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Estudios de historia novohispana

versão On-line ISSN 2448-6922versão impressa ISSN 0185-2523

Estud. hist. novohisp  no.68 Ciudad de México Jan./Jun. 2023  Epub 26-Jun-2023

https://doi.org/10.22201/iih.24486922e.2023.68.77767 

Reseñas

Transpacific Engagements. Trade, Translation and Visual Culture of Entangle Empires (1565-1898), ed. de Florina H. Capistrano-Baker y Meha Priyadarshini

Guadalupe Pinzón Ríos* 
http://orcid.org/0000-0003-1075-9371

*Universidad Nacional Autónoma de México (México) Instituto de Investigaciones Históricas gpinzon@unam.mx

Transpacific Engagements. Trade, Translation and Visual Culture of Entangle Empires (1565-1898). Capistrano-Baker, Florina H.; Priyadarshini, Meha. Macati: Ayala Foundation Inc, Getty Research Institute, Max-Planck-Institut, Kunsthistorisches Institut in Florenz, 2020, 318p.


En fechas recientes han surgido investigaciones centradas en las navegaciones transpacíficas; algunos de esos estudios han propuesto revisiones y reinterpretaciones sobre las redes que se crearon a lo largo de dicho océano, pero también han incluido nuevas perspectivas y posiciones formuladas desde los propios territorios asiáticos o americanos; es decir, se han preparado trabajos con los que se ha intentado ampliar y discutir las posiciones tradicionalmente expuestas desde las perspectivas metropolitanas.1 Algunos de esos textos se elaboraron en el marco de conmemoraciones que sirvieron de pretexto para retomar dichas discusiones. El ejemplo más reciente ha sido el de los procesos de conquistas americanas (1519-1521) que también derivaron en exploraciones por el Mar del Sur, así como la expedición de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano (1519-1521), la que más se ha discutido como punto de inicio de conexiones de carácter global por ser el primer viaje de circunnavegación.2 En el marco de esas nuevas discusiones se encuentra el libro que aquí se comenta, el cual propone incluir en dichos replanteamientos los diversos espacios que rápidamente se integraron a esos procesos de avance y que hicieron del Pacífico un área central en la que acontecieron diversos procesos sociales.3

Resultado de una jornada académica previa, con este trabajo colectivo se propone una revisión de planteamientos precedentes, así como la formulación de nuevas preguntas y reinterpretaciones en torno a las conexiones transpacíficas. Es decir, sin perder de vista los galeones de Manila u otras redes marítimas posteriores -que han sido abordadas desde el aspecto comercial, lo cual ha desembocado en investigaciones diversas-, en este libro se cuestionan los múltiples niveles de conexión, intercambio y reminiscencias que esas redes generaron. Esto se ve desde el subtítulo del libro, donde el término translation no necesariamente remite a traducción, sino más bien a la lectura e interpretaciones de las sociedades que entraban en contacto. Por otro lado, el término entangle invita a pensar en las múltiples y nudosas ramificaciones o nuevos puntos de encuentro que se establecieron a lo largo del Pacífico. Es decir, en el libro se invita a reconsiderar las muy diversas conexiones que a lo largo de ese océano se establecieron, ya fuera directa o indirectamente, para que de esa forma se puedan cuestionar las dicotomías entre centros y periferias.

Compuesto de 19 capítulos, además de una reflexión final, en la primera sección de este libro se incorporan textos que reflexionan sobre las conceptualizaciones espaciales e identidades que se crearon en el Pacífico. La segunda sección se compone de estudios que ejemplifican las formas en que diversas sociedades entraron en contacto y eso derivó en representaciones, registros e interpretaciones de ellas. Finalmente, la tercera sección incluye investigaciones que dan cuenta más puntual de los procesos de intercambio o contacto que dieron paso a nuevas sociabilidades, así como a proyectos y prácticas culturales a lo largo del Pacífico. Quisiera destacar tres temáticas que considero de gran relevancia en este trabajo colectivo, aunque al mencionarlos me alejo del esquema que se sigue en el libro.

En primer lugar, hay que señalar que en este trabajo se da un importante peso a la perspectiva filipina, esto debido a que se considera a ese archipiélago como un nodo articulador de redes marítimas entre Asia, América y Europa. Eso explica que el primer capítulo titulado “Colonial Contractions: The Making of Las islas Filipinas, 1565-1946”, de Vicente L. Rafael, dé una amplia panorámica de la historia de ese archipiélago y de los distintos procesos en los que se vio inmerso, aunque siempre como área estratégica donde se volcaron diferentes intereses y hasta conflictos. Esto en realidad es algo que en recientes fechas se estudia y que remite al uso de las escalas como método de observación. En este caso si se mira a las Filipinas desde la perspectiva de España se ve a la región más distante del imperio, pero si se amplía dicha mirada se ve a un conjunto de islas centrales inmersas en múltiples redes marítimas y por tanto en intercambios de todo tipo.4 Lo anterior se ejemplifica con estudios más puntuales que dan cuenta del papel nodal de las islas y de las influencias de las que también formaron parte, como se ve con el texto de Fernando Zialcita sobre el galeón de Manila o con los textos de Sandra Castro y Elena Phipps sobre textiles a base de la piña y el abacá, los cuales en realidad se convirtieron en materiales identitarios de Filipinas. Así también se da cuenta de objetos que circularon por la zona, pero que adquirieron identidad en ese archipiélago, como se ve con los marfiles hispano-filipinos que estudia Ana Ruiz, con las representaciones del estilo ornamental conocido como “Rocalla” que se dieron en las islas, como estudia Regalado Trota, o el intercambio culinario en el que también las islas estuvieron inmersas, como explica Felice Prudente. En todos estos estudios se ve un papel activo de las Filipinas en las redes que a través de ellas se conectaron.

Un segundo tema que se destaca en varios de los trabajos incluidos en este libro es el de las apropiaciones de los saberes. Pero hay que decir que un aspecto por considerar es la propuesta de que hay que ir más allá de perspectivas que refieran a influencias de tipo pasivo; por el contrario, es necesario destacar cómo los intercambios derivaron en apropiaciones culturales con distintas finalidades que incluso se concibieron con fines utilitarios. Esto se ve con el texto de Antonio Cervera y su estudio sobre el Shilu de Juan Cobos, el cual buscaba mostrar a los chinos conceptos filosóficos y científicos occidentales y que por ello dicho autor escribió su texto en chino. Por su parte, Esteban García explica cómo gracias a navegantes flamencos se pusieron en contacto e integraron representaciones artísticas usadas en ornamentos religiosos, aunque sus orígenes no fueran del todo ortodoxos, como se ve a través de las representaciones de sirenas en retablos hispanoamericanos o de los asentamientos portugueses en Asia que retomaban figuras como los naguinis de la India. El tema también se retoma con el estudio de la cultura material que da cuenta de esos contactos, como se deja ver en el naufragio estudiado por Esperanza Bunag. Así también, los trabajos de Marco Musillo y Yinghe Jiang explican las nuevas corrientes artísticas de occidente que comenzaron a usarse en talleres chinos, pero cuyos trabajos se pensaron para mercados del exterior, lo cual se asemeja al estudio de Patrick D. Flores sobre el miniaturismo y sus representaciones de personas filipinas que circularon hacia el siglo XIX. Por su parte, el trabajo de Florina H. Capistrano remite a pinturas costumbristas filipinas (country types) que también tuvieron cabida en el mercado estadounidense, además de que reflejaron aquellos espacios o géneros ahí existentes, los cuales despertaban gran interés y hasta proyectos para alcanzarlos.

El tercer gran tema por considerar, y que me parece el más relevante, remite al estudio de los espacios marítimos como escenarios sociales y culturales. En este caso se destaca el papel del Pacífico como área central y articuladora donde se gestaron diversos procesos que merecen mayor atención, pues cambiaron paulatinamente y se adecuaron a los diversos contextos que lo exigieron.5 Esas funciones articuladoras se registraron y reinterpretaron constantemente en fuentes diversas que, pese a sus diferencias, remiten a lugares y a las conexiones directas o indirectas que a lo largo del Pacífico se dieron. Esto es relevante en cuanto a que remite al tema central antes mencionado referente a espacios centrales y periféricos, los cuales deben ser cuestionados o reinterpretados. Así se ve con textos como el de Ricardo Padrón que señala cómo en la cartografía hispana las Filipinas pasaron de ser parte de la expansión americana y de mirar al oriente (como se ve con el mapa de Antonio de Herrera) a convertirse en zona central con representaciones de las distintas sociedades que en torno a ellas se establecieron (como deja ver el mapa de Pedro Murillo Velarde); esto evidencia cómo las islas se fueron convirtiendo en zona nodal en los intereses de la monarquía hispana. Por otro lado, el trabajo de Meha Priyadarshini recuerda que en las redes marítimas de los galeones de Manila no debe perderse de vista el papel e influencias de tráficos previos en los mares asiáticos; especialmente sugiere reconsiderar cómo los objetos intercambiados sintetizaron por sí mismos conexiones, conocimientos y experiencias; es decir, un objeto remitía a los espacios que lo influyeron y eso integró a las periferias con puntos centrales que se conectaron a través de redes globales. Una región cultural por construir en un espacio marítimo, y con fines defensivos, se ve con el texto de Sean Nelson, quien explica cómo el monarca de Hawaii intentó establecer alianza con el de Japón señalando sus similitudes culturales en aras de proteger su autonomía ante los embates de Occidente. Dos trabajos más sobre el tema son los de Caroline Frank y Benito Legarda en donde el interés y los nuevos proyectos estadounidenses sobre el Pacífico asiático generaron propagandas a partir de objetos y artes decorativas de Oriente que remitían a ese espacio, además de los tratos directos que se establecieron, pero que dejaban ver los intereses y nuevos planes de avance sobre ese océano y sobre sus islas. Estos nuevos intereses explican las muy diversas lecturas que se construyeron en torno al archipiélago y a las redes que por el Pacífico se conectaron, se registraron o se interpretaron. Además, dichas conexiones se diversificaron, y se construyeron constantemente nuevos escenarios y sociabilidades, como se ve cuando desde el siglo XIX las navegaciones e intereses estadounidenses se extendieron al Pacífico y vieron a las Filipinas como enclave estratégico.

Coincido con la reflexión final de Dana Leibsohn, quien señala que este libro permite repensar el Pacífico como centro de articulaciones diversas, como escenario central a través del cual sus orillas interactuaron, además de poner en contacto a regiones más distantes. Es decir, en este libro se reflexiona sobre la importancia de mirar este océano más allá de sus tratos mercantiles, pues eso permite reconsiderar los muy diversos niveles de interacción que se establecieron a través de él, así como las distintas formas en que éstos se percibieron. En esos contextos las Filipinas jugaron un papel principal que no debe perderse de vista. Por otro lado, este trabajo colectivo lleva a reconsiderar la importancia de repensar los espacios marítimos como escenarios sociales, culturales e históricos donde se desarrollaron procesos particulares que, sin separarse de contextos amplios, deben dejar de ser vistos como zonas de tránsito o donde los procesos históricos son extensión de los terrestres. Sobre el tema todavía nos falta mucho por discutir, pero este libro es un paso importante en ese camino.

Bibliografía

A 500 años del hallazgo del Pacífico. La presencia novohispana en el Mar del Sur, coord. de Carmen Yuste y Guadalupe Pinzón. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2016. [ Links ]

“Conexiones filipinas: La afluencia de rutas marítimas en torno a un archipiélago (siglos XVI-XVIII).” Dossier, coord. deGuadalupe Pinzón , Eberhard Crailsheim y María Baudot. Vegueta. Anuario de la Facultad de Geografía e Historia, n. 20 (2020). [ Links ]

Fuimos los primeros. Magallanes, Elcano y la vuelta al mundo. Madrid: Museo Naval de Madrid. 2019. [ Links ]

El Mar del Sur en la historia. Ciencia expansión, representación y poder en el Pacífico, coord. de Rafael Sagredo y Rodrigo Moreno. Santiago: Universidad Adolfo Ibáñez/Centro de Investigaciones Diego de Arana, 2014. [ Links ]

México y Filipinas, culturas y memorias sobre el Pacífico, ed. de Thomas Calvo y Paulina Machuca. México: El Colegio de Michoacán/Ateneo de Manila University, 2016. [ Links ]

Nueva España: puerta americana al Pacífico asiático (siglos XVI-XVIII), coord. de Carmen Yuste . México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas , 2019. [ Links ]

Oneto, Mauricio. Historia de un pasaje-mundo. El estrecho de Magallanes en el siglo de su descubrimiento. Santiago: Universidad Autónoma de Chile, 2019. [ Links ]

Steinberg, Phillip. The Social Construction of the Ocean. Cambridge: Cambridge University Press, 2001. [ Links ]

2El estudio de ese viaje ha dado por resultado trabajos desde la perspectiva peninsular, como se ve con la exposición y el correspondiente catálogo Fuimos los primeros. Magallanes, Elcano y la vuelta al mundo (Madrid: Museo Naval de Madrid, 2019), así como con propuestas desde otros espacios hispanoamericanos, como puede verse con el libro de Mauricio Oneto, Historia de un pasaje-mundo. El estrecho de Magallanes en el siglo de su descubrimiento (Santiago: Universidad Autónoma de Chile, 2019).

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