Introducción
La caída es un síndrome geriátrico de naturaleza multifactorial y es considerada un problema de salud pública con consecuencias físicas, sociales y psicológicas1. Es definida como cualquier evento involuntario en el cual hay pérdida del equilibrio, y como consecuencia el cuerpo cae al suelo o sobre una superficie firme2.
Es la segunda causa de muerte por lesiones accidentales o no intencionales. A nivel mundial 646,000 personas mueren por consecuencia de estas y más del 80% ocurren en países en vías de desarrollo. Cada año ocurren 37.3 millones de caídas en los adultos mayores con consecuencias graves, esta situación demanda una mayor atención y cuidados de salud2.
La prevalencia de caídas en este grupo dependerá; del tipo de población, método utilizado para identificación de estas, y de la región de estudio. Sin embargo, en una revisión sistemática, los autores verificaron que esta prevalecía de caídas en adultos mayores asociados con el síndrome de fragilidad se modificó de 11% a 50%3.
La caída es considerada un evento externo dentro de los códigos W00-W19 de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), e incluye aquellas que ocurren desde la propia altura, de un nivel a otro y otras no especificadas4. También puede ser clasificada como accidental, de repetición y prolongada5, por lo cual es resultado de la interacción de: causas intrínsecas que están relacionadas con el proceso de envejecimiento, edad avanzada, sexo femenino, historia anterior de caídas, perdida del equilibrio presencia de enfermedades agudas y crónicas, polifarmacia, entre otras6-7; y causas extrínsecas que están relacionadas con el medio ambiente como la presencia de piso resbaladizo, tapetes sueltos, ausencia de barras de apoyo, muebles altos, piso irregular, animales domésticos, uso de zapatos inadecuados, entre otras6,8, que suelen ocurrir durante la realización de las actividades9.
Con el proceso de envejecimiento y los cambios fisiológicos en el organismo, esta población está más propensa a sufrir estos eventos, los cuales pueden llevarlos a una pérdida de la funcionalidad, alteraciones psicológicas y familiares. La identificación de estos factores contribuirá al cuidado del adulto mayor y a la prevención de incidentes en el domicilio.
El presente estudio tuvo como objetivo determinar la prevalencia, las características, causas (intrínsecas y extrínsecas) y los factores asociados a las caídas del adulto mayor atendido en un consultorio de geriatría.
Metodología
Estudio transversal, descriptivo y cuantitativo realizado con 183 adultos mayores atendidos en un consultorio de geriatría de un hospital público en la ciudad de Lima, Perú. En dicho consultorio se brinda atención integral en salud y cuidado a los asegurados adultos mayores, con el fin de darles una mayor calidad de vida y reintegrarlos nuevamente a sus actividades rutinarias que fueron deteriorándose como consecuencia de algún problema de salud.
La muestra fue por conveniencia y la recolección de la información por medio de entrevistas individuales realizadas en un ambiente privado por estudiantes de enfermería, previamente capacitados por el investigador principal durante el primer semestre del 2015.
Para formar parte del estudio el adulto mayor tenía que cumplir los criterios de inclusión: a) edad ≥60 años; y b) no presentar problemas en la comunicación. Los instrumentos utilizados durante la entrevista fueron:
a) Perfil sociodemográfico: sexo (masculino y femenino), edad (en años), escolaridad (años de estudios completos), estado civil (con y sin pareja) y jubilación (si y no).
b) Mini Examen del Estado Mental (MEEM): desarrollado por Folstein10 como método práctico que permite establecer el grado del estado cognitivo del paciente, validado para el español y tiene una sensibilidad de 80% y especificidad de 77.5%11. El puntaje va de 0 a 30 puntos, para determinar si el adulto mayor presenta déficit cognitivo o no se considera la puntuación y los años de estudio. El punto de corte es de 17 puntos para los que no acudieron a la escuela, 21 puntos entre 1 a 4 años de estudio y 23 puntos para aquellos con 5 años de estudio o más11.
c) Cuestionario de caídas: se preguntó al adulto mayor si en los últimos 12 meses sufrió alguna caída; ante una respuesta positiva se preguntaba el número de veces, características y consecuencias de este evento.
d) Escala de Barthel: diseñada por Mahoney y Barthel12, para medir la evolución de sujetos con alguna alteración en los procesos neuromusculoesqueléticos; validada para el español con buena reproductibilidad inter e intraobservador con coeficientes de correlación de 0.88 y 0.9813. La escala valora la capacidad de la persona para realizar las Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD), su puntaje oscila de 0 (completamente dependiente) a 100 puntos (completamente independiente) y sus categorías de respuesta varían entre dos y cuatro alternativas con intervalos de cinco puntos en función del tiempo empleado en su realización y la necesidad de ayuda para llevarla a cabo13.
e) Escala de Lawton y Brody: desarrollada en el Philadelphia Geriatric Center14, para la evaluación de autonomía física y realización de las Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD), traducida al español15 presenta un coeficiente de reproductividad inter e intraobservador alto de 0.94.
Evalúa la capacidad funcional en que cada ítem, se le asigna un valor de 1 (independiente) o 0 (dependiente), la puntuación final de 0 se califica como dependencia total y 8 puntos con independencia total15.
f) Escala de Depresión Geriátrica (GDS): creada por Yesavage et al.16, validada al español y que es ampliamente usada en la población adulta mayor17. La identificación de síntomas depresivos es representada en la escala, por cinco o más puntos. Posee 92% de sensibilidad y 89% de especificidad, además de tener validez y confiabilidad en la diferenciación entre adultos deprimidos y no deprimidos con alta correlación (r=0,84, p<0,001)17.
Las entrevistas fueron tabuladas en una base de datos en el programa Microsoft Excel® e importado al programa Statistical Package for the Social Sciences - SPSS v. 22.0, para efectuar los análisis estadísticos descriptivos (frecuencias) y medidas de dispersión (media y desviación estándar).
Para el cálculo del Odds Ratio con el Intervalo de Confianza (IC) del 95% fueron recategorizadas las variables de estudio de caída (sí y no), edad (60-79, 80 y más), estado civil (con y sin pareja) y jubilación (si y no). En la evaluación del adulto mayor se caracterizó el estado cognitivo (con y sin déficit), la capacidad funcional tanto para las ABVD como para las AIVD se categorizó en independencia y dependencia, y la GDS en con y sin síntomas depresivos. Todos los análisis presentaron una significancia alfa de ≤0,05.
El proyecto fue aprobado y autorizado por la institución de salud y por el comité de investigación de la Universidad Norbert Wiener. La participación en el estudio fue voluntaria y anónima, además tuvieron en cuenta los principios éticos del tratado de Helsinki18.
Resultados
La prevalencia de caídas en la población general fue de 24% (44). En relación con la población de adultos mayores que sufrieron caídas, se verificó el predominio del sexo masculino (61.4%), de los adultos mayores con edad entre 60 a 79 años (54.5%) con media de 76.59 (±7.12) años, escolaridad media de 11.32 (±3.65) años, los que tienen pareja (54.5%), no presentar déficit cognitivo (52.3%), aquellos con síntomas depresivos (84.2%) con media de 8.20 (±5.25), independientes en las ABVD (47.7%) con media de 68.98 (±34.51) y con máxima dependencia para las AIVD (36.4%) con media de 3.36 (± 2.82) (Tabla 1).
Sufrió caída | |||
---|---|---|---|
Variables | Categorías | Media (±DE) | N (%) |
Sexo | Masculino | 27 (61.4) | |
Femenino | 17 (38.6) | ||
Edad | 60 - 79 años | 76.6 (7.1) | 24 (54.5) |
80 y más | 20 (45.5) | ||
Escolaridad | 11.3 (3.6) | ||
Estado civil | Con pareja | 24 (54.5) | |
Sin pareja | 20 (45.5) | ||
Jubilado | Si | 22 (50.0) | |
No | 22 (50.0) | ||
Estado | Sin déficit | 23 (52.3) | |
Con déficit | 21 (47.7) | ||
Síntomas | Sin síntomas | 8.2 (5.2) | 6 (15.8) |
Con síntomas | 32 (84.2) | ||
Actividades | Independencia | 69.0 (34.5) | 21 (47.7) |
Dependencia leve | 4 (12.5) | ||
Dependencia moderada | 10 (22.7) | ||
Dependencia grave | 1 (2.3) | ||
Dependencia total | 8 (18.2) | ||
Actividades | Independencia | 3.4 (2.8) | 5 (11.4) |
Dependencia leve | 4 (9.1) | ||
Dependencia moderada | 14 (31.8) | ||
Dependencia grave | 5 (11.4) | ||
Máxima dependencia | 16 (36.4) |
Entre las características de las caídas, el 34.1% cayó de la propia altura, 6.8% hacían uso del alcohol y 54.5% de medicamentos. Algunas de las causas intrínsecas que causaron la caída, el 45.5% presentaron alteración del equilibrio seguido del 27.3% con debilidad muscular y entre las causas extrínsecas, el 36.4% por uso de zapatos inadecuados y 20.5% por caminar en piso resbaladizo (Tabla 2).
Variables | Categorías | N | % |
---|---|---|---|
Altura de la caída | Propia altura | 15 | 34.1 |
Sillón o silla | 9 | 20.5 | |
Wáter | 8 | 18.2 | |
Cama | 7 | 15.9 | |
Escaleras | 4 | 9.1 | |
Otro lugar | 1 | 2.3 | |
Uso de alcohol | 3 | 6.8 | |
Uso de medicamentos | 24 | 54.5 | |
Factores intrínsecos | Alteración del equilibrio | 20 | 45.5 |
Debilidad muscular | 12 | 27.3 | |
Dificultad para caminar | 8 | 18.2 | |
Desmayo | 5 | 11.4 | |
Vértigos | 4 | 9.1 | |
Factores extrínsecos | Zapatos inadecuados | 16 | 36.4 |
Piso resbaladizo | 9 | 20.5 | |
Piso irregular / huecos | 6 | 14.0 | |
Iluminación inadecuada | 4 | 9.1 | |
Tapetes sueltos | 4 | 9.1 | |
Escalón de escalera | 4 | 9.1 | |
Objetos en el piso | 2 | 4.5 | |
Subir en muebles | 2 | 4.5 | |
Escaleras sin baranda | 2 | 4.5 | |
Ropa inadecuada | 1 | 2.3 | |
Accesorios de apoyo | 1 | 2.3 |
Los participantes indicaron que dentro de la casa, sufrieron caídas en la sala (25.0%), recámara (22.7%), baño (15.9%), comedor (6.8%), cocina (4.5%), escaleras y patio (2.3%), respectivamente. Fuera de casa; en la calle (18.2%) y hospital (2.3%). De los que cayeron; el 9.1% fue hospitalizado, 59.1% tuvieron escoriaciones, 20.5% heridas con necesidad de sutura, 6.8% fracturas y 13.6% luxación.
Entre las consecuencias físicas predominó la necesidad de ayuda para realizar sus actividades rutinarias (36.4%) y la dificultad para caminar (11.4%); con respecto a las consecuencias psicológicas más sobresalientes se encuentran el miedo a sufrir una nueva caída (77.3%), depresión y ansiedad (13.6%), respectivamente; y en lo que concierne a las consecuencias sociales, el cambio de domicilio (9.1%) e institucionalización (2.3%), predominaron.
La evaluación del riesgo de caídas asociado a ciertas características demográficas mostró que la edad igual o mayor a 80 años (OR 1.247; IC 95% 1.01-1.54; p=0.02) y no ser jubilado (OR 1.18; IC 95% 1.08-1.42; p=0.034), fueron las que mostraron diferencias significativas. Por otro lado, entre las variables clínicas se identificó que la presencia de síntomas depresivos estuvo asociado a las caídas (OR 1.237; IC 95%: 1.04-1.47; p=0.03) (Tabla 3).
Variables | Categorías | Con caída n (%) | Sin caída n (%) | OR | IC 95% | p |
---|---|---|---|---|---|---|
Sexo | Femenino | 17 (23.3) | 56 (76.7) | |||
Masculino | 27 (24.5) | 83 (75.5) | 1.02 | 0.89-1.20 | 0.845 | |
Edad | 60-79 | 24 (19.0) | 102 (81.0) | |||
80 y más | 20 (35.1) | 37 (64.9) | 1.25 | 1.01-1.54 | 0.02 | |
Estado civil | Con pareja | 24 (21.1) | 90 (78.9) | |||
Sin pareja | 20 (29.0) | 49 (71.0) | 0.90 | 0.75-1.08 | 0.22 | |
Jubilados | Si | 22 (19.3) | 92 (80.7) | |||
No | 22 (31.9) | 47 (68.1) | 1.18 | 1.08-1.42 | 0.04 | |
Estado cognitivo | Sin déficit | 23 (20.4) | 90 (79.6) | |||
Con déficit | 21 (30.0) | 49 (70.0) | 1,138 | 0.95-1.36 | 0.14 | |
ABVD | Independencia | 21 (21.0) | 79 (79.0) | |||
Dependencia | 23 (27.7) | 79 (72.3) | 1.09 | 0.92-1.29 | 0.290 | |
AIVD | Independencia | 5 (26.3) | 14 (73.7) | |||
Dependencia | 39 (23.8) | 125 (76.2) | 0.97 | 0.73-1.28 | 0.81 | |
Síntomas depresivos | Sin síntomas | 6 (13.6) | 38 (86.4) | |||
Con síntomas | 32 (30.2) | 74 (69.8) | 1.237 | 1.04-1.47 | 0.03 |
p≤0,05; ABVD = Actividades Básicas de la Vida Diaria;
AIVD = Actividades Instrumentales de la Vida Diaria.
Discusión
En la población estudiada de adultos mayores, se verificó que casi una cuarta parte de estos sufrieron al menos una caída, las causas de estas fueron por alteración del equilibrio y el uso de zapatos inadecuados. Asimismo, este evento estuvo relacionado con la edad (80 años y más), no ser jubilado y presentar síntomas depresivos.
La prevalencia de la caída fue de 24%. Posterior a la lectura de otros estudios relacionados con el tema, se evidenció que la prevalencia varió de 8.6%19 a 30%9. La caída se constituye como uno de los síndromes geriátricos más importantes, debido a las repercusiones sobre la capacidad funcional con pérdida de la independencia, alteración de la autonomía y calidad de vida del propio adulto mayor y de la familia20.
De los adultos mayores que cayeron, predominaron los del sexo masculino, aquellos con edad entre 60 y 79 años y los que tienen pareja. Resultados similares fueron encontrados en diferentes estudios internacionales20-22.
Entre las características de las caídas, sobresalieron aquellos que cayeron de la propia altura. De manera similar un estudio con 334 adultos mayores identificó que 74.7% cayeron de la propia altura23. La caída de esa altura es un problema de salud pública, especialmente cuando los profesionales de salud atienden este tipo de urgencias sin darle la adecuada importancia, ya que el propio mecanismo por ser de baja energía cinética enmascara lesiones graves, y esto complica el estado de salud que puede llevar al adulto mayor al óbito24.
La causa intrínseca más frecuente de la caída fue la alteración del equilibrio. Con el proceso de envejecimiento son afectados el sistema visual, vestibular y somatosensorial que altera y controla el equilibrio, por lo tanto incrementa el riesgo de sufrir caídas25, además de presentar rigidez, disminución en la coordinación y de los reflejos, alteración postural y de la fuerza muscular26. Por otro lado, a pesar que hubo un número considerado de adultos mayores que sufrieron caída y tenían pareja, este no causa ningún tipo de influencia sobre este evento27.
En relación a la causa extrínseca, el uso de zapatos inadecuados como pantuflas o chancletas, fue la predominante. Con el envejecimiento ocurren diversos cambios morfológicos en el pie, tal como el aumento en el ancho y su longitud, pérdida de masa muscular y tejido adiposo, menor tolerancia al dolor de los pies por la aparición de deformidades en los huesos y de las uñas, aparición de juanetes, queratosis plantares y pies planos, lo que puede afectar la deambulación28. Es recomendable que el adulto mayor utilice zapatos de horma ancha con sistemas de ajustes de correa o velcros y suelas de goma, con la finalidad de reducir el impacto en las articulaciones y la presión durante la deambulación, para que se pueda sentir seguro al caminar29.
La caída causa múltiples lesiones como escoriaciones, heridas, fracturas y hospitalización. Un resultado similar fue encontrado en un estudio en donde las caídas causaron fractura de cadera, inmovilidad y contusión20. Aunque la mayoría de las caídas no causan lesiones, el 31% de estas requieren de atención médica y el 15% de estas resultan en fracturas30. El gasto de los servicios de salud al adulto mayor depende de la severidad de la caída, el tiempo de hospitalización y su rehabilitación. Datos del Centro de Control de los Estados Unidos estima que para el 2020 habrá un gasto aproximado de $67.7 billones para atender a esta población31.
En el estudio se verificó que una de las consecuencias que la caída trae es el miedo de sufrir, nuevamente este evento. Resultados semejantes fueron encontrados en algunos estudios internacionales32-33. El miedo de sufrir una nueva caída es una experiencia común21, si se suma el incremento en la variación del caminar, que interfiere en la calidad de vida del adulto mayor al causar deterioro de la actividad física, mayor restricción y aislamiento social34.
La caída en el adulto mayor estuvo asociada con; tener edad igual o superior a 80 años, no ser jubilados y presentar síntomas depresivos. En un estudio con 391 adultos mayores, los autores verificaron asociación con aquellos de edad superior a 80 años (OR=2.10; 1.12-3.14)35. Con el avance de la edad hay un déficit físico-funcional que altera la marcha y el equilibrio, así aumenta el riesgo del adulto mayor de sufrir una caída, además de que con el envejecimiento se ven afectados el sistema vestibular y somatosensorial que alteran el balance y aumentan la inestabilidad en este grupo25.
Otro estudio encontró asociación entre la caída y el no ser jubilado22. Las reformas de trabajo en el mundo y la crisis económica hacen que el adulto mayor prolongue su jubilación36 al mantenerse más tiempo en el mercado laboral, esta situación al igual que presentar síntomas depresivos aumenta el riesgo del adulto mayor a sufrir una caída. Resultados similares fueron cotejados en estudios internacionales21, 35, donde estos síntomas están asociados a los déficits cognitivos y que afectan la atención, función ejecutiva y velocidad de procesamiento37.
Entre las limitaciones del estudio se observa que el tipo de estudio, por ser transversal y tener una muestra por conveniencia, imposibilita realizar una inferencia de los resultados encontrados para la población en general que es atendida en el consultorio de geriatría.
Conclusiones
Las caídas pueden ocurrir por causas intrínsecas y extrínsecas por lo que llevan al adulto mayor a alteraciones fisiológicas, psicológicas y sociales; vinculadas a la edad igual o superior a 80 años, no ser jubilado y presentar síntomas depresivos.
Se destaca que el personal de salud debe saber identificar los factores que están asociados para prevenir los riesgos y daños, que pueden llevarlo a una dependencia funcional y a una posible pérdida de su autonomía.
Una educación y comunicación continúa con el adulto mayor y con la familia ayuda al enfermero a identificar problemas reales y potenciales. La creación de planes de cuidados individualizados favorece la atención del adulto mayor en su hogar, al mantener y preservar su autonomía e independencia funcional, además de su perspectiva de vida al evitar los diferentes eventos adversos.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en personas o animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que se aseguró la confidencialidad en el manejo de la información y no aparecen datos que permitan identificar a los participantes.
Financiamiento. Estudio autofinanciado por los investigadores.
Conflicto de intereses. No existe conflicto de interés entre los autores en relación al tema de estudio.
Agradecimientos. A la Universidad Privada Norbert Wiener y a la Universidad de São Paulo por el apoyo logístico, al Hospital Público por la accesibilidad para el desarrollo del estudio.