En este libro se reúnen siete ensayos cuyos autores aportan importantes balances historiográficos, reflexiones y propuestas temáticas que consideran pendientes de investigar en torno al mundo del trabajo y los trabajadores en algunas latitudes de América de los siglos XVIII y XIX. Publicado en 2016, recoge preocupaciones de los historiadores sociales dedicados a esta vertiente, en parte dejada de lado del interés de los más jóvenes o por el avance hacia otras áreas del trabajo, como son los recientes aportes que se van dando hacia la historia de los empleados y burócratas,1 o hacia el trabajo en las calles,2 sobre todo para fines del siglo XIX y principios del XX. El volumen también refleja el interés por darle un renovado impulso a las líneas de investigación a las que dedica sus afanes desde nuevos abordajes y preguntas, que integren perspectivas que están en boga en la historia social, como es el género y la cultura, mas sin dejar de lado el interés principal, es decir, la mirada a los hombres y mujeres trabajando.
El texto abre con una breve pero esclarecedora presentación de Sonia Pérez Toledo, reconocida especialista del mundo del trabajo, donde argumenta las motivaciones y logros al reunir este volumen. Pérez Toledo alude, sí, a las dificultades que la historia de los trabajadores, especialmente los artesanos, en quienes se enfocan los especialistas aquí reunidos, han tenido que enfrentar dada la orientación última de la historia social más hacia lo cultural, e incluso en crisis, según algunos especialistas.3 No obstante, la autora reconoce avances logrados en las ultimas tres décadas y propone en sus conclusiones la necesaria interlocución de los especialistas dedicados a la etapa colonial con quienes enfocan el siglo XIX, la que debería ser ineludible articulación de la historia económica con la social, pues el mundo material sí importa, así como estudiar los procesos productivos y el trabajo mismo; y tercero, volver a la tarea de sistematizar archivos y repositorios, labor que se ha dejado de lado por las tendencias más recientes en historia social.
Todos los textos ofrecen un detallado recorrido por las historiografías de los países que abordan, menciones a los repositorios documentales, figuras y estadísticas, así como un listado bibliográfico que se agradece, ideal para quien se interese en particular por seguir las líneas planteadas o por hacer comparaciones siempre necesarias en los trabajos históricos que pretendan romper esquemas establecidos o límites nacionales o locales que no siempre permiten alcanzar explicaciones más amplias y conclusiones más certeras. De hecho, un par de trabajos ofrecen esas sanas comparaciones, como son los casos de los textos de Solano y Miño Grijalva.
El primer ensayo, “Historiografía sobre las relaciones entre las instituciones coloniales y los artesanos de Hispanoamérica a finales de la Colonia”, de la autoría de Sergio Paolo Solano, quien también coordina la obra, revisa la historiografía correspondiente a ese lapso y espacio. Si bien se antoja ambicioso dicho título, se trata de un análisis de largo aliento que Solano logra cubrir gracias al amplio conocimiento de la historiografía que sobre el tema conoce y los archivos que ha trabajado, especialmente lo que corresponde a México y Colombia. Destaca en el ensayo el interés en mostrar la importante participación en el mundo del trabajo de aquellos hombres dedicados a la milicia pero que eran a la vez maestros artesanos en las ciudades portuarias, problemática del mundo del trabajo a la que ha dedicado sus afanes últimamente y cuyo abordaje ofrece nuevas posibilidades de interpretación.
Manuel Miño Grijalva, reconocido ampliamente por sus trabajos sobre los obrajes en México y en otros lugares de América, ofrece quizá el ensayo más complejo por los tecnicismos empleados, pero también de suma valía por la comparación realizada. “Trabajo concentrado y trabajo doméstico: para una historiografía sobre el trabajo en los obrajes andinos y novohispanos”, con base en los aspectos que incidieron en la producción en cada uno de los espacios que analiza: la demografía en el mundo hispano y las cuestiones de propiedad de la tierra en el andino, identifica y conecta tanto las particularidades, diferencias y dificultades del trabajo concentrado como del trabajo doméstico.
Dos autores, Fernando Prestes de Souza y Priscila de Lima Souza, elaboran el ensayo “Entre o defeito mecânico e a ascensão social. Trabalho artesanal e homens de cor libres na historiografía sobre o Brasil colonial”, centrado en el trabajo mecánico y el ascenso social de los artesanos de color libres en el Brasil colonial y a contracorriente de un inicial desinterés en la historia de los artesanos de fines del siglo XVIII y principios del XIX, subsanado de manera paulatina por algunos autores, no dedicados a la temática pero que en sus trabajos recuperaron parte de ese mundo, incluso de una historiografía que había alcanzado ciertas interpretaciones a partir de autores del peso de Gilberto Freyre. El giro dado por la historiografía del trabajo y los trabajadores en las últimas décadas en Brasil ha llevado a cambiar de manera radical la comprensión y el interés en esa historia. En los avances logrados recientemente se concluye que había más hombres libres de color dedicados al trabajo artesanal de lo que se pudiera imaginar, lo que representaba una clara oportunidad de ascenso social para la población trabajadora.
El volumen continúa con el ensayo de Enriqueta Quiroz en líneas complementarias a las expuestas por Miño Grijalva, solo que centradas en el caso novohispano. La autora analiza cronológicamente, en “El mundo del trabajo en la historiografía colonial novohispana”, el avance logrado por los historiadores dedicados a esa problemática en México. Se trata de un ensayo que logra aprehender de manera sintética y concisa toda una trayectoria historiográfica desde trabajos pioneros de principios del siglo XX hasta los de Pérez Toledo y Miño Grijalva, entre otros, haciendo énfasis en la influencia de las diferentes escuelas teóricas en cada momento.
En el caso chileno, en “Los artesanos del siglo XVIII en la historiografía chilena: una historia en fragmentos”, Hugo Contreras Cruces argumenta que, si bien los historiadores no han prestado demasiada atención al estudio de este sector, sin embargo, la presencia de los artesanos puede encontrarse en diferentes obras que ofrecen fragmentos, que permiten reconstruir a ese importante sector del mundo del trabajo urbano. La complejidad de su estudio ha obedecido, de acuerdo con el autor, a la diversidad ofrecida por los sujetos que integraban ese mundo, en términos étnicos, raciales, profesionales, sociales y económicos. La conclusión es, por tanto, señalar que se necesita profundizar en aspectos ya reconstituidos y hacer nuevas preguntas a las fuentes utilizadas pues hasta aquí se han orientado para responder a otros fines.
Sobre Uruguay, Alcides Beretta Curi, en “El taller del artesano: espacio productivo y relaciones sociales en el Montevideo de la primera modernización (1870-1914). Una perspectiva desde la producción historiográfica y sus ‘cuentas pendientes’”, nos revela la particular historia del artesanado en ese país ya que, a diferencia del resto de América, la debilidad de la institución no necesitó desmontar, bajo los gobiernos constitucionales, una estructura corporativa, como sucedió en España y el resto de Hispanoamérica. Eso motivó la falta de interés en su estudio, que se dio hasta más o menos 1970, despertado por la triada artesanado, industria e inmigración europea. Desde diferentes corrientes y perspectivas, estos elementos han permitido avanzar la historiografía sobre el mundo del trabajo en Uruguay, si bien quedan todavía cuentas pendientes. El punto nodal de estas es el taller artesanal, pues importa conocer las vertientes de capital que permitió formarlo, asociado con los flujos de inmigración europea, su identificación como espacio de trabajo y relaciones sociales, además de formador de mano de obra.
Finalmente, para el caso argentino, Valeria Silvina Pita, en “Historia social del trabajo con perspectiva de género en Argentina: aspectos de un entramado en construcción”, revela cómo la historiografía argentina había negado la participación de las mujeres en el mundo del trabajo; sin embargo, el giro dado a la historiografía social por los estudios de género, en particular desde la perspectiva de Joan Scott, ha permitido mostrar la amplia participación femenina en ámbitos de trabajo antes ignorados. Como bien dice el título del ensayo, apenas son avances de una historiografía que va construyendo una nueva interpretación, mucho más apegada a las situaciones laborales reales en la Argentina de fines del siglo XIX y principios del XX.
A la invitación e intención de los autores del volumen de sumar esfuerzos e interlocución entre aquellos historiadores dedicados al mundo del trabajo del periodo novohispano con los dedicados a la primera mitad del siglo XIX, conjugar aspectos como son la raza y el género, así como no dejar de lado la relación economía y sociedad en los estudios, importaría agregar la continuación de la discusión del concepto clase, tomar en cuenta la cultura sin caer en excesos que nos impidan ver la experiencia humana del trabajo y de la producción, y realizar comparaciones no solo entre países o etapas históricas, sino también entre localidades, regiones y estados dentro de las naciones. Se trata de aspectos que desde estas líneas historiográficas se tendrán como retos de pesquisas futuras. Enhorabuena a este libro, pues muestra que todavía tiene mucho que revelarnos la investigación sobre las experiencias de los trabajadores y el mundo laboral.