SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.40 número120Desigualdades espaciales en el logro educativo al momento del primer empleoCaminos de la autogestión: concepciones de la recuperación de empresas índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Estudios sociológicos

versão On-line ISSN 2448-6442versão impressa ISSN 0185-4186

Estud. sociol vol.40 no.120 Ciudad de México Set./Dez. 2022  Epub 17-Mar-2023

https://doi.org/10.24201/es.2022v40n120.2177 

Artículos

Flujos migratorios africanos en Costa Rica (2014-2020)1

African Migratory Flows in Costa Rica (2014-2020)

Guillermo Antonio Navarro Alvarado1 
http://orcid.org/0000-0001-6459-7262

1Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica, guillermo.navarro@ucr.ac.cr


Resumen

El siguiente artículo analiza las dimensiones cuantitativas de los flujos migratorios africanos en Costa Rica, su composición, formas de representación y condiciones de posibilidad entre 2014 y 2020. Se examinan fuentes secundarias y datos anuales de la Dirección General de Migración y Extranjería de Costa Rica (DGME) y de los Centros de Atención Temporal para Personas Migrantes (CATEM). El artículo concluye que dichos flujos migratorios se definen por una amplia diversidad cultural de origen múltiple, caracterizados por la presencia migratoria de todas las subregiones africanas, con mayor migración proveniente del África central. Esta diversidad se ve limitada en su representación por el uso de categorías homogeneizantes como “extracontinental” y plantea la necesidad de estudios particularizados.

Palabras clave: Centroamérica, migraciones africanas; migraciones mixtas; diversidad

Abstract

The following article analyzes the quantitative dimensions of African migratory flows in Costa Rica, their composition, forms of representation, and conditions of possibility between 2014 and 2020. It examines secondary sources and annual data from the General Directorate of Migration and Alien Affairs of Costa Rica (DGME) and the Temporary Assistance Centers for Migrants (CATEM). The article concludes that these migratory flows are defined by broad cultural diversity with multiple origins, characterized by the migratory presence of all the African subregions, with the greatest migration being from Central Africa. Representation of this diversity is limited by the use of homogenizing categories such as “extracontinental” and raises the need for specific studies.

Keywords: Central America; african migrations; mixed migrations; diversity

El mundo colonial es un mundo maniqueo.Frantz Fanon, Los condenados de la Tierra (2015, p. 35)

1º de setiembre de 2017, los medios de comunicación costarricenses reportan el accidente de una lancha con 31 migrantes en Bahía Salinas, frontera norte de Costa Rica con Nicaragua; se reporta la desaparición de un niño congolés de cuatro años, que según las propias informaciones fue encontrado muerto dos días después en la misma bahía. El trágico hecho se complementa con la detallada información acerca de la tripulación de dicha embarcación: se encontraron 18 congoleses, un etíope, un somalí, dos haitianos, un venezolano, dos ghaneses, un angoleño y tres esrilanqueses (Fallas, 2017; Villalobos, 2017).

Si leyéramos la descripción sin la referencia directa a la frontera o el país en el que ocurrió el hecho, la noticia refiere directamente a las dinámicas experimentadas en el mar Mediterráneo, al drama de los naufragios en las islas italianas o en los contextos griegos y españoles, que durante la última década se han visibilizado con los flujos migratorios africanos que cruzan esa región (Kabunda, 2016).

Pero la situación particular en Bahía Salinas plantea un escenario específico, con nuevas características, tanto para los flujos migratorios como para el contexto sociocultural centroamericano. En él, la composición de la embarcación y la propia tragedia plantean una serie de cuestionamientos a sus condiciones particulares: ¿cuál es la dimensión e historia de dicha diversidad?, ¿qué dinámicas particulares intervienen en dichas presencias?, ¿qué condiciones sociales enfrentan esos migran­tes de tan diversos contextos en Costa Rica? Y, por último, ¿cuál es el papel de la política migratoria costarricense en dicho escenario?

Entre 2015 y 2016 los flujos migratorios caribeños, asiáticos y africanos adquirieron una mayor atención en la opinión pública y en la política migratoria costarricense y centroamericana. En esos años en particular, después del desmantelamiento de una red de tráfico ilícito de personas migrantes, medidas de cierre de fronteras y mayores controles migratorios adoptados por el gobierno de Nicaragua, ante la presencia de grandes grupos migratorios africanos y cubanos varados en la fronteras norte y sur de Costa Rica, este país centroamericano se enfrentó a condiciones de mayor afluencia migratoria, acompañada de vacíos políticos e institucionales para su manejo, así como del desconocimiento de sus dinámicas, orígenes y condiciones.

Las preguntas planteadas llevan directamente a relativizar y cuestionar elementos e historias que enmarcan la visibilidad de esos flujos migratorios. Dirige a discutir el uso de categorías como “extracon­tinentales” y a la relativa homogeneización de lo “africano” en detrimento de la particularidad, o las propias condiciones de posibilidad de tales flujos migratorios en “nuevos” espacios como el costarricense y centroamericano.2 Asimismo, al uso canónico del concepto “crisis” que durante el pico migratorio de 2016 se utilizó para designar una coyuntura específica de concentración migratoria.3

La composición diversa de la embarcación, que no sólo se traduce en la variedad de nacionalidades, sino en la posibilidad de lo que el a­ntropólogo Steven Vertovec (2005) ha denominado superdiversidad, remite a la transformación de los patrones clásicos migratorios en términos de origen, etnicidad y cultura. Así como a procesos más complejos en las formas de interacción migratoria, nuevos escenarios de integración y movimiento, que implican analizar cómo “los migrantes recientes han venido por una mayor variedad de razones y por un conjunto más amplio de canales” (Vertovec, 2005).

Estas dimensiones y hechos obligan también a adoptar una óptica global y trasnacional de las migraciones, no sólo al implicar la perspectiva neoclásica de la migración Sur-Norte, sino aquella que explora circuitos, flujos y dinámicas mucho más complejas (Papastergiadis, 2000; W­immer, & Glick-Schiller, 2003). El suceso obligó a pensar más a allá de las fronteras nacionales, y permitió reflexionar en cómo una embarcación en Bahía Salinas, reunía a migrantes provenientes de espacios muy diversos que convivían en una ruta migratoria particular.

Este escenario exige ya no sólo la taxonomía y búsqueda de las razones migratorias, clásicamente dirigidas a las correlaciones entre el respectivo Producto Interno Bruto y los países de origen; ahora requiere rastrear las formas en cómo esa “diversidad” se configura en espacios relacionales como Kinshasa, República Democrática del Congo y Paso Canoas, Costa Rica.

Este artículo tiene como objetivo documentar la diversidad africana en los flujos migratorios durante el periodo comprendido entre 2014 y 2020, con el fin de mostrar comparativamente las dinámicas de ingreso en contraposición a los relatos de la “novedad’ y la “homogeneización”.

Implica explorar los propios fenómenos discursivo-categóricos de la “crisis” y la “homogeneización” de la diversidad, que involucra a la política migratoria aplicada por el gobierno de Costa Rica desde 2016. Conforme a esta línea, se analiza el escenario desde lo nacional y africano, en favor de la construcción de contextos analíticos más amplios, que sitúen a los flujos migratorios africanos en Costa Rica en una perspectiva trasnacional, como primer paso para una teorización de la ruta migratoria y sus implicaciones.

Esto es de suma importancia, pues como se ha indagado en la investigación sobre esos flujos, el espacio centroamericano funciona como un “puente”, ruta alterna o paralela a los flujos migratorios hacia Estados Unidos y Canadá (Mora Izaguirre, 2017; Morales et al., 2011), que operan con dinámicas de movilidad mucho más complejas que las delineadas por las ideas de “asimilación” (Winters, & Mora Izaguirre, 2019; Drotbohm, & Winters, 2018).

Como se discutirá más adelante, las migraciones africanas han roto las temporalidades, rutas y perfiles migratorios clásicamente asociados a ellas (Kabunda, 2012; Kane, & Leedy, 2013; Minvielle, 2015; Whitehouse, 2013). Trabajos temporales, alternancia de rutas, cambios de destino -no necesariamente objetivados en el Norte global-, redes tecnológicas y sociales, han relativizado el significado de las fronteras al ejercitar lo que Sandro Mezzadra (2005) ha denominado “autonomía de las migraciones”, desde lógicas de “desterritorialización”, según Nikos Papastergiadis (2000).

Para esta discusión se han analizado los informes estadísticos anuales y las bases de datos sobre movimientos migratorios y extranjería de la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) de la República de Costa Rica, en el periodo comprendido entre 2013 y 2020 (DGME, 2021a, 2021b).

Dimensiones de las migraciones africanas en Costa Rica

Conjuntos de datos y aproximaciones metodológicas

Cuantificar y dimensionar las migraciones presupone un reto complejo, principalmente cuando se refiere a migraciones en “lugares de tránsito”, las cuales implican una serie de estrategias y redes dirigidas a la migración irregular y con ella a superar los controles migratorios con éxito.

En el caso costarricense y los flujos migratorios africanos, los estudios realizados hasta el momento han planteado un escenario complicado en esta línea, pues relegan la cuantificación del fenómeno o la suscriben a años específicos, sin adoptar una perspectiva comparativa.

Sus principales objetivos han sido visibilizar la existencia de los flujos migratorios -principalmente antes de 2015- (Mora Izaguirre, 2017; M­orales et al., 2011), y explorar las dimensiones cualitativas del fenómeno, haciendo énfasis en la comprensión de las estrategias adop­tadas y las implicaciones subjetivas en el marco de la migración irregular (Acuña, 2017, 2019; Drotbohm, & Winters, 2018; Winters, & Mora Izaguirre, 2019).

La discusión cuantitativa de dichos flujos migratorios se ha concentrado en dos campos particulares, el de la opinión pública, que parte del contexto de la supuesta “crisis” experimentada entre 2015-2016 con aproximaciones cuantitativas; mientras que el segundo se ha enfocado en informes oficiales de organismos internacionales -entre ellos los organismos de atención al migrante- que han sintetizado y comparado datos provenientes de las estadísticas gubernamentales desde una perspectiva muy general, con énfasis en los años anteriores a 2017 (Morales et al., 2011; OEA, 2016; OIM, 2017).

Las dimensiones del fenómeno son variables y muestran la compleja relación entre la condición migrante regular e irregular, así como los problemas implicados en la cuantificación de las migraciones africanas y “extracontinentales”, debido al poco conocimiento de las rutas migratorias utilizadas, el escaso control fronterizo y la falta de una identificación certera de las nacionalidades que las conforman (Chaves, 2020; Winters, & Mora Izaguirre, 2019).

En este contexto, esos estudios han utilizado como fuentes recurrentes las estadísticas producidas por la Coordinación Policial Regional de Paso Canoas, con el fin de identificar las dimensiones de las migraciones irregulares, mientras que para la medición de los ingresos regulares, se han referido a los registros producidos en los puestos migratorios de la frontera sur.

A pasar de tales esfuerzos, sintetizados en su mayor parte en el Informe regional [sobre los] flujos de migrantes en situación migratoria irregular provenientes de África, Asia y el Caribe en las Américas (OEA, 2016), los estudios se han visto restringidos a la producción de estadísticas descriptivas, lo que limita los análisis comparativos y la documentación de las diversidades que conforman los flujos migratorios.

Con el fin de completar esos vacíos, se han analizado los datos sobre ingresos irregulares de africanos en el puesto fronterizo de Paso Canoas en el periodo comprendido entre 2013 y 2016, presentes en el informe antes citado de la OEA (2016). Además, se han sistematizado los datos de la DGME sobre: a) ingresos regulares de africanos en los puestos fronterizos de Paso Canoas, Sabalito y Sixaola en el periodo comprendido entre 2014 y 2020; b) Permiso de Ingreso y Permanencia Transitoria para Atención Humanitaria (PIT) a migrantes africanos, tramitados entre julio de 2016 y 2020, lapso en el cual se implementa la estrategia de regularización temporal4 de los grupos migrantes africanos y asiáticos, y c) los datos de ocupación anual de los Centros de Atención al Migrante (CATEM) Norte y Sur en los años 2019 y 2020.

Los análisis de esos datos tienen como objetivo caracterizar la diversidad nacional y cultural de los flujos, al documentar sus dimensiones y transformaciones comparativas en contextos migratorios temporalmente regulares e irregulares.

La información analizada obedece a la disponibilidad de datos generados por la DGME y a las transformaciones experimentadas por la política migratoria costarricense, la cual en el marco de la “crisis migratoria” de 2015-2016, adoptó una perspectiva de atención al migrante, toda vez que estableció una legislación y programas de apoyo a grupos migrantes africanos, asiáticos5 y caribeños. Este proceso permitió generar datos más específicos sobre el lugar de origen y/o proveniencia de los/las migrantes africanos/as, lo cual conduce al desarrollo de análisis comparativos.

Entre la política adoptada por el gobierno de la República de Costa Rica, se establecieron dos Centros de Atención Temporal a Migrantes (CATEM) en 2016, el primero en Golfito, Puntarenas, y el segundo en La Cruz de Guanacaste. Asimismo, se adoptó un enfoque de apoyo migratorio cuyas estrategias diplomáticas y un tratamiento humanitario al tránsito hicieron viables los “permisos de ingreso y tránsito” temporal para africanos, lo cual convirtió al país en una “zona de tolerancia” a esos flujos migratorios.6

Fuente: Elaboración propia y del geógrafo Andrés Jiménez Corrales.

Mapa 1 Puestos fronterizos y Centros de Atención temporal para personas migrantes en Costa Rica  

A partir de 2016, este escenario de “regularización” cambiará la forma de dimensionar los flujos migratorios africanos y la identificación de su ingreso en los puestos migratorios de la frontera sur costarricense. Desde entonces la metodología de registro del ingreso irregular sólo cuantificará el número de ingresos por puesto migratorio y no por nacionalidad, al ser registrada la nacionalidad sólo por medio de la tramitación de los Permiso de Ingreso y Permanencia Transitoria para Atención Humanitaria (PIT).7

Por esta razón se ha decidido dimensionar el fenómeno migratorio antes de 2016 desde la perspectiva de los datos de irregularidad, y Después de 2016 para trabajar con los datos de ingreso regular y PIT. Además, para contextualizar el escenario reciente, se han analizado las estadísticas de ocupación de los CATEM Norte y Sur en 2019 y 2020, con el fin de identificar la presencia africana en los centros y complementar los registros de ingreso.

Migraciones africanas regulares e irregulares

De acuerdo con esta metodología, el primer resultado refiere a los ingresos regulares de africanos en el periodo 2014-2020 (gráfico 1), el cual refleja un total de 1 174 ingresos regulares por los tres puntos fronterizos del sur, y muestra un crecimiento sostenido a partir del año 2017, precisamente después de la aplicación de las medidas migratorias de regularización temporal adoptadas por el gobierno de Costa Rica.

Fuente: Elaboración propia con base en informes estadísticos anuales (DGME, 2021a).

Gráfico 1 Puestos fronterizos e ingreso regular de africanos (2014-2020) 

En el mismo 2017 se muestra un crecimiento en el volumen de ingre­sos en el puesto fronterizo de Paso Canoas, que para 2018 sustituye a Sixaola como la principal entrada de africanos. Esto puede obedecer a la constitución de una ruta migratoria “regularizada” que atiende al flujo, concretada por el establecimiento en 2016 del Centro de Atención Temporal para Personas Migrantes en Golfito (CATEM-SUR), a 48 kilómetros del puesto fronterizo de Paso Canoas.

El ingreso se ha mantenido regularmente en un promedio de 189 ingresos anuales en seis años. De ellos, la mayoría (50%) se realizaron en el puesto fronterizo de Paso Canoas, seguido por el puesto fronterizo de Sixaola (48%), y con mucha menor afluencia en el puesto fronterizo de Sabalito (2%).

Como se puede interpretar, los años de mayor ingreso regular de los africanos se concentran en 2016 -supuesto punto “crítico” y año en que se adopta la regularización temporal- y en 2019, antes del cierre de frontera implementado en 2020 debido a las medidas sanitarias adoptadas por el gobierno de Costa Rica ante la pandemia del covid-19, cuando los flujos migratorios regulares registran su mayor disminución en siete años.

Otro elemento que se destaca de esos datos refiere al año con mayores ingresos regulares, 2019 se caracteriza por representar 20% del total de los ingresos en el periodo de siete años, sólo seguido por el año 2018 (19.5%). Aunque el ingreso regular no traduce las dimensiones de los flujos migratorios, las rutas exploradas y la transformación en la política migratoria sugieren que el ingreso por la frontera sur en este volumen está relacionado y representa una parte de los flujos migratorios detectados en Panamá, hecho que sugiere un escenario de relativo crecimiento migratorio regular, particularmente comparado con el de 2016, cuando fue designado por la opinión pública como el año de la “crisis migratoria” y del cambio en las políticas de tránsito.

Estos datos plantean un escenario estable que supera las perspectivas “coyunturales”, pues fortalece la visión de los informes realizados por el ACP Observatory of Migration (2013, 2012), que proyectaba el establecimiento de rutas y destinos migratorios Sur-Sur en América Latina para los migrantes africanos. Asimismo, concreta las tendencias vislumbradas por los organismos internacionales sobre un crecimiento progresivo y la consolidación del tránsito de migrantes africanos en la región (CEAM, 2010; Morales et al., 2011; OEA, 2016).

Este contexto contrasta con el escenario de ingresos en condición “irregular” experimentados antes de 2017; en el periodo comprendido entre 2014 y julio de 2016 se estimó un ingreso de 7 694 migrantes africa­nos, compuesto por 6 080 hombres y 1 614 mujeres. Tales ingresos se caracterizaron por un crecimiento acelerado que pasó de 540 migrantes en 2014 a 1 299 en 2015 y 5 628 para la primera mitad del año 2016 (gráfico 2).

Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Organización de los Estados Americanos (OEA, 2016).

Gráfico 2 Migrantes africanos, asiáticos y caribeños irregulares de detectar por la coordinación policial de Paso Canoas (2013-julio 2016 

Durante este periodo se identificaron como principales países de origen en ingresos, a la República del Congo (2 747), República Democrática del Congo (2 210), Somalia (1 049), Ghana (757), Eritrea (172), Senegal (151), Camerún (130) y República de Guinea (104). De 2013 a 2015 se distingue una mayor presencia de somalíes (1 007), ghaneses (607) y eritreos (145), que alcanzan su respectivo pico en 2015. Para el periodo comprendido entre enero y julio de 2016, las principales nacionalidades que se registran son la República del Congo (2 740) y la República Democrática del Congo (2 210), seguidas por Ghana, que mantiene un ingreso de 150 migrantes para ese periodo

El crecimiento en el registro de 2015 obedece en gran medida a la política migratoria contradictoria de impedimento del tránsito, adoptada como primera reacción por el gobierno de Costa Rica antes de 2016, así como a la desarticulación de una red de tráfico ilícito de personas migrantes en la frontera sur con Panamá y al cierre de la frontera nicaragüense en noviembre de 2015, acompañada del despliegue del ejército de ese país en la frontera. Estos tres procesos provocaron una masificación del fenómeno y errores en la identificación de las nacionalidades, lo que condujo a una posterior flexibilización de la política migratoria que pretendió el establecimiento de rutas regularizadas hasta la frontera con Nicaragua (DGME, 2018; Chaves, 2020).

Las condiciones expuestas tienen mayor sentido en el contexto fronterizo, en donde el flujo migratorio africano convivía en ese periodo con flujos migratorios provenientes de Cuba, Haití y Asia meridional8 desde 2013, lo que complicó mucho más la situación “regular” y permitió la masificación del fenómeno. Como plantea María José Chaves Groh, esto generó un escenario muy complejo en los términos de la administración de los flujos migratorios:

Frente a este contexto, la respuesta del gobierno central fue contradictoria. Primero la decisión fue hacer rechazos en la frontera, lo cual generó caos en términos normativos y en la respuesta institucional inmediata. En términos normativos, porque las personas no se podían rechazar a Panamá ante la imposibilidad de demostrar que provenían de ese país (ingresaban y salían de forma irregular). Además, si bien Panamá les permitió el paso hacia Costa Rica, previendo posibles rechazos, prohibió que pudieran reingresar a su territorio […] En términos de respuesta institucional, hacer rechazos en frontera suponía una impor­tante inversión para reforzar la frontera con oficiales de la Fuerza Pública y antimotines. El resultado inmediato de estas medidas fue que, en pocos días, cientos de personas se aglomeraron en la frontera, con hambre y enojadas. Ante esta situación, el Gobierno costarricense debió permitir el ingreso de las personas migrantes al territorio nacional… [2020, p. 43].

La identificación de las nacionalidades o proveniencia de los grupos migrantes africanos significó otro reto particular. Específicamente en 2016, la conjunción de flujos migratorios mixtos y la ausencia de documentos facilitó formas de negociación de las identidades migratorias, con el fin de superar los controles fronterizos, como señalan Nanneke Winters y Cynthia Mora Izaguirre: “…muchos migrantes haitianos han intentado pasar como congoleños en el camino para evitar la deportación” (2019, p. 17, traducción propia).9

Éste es un fenómeno central por explorar, particularmente en relación con las formas de negociación de las identidades migratorias, en condiciones tan particulares como la costarricense, que ante un supuesto fenómeno migratorio “nuevo” mostró pocas condiciones institucionales para identificar grupos migrantes “extracontinentales”. Además de esto, la adopción de las identidades congoleñas por parte de los migrantes haitianos lleva a preguntar qué condiciones culturales y de percepción -por parte de las autoridades- facilitaron dicho proceso.

La situación adquiere mayor complejidad cuando exponemos la composición por género y nacionalidad expresa en esta coyuntura de ingreso irregular (tabla 1); se puede identificar un total de 1 614 mujeres africanas (20%) y 6 080 hombres (79%), así como una composición diversa de nacionalidades africanas y complejos contextos de origen como Ghana, Eritrea, Senegal y Camerún, entre otros.

Tabla 1 Entradas de migrantes africanos irregulares detectados por la coordinación policial de Paso Canoas (2013-julio de 2016) 

Nacionalidad Mujeres Hombres Total
Rep. del Congo 794 1 953 2 747
Rep. Ditalic. del Congo 613 1 597 2 210
Somalia 45 1 004 1 049
Ghana 24 733 757
Eritrea 21 151 172
Senegal 18 133 151
Camerún 36 94 130
Rep. de Guinea 11 93 104
Otras 52 322 374
Total 1 614 6 080 7 694

Fuente: OEA, 2016.

Aunque las estadísticas se vean marcadas por dinámicas de negociación de identidades, lo cierto es que estos flujos migratorios se caracterizan por una composición mayoritaria de hombres. Particularmente entre enero y julio de 2016 se registraron 4 113 ingresos de hombres africanos en condición irregular, mientras que en el mismo periodo se registraron 1 515 ingresos de mujeres.

En términos generales las tres nacionalidades más numerosas identificadas son la República del Congo (2 747), República Democrática del Congo (2 210) y Somalia (1 049); debe añadirse que tanto el trabajo analítico de María José Chaves Groh (2020) como las etnografías realizadas por Nanneke Winters y Cynthia Mora Izaguirre (2019) han mostrado cómo la adopción de la nacionalidad congoleña pasó a emplearse en este periodo como forma de autoidentifiación de migrantes haitianos, con el fin de acceder a la política migratoria aplicada a los africanos.

Conforme a este señalamiento, los datos expresados en las estadísticas oficiales en torno a la identificación “congoleña” y “haitiana”, se ven cuestionadas por las particulares condiciones de identificación, autoidentificación y negociación, lo que obliga a pensar que los datos expuestos aquí para dichas poblaciones no son fiables y requieren un abordaje de campo que conteste las dimensiones cuantitativas de las migraciones irregulares con el fin de comprender sus dimensiones; sin embargo, se sistematizan y analizan en estos términos para brindar un panorama general del fenómeno migratorio.

Esta compleja diversidad planteó retos coyunturales, que sin duda alguna crearon las condiciones para la visibilización del fenómeno y su masificación. Sólo en esta estadística la variedad de ingresos irregulares africanos, más allá del cuestionamiento de la identificación congoleña,10 plantea una serie de dificultades e interrogantes relacionadas directamente con la diversidad cultural y el tratamiento de ésta, toda vez que presenta un escenario lingüístico complejo, así como dificultades operativas en la administración y tratamiento de esos flujos migratorios, aún hoy poco explorados.

Lo interesante de estos elementos que superan las impresiones de “novedad” que algunos medios de comunicación e instituciones nacio­nales expresaron en medio de la “crisis”, reside en que desde 2011 uno de los primeros diagnósticos sobre migraciones africanas en Centroamérica, realizado por la Flacso, apuntaba todas las dificultades experimentadas entre 2015 y 2016.

A manera de síntesis, el presente estudio ha podido constatar que entre las principales dificultades que los países de América Central y México enfrentan se encuentran las siguientes: (1) dificultad para establecer mecanismos de recepción adecuados para personas que arriban al territorio en grupos de más de 10 personas; (2) dificultad para determinar de manera individual y expedita las identidades, los perfiles y las necesidades de protección de personas que llegan en grupos de manera irregular; (3) la imposibilidad real de deportar a los extracontinentales; (4) la ausencia de mecanismos de coordinación y cooperación interestatal que permita trasladar a las personas a un país anterior de tránsito; (5) la dificultad o imposibilidad de encontrar autoridades consulares de los países de origen de estos migrantes para documentarlos y deportarlos, y (6) la dificultad de lidiar con las diferencias culturales y de integración por las mismas razones [Morales et al., 2011, p. 35 ].

En términos estadísticos, la “regularización temporal” de estos flujos migratorios y la implementación de los PIT desde mediados de 2016, permite explorar un escenario migratorio más certero, sumado a los contextos de ocupación de los CATEM Norte-Sur. Entre 2016 y 2020 las tendencias expresas en los ingresos regulares se traducen en las estadísticas de los PIT; en ellas se experimenta 2016 como el año con mayor afluencia migratoria y tramitación de PIT de migrantes africanos (18 112), mientras que 2019 se convierte en el segundo año con mayor tramitación de los permisos (gráfico 3).

Fuente: Elaboración propia con base en datos de la DGME (2021c).

Gráfico 3 PITs expedidos a migrantes africanos (2016-2020) 

Para 2019 se tramitaron 5 989 PIT, lo que significó para Costa Rica un nuevo escenario de crecimiento migratorio, detenido en gran parte debido las condiciones que impuso la pandemia de covid-19 en 2020.11 Este mismo año se caracteriza por una mayor presencia de cameruneses (2 644) y congoleses de la República Democrática del Congo (1 682) como los principales grupos migratorios (tabla 2).

Tabla 2 Principales nacionalidades africanas con permisos de ingreso y tránsito (2016-2020) 

Año País Individuos
2016 República del Congo 11 900
República Democrática del Congo 4 181
2017 Eritrea 568
Camerún 304
Camerún 888
2018 República Democrática del Congo 614
Camerún 2 644
2019 República Democrática del Congo 1 682
Eritrea 48
2020 República Democrática del Congo  39

Fuente: Elaboración propia con base en datos de la DGME (2021c).

El escenario a la vista en estos flujos migratorios es diverso, sólo en 2019 se identificaron migrantes provenientes de 23 países y de todas las subregiones del continente africano. Esta diversidad está presente a lo largo del periodo 2016-2020, lo que abre una serie de incógnitas en torno a la variedad de condiciones, rutas y contextos de origen migratorio (gráfico 4). A esto se suman interrogantes sobre las complejas dinámicas de socialización interna en los grupos migratorios, transformaciones identitarias y configuración de limites étnicos, así como transformaciones de los contextos sociales y culturales de recepción en Costa Rica, más allá de los CATEM.

Fuente: Elabora ción propia con base en datos de la DGME (2021c). Mapa base: Plataforma Big, Geonames, Mi crosoft, TomTom, Wikipedia.

Gráfico 4 PIT otorgados a migrantes africanos por país de origen en 2016-2020 

En este contexto, el tránsito migratorio africano es acompañado por flujos migratorios caribeños y asiáticos que caracterizan un escenario multicultural, en donde sólo en 2019 se tramitaron 2 318 PIT para migrantes provenientes de la India y 2 318 para haitianos; a ellos se suma la presencia de migrantes provenientes de Bangladesh, Cuba, Irán, Iraq, Myanmar y Venezuela, entre otros.

Las nacionalidades de procedencia africana (tabla 2) -República del Congo, República Democrática del Congo, Eritrea y Camerún- concentran el mayor número de personas migrantes. Sin embargo, la diversidad es mucho más amplia que la representatividad de esos grupos, pues se observan migraciones provenientes del África septentrional (0. 2%), África central (83.3%), África occidental (9.48%), África oriental (6.9%) y África meridional (0. 01%),12 de modo que se registran de manera constante a lo largo del periodo de tramitación de los PIT entre 2016 y 2020.

Según los datos anuales expresados en la tramitación de PIT (tabla 2 y gráfico 4), los flujos migratorios denotan una amplia variedad de orígenes, y entre ellos la República Democrática del Congo muestra una presencia constante, Camerún adquiere mayor presencia a partir de 2017, la República del Congo en 2016 y Eritrea en 2017 y 2020. A excepción de Eritrea,13 la aparición de estos países señala al África central como la principal subregión de origen migratorio, lo que va en línea con las estadísticas globales sobre migración, pues África central se sitúa en 2020 como la segunda subregión con mayor emigración del continente africano, con 2.2% de su población en condición migratoria, y tanto el Congo con 7% de su población en condición migratoria como Camerún con el 2.2%, resaltan como dos de los cuatro países con mayor emigración en el continente (OIM, 2021).

Este escenario introduce elementos más heterogéneos que las experiencias estudiadas en América del Sur (Maffia, 2010; Marcelino, & Cerruti, 2011; Minvielle, 2015), traduciéndose en flujos migratorios diversos que implican escenarios de superdiversidad. De acuerdo con la conceptualización desarrollada por Steven Vertovec (2007, 2019), la superdiversidad no solamente equivale a la diversidad de nacionalidades y grupos étnicos, sino que comprende al cambio de patrones, interacciones y condiciones particulares, que esas relaciones diversas implican. Cambios, pues, en las formas de socialización, dinámicas trasnacionales, nuevas experiencias del espacio, contacto y transformaciones de las comunidades receptoras, etcétera.

La superdiversidad es un término sintético, propuesto también para señalar que los nuevos patrones de migración […] produjeron nuevas posiciones sociales jerárquicas, estatus o estratificaciones. Éstos, a su vez, implican: nuevos patrones de desigualdad y prejuicio que incluyen formas emergentes de racismo, nuevos patrones de segregación, nuevas experiencias de espacio y “contacto”, nuevas formas de cosmopolitismo y criollización (incluyendo lo que se ha discutido más recientemente en términos de convivencia y multicultura) [Vertovec, 2019, p. 126, traducción propia].14

Éste es el punto en que la diversidad contempla complejos escenarios multidimensionales de interacción; sin embargo, una diferencia importante a tomar en cuenta en el caso particular de las migraciones africanas y de los flujos migratorios mixtos en Costa Rica y Centroamérica, es el dinamismo, movimiento y temporalidad que presupone el escenario en tránsito. Este último no sólo se refiere a las relaciones entre migraciones africanas y asiáticas, sino a las propias relaciones con las migraciones regionales centroamericanas.

A diferencia de los estudios sobre superdiversidad que hacen un mayor énfasis en las dinámicas de asentamiento, el escenario centroamericano se presenta como un “espacio en tránsito” de configuración móvil y dinámicas de patrones migratorios superdiversos, que es necesario explorar. En este espacio en particular se configura y combina la intersección de variables multidimensionales como identidad, lengua, religión, rutas, etc., y formas sociales de organización que implican dinámicas de socialización y convivencia en diversidad.

La diversidad no sólo traduce los lugares de procedencia, sino la composición por género de estos flujos migratorios y otras características. En el caso de la solicitud de PIT por migrantes africanos, el mismo patrón que muestran los ingresos irregulares se expresa mediante una mayor presencia de hombres, que representan 68% de los PIT tramitados entre 2017 y 2020 (tablas 1 y 3).

Tabla 3 Porcentaje de PIT* otorgados a migrantes africanos por género (2017-2020) 

Año Mujeres (%) Hombres (%)
2017 21.26 78.74
2018 33.31 66.69
2019 34.26 65.74
2020 26.06 73.94
(2017-2020) 31.61  68.39
* Permisos de ingreso y tránsito.

Fuente: Estimaciones propias con base en datos de la DGME (2021c).

Las condiciones de esta característica continúan siendo un campo por explorar, principalmente relacionado con los debates sobre las tendencias a la feminización de los flujos migratorios africanos y a las específicas características de la figura del hombre en las migraciones del África central (Freedman, 2012; Vause, & Toma, 2015).

En esta línea, los resultados de las encuestas de monitoreo de los flujos migratorios extracontinentales realizados en 2019 por la OIM en Chiriquí (Panamá), a partir de una muestra de 316 migrantes extracontinentales,15 permiten perfilar mejor su composición. Según la OIM, la mayoría de los migrantes encuestados (45%) respondió estar viajando solo (a), mientras que 35% respondió estar viajando con algún familiar (esposo/a, compañero/a sentimental, hijos/as u otros familiares). Entre estos elementos destaca que 12% de los encuestados indicó que viajaba con menores de edad, entre ellos Haití representó 75%, seguido por migrantes africanos de Angola (8%) y la República Democrática del Congo (6%) (OIM, 2019a).

En un escenario más concreto y reciente, la información sobre el ingreso de migrantes africanos en los CATEM Norte y Sur, no parecen variar las características y tendencias mostradas en el gráfico 1 y la tabla 2. Para 2019, el CATEM-Sur presentó una ocupación de 5 926 migrantes africanos y el CATEM-Norte de 136; como se había explicado ante­riormente, 2019 presenta uno de los picos de mayores ingresos regulares y tramitación de PIT.

En contraste, 2020 presenta una baja ocupación que alcanza apenas para el CATEM-Sur 288 migrantes y em el CATEM-Norte apenas 6; esto se explica en gran parte por las condiciones migratorias instaladas a causa de la pandemia de covid-19, cuando Costa Rica adoptó el cierre de fronteras desde el 19 de marzo de 2020 hasta el 1º de noviembre del mismo año, sin más excepción que el tránsito por razones humanitarias.

Los datos explorados expresan una marcada diferencia en la ocupación de los CATEM, pues el CATEM-Sur presenta mayor ocupación de migrantes africanos, con 5 926 (2019) y 288 (2020), mientras que en el CATEM-Norte se reduce apenas a 136 (2019) y 6 (2020) (DGME, 2021b).

La marcada diferenciación entre los ingresos al CATEM Sur y al Norte sugiere un abandono de los migrantes por las políticas humanitarias de acompañamiento que había brindado el gobierno de Costa Rica, un hecho relacionado con las cambiantes dinámicas migratorias que esos flujos experimentan con el fin de superar los controles migratorios nicaragüenses (Winters, & Reichl, 2020). Esto conduce a una desregularización que convierte a las personas migrantes en objeto de redes de tráfico ilícito de personas. Cabe señalar que tales dinámicas están íntimamente relacionadas con las dramáticas estrategias relatadas al inicio de este artículo; lo anterior hace que se pierda la trazabilidad del flujo y su atención en territorio costarricense.

En términos de la composición de esos centros, la diversidad expresada en las demás estadísticas persiste, es decir que se trata en su mayoría de migrantes provenientes de África central (81.6%) y África occidental (11.56%), seguidos por África oriental (6.7%) y África septentrional (0.36%),16 sin presencia en el periodo analizado de migrantes de África meridional.

En los datos registrados tanto en el CATEM-Norte como en el CATEM-Sur para el periodo 2019-2020, se documenta una amplia diversidad africana (gráfico 5), con mayor presencia de migrantes provenientes de Camerún (2 688), República Democrática del Congo (1 766), Eritrea (464) y Angola (669); estos últimos presentan paralelamente un crecimiento sostenido de tramitación de PIT, al contabilizar 148 (2016), 91 (2017), 254 (2018), 672 (2019) y 20 (2020), hasta convertirse en 11.2% de la población del CATEM-Sur. Con esto, el panorama reafirma la diversidad presente en los flujos migratorios africanos de la región, así como plantea interrogantes sobre las condiciones de socialización e interacción de los diversos grupos en los CATEM.

Fuente: Elaboración propia con base en informes estadísticos anuales (DGME, 2021b). Mapa base: Plataforma Big, Geonames, Microsoft, TomTom, Wikipedia.

Gráfico 5 Orígenes de migrantes africanos en CATEM-Costa Rica (2019-2020) 

Las descripciones estadísticas hasta aquí expuesta continúan planteando grandes retos, principalmente relacionados con la cuantificación de los flujos migratorios africanos irregulares. Sin embargo, los datos expuestos remarcan la necesidad del abandono de las perspectivas homogeneizadoras de las migraciones, en favor de una comprensión más detallada que tome en cuenta la diversidad cultural, las dinámicas de cambio en las características de los flujos migratorios y los complejos escenarios que éstos instalan para los diversos contextos nacionales y regionales.

El efecto homogeneizador y la necesidad de la particularidad

En contraste con esta riqueza, diversidad y complejidad, la literatura, opinión pública y política migratorias han adoptado para la identificación de estos flujos una perspectiva homogeneizadora (CEAM, 2010; DGME, 2018; Morales et al., 2011; OEA, 2016; OIM, 2013), categorías genéricas como “extracontinentales”, que designan al diverso origen de migrantes provenientes de África y Asia, así como “flujos migratorios mixtos” que designan el “Movimiento en el que varias personas viajan juntas, por lo general en forma irregular, utilizando las mismas rutas y medios de transporte, pero por razones diferentes” (OIM, 2019b, p. 145); concentran, pues, las reflexiones y engloban experiencias de personas migrantes provenientes de regiones diferentes, e introducen dimensiones de “exterioridad” histórica.17

La adopción de esas categorías obedece en parte a las falencias de la política migratoria regional, centroamericana y costarricense, así como al limitado espacio diplomático que contextualiza su intervención (Acuña, 2017), pero también a cargas histórico-epistemológicas que traducen las visiones sobre el territorio y la identidad. En ellas se estructuran la falta de planificación, los silencios históricos sobre las migraciones y los órdenes del discurso sobre la representación de lo “africano”.

Como se planteó anteriormente, más allá de los avisos y estudios internacionales que vaticinaban el crecimiento sostenido de este tipo de migraciones, en 2016 el gobierno de Costa Rica parecía encontrarse ante una disyuntiva “nueva”, que asumía tanto la opinión pública como la misma autoridad, la perspectiva de la “novedad” y la “crisis” (Acuña, 2017; DGME, 2018).

Aunque desde la década de 1990 el establecimiento de rutas migratorias africanas había sido identificado en los contextos sudamericanos (Marcelino, & Cerruti, 2011; Minvielle, 2015) y en los crecientes flujos migratorios hacia los Estados Unidos (Thomas, 2011), los esfuerzo gubernamentales para el acompañamiento de dicho escenario fueron casi nulos, y se creó una perspectiva de “desconocimiento absoluto” de la presencia africana en la región.

El uso de la categoría de lo “extracontinental” desempeña en este contexto una perspectiva unidimensional de las dinámicas migratorias en el país, en donde la supuesta tendencia política establecida refería a las migraciones regionales centroamericanas, princi­palmente las inmi­graciones al país18 (Acuña, 2017; Chaves, 2020; Jiménez, 2009). La adopción de tal concepto parte del principio de la migración “exclusiva latinoamericana”, y coloca en el campo de la homogeneización y de lo desconocido a grupos migrantes provenientes de otras regiones.

Se muestra aquí una tendencia histórica de representación de la migración en Costa Rica, así como de silencios selectivos que se pueden interpretar más allá de las tendencias a la categorización de “crisis”, la cual instituye en la opinión pública la idea de una situación grave y decisiva íntimamente relacionada con la idea de “peligro”.19

Como demostró Antonio Jara (2016) en su estudio sobre las restricciones migratorias aplicadas a asiáticos y afroantillanos en el caribe costarricense durante el periodo 1896-1942, la conjunción de categorías homogeneizadoras y discursos sobre “crisis” facilitan evadir falencias políticas, promover formas de exclusión social y asignar identidades genéricas, con el fin de legitimar discursos nacionalistas y políticas migratorias.

Esto tiende a sostener formas de identidad con criterios racializados y promueve dimensiones excluyentes del ejercicio de derechos sociales.20 Al fortalecer históricamente identidades hegemónicas (Alvarenga, 2007), que en este caso pasan por la abstracta idea de la migración como un fenómeno regionalmente exclusivo, que excluye las diversidades implicadas y las complejas historias de larga data que vinculan la relación de los continentes de África y América.

Esta forma de representación involucra también la reproducción de lo que Valentín Y. Mudimbe (1988) llamó gnosis,21 un conocimiento oculto que predefine al objeto africano y al discurso sobre lo africano, y que puede tender a formas de representación racializadas, fetichizadas y homogéneas.

África y sus poblaciones tienen una larga historia en esta línea, la cual acompaña los términos de las identidades genéricas, selectivas e impuestas a sus poblaciones a lo largo del imaginario, discurso y prácticas globales que intervienen y agencian, ya que proyectan complejas representaciones, estereotipos y prejucios que estructuran las políticas de la desigualdad social y global (Mbembe, 2016; Mudimbe, 1988), y en el caso costarricense, las intervenciones sobre esos flujos migratorios.

Contrariamente a lo propuesto por la visión homogeneizante, los contextos migratorios africanos son muy complejos, pues implican 54 contextos nacionales y dinámicas sociales diversas, preponderantemente marcadas por el peso de las migraciones intra-africanas que superan cuantitativamente a los flujos migratorios Sur-Norte (Kabunda, 2012, 2016; Kane, & Leedy, 2013).

Si bien aún existe un amplio campo por explorar en relación con las diversidades constitutivas de las migraciones africanas y sus rutas por Centroamérica, lo cierto es que la heterogeneidad es un factor central en dichos movimientos. La categoría de lo “extracontinental” no capta dichas condiciones; en cambio, promueve la supuesta y contradictoria idea de “exterioridad” en un contexto mundial articulado a regímenes globales de gestión de la migración (Mezzadra, 2005, 2012) y a “la extensión del capitalismo y el sistema-mundo que favorece la multipolaridad, la deslocalización de la producción, los cambios vinculados a la división del trabajo o las políticas restrictivas en el Norte” (Minvielle, 2015, p. 20).22

No puede pensarse la “exterioridad” como un rasgo categórico, en las condiciones específicas del capitalismo global; esta abstracción de las particularidades crea espacios extremadamente peligrosos en condiciones de vulnerabilidad social.

En gran medida los enfoques informados por esta categoría construyen sus bases sobre la teoría de la asimilación migratoria, que presuponía la recepción y la asimilación como principios determinantes de la migración, articulados a poblaciones específicas. A este marco interpretativo el tránsito, la autonomía y la diversificación han respondido, caracterizando los flujos migratorios por composiciones diversas y rutas que desafían límites clásicos (Mezzadra, 2005; Vertovec, 2007; Wimmer, & Glick-Schiller, 2003).

Como se planteó al inicio de este artículo, las dinámicas de trasnacionalismo, diversidad, diversificación y densificación de los flujos migratorios africanos constituyen un escenario que relativiza dichas perspectivas del fenómeno (Bredeloup, 2015). Esto no significa una nueva historia, sino la recuperación de análisis históricos de mayor duración, que pongan en perspectiva las particularidades de este fenómeno migratorio específico, tanto en el plano de la superación de la “novedad” como de la respuesta mecánica.

Como demostró Kevin J. A. Thomas (2011) en su examen de los datos migratorios estadunidenses, el creciente flujo migratorio africano hacia los Estados Unidos puede identificarse desde la década de 1980, y adquiere mayor peso a partir del año 2000:

Aunque las reformas de inmigración de 1965 pusieron fin a las cuotas de origen nacional, el volumen de flujos de emigración africana a los Estados Unidos en la década de 1970 fue mucho menor que el observado en las décadas siguientes. Sin embargo, en la década de 1980, la emigración africana a los Estados Unidos se estaba produciendo a un ritmo más rápido en comparación con cualquier otro momento del siglo XX. El número de africanos que llegaron a los EE. UU. entre 1982 y 1992, por ejemplo, superó el número correspondiente que llegó entre 1861 y 1961 en aproximadamente 500 por ciento […] Sin embargo, en comparación con otros grupos de inmigrantes, la población africana nacida en los EE. UU. todavía es relativamente pequeña […] La evidencia más reciente apunta a niveles aún mayores de emigración africana a los Estados Unidos después del comienzo del siglo XXI… [Thomas, 2011, p. 6, traducción y cursivas propias].23

Las migraciones africanas no implican necesariamente dinámicas de push and pull, pues se hallan marcadas por incentivos comunitarios, conflictos armados, caracteristicas culturales, así como elementos tan complejos como formas de adquisición de estatus y apertura de rutas migratorias regulares nuevas, que estructuran directamente los flujos migratorios hacia América Latina (Bredeloup, 2015; Kabunda, 2012; Kane, & Leedy, 2013; Minvielle, 2015).

Es importante adoptar un análisis que permita conjugar la particularidad cultural y social con perspectivas trasnacionales, para recuperar en este caso específico las diferencias africanas. En esta línea la encuesta de monitoreo de flujos migratorios aplicada por la OIM en 2019 a migrantes africanos en Panamá, señaló que:

La guerra o los conflictos civiles (32%), la inestabilidad social y la persecución derivada (32%), la inseguridad y la violencia indiscriminada (28%) fueron identificados como los principales factores de expulsión para los migrantes provenientes de los países africanos. En 90 por ciento de los casos, las personas migrantes declararon que en caso de un eventual retorno a su país de origen sería una decisión que pondría en peligro su vida [OIM, 2019a, p. 9].

En este contexto, la comprensión de las particularidades nacionales, regionales, políticas y culturales es necesaria porque el abordaje de dichas migraciones se debe africanizar en cierto sentido, superando las visiones de exterioridad y permitiendo la comprensión de sus condiciones de posibilidad culturales, así como sus transformaciones del espacio y de sus formas de interacción.

Este complejo escenario puede ser visto desde la sintética tipología que Mbuyi Kabunda Badi ha planteado, la cual permite comprender el panorama general de las condiciones de posibilidad migratorias africanas:

  • Países de emigración política (escenarios de guerras, conflictos civiles, crisis y tensiones recurrentes, fuerte corrupción): Liberia, Sierra Leona, Guinea-Bissau, Guinea Conakry, Togo, Chad, Sudán, Centro­áfrica, Etiopía, Somalia, RDC, Congo Brazzaville, Uganda, Ruanda, Burundi, Angola, Zimbabue, Mozambique y Madagascar.

  • Países de emigración con un fuerte componente económico: los países del Sahel (Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger), Benín, Camerún, Zambia, Namibia, Eritrea, Suazilandia y Lesoto.

  • Países receptores: Gabón, Botsuana, Sudáfrica y Costa de Marfil.

  • Países receptores y exportadores de migrantes: Etiopía, Malaui, Mozambique, Senegal, Costa de Marfil, Ghana, Nigeria, Sudán, RDC, Kenia, Tanzania, Uganda, Zambia y Zimbabue [Kabunda, 2012, p. 15 ].

Esta caracterización extremadamente general no capta las particulari­dades migratorias del continente africano, menos las de los flujos migratorios aquí estudiados, pero permite distinguir las diferencias generales en el plano de lo nacional. Asimismo, responde a las imágenes generalizantes de lo “africano”, accede a la materialidad de las dinámicas migratorias y supera la forma “exteriorización”.

Desde esta óptica, las cuatro principales nacionalidades africanas registradas como solicitantes de permisos de ingreso y tránsito en C­osta Rica (2016-2020), se caracterizan por: a) una migración con mayor componente político (República del Congo y República Democrática del Congo), y b) una migración de mayor carácter económico (Camerún y Eritrea). Aunque estas tipologías no permiten comprender la diversidad de las razones y dinámicas migratorias, sirven para relativizar los marcos generalizantes y vislumbrar los fenómenos implicados.

Como se puede inferir, no es la condición económica el eje exclusivo de las dinámicas migratorias, sino una de sus múltiples razones. Los flujos migratorios africanos presentes en Costa Rica y Centroamérica descubren economías políticas más complejas e implican condiciones políticas de emigración, violencia e inseguridad. Requieren, en todo caso, un enfoque específico y no generalizante.

Conclusiones

Como este artículo ha expuesto, la representación y composición de los flujos migratorios africanos exponen características variables; por un lado, expresan escenarios complejos de diversidad de origen y composición, aún poco explorados en la literatura sobre la temática, y por otro suponen fenómenos de homogeneización, que estructuran los términos de la política pública y las condiciones de recepción de esos grupos migratorios.

En un contexto de persistencia y presencia que contradice las proposiciones sobre la “novedad”, lo flujos migratorios africanos traducen contextos muy variados, que involucran rutas y entornos sociales, culturales y políticos muy diversos, así como dinámicas migratorias provenientes de todas las subregiones del continente africano.

En esta perspectiva, son necesarias futuras investigaciones que construyan interpretaciones vinculadas a las condiciones particulares africanas, no sólo relacionadas con los orígenes, sino con las dinámicas y características culturales y sociales que las diversidades adquieren en el tránsito y en los espacios de convivencia.

En esta perspectiva, la categoría de asimilación debe ser complejizada en la línea de la interacción y el intercambio. Como se planteó, la representación de lo “africano” pasa por formas homogeneizantes y deshumanizantes, heredadas y estructurantes de condiciones de control y explotación; las expresiones de “extracontinentalidad” o de homogeneización relacional respecto de Asia y África en una misma categoría, reduce, invisibiliza, exterioriza y pretende el control deshumanizante.

Estos supuestos muros regionales obedecen a perspectivas de control, que a pesar de la visión humanitaria adoptada por Costa Rica, se traducen en la reproducción de visiones excluyentes e incapaces de la comprensión de las diversidades migratorias y de su propia posición global.

Esta línea implica analizar también las dinámicas dialécticas de transformación de las identidades comunitarias y nacionales, tanto dentro de las dinámicas cotidianas de los flujos migratorios, como de los espacios de tránsito y recepción. Según los datos analizados, estos flujos migratorios se componen de diversidades que superan el “origen”, implican diversidades culturales y sociales, experiencias de organización política, transformaciones identitarias, formas de interacción social, etcétera.

Referencias

Acuña, Guillermo (2019). Regímenes de corporalidad y recientes transmigraciones africanas en Costa Rica: Dispositivos y discursos sociales. Revista Ístmica, 23, 103-118. [ Links ]

Acuña, Guillermo (2017). Otras migraciones, las mismas fronteras: Movilidades y percepciones de personas africanas en Costa Rica. En Soto, Willy (ed.), Repensar las fronteras, la integración regional y el territorio (pp. 231-242 ). Heredia: CLACSO-Universidad Nacional. [ Links ]

Alvarenga, Patricia (2007). La inmigración extranjera en la historia costarricense. En Sandoval, Carlos (ed.), El mito roto. Inmigración y emigración en Costa Rica (pp. 3-24). San José: Editorial UCR. [ Links ]

Bredeloup, Sylvie (2015). Introduction: terrains revisités en migrations africaines. Afrique et développement, 40(1), 1-17. [ Links ]

Brenes, Danny (2016). África varada: la crisis migratoria en Paso Canoas. La Nación, 23 de abril. Recuperado de https://www.nacion.com/el-pais/politica/africa-varada-la-crisis-migratoria-en-paso-canoas/6E7JDFAIRRHWXBSQDIAGLHFY6I/story/Links ]

Chaves Groh, María José (2020). Incertidumbre ante los nuevos escenarios migratorios. Transformaciones recientes en la migración en tránsito en Costa Rica. Sí Somos Americanos. Revista de Estudios Transfronterizos, 20(1), 33-54. [ Links ]

Comisión Especial de Asuntos Migratorios (CEAM) (2010). Migración extracontinental en las Américas. Washington, D.C.: OEA. Recuperado de https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2011/7402.pdfLinks ]

Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) (2021a). Informes de estadísticos anuales: movimientos migratorios. San José: DGME. Recuperado de https://www.migracion.go.cr/Paginas/Centro%20de%20Documentaci%C3%B3n/Estad%C3%ADsticas.aspxLinks ]

Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) (2021b). Informes de estadísticos anuales: Estadística Policía Profesional de Migración 2019-2020. San José: DGME. Recuperado de https://www.migracion.go.cr/Paginas/Centro%20de%20Documentaci%C3%B3n/Estad%C3%ADsticas.aspxLinks ]

Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) (2021c). Permisos de ingreso y tránsito expedidos (PIT) de 2016 a 2020. San José: DGME. [ Links ]

Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) (2018). Plan Integral para la atención de los flujos migratorios mixtos 2018-2022. San José: DGME. Recuperado de https://www.migracion.go.cr/Documentos%20compartidos/Centro%20de%20Estad%C3%ADsticas%20y%20Documentos/Documentos%20Varios/Plan%20Integral%20para%20la%20Atenci%C3%B3n%20de%20Flujos%20Migratorios%20Mixtos%202018%20-%202022.pdfLinks ]

Drotbohm, Heike, & Winters, Nanneke (2018). Transnational Lives en Route: African Trajectories of Displacement and Emplacement across Central America. Working Papers of the Department of Anthropology and African Studies of the Department of Anthropology and African Studies of the Johannes Gutenberg University Mainz, 175. Maguncia: Johannes Gutenberg University Mainz. Recuperado de https://www.ifeas.uni-mainz.de/files/2019/07/AP_175.pdfLinks ]

Fallas, Gustavo (2017). Cuerpo de niño que murió en naufragio de lancha con migrantes aparece en isla Bolaños. La Nación, 4 de septiembre. Recuperado de https://www.nacion.com/sucesos/seguridad/cuerpo-de-nino-que-murio-en-naufragio-de-lancha-con-migrantes-aparece-en-isla-bolanos/K4IELBVQWRDMRMKGBJAWWL7IAQ/story/Links ]

Fanon, Frantz (2015). Los condenados de la tierra. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Freedman, Jane (2012). The Feminization of Asylum Migration form Africa: Problems and Perspectives. En Kane, Abdoulaye, & Leedy, Todd (eds.), African migrations: patterns and perspectives (pp. 211-229). Bloomington: Indiana University Press. [ Links ]

Jara, Antonio (2016). Estado, nacionalidad, raza: política de restricción migratoria en Costa Rica (1896-1942). En Viales, Ronny, & Diaz, David (eds.), Historia de las desigualdades sociales en América Central. Una visión interdisciplinaria. Siglos XVIII-XXI (pp. 441-464). San José: Centro de Investigaciones Históricas de América Central. [ Links ]

Jiménez, Alexander (2009). La vida en otra parte. Migraciones y cambios culturales en Costa Rica. San José: Editorial Arlekín. [ Links ]

Kabunda, Mbuyi (2016). Las migraciones horizontales subsaharianas en la era de las crisis migratorias: luces y sombras. Contexto Internacional, 16(41), 27-38. [ Links ]

Kabunda, Mbuyi (2012). Migraciones internas y externas africanas: ¿suerte o maldición?. En Kabunda, Mbuyi (ed.), África en movimiento. Migraciones internas y externas (pp. 11-37). Madrid: Catarata, Casa África. [ Links ]

Kane, Abdoulaye , & Leedy, Todd (2013). Introduction: African Patterns of Migration in a Global Era: New Perspectives. En Kane, Abdoulaye , & Leedy, Todd (eds.), African migrations: patterns and perspectives (pp. 1-16). Bloomington: Indiana University Press. [ Links ]

Maffia, Marta (2010). Una contribución al estudio de la nueva inmigración africana subsahariana en la Argentina. Cuadernos de Antropología Social, 31, 7-32. [ Links ]

Marcelino, Pedro, & Cerruti, Marcela (2011). Recent African Immigration to South America: The cases of Argentina and Brasil in the Regional Context. Geneva: ECLAC. [ Links ]

Mbembe, Achille (2016). Crítica de la Razón Negra. Ensayo sobre el racismo contemporáneo. Barcelona: Futuro Anterior Ediciones/Nuevos Emprendimientos Editoriales. [ Links ]

Mezzadra, Sandro (2012). Capitalismo, migraciones y luchas sociales. La mirada de la autonomía. Nueva Sociedad, 237, 159-178. [ Links ]

Mezzadra, Sandro (2005). Derecho de fuga: Migraciones, ciudadanía y globalización. Madrid: Traficante de Sueños. [ Links ]

Minvielle, Régis (2015). L’Amérique du Sud ou l’émergence d’un nouveau théâtre des migrations africaines. Afrique et développment, 40(1), 19-39. [ Links ]

Mora Izaguirre, Cynthia (2017). De Brasil hasta Canadá: el paso de los extracontinentales por Costa Rica. En Mora Izaguirre, Cynthia (ed.), Migraciones en Costa Rica. Un fenómeno histórico y dinámico desde diversas perspectivas disciplinares (pp. 175-203). San José: Flacso. [ Links ]

Morales, Abelardo; Acuña, Guillermo, & Casillas, Rodolfo (2011). Diagnóstico sobre la situación actual, tendencias y necesidades de protección y asistencia de las personas migrantes y refugiadas extracontinentales en México y América Central. San José: FLACSO. Recuperado de https://www.corteidh.or.cr/sitios/observaciones/11/Anexo8.pdfLinks ]

Mudimbe, Valentin-Yves (1988). The invention of Africa. Gnosis, Philosophy, and the Order of Knowledge. Bloomington and Indianapolis: Indiana University Press. [ Links ]

Navarro Alvarado, Guillermo (2021). Migraciones en tránsito sur-norte, fronteras selectivas y la Costa Rica del covid-19. Sul-Sul. Revista De Ciências Humanas E Sociais, 2(01), 62-89. [ Links ]

Organización de los Estados Americanos (OEA) (2016). Informe Regional. Flujos de Migrantes en Situación Migratoria Irregular provenientes de África, Asia y el Caribe en las Américas. Washington, D.C.: OEA-OIM. Recuperado de http://www.oas.org/es/sadye/publicaciones/Reporte-OIM_OEA_SPA.pdfLinks ]

Organización Internacional para las Migraciones (OIM) (2021). Portal de datos mundiales sobre la migración. Berlin: OIM. Recuperado de https://migrationdataportal.org/es/international-dataLinks ]

Organización Internacional para las Migraciones (OIM) (2019a). Análisis de las encuestas de monitoreo de flujos, Chiriquí, Panamá (17-22 de junio de 2019). San José: OIM. Recuperado de https://panama.iom.int/sites/default/files/DTM-Panama-2019-ESPANOL.pdfLinks ]

Organización Internacional para las Migraciones (OIM) (2019b). Glosario de la OIM sobre migración. Ginebra: OIM. Recuperado de https://publications.iom.int/system/files/pdf/iml-34-glossary-es.pdfLinks ]

Organización Internacional para las Migraciones (OIM) (2017). Recientes tendencias migratorias extra e intra-regionales y extra-regionales en América del Sur. Informe Migratorio Sudamericano, n. 2. Buenos Aires: OIM. Recuperado de https://robuenosaires.iom.int/sites/default/files/Documentos%20PDFs/Recientes_tendencias_migratorias_extra_e_intra_regionales_y_extra_continentales_en_america_del_sur_es.pdfLinks ]

Organización Internacional para las Migraciones (OIM) (2013). Migrantes extracontinentales en América del Sur: Estudio de caso. Cuadernos Migratorios, 5. Buenos Aires: OIM. [ Links ]

Papastergiadis, Nikos (2000). The Turbulence of Migration. Globalization, Deterritorialization and Hibridity. Cambridge: Polity Press. [ Links ]

Thomas, Kevin (2011). What Explains the Increasing Trend in African Emigration to the U.S.? The International Migration Review, 45(1), 3-28. [ Links ]

The African, Caribbean and Pacific States Observatory on Migration (ACP) (2013). Migration and Development within the South: New evidence from African, Caribbean and Pacific countries. Geneva: OIM. Recuperado de https://publications.iom.int/es/books/migration-and-development-within-south-new-evidence-african-caribbean-and-pacific-countriesLinks ]

The African, Caribbean and Pacific States Observatory on Migration (ACP) (2012). Migração extraregional Sul-Sul: Um resumo das tendências emergentes. Bruxelas: OIM. Recuperado de https://publications.iom.int/es/books/migracao-extraregional-sul-sul-um-resumo-das-tendencias-emergentesLinks ]

The Case of Flows from the Democratic Republic of Congo and Senegal. Population, 70(1), 39-63. [ Links ]

Vause, Sophie, & Toma, Sorana (2015). The Feminization of International Migration Really on the Rise? Recuperado de https://www.google.com/search?q=Vause%2C+Sophie%2C+%26+Toma%2C+Sorana+(2015).+The+Feminization+of+International+Migration+Really+on+the+Rise%3F&rlz=1C1ONGR_esMX971MX971&oq=Vause%2C+Sophie%2C+%26+Toma%2C+Sorana+(2015).+The+Feminization+of+International+Migration+Really+on+the+Rise%3F&aqs=chrome..69i57.829j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8Links ]

Vertovec, Steven (2019). Talking around super-diversity. Ethnic and Racial Studies, 43(1), 125-139. [ Links ]

Vertovec, Steven (2007). Super-diversity and its implications. Ethnic and Racial Studies, 30(6), 1024-1054. [ Links ]

Vertovec, Steven. (2005). Opinion: Super-diversity revealed. BBC NEWS, 20 de septiembre. Recuperado de http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/4266102.stmLinks ]

Villalobos, Paulo (2017). Hallan en playa de isla Bolaños cuerpo de niño migrante desaparecido en naufragio en Bahía Salinas. Amelia Rueda.com, 4 de septiembre. Recuperado de https://www.ameliarueda.com/nota/hallan-playa-isla-bolanos-cuerpo-nino-desaparecido-naufragio-bahia-salinasLinks ]

Whitehouse, Bruce (2013). Overcoming the Economistic Fallacy: Social Determinants of Voluntary Migration from the Sahel to the Congo Basin. En Abdoulaye, A. Kane, & Leedy, Todd (eds.), African migrations: Patterns and perspectives (pp. 19-34). Bloomington: Indiana University Press. [ Links ]

Wimmer, Andreas, & Glick-Schiller, Nina (2003). Methodological Nationalism, the Social Sciences, and the Study of Migration: An Essay in Historical Epistemology. The International Migration Review, 37(3), 576-610. [ Links ]

Winters, Nannke, & Mora Izaguirre, Cynthia (2019). Es cosa suya: entanglements of border externalization and African transit migration in northern Costa Rica. Comparative Migration Studies, 7(27), 1-20. [ Links ]

Winters, Nannke , & Reichl, Elena (2020). Pay and go? Transit migration regimes and migrant navigation in Central America. Border Criminologies Blog, 9 de abril. Recuperado de https://www.law.ox.ac.uk/research-subject-groups/centre-criminology/centreborder-criminologies/blog/2020/04/pay-and-goLinks ]

1Este artículo se llevó a cabo gracias a la labor que su autor ha desplegado en el marco del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica.

2Estos flujos son caracterizados en la prensa y en los textos gubernamentales como “extracontinentales”, o en términos “más específicos” como “africanos”. El tema se explorará más adelante.

3En el diario La Nación se calificó como “la más importante crisis migratoria a la que se ha enfrentado Costa Rica en mucho tiempo” (Brenes, 2016).

4Se utiliza la categoría “regularización temporal” puesto que el Permiso de Ingreso y Permanencia Transitoria para Atención Humanitaria tienen una vigencia de 25 días (DG-144-09-2016; DG-156-10-2016).

5Las migraciones asiáticas se refieren principalmente a grupos migrantes provenientes del Asia meridional.

6Esta política obedece a la contradicción en la política migratoria adoptada entre 2015 y 2016, que en parte facilitó la coyuntura crítica de aglomeración migratoria en la frontera con Panamá. Además, puede comprenderse en el marco de políticas migratorias regionales, que van más allá del simple control nacional (Acuña, 2017; Chaves, 2020; Winters, & Mora Izaguirre, 2019).

7Esto sólo para migrantes extracontinentales (provenientes de África y Asia meridional) y regionales (provenientes de Cuba y Haití).

8Principalmente provenientes de Nepal, Bangladesh y Pakistán.

9“many Haitian migrants have tried to pass as Congolese along the way to avoid deportation” (Winters, & Mora Izaguirre, northern Costa Rica, 2019, p. 17).

10Se refiere tanto a la población migrante proveniente de la República Democrática del Congo como a la de la República del Congo, distinción que seguramente planteó otro problema conceptual en el contexto de la identificación.

11En 2020 Costa Rica cerró sus fronteras terrestres a partir de marzo, impidió el acceso de todos los flujos migratorios provenientes de Panamá, lo que provocó hasta 2021 un vaciamiento del sistema de “regularización temporal” instalado desde 2016, así como procesos de concentración migratoria en territorio panameño que han llevado a la sobrepoblación de las Estaciones de Recepción Migratoria (ERM) en Panamá, implicando contagios por covid-19 en las poblaciones migrantes, entre otras problemáticas sociales. Se ha desarrollado esta temática (en Navarro, 2021).

12Elaborado a partir de datos facilitados por la Unidad de Comunicación de la Dirección General de Migración y Extranjería de la República de Costa Rica; se utilizan las regiones geográficas de las Naciones Unidas como clasificación regional de África.

13En el caso particular de Eritrea no se cuenta con estadísticas oficiales relacionadas con la inmigración y la emigración.

14“Super-diversity is a summary term proposed also to point out that the new migration patterns […] produced new hierarchical social positions, statuses or stratifications. These, in turn, entail: new patterns of inequality and prejudice including emergent forms of racism, new patterns of segregation, new experiences of space and “contact”, new forms of cosmopolitanism and creolization (including what´s more recently discussed in terms of conviviality and multiculture), and more” (Vertovec, 2019, p. 126).

15La encuesta aplicó la Matriz de Seguimiento de Desplazamiento (DTM) de la OIM, específicamente en la Estación Temporal de Ayuda Humanitaria (ETAH) en Los Planes (Panamá), en donde se utilizó una muestra por conveniencia.

16Estimaciones propias con base en datos de la DGME (2021b); se utilizan las regiones geográficas de las Naciones Unidas como clasificación regional de África.

17Particularmente la categoría extracontinental más que geográfica, introduce una perspectiva de “novedad” al movimiento humano diverso e histórico entre África, América Latina y Asia, contradictoria con las históricas dinámicas migratorias.

18Alexander Jiménez Matarrita caracterizó este posicionamiento histórico de una manera sintética: “La imaginación migratoria en Costa Rica tiene el esquema del paraíso: todo el mundo quiere entrar, nadie quiere salir” (2009, p. 20). Siguiendo este argumento, la perspectiva migratoria en Costa Rica está profundamente delimitada por lo que Andreas Wimmer y Nina Glick-Schiller denominaron nacionalismo metodológico (Wimmer, & Glick-Schiller, 2003).

19En el Plan Integral para la Atención de los Flujos Migratorios Mixtos 2018-2020 (DGME, 2018) el gobierno de Costa Rica define crisis como “una situación inherentemente anormal, inestable y compleja que representa una amenaza para los objetivos estratégicos, reputación o existencia de una organización” (p. 28).

20Este elemento es ampliamente explorado en las etnográficas realizadas hasta el momento (Drotbohm, & Winters, 2018; Winters, & Mora Izaguirre, 2019).

21“…gnosis means seeking to know, inquiry, methods of knowing, investigation, and even acquaintance […] it refers to a structured, common, and conventional knowledge, but one strictly under the control of specific procedures for it use as well as transmission” (Mudimbe, 1988, p. ix).

22“...l’extension du capitalisme et des systèmes-monde favorisant la multipolarité, la délocalisation de la production, les mutations liées à la division du travail, ou encore les politiques restrictives au Nord” (Minvielle, 2015, p. 20).

23 “Although the 1965 immigration reforms ended national-origin quotas, the volume of African emigration flows to the U.S. in the 1970s was much smaller than that observed in the ensuing decades. By the 1980s, however, African emigration to the U.S. was occurring at a faster rate compared to any other time in the twentieth century. The number of Africans arriving in the U.S. between 1982 and 1992, for example, exceeded the corresponding number that arrived between 1861 and 1961 by about 500 percent […] Nevertheless, compared to other immigrant groups, the African-born population of the U.S. is still relatively small […] More recent evidence points to even greater levels of African emigration to the U.S. following the start of the 21st century” (Thomas, 2011, p. 6).

Recibido: 12 de Marzo de 2021; Aprobado: 28 de Junio de 2021

Acerca del autor

Guillermo Antonio Navarro Alvarado es investigador del Instituto de Investigaciones Sociales y docente de la Escuela de Sociología y la Cátedra de estudios de África y el Caribe de la Universidad de Costa Rica. Es doctor en estudios étnicos y africanos por la Universidade Federal de Bahía, Brasil. Sus principales áreas de investigación comprenden la historia del Panafricanismo, las migraciones transregionales en Costa Rica, los procesos históricos de racialización y estratificación étnica en América Latina.

Dos de sus publicaciones más recientes son:

1. Navarro, Alvarado Guillermo (2021). Migraciones en tránsito sur-norte, fronteras selectivas y la Costa Rica del COVID-19. Sul-Sul. Revista De Ciências Humanas E Sociais, 2(01), 62-89.

2. Navarro Alvarado, Guillermo (2020). El movimiento de la négritude y el problema de la “unidad” panafricana (1919-1945). Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, 17(2), e42405. https://doi.org/10.15517/c.a..v17i2.42405

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons