los procesos y el desarrollo de las áreas en esos primeros años. Quedó en segundo término la subjetividad, al predominar la descripción de sucesos en el dar cuenta del surgimiento y desarrollo de las diferentes áreas.

La situación cambia en el apartado de las “voces de los usuarios”, quienes narran sus experiencias en el contacto con el CFIC en el entrecruce con sus historias. Son estas voces las que permiten dar cuenta del significado que ha tenido el CFIC en la comunidad de Ciudad Juárez en las diferentes áreas. Sus voces hablan de lo que les significa el hecho de haber narrado; implican también una reflexión sobre sí mismos, sobre las experiencias vividas, su historia, su vida cotidiana, sus relaciones y su comunidad. Sólo por señalar algunos testimonios:

  • Fue el padre quien nos dijo que iba a haber un taller, que iba a haber una psicóloga, que nos iban a interesar los temas, pues iban a ser de la problemática del pueblo, cómo han estado las cosas.

  • …para yo estar bien. También la tomé la psicoterapia, porque había pasado un duelo con mis padres.

  • …mire yo entré al taller, no sé si fue por obra de Dios, yo tuve un problema, bueno, mi esposo, y yo, ya ve cómo está la violencia (recuento de un asalto), le doy gracias a Dios del taller ahora se lo puedo platicar… no lo podía platicar.

  • Sí, claro que sí, porque no le digo, yo estaba cerrada, yo esa persona le volteaba la cara y este… “no lo voy a perdonar nunca en la vida”, yo decía, “nunca la voy a perdonar, lo que me hizo nunca, nunca se lo voy a perdonar”. Ya con lo que nos dieron del taller que vino ella, eso fue lo que más me motivó, el perdón, que nos llevó al perdón.

  • Al momento que nuestros vecinos se dan cuenta, empezamos a formar vínculos un poquito más arraigados. Tengo 25 años viviendo frente al otro y nunca habíamos estado tan acercados como lo hemos estado hoy en día y, este, se va formando la cadenita y entonces llegamos al momento en que nos sentimos todavía más seguros en comunidad, en el lugar donde estamos.

Estos son algunos de los muchos testimonios que hablan sobre cómo las personas se empiezan a vincular y a desarrollar relaciones personales y redes que van reconstruyendo el tejido social, sin duda la preocupación fundamental del CFIC.

Siempre se sistematiza para algo, y ese algo es para compartir, una de las cualidades fundamentales del proceso de sistematización de experiencias. En este sentido, estoy seguro de que este esfuerzo de investigación aporta importantes lecciones y aprendizajes a otras organizaciones que desarrollan una actividad tan noble como ésta y que se preocupan por brindar una respuesta humana, sensible y fundamentada a sociedades tan violentadas.

Felicitaciones desde ya. Quien quiera conocer lo que ha sido la historia y la incidencia que ha tenido el CFIC a lo largo de todo este tiempo, no tiene más que consultar esta publicación. Es una que, el sólo leerla, humaniza, que nos permite cobrar conciencia de realidades que nos rebasan, que invita a la acción y que, al igual que la caja de Pandora, nos hace reflexionar sobre el hecho de que la esperanza es lo último que se pierde.

Muchas gracias.

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