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Estudios de Asia y África

versão On-line ISSN 2448-654Xversão impressa ISSN 0185-0164

Estud. Asia Áfr. vol.57 no.2 Ciudad de México Mai./Ago. 2022  Epub 06-Jun-2022

https://doi.org/10.24201/eaa.v57i2.2777 

Reseña

Md Nazrul Islam y Md Saidul Islam. 2020. Islam and Democracy in South Asia. The Case of Bangladesh

1Centre national de la recherche scientifique, Francia, sylvie.taussig@gmail.com

Islam, Md Nazrul; Islam, Md Saidul. 2020. Islam and Democracy in South Asia. The Case of Bangladesh, .. Cham: Springer, 331p. ISBN: 9783030429089. ISBN: 9783030429096. https://doi.org/10.1007/978-3-030-42909-6


Para responder a la pregunta de si el islam y la democracia son compatibles y cómo el primero contribuye a la segunda y viceversa, los autores consideraron el caso de Bangladesh, sobre el que los comentaristas se preguntaron si tras los numerosos atentados islamistas que lo desgarraron en la década de 2000, se convertiría en un nuevo Afganistán. Bangladesh ilustra ejemplarmente las posibilidades de una democracia que rechace tanto el islamismo como el laicismo excesivo. El libro comienza con una breve presentación histórica del país, donde la democracia se instauró en la tercera ola de expansión de este régimen político en la década de 1970, concomitantemente con su creación, ya que el Estado nació de una guerra con Pakistán, apoyado por India y llevado a la independencia por partidos nacionalistas que no hacían especial referencia al islam; incluso se puede decir que el principal partido islamista era pro-Pakistán, el Jamat el Islami.

Bangladesh es el tercer país musulmán del mundo por su número de habitantes (después de Indonesia y Pakistán) y, por tanto, nos encontramos en una historia islámica diferente a la de los países árabes. Aquí la unidad étnica es muy grande, el islam es mayoritario (90% de la población) e inicialmente la Constitución era secular, aunque el islam era la religión del Estado. Poco después de la independencia se puso en marcha una islamización por parte tanto del Estado como de grupos de la sociedad civil. El principio de la democracia se había logrado y, para los autores, en un término medio de respeto a la presencia de la religión, siguiendo la tradición de la tolerancia.

Tras una introducción general, en la que se presenta tanto la historia del país como la problemática del islam y la democracia, se dedica la primera parte, fuertemente doxográfica, a la cuestión de la secularización y a la teoría sobre ésta; es muy aplicada, muy escolar y termina con una pregunta importante: ¿ha contribuido el islam al crecimiento y el desarrollo de la democracia en Bangladesh, como el protestantismo de Weber en el contexto de Europa? La pregunta no se responde directamente, y pasamos a algunas reflexiones más bien generales sobre la naturaleza de la democracia. A continuación, se dedica un capítulo a la metodología, pero apenas hay investigación de campo, aparte de las conversaciones con un académico. Luego se repasa el debate filosófico sobre la compatibilidad del islam y la democracia, y se concluye que la democracia es intrínseca al islam.

La segunda parte es muy interesante, ya que examina la historia específica de aquello en lo que se convirtió Bangladesh en 1971, empezando por la islamización a finales del siglo XII. Los autores examinan las dos teorías sobre si el islam llegó por la espada o de forma pacífica, y concuerdan en que fue por esta última vía, lo que explicaría también el color tolerante del islam bengalí, ya que antes de que se impusiera el dominio islámico como tal, tanto los comerciantes como los santos sufíes dieron a conocer la religión.

Algunos estudiosos han sugerido que la conversión al islam fue una liberación del sistema de castas hindú, pero esta idea se discute aquí con cierto detalle; de hecho, las jerarquías parecen haberse mantenido. Esta hipótesis, sin embargo, arroja luz sobre el contexto general de la expansión del islam y las tensiones que se produjeron. El capítulo termina con el siglo XV, cuando la región está completamente islamizada. Los autores abandonan los siglos intermedios y reanudan con los inicios de la colonización inglesa en 1757, recorren el periodo colonial y pasan por la revuelta cipaya de 1857 y las diversas elaboraciones teológicas islámicas de la región. Es una oportunidad para revisar la historia del islamismo y mostrar su variedad, desde el violento hasta el no violento (aunque, curiosamente, los Hermanos Musulmanes están clasificados como no violentos). Se hace hincapié en la especificidad del islamismo en relación con su postura anticolonial, que lo distingue de los movimientos preislamistas que también arremetían contra el hinduismo; el movimiento khilafat es muy notable en este sentido. En el siguiente capítulo se examinan las sucesivas situaciones que finalmente condujeron al nacimiento de Bangladesh. A continuación, los autores se dedican a definir la política de ese país desde el punto de vista de la islamización deseada tanto por el Estado (lo que llevó a que en 2001 los islamistas entraran en el gobierno) como en relación con los movimientos de la sociedad; éste es sin duda el capítulo más interesante, pues detalla todas las organizaciones que han trabajado en esta dirección, desde el Tabligh, al que se dedica un excelente análisis, hasta el sufismo, pasando por diversos grupos y, por supuesto, el Jamat al Islami o Hizb ut Tahrir.

Aunque el terrorismo se extiende y causa muertes, los distintos partidos, incluidos los islamistas, condenan la violencia y siguen en este sentido la estela de la tradición bengalí, en la que el islam de los mercaderes y los sufíes preconizaba la tolerancia y la ponía en práctica respecto a las minorías religiosas en particular. Tanto la Constitución como la organización política en general han vuelto a un mayor laicismo, con el peligro del establecimiento de un laicismo fanático que no sería fiel a la realidad del país.

En un capítulo más etnográfico, los autores destacan el lugar que ocupa el islam en la vida cotidiana de la gente y muestran un país profundamente apegado a sus tradiciones religiosas, las cuales deben ser respetadas. Es también en este sentido que una democracia bien entendida no debe oponerse a la religión, sino caminar de su mano evitando, por supuesto, el fanatismo. Los islamismos han mostrado su verdadero rostro de faccionalismo, desintegración y tendencias dinásticas, por lo que debemos volver a un islam popular.

El libro resulta fascinante en su descripción y análisis del islam en Bangladesh y de los partidos y los movimientos sociales que se reclaman islámicos, cada uno con su propia evolución e influencias. Es menos un trabajo de campo que una introducción a una situación compleja. Es sólo marginalmente teórico, y su carácter concreto y fundamentado lo hace valioso. En particular, el lector apreciará la profundidad histórica, ya que los autores se remontan al siglo XVIII para comprender las reivindicaciones islámicas y cómo el vituperio contra un islam canalla que conducía a una civilización frágil y fácilmente vulnerable ha evolucionado hacia un islam político esencialmente anticolonial. También es excelente la sección sobre el nacimiento de Bangladesh, por motivos nacionalistas más que religiosos, y sobre cómo las pretensiones seculares del nuevo país fueron barridas por una instrumentalización del islam.

Por otro lado, la parte dedicada a la relación entre el islam y la democracia y a los pensadores islamistas es bastante laboriosa. Se trata esencialmente de una doxografía, poco arraigada en las realidades del terreno, que conduce a una afirmación apenas demostrada, a saber, la contribución del islam al establecimiento de la democracia. Hay libros muy nutridos sobre el tema que examinan los pros y los contras, pero aquí es un poco limitado desde todos los puntos de vista. Sin embargo, es interesante la propuesta de una interacción positiva entre más democracia y menos islamismo, con la idea de que el desarrollo de una verdadera democracia debe conducir necesariamente a una disminución de las formas antidemocráticas del islam. El caso particular de Bangladesh es, de hecho, mil veces más interesante que estos largos y bastante banales desarrollos teóricos.

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