Participantes: Sofía Aguilar Mancera (SA), Paola Arce Calderón (PA), Ana Victoria Becerra Garduño (AVB), Mariana Becerra Méndez (MB), Víctor Hugo Bernal Hernández (VHB), Jocelyne Castellanos Mondragón (JC), Alícia Frota de Souza Antonioli (AF), Mariana García Crisóstomo (MG), Amairani Damaris García Mejía (AG), Adriana Maldonado Lara (AM), Ximena Mejía Gutiérrez (XM), Rosa Isela Rosas Jiménez (RIR) y Karine Tinat (KT).
La muñeca Barbie no es feminista. Durante décadas, distintas generaciones la acusaron de proyectar una imagen estereotipada de la mujer, por ejemplo, con medidas corporales inalcanzables, de disfrutar una vida vacía de sentido o más bien hedonista, en escenarios improbables de color rosa. La película Barbie, dirigida por Greta Gerwig, sí tiene por tema central el feminismo y, por esta misma razón, estudiantes de la maestría en Estudios de Género del Centro de Estudios de Género de El Colegio de México y yo nos reunimos a conversar. En aquel momento, la película acababa de superar los mil millones de dólares en ingresos a nivel mundial. Este dato nos remitió inmediatamente al fenómeno del feminismo washing,2 es decir, al hecho de que las grandes marcas -aquí Mattel- recurran a prácticas de marketing centradas en mensajes de igualdad de género y feminismo con el objetivo de modernizar sus productos y multiplicar las ventas. De ahí surge la pregunta: ¿estas estrategias son fundamentalmente perniciosas? ¿O permiten hacer circular ideas a personas poco familiarizadas con estos temas y de eso hay que regocijarse? En la entrevista siguiente, hablamos a la vez de lo positivo de la democratización de los valores -feminismo y patriarcado aparecen como palabras clave que ahora fluirán en el lenguaje cotidiano- y de los múltiples reduccionismos de la película que ellos sí tienden a irritar (es un eufemismo). Para reforzar la idea del patriarcado, hubiera sido sensato ahondar en la temática de las diversas violencias que genera la dominación masculina, mostrando situaciones en Barbieland que no remitirían forzosamente a que “cada día es el mejor día”. Si bien sabemos que los clichés siempre constituyen un recurso para desatar risas y hacer las películas más cómicas, sí nos preocuparon las últimas escenas marcadas por la idea esencialista, según la que ser mujer es tener una vagina e ir al ginecólogo. Las feministas llevamos más de cincuenta años demostrando que el género es una construcción cultural, social, simbólica a disociar del dato biológico de la diferencia sexual.
KT: Empecemos por compartir impresiones y sentimientos. ¿Qué les gustó o no les gustó de la película Barbie?
AM: Creo que sí me gustó la película. En el tráiler se veía a Barbie tener una aventura y cuestionarse acerca del mundo real, pero cuando vi la película me topé con un discurso que no me esperaba. Utilizan la palabra patriarcado, hablan de feminismo. Al principio, fue como “¿Qué?”. Y claro, por ser feminista y estudiar género, me identifiqué con los discursos y me dio gusto. Fue interesante pensar en el posible impacto en el público. Seguro, para unas personas, fue como ¡un balde de agua fría! Lo que no me gustó tanto, es que la trama es un poco simple, obvia y con muchos clichés. En términos narrativos, hubieran podido producir una mejor película.
XM: A mí me gustó mucho el carácter ácido de los chistes. Me pareció muy divertido, por ejemplo, el cliché del mansplaining. Me reí mucho. A mi lado, estaba una pareja y él le dijo a ella: “Somos tú y yo”. Creo que la película invita a que nos identifiquemos en situaciones de la vida cotidiana. También me gustó cuando el corporativo de hombres habla de lo que es la mujer empoderada. Es algo que sí sabemos, pero qué bien que se haga explícito. La película desborda de visiones binarias, pero en el momento en que todas estamos en este discurso de género, sí siento que abona a legitimar ideas feministas.
PA: Hay demasiados estereotipos y justo por estudiar género, recibí 500 mensajes del tipo: “Hijita, tú que estudias esto ¿qué estás pensando de esta película?”. Sin embargo, no tengo una opinión elaborada y teórica de lo que vi porque es un producto hecho por Mattel. A la actriz protagónica ya la hemos visto en 500 películas este año… Se me hizo muy refrescante que hubiera una mujer trans, pero no deja de ser un producto para ser vendido. Aun así, no me esperaba tener reflexiones tan profundas al ver Barbie. Sí me agarró de sorpresa. Está muy bien que se hable del feminismo, pero me parece peligrosa esta idea muy simple del patriarcado, los hombres versus las mujeres, sin hablar de más implicaciones. Por estudiar género me preguntaron: “¿Por qué no están abriendo otros caminos para el hombre? ¿Por qué el hombre sólo es Ken?”. Sí me pareció interesante que rescataran que Barbie se creó para enseñar a las niñas la idea de: “tú puedes ser lo que tú quieras ser”.
SA: La película me hizo reír mucho. Tampoco sabía qué esperar. La historia puede dar nostalgia, o al menos a mí, que sí jugaba con Barbies. Efectivamente la trama es simple, pero se me hace genial que se normalice el uso de palabras como feminismo o patriarcado, aunque se trate, tal vez, de un feminismo light. Por ejemplo, la hija de América, que tiene ideas muy radicales y disruptivas, mágicamente le baja a su feminismo al llegar a Barbieland. No creo que seamos el público meta de la película, pero está padre que una película con ideas feministas sea tan taquillera. Me encantó la referencia a la maternidad ilustrada por la muñeca embarazada descontinuada “porque rara”.
RIR: A mí también me gustó porque si bien Barbie es un producto que busca facturar, se apostó para hablar desde otra perspectiva. No fue una película como Legos o como Mario Bros. Me gustó esa narrativa que no implica un feminismo super profundo, pero sí abre el camino a hablar de esos temas. Hablar de feminismo es algo positivo.
AVB: A pesar de todas las críticas que le podemos hacer a Mattel en términos de mercado y producción, sí hay algo muy positivo, en particular en la difusión de un mensaje no normalizado hasta ahora. Oppenheimer y Barbie se estrenaron al mismo tiempo y me parecieron injustas las críticas. Se dijo de Oppenheimer que era de un genio y que la película invitaba a la profundización cuando a Barbie se le criticó que “todo se reducía al género y ya”. ¿Por qué no reconocer el trabajo desde la mirada femenina, como algo que merezca una crítica tan analítica y profunda como otras? Me regocijé de que esta película mostrara experiencias cercanas a las de muchas mujeres y que se considerara el trabajo de las cineastas.
También se criticó a todas estas mujeres que fueron al cine vestidas de rosa. Hay un mandato de madurez en las mujeres que no hay en los hombres. Ellos van vestidos de Star Wars al cine y está bien; en cambio, se ridiculiza a mujeres disfrazadas de Barbie. Por último, me encantó ver a generaciones de mujeres -abuelitas, mamás, hijas- invadir los cines y salir diciendo: “Esto no es solamente una película de muñecas”.
KT: Justo yo acompañé a mis hijas (seis y nueve años) pensando ver una película de juguetes y me asombré desde el inicio con esas frases como: “los problemas del feminismo y desigualdad de género ya se resolvieron en el mundo de Barbie”. La fuerza de esta película es que toma un juguete que todas y todos conocemos, independientemente de que lo hayamos gozado o detestado. Esta muñeca siempre ha sido controversial entre las madres: “¿Cómo vas a meter en las manos de tus hijas una muñeca tan sexualizada y vacía del cerebro, que simboliza la sociedad de consumo?” Me pareció atinada esta imagen del desierto donde niñas de los años 50 o 60, juegan y luego rompen, rabiosamente, sus muñecos de porcelana. Esta escena violenta remite a: “No más roles femeninos tradicionales”. Luego, llega esta gigante, como metáfora de imposición y éxito, con su sonrisa y silueta perfecta, en traje de baño… ¿Qué mensajes identificaron que esta película manda a mujeres y a hombres?
MG: A mí la verdad no me gustó la película. Si bien me pone contenta que llegue al cine un producto crítico del feminismo, no deja de remitirse éste como una mercancía… Y eso, como siempre sucede, lo deslactosa. Me dio mucha risa toda esa burla hacia los hombres, a través de los caballos que es una referencia a la masculinidad redneck,3 vaquero, gringa. Cuando Ken le dice a Barbie: “Yo sólo estoy hecho para ti” y Barbie le contesta: “You do you, yo soy yo y tú eres tú y cada uno tiene que encontrarse”, sí pensé que así no es como el patriarcado se va a acabar. La vía no es una hiperindividualización en la cual cada quien debe hacer lo mejor que pueda y así vamos a acabar con la desigualdad propia del sistema sexo-género. Y la mayor crítica que le hago a la película es que una de las posibles interpretaciones del final es que ser mujer significa ir al ginecólogo. Eso es darle una herramienta al discurso transfóbico que hay en este momento.
KT: Cuando le hacen piropos los obreros, Barbie afirma: “No tengo vagina, y él tampoco tiene pene”, porque son juguetes. Este final también puede indicar que Barbie deja de ser una mujer objeto para ser una mujer sujeto, capaz de disfrutar su sexualidad.
MG: También Isela me dijo “no se sabe si está embarazada…”. En efecto, se despliega un abanico de interpretaciones posibles. Una de ellas es “ser mujer es tener vagina”, lo cual me parece reprochable. Otra puede ser que una mujer en el mundo real accede al erotismo, al sexo y al disfrute. La segunda opción es, de lejos, preferible a un discurso que promueva ideales transexcluyentes, porque además brinda un mensaje de autonomía sobre nuestros cuerpos que transforma prácticas concretas de la vida cotidiana, alejándose de ese feminismo que sólo busca la cuota en el Congreso de las Barbies. Por otra parte, para mí no hubo resolución en cuanto a los Kens, que creo es reflejo de la realidad, los varones están en la Mojo Dojo Casa House sin saber qué hacer ante la crítica al sistema sexo-género que hacemos las feministas.
MB: Yo soy fan de Greta por su trabajo que suele deconstruir diferentes tipos de feminidad, como en Mujercitas y Lady Bird. Entonces, yo esperaba mucho de ella porque es una genia, pero aquí sí desaprovechó unas ideas y no sabemos si fue a causa de presiones de Mattel y Warner o porque así creó el guion. Por ejemplo, a pesar de la diversidad que hay en el mundo de Barbie, no se dio un toque interseccional. Todas las Barbies lucharon en contra de todos los Kens como si fueran dos grupos homogéneos y eso reduce la concepción del patriarcado. Sí se aprovechó a Allan como personaje intermedio, pero la Barbie presidenta negra y la Barbie trans no se insertan en un discurso feminista interseccional. Conociendo las otras películas de Greta Gerwig, sabemos que ella no suele dejar esos enfoques de lado y menos que es un tema de moda. Desde mi punto de vista, el hecho de que la dimensión de la interseccionalidad no haya sido explorada en profundidad hace más light el feminismo que difunde la película. Por un lado, eso es lo preocupante, y por el otro, me parece positivo que un mensaje feminista tenga tanta audiencia.
AM: Es un tipo de feminismo liberal que empata con las dinámicas capitalistas. Hay diversidad, pero parecen cuotas de visibilización porque no hay un entretejido más profundo en la trama del papel de estas Barbies. También hay algo que podría leerse como mujerismo o como hembrismo. Es importante tener claro de dónde viene el producto y considerar sus limitaciones, pero la película tal vez sí da un paso más allá. Sí muestra mujeres “empoderadas” que pueden ser presidentas o astronautas, y también lo interesante es que son las mujeres en colectivo, creando su propio lenguaje y organizándose para otro mundo…
KT: Haciendo lavado de cerebro…
AM: Exacto. Eso remite a los círculos de concientización que hacen las feministas radicales, que se juntan para hablar desde la experiencia y preguntarse: ¿Qué tanto de esto es impuesto? La película sí logra trascender el feminismo individual, éste que apela a las mujeres exitosas, en tanto consiguieron una carrera, ser empresarias, badass y verse increíbles. Creo que la película dice: “en este mundo donde dicen que ya ganamos todos los derechos, hay que juntarnos en colectivo para lograr cosas”. Es uno de los mensajes que yo rescato.
También el papel del hombre permite reflexionar un poco acerca de su rol en el patriarcado. Se muestra en términos simplistas, pero es un recurso narrativo ridiculizar al personaje para que nos sorprenda. Entre los otros mensajes que recupero es que Barbie no existe en relación con su pareja. Si muchas niñas pensaron ir a ver una película de princesas, pues el mensaje terminó siendo distinto.
KT: En países como Argelia, Qatar y Vietnam la película fue desprogramada o censurada de los cines por promover la homosexualidad, ser inmoral y fomentar el vicio. ¿En qué les hace pensar? ¿Qué podemos agregar desde la homosexualidad o desde la interseccionalidad en la línea de lo que dijo Mariana?
AF: Recordemos que, en su época, La Naranja Mecánica fue cancelada y prohibida en varios países, como en Brasil que estaba en dictadura. Aun así, son películas que dejan una huella. Creo que la popularización de los discursos que promueve Barbie puede ser positiva para las personas que no saben del tema. Yo la vi con un amigo que es blanco, hetero, cis. Mientras yo me cagaba de risa, él estaba serio y me dijo: “Ya entendí por qué se molestaron los hombres con esta película. Es un golpe en la cara de todo lo que aprendemos en la infancia, adolescencia y adultez.” Quizás sea elitista decir que cuando ocurre la popularización de ciertos discursos, también puede ocurrir un vaciamiento de los mensajes. Pero, lo importante es que estos mensajes generen algo en la cabeza de cada quien, a partir de sus contextos y vivencias. Aunque haya censuras en ciertos países debido a otras tradiciones y otras religiones, quien la quiere ver, la va a ver… pirateada o no. Personalmente, no vi ninguna incitación a la homosexualidad, pero quizás Ken le cause cierta angustia a un patrón de hombres: por su bronceado excesivo, cabello decolorado y ropa rosada…
XM: Pensé obviamente que esta película no se iba a proyectar en Irán, con lo que pasó recientemente… Esta película es muy situada; dibuja una feminidad en un contexto “muy del norte global”. A nosotras, nos resuena porque estamos debajo de Estados Unidos, pero ¿qué tanto la película puede decir algo a mujeres que pelean porque no se les mate si salen a la calle sin velo? Entonces sí es para un público muy específico. Reflexionaba también acerca de la Barbie rarita. Al principio, este personaje me molestó porque la excluían las propias mujeres, pero luego se entiende que ella se debe a sí misma y que eso es lo que genera choques, entonces hay un buen mensaje.
KT: Da risa la rarita. ¿Quién no ha jugado con una muñeca haciéndola fea, cortándola y pintándola? ¡El maltrato a las muñecas es real! Parte del éxito de esta película es esta referencia constante al universo del juego. Barbie bebe aire en vez de agua y baja de su habitación por un tobogán.
XM: Barbie rarita dice que la dueña le cortaba el pelo cuando tenía frustraciones… Aquí, lo interesante es que las mujeres no podemos externar emociones “negativas” como el enojo o la tristeza, debemos estar siempre sonrientes y por eso lo volcamos hacia las muñecas.
AVB: Es otro mensaje constante en la película. Este mandato de perfección en las mujeres que está desde el inicio cuando Barbie se siente “descompuesta” porque siente enojo y no se despierta perfecta en las mañanas… Aquí el mensaje es que las mujeres siempre debemos tener afectos positivos de amabilidad, felicidad o amor. La película, me parece, invita a reflexionar acerca de cómo nos construimos como sujetos, tanto hombres como mujeres, en marcos sociales y culturales como éste. Sí es occidental y tiene una mirada “muy del norte global”, por eso no refiere a realidades de mujeres y hombres desde otros lugares, pero sí ilustra cómo nos construyen ciertas atribuciones de género y nos atraviesan varios mecanismos de dominación. Preguntarnos por lo que somos y cómo lo somos es un ejercicio que deja la película.
KT: Acerca de lo que dices de las construcciones de género, podemos recordar el monólogo de América, esta mujer latinoamericana -no es una gringa blanca- que, en casa de la Barbie rarita, afirma:
Tenemos que ser delgadas, pero no demasiado. Y no debes decir que quieres estar delgada, debes decir que quieres un peso sano, pero además sí tienes que estar delgada. Debes tener dinero, pero no puedes pedir dinero porque eso sería grosero. Debes ser una jefa, pero no puedes ser dura. Debes liderar, pero no puedes aplastar las ideas ajenas. Se supone que debe encantarte ser madre, pero no hables de tus hijos todo el maldito tiempo. Tienes que ser una profesionista, pero también siempre cuidar a todos los demás. Eres responsable de la mala conducta de los hombres, lo que es de locos, pero si haces notar eso, se te acusa de ser una quejumbrosa. Se espera que te conserves bonita para los hombres, pero no tan bonita que los tientes demasiado o que amenaces a otras mujeres, porque se supone que eres parte de la sororidad. Pero siempre tienes que destacar, y siempre ser muy agradecida. Pero nunca olvides que el sistema está arreglado así que encuentra como reconocerlo, pero recuerda ser agradecida. No debes envejecer nunca, nunca ser grosera, nunca presumir, nunca ser egoísta, nunca tropezar, nunca fracasar, demostrar miedo, nunca ser impertinente. Es muy difícil, es demasiado contradictorio, y nadie te da una medalla, ni te dice: gracias. Y resulta, de hecho, que no sólo estás haciendo todo mal, sino que además todo lo que pasa es tu culpa (Gerwig, 2023, 1:14:14).
¿Qué podemos decir de este deber ser mujer? ¿Qué pensaron de la crisis existencial e identitaria de Ken y la de Barbie? A mí ambas crisis me remitieron a La mujer rota de Simone de Beauvoir (2007) que leímos en clase porque es una mujer que se pregunta qué tiene en la vida y cuál es su vida…
MG: La crisis existencial de Ken y Barbie desestabiliza la lógica de género de Barbieland. Ken ve que Barbie está en crisis. Como está hecho para estar con ella, la acompaña al mundo real y descubre la supremacía de hombres allá. Entonces, regresa a incorporar ese modelo, pero la crisis de fondo es que no sabe cómo colocarse en esa lógica social. La crisis de Barbie, anterior a la de Ken, viene de que, quien jugaba con ella, estaba teniendo una crisis similar, es decir, una crisis de feminidad del mundo real. La crisis de Barbie emana de cómo viven las mujeres en el mundo real, y la de Ken es por lo que sucede en el mundo imaginario. Para mí, ninguna de las dos crisis llega a tener una conclusión coherente. Por un lado, Barbie quiere ser humana y termina siéndolo cuando su crisis inició porque su referente humana estaba en crisis. Por el otro, Ken concluye seguir su camino y encontrarse a sí mismo. Ninguna crisis logra concretarse con un “ahora toca hacer esto”.
En cuanto al ser mujer y todo lo que se nos exige, es ese rasero de la feminidad donde no importa lo que hagas, nada es suficiente. Hay mandatos de feminidad muy establecidos de que tienes que ser “callada, tímida, inocente” y si te sales de ese patrón, empiezas a ser juzgada. Por ejemplo, si no dices algo sonriendo es que eres muy seria y directa. Todo el tiempo tienes que estar disculpándote por muchas cosas porque siempre se te va a estar midiendo la feminidad. Desde la teoría, hemos visto todo esto con Betty Friedan, en particular los vacíos existenciales de las mujeres estadounidenses de los años 1960. Lo anterior, también me hizo pensar en Françoise Héritier y la diferencia de los sexos: cómo lo masculino, por ser masculino tiene una legitimidad mayor en la sociedad, mientras que lo femenino está siempre intentando alcanzar ese privilegio, pero no importa cuánto trate en el sistema sexo-género siempre se va a apreciar como algo menor.
AVB: Pensando en las crisis existenciales, tanto de Ken como de Barbie, aunque las dos responden precisamente a los mandatos de género y a la disrupción con el mundo real, sí se abordan de maneras muy distintas. Ken actúa de forma violenta al correr a las Barbies de sus casas, y Barbie tiene un proceso más introspectivo y de diálogo, al cuestionar las condiciones sociales o estructurales de cómo funciona el mundo.
AM: Podemos ser lo que queramos ser, como dice Barbie, tenemos esas oportunidades que tal vez hace muchos años las mujeres no podían ni soñar, pero al mismo tiempo, todavía estamos muy permeadas por cómo nos construimos para el otro, para ser percibidas y validadas todo el tiempo. El feminismo ha hablado ya mucho de que tenemos que cumplir miles de jornadas y vernos increíbles al mismo tiempo, ser guapísimas, super fashion, exitosas, buenas madres… Pero al mismo tiempo no hemos cuestionado suficientemente nuestro deber como madres, nuestra belleza obligatoria. Tal vez en ciertos círculos feministas sí se tienen muy presentes, pero en términos de sociedad, ni siquiera se habla de esas cosas, porque como “las mujeres ya ganamos todos los derechos” deberíamos estar felices. Ese speech muestra que el feminismo y las mujeres no ganaron todavía todo y es muy sofocante y esquizofrénico para nosotras.
AG: Acerca del deber ser, es fácil identificarse con el discurso de América Ferrera, porque las mujeres, incluso aquellas que socialmente cumplimos con los ideales calificados de “independencia” y “éxito”, muchas veces no logramos desprendernos de los mandatos sexistas, como los de imagen. Eso me remitió también a La mujer rota y a la dicotomía entre “la mujer moderna” y “la mujer tradicional”; siempre se pide a las mujeres un equilibrio que nunca se logra. Incluso dentro del feminismo hay un deber: ¿Qué tan feminista eres? ¿Qué tan “empoderada” estás? Siempre estamos atravesadas por estos discursos y es muy complejo salir de ellos.
AM: Coincido con Damaris. El mensaje sería que las mujeres dejen de querer ser muñecas, dejen de ser este objeto perfecto y se vuelvan sujetos, seres humanos. Ésa sería mi interpretación. Sin embargo, sí criticaría la visión idealizada del mundo de Barbie que, al estar dominado por mujeres, es perfecto. Y entonces los hombres vienen a contaminarlo, y por eso, hay que luchar contra ellos parar restaurar nuestro orden perfecto entre mujeres. No creo en estos mitos del matriarcado perfecto donde todas seríamos felices si no hubiera hombres o si estuvieran callados.
KT: Eso pensé, pero las niñas que juegan con Barbies tienen una edad donde el mundo sería perfecto si justamente sólo estuvieran con puras amigas.
AM: Sí y es lindo que se entremezclen el juego de las niñas con las ideas feministas. Al final todas triunfan porque entre mujeres se organizan y recuperan el poder en su reino. ¡Idea linda, pero tal vez errónea porque el único criterio de su unión es que son mujeres! Es emotiva esta escena en donde ella siente lo que es ser una mujer real y desea convertirse en eso, pero sí da la impresión de que hubiera algo que se puede llamar “la experiencia de ser mujer”. Eso me pareció rarísimo.
XM: Estaba pensando en la crisis de Ken y me hizo pensar en un papel invertido como si él fuera la mujer rota o “el hombre roto”, ya que él vive a la sombra de la pareja -lugar generalmente atribuido a las mujeres. Tal vez la película trata de visibilizar esta tendencia de los mandatos del amor romántico, es decir, cuando una persona vive para la otra y desemboca en una crisis de identidad cuando se separan porque la persona, que se desvivió para la otra, ya ni sabe quién es. Lo curioso es que, si el mensaje es: “mira, lo que puede pasar en las parejas”, Barbie manda otro mensaje cuando dice a Ken que tiene que encontrarse a él mismo. Hay un intento de hacer este cambio de roles ―y ni tanto― porque al ser consciente del problema y aleccionarlo, Barbie cumple con el mandato de ser la responsable del otro.
JC: Pensando en lo que decían de que la mujer no se puede separar de su feminidad y el hombre sí, me acuerdo de que en el tráiler de la película dicen: “Barbie es esto, esto y esto, y Ken sólo es Ken”. Parece gracioso, pero así suelen definirse un poco los hombres. No necesitamos saber si son papás, esposos, buenos amigos. Ellos sí pueden ser únicamente “ellos” mientras que las mujeres siempre estamos amarradas a todo lo que abarca la feminidad. Este mensaje sorprende cuando sabemos que los hombres también viven bajo mandatos de masculinidad en ciertos contextos: un hombre que llora no es un hombre y tampoco el que lava trastes.
SA: Me gustaría enfatizar que veo peligroso el mensaje que manda la película cuando Barbie se responsabiliza por la crisis de Ken y su resolución. Si bien como feministas o simplemente mujeres podemos desestabilizar el orden de género, no somos responsables ni podemos hacernos responsables de la crisis que eso pueda producir en los hombres. Barbie se disculpa por haberle causado una crisis. Eso, ¡No!… Más bien, la solución a la crisis debería ser un diálogo equitativo donde mujeres y hombres reflexionen y pongan en práctica su agencia. Para mí, eso le faltó a la película.
VHB: Cuando Barbie invita a Ken a pensar en sí, me recordó cuando el feminismo empezó a cuestionar los esencialismos, en particular en torno a las mujeres, y cómo hubo luego una deconstrucción de las masculinidades. Por otra parte, a mí me gustó la escena en casa de la Barbie rarita, donde ella misma, las Barbies descontinuadas, la estereotípica y las protagonistas humanas deciden qué hacer para separar a las Barbies sumisas de los Kens dominadores. Me pareció buen mensaje insinuar que la reflexión para un mundo mejor pudiera salir de casa de la Barbie rarita, funcionando ésta como representante de minorías. Después, cuando esas mismas personas atraen a las Barbies al interior de una camioneta para que puedan darse cuenta de lo que les está pasando, eso me recordó iniciativas recientes con enfoque de género que han surgido en nuestro país en las empresas y las universidades orientadas a la sensibilización para la prevención de la violencia de género. Jugando con el símil del lavado de cerebro, sí requerimos acciones concretas para transformar mentalidades en el avance por la igualdad y la no violencia. También me descolocó el final de la película. La conversión de Barbie humana cae en una interpretación biologicista.
PA: La película me hizo pensar en un ensayo de Laura Mulvey (1975) que se llama Visual pleasure and narrative cinema. Ella critica que el cine está hecho para un sujeto masculino siempre. No importa si el espectador es mujer, si tiene otra orientación sexual. Habla de cómo el placer visual se genera a partir de las mujeres y las narrativas están construidas para despersonalizarlas, volverlas un proyecto para los hombres. Puede enojar mucho el hecho de que Ken no se hace responsable de nada. Ni siquiera se cuestionó: “¿Le debo una disculpa a Barbie por lo que hice?”.
JA: A mí también me llamó la atención que Ken no pide disculpas y Barbie se está culpando de las acciones que él tuvo porque le dice algo como: “Perdóname porque te hice sentir mal, y como no te pelé, tú hiciste todo esto solamente para sentirte importante”. Aquí está la mujer en su rol protector, otro estereotipo de género… Afortunadamente existe Allan, un gran personaje, muy divertido, quien busca estar con las mujeres porque le chocan los Kens.
KT: Se evoca la homosexualidad masculina a través de Allan. ¿Han notado en la película alguna referencia a la homosexualidad femenina?
VHB: Yo vi a la Barbie rarita como una referencia a lo queer.
MG: También yo, la rarita es medio queer, medio flirtea con las morrillas; pero, yo no siento que haya una conversación amplia de la comunidad LGBTQ+, ya que casi todos los Kens son heteros. Siento que la noche de chicas o la pijamada remite a que las mujeres a veces somos muy cercanas, cariñosas y unidas entre nosotras, sin interacciones eróticas. Si asociamos el lesbianismo a las “noches de chicas”, caemos en las fantasías masculinas acerca de la sexualidad de las mujeres. No sentí que en la película hubiera una insinuación a que varias Barbies se gustaran entre ellas. Recuerdo que los novios de mis Barbies eran otras Barbies porque yo no tenía tantos Kens; en la película, hubiera sido chistoso que se prestaran a ese juego. En cuanto a Allan, sí es una figura divergente a los otros Kens, pero creo que no se sabe si es gay o asexual.
KT: Allan oscila entre los Kens y las Barbies, pero se siente más a gusto con las Barbies y termina yéndose con las dos mujeres.
MG: Sí, mientras que, de la Barbie rara, hay suficientes chistes para entender que es lesbiana. Representa una feminidad contrahegemónica de las Barbies, porque tiene el cabello cortito y se viste de militar a la hora de hacer el lavado de cerebro. Sí es una persona rara, y también liga con las otras Barbies, me pareció interesante que la película jugara con ello. Creo que sí es verdad que sucede algo similar en la vida real -hablo desde mi experiencia. Cuando una se asume como parte de la disidencia sexual empieza a contarse: “Ah es que yo hacía cosas raras de joven”, no como la Barbie rara, pero sí de darte cuenta de que desde joven performabas una feminidad diferente.
KT: Sí, en esta película, los performances de la feminidad -y también de la masculinidad- son bastante uniformes y regidos por la heteronormatividad. Otra escena interesante es cuando descubrimos a la creadora de Barbie, Ruth de 1.50 cm., sola, vieja y en el sótano mientras que los directivos, todos hombres, están arriba del rascacielos. Quizá refiera a cuando ella inventó Barbie, su esposo y un socio fundaron Mattel. Ella en el relativo anonimato versus ellos haciendo el trabajo duro de negocios. Como especialistas de género, sí nos da de qué pensar y de qué hablar esta película con su avalancha de clichés. La otra cosa es que ni siquiera lleva un mes y ya lleva mil millones de dólares de ingreso… ¡y ya está entre las 25 películas con más éxito en la historia del cine!
MB: Y en esa lista de 25 es la primera dirigida por una mujer.
KT: Exacto. ¿Cómo explicar este éxito mundial? Hay varias respuestas posibles y creo que ya identificamos varios elementos de éste… Vamos a tener que cerrar aquí. Les quiero agradecer mucho por este intercambio.
En el verano de 2023, tanto el contenido narrativo como el éxito comercial de la película Barbie desataron las conversaciones. Para unas personas, como mi hija de seis años, ver la película desembocó en la pregunta: “¿Qué significa el patriarcado?”. Otras se dejaron llevar por la diversión penetrando en el universo del juguete de su infancia. Otras personas se emocionaron por escuchar tantas veces la palabra feminismo y ver tanta gente acudir a las salas de cine. También hubo quienes lamentaron la objetivación de las Barbies y de los Kens, la historia tan situada en “lo blanco, gringo y occidental”, y la falta de profundización desde lo interseccional. En efecto, la Barbie negra presidenta, la Barbie obesa y la Barbie minusválida se parecen más a extras que a personajes clave de la lucha feminista que se piensa librar en la historia. Esta película generó diversas reacciones y aquí nosotras sólo quisimos compartir unas ideas y preocupaciones que nos surgieron de manera espontánea y mezclada. Entre otras, pensamos en el posible impacto de la película, reflexionamos acerca de los eventuales mensajes equivocados del feminismo difundidos ahí, nos preguntamos si era buena idea, o no, insinuar que las mujeres pueden prescindir de los hombres, pensamos en la concientización o indiferencia de estos frente a la película y también en las fronteras permeables entre el mundo irreal y el real… Aquí no pretendimos la exhaustividad, tampoco sacar conclusiones rotundas y definitivas. ¡Ojalá se haya disfrutado la lectura!