Introducción
Fuera de toda duda, resulta evidente que el futbol es un fenómeno de alcance global que incide con mucha fuerza en gran cantidad de actividades humanas y es capaz de sobrepasar las fronteras geográficas y culturales, así como las razas, las religiones, las clases sociales o el género.1 México no ha podido escapar a la pasión que el futbol como fenómeno social despierta y hoy en día se considera que este deporte es el de mayor popularidad, el que cuenta con el mayor número de adeptos (espectadores y practicantes) y el que por momentos hace olvidar las cosas importantes de la vida, como la escuela o el trabajo.2
Pero entonces, ¿cómo fue que surgió el futbol en la ciudad de México? Al respecto, se sabe muy poco pues, por una parte, los trabajos sobre el particular son escasos y se enfocan principalmente en historiar a un grupo, un equipo o una temporalidad posterior a 1920. Por ejemplo, Gerson Zamora en su tesis de licenciatura detalla las andanzas en tierras mexicanas del equipo vasco Euzkadi, mientras que Efraín Navarro en su tesis de maestría explica cómo se gestó y se desarrolló la rivalidad entre los equipos mexicanos y españoles en el periodo de 1920 a 1950.3
Por lo tanto, el objetivo principal de este estudio es explicar en específico cómo se desarrolló el proceso social que permitió el surgimiento del futbol en la ciudad de México poniendo en evidencia que éste no fue lineal, homogéneo ni intencionado, sino que fue un proceso en el que confluyeron gran cantidad de hechos y donde intervinieron una gran cantidad de personas que en diferentes momentos, áreas y regiones, hicieron algo por desarrollar y establecer la práctica del futbol en la capital del país dentro de un proceso interdependiente, coproducido y no planificado.4
El futbol en la historia de México, un breve balance
A pesar de despertar un gran interés en la sociedad moderna, el futbol todavía sigue siendo negado como un respetado objeto de estudio, ya que para muchos académicos el futbol es una diversión trivial, populista y manipuladora de las masas que carece de relevancia en comparación con algunos de los principales temas de las ciencias sociales y la historia, como el trabajo, la economía, la religión o la política, aspectos que son considerados como los “básicos y universales de los sistemas sociales”.5
Para César Federico Macías, resulta necesario que el futbol supere “la línea del anecdotario y la estadística de los campeonatos”6 para lograr asentarse como un objeto de estudio “respetable” para las ciencias sociales y las humanidades y así evidenciar que toda la gama de sucesos y hechos (tanto políticos como económicos y sociales) interrelacionados o inmersos en el futbol pueden generar conocimientos y explicar procesos sociales de índole diversa, incluidos los históricos.7
En nuestro país, los estudios históricos del futbol se caracterizan por ser escasos, ya que no es posible hablar de la existencia de un campo de estudio plenamente constituido tal y como acontece en el Reino Unido.8 En México, principalmente se le ha dado prioridad a los hechos políticos y económicos de la historia y se han desdeñado los aspectos sociales y culturales, como las “asociaciones de damas caritativas, clubes campestres, academias científicas y literarias, clubes de leones y otras especies de la misma índole y sociedades de charros y de músculos que se agrupan en el rótulo de deportes”.9
También debe tenerse en cuenta que el tema principal del siglo XX para al menos tres generaciones de historiadores (por su importancia política, económica y social) ha sido la revolución mexicana.10 Finalmente, el futbol no ha figurado como un recurrente y respetable objeto de estudio para los historiadores mexicanos por ser una actividad contemporánea, ya que hasta antes de la década de 1980, se pensaba que el tiempo presente no era historiable, por tanto, todas las prácticas contemporáneas cuyo desarrollo fuera visible no se consideraban objeto de estudio para los historiadores, sino un ámbito de competencia para los cronistas y reporteros.11 Todos estos aspectos en conjunto han propiciado que, en la actualidad, el futbol carezca de un campo de estudio consolidado.
Los estudios históricos del futbol mexicano se pueden catalogar en dos rubros básicos: las “crónicas deportivas” escritas por aficionados (periodistas, exfutbolistas y literatos) y los realizados por historiadores académicos.12 Los primeros son el rubro más antiguo y prolífico y se caracterizan por carecer de análisis y rigor académico. También están llenos de inconsistencias pues tienen más rupturas que continuidades y tampoco cuentan con las suficientes evidencias para confirmar la veracidad de sus postulados, sino que pretenden probar sus afirmaciones por acumulación de anécdotas y, finalmente, buscan generalizar los alcances de sus resultados, pues aunque se indaga en una localidad, sus afirmaciones se extrapolan a otras áreas y regiones donde el futbol todavía no se ha historiado.13
Por ejemplo, en 1960 Juan Cid y Mulet publicó El libro de oro del futbol mexicano donde establece que, en Pachuca, Hidalgo, los técnicos y mineros ingleses de la Cía. Real del Monte de Pachuca formaron en 1900 “el primer equipo de futbol soccer de la República Mexicana”. A partir de la publicación de Cid y Mulet, la ciudad de Pachuca comenzó a ser considerada como la cuna del futbol mexicano, no porque se hayan confirmado sus afirmaciones, sino por una constante reiteración, ya que los que escribieron posteriormente, repitieron sus dichos (casi sin modificación alguna).14
Sin embargo, no todos han aceptado los postulados de Cid y Mulet y sus seguidores, así que han surgido otras versiones que han dado lugar a una controversia (aún vigente) sobre el lugar donde realmente surgió el futbol mexicano. Es decir, la búsqueda de los orígenes del futbol mexicano se ha convertido en una carrera en que varias ciudades (Pachuca, Real del Monte y Orizaba) pugnan entre sí por obtener el privilegio de ser el sitio que vio nacer al futbol en México, por lo que, primordialmente, se han dado a la tarea de ubicar datos y fechas que les permitan adjudicarse el título de cuna del futbol mexicano.15
Respecto a los trabajos realizados por historiadores académicos, éstos son escasos, aunque en número creciente.16 De manera general, los estudios académicos sobre el futbol en América Latina han hecho uso de los conceptos teóricos desarrollados en Sudamérica por Roberto DaMatta y Eduardo Archetti, quienes establecen que el surgimiento y desarrollo del futbol en América Latina fue y ha sido un fenómeno que ha contribuido a la construcción y desarrollo de identidades.17
En contraparte, los historiadores anglosajones explican la difusión de los deportes en el continente americano a partir de la dependencia económica y el poder imperial. Por ejemplo, J. A. Mangan considera que las relaciones de poder desiguales permitieron la difusión del futbol en América Latina el cual fue establecido como una forma de “dominación cultural” que casi siempre fue un proceso paralelo a la dominación política y económica.18 Es decir, la implantación del futbol en América Latina, ha sido analizada como una herramienta neocolonizadora en favor de países del primer mundo, ya que se considera que la difusión de una forma de cultura de un país desarrollado a uno menos desarrollado puede representar una forma de dominación y de control social.19
Similarmente, Stefan Rinke señala que la difusión del futbol en el continente americano fue una “transferencia cultural” derivada del proceso de integración de Latinoamérica al mercado internacional.20 Por último, Pablo Alabarces menciona que el futbol es uno más de los préstamos culturales de los que abundan en la historia y el cual ha sido modelado en todos los países, ya sea en su forma de jugarlo o en los discursos que arroja y genera su práctica.21
En México, los historiadores han tomado partido por el primer enfoque, es decir, han analizado el surgimiento y desarrollo del futbol a partir de la construcción de identidades, por ejemplo, en el libro de Fernando Huerta El juego del hombre. Deporte y masculinidad entre obreros, se analiza cómo los obreros de la Volkswagen de Puebla han utilizado el futbol y el béisbol como espacios donde construyen y pueden reforzar su masculinidad.22 Por su parte Andrés Fábregas en su texto Lo sagrado del rebaño. El futbol como integrador de identidades explica que el futbol en México se ha establecido como un “elemento aglutinador” para distintos colectivos sociales y como un elemento de expresión cultural, y toma como ejemplo a las “Chivas Rayadas”, equipo que se considera como el verdadero representante del futbol mexicano por ser el único equipo que juega con puros futbolistas nacionales23
Finalmente, Gabriel Angelotti, en su texto Chivas y tuzos. Íconos de México, identidades colectivas y capitalismo de compadres en el futbol nacional, explica cómo se han construido redes políticas y comerciales en torno de los equipos del futbol mexicano. Angelotti señala que, en la actualidad, los clubes de futbol se han consolidado como empresas comerciales gracias a relaciones cercanas que tejen con los gobiernos locales y a que reiteradamente utilizan la historia para vincular a sus aficionados con sus equipos, que asistan al estadio y compren todo tipo de artículos alusivos al club.24
El surgimiento del futbol mexicano; una nueva agenda historiográfica
¿Cómo se ha historiado el futbol mexicano? Tomando como referencia los estudios realizados en el área de Pachuca, Real del Monte y Orizaba, se observa que la intención de las crónicas deportivas, mayoritariamente, es la de ubicar en qué lugar y en qué fecha se jugó por primera vez al futbol en el país (el dónde y el cuándo), pero sin explicar las causas de este proceso (el cómo y el por qué).25 Es decir, se pretende rastrear los orígenes de este deporte a partir de una localidad, un equipo y un grupo de personas en específico, pues se piensa que el surgimiento del futbol en México fue un proceso homogéneo, lineal e intencionado. Por ejemplo, Carlos Calderón señala que “El lugar elegido -azar o destino- para ser la cuna del futbol en México fue ni más ni menos que una hermosa ciudad enclavada en un estado minero por tradición: el estado de Hidalgo. La ciudad conocida como la Bella Airosa, daría fruto al primer equipo constituido oficialmente: Pachuca”.26
Calderón pretende explicar el origen del futbol mexicano a partir de un planteamiento determinista, pues pareciera que en todo momento se tuvo la idea de introducir el futbol a México y que sólo hacía falta que los ingleses arribaran a la zona minera de Pachuca para que este deporte surgiera y comenzara a practicarse. Sin embargo, esta forma de proceder no es adecuada, pues se debe tener en cuenta que “no todos los acontecimientos donde interviene el hombre han sido planeados. Muchas veces los planes son modificados por las circunstancias [y] en otras ocasiones es imposible dar con el diseño original de sus acciones”.27
En una palabra, pareciera que se ha indagado en la historia del futbol mexicano, no para generar nuevos conocimientos o para explicar cómo se desarrolló el proceso social que le dio origen, sino que el motivo principal para historiar al futbol es el de construir un legado cultural que justifique la apropiación y usufructo de la historia de este deporte.28 Sin embargo, lejos estamos de poder ubicar con plena certeza dónde surgió el futbol mexicano, pues aún queda una gran cantidad de áreas y archivos por consultar, los cuales, a medida que se analicen, modificarán sustancialmente la historia del futbol mexicano, no sólo en lo referente a sus orígenes, sino también a sus causas y consecuencias.
De hecho, ya está cambiando, pues, gracias a la digitalización de archivos, nueva información perteneciente a otras ciudades y regiones del país ha salido a la luz e indica que los orígenes del futbol mexicano son diferentes a lo que se había pensado, pues los datos más recientemente encontrados señalan que el primero de noviembre de 1891, en una localidad conocida como San Cristóbal, Ecatepec, se celebró el que hasta ahora es el partido de futbol soccer más antiguo del que se tenga registro. Este encuentro fue jugado por los equipos Pearson Wanderers y San Cristóbal Swifts y fue presenciado por “finas personas” de la localidad. La nota refiere que el equipo San Cristóbal estaba en desventaja ya que la mayoría de sus jugadores nunca habían practicado el futbol soccer. En contraste, sus oponentes eran asiduos practicantes y esto quedó de manifiesto en la gran habilidad mostrada por el Wanderers para driblar a sus contrarios. Al final, el partido terminó un gol a cero a favor del equipo Pearson Wanderers.29
Según los nuevos datos encontrados, el futbol mexicano tendría un origen distinto de los habitualmente señalados. Esto nos hace considerar que el surgimiento y desarrollo de este deporte en México requiere de una nueva agenda historiográfica, es decir, la historia del futbol mexicano no debe explicarse a partir de un grupo, club, ciudad o región, sino como un proceso que fue coproducido (mas no planificado) por una gran cantidad de individuos radicados en varias partes del país y donde estuvieron interrelacionadas diversas causas, hechos, intereses y grupos. Un claro ejemplo de lo anterior se observa en la historia del futbol en la ciudad de México y en la organización de la primera liga de futbol del país.
El futbol soccer en la ciudad de México; los primeros escarceos (1892-1901)
¿Cómo surgió el futbol en la ciudad de México? Poco se sabe acerca de cómo surgió el futbol en la capital del país, porque esencialmente el surgimiento del futbol soccer se ha explicado de forma breve e indirecta (a partir de algunas anécdotas y de la historia de algún equipo o club). No se considera que este proceso social encierre los esfuerzos de muchos individuos que en diversos momentos intentaron establecer la práctica del futbol, pudiendo cristalizar sus anhelos hasta después de una serie de intentos fallidos.
Cuando se intenta explicar la forma en que surgió el futbol soccer en la ciudad de México, se hace brevemente, pues tan sólo se hace referencia a algunos hechos poco relevantes (principalmente fechas); sin embargo, no se mencionan ni se analizan las causas. Por ejemplo, Carlos Calderón señala que algunos colegios de la capital intentaron organizar algunos partidos de futbol, pero no tuvieron éxito porque había muy pocos interesados en jugarlo y cuando lo hacían sólo “cascareaban”, es decir, practicaban el futbol sin mucho apego a las reglas y más con un sentido lúdico que competitivo.30 Por su parte Robert Blackmore (uno de los pioneros del futbol mexicano) menciona que el futbol soccer comenzó a practicarse en el Reforma Athletic Club.31 En ese mismo sentido, Carlos Ramírez señala en su libro que los alumnos de los colegios maristas y jesuitas de la capital jugaban al futbol desde el año de 1897.32
Sin embargo, la información recientemente encontrada permite precisar con mayor certeza desde cuándo aparece la práctica del futbol en la prensa capitalina. Según el periódico Two Republics, en el año 1892, con motivo de la inauguración del Mexican Athletic Club, se disputó un partido de futbol en la capital del país. La nota menciona que Mr. McAusland había formado un equipo el cual había estado practicando constantemente, ya que el siguiente 2 de octubre se enfrentaría en un partido amistoso con el equipo del Mexican Athletic Club.33
Aunque el futbol comenzó a aparecer en la prensa de la ciudad de México desde 1892, tuvo un desarrollo lento, pues su práctica era irregular e intermitente, esto porque el número de practicantes era escaso y porque el interés de los británicos estaba centrado principalmente en el cricket, en ese entonces su deporte nacional.34 En efecto, fue el cricket y no el futbol, el primer deporte practicado en México, pues desde el año de 1827 se fundó el Mexico Union Cricket Club.35
Desde finales del siglo XVIII, el cricket en el Reino Unido comenzó a ser considerado como una actividad que englobaba dentro de sí todos aquellos valores que los británicos más estimaban (como la valentía, la masculinidad y la solidaridad), pero aún más importante, que era capaz de transmitirlos; por lo tanto, el cricket tuvo un papel principal en todos aquellos lugares donde se asentó una comunidad británica, ya que por medio del cricket se pensaba inculcar nociones de masculinidad y caballerosidad, pues se creía que el cricket podía utilizarse para civilizar y estrechar los lazos entre la sede del imperio y aquellos individuos que habían migrado.36
En México, al igual que en el Reino Unido, el interés deportivo de los británicos estuvo enfocado, en un principio, en el que era su deporte nacional (el cricket), y que hasta antes de 1907 fue más importante que el futbol. El futbol soccer comenzó a practicarse como un complemento, es decir, su práctica se estableció como una actividad auxiliar que buscaba mantener activos a los jugadores de cricket durante los meses de invierno (de octubre a enero), luego del término de la temporada de cricket.37
También se debe considerar que la comunidad británica asentada en México no era tan numerosa y ése fue otro factor que propició el lento desarrollo del futbol soccer en sus primeros años,38 mientras que en Argentina la población británica fue numerosa.39 En México, en cambio, no lo fue tanto. La comunidad extranjera más numerosa fue la española, seguida de la estadounidense, la francesa, la alemana y finalmente la británica. Por esa razón, actividades como los toros y deportes como el jai alai, el béisbol o el box, fueron más populares que el futbol soccer.40
Por lo tanto, al no existir los suficientes individuos para conformar equipos y competencias, el futbol soccer no podía despuntar y volverse una actividad regular; así que la mayoría de los intentos por impulsarlo fueron esfuerzos aislados.41 De hecho, el número de practicantes era incierto; por esa causa, en 1896 el Mexican Sportsman realizó una encuesta buscando conocer cuántos futbolistas había en la ciudad y qué estilo de futbol practicaban, si el rugby, el soccer o ambos.42
Tiempo después, en ese mismo semanario, el señor Geo McLellan publicó una carta donde hacía saber que junto con Louis Lubens y Mr. Mohler formarían un club de futbol. Todos estos personajes indistintamente practicaban el rugby y el soccer, sin embargo, tomaron la decisión de enfocarse a la práctica del soccer porque consideraron que este estilo tendría mayores probabilidades de éxito que cualquier otro, ya que era acorde a las condiciones físicas y a la idiosincrasia de la sociedad mexicana.43
Sin embargo, los planes de fundar este club y de hacer prosperar el futbol soccer se vieron truncados, ya que la práctica futbolística en general comenzó a ser considerara como bárbara y violenta, a raíz de la celebración del primer partido de futbol americano, un hecho que generó en la sociedad mexicana y en la prensa nacional una percepción negativa de toda actividad que tuviera el membrete de futbol. Este aspecto también fue un factor que demoraría el desarrollo del futbol soccer en la ciudad de México.44
A finales de 1896, equipos de universidades de Texas y Missouri estuvieron de visita en la ciudad de México, donde concertaron jugar tres partidos de futbol americano, una práctica deportiva jamás vista en México. Estos encuentros, según la prensa, atrajeron el interés de un estimado de 2 000 personas que se hicieron presentes en el Hipódromo de Indianilla; los extranjeros, para revivir escenas que les eran familiares, mientras que los mexicanos por la curiosidad de presenciar algo nuevo y saber de qué se trataba.45 A decir de los extranjeros, el acto fue un éxito rotundo que motivó a los empleados de los ferrocarriles a formar equipos y a practicar este estilo de futbol.46 En cambio, para la sociedad mexicana, el futbol americano resultó ser una actividad brutal y violenta, mucho más que los toros y el boxeo, porque prácticamente, el juego se convertía en un campo de batalla donde todos los jugadores formaban “un cuadro desagradable”, saltando uno sobre otro y donde los múltiples golpes que se daban hacían necesario contar con la presencia de médicos y ambulancias.47 En síntesis, el futbol americano no fue considerado un deporte apto para la sociedad mexicana porque no concordaba ni con la complexión física ni con el temperamento de los mexicanos.48
Aunque reiteradamente se mencionó que la rudeza desplegada en el futbol americano no era intencional y que el futbol soccer era un estilo diferente y menos brusco, el futbol (en todos sus estilos, incluido el soccer) siguió siendo considerado como algo violento, así que los intentos inmediatos de formar algún equipo no pudieron cristalizarse. Sin embargo, el interés por establecer y desarrollar la práctica del futbol soccer no decayó, pues en la ciudad había varios personajes deseosos de jugarlo. Por ejemplo, en julio de 1897 los señores R. H. Gill, Louis Loubens y Fred Stein intentaron nuevamente fundar un equipo de futbol y además buscaron organizar partidos con equipos de otras ciudades; sin embargo, este intento, al igual que otros tantos, resultó fallido.49
Fue hasta el año de 1901 cuando el futbol se volvió una práctica más regular, y fue posible fundar dos equipos que serían pioneros en su desarrollo en la capital del país: el British Club y el Reforma Athletic Club. El Club Reforma fue fundado principalmente por británicos y se localizaba en el Paseo de la Reforma en unos terrenos que habían pertenecido a la familia Braniff, la cual traspasó la propiedad a los señores James Walker, A. T. Drysdale y T. R. Phillips en 1894.50 En sus inicios, los socios del Club Reforma practicaban el golf, el tenis, el atletismo y el cricket. Es hasta 1901 cuando se comienza a practicar el futbol soccer y se forma el equipo de futbol representativo del club por iniciativa de Robert J. Blackmore.51
En cuanto al British Club, este equipo fue organizado por iniciativa de Percy Clifford, un socio del Reforma Athletic Club.52 Presumiblemente, Clifford fundó el equipo British Club con el objetivo de darle mayor relevancia a los encuentros, conformando una parcialidad opuesta, ya que un solo equipo no podría llevar a cabo el establecimiento del futbol en la ciudad de México, por lo que resultaba necesario el surgimiento de otros equipos que representaran una némesis complementaria y recíproca que por acción interdependiente permitieran el desarrollo de una rivalidad (real o artificial) que fuera la causa para la disputa de la hegemonía deportiva, pues si todos los equipos estuvieran conformados por miembros del Club Reforma, se corría el riesgo de que los partidos fueran vistos como meros entrenamientos interescuadras.53
Estos dos equipos a lo largo de 1901 sostuvieron una serie de cuatro partidos que representan un eslabón más en la cadena de sucesos que a la postre permitirían el establecimiento del futbol soccer en la ciudad de México ya que, por una parte, se pudo cambiar la percepción negativa que se tenía sobre el futbol soccer y, por otra, permitió conjuntar todos los esfuerzos que antes estaban aislados.54 A decir de la prensa, el primer partido disputado entre los equipos del British Club y el Reforma Athletic Club fue todo un éxito, pues terminó “sin serios inconvenientes” y sin “huesos rotos”, porque el estilo practicado fue el soccer, el más emocionante para los espectadores y el menos peligroso para los futbolistas.55 Este primer encuentro terminó un gol a cero a favor del Club Reforma. Posteriormente, el British Club solicitó jugar la revancha pero en el estilo del rugby, petición que fue negada, porque se buscó evitar que de nueva cuenta el futbol soccer fuera estigmatizado como actividad violenta.56
Ingleses vs. Escoceses: the international soccer match (1902-1911)
¿Cómo y quiénes introdujeron el futbol a México? Cuando se aborda esta cuestión, de manera general se asevera que fueron unos ingleses asentados en la zona minera del estado de Hidalgo los que introdujeron el futbol soccer a México y que de ahí se difundió a otras regiones del país.57 Sin embargo, el desarrollo del futbol en México es diferente a como se había pensado, es decir, no fue obra de un solo equipo o club, sino que fue un proceso de colaboración conjunta donde intervinieron gran cantidad de individuos y grupos (asentados en varias partes del país) que confluyeron de forma interdependiente a partir de la “socialización” generada en torno a la práctica del futbol, donde de manera simbólica los valores culturales y las identidades nacionales y de grupo fueron puestas en disputa, lo que finalmente propició el despegue de este deporte en el país.58
En efecto, no todos los británicos que migraron a nuestro país eran ingleses y no todos se establecieron en el estado de Hidalgo y se dedicaron a la minería, sino que también migraron escoceses, galeses e irlandeses que se ganaban la vida como profesores, médicos, artistas, empresarios, contratistas, diplomáticos, agentes comerciales, petroleros, marinos, ingenieros, ferrocarrileros, empleados diversos y misioneros.59
Es decir, la comunidad británica residente en México no era un grupo uniforme, sino una “diáspora” donde había diversidad de clases, oficios y nacionalidades. Lo diverso de los residentes británicos asentados en México hizo necesaria su vinculación a instituciones tales como escuelas, iglesias o clubes y a prácticas como las fiestas cívicas y los deportes, para con ello reforzar su identidad nacional, socializar entre sí y establecer y estrechar lazos de unión directos (amistad y matrimonios) e indirectos (comerciales).60
El futbol fue para los británicos una forma de socializar y de reforzar su identidad, pues funcionaba como un espacio que les permitía expresar y mostrar los “sentimientos colectivos” de un grupo que se identificaba con el lugar (la ciudad o la nación) donde habitaba o “con un subgrupo concreto, como una clase social o la etnia”. Los británicos que migraron a México necesitaron encontrar o construir nuevos espacios sociales donde pudieran reforzar su identidad (como británicos) y mantenerse unidos e integrados, pues según Eric Dunning, los individuos que migran o se dispersan pueden caer en “la soledad de la multitud”, una circunstancia que los mantiene aislados y que hace necesaria la búsqueda de nuevos espacios para socializar con individuos con intereses similares.61
En México, los extranjeros que recién arribaban se sentían “extraños” por las costumbres, la comida y el modo de vida de los mexicanos, “los que vivían en las ciudades tenían mejor oportunidad de vivir como lo hacían en su país, y al parecer ése era el deseo de muchos”. Como había muy poco por hacer, el futbol fue para los británicos una de las formas de vencer la monotonía y el aburrimiento y también de “sentirse unidos y leales a sus países […]” mientras buscaban fortuna en México.62
En efecto, en México, el futbol soccer fue ese lugar que permitió a muchos extranjeros reforzar sus identidades (de clase y nacionales), porque ofrecía la oportunidad de congregarse y de integrar a los individuos que en otras circunstancias estarían fragmentados o enfrentados.63 El futbol como foro social fue capaz de aglomerar a los individuos en torno a símbolos comunes (banderas, escudos, himnos) y a los valores asociados a dichos símbolos, lo que finalmente produjo que actuaran como un mismo grupo, al menos por el tiempo que duraba un partido de futbol.64
Por ejemplo, en Escocia los sentimientos nacionalistas se hacen más presentes cuando los escoceses se enfrentan en un campo de futbol a su enemigo histórico: Inglaterra.65 Para los escoceses, el futbol ha sido parte de su historia y de su destino, por ese motivo recurrentemente lo utilizan para “hacer frente a la dominación política y económica de Inglaterra”, buscando con ello vencerlos en su propio juego, pues las victorias deportivas han sido consideradas como señales de progreso, pero, principalmente, como símbolos de emancipación, porque los triunfos en el futbol son elementos que han permitido a los escoceses “liberarse” (simbólicamente) del dominio y control inglés.66
En 1872, en la Gran Bretaña, se disputó el primer partido de futbol entre las selecciones de Escocia e Inglaterra. Desde ese momento, escoceses e ingleses entablaron una rivalidad “interdependiente” que sobrepasó las fronteras del imperio, ya que escoceses e ingleses siguieron cultivando su rivalidad futbolera en algunos lugares donde se asentó una comunidad británica.67 En México, principalmente se puso en disputa la identidad nacional a través de la socialización generada por el futbol.68
En México, el primer partido entre escoceses e ingleses conocido como International Match (encuentro internacional) se celebró en 1902 y desde ese momento sería considerado como el acontecimiento futbolístico por antonomasia, pues estos partidos representaban verdaderas “pruebas de fuerza”, ya que ambos grupos ponían en juego tanto la hegemonía deportiva como el honor de sus naciones, y por ese motivo, “los amantes del futbol viajarían desde todos los rincones del país” para atestiguar esa batalla entre dos naciones que, aunque formaban parte del mismo reino, eran antagonistas entre sí por razones históricas, políticas y, por supuesto, deportivas.69
La celebración del primer encuentro internacional representa otro momento trascendental en la historia del futbol de la ciudad de México, ya que éste, al poner en disputa los honores patrióticos y el orgullo deportivo de escoceses e ingleses, reunió a la mayoría de la comunidad británica (tanto los asentados en la capital como a los residentes de otras ciudades), haciendo evidente la existencia en el país de diversos grupos interesados en cultivar el futbol que, en última instancia, formarían varios clubes y organizarían la liga de futbol de la ciudad de México.70
El encuentro internacional fue un acontecimiento clave en el desarrollo del futbol en la ciudad de México, pues luego de la serie de partidos disputados entre el British Club y el Reforma Athletic Club, fue necesario organizar un nuevo certamen futbolístico que integrara nuevos adeptos al futbol capitalino con quienes se formaran nuevos equipos o se integraran a los existentes.71 Fue gracias a que el encuentro internacional ponía en disputa la honra deportiva de escoceses e ingleses y reunía a los mejores futbolistas británicos radicados en México, que el futbol capitalino comenzó a crecer hasta convertirse en el centro futbolístico de mayor importancia durante este periodo.72
Los preparativos del encuentro internacional comenzaban con la formación de los respectivos comités (integrados por el capitán, el vicecapitán, el secretario y el tesorero), los cuales estaban encargados de buscar y elegir a los jugadores que representarían tanto a Escocia como a Inglaterra en este desafío patriótico-deportivo. De hecho, se señala que fue común que algunos de los futbolistas participantes tuvieran que viajar más de 500 kilómetros para tener el privilegio de representar a su país.73
Luego de que escoceses e ingleses formaban sus equipos, el comité de un equipo le hacía un reto formal al otro mediante una carta, en que se especificaba el día, lugar y hora del encuentro. Posteriormente, ambos grupos celebraban una reunión donde en conjunto designaban quién sería el árbitro del cotejo, mientras que cada equipo nombraba a un juez de línea.74 Una vez designados los árbitros del encuentro internacional y una semana antes de la celebración del partido, tanto escoceses como ingleses publicaban la lista de jugadores que los representarían, situación que marcaba el inicio de las apuestas, que generalmente favorecían al equipo inglés por margen de dos a uno, pues para los escoceses era más complicado armar un equipo competitivo, ya que entre los británicos eran minoría.75
El encuentro internacional, además de ser considerado como el juego de la temporada (the game of the season), era también un acto social donde se reunían cientos de personas de todos los ámbitos, como el ministro británico, Mr. G. C. Greville, el cónsul británico, L. J. Jerome, banqueros y empresarios como T. R. Phillips (fundador del Club Reforma), miembros del clero como el reverendo Dunne, y militares como el mayor E. Early, y de diversas nacionalidades, pues la prensa menciona que a los partidos entre escoceses e ingleses no sólo asistían los miembros de la comunidad británica, sino también estadounidenses y algunos prominentes mexicanos.76 El día del partido, los equipos hacían su arribo al campo de juego a las dos de la tarde para tomarse fotografías. A las tres iniciaba el juego y al finalizar, luego de la entrega de medallas, se celebraba un baile donde los dos equipos y sus partidarios, festejaban en un ambiente de unión y fraternidad, sin importar quiénes hubieran sido los vencedores.77
La importancia del encuentro internacional se resume de la siguiente manera. Éste reactivaba, año con año, el interés por presenciar y practicar el futbol al enfrentar y poner en disputa el orgullo nacional de escoceses e ingleses.78 Por otra parte, el encuentro internacional fue una competición que integraba nuevos talentos al futbol capitalino, pues muchos futbolistas hacían su aparición por primera vez en estos partidos y posteriormente se enrolaban con algún equipo y se quedaban a jugar en la liga de la ciudad de México.79
Finalmente, el encuentro internacional pone en evidencia que Pachuca no era el único centro futbolístico del país, ni el más importante, ni tampoco el que propuso fundar la primera liga de futbol, ya que en las notas de la prensa se señala que los representantes de los equipos del Reforma Athletic Club, el British Club, el México Cricket Club y el Orizaba Athletic Club, se reunieron en el Hotel Jardín para discutir lo concerniente a la formación de una liga de futbol.80 En efecto, en 1902 los equipos interesados en practicar el futbol celebraron una reunión en el Hotel Jardín donde se aprobó organizar un campeonato bajo las reglas del futbol asociación y que llevaría el nombre de Mexico Association Football League.81
La dinámica de la mexico football association league (1902-1910)
¿De qué manera funcionaba la liga de futbol de la ciudad de México? Los preparativos para organizar los campeonatos de futbol comenzaban después del encuentro internacional (en el mes de julio, luego del cierre de la temporada de cricket) con una reunión donde todos los interesados discutían las condiciones en las que se jugaría el torneo.82 Uno de los primeros puntos a tratar era la elección de la mesa directiva (presidente, vicepresidente, secretario y tesorero), posteriormente, se presentaba el estado financiero y se votaba el destino de los recursos. Por último, se aprobaba el calendario de juegos.83
Después de acordados todos los pormenores de cuándo y cómo se jugaría el campeonato, los equipos daban comienzo a sus propios preparativos. En primer lugar, cada club celebraba una reunión donde elegían a su capitán, vicecapitán, secretario y tesorero.84 Una vez electa la mesa directiva de los equipos, los futbolistas mediante su capitán eran convocados para asistir a los entrenamientos y a los partidos de práctica.85 Además de preparar físicamente a los futbolistas, los entrenamientos tenían el objetivo de integrar a nuevos jugadores que suplieran a los que dejaban de ser parte del equipo, principalmente porque dejaban el país.86 Los entrenamientos y los partidos de práctica eran una excelente oportunidad para que los equipos sondearan qué tantos futbolistas estaban disponibles para suplir sus bajas, por esa razón, se hacía una invitación abierta a todos los futbolistas que todavía no estuvieran ligados con algún club o que recién hubieran arribado a la ciudad para que acudieran a entrenarse y probarse.87
Después de la etapa de preparación, los equipos (en los días previos al partido) celebraban una reunión para elegir a los futbolistas que jugarían en cada uno de los encuentros de la liga.88 Luego de hacer la selección, los capitanes de cada equipo se encargaban de notificar por escrito a los futbolistas elegidos para que se presentaran puntualmente el día y la hora acordada para el partido o, en su defecto, en la estación del ferrocarril si les tocaba jugar fuera de la ciudad.89
El día del partido, los espectadores concurrían en masa al club donde tendría lugar el encuentro.90 Mientras tanto, una comitiva del equipo local recibía en la estación de trenes al equipo visitante, el cual era conducido a un hotel cercano para descansar un poco previo al duelo.91 Por lo general, los partidos iniciaban a las tres de la tarde. Se jugaba en este horario para permitir que el equipo visitante pudiera regresar el mismo día a su localidad y para evitar que el ocaso suspendiera el partido.92
Al finalizar los partidos, se celebraba un banquete en honor del equipo visitante. Usualmente, la reunión tenía lugar en las instalaciones del club local (o en algún hotel) y todos los gastos corrían a cargo de los anfitriones.93 Estos convivios eran fastuosos acontecimientos sociales donde reinaba la camaradería y donde los individuos construían o reafirmaban los lazos de amistad y su identidad nacional. En estos festejos, los asistentes disfrutaban de una “comida especial” (posiblemente se preparaban recetas tradicionales) y la velada se amenizaba con canciones representativas de la cultura británica.94
Luego de la comida, el presidente del club anfitrión hacía uso de la palabra para ofrecer un brindis en honor del rey de Inglaterra y de los miembros del equipo rival. Enseguida, el capitán del equipo visitante respondía a la cortesía con un discurso de agradecimiento donde se exaltaba el deseo de que perduraran la amistad y la solidaridad entre los equipos de la liga y en general entre todos los miembros de la comunidad británica residente en México. Posteriormente la comitiva de futbolistas foráneos era escoltada hasta la estación de trenes para emprender el regreso a su lugar de residencia.95
Grosso modo, ésta fue la dinámica reinante en los partidos de la liga de futbol de la ciudad de México durante el periodo de 1902 a 1910. Esta dinámica futbolística, por una parte, permitió la integración a la experiencia deportiva de una gran cantidad de expatriados británicos sin distinción de clase o nacionalidad. Por otra, fomentó el cultivo del capital social. Es decir, la liga de futbol, como espacio de socialización interdependiente, permitió establecer organizaciones (clubes de futbol), redes y vínculos sociales y personales basados en la identidad nacional y los intereses comunes.96
Por ejemplo, en 1902 la prensa menciona que cuando el British Club fue a jugar a Pachuca, los integrantes del equipo visitante aprovecharon la mañana para visitar a sus amistades, a quienes por supuesto invitaron a presenciar el partido de futbol.97 Por otra parte, la información empírica revela que las familias de algunos futbolistas estrecharon relaciones al celebrar bodas entre ellos, por ejemplo, en 1900 la prensa menciona que el futbolista y empleado del London Bank, Mr. McAusland, contrajo nupcias con una de las hijas de Thomas R. Phillips (fundador del Club Reforma). Entre los asistentes a la boda estuvieron presentes varios futbolistas, como Claude M. Butlin, Jules Lacaud, Percy Clifford, Robert Blackmore, Mr. Hogg, Mr. Turnbull y Fred, James y Frederick Phillips, hermanos de la novia.98
Otro de los enlaces matrimoniales celebrados entre familias de futbolistas se llevó a cabo en 1905 entre Mr. Brenchley, conocido futbolista del Club Reforma, y otra de las hijas de Thomas R. Phillips, fundador del Club Reforma. El padrino fue otro futbolista del Reforma, James Phillips (hermano de la novia). Entre los asistentes a la boda estaba Percy Clifford, quien además fue parte del coro de la iglesia. Otros futbolistas presentes fueron R. N. Penny, Robert Blackmore y Mr. McAusland y esposa (hermana de la novia).99
Finalmente, en 1907, se celebró la boda entre la hija de James Bennetts y Jules Lacaud, futbolista del British Club. La iglesia fue decorada por encargo de Thomas Lakeside Phillips (hijo del fundador del Club Reforma). Entre los presentes estuvieron los futbolistas James Bennetts Jr. y Robert Blackmore (quienes se encargaban de conducir a sus asientos a los invitados), además de Mr. Dawe, Mr. Rule, Mr. McAusland, Percy Clifford, James Phillips y Claude M. Butlin.100
Además de los vínculos sociales, también se creaban o se reafirmaban vínculos comerciales. Dentro del ámbito futbolero de la ciudad de México se tejieron algunas redes y sociedades comerciales. Por ejemplo, Mr. H. F. M. Crookshanks (delantero del Mexico Cricket Club y que por años estuvo a cargo de la mina de oro La Reina) se asoció con su compañero de equipo Mr. J. J. McFarlane (quien se había desempeñado como director de la English Commercial Academy) para abrir una agencia funeraria en la ciudad de Puebla.101
Para algunos británicos, el futbol permitió socializar y construir relaciones sociales y comerciales mientras radicaban en México, pues se debe considerar que muchos de ellos no se quedaron a vivir de manera permanente en nuestro país, sino sólo de manera temporal; es decir, fueron una población flotante.102 En efecto, los británicos no estaban interesados en radicar de forma permanente en nuestro país, sólo el tiempo suficiente para ganar una buena cantidad de dinero y luego retornar a sus países.103
A lo largo del periodo de estudio, se observa que recurrentemente varios personajes que formaron parte de la liga de futbol cambiaban de residencia o retornaban a su país de origen luego de radicar dos o tres años en la ciudad de México. Por ejemplo, G. Varley, que trabajaba para la Neuchatel Asphalt Company, partió rumbo a Londres luego de que finalizara el contrato que tenía su empresa con el gobierno mexicano. La prensa menciona que Varley viajó junto con su esposa e hijo y era muy probable que ya no regresara a México.104 Asimismo, en 1903 la prensa menciona que Mr. Bourchier, uno de los activos miembros del Club Reforma y del British Club, tanto en el futbol como en el cricket, regresaba a Inglaterra. En México Mr. Bourchier había sido socio de la firma Seekbach.105
En ese mismo sentido, el futbolista del Mexico Cricket Club, W. G. Stuart, ingeniero en la British Insulated Wire Company, regresaba a Liverpool.106 Otro futbolista del Mexico Cricket Club que regresó a Inglaterra fue E. Davis, quien laboraba en el área educativa tanto en la capital como en Puebla.107 Finalmente J. Donichin, portero del Orizaba Athletic Club, volvía a Escocia luego de radicar una temporada en México, mientras que Ratcliffe, del British Club, regresó a Inglaterra para estudiar en Oxford.108
Mientras algunos regresaban a sus países de origen, otros se mudaban a otras ciudades, es decir, algunos de los británicos radicados en la ciudad de México no estaban asentados en un mismo lugar por mucho tiempo, sino que viajaban y se mudaban constantemente, según sus propios intereses o los requerimientos de las empresas en las que laboraban. Por ejemplo, J. A. Troup se mudó a Salina Cruz, donde radicó por espacio de tres años trabajando para la firma Pearson & Sons.109 Por su parte Fred Hogg, futbolista del Mexico Cricket Club, se mudó por negocios a Veracruz, pero cada vez que visitaba la ciudad de México trataba de jugar al futbol.110 Otros futbolistas que dejaron de radicar en la ciudad de México fueron H. Sharp, que se mudó a Tampico; J. T. Pryce-Jones, que se mudó a Chiapas donde trabajaría por largo tiempo; Wallace, que partió a Veracruz para trabajar con la firma Pearson & Sons, y Churchill que se mudó a Tabasco.111
Este tipo de comportamiento de movilidad constante afectaba la dinámica y el desarrollo de la liga, ya que hacía necesario que de forma recurrente se estuvieran integrando nuevos jugadores, pues se debe recordar que la sociedad mexicana no tuvo participación en el futbol sino hasta 1910.112 Los constantes y repentinos cambios de residencia propiciaban el debilitamiento o desbandada de los equipos y la suspensión o cancelación definitiva de los partidos. Por ejemplo, la prensa mencionaba que las ciudades de Orizaba y Puebla contaban con equipos de futbol lo suficientemente fuertes para mantener una vívida competencia con los equipos del Reforma Athletic Club, del Mexico Cricket Club y del British Club.
Sin embargo, debido a que los principales promotores del futbol tanto en Orizaba como en Puebla se mudaron por negocios a otras partes de la República, y al no tener sucesores que continuaran con la labor de promoción del futbol, los equipos se desbandaron. Los cambios de residencia de la población británica en Puebla y Orizaba fueron la causa de que los equipos de ambas ciudades se disolvieran, pues luego de que sus fundadores se mudaran a otras localidades, ya no hubo quien continuara con la práctica y fomento del futbol.113
En ese mismo sentido, en 1907 Mr. Sobey, capitán del Pachuca Athletic Club, dijo a la prensa que su equipo se encontraba debilitado “por la partida de buenos jugadores y el retiro de los más veteranos”. Aunque el Pachuca contaba con muchos jóvenes futbolistas, para Mr. Sobey resultaba necesario incorporar jugadores que ya supieran jugar al futbol, pues los jóvenes apenas estaban aprendiendo y en esa condición difícilmente podrían competir contra equipos y futbolistas más experimentados.114
Por los cambios de residencia, fueron comunes las cancelaciones y suspensiones de partidos; por ejemplo, en 1903 el primer partido del campeonato se suspendió porque el Club Orizaba no pudo reunir a todos sus jugadores para hacer el viaje a Pachuca.115 De igual forma, R. N. Penny, el capitán del Mexico Cricket Club, lamentaba que su equipo perdiera por default el partido que tenía pendiente con el Orizaba Club pues, a pesar de los esfuerzos, fue imposible reunir los futbolistas necesarios para hacer el viaje.116 En 1905, el capitán del Country Club recibió un telegrama del capitán del Puebla donde se le informaba que, por tener varios jugadores ausentes y varios lesionados, era imposible ir a jugar a la ciudad de México, por lo que daban el partido por perdido.117 Finalmente, en 1908, luego de cancelar el primer partido de la temporada, el capitán del Country Club envió una misiva a la dirigencia de la liga de futbol solicitando la baja del equipo, argumentando la ausencia de varios de sus mejores futbolistas.118
La partida de futbolistas propiciaba retrasos, suplencias y cambios de último minuto que se reflejaban en el desempeño de los equipos y en el resultado de los encuentros. Por ejemplo, el Mexico Cricket Club tuvo que enfrentar al Club Reforma con tan sólo ocho futbolistas por la imposibilidad de reunir a su equipo completo.119 En 1906, el British Club perdió el campeonato debido a que su línea defensiva se debilitó “por los cambios de residencia” y las lesiones de varios jugadores.120 En otra ocasión, el British Club fue goleado por el Club Reforma debido a que sólo pudo alinear a seis jugadores; las demás posiciones fueron ocupadas por aficionados que acompañaban al equipo.121
En 1910 la liga de futbol finalmente logró consolidarse, esto porque los británicos ya no tuvieron tantas dificultades para formar a sus equipos, debido a que muchos jóvenes futbolistas comenzaron a integrarse a los diferentes equipos de la liga.122 Otro aspecto que coadyuvó a que la liga de futbol fuera más estable y regular fue la inclusión del Club México, equipo formado enteramente por mexicanos. Con el ingreso a la liga del Club México, el futbol dejó ser una actividad exclusiva de la comunidad británica, ya que el interés por practicar este deporte comenzó a enraizar entre los mexicanos.123
Conclusiones
El surgimiento del futbol en la ciudad de México se suscitó en el año de 1892. En sus primeros años (1892-1901), el futbol se caracterizó por ser una actividad irregular e intermitente, debido a que la comunidad británica radicada en México no era tan numerosa y porque su interés estaba centrado en cultivar el cricket, su deporte nacional. Aunque se realizaron múltiples intentos por fundar equipos y desarrollar el futbol, no fue posible, en función de que los esfuerzos realizados fueron iniciativas aisladas y mientras prevaleciera esa tónica, el futbol no podría despuntar ni desarrollarse plenamente.
A partir de 1901, el futbol comenzaría a ser una práctica más regular, gracias al impulso otorgado por los equipos del British Club y del Reforma Athletic Club. Entre 1901 y 1902, estos equipos disputaron una serie de cuatro partidos que cambiaron el carácter secundario que tenía el futbol. Por otra parte, lograron conjuntar todos esos esfuerzos que antes estaban aislados. En ese mismo sentido, el llamado encuentro internacional fue otro factor clave del proceso social que dio lugar al establecimiento del futbol en la ciudad de México, ya que este acontecimiento, al poner en disputa el orgullo nacional de los escoceses e ingleses, integró nuevos adeptos al futbol capitalino, haciendo evidente la existencia en el país de una gran cantidad de interesados en practicar este deporte y que radicaban en otras ciudades del país, que a la postre fundarían varios equipos y organizarían la liga de la ciudad de México. La liga de futbol, por su parte, fue un espacio de socialización interdependiente que permitió reforzar los lazos y la identidad grupal de los británicos residentes en México, por medio de la construcción de redes sociales y comerciales.
Todos estos sucesos en su conjunto nos demuestran que la introducción y difusión del futbol en la ciudad de México no puede atribuirse a un solo individuo, grupo o club; por el contrario, se debe tener presente, que el surgimiento y desarrollo del futbol en la ciudad de México fue un proceso social coproducido, mediante la socialización interdependiente de individuos con intereses diversos y quienes se encontraban asentados en distintas partes del país.124