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Revista mexicana de opinión pública

versión On-line ISSN 2448-4911versión impresa ISSN 1870-7300

Rev. mex. opinión pública  no.31 Ciudad de México jul./dic. 2021  Epub 11-Oct-2021

https://doi.org/10.22201/fcpys.24484911e.2022.31.76772 

Artículos

Las golondrinas no volvieron a casa. La cobertura periodística sobre las trabajadoras rurales durante la pandemia

Swallows Did Not Return Home. Media Coverage of Rural Workers During the Pandemic

Tatiana Marisel Pizarro1 
http://orcid.org/0000-0002-3701-5156

1Becaria posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) e investigadora de la Universidad Nacional de San Juan, en el Instituto de Investigaciones Socioeconómicas, San Juan, Argentina. tatianamariselpizarro@gmail.com.


Resumen

En este artículo proponemos mostrar cómo el género, la clase y la raza influyeron en la construcción de la agenda mediática de Argentina, durante el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) impuesto como medida preventiva ante la pandemia de la COVID-19. En particular, nos enfocamos en la ausencia de información en torno a las realidades de las mujeres indígenas varadas en diversos lugares de Argentina, por causa de la cuarentena impuesta. Nos centramos en la campaña #ElDerechoARetornarAcasa, desarrollada por el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir en Argentina, cuya finalidad era presentar esta situación ante los medios de comunicación y, con esto, lograr una solución por parte del Estado. Para cumplir con el objetivo propuesto, realizamos un relevamiento de lo publicado en tres diarios argentinos en su plataforma digital -Página|12, Clarín y La Nación-, durante los primeros días de la instauración de la cuarentena. Nos enfocamos en aquellas noticias referidas a las trabajadoras estacionales que no pudieron retornar a su hogar por la cuarentena que se estableció desde el 20 de marzo de 2020, sin tener una fecha de culminación prevista.

Palabras clave: Movimientos de mujeres; Argentina; COVID-19; trabajadoras rurales; agenda mediática; discursos

Abstract

In this article we propose to show how gender, class and race influenced the construction of the media agenda of Argentina, during the Social, Preventive and Obligatory Isolation (ASPO) imposed as a preventive measure against the COVID-19 pandemic. We focus on the lack of information about the realities of indigenous women stranded in various places in Argentina, because of the quarantine imposed. We concentrate on the campaign #ElDerechoARetornarAcasa, developed by the Movement of Indigenous Women for Good Living in Argentina, whose purpose was to expose the situation to the media and, with this, achieve a State solution. To fulfill the proposed objective, we carried out a survey of what was published by three Argentine newspapers on their digital platform -Página|12, Clarín and La Nación- during the first days of the establishment of the quarantine. We focus on news about seasonal workers who were unable to return to their homes due to the quarantine that was stipulated from March 20, 2020, without having an expected completion date.

Keywords: Women’s movements; Argentina; COVID-19; female rural workers; media agenda; discourses

Introducción

Con este artículo pretendemos mostrar la forma en que factores como el género, la raza y la clase influyeron en la construcción del hecho noticioso durante los primeros 40 días -del 20 de marzo al 30 de abril de 2020- del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) impuesto en Argentina como medida preventiva de la COVID-19. Para desarrollar este objetivo, nos enfocamos en la campaña #ElDerechoARetornarAcasa, creada por el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir en Argentina, cuyo propósito fue mostrar las realidades de las mujeres trabajadoras temporales que se quedaron varadas en distintas partes de Argentina, sin poder volver a casa.

Con este propósito, enfocamos nuestro análisis en las notas publicadas en plataformas virtuales de diarios nacionales -La Nación, Página|12 y Clarín. En particular, nos centramos en aquellas noticias referidas a las trabajadoras estacionales que no pudieron retornar a su hogar por la cuarentena que se estableció desde el 20 de marzo de 2020. Las técnicas utilizadas en el estudio fueron la recolección, la sistematización y el análisis del corpus. En relación con la metodología, trabajamos con un enfoque cualitativo mediante la etnografía mediática,1 que nos permitió observar las características de las publicaciones mencionadas.

En este sentido, resulta oportuno mencionar que, bajo la realidad atípica de la pandemia, estas situaciones apenas han alcanzado visibilidad a partir del movimiento que conocemos con la etiqueta #ElDerechoARetornarAcasa. Esto revela la necesidad de la presencia de periodistas formados/as con enfoque de género, lo que permitiría una manera de comunicar menos egoísta, más solidaria y, por supuesto, más humana.

Metodológicamente hablando

Para la obtención de los resultados presentados en este artículo, procedimos a la identificación, el análisis y la interpretación de las representaciones sociodiscursivas presentes en Página|12, Clarín y La Nación, del 20 de marzo al 30 de abril de 2020, y referidas a las trabajadoras migrantes y estacionales de Argentina que deseaban volver a su país de origen durante el ASPO. Por esto, la metodología empleada es la etnografía mediática, de carácter cualitativo.

Resulta importante mencionar que, mediante el análisis discursivo que realizamos, buscamos aquellas marcas que se relacionaran con determinadas regularidades significativas. De esta manera, pudimos observar la realidad presente en la noticia; es decir, percibir el modo en que se construyeron las agendas -las noticias- y las potenciales formas de apelación a los/as lectores/as. Respecto a la elección de estos diarios, esta obedeció a que son los de mayor tirada en el nivel nacional. También es preciso mencionar que las unidades que analizamos fueron crónicas publicadas en la versión digital de los diarios; estas se organizaron en matrices de datos que sirvieron para clasificarlas y, después, se analizó su discurso.

Una golondrina no hace verano: el rol de las trabajadoras estacionales en las esferas agrícolas

En las últimas décadas, han surgido diversos estudios feministas acerca de la creciente internalización de la economía y sus corolarios, o consecuencias, en los trabajos en las zonas fronterizas de Argentina. Al respecto, Saskia Sassen explica una serie de transformaciones surgidas en la economía a partir de la creciente feminización de los movimientos migratorios.2 La autora plantea la necesidad de pensar el trabajo estacional en términos relacionales y así poder vincular aquella labor que se desarrolla en el mercado con una diversidad de aspectos -políticas públicas, espacios de sociabilidad, grupos domésticos, etcétera. Esta línea ya había sido esbozada durante décadas por la economía feminista, en la que se presentaba el estudio de la interrelación existente entre la familia, el mercado laboral y las políticas públicas, lo que permitía observar las vinculaciones existentes entre ciertos modelos de familia, el Estado y la economía capitalista.3

Resulta oportuno aclarar que, debido a la informalidad laboral del sector agropecuario, no nos es posible presentar un detalle preciso de la cantidad de trabajadores/as estacionales -particularmente en lo referido a las mujeres4- que llegan a Argentina desde distintos países de la región. Los datos que a continuación presentamos pertenecen a un informe realizado por el Departamento de Estudios Estadísticos de la Gerencia Técnica de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (2020), que registró aproximadamente 9 624 102 trabajadores cubiertos por el sistema de riesgos del trabajo, de los cuales 455 927 son migrantes internacionales; es decir, 4.7 % de la población cubierta. También es preciso mencionar que la composición por sexo en este índice no varía demasiado, ya que 45 % corresponde a las mujeres y 55 %, a los varones. Sin embargo, como hemos señalado, estos son datos que involucran a los/as trabajadores/as registrados/as. Una realidad muy distinta es la que atraviesan aquellos/as no registrados/as, de quienes no se conocen datos estadísticos acerca de su informalidad como trabajadores del sector agrícola.

Para los propósitos de este artículo, nos parece oportuno traer a colación la explicación de Verónica Beechey sobre el mercado dual y la segmentación del mercado de trabajo.5 La autora manifiesta que, en la economía ortodoxa, se pasa por alto el lugar de las mujeres en el ámbito doméstico cuando desarrollan trabajos remunerados, ya que no se observan las implicancias que tiene la organización laboral en función del sexo -trabajo parcial y/o flexibilidad laboral-, así como tampoco se resaltan las formas de control diferencial que los empleadores aplican, según el género del trabajador/a. Ante esta situación, la autora subraya que, en la industria agropecuaria, la mujer es presentada como mano de obra secundaria y/o ejército de reserva, situación que obstaculiza -porque se considera accesoria su participación en el mercado- la posibilidad de mostrar cómo ocurre la intersección entre género y los condicionantes sociales, políticos y económicos que conducen a las migraciones femeninas.

En las últimas décadas, la división sexual del trabajo sufrió cambios. Aquellas actividades consideradas masculinas empezaron a ser realizadas por las mujeres, ya que, ante la mirada de los empleadores, ellas no tenían propensión a sindicalizarse y aceptaban la flexibilización laboral, debido a la necesidad de congeniar su trabajo remunerado con las labores de cuidado de su familia. De esta manera, en la cosecha surgieron labores específicamente femeninas -por ejemplo, clasificación y empaque para la exportación-, lo que permitió cumplir con los nuevos estándares de calidad del mercado agrícola internacional, ya que se consideraba a las mujeres como el personal más delicado en el manejo de productos.6 Esta feminización de las tareas en la cosecha permitió a los empleadores maximizar su ganancia mediante el trabajo temporal y precarizado. A ello se suma, además, que muchas veces se emplea a las mujeres del grupo familiar de los jornaleros, ya que, de esta forma, se paga su trabajo como una adición a la remuneración que recibe el hombre.7

#ElDerechoARetornarAcasa

Debido a la rápida propagación de la COVID-19 en el nivel mundial, se estableció en Argentina el ASPO, a partir del 20 de marzo de 2020. La medida consistió en una interrupción de actividades generalizada y en la prohibición de la circulación en las calles. A través de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU),8 el presidente Alberto Fernández anunció, entre otras medidas, el cierre de las fronteras de Argentina para toda persona extranjera no residente. Esta decisión perjudicó a aquellos/as que se encontraban trabajando temporalmente en el país, puesto que no les permitió volver a sus hogares. Más allá del aislamiento impuesto y la interrupción de diversas actividades económicas, la situación dejó de manifiesto las desigualdades de clases y las dificultades de los sectores populares ante este paro abrupto; pero, en el caso de las trabajadoras estacionales, el escenario se volvió aún más espinoso.

Lo cierto es que la realidad de las mujeres de los sectores humildes era desigual antes de la llegada de la pandemia, más aun en el caso de las migrantes, quienes se vieron obligadas a convertirse en trabajadoras estacionales y, con esto, en mano de obra precarizada. Con cada inicio de cosecha, las mujeres se han transformado en un elemento fundamental en las cuadrillas de trabajo, ya que no solo realizan el trabajo remunerado -y precarizado-, sino también aquel que no se remunera y que se invisibiliza -labores domésticas y de cuidado de niños/as que las acompañan.

Consideramos imprescindible resaltar que quienes realizan este tipo de labores son aquellos/as que anualmente sostienen la economía de las provincias con desarrollo frutihortícola. Sin embargo, a pesar de ser conscientes de sus aportes, están normalizadas las condiciones de precarización laboral en dichos sectores. Este escenario se repite aun ante este nuevo contexto pandémico en el que la demanda de los productos agrícolas sigue siendo la misma, pero la producción y distribución se encuentran comprometidas por la falta de mano de obra. Las medidas del ASPO propiciaron que los/as trabajadores/as migrantes no pudieran continuar con su labor, por la ausencia de seguridad sanitaria y de transporte, a lo cual se agregó la plena incertidumbre ante la (im)posibilidad de llegar a salvo a su país de origen, situación todavía más grave para el caso de las mujeres con niños/as a cargo. Después de que se interrumpieron las cosechas, las terminales de ómnibus de distintos puntos de Argentina se llenaron de familias que querían volver a sus hogares, sin contar con alimentos, sitios para resguardarse o ayuda sanitaria esencial contra el virus.

Esta circunstancia es antítesis de aquella que vivieron las personas que volvieron a Argentina desde diferentes partes del mundo gracias a los operativos de repatriación, en los que el Estado dispuso vuelos especiales de Aerolíneas Argentinas para traer a los/as compatriotas que se encontraban fuera del país. De hecho, se dispuso habitaciones de hoteles sin cargo para que pudiesen cumplir con las dos semanas de aislamiento obligatorio y controlado, ya que estas personas habían estado en países en los que la COVID-19 tenía una fuerte presencia. El contraste es notorio.

Por otro lado, quienes brindaron ayuda a los/as trabajadores/as estacionales estancados/as en las terminales de ómnibus fueron las organizaciones sociales, que garantizaron una provisión mínima de alimentos y de elementos de limpieza básica. En este sentido, el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir9 se encargó de denunciar la situación a través de un comunicado centrado en las trabajadoras varadas en diversos lugares de Argentina. El objetivo era claro: mostrar que este problema tenía sus raíces en las desigualdades de clase, género y raza:

Desde el Movimiento Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, denunciamos la situación que están sufriendo muchas de nuestras hermanas de diversas naciones indígenas de Argentina al quedarse varadas en diferentes puntos del país. Nuestras hermanas desean retornar a sus comunidades, pero es imposible dado que el transporte público no funciona a raíz de las medidas del aislamiento social obligatorio. […] Así como el Estado Nación salió a repatriar a todes les argentines que se encontraban varadxs en diferentes puntos del mundo, creemos que el mismo empeño deberá poner para que las mujeres de los pueblos indígenas vuelvan a sus hogares. […] Las mujeres indígenas deseamos volver a nuestras casas para contener a nuestras familias en estos momentos de cuarentena. Somos hacedoras de un modo de vida. Somos imprescindibles en nuestros hogares, pero además y sobre todo tenemos el derecho a retornar. Y a retornar con derechos laborales garantizados.10

Con base en lo expuesto en el comunicado, se presenta una crítica a la invisibilización de las realidades de las mujeres -indígenas y humildes. Como puede observarse, esta afirmación se funda en las características de los procesos de socialización que corresponden a las realidades cimentadas en características de género y clase, y que se han naturalizado y/o instaurado en los contextos en los que vivimos. Es así como se puede percibir un señalamiento a la posible existencia de una especie de violencia simbólica, a través de la cual se naturalizan estas situaciones en los grupos poblacionales descritos. Entendemos este tipo de violencia como aquella “que arranca sumisiones que ni siquiera se perciben como tales apoyándose en unas ‘expectativas colectivas’, en unas creencias socialmente inculcadas”.11

Además, percibimos la denuncia del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir como el señalamiento de la existencia de una violencia simbólica, que se caracteriza por ser imperceptible hasta para las propias víctimas. Esto nos permite comprender el modo en que las distintas acciones ocurren en función de un esquema androcéntrico y clasista, debido a que predomina en la concepción de muchos/as que forman parte de este sistema.12 De hecho, tal como se denuncia en el comunicado, hay una ausencia de reconocimiento de las realidades de los sectores humildes y, en particular, de las mujeres indígenas.

En este sentido, en el caso analizado, podemos observar que no basta con mencionar la existencia de circunstancias particulares; tampoco con demostrar cómo realidades específicas se excluyen del reconocimiento de las singularidades de género y clase ante la vivencia de esta pandemia. Mediante la denuncia del trato desigual por parte del Estado en función del género, la clase y la raza, las militantes de este movimiento intentaron presentar a las mujeres indígenas como un sujeto excluido. En otras palabras, señalaron la desigualdad y la invisibilización de las mujeres, que se instauran, desde un espacio común y natural, como una forma de violencia hacia ellas. Esta situación nos conduce a plantear la posible existencia de xenofobia hacia estos grupos. En consecuencia, observamos, en función de lo que manifiestan, dos dimensiones básicas: la discriminación -cuyas prácticas discursivas conllevan una interacción xenófoba- y una cognición racista13- referida a un grupo de prejuicios con características xenofóbicas instauradas en la sociedad dominante.

Mediante el comunicado de esta agrupación, se planteó la existencia de discriminación y xenofobia hacia las mujeres trabajadoras rurales, al aducir un trato diferencial, debido a que se auxiliaba a aquellos/as argentinos/as que se encontraban en distintas partes del mundo, mientras que en las terminales de ómnibus de Argentina había mujeres de los pueblos indígenas varadas sin solución aparente. Es así como el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir cuestionó la manera en que esta realidad se construye -o no- discursivamente por la cultura dominante a través de los medios de comunicación.

Resultados

En este apartado, presentamos la sistematización de las notas comprendidas entre el 20 de marzo y el 30 de abril de 2020 -los primeros 40 días del ASPO. Nos enfocamos en el análisis de las notas publicadas en las plataformas de los diarios Página|12, La Nación y Clarín. En general, seleccionamos aquellas piezas noticiosas referidas a los trabajadores estacionales. Puesto que no había notas que abordasen específicamente las realidades de las trabajadoras rurales varadas en Argentina, nos enfocamos en aquellos discursos construidos sobre el tema dentro de dichas notas.

Fuente: elaboración propia.

Figura 1 Corpus 

Seleccionamos las categorías género, clase y raza, ya que fueron las que se desprendieron del comunicado emitido por el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, en el que ellas denunciaban que ningún medio exponía la realidad vivida por las trabajadoras estacionales. En cuanto a la marca temporal, las notas comprenden el periodo que va desde que se estableció el ASPO hasta la publicación del comunicado #ElDerechoARetornarACasa.

En este punto es fundamental recordar la postura de Van Dijk en relación con la ideología y el discurso. Para el estudioso, se vincunlan dando lugar a una “práctica condicionada por las ideologías en el uso del lenguaje y del discurso y este uso, simultáneamente, influye en la forma de adquirir, aprender o modificar las ideologías”.14

Es necesario, entonces, pensar acerca de la manera en que la mayor parte de los discursos que nacen a partir de lo que se construye en -y sobre- ciertos grupos se desprende de las lecturas que se realizan. De este modo, las ideologías son adoptadas como los cimientos de la memoria social adaptada por los distintos grupos que operan socialmente, ya que se entiende que no todos/as las reconocen, sino que, justamente, estas generan “diferencias de opinión, conflictos y luchas”.15

De esta manera los discursos se construyen a partir de la intencionalidad de comunicar y con esto se aglomeran decires y realidades. Por ejemplo, al hablar de mujeres, las percepciones que pueden transmitirse se relacionan con las desigualdades, la marginalidad y la pobreza; lo mismo sucede con los discursos que se construyen en torno a su papel en la sociedad, que suele vincularse con el de ellas como madres.

En este punto, es posible observar que los discursos emitidos por los medios de comunicación se construyen en diversos ámbitos desde una perspectiva patriarcal, como aquellos en que se abordan la violencia de género, la feminización de la pobreza, el trabajo de cuidado y reproductivo, entre otros temas. Esto ocurre, claro, cuando se difunden dichos discursos, ya que los medios de comunicación, en muchas ocasiones, suelen optar por construirlos con sesgos minimizadores de las realidades de las mujeres o, directamente, no emitir ningún mensaje que informe sobre ellas.

Representaciones sociodiscursivas sobre los/as trabajadores/as estacionales

La primera mención que haremos en nuestro análisis será de Página|12 -medio que se caracteriza por su mirada a favor de los grupos excluidos. El diario, en este caso, no hizo alusión alguna a las mujeres. Las notas que surgieron en relación con los trabajadores estacionales fueron: “Trabajadores golondrinas piden cumplir la cuarentena en sus municipios” (8 de abril de 2020),16 “Coronavirus: más de 300 trabajadores golondrina están varados en seis provincias” (13 de abril de 2020),17 “Coronavirus: abandono y burocracia en medio del aislamiento” (15 de abril de 2020),18 “Los trabajadores golondrina reclaman acceder al Ingreso Familiar de Emergencia” (15 de mayo de 2020).19 A continuación, en el Cuadro 1, pueden verse algunas de las representaciones sociodiscursivas encontradas.

Cuadro 1 Ejemplos de la representación sociodiscursiva de los/as trabajadores/as estacionales encontradas en las notas de Página|12 

Página|12
“Trabajadores golondrinas piden cumplir con la cuarentena en sus municipios” (8 de abril de 2020)
Construcción discursiva anterior Categoría: clase Construcción discursiva posterior
Los trabajadores también informaron que no cuentan con los medios económicos para abastecerse durante la cuarentena. “Nosotros no venimos con plata” y “el domingo juntamos entre todos e hicimos unas cuantas monedas para hacer prepizzas y compartir entre todos”, contó Solano.
“Coronavirus: más de 300 trabajadores golondrina están varados en seis provincias” (13 de abril de 2020)
Construcción discursiva anterior Categoría: clase Construcción discursiva posterior
José es el referente de los 15 formoseños varados, que están viviendo donde pueden. “Me llaman porque no todos tienen la capacidad de contestar las preguntas”, cuenta. Dice que no sólo es difícil esperar sin saber por qué no se les permite volver, sino que sienten una gran dificultad para pedir comida. ---
“Coronavirus: abandono y burocracia en medio del aislamiento” (15 de abril de 2020)
Construcción discursiva anterior Categoría: clase Construcción discursiva posterior
La situación es peligrosa tanto para los trabajadores como para las familias que los acompañan. Algunos habían accedido a “refugios”. En tanto, en la terminal, la escena del fin de semana es “inhumana”. Niños y niñas durmiendo en el piso en plena pandemia. ---

Fuente: elaboración propia.

Estas notas, que no superan los cuatro scrolles, abordan las distintas realidades de los trabajadores cíclicos durante la pandemia: las desigualdades, las injusticias y el desamparo. Como característica de estas situaciones (subempleo, desocupación y exclusión), observamos distintos discursos construidos de esta manera. En las crónicas se describen las realidades vividas en las terminales de ómnibus, como lugares no aptos como espacios de hospedaje, sino como sitios de tránsito. En referencia al objetivo de este artículo, observamos que no se hace mención alguna de las vivencias de las trabajadoras estacionales, a las que, en este contexto, se les suman el cuidado de hijos/as y el trabajo reproductivo, a las labores de cosecha. Solo en la nota “Coronavirus: abandono y burocracia en medio del aislamiento”, se evocó superficialmente esta realidad: “la situación es peligrosa, tanto para los trabajadores como para sus familias, que los acompañan. Algunos habían accedido a ‘refugios’. En tanto, en la terminal, la escena del fin de semana fue ‘inhumana’. Niños y niñas durmiendo en el piso en plena pandemia”.20 En esta construcción, podemos deducir que, en la representación sociodiscursiva de trabajadores, se incluye a las mujeres; de lo contrario, se estaría obviando la presencia de la mujer como trabajadora y se le otorgaría un papel de acompañante-cuidadora de niños y niñas.

Esto también se repite en las notas de los demás portales mencionados. La Nación limitó lo referido a este tema a dos: “Coronavirus en la Argentina. Varados y sin plata, el drama de los trabajadores golondrina” (5 de mayo de 2020)21 y “Coronavirus. Del norte al sur, así es el trabajo rural en plena pandemia” (29 de abril de 2020)22 (Cuadro 2).

Cuadro 2 Ejemplos de representaciones sociodiscursivas sobre los/as trabajadores/as estacionales encontradas en las notas de La Nación 

La Nación
“Coronavirus en la Argentina. Varados y sin plata, el drama de los trabajadores golondrina” (5 de mayo de 2020)
Construcción discursiva anterior Categoría: clase Construcción discursiva posterior
“Nos dicen trabajadores golondrina. Pero para nosotros eso es discriminar. Somos trabajadores. No estamos a escondidas. Aportamos al Estado, pagamos alquiler, impuestos, compramos en supermercado. Tendrían que tener consideración porque hacemos algo importante. Si no, ¿quién saca toda la cosecha por la que nos pagan?”, cuestionó.
“Coronavirus. Del norte al sur, así es el trabajo rural en plena pandemia” (29 de abril de 2020)
Construcción discursiva anterior Categoría: Clase Construcción discursiva posterior
“En el ámbito rural no hemos registrado despidos a partir de la pandemia. Pero sí hay que mencionar que el 80% de los empleados de las actividades agropecuarias son trabajadores temporarios que van y vienen”, destacó. Uatre [Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores] sigue anoticiado y recibiendo denuncias de casos de abuso laboral, trata de personas y trabajos en la informalidad, como en la zona de Embarcación, en Salta. “Hemos tenido problemas para movilizar gente al Alto Valle, que tiene que cosechar frutas. Hacia Tucumán también se han registrado problemas.”

Fuente: elaboración propia.

Respecto a las notas del Cuadro 2, se debe subrayar que el énfasis estaba puesto en la perspectiva del empleador más que en los trabajadores y, mucho menos, en las trabajadoras. Un punto para subrayar en la nota “Coronavirus en la Argentina. Varados y sin plata, el drama de los trabajadores golondrina” es que uno de los entrevistados marcó el estigma de ser trabajador golondrina. Con base en su aclaración de ser solamente un trabajador, notamos que la sociedad es observada como un cúmulo particularizado por las categorías sociales a la que las personas pertenecen y se amoldan.

Los tres medios se refirieron a los trabajadores estacionales-rurales con el distintivo de ser golondrinas; de hecho, Página|12 usa dicha expresión constantemente, a pesar de caracterizarse porque su mirada es más inclusiva con aquellos/as más vulnerables socialmente.

La denominación golondrina hace -y establece- distinciones de relaciones de poder y estatus. De este modo, la identidad social impuesta, que deriva de ser (re)conocido con esta denominación, muestra que entran en juego dos procesos: por un lado, la categorización y, por el otro, la comparación social. El proceso de categorización se vincula con ordenamiento del ambiente en categorías a través del agrupamiento de personas, objetos y sucesos como similares o equivalentes entre sí en sus acciones, intenciones o actitudes.23 A su vez, el proceso de comparación social es aquel que le otorga significado a un grupo de pertenencia, con base en diferenciaciones entre grupos, mientras que busca una instauración de una identidad positiva, que puede generar conductas discriminatorias entre estos. Es así como lo manifiesta el trabajador estacional en la nota: “Nos dicen trabajadores golondrina. Pero para nosotros eso es discriminar.

Somos trabajadores. No estamos a escondidas. Aportamos al Estado, pagamos alquiler, impuestos, compramos en el supermercado”.25

En referencia a lo planteado por el trabajador entrevistado, notamos que está tan naturalizado el uso del término golondrina que no vemos que, tal como lo plantean Blanco, Caballero y De la Corte,26 cuando sistematizamos y simplificamos, lo que realmente estamos haciendo es discriminar, elegir unos elementos y rechazar otros. Todo esto (sistematizar y simplificar) no lo hacemos en el vacío, sino con la ayuda de algunos criterios previos, al punto de llegar a distorsionar nuestro propio sistema de valores. Pero, junto a su aspecto valorativo, esta categorización refleja las distorsiones emanadas del propio grupo y las inevitables influencias culturales.

Ahora bien, ¿qué sucede cuando un medio gráfico, impreso, en su titular declara abordar un tema y en el cuerpo de la noticia no lo hace? ¿Podemos considerar esa táctica argumentativa como la distorsión del sistema de valores planteada por Blanco, Caballero y De la Corte?

Esto sucedió con la única nota que Clarín publicó en referencia al hecho: “Coronavirus en fruticultura. ¿Cómo es la logística para que los trabajadores golondrina puedan volver a sus hogares?” (3 de abril de 2020)27 (Cuadro 3).

Cuadro 3 Ejemplo de representaciones sociodiscursivas sobre trabajadores/as estacionales encontradas en la nota de Clarín 

Clarín
“Coronavirus en fruticultura. ¿Cómo es la logística para que los trabajadores golondrina puedan volver a sus hogares?” (3 de abril de 2020)
Construcción discursiva anterior Categoría: clase Construcción discursiva posterior
En temporada baja, en Cervi trabajan unas 300 personas. […] se calcula que en el valle hay afectados a la fruta unos 6000 trabajadores en esta situación que están preocupados por cómo será la vuelta a sus casas y provincias cuando terminen la cosecha. […] En cuanto a producción en peras ha sido un año normal, con buena calidad de fruta y en manzanas algo menos de producción, como parte de una alternancia natural que hay con años de mayor producción y otros de baja, pero dentro de lo esperado y con buena calidad […].

Fuente: elaboración propia.

La mención sobre los trabajadores fue ínfima, ya que prácticamente toda la nota se centra en cómo fue la cosecha de distintos productos, a pesar de que el titular o encabezado presentaba a los trabajadores estacionales como protagonistas de la noticia.

Respecto de lo anterior, podemos ver cómo este medio plantea un foco de la noticia en su titular, y el texto se dispersa hacia otro interés: la producción agropecuaria. Esta parece ser una práctica común en las notas publicadas en Clarín, que dificultó la tarea de indagar e investigar sobre el tema de los/as trabajadores/as rurales.

Al respecto, cabe mencionar que comprendemos que cada texto se desarrolla en un contexto histórico, social, cultural y político, lo que conlleva una práctica reflexiva que motiva a darle significado tanto a aquello que no se nombra (silencios), como a lo que sí (presencias); es decir, cada discurso manifiesta ausencias y/o puede omitir a otros o, como vislumbramos en nuestro análisis, a otras trabajadoras. Las dispersiones en esta nota son un claro ejemplo de esta práctica.

A su vez, tal como hemos podido evidenciar en la lectura del corpus, se ha resaltado poco la contribución de estos/as trabajadores/as al desarrollo económico del país, al rejuvenecimiento y crecimiento de la población y a los fondos de seguridad social, entre otros.28 Asimismo, subrayamos que, si bien la mayor parte de las personas que integran las cuadrillas está conformada por varones, un gran porcentaje lo componen las mujeres. En este aspecto, como ya lo expresamos, la presencia de la mujer inmigrante en la prensa es prácticamente nula. No solo los medios gráficos no la mencionan, sino que, por el contrario, recurren al masculino genérico para referirse a ambos sexos, como “los trabajadores”, lo que constituye un claro ejemplo del sesgo androcéntrico en el lenguaje.24 Esto significa que el masculino genérico aparece como una categoría ontológica de orden natural. Los/as periodistas, al optar por este modo de presentar a los/as sujetos/as como un “todo”, no deconstruyen ni el sexo, ni el género, sino que aluden a un ser inmutable, indefinible e indescifrable.

Las innombrables

La decisión de usar el genérico lleva a asumir un corte determinante, fijo. Asimismo, al utilizar el género masculino como abarcativo, inclusivo, de todos/as los/as sujetos/as se corre el riesgo de darles cierto estatus a los varones y ser reduccionista ante las mujeres. Es decir, abordar el género como algo neutral propicia tratar igual a los/as diferentes, lo que conduce a incrementar la desigualdad.25 De este modo, se transformaría una categoría abstracta en una entidad material que determina exclusiones, ya que restringe las posibilidades a una sola: la del trabajador. Así, al transformar a las mujeres en elipsis a través de la ausencia o el silencio, se reproduce el sistema heteropatriarcal, lo que evidencia que el patriarcado jerarquiza y crea los géneros.

Al no ser nombradas las mujeres en ninguno de los textos, se puede inferir que los modos de comunicar todavía no superan ese enfoque y aún no se proponen alternativas conceptuales ni epistémicas a este problema. A su vez, esta omisión no solo invisibiliza los aportes que las trabajadoras realizan al sistema capitalista, sino que también soslaya su reconocimiento. Es importante atender este punto de análisis, ya que nos permite advertir la complexión social e histórica de las subjetividades. Así, por ejemplo, en el caso analizado, los medios construyen, a partir de la omisión y la ausencia -los silencios-, el concepto de no trabajadora.

En contraste con lo expuesto, vimos cómo el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir se caracterizó por denunciar las desigualdades. Las integrantes de este grupo, entre otras cosas, demandan el cuidado de la Madre Tierra y las identidades de los pueblos originarios. Estas militantes se caracterizan por difundir discursos relacionados con la necesidad de un desarrollo rural natural mediante el equilibrio ecológico, la producción de alimentos orgánicos, la valoración de la mujer campesina trabajadora y el respeto espiritual y de los cuerpos. Ante esta pandemia, fueron ellas -gracias a la masividad de las redes sociales- las que expusieron su realidad para el debate, y la demanda al Estado, sin la ayuda o influencia de los medios hegemónicos.

Reflexiones finales

En este artículo hemos tratado de mostrar cómo el periodismo actúa ante la información sobre diversos/as afectados/as por el coronavirus en Argentina, cuáles han sido los focos noticiosos, quiénes importan y quiénes no al momento de la construcción de la noticia.

En relación con lo expuesto, se puede observar que ninguna de las notas ha sido escrita con una perspectiva de género, sino que, más bien, se describió a un colectivo genérico de trabajadores y no se consideraron las especificidades y singularidades de las mujeres -ni de otro grupo.

No se debe olvidar que el género, en una sociedad patriarcal, se vuelve norma social, y que los indicadores sexo-género jerarquizan patriarcalmente.

En vez de ampliar y mencionar las realidades de las trabajadoras, la cobertura mediática confundió la interpretación de los hechos al dejarlas invisibilizadas y, por ende, sin amparo. Esto es lo que se demanda con la campaña #ElDerechoARetornarAcasa: mostrar la deuda que se tiene con ellas; de ahí la necesidad de que exista una perspectiva de género en la difusión de la información, sin que esto implique que sea homogénea y, por ende, reduccionista; se busca, por el contrario, que se valoren las diversidades, las minorías.

Se intentó mostrar la forma en que las construcciones discursivas permitieron crear marcos interpretativos e intervenir sutilmente en cuanto a la omisión de la mujer como trabajadora. Con la campaña #ElDerechoARetornarAcasa, se pudo observar cómo las noticias de los medios hegemónicos operan a manera de timón interpretativo de la realidad, que sigue reproduciendo y conformando representaciones y construcciones discursivas, a pesar de los nuevos posicionamientos y perspectivas.

También resulta imperioso resaltar que una de las principales consecuencias del silencio/omisión de las mujeres como trabajadoras en las noticias es la de seguir circunscribiéndolas al ámbito privado, con lo cual se invisibilizan su trabajo y sus aportes silenciosos para el Estado, que también las omite.

Con este artículo pretendimos exponer la necesidad de observar las elipsis de los discursos que habitualmente naturalizamos y percibimos bajo los parámetros de la normalidad, cuando, en realidad, nos señalan desigualdades sociales, solo por el uso de la generalización excesiva y la categorización de personas.

Sin pretenderlo, con la campaña virtual #ElDerechoARetornarACasa quedó evidenciado que aún hoy permanecen sin modificación algunas estructuras de significación, lo que nos permite observar la ausencia de solidaridad y empatía. En definitiva, es necesario retratar el proceso social de la migración y a los/as trabajadores/as estacionales que participan en el desplazamiento. Se puede concluir, entonces, que la construcción de los discursos, a partir de una mirada tanto patriarcal como homogeneizadora en cuanto a la clase y la raza, es reflejo de una sociedad con las mismas características.

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1“Proceso a través del cual la conducta no escrita, el habla, las creencias, la tradición oral y el ritual son caracterizados como un corpus, como un conjunto potencialmente significativo separado de toda situación discursiva o performativa inmediata. En el momento de la textualización, este corpus significativo asume una relación más o menos estable con un contexto; ya estamos familiarizados con los resultados de este proceso, a través de lo que se conoce como la descripción densa etnográfica” (James Clifford, Dilemas de la cultura. Antropología, literatura y arte en la perspectiva posmoderna, Gedisa, Barcelona, España, 2001, p. 58).

2 Saskia Sassen, Contrageografías de la globalización: género y ciudadanía en los circuitos transfronterizos, Traficantes de Sueños, Madrid, España, 2003.

3 Cristina Carrasco, Mujeres y economía: nuevas perspectivas para viejos y nuevos problemas, Icaria, Barcelona, España, 1999, pp. 11-55.

4Consideramos que este dato es clave, ya que aún en la actualidad la mujer no es vista como actor migratorio en el trabajo de cosecha; de hecho, la variable de género es imprescindible para realizar análisis de las trayectorias migratorias.

5 Verónica Beechy, Género y trabajo: replanteamiento de la visión de trabajo, Icaria, Barcelona, España, 1994, pp. 425-450.

6 Elena Mingo, “Resistentes, comprometidas y conflictivas: obreras de la agroindustria frutícola en Argentina. Una mira desde la demanda de mano de obra”, en Alberto Riella y Paola Mascheroni, Asalariados rurales en América Latina, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Montevideo, Uruguay, 2015, pp. 95-109. Disponible en <https://www.colibri.udelar.edu.uy/jspui/handle/20.500.12008/7612>, [fecha de consulta: 15 de febrero, 2021].

7 María Florencia Linardelli, “Migraciones de mujeres en el agro de América Latina y Argentina. Herramientas analíticas feministas para un estado de la cuestión”, Revista de Ciencias Sociales y Humanas, vol. 16, núm. 16, Universidad Nacional de San Martín, San Juan, Argentina, 2020, pp. 51-67. Disponible en <http://www.ojs.unsj.edu.ar/index.php/reviise/article/view/481>, [fecha de consulta: 24 de febrero, 2021].

8El Decreto de Necesidad y Urgencia es un tipo de normativa argentina sancionada por el Poder Ejecutivo y que tiene validez de ley. Después de promulgado, el Congreso puede analizarlo y decidir su vigencia.

9El Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir es una asociación civil que tiene como eje central el fortalecimiento de la lucha de los 36 pueblos y naciones indígenas que residen en Argentina. En 2013, se conformó este colectivo de mujeres que, a través del dictado de talleres en distintos puntos del país —particularmente en comunidades de conflicto—, pretendían adoptar un método de resistencia y de lucha. Estos espacios tenían una marcada mirada de género, puesto que se instaba a cuestionar la concepción de emancipación, libertad e igualdad del hombre —blanco, joven y heterosexual—, por la cual este dominó la naturaleza, sus pueblos y territorios, dejando de lado a las mujeres. Durante los talleres, las Mujeres por el Buen Vivir consensuaron cuatro formas de concebir el territorio: territorio como casa, territorio como cuerpo, territorio móvil y territorio donde se concreta la libre determinación de los pueblos.

10 Movimiento de Mujeres Indígenas por el buen vivir, “#ElDerechoARetornarAcasa”, 30 de abril, 2020. Disponible en <https://www.facebook.com/movimientodemujeresindigenasporelbuenvivir/posts/2076484929162142:0>, [fecha de consulta: 6 de marzo, 2021].

11 Pierre Bourdieu, Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción, 2a. ed., Anagrama, Barcelona, España, 1999, p. 173.

12Ibidem.

13 Teun van Dijk, “Prólogo”, en Esteve Espelt, ¿Somos racistas? Valores solidarios y racismo latente, Icaria, Barcelona, España, 2009, pp. 13-19.

14 Teun van Dijk, Ideología y discurso, una introducción multidisciplinaria, Ariel, Barcelona, España, 2003, p. 6.

15Ibidem, p. 23.

16 Página 12, “Trabajadores golondrinas piden cumplir la cuarentena en sus municipios”, Página 12, Buenos Aires, Argentina, 8 de abril, 2020. Disponible en <https://www.pagina12.com.ar/258277-trabajadores-golondrinas-piden-cumplirla-cuarentena-en-sus->, [fecha de consulta: 6 de marzo, 2021].

17 Laura Vales, “Coronavirus: más de 300 trabajadores golondrina están varados en seis provincias”, Página 12, Buenos Aires, Argentina, 13 de mayo, 2020. Disponible en <https://www.pagina12.com.ar/265397-coronavirus-mas-de-300-trabajadoresgolondrina-estan-varados>, [fecha de consulta: 28 de febrero, 2021].

18 María Daniela Yaccar, “Coronavirus: abandono y burocracia en medio del aislamiento”, Página 12, Buenos Aires, Argentina, 15 de abril, 2020. Disponible en <https://www.pagina12.com.ar/259693-coronavirus-abandono-y-burocracia-en-medio-delaislamiento>, [fecha de consulta: 15 de abril, 2020].

19 Laura Vales, “Los trabajadores golondrina reclaman acceder al Ingreso Familiar de Emergencia”, Página 12, Buenos Aires, Argentina, 5 de mayo, 2020. Disponible en <https://www.pagina12.com.ar/263775-los-trabajadores-golondrina-reclamanacceder-al-ingreso-fami>, [fecha de consulta: 1 de marzo, 2021].

20María Daniela Yaccar, op. cit.

21 Lucía Guadagno, “Coronavirus en la Argentina. Varados y sin plata, el drama de los trabajadores golondrina”, La Nación, Buenos Aires, Argentina, 5 de mayo, 2020. Disponible en <https://www.lanacion.com.ar/sociedad/coronavirus-argentinavarados-sin-plata-drama-trabajadores-nid2361812>, [fecha de consulta: 5 de mayo, 2020].

22 Belkis Martínez, “Coronavirus. Del norte al sur, así es el trabajo rural en plena pandemia”, La Nación, Buenos Aires, Argentina, 29 de abril, 2020. Disponible en <https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/como-es-trabajar-campo-mediocrisis-sanitaria-nid2359688>, [fecha de consulta: 29 de abril, 2020].

23 Henri Tajfel, Human Groups and Social Categories, Cambridge University Press, Londres, Reino Unido, 1981.

24 Margrit Eichler, Nonsexist Research Methods: A Practical Guide, Routledge, Londres, Reino Unido, 1991.

25 Sandra Dema Moreno, A la igualdad por la desigualdad. La acción positiva como estrategia para combatir la discriminación de las mujeres, KRK Ediciones, Oviedo, España, 2000.

Recibido: 27 de Agosto de 2020; Aprobado: 12 de Abril de 2021

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