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Desacatos

versão On-line ISSN 2448-5144versão impressa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.10 Ciudad de México  2002

 

Testimonios

 

Monumentos para la historia de Coahuila y Seno mexicano. Fragmento de informes misioneros ubicados en el Archivo General de la Nación*

 

Estimo mucho la Santa obediencia para la entrada a la Apachería y espero el aviso en orden a practicarle si fuere del agrado de Dios N. S. En quien pongo toda mi esperanza para el bien de estas Pobrecitas Naciones Bárbaras, y para la ejecución del Hospicio por ahora aguardo para buen retiro de desengañados Religiosos.

[...] Tenía noticia de cómo en esta Villa cuasi Frontera de los Infieles ocurrían a ella muchos de ellos con el pretexto de cambiar pieles de cíbolos y venados y que los religiosos que allí habían vivido, y el que actualmente la administraba, se valían de esta ocasión para darles a conocer el verdadero Dios, y para explicarles e instruirlos en los Misterios de Nuestra Santa Fe, sabía que este celo Santo aunque no había conseguido su total perfecto fruto, porque aquellos indios, amantes de su libertad, y bien hallados con su soltura, tan perjudicial a sus pobres Almas, no se habían del todo reducido; pero que ni en el todo se había su afecto frustrado, porque muchos de ellos venían solicitando para sus hijos párvulos el Santo bautismo que a discreción se les administraba.

[...] como que bien se deja ver y es así verdad, ser una gente aquella Gentil, nacida en libertad, criada en soltura, connaturalizada con la pereza, repugnante al trabajo, sin sujeción, ni Ley, sin enseñanza, y pasarse de este modo de vida a otro contrario, como es instruirlos en la Fe, enseñarles la Ley, ponerlos al trabajo, sujetarles su soltura, reprimirles su libertad, es para ellos tan pesada carga que por lo común suelen no poderla soportar: de que nace que de ciento que vengan de su voluntad, o que los Religiosos traigan reducidos, son muy pocos los que permanecen; y los más, cuando no todos, los que se van. Esto se ha experimentado; y así aunque hoy se halle una Misión con los mayores progresos en crecido número de conquistados, si esta noche acuerdan todos de aquella, su insata propensión e inclinación natural, mañana amanece la Misión en un todo desolada.

Kikapoo / Archivo INAH, facilitado por el Instituto Estatal de Documentación de Coahuila

También se deja ver la Mortal Enemiga que contra los reducidos tienen los Bárbaros; por lo que dando estos sobre las Misiones repetidísimas veces las han damnificado, en parte como que aún en estos tiempos es muy corriente en ellos entrar en nuestros Pueblos, robarles sus ganados, hurtarles sus caballos, destruir sus sementeras con peligro de las vidas de los indios cristianos, ocasión ha habido en que hallan quemado la mayor parte de la Misión, saqueado la Iglesia, llevándose ornamentos, Imágenes Crismeras, Vasos Sagrados, y todo cuanto en ella han hallado, quitándole la vida a muchos de los nuestros, y llevándose algunas Indias cautivas, tal insulto cometieron los Tobosos en la Misión de Nadadores el año de 92. Otras veces han asolado los contrarios, en un todo, en vidas y bienes, según expresé de las Misiones del Santo Nombre de Jesús, y de Santa Rosa y de otras.

Déjase ver también que estas hostilidades no sólo se han padecido con los Infieles, sino que han pasado a civiles: muchas ocasiones se han dado guerra unos contra otros, los ya Catequizados, ya dije que una de las desolaciones que padeció la Misión de Santa Rosa, fue por haberse unos a otros acabado, lo mismo dije de la de San Buenaventura destruida por los Bauzarigames, y lo mismo pudiera decir de todas en diversas ocasiones, en las que si los Misioneros no hubieran contenido las rebeliones se hubieran aniquilado, lo que siempre amenaza, y muchas veces sucede, si en alguna Misión ejecuta la necesidad a juntar de aquellas Naciones opuestas según esta con la experiencia comprobado.

Expuse que tengo creído que si aquella Conquista hubiera permanecido en los términos de pure espiritual, se hallaría más adelantada; fundaré mi sentir, porque no parezca juicio libre y porque a más de conducir a el asunto sus razones me persuado que por ellas formará el alto concepto de V.P.M.R. el mismo Dictamen.

[...] plantose en estas [tierras] la gente que en contraposición de la India llamamos gente de razón, y es digno de saberse y reflejarse qué género de gente se plantó, no otra, por la mayor parte, que unos hombres perdidos de vidas relajadas de estragadas costumbres, unos que sentenciados a Presidio solían enviar allí, otros que ellos se iban de su grado para que el retiro les sirviese de refugio huyendo de castigos graves por sus delitos, gente, en fin, que no cabiendo en otras partes, como las heces o desechos de la Naturaleza humana, iba a buscar y hallaba allí cabida. De estos troncos son los más de las Ramas que pueblan aquella tierra. Considérese ¿qué frutos habrán dado estas ramas y esos troncos?, ¿cómo no habrán prendido sus depravadas costumbres en unos Indios recientes en la Fe?, ¿qué podrá brotar en estos la semilla del mal ejemplo de aquellos?, ¿qué?, dígalo la experiencia, que nos ha enseñado, que de estos ha nacido en los indios cavilosidad, el chisme, la desenvoltura, y la relajación de costumbres; y no sólo por el mal ejemplo que les dan sino es también por las cizañas que en ellos siembra, aconsejándoles e instruyéndolos a muchísimos desvaríos hasta haber llegado su malicia a influirles el que se vuelvan a la Gentilidad, y lo más reparable, es el que como de esta gente es lo más, aunque no puede negarse que hay allí unas familias, si bien pocas, buenas en calidad, y costumbres de que se compone aquella tierra, se ven precisados los Gobernadores a valerse de ella para soldados, para Ministros, para Subalternos, y muchas veces para Directores y Conciliarios, ¿cómo andará todo con direcciones semejantes?

[...] A los motivos referidos se llega a otro: que no deja de ser alguna consideración y es la práctica que han tenido algunos gobernadores de llevar Indios en su compañía cuando van a hacer a los Gentiles algunas entradas: porque los dichos nuestros Indios o por no pelear contra los otros a quienes, aunque los contemplen de distinta religión no dejan de considerarlos que en lo natural son de su mismo Taes, o porque se acobardan temerosos de la Guerra, en lugar de pelear apelan a la fuga.

[...] Acerca del número de individuos de estos capitanes [apaches] [...] al presente es inaveriguable; pero según los Lipanes que han concurrido y concurren, es común sentir de todos que son a los menos tres mil de todas edades y sexos. Los de Misión actual son como cuatrocientos. De los Apaches que los españoles llamamos Natages, Pelones, Mescales y propiamente Apaches que son los que damnifican en la Provincia de Coahuila, los que no reconocen estos Valles, aseguran los Lipanes su reducción verificada la suya, por ser o Parientes o muy Amigos y de un Idioma: Nosotros no los hemos comunicado, por lo que sólo decimos que su reducción nos parece estar todavía remota y que su número pasa de 3 000 según nos dicen los que los comunican.

Dos motivos Señor Exmo. nos persuaden que se mal lograre la reducción de todos los referidos Indios, si V.E. no proveé de competente número de soldados, y de alguna ayuda de Costa, y son, el sustancial y primero, la sangrienta persecución de los Indios del Norte a los Apaches: después de la fundación de estas Misiones les han destrozado con estos confines dos numerosas Rancherías y en una larga distancia algunas Escuadras de bastante gente. Entre otros motivos la persecución los hace andar como Peregrinos, sin asiento en algún lugar [...] los enemigos saben de estas Misiones porque nos espiado, y creyendo el informe dicho de Lipanes apresados por sus contrarios a quienes se les han huido, presto vendrán a destruir estos Pueblos en los que no hallaran resistencia: los Soldados que nos acompañan son, respecto de los Enemigos, muy pocos y ruines, por lo que sólo Dios nos defenderá. Los sosiegan en los referidos capitanes [...] experimentamos esto, a el uno le sugirió en sueño el Demonio (que estaba en San Sabá carneando) ¿qué hacia? Que ya nosotros nos habíamos ido de las Misiones y los Españoles, llevándonos presos a sus hijos y mujeres y sus caballos, con esa superstición vino prestamente dicho Capitán a desengañarse, halló las familias aguarnecidas y quietas, los muchachos aplicados a la Doctrina y luego el Demonio le sugirió que su mujer y las de su gente habían estado amancebadas con nosotros, con los Soldados y con los Indios de las Misiones del Río Grande que nos asisten; no asintió a la verdad que se ausentó hasta ahora. A el otro Capitán le sugirió que nos juntábamos aquí en Misiones con dolo para matarlos; que antes que vinieran más Soldados nos quitaran a todos la vida; con esa superstición inquietó a cuasi todos los otros Capitanes para ese fin, pero Dios, por medio de ellos nos defendió y le respondieron que él se huyera, si no creía nustra sinceridad. Se huyó y no esperamos por ahora que vuelva, ni lo permita el Señor, pues demás de esta inquietud, tuvo otras por las que estuvo esto para perderse, habiendo llegado a cercarnos y a mantenerse lo más de la noche sobre las Armas, ellos y los Soldados.

Son los Indios como naturalmente ladrones fácilmente se congregan, y juntos en su tierra, y a nosotros sin auxilio propio, y muchos con muchos caballos y Armas también de fuego, son muy orgullosos, osados y atrevidos, no castigados se exceden más. Y como para el castigo se requieren competentes fuerzas, no se castigan las maldades; se criarán en el Cristianismo como quisieren y todo se perderá. Por este respecto es también necesario un fuerte Presidio que los contenga.

En cuanto a la ayuda de Costa Señor Exmo que juzgamos necesaria para la subsistencia de estas Misiones hacemos presente a su alta comprensión de que estos Indios son altaneros y vagos sin asiento, ni Domicilio en parte alguna: Se mantiene de la caza y algunos días de algún maíz que siembran y frutas. No habiendo aquí con qué mantenerlos es preciso que salgan a buscar el sustento. Y como el Lobo a la siempre oveja descarriada así el común Enemigo, viendo los Indios distantes de su Pastor, les acomete con mil sugestiones, que son causa o de que no vuelvan a la Misión o de que vuelvan a malear a otros.

[...] Si los Mezcaleros han estado en paz generalmente con esta Provincia y la de los Texas, y si los mismos se conocen generalmente ser Apaches, y si han faltado a ella cometiendo homicidios y robos [...] Decimos que desde el año de 22 según un escrito que se halla en custodia en el Archivo de Misiones en que dio principio la guerra con los Indios del Norte, que han sido llamados vulgarmente Apaches, sin distinción de  Naciones, hasta que la comunicación con ellos nos ha dado a conocer ser varias las Naciones comprendidas bajo el nombre común de Apaches, es pública y notoria la sangrienta hostilidad con que han perseguido a los de esta Provincia y la de Texas, matando españoles e Indios de Misiones, cautivando muchos de unos y otros, y robando cuanto han podido así bestias como reses. No nos es fácil numerar los casos particulares en el asunto, porque por frecuentes no hubo observación de su número. Para contener dichos Bárbaros se han hecho muchas campañas por el General Bustillos; porque el Capitán Urrutia, por el Gobernador Pruneda y Rábago demás de las continuas mariscadas que de los Presidios fronteros se han hecho. Con ellas, según observación de inteligentes, se consiguió varias veces la paz con los referidos Bárbaros así con la Provincia de Texas como en esta, aunque nos parece que no fue general de todas las Naciones comprendidas bajo el nombre de Apaches; pues cuando los Lipanes dieron la paz en el Presidio de San Antonio de la Provincia de Texas, otros insultaron esta Provincia matando en las cercanías de este Río Grande al Padre Fray Francisco Silva con la escuadra de Soldados que le escoltaba, y después, siempre se experimentaron en esta de Provincia de Coahuila hostilidades.

En las dos campañas de Don Pedro de Rábago y Terán, no parece se acobardaron, y en parte se contuvieron los Bárbaros, y se consiguió la paz con algunos Capitanes hasta llegar a tratar de ponerlos en Misión, aunque sin efecto: Desde entonces nunca han faltado algunos robos y muertes que no con la frecuencia de antes, a excepción de estos años, en que se han experimentado frecuentes robos y algunas muertes causadas por los que llaman Natages, Mezcaleros, Pelones, Faraones y apropiadamente Apaches, que viven separados de los Lipanes a nuestro Noroeste havia el Poniente.

En cuanto al segundo punto, si los Mezcaleros son distintos de los Lipanes, y si los primeros molestan bien a los segundos, como a los Españoles robándoles sus caballos y mulas, y si es cierto que aquellos solicitaron a estos en las Conversiones del cañón contra los Españoles a que se resistieron y jamás convinieron los Lipanes en su alianza. Decimos ser muy distinto los unos de los otros, y que viven y se mantienen de otro modo, y aun que sospechamos que algunas de estas Naciones de Mezcaleros, y sus agregados, comprendidos bajo el nombre de Apaches, se han casado antiguamente con algunos Lipanes, pero ya no lo practican, es verdad que tal cual de uno u otro conservan algún género de comercio, el que se ha ido minorando al paso que los Lipanes se han afianzado más en amistad con los Españoles, también es cierto que desde que se fundaron las Misiones de los Lipanes les han robado lo que dichos Lipanes llaman Apaches y nosotros Mescales, en varias ocasiones seis caballos; como también es verdad que en dos ocasiones han solicitado a los Lipanes para en un cuerpo resistir a nuestras Armas: Lo que ha bien por los mismos Capitanes Lipanes, pero tan lejos estuvieron éstos de congregarse y enlazarse con aquellos que sin dilación fueron a segregar de entre ellos a algunos Lipanes que andaban en sus tratos con ellos, con cuya ocasión se agregaron a los Lipanes el Capitán conocido por Cabellos Blancos que es de los pelones, y el Capitán conocido por Cabellos Largos, que pertenece a la gente del Capitán llamado Boruca: y algunos otros particulares que por no reconocer Capitán suelen andar solos.

[...] Al tercer punto de los arbitrios y medios conducentes a los Mezcaleros en sus atrocidades, y si el pasar a hacerles Jornada pueden inferir perjuicio a los vecinos de esta provincia o les será más favorable mantenerse precisamente en la pura defensa, sin buscarlos en sus terrenos propios, y quitarles los cautivos y robos que han hecho, decimos que es cosa muy experimentada en estas tierras, que el reconocer los terrenos de los Enemigos los desmaya notablemente en sus intentos; pues sin eso, se facilita el seguirlos para castigarlos y resarcir lo hurtado, lo que muchas veces es imposible por caminar en tierras desconocidas a la contingencia de aguajes y pastos. Y como sólo en las campañas se puede practicar el reconocimiento de las tierras de los Bárbaros, por eso solas los amedrentan de forma en que no hallamos otro arbitrio para el bienestar de nuestro vecindario y la reducción de dichos Bárbaros, porque las mariscada ordinarias sólo suelen servir de impedir uno u otro robo o muerte de los pocos particulares que suelen venir a practicarlos, que ordinariamente son mozos altaneros agregados a los Capitanes, de cuyas muertes o prisiones no es notable el sentimiento del común de dichas Naciones como lo es en las Campañas; la Guerra puramente defensiva como se practica no es suficiente a remediar los daños que se experimentan y verdaderamente es arriesgada, porque muchas veces se queda notable número de Enemigos en emboscada, en la que llegando los Soldados siguiendo a los pocos malhechores que se nos acercan en sus maldades, pueden perecer, sin efecto el castigo ni recuperar lo hurtado. Por lo que juzgamos no inferirse perjuicio a los Pueblos de esta Provincia en las Campañas especialmente si se frecuentan.

Sin especificación / Archivo Histórico Juan Agustín de Espinoza, Fondo Azocena

[...] Los Capitanes de esta Parcialidad [Lipán] nos aseguran la reducción de los restantes Apaches de los que dicen son como 4 000, y aunque ya hicieron las paces con nuestras gentes, juzgamos se diferirá mucho tiempo su conversión, especialmente si las providencias del Señor Virrey no son las debidas.

Acerca de los ritos de estos Indios, aunque hasta ahora he creído que eran Bárbaros, como otros sin la Luz, sin Rey y sin Dios, pero habiendo desengañado a un hechicero quien entregó un Ydolo y varios instrumentos de arte, y habiendo observado a otros, no hay duda que tiene Idolatría formal, que adoran Ydolos, aunque no sabemos tengan Iglesias, ni otro lugar destinado para sacrificios y parece que los Ydolos los cargan los hechiceros solos quienes insencian los Ydolos con desmotraciones de respeto, con cierto humo que despiden de la boca. El Ydolo es medio cuerpo de forma humana de cuero, bien dispuesto con pinturas como si fueran de Encarnación. Los sacrificos que les hacen aún los ignoramos, aunque parece que los Enemigos que matan en sus mitotes o festejos los sacrificios al Ydolo según las procesiones y muchas ceremonias que en tales lances ejecutan.

En el Ydolo les habla el Demonio a los hechiceros, avisándoles si la cíbola de que se mantienen está lejos o cerca; si los enfermos que Diabólicamente curan son de muerte o de vida; en la bendición de las casa o tiendas nuevas a que concurren todos, sin permitir ni aún el acercarse a los Cristianos se convierte el hechicero en Cíbola y pronostica los malos o buenos sucesos de la casa o tienda. Cuando hay falta de agua o tempestades el hechicero es a quien los otros recurren para las depredaciones y conjuros.

Después que los Misioneros los desengañaron más Fe tienen con ellos que con sus hechiceros, por lo que han experimentado en los conjuros; y muchos piden la Santa Cruz para defensa, la que cargan con demostraciones de veneración.

Reconocen un Capitán Grande sobre todos, que lo hace todo, y condena a los malos (cuales reputan solamente a sus Enemigos) al fuego grande llevando los buenos consigo, creen de la inmortalidad de las almas, y a sus muertos les dejan todos sus bienes, creyendo se pasan a vivir con otros de sus Nación a otras tierras no muy distantes; a los recién nacidos ponen nombres de Palos, Piedras, Animales: los más tienen más de una mujer, y fácilmente se repudian, parece que los que sólo tienen una sienten mal de la pluralidad de los otros; sobre otros ritos aún no estamos suficientemente instruidos.

[...] Declaran todos los Indios que un viejo que a tiempos ven y a tiempos se les desaparece les dice: que tengan guerra continua con las Naciones contiguas circunvecinas y especialmente con los Españoles y que nunca reciban el Bautismo porque morirán luego. [...] Dicho viejo en ocasiones se les aparece en figura de mujer, y según dicen los Indios más antiguos, siempre se conserva en una edad. [...] Ya nos dicen estos Bárbaros que se van de la Misión, porque nuestros Cristianos adulteran con sus mujeres, ya porque les hurtan lo que tienen y ya porque, según les dice, no los maten los Soldados que se esperan se providencia el Señor Virrey.

[...] Los Neófitos, a quienes se obliga a trabajar para mantenerse, más por huir de ese corto trabajo que por odio a Nuestra Santa Fe, se huyen de las Misiones al monte, en donde reverdece su bárbaro proceder olvidando el Cristianismo especialmente si se juntan con Gentiles, de que se sigue que, después de muchos años de Misión a la que regularmente vuelven por diligencias de los Misioneros, se hallan tan bárbaros como a los principios, originándose de aquí a los Gentiles, el juzgar por esclavitud el estar en Misión, a la que reusan congregarse.

 

Nota

* Monumentos para la Historia de Coahuila y Seno Mexicano, tomo XXIX, con 390 fojas útiles. [Fragmentos de informes de los misioneros de la misión de San Fernando de Austria y de las misiones de Río Grande, fs. 117-138, 1762-1763.] Archivo General de la Nación, Historia, tomo 29.

Transcripción libre de Cecilia Sheridan. Desacatos, núm. 10, otoño-invierno 2002, pp. 181-186.

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