Mujer de 80 años, hipertensa, en fibrilación auricular (FA) persistente y portadora de bioprótesis mitral, diagnosticada de endocarditis protésica tardía. Tres meses antes se implantó marcapasos por FA con bloqueo auriculoventricular completo. Posteriormente, presentaba fiebre refractaria, disnea, astenia y soplo sistólico mitral con hemocultivos negativos. El ecocardiograma mostró gran masa sobre prótesis (33 x 18 mm), hipermóvil, ocupando la aurícula en sístole, generando estenosis severa (Fig. 1, flecha blanca vegetación, flecha roja prótesis).
Tras el diagnóstico, presentó embolia de ambos miembros inferiores e ictus hemorrágico sin secuelas. Intraoperatoriamente, presentaba gran vegetación coraliforme sobre bioprótesis (30 x 25 mm) (Fig. 2) y otra filiforme en electrodo endocavitario. Se implantó nueva bioprótesis y marcapasos epicárdico, retirando el electrodo. Ambos cultivos fueron positivos para Candida parapsilosis, realizando ciclo antifúngico completo sin complicaciones. Tras seis meses, la paciente se encuentra asintomática.
La endocarditis fúngica es infrecuente en portadores de prótesis valvulares cardiacas (1.3-6%), 2/3 debidas a subespecies de cándida1. Implante de catéteres centrales y dispositivos intracardiacos, tratamiento corticoideo crónico y adicción a drogas por vía parenteral son sus principales factores de riesgo. La morbimortalidad sobre prótesis izquierdas es alta y su diagnóstico tardío, en el contexto de episodios embólicos debido a la friabilidad y movilidad de las vegetaciones2. Las infecciones nosocomiales son causa frecuente de endocarditis protésica, debiendo extremarse las condiciones de asepsia para cualquier manipulación en estos pacientes.