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Revista electrónica de investigación educativa

versão On-line ISSN 1607-4041

REDIE vol.15 no.2 Ensenada Jan. 2013

 

Artículos

 

Trabajo infantil entre los estudiantes de educación Primaria en América Latina. Características y factores asociados

 

Child Labor among Elementary School Students in Latin America: Characteristics and Associated Factors

 

Marcela Román Carrasco*, Francisco Javier Murillo Torrecilla**

 

* Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación. Universidad Alberto Hurtado. mroman@cide.cl

** Universidad Autónoma de Madrid. Ciudad Universitaria de Cantoblanco 28049 Madrid, España. javier.murillo@uam.es

 

Recibido: 17 de febrero de 2012;
Aceptado para su publicación: 14 de enero de 2013.

 

Resumen

La investigación que se presenta estima la magnitud del trabajo infantil en las escuelas latinoamericanas y estudia los factores asociados al mismo. Se realiza a partir de los datos del Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE) de la UNESCO, analizando 186,000 estudiantes de tercer y sexto grado de Educación Primaria de 16 de los países de la región. Entre sus principales resultados se constata que el trabajo infantil, tanto fuera como dentro del hogar, es un grave problema que afecta a los estudiantes en todos los países implicados. Quienes tienen una mayor probabilidad de trabajar fuera de la casa son los estudiantes hombres, que habitan en zonas rurales y con madres de menor escolaridad.


Palabras Clave: Trabajo Infantil, América Latina, Educación Primaria.

 

Abstract

This research assesses the extent of child labor in Latin American schools and examines the factors associated with it. The study draws on data from UNESCO's Second Regional Comparative and Explanatory Study (SERCE), which analyzes 186,000 third and sixth grade students from sixteen of the region's countries. One of the main findings of our research was that child labor, both within the home as well as outside it, is a serious problem, affecting students in all of the countries involved. Those most likely to work outside the home are male students living in rural areas and having less educated mothers.

Keywords: Child Labor, Latin America, Elementary Education.

 

I. Introducción

La fuerte desigualdad social y brechas de todo tipo que lamentablemente forman parte del paisaje de cada país de América Latina, alcanza y golpea con dureza a sus niños desde temprana edad. La infancia, etapa vital en la cual ellos han de crecer, jugar, descansar y aprender a fin de desarrollarse integralmente (UNICEF, 2006), se ve amenazada seriamente por el trabajo que no pocos de ellos realizan ya sea al interior de sus hogares, o para terceros externos.

En la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (1989), se ratifican, entre otros, el derecho de todo niño a la educación y a estar protegido contra cualquier tipo de trabajo que por su naturaleza o condiciones, suponga riesgos o limite su educación y desarrollo integral. El reconocimiento de los menores de edad como sujetos portadores y plenos de derechos, es el primer paso que permite resguardar y exigir el respeto de tales derechos, pero sin duda no es suficiente. En el trabajo infantil se mezclan aspectos estructurales, sociales y culturales, que de manera particular y agregada son de difícil abordaje.

La pobreza, así como la vulnerabilidad social y familiar, son importantes factores que empujan a los niños/as a integrase muy tempranamente al trabajo. Las pautas de crianza y socialización al interior de las familias, así como el rol y lugar que ocupan los hombres y mujeres en las distintas sociedades y grupos étnicos, son aspectos culturales e identitarios que también afectan el tipo de tareas y responsabilidades que asumen los niños y las niñas, estableciendo muchas veces delgados límites entre aquello que es propio de la colaboración al interior de las familias o de la transmisión cultural de roles y funciones, y lo que es propiamente trabajo y que por tanto, afecta negativamente el pleno desarrollo o el ejercicio pleno y libre de todos los derechos de los menores de edad en todo contexto, país o región del mundo. Es este tipo de actividad la que por sus graves consecuencias, ha de prevenirse, denunciarse y reducirse progresivamente hasta lograr su erradicación en plazos razonables (Organización Internacional del Trabajo, 2005).

Ciertamente el trabajo infantil, especialmente el que se desarrolla fuera del hogar, afecta negativamente tanto el acceso a la educación como la calidad del proceso educativo de los niños trabajadores. Asistir y permanecer en las escuelas para los niños que trabajan fuera de casa implica importantes esfuerzos para ellos y sus familias. Lograr desempeños y rendimientos acorde a lo esperado, supone también grandes desafíos, ya que los niños trabajadores no sólo disponen de menos tiempo para dedicar al estudio y actividades propias de la escuela, sino que enfrentan su proceso formativo más cansados que sus compañeros no trabajadores, debiendo muchas veces tener que renunciar a su tiempo de ocio y recreación en pro de las demandas y exigencias de la escuela. La literatura es amplia y clara al mostrar la serie de otras implicaciones que esto conlleva, por ejemplo, respecto de las mayores cifras de abandono y deserción escolar entre los estudiantes trabajadores, su menor escolaridad o precaria inserción en el mundo del trabajo en edades más adultas, entre otros.

El estudio que compartimos aborda la problemática del trabajo infantil en los estudiantes de primaria de América Latina, para profundizar en su magnitud y características. Nos interesa conocer qué porcentaje de los estudiantes de nivel primario comparte su tiempo entre la escuela y el trabajo en los distintos países; con qué frecuencia lo realizan, quiénes son los que se ven mayormente afectados por esta problemática y cuáles son los principales factores que se asocian a ella. Para tales efectos, se utilizan los datos del Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo, SERCE (2008), que recoge valiosa información sobre trabajo -fuera y dentro del hogar- en estudiantes de tercero y sexto grado de primaria en 16 países de América Latina. En un primer apartado se ofrece el marco teórico del estudio a partir de la revisión de la literatura internacional y regional sobre trabajo infantil, su magnitud, principales características y factores asociados. Un segundo punto presenta los objetivos y metodología que estructuran y sustentan la investigación, para finalmente presentar los principales resultados, discutirlos y ofrecer un conjunto de conclusiones derivadas de ello.

 

II. Marco Teórico

La conceptualización de trabajo infantil, en tanto actividad que atenta contra el derecho de los niños, es asumida en la casi totalidad de los estudios e investigaciones que tratan de esta problemática a partir de la definición y marco que entrega la OIT (2004). Para dicho organismo, el trabajo infantil se refiere:

[a cualquier] trabajo o actividad, que es física, mental, social o moralmente perjudicial o dañina para el niño o niña; que interfiere en su escolarización privándole de la oportunidad de ir a la escuela, obligándole a abandonar prematuramente las aulas, o exigiendo que intente combinar la asistencia a la escuela con largas jornadas de trabajo pesado. (p. 11).

Se señala, además, que en sus formas más extremas, el trabajo infantil involucra a niños, niñas y adolescentes que son esclavizados, separados de sus familias, expuestos a graves riesgos y enfermedades, como también a aquellos que son abandonados y obligados a valerse por sí mismos. Desde esta conceptualización, se establecen los límites y se distingue entre trabajo infantil propiamente tal y las diversas tareas y actividades cotidianas o esporádicas que aportan a la socialización y formación de los niños para la vida, sin atentar contra sus derechos fundamentales: la salud, el desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social y la educación, entre ellos.

La mayor parte de la literatura y organismos internacionales dedicados al tema identifican cinco tipos de Trabajo Infantil: i) familiar, ii) doméstico, iii) para terceros, iv) ilícito o clandestino, y v) en condiciones peligrosas (UNICEF, 2002; Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa (DINIECE-UNICEF), 2004; OIT, 2005, 2008; García, 2006; OIT-UNICEF, 2008, 2010; Montaño y Milosavjlevic, 2009).

El trabajo familiar refiere a la incorporación de los menores de edad a actividades familiares que suponen ingresos, tales como negocios, huertas, talleres. El trabajo doméstico, es aquel que realizan los niños, niñas y adolescente al interior de su propio hogar y que implica tareas propias de la casa (limpieza, preparación de comida, lavado y planchado, así como cuidado de hermanos menores. Trabajar para terceros, supone una relación laboral de los menores de edad con adultos distintos a sus padres y por cuyas acciones, reciben un salario que es –la mayor parte de la veces– de muy bajo monto o incluso en especies (ropa, alimentación principalmente). Dentro del trabajo ilícito o clandestino se considera todo tipo de acciones reñidas con la ley y que involucran a menores de edad, tales como la mendicidad, venta o tráfico de drogas, prostitución infantil, entre otras. Por último, el trabajo en condiciones peligrosas hace referencia a todo tipo de actividad que pone sistemática y permanentemente en riesgo la salud y la integridad de los menores, tales como labores en las minas, recolección y clasificación de basura, manipulación de pesticidas o elementos contaminantes para el trabajo en el campo (DINIECE-UNICEF, 2004; OIT-UNICEF, 2008; OIT, 2005).

Otra forma de categorizar el trabajo, es según el tipo de actividad: económica o no económica (Weyer, 2010). Entre las actividades económicas se ubican los distintos empleos remunerados (en dinero o especie) y cualquier trabajo independiente o por cuenta propia de los menores de edad. Entre las no económicas se incluye la producción no mercantil y no remunerada, tales como el cuidado de hermanos o las labores domésticas.

No obstante lo anterior, la complejidad de sus efectos, así como los múltiples ámbitos implicados, dificulta la identificación y distinción entre trabajo infantil y tareas de colaboración y socialización propias de los niños y niñas en el ámbito cotidiano y familiar (OIT-UNICEF, 2008; OIT, 2005, 2010). Así, el reconocimiento de qué o no es trabajo infantil varía de manera importante según la región, país o sector (Basu y Tzannatos, 2003). Más aún, la mayor parte de los padres y familias sólo lo reconocen como tal cuando los menores reciben un salario por las tareas desarrolladas y es un aporte sustantivo al ingreso familiar. En tal caso, el trabajo familiar y doméstico casi nunca es percibido como una actividad que limita el pleno desarrollo y la atención a las actividades propias de la edad de los infantes (UNICEF, 2002, 2004).

En cuanto a su magnitud y distribución, los organismos internacionales preocupados de la erradicación y prevención del trabajo Infantil señalan que el trabajo infantil ha disminuido menos de lo previsto y de manera desigual en el mundo, estando casi ausente en las economías más ricas de Europa y Norte América (Orazem, Sedlacek y Tzannatos, 2009). Las cifras siguen siendo alarmantes: se estima que a nivel mundial actualmente son 215 millones los niños que trabajan y más de la mitad de ellos (115 millones) lo hacen en actividades peligrosas. Así, cerca del 14% de la población mundial entre 5 y 17 años desarrolla algún tipo de trabajo infantil (OIT, 2010). La región de Asia y el Pacífico exhibe el mayor número de niños trabajadores (113 millones), siendo África Subsahariana la región con la mayor proporción: uno de cada cuatro menores de edad trabaja. En América Latina y El Caribe, algo más de 14 millones de niños y jóvenes de entre 5 y 17 años trabajan, representando el 10% de la población en ese tramo de edad (OIT, 2008, 2010).

Por otra parte, la evidencia muestra que el trabajo infantil afecta más a los niños (59%) que a las niñas y es mayor en zonas rurales y entre niños/as con padres de baja escolaridad (OIT, 2010; Sedlacek, Duryea, Ilahi y Sasaki, 2009). La actividad agrícola concentra la mayor proporción de niños trabajadores (60%), luego están los servicios (26%) y en menor medida la industria (7%). Los niños tienen una mayor presencia en la agricultura (63%) y la industria (69%), mientras que las niñas trabajadoras se ubican más en el sector servicios (53%). Un 68% de los menores de edad que trabajan lo hacen sin remuneración y en al ámbito familiar (en negocios o en el espacio doméstico). Un 22% corresponde a trabajo asalariado y un 11% entre empleo independiente y no definido (OIT, 2005-2010).

 

2.1 La evidencia para América Latina

Cerca de 6 millones (5.7) de los menores que trabajan en América Latina tienen edades entre 5 y 14 años, representando el 10% de la población en dicho tramo (OIT, 2008, 2010). Este rango corresponde teóricamente a la escolaridad pre primaria (5 años), primaria completa (1o. a 6o.) y primeros años de secundaria (7o. a 9o.). Sin embargo debido a las importantes cifras de rezago escolar (sobre todo en los sectores pobres y rurales), estas edades se concentran fuertemente en los grados de educación primaria. La mirada por país refleja la fuerte desigualdad de la región. Coexisten países con cifras de trabajo infantiles insignificantes (Argentina, Chile, y Uruguay), con otros cuya incidencia está entre las más altas del mundo: Bolivia (25%), Perú (28%) y Ecuador (34%) (OIT, 2008; Orazem, Sedlacek y Tzannatos, 2009). En el tramo de 5 a 14 años, las cifras señalan a Guatemala como el país de mayor tasa: cerca de 1 de cada 5 niños trabaja (OIT, 2008).

El comportamiento respecto del tipo de trabajo más frecuente y la distribución por género y contexto, es muy similar al resto de las regiones. En efecto, en América Latina el trabajo infantil es mayor entre los niños (18%) que en las niñas (11%), esto en todos los tramos de edad o contexto. Esta diferencia se explica en parte por una mayor inserción del niño en un trabajo de mercado, a la vez que la subestimación del trabajo que realizan las niñas en el propio hogar. En ambos casos estamos frente a una dura reproducción cultural del trabajo respecto del género (OIT, 2005, 2010). Las niñas se concentran mayoritariamente en actividades laborales domésticas en sus propios hogares mientras que los niños lo hacen fuera del hogar, principalmente en actividades agrícolas y de comercio (Montaño y Milosavjlevi, 2009; OIT, 2005, 2010; Binder y Scrogin, 1999). Al igual que a nivel mundial, el trabajo infantil en la región es mayoritariamente un fenómeno rural (el 27% de niñas y niños de zonas rurales de 5 a 17 años trabajan), cifra que casi triplica la incidencia en el medio urbano (10%). Las actividades agrícolas representan el 60% del trabajo infantil en la región (OIT, 2005, 2008, 2010).

 

2.2 Objetivos y metodología

El artículo aborda parte de los hallazgos de un estudio mayor, que indaga en la relación entre aprendizajes, rendimiento escolar y trabajo infantil. En concreto, se comparten y discuten los resultados de dos de sus objetivos:

1) Estimar la magnitud y principales características del trabajo infantil, fuera y dentro del hogar, entre los estudiantes de Educación Primaria en los diferentes países de América Latina.

2) Describir las características que tienen los estudiantes que trabajan en términos de género, lengua materna, lugar donde reside (rural- urbano), nivel socioeconómico y cultural de las familias.

Para alcanzar estos objetivos se utiliza la base de datos del SERCE, de la UNESCO (Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación, LLECE, 2008).1 Su objetivo fundamental era describir qué y cuánto aprenden los estudiantes latinoamericanos de 3o. y 6o. de Primaria en las áreas curriculares de Matemática, Lenguaje (Lectura y Escritura) y Ciencias Naturales (sólo 6o.) y para ello, se aplicaron pruebas de rendimiento estandarizadas a cerca de 200,000 estudiantes de dichos grados en 16 países, así como cuestionarios de contexto a ellos, sus familias, docentes y directores de los centros escolares implicados.

Considerando la evidencia de la literatura disponible, las variables utilizadas son de dos tipos: variables para estimar y caracterizar el fenómeno del trabajo infantil entre los estudiantes y, aquellas referidas a aspectos socio-demográficos del estudiante y su familia, en tanto, factores que pudieran determinar o estar asociados a dicha problemática. Estas son:

Las variables sobre trabajo infantil son cinco: i) Condición del trabajador del estudiante (Sí; No), ii) Lugar dónde lo hace (en casa o fuera del hogar); iii) Retribución/Pago (si le pagan por su trabajo y si este pago es en dinero o especies), iv) Número de días a la semana que trabaja; y v) Horas al día dedicadas a trabajar.

Las variables socio-demográficas utilizadas son seis: i) Nivel socio-económico de la familia del estudiante, variable tipificada y obtenida a partir de la actividad laboral de los padres y de las posesiones familiares; ii) Nivel cultural de la familia del estudiante, obtenida como promedio de la escolaridad máxima de ambos padres (tipificada); iii) Género estudiante, variable dicotómica; iv) Lengua materna del estudiante (español/portugués u otra), variable dicotómica; v) Años de preescolarización del estudiante (número de años que asistió a algún centro educativo o asistencial antes de la educación obligatoria) y; vi) Hábitat donde reside el estudiante(contexto/entorno rural o urbano).

La población estuvo formada por todos los estudiantes de 3o. de Educación Primaria (8/9 años) y de 6o. (11/12 años) de América Latina, que alcanza a un total de casi 10 millones de niños y niñas en cada curso. La muestra de estudio corresponde a 95,053 estudiantes de 3o. de Educación Primaria que estudiaban en 4,271 aulas de 2,969 escuelas localizadas en 16 países de América Latina, y 90,251 estudiantes de 6o. grado de Primaria en 3,903 aulas de esas mismas escuelas y países (ver Tabla I). Esta muestra fue seleccionada en cada país mediante muestreo aleatorio estratificado de conglomerados. Los criterios para la estratificación fueron el tipo de administración y área geográfica (urbano público, urbano privado y rural); el tamaño de la escuela (pequeña: escuela con una sola sección en el grado, mediana: con dos o tres secciones en el grado, y grande: con cuatro o más secciones en el grado) y la Relación entre la matrícula de 6o. y la matrícula de 3o. (R6/3 0.8; 0 < R6/3 < 0.8; R6/3 = 0; y matrícula de 3o. = 0). En cada estrato se selecciona una muestra de escuelas, en una sola etapa de selección con probabilidades iguales para todas las escuelas del estrato. La muestra de alumnos en cada estrato se conformó con todos los alumnos de las escuelas seleccionadas en cada estrato.

Las variables descritas fueron recogidas mediante diferentes instrumentos:

• La información sobre el trabajo infantil fue obtenida a partir de un cuestionario dirigido a los estudiantes de tercero y de sexto grado.

• La información de las variables socio-demográficas fueron obtenidas mediante cuestionarios dirigidos a estudiantes (género y lengua materna), sus familias (nivel cultural y situación socio-económica de la familia y años de preescolarización del estudiante).

Se utilizaron distintas estrategias de análisis de datos en función del objetivo. Así, para conocer la incidencia del trabajo infantil entre los estudiantes de América Latina se realizaron análisis descriptivos para cada país. La situación del conjunto de la Región se estimó mediante la ponderación de los resultados de cada país. Para identificar los factores socio-demográficos asociados al trabajo infantil se utilizaron Análisis de Regresión Lineal Logística.

 

III. Resultados

3.1. Incidencia del trabajo infantil dentro y fuera del hogar

Trabajan fuera de casa casi el 10% de los estudiantes tanto en 3o. como en 6o. de Educación Primaria de América Latina (Tabla II). Ello implica que, si se extrapolan los datos, sería posible afirmar que un millón de niños y niñas que estudian 3o. de Educación Primaria en América Latina trabajan fuera de casa, y una cifra similar de estudiantes de 6o. de Primaria. Con ello, estaríamos hablando de que casi 6 millones de niños y niñas que estudian Educación Primaria (de 6 a 12 años) en América Latina combinan su trayectoria y proceso escolar con algún tipo de actividad laboral.

De acuerdo a lo reportado por los niños y niñas, trabaja en la casa aproximadamente la mitad de los estudiantes de 3o. de Primaria, y uno de cada tres en 6o. de Primaria. Lamentablemente, la información disponible no permite desentrañar con claridad qué significa trabajar en casa. Es posible suponer sin embargo, que entre las actividades a la que los niños y niñas dedican tiempo en el hogar, se incluye el apoyo a las tareas familiares, tales como el cuidado de hermanos o la colaboración en tareas domésticas, como también otro tipo de trabajo infantil que se desarrolla entre las paredes de la casa. En todo caso, llama la atención que el trabajo infantil reportado dentro del hogar es mayor entre los estudiantes de 3o. que entre los de 6o., siempre con matices y diferencias entre países. Por ejemplo, en 3o. de primaria sobresalen Guatemala y Nicaragua con cerca de un 62% de los estudiantes trabajadores domésticos, mientras que en el otro extremo, Cuba y Colombia con un 27% y 43% respectivamente (ver Tabla II).

Respecto del trabajo reportado fuera del ámbito doméstico, los datos señalan que más del 10% de los estudiantes de 3o. de Primaria declaran trabajar fuera de casa en cinco países: República Dominicana, con un 14.0%, Guatemala, con 12.3%; México, con un 11.3%; Ecuador, con un 11.2%; y Costa Rica, con un 10.8%. En el extremo contrario, se ubican los estudiantes cubanos, donde sólo el 0.4% declara hacerlo (Tabla II). Dos aspectos resultan ser llamativos: la alta relación entre el porcentaje de estudiantes que dicen trabajar en casa y los que dicen trabajar fuera, en cada país (rxy=0.70; sig=0.000) y que no hay una relación estrecha entre riqueza de un país y porcentaje de niños que trabajan.

Para 6o. de Primaria los datos son análogos. En este caso nueve países superan el 10% de estudiantes que trabajan fuera de casa, destacando especialmente Guatemala, con un 15.9 y República Dominicana, con un 13.4%. Y dos que no llegan al 5%: Cuba, con un 0.2% y Chile, con un 3.7%. En referencia al trabajo en casa, las cifras varían desde un 14.5% de Chile a un 42.4% en Guatemala (ver Tabla II). De nuevo aparece una alta relación entre el porcentaje de estudiantes que trabaja en casa y el que lo hace fuera, con un índice de correlación de Pearson del 0.71.

La sorprendente alta relación encontrada entre el porcentaje de estudiantes que trabajan en casa y los que trabajan fuera del hogar, en cada país (0.70 para 3o. y 0.71 para 6o.), muestra la necesidad de seguir indagando y profundizando sobre este complejo fenómeno.

 

3.2 Características del Trabajo Infantil fuera del hogar

Retribución por el trabajo. El 77.2% de los estudiantes de América Latina de 3o. de Primaria y el 90.4% de los de 6o. reciben dinero o cosas por el trabajo que realizan fuera del hogar. Un 59.2% recibe dinero y un 18% diferentes especies entre los estudiantes de 3o., mientras que las cifras son de un 80.2% y 10.2% entre los alumnos de 6o., respectivamente (ver Tabla III).

Horas dedicadas al trabajo. Más información se obtiene del análisis de la cantidad de horas que trabajan, aquellos estudiantes que señalan hacerlo fuera de casa. En este caso, los análisis sólo consideran a los estudiantes de 6o., por ser los únicos datos disponibles. Las cifras, de nuevo, son preocupantes: el 37% de los quienes trabajan fuera de casa lo hacen cuatro o más horas al día. Dedicación claramente incompatible con la adecuada asistencia a un centro educativo y dedicación a las tareas y actividades propias del proceso escolar.

Visto por países (ver Tabla IV), Guatemala es el país con el mayor porcentaje de estudiantes que trabajan 4 horas o más al día (51%), seguido de El Salvador y Ecuador con un 45% y 42%, respectivamente. Resulta interesante comprobar la fuerte relación entre el porcentaje de estudiantes que trabajan en un país y el porcentaje de niños y niñas que trabajan 4 horas o más (rrxy= 0.94). Así, cuantos más estudiantes trabajan fuera de casa en un país, también es mayor su dedicación diaria a este trabajo, lo que amplifica el problema.

Número de días de trabajo fuera de casa a la semana. Para el conjunto de América Latina, el 41% de los estudiantes de 6.o grado que trabaja fuera de casa lo hace un número variable de días, el 17.7% lo hace todos los días, el 7.8% 6 días y el 9% declara hacerlo 5 días a la semana. Es decir, el 34.4% lo hace 5, 6 ó 7 días de la semana (ver Tabla V).

El análisis por países nos muestra un panorama ya visto: cuanto más estudiantes trabajan fuera de casa en un país, mayor el número de días que trabajan a la semana (rxy=0.91 entre porcentaje de estudiantes que trabajan fuera de casa y porcentaje de estudiantes que trabajan más de 4 días a la semana en cada país). Y cuanto mayor es el porcentaje de estudiantes que trabajan 4 horas a la semana, también mayor es el porcentaje de estudiantes que trabajan más días a la semana (rxy=0.90 entre porcentaje de estudiantes que trabajan 4 o más horas al día y porcentaje de estudiantes que trabaja más de 5 días a la semana en cada país) (ver Tabla V).

 

3.3. Características de los estudiantes que trabajan fuera del hogar

El Análisis de Regresión Lineal Logística permite analizar de forma conjunta la aportación de cada una de las variables hipotéticas sobre el trabajo infantil. Su estimación (ver Tabla VI) muestra que el género, hábitat y nivel cultural de las familias inciden en la probabilidad que tiene un estudiante, tanto de 3.o como de 6.o de trabajar fuera de casa. A estas variables, hay que añadir el Nivel socioeconómico para los estudiantes de 6o.

Efectivamente, los datos indican que el porcentaje de niñas que trabaja fuera de casa es inferior al de los niños. Este fenómeno se da en todos y cada uno de los países y con mayor incidencia en 6.o que en 3.o (ver Tabla VII).

También se observa que los estudiantes que trabajan fuera de casa tienen, en promedio, un nivel socioeconómico inferior a los que lo hacen en casa, y estos respecto de los que no trabajan, tanto en 3o. (F = 309.13, sig = 0.000) como a los de 6o. (F = 1554.22, sig =0.000) (ver Tabla VIII). Aunque, como hemos visto, cuando se controla por nivel cultural de los padres, en 3.o esta variable no hace una aportación significativa.

Como era previsible, existen importantes diferencias en el porcentaje de estudiantes que trabajan en función del nivel de estudios de los padres, especialmente de la madre (Tabla IX). Efectivamente, en 3o., el porcentaje de estudiantes que trabaja fuera de casa es el doble dependiendo de si la madre tiene estudios superiores frente a las madres sin estudios (5.52% a 11.86%); y de cuatro veces más para 6o. (3.95% a 15.80%). En todo caso, llama poderosamente la atención que haya tantos niños cuyas madres tienen estudios superiores que trabajen fuera de casa.

Por último, los datos indican que los estudiantes que viven en zona rurales trabajan en mayor proporción, que los que viven en zonas urbanas. Efectivamente, mientras que el 8.28% de los niños y niñas de 3o. de Primaria de América Latina que viven en zonas urbanas trabajan fuera de casa, lo hacen el 22.38% de lo que habitan en zonas rurales, es decir una proporción claramente superior. En 6o. grado, las cifras son más extremas, trabajan fuera de casa el 7.57% para la zona urbana y un 12.74% para la rural.

 

IV. Discusión y conclusiones

El estudio ratifica las altas cifras de niños y niñas que en los distintos países de América Latina combinan sus estudios con el trabajo. Si sólo se considera el trabajo fuera de casa, los análisis muestran que lo hacen cerca del 10% de los estudiantes de 3o. y el 11% en 6o. grado. Con ello, cerca de 2 millones de niños y niñas entre los 9 y 12 años están siendo vulnerados en sus derechos humanos fundamentales: a vivir plenamente su niñez, a jugar y recrearse, al mismo tiempo que dedicar el tiempo a las tareas y demandas propias de la escuela. Cifras que crecen importantemente si se considera el trabajo reportado por los niños y niñas al interior del hogar. Lamentablemente la información disponible en este estudio no permite profundizar en las condiciones o el tipo de trabajo que los estudiantes de ambos grados, reconocen realizar al interior de sus hogares. Ciertamente un aspecto necesario de seguir estudiando y analizando.

Los resultados del estudio son también coincidentes con la revisión y evidencia internacional, al constatar que el trabajo infantil se hace más agudo en ciertos países y es mayor en las zonas rurales que en lo urbano. De esta forma, los desafíos tendientes a erradicar el trabajo infantil -aunque igualmente urgentes- son distintos para los estados y debieran ajustarse a los contextos y realidades geográficas y locales. Parece del todo necesario que las acciones y estrategias que se diseñen e implementen para prevenir y reducir el trabajo infantil, consideren los niveles de pobreza, la escolaridad de sus poblaciones, la presencia de grupos y minorías étnicas, o la situación de los mercados laborales, la migración o desplazamientos de grupos o comunidades entre otros. La inequidad urbano-rural que se refleja desde la problemática del trabajo infantil, hace evidente la mayor vulnerabilidad de los estudiantes de zonas rurales, lo que amerita también una atención especial.

Respecto del trabajo asalariado que realizan los niños y las niñas, la investigación muestra altos porcentajes de estudiantes que reciben un pago en dinero por el trabajo realizado fuera del hogar (entre un 60% y 80%, dependiendo del grado). Cifras sustantivamente mayores a las señaladas por la OIT para el año 2005 (22%). Pareciera entonces que estamos lejos de reducir su contratación por terceros externos, complejizando aún más esta problemática social y educativa.

Lograr un pleno desarrollo y tener un proceso escolar exitoso descansa fuertemente en la posibilidad de tener el tiempo necesario para dedicar a las actividades y tareas propias de la edad y escolaridad en cuestión, así como para poder asistir a escuela habiendo dormido y descansado suficientemente. De esta manera, las horas y días a la semana trabajados se constituyen en variables relevantes a la hora de analizar tanto la asistencia, motivación o interés por asistir a la escuela, como eventualmente los resultados o logros que alcanzan los niños que combinan el estudio con el trabajo. Al respecto, las cifras encontradas en este estudio son preocupantes. Pareciera ser que no estamos frente a trabajos esporádicos, de breve duración o poco frecuentes. Cerca del 40% de los niños y niñas que trabajan fuera de casa lo hacen por cuatro o más horas al día y una cifra algo menor lo hace entre 5 y 7 días por semana (34%). Para estos niños, se hace muy difícil cumplir con las exigencias y tareas propias de la vida escolar. Más aún, los datos muestran que cuantos más estudiantes trabajan fuera de casa en un país, mayor el número de días que trabajan a la semana y que cuanto mayor es el porcentaje de estudiantes que trabajan cuatro o más horas a la semana, también mayor es el porcentaje de estudiantes que trabajan más días a la semana. Con todo ello estos elementos tienen efectos aditivos, con lo que la problemática se agrava.

Respecto de las características del niño trabajador en Latinoamérica, el estudio coincide con el conocimiento y evidencia disponible y revisada que identifican los principales determinantes o factores asociados a esta problemática. Así, se encuentra que aumenta la probabilidad de trabajo infantil entre los estudiantes varones, de nivel socioeconómico bajo, que habitan en contextos rurales y con madres de menor escolaridad. Fenómeno que se da en todos y cada uno de los países y con mayor incidencia entre los estudiantes de 6o. grado que en los de 3o. de primaria. Respecto del lugar en donde realizan la actividad laboral, los datos ratifican la evidencia disponible, al ubicar a las niñas mayoritariamente en actividades domésticas mientras que los niños lo hacen fuera de casa, mostrando así la dimensión histórica y cultural de este fenómeno, que deja en evidencia la dureza de la reproducción cultural del trabajo respecto del género.

Estos hallazgos no hacen sino confirmar que estamos frente a una problemática compleja que se mantiene en el tiempo, afectando el presente y futuro de los niños y niñas latinoamericanos. Fenómeno que tanto en su origen como respecto de posibles caminos o estrategias para paliarlo o erradicarlo, articula factores sociales y estructurales, con componentes culturales, identitarios y familiares. Así las cosas, no resulta suficiente entonces abordarlo de manera aislada o fragmentada. El trabajo infantil, su prevención, disminución y erradicación, requiere de políticas públicas que dialoguen y se articulen. En otras palabras, la escuela no puede por sí sola prevenir o disminuir las situaciones de trabajo de los niños y las niñas, como tampoco puede -de manera individual- generar las condiciones y ofrecer los recursos para que los estudiantes-trabajadores puedan asistir y permanecer en la escuela, o alcanzar los aprendizajes buscados en el tiempo y calidad esperada.

 

Referencias

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Nota

1 Los autores formaron parte del equipo del Laboratorio Latinoamericano de la Evaluación de la Calidad, LLECE, de la UNESCO, a cargo del SERCE (F. Javier Murillo, en tanto Director General del LLECE y Marcela Román, como consultora y miembro del equipo central del mismo).

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