La salud mental infantil se considera un tema primordial pues se ha observado que la exposición a situaciones adversas en la infancia, así como la acumulación de estas situaciones favorecen su deterioro. Se ha reportado que los trastornos más frecuentes en la infancia son los de ansiedad (Antoniou & Karteris, 2017; Higa-McMillan et al., 2016) y en los preescolares resaltan, los problemas de atención (Caraveo-Anduaga & Martínez-Vélez, 2019) insomnio y conducta oposicionista (Ezpeleta et al., 2014).
Existen algunos estudios realizados con preescolares, en su mayoría con población extranjera, los cuales, reportan que la dificultad para regular las emociones en la primera infancia puede llevar a la presencia de problemas de conducta antisocial (Alonso et al., 2017), además el estrés prolongado en preescolares influye en las estrategias de afrontamiento y problemas de sueño que, a su vez, repercuten en la depresión y ansiedad (Lokhandwala et al., 2021).
Sumado a lo anterior se conoce que las estrategias de afrontamiento resultan un mediador entre los traumas infantiles, la depresión y el trastorno por consumo de alcohol en la adolescencia o adultez, existen relaciones importantes entre las estrategias desadaptativas de afrontamiento (evitación, rumiación, supresión) y niveles altos de ansiedad, depresión, trastornos de la alimentación y consumo de sustancias (Akcan et al., 2021).
En los preescolares australianos se observó que el afrontamiento positivo tenía una correlación significativa con la conducta prosocial, por su parte el afrontamiento negativo se relacionaba con síntomas emocionales como dolores de cabeza y nerviosísimo; el afrontamiento emocional se relacionó de forma positiva con los problemas de conducta y negativamente con la conducta prosocial (Kiernan et al., 2017).
Referente a las áreas de estrés que se han reportado en preescolares, específicamente en población mexicana son: estrés en relación con los padres, en relación con los hermanos, ambiental, escolar, por fantasías y por castigos (Monjarás & Lucio, 2018).
Los tipos de afrontamiento que tienden a usar los preescolares, según Frydenberg (2017) se refieren a estrategias: centrada en la emoción, pasiva/inhibida y evitación. En México se ha observado que los preescolares tienden a utilizar estrategias de tipo disfuncional, evitación, emocional y funcional (Lucio & Monjarás, 2020). Otros autores sugieren que en las etapas tempranas los niños recurren a la búsqueda de apoyo (principalmente de sus cuidadores principales y evitación o escape, estrategias que van disminuyendo en la infancia tardía (Gardner et al., 2021).
Resulta relevante considerar la perspectiva de desarrollo para conocer cómo cambian dichos procesos con la edad y si la vulnerabilidad al estrés varia sistemáticamente en diferentes etapas de la vida (Ehrlich et al., 2016; Pollak, 2015), sin embargo, hay un número limitado de publicaciones latinoamericanas, lo que lleva a suponer que este tema representa un desafío, en especial en los preescolares, ya que el efecto de las experiencias adversas en la infancia es más nocivo que en otro momento de la vida (Vega-Arce & Núñez, 2017). Existe investigación en competencia social y emocional, así como en habilidades de afrontamiento en niños y adolescentes, pero muy poca con población preescolar (Frydenberg, 2014).
Como lo menciona Lee y Moon (2017), la edad y el sexo son variables que no se pueden ignorar cuando se habla de la capacidad emocional y la resiliencia. Las niñas tienen mayor probabilidad de responder a los estresores con síntomas internalizados y los niños con síntomas externalizados (Grant et al., 2006), lo anterior también está documentado en un metaanálisis realizado por Skinner y Saxton (2019) donde observaron que las niñas tienden a la búsqueda de apoyo y formas de afrontamiento internalizadas, mientras que los niños utilizan más acciones directas para solucionar el problema y oposición (externalizados).
Siguiendo con las investigaciones que involucran las variables sexo y edad, Vega et al. (2013) en un estudio con niños entre 10 y 13 años, encontraron que las niñas presentan estrés moderado y los niños no se encuentran estresados. En cuanto al afrontamiento, no se reportaron diferencias por sexo, pero sí por nivel de estrés, los niños que no reportaron estrés presentaron un menor uso de estrategias de afrontamiento, a diferencia de los que reportaron estrés.
Referente a las variables afrontamiento y sexo, Morales et al. (2012), en un estudio con niños entre 9 y 12 años, encontraron que las niñas presentan más estrategias de afrontamiento centrado en el problema: solución activa, comunicar el problema a otros, búsqueda de información y guía, y actitud positiva. Para la estrategia indiferencia (afrontamiento improductivo) también encontraron diferencias estadísticamente significativas, es más empleada por las niñas de 9 años, aunque su empleo es mayor por los niños del resto de las edades (10, 11 y 12 años). Para la estrategia de afrontamiento improductivo (conducta agresiva), la puntuación media es mayor para los niños; y a menor edad, mayor es el empleo de la estrategia reservarse el problema, en ambos sexos (Morales et al., 2017), lo anterior coincide con un estudio realizado en México por Lucio et al. (2015), quienes sugieren que el uso de estrategias de afrontamiento depende del sexo y la edad.
Aunque las investigaciones antes mencionadas fueron realizadas con niños en edad escolar y adolescentes, es importante mencionarlas, porque han mostrado que el impacto del estrés, así como el uso de las diferentes estrategias de afrontamiento se encuentra en función del sexo y la edad. Además, se ha reconocido que el estrés y afrontamiento resultan variables que inciden en la psicopatología infantil, y que pueden favorecer la resiliencia en las transiciones difíciles, así como recuperarse de las circunstancias desfavorables que amenazan su bienestar (Gardner et al., 2021; Zimmer-Gembeck & Skinner, 2016;).
Al estudiar si las diferencias en el uso de las estrategias de afrontamiento de niños y niñas aumentan a medida que entran en la adolescencia, los datos no son del todo concluyentes, los resultados se han dirigido a una sola diferencia más o menos clara: en comparación con los chicos, las chicas tienden a utilizar más la búsqueda de apoyo (Skinner & Saxton, 2019) y afrontamiento centrado en la emoción, sin embargo, estas diferencias se disipan cuando se llega a la adultez. (Flannery et al., 2018).
En un estudio realizado en China con preescolares, estudiaron el efecto de la interacción edad y sexo en la regulación emocional, resultando que las emociones positivas incrementan con la edad y hay diferencias significativas en la reconstrucción cognitiva, solución de problemas, afrontamiento pasivo y expresión emocional. Al mismo tiempo, hubo diferencias significativas en cuanto al sexo en la conducta agresiva, los niños fueron más negativos que las niñas en la regulación emocional. Sin embargo, no se encontró una interacción significativa entre edad y sexo (Chen et al., 2021).
Considerando que existe poca investigación con respecto al rol del sexo y la edad en el estrés y afrontamiento preescolar, específicamente en población mexicana, y que los estudios que hay en otras culturas han mostrado información poco concluyente, se destaca la importancia del presente trabajo para aportar información empírica que dé sustento al impacto del estrés en los preescolares y el desarrollo del afrontamiento, reconociendo su importancia en el ámbito de la psicología clínica para contar con información que sustente la instrumentación de intervenciones para promover la salud mental de los menores.
De esta manera, se establece el siguiente objetivo: analizar las diferencias en el nivel de estrés y tipos de afrontamiento según el sexo y la edad. La pregunta de investigación plantea conocer ¿Qué diferencias existen en el nivel de estrés y los tipos de afrontamiento empleados según el sexo y la edad? y la hipótesis nula considera que no existen diferencias en el nivel de estrés y los tipos de afrontamiento empleados según el sexo y la edad.
Método
Participantes
Se obtuvo una muestra no probabilística por conveniencia, participaron 115 niños de dos escuelas públicas de nivel preescolar, 60 niños asistían a un preescolar ubicado en la zona conurbana y 55 a un preescolar ubicado en la zona urbana, ambas situadas al oriente de la Ciudad de México. La muestra se distribuyó de acuerdo con la edad: 61% niños de 5 años a 5 años 11 meses y 39% de 4 años a 4 años 11 meses (M = 4.6, DE = .49); de acuerdo con el sexo: el 54% fueron niñas y el 46% niños. Criterios de inclusión: niños de 4 años 0 meses a 5 años 11 meses que se encontraban cursando el preescolar en escuelas públicas y otorgaron su asentimiento para participar, sin dificultad en la comprensión y producción del lenguaje, que contaran con el consentimiento informado de sus padres para responder los cuestionarios.
Instrumentos
Escala de Estrés Cotidiano para Preescolares. Se empleó una escala validada previamente en población mexicana, se califica empleando una escala con reactivos tipo Likert (1 = nada, 2 = poco, 3 = mucho). Consta de seis factores que explican el 57.89% de la varianza y KMO = 0.847, cuenta con un alfa de Cronbach de 0.848. Contiene 19 reactivos que dieron lugar a una estructura de seis factores: 1) Estrés Cotidiano en la Relación con Padres, consta de tres reactivos, con una varianza explicada de 27.52% y un α = 0.619; 2) Estrés Cotidiano en la Relación con los Hermanos, consta de tres reactivos con una varianza explicada de 7.06% y un α = 0.639; 3) Estrés Cotidiano Ambiental, consta de tres reactivos con una varianza explicada de 6.71% y un α = 0.567; 4) Estrés Cotidiano Escolar, consta de cuatro reactivos con una varianza explicada de 5.83% y un α = 0.596; 5) Estrés Cotidiano por Fantasías, consta de tres reactivos con una varianza explicada de 5.44% y un α = 0.592; y, 6) Estrés Cotidiano por Castigos, consta de tres reactivos con una varianza explicada de 5.31% y un α = 0.581 (Monjarás & Lucio, 2018).
Escala de Afrontamiento para Preescolares. Esta escala fue previamente validada con niños mexicanos, sus propiedades psicométricas muestran una varianza explicada del 53.85%, KMO = 0.861 y un alfa de Cronbach de 0.845. Consta de 17 reactivos, se califica usando una escala tipo Likert (1 = no lo hago, 2 = algunas veces lo hago y 3 = muchas veces lo hago). Contiene cuatro factores: 1) Afrontamiento Emocional, tiene cuatro reactivos con una varianza explicada de 16.59% y un α = 0.766; 2) Afrontamiento Disfuncional, consta de cinco reactivos con una varianza explicada de 14.12% y un α = 0.737; 3) Afrontamiento Evitativo, consta de cinco reactivos con una varianza explicada de 12.70% y un α = 0.690; y, 4) Afrontamiento Funcional con tres reactivos, una varianza explicada de 10.43% y un α = 0.586 (Lucio & Monjarás, 2020).
Procedimiento
Se solicitó el permiso ante la Secretaría de Educación Pública en la Coordinación Preescolar, para el acceso a los centros preescolares, una vez obtenido se les presentó a los directivos el plan de trabajo. Posteriormente se hizo llegar a los padres el consentimiento informado donde se explicaba la participación de sus hijos dentro del estudio y las implicaciones éticas, se procedió a trabajar únicamente con los niños que otorgaron su asentimiento y cuyos tutores firmaron el consentimiento informado.
Las escalas se aplicaron de forma presencial (antes de la pandemia) e individual a los niños, en dos sesiones con una duración de 15 minutos. La aplicación de los instrumentos fue realizada por una psicóloga debidamente entrenada en evaluación psicológica infantil.
Es importante señalar que para el consentimiento informado se siguieron los lineamientos de la Declaración del Helsinki (2013), donde se mencionó a los padres que la participación de sus hijos era totalmente voluntaria, se podían retirar del estudio cuando lo decidieran sin represalia alguna, como agradecimiento a su participación, al final del estudio, se ofreció una conferencia sobre estrés y afrontamiento en preescolares, así como un directorio de los centros a dónde podrían acudir sus hijos en caso de alto nivel de estrés u otra problemática.
Análisis de datos
Una vez aplicadas las escalas, se procedió a la captura de los datos en el paquete SPSS V24. Se llevaron a cabo pruebas de MANOVA para analizar los efectos principales y de interacción del sexo, edad y áreas de estrés, así como los efectos principales y de interacción del sexo, edad y tipos de afrontamiento. Finalmente se analizaron los datos con la prueba t de Student para conocer las diferencias en los niveles de estrés y los tipos de afrontamiento según el sexo y la edad.
Resultados
Efectos del sexo, edad y estrés
Para analizar los efectos principales y de interacción del sexo, edad y estrés, se realizaron análisis MANOVA. Los contrastes multivariados del modelo general lineal que evaluó el estrés mostraron un efecto principal no significativo para todo el modelo en las variables: sexo; edad y sexo*edad, lo cual indica que el estrés afecta de la misma forma a niños y niñas de 4 y 5 años (ver Tabla 1).
Efectos del sexo, edad y afrontamiento
Por otro lado, los contrastes multivariados para las variables del sexo, edad y sexo*edad relacionados con los efectos en el afrontamiento mostraron un efecto principal significativo para el modelo en las variables de sexo y edad; no así para la interacción sexo*edad (ver Tabla 2).
F(4,108) | p | ƞ2 | |
---|---|---|---|
Sexo | 3.70 | .007 | .12 |
Edad | 7.28 | .001 | .21 |
Sexo*edad | 1.76 | .14 | .06 |
Nota: Intervalo de Confianza =.95, ƞ2 = Eta parcial al cuadrado.
Las comparaciones univariadas mostraron un efecto significativo para el sexo y el Afrontamiento Disfuncional y para la edad y el Afrontamiento Emocional, Disfuncional y Evitativo (ver Tabla 3).
Afrontamiento | F(1,111) | p | ƞ2 | |
---|---|---|---|---|
Sexo | ||||
Disfuncional | 6.07 | .01 | .05 | |
Edad | ||||
Emocional | 9.91 | .002 | .08 | |
Disfuncional | 18.10 | .001 | .14 | |
Evitativo | 24.14 | .001 | .17 |
Nota: Intervalo de Confianza =.95, ƞ2 = Eta parcial al cuadrado.
Diferencias en el Afrontamiento, sexo y edad
Con la finalidad de conocer las diferencias entre los niveles de estrés y los tipos de afrontamiento según el sexo y la edad, se corrió la Prueba t de Student. En la Tabla 4 se muestra que las diferencias estadísticamente significativas en cuanto al sexo y los tipos de afrontamiento favorecen a los niños, quienes utilizan más el tipo de Afrontamiento Disfuncional en comparación con las niñas. Con relación a la edad y el tipo de afrontamiento se observa que los niños de 4 años son quienes utilizan más el Afrontamiento Emocional; Disfuncional y el de Evitación, al compararlos con los niños de 5 años (ver Tabla 4).
Sexo | Niños (n= 53) | Niñas (n= 62) | |||||
M | DE | M | DE | t | d de Cohen | ||
Disfuncional | 8.30 | 3.01 | 7.24 | 2.50 | 2.03* | 0.38 | |
Edad | 4 años (n= 45) | 5 años (n= 70) | |||||
Emocional | 8.56 | 2.58 | 7.07 | 2.46 | 3.09** | 0.59 | |
Disfuncional | 8.98 | 3.27 | 6.93 | 2.08 | 3.74** | 0.75 | |
Evitación | 12.02 | 2.71 | 9.51 | 2.56 | 4.94** | 0.95 |
Nota: Intervalo de Confianza =.95; *p < .05. ** p < .001
Discusión
Los resultados encontrados en el presente trabajo permiten aceptar parcialmente la hipótesis nula, al encontrar, por un lado, que el estrés afecta por igual a niños y niñas de 4 y 5 años; y por el otro, al mostrar que el sexo y la edad tienen un efecto en los tipos de afrontamiento que usan niños y niñas de 4 y 5 años. A partir de esta información, se establece que el objetivo planteado en este estudio se cumplió, las implicaciones de estos resultados se discutirán a continuación.
Con relación a las implicaciones del sexo y los niveles de estrés encontrados en la muestra del estudio, se considera que el hallazgo permite reconocer que niños y niñas se encuentran afectados de la misma forma por esta variable y que la edad tampoco es un factor determinante para percibir más o menos estrés. Esta información resulta contradictoria con lo reportado por Grant et al. (2006), Skinner y Saxton (2019) y Vega et al. (2013) quienes reportaron que las niñas presentaban más estrés al compararlas con los niños, cabe señalar que los participantes de los estudios citados fueron adolescentes, por lo que una posible explicación a este hecho sea la etapa de desarrollo, pues se ha documentado que dado el desarrollo cognoscitivo de los preescolares aún no han desarrollado las habilidades de regulación suficientes (Alonso et al., 2017).
En este sentido, resulta de suma importancia continuar estudiando cómo afecta el estrés a los niños en edad preescolar, y desarrollar mecanismos para promover el uso de estrategias de afrontamiento que puedan mediar la relación estrés y psicopatología, que ha sido bien documentada en diferentes estudios (Akcan et al., 2021; Lokhandwala et al., 2021; Romero et al., 2017; VanMeter et al., 2020; Vega-Arce & Nuñez, 2017). Asimismo, otro factor a considerar son las características del contexto en los que se realizaron los estudios, el presente estudio se llevó a cabo en zonas consideradas con altos niveles de inseguridad y violencia infantil (Comisión Nacional de Derechos Humanos de la Ciudad de México [CDHCM], 2020; Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2018), se sabe que las experiencias de vida adversas en la infancia, tienen un impacto en el estrés infantil. (Vega & Nuñez, 2017), así como en el uso de estrategias de afrontamiento emocionales que a su vez juegan un rol importante en el desarrollo de la psicopatología (VanMeter, Handley, & Cicchetti, 2020).
Resulta relevante considerar que de acuerdo con las habilidades reconocidas a desarrollar en la etapa preescolar se encuentran el despliegue de competencias sociales y de control emocional para la interacción social con sus compañeros (Côté et al., 2017), así como la comprensión por parte del niño para entender que los otros tienen sus propias ideas y preferencias (Kopp, 2009), sumado a estas tareas del desarrollo, los altos niveles de estrés del contexto y la vida acelerada en la sociedad actual, resulta de suma importancia brindar a los niños y niñas en edad preescolar recursos para poder prevenir síntomas de psicopatología que puedan resultar del estrés percibido.
Por otro lado, en el presente trabajo se observaron diferencias estadísticamente significativas entre los tipos de afrontamiento y el sexo, observando que los niños tienden a utilizar más el tipo de Afrontamiento Disfuncional (pegar, gritar, etc.), esto concuerda con los estudios realizados en escolares por Morales et al. (2017) y Lucio et al. (2015), una explicación a esto puede estar relacionada con el hecho de que culturalmente a los niños se les permite más la expresión de conductas disruptivas, en comparación con las niñas. Lo anterior no sólo coincide con los estudios en la etapa escolar, sino también preescolar en diferentes países, donde son los niños quienes tienden a responder al estrés con estrategias de afrontamiento donde se ve implicada la conducta agresiva (Chen et al., 2021; Skinner & Saxton, 2019).
En cuanto a la edad se muestra que los niños de cuatro años utilizan más el Afrontamiento Emocional, Disfuncional y Evitación, en el factor funcional no se encontraron diferencias significativas, al respecto Kiernan et al. (2017) refieren que, a los 4 años, los niños tienen un repertorio de estrategias de afrontamiento tanto positivas como negativas y que estas estrategias están asociadas a una mayor o peor adaptación, respectivamente. Se ha visto que conforme incrementa la edad se tienen más recursos para afrontar el estrés, y son las niñas quienes tienen un desarrollo más temprano (Chen et al., 2021). Teniendo esto en cuenta, el enfoque de las intervenciones para este grupo de edad puede ir dirigido a promover en los niños una mayor gama de estrategias de afrontamiento positivas y ayudar a los niños a desaprender las estrategias de afrontamiento negativas.
Por último, es importante resaltar que los niños en edades tempranas requieren de un ambiente seguro y protección para su desarrollo de afrontamiento funcional (Skinner & Zimmer-Gembeck, 2020) y que los padres juegan un rol muy importante porque de acuerdo con la forma en cómo los padres afronten las adversidades, resulta un predictor del afrontamiento de los niños (Campbell et al., 2017).
Coincidimos con Frydenberg (2020) quien resalta la importancia de la promoción del afrontamiento adaptativo, pues éste contribuye al bienestar y resiliencia de los individuos, poder promoverlo desde edades tempranas puede repercutir en la prevención de problemas a salud mental a futuro. El afrontamiento también es fundamental para el progreso y los resultados del desarrollo, proporcionando una base sólida sobre la que se construye la resiliencia, ya sea a través de las experiencias naturales y la recuperación o a través de las intervenciones y los tratamientos (Gardner et al., 2021).
Es importante mencionar algunas limitaciones y sugerencias en el presente estudio. Entre las limitantes, se considera que al trabajar sólo con niños de la zona urbana oriente de la ciudad de México los resultados deben, en mayor medida, ser considerados para esta población, como sugerencias y a fin de lograr una mayor comprensión del fenómeno, así como ampliar la muestra para generalizar los resultados, se recomienda realizar un muestreo probabilístico y realizar estudios mixtos donde la evaluación se realicé a través de pruebas psicométricas y evaluación cualitativa, como la observación.