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Revista de historia de América

versión On-line ISSN 2663-371X

Rev. hist. Am.  no.164 Cuidad de México ene./abr. 2023  Epub 27-Feb-2024

https://doi.org/10.35424/rha.164.2023.1214 

Artículos

Problemas del desarrollo latinoamericano. Aproximaciones a partir de la revista Desarrollo Económico (1958-1975)

Problems of Latin American development. Approaches from the Economic Development magazine (1958 1975)

Pablo Ezequiel Stropparo* 
http://orcid.org/0000-0002-7963-0659

*Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, CABA, Argentina; Departamento de Economía y Administración, Universidad Nacional de Moreno, Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: pablo.stropparo@gmail.com.


Resumen

Este artículo indaga sobre la producción acumulativa de conocimiento en torno al desarrollo de América Latina, en general, y de Argentina, en particular, a partir del caso Desarrollo Económico, en el período 1958-1975. El autor propone, mediante un análisis teórico conceptual, que la acumulación de conocimiento se torna evidente porque se plantean nuevas variables de análisis y preguntas. Entre 1958 y 1959, un problema central es la trasformación de una estructura productiva agraria en una industrial. Entre 1961 y 1969, se da por supuesto lo anterior, y se incluyen aspectos sociales y políticos del subdesarrollo latinoamericano. Entre 1970 y 1975, la revista publica discusiones sobre la dependencia y sobre algunas experiencias concretas de subdesarrollo, condensando problemáticas de investigación y teorizaciones de los dos períodos anteriores.

Palabras clave: desarrollo latinoamericano; historia de las ciencias sociales; estructuralismo latinoamericano; modernización; dependencia

Abstract

This paper investigates the cumulative production of knowledge about the development of Latin America, in general, and Argentina, in particular, from the case of Economic Development, in the period 1958-1975. The author proposes, through a conceptual theoretical analysis, that the accumulation of knowledge is evidenced by gradually posing new analysis variables and questions. Between 1958 and 1959, a central problem was the transformation of an agrarian productive structure into an industrial one. Between 1961 and 1969, the above is assumed, and includes social and political aspects of Latin American underdevelopment. Between 1970 and 1975, the magazine publishes discussions on dependency and on some specific experiences of underdevelopment, condensing problematizations and findings from the two previous periods.

Key words: latin american development; history of the social sciences; latin american structuralism; modernization; dependence

Introducción

En la segunda mitad del siglo XX, los científicos sociales de América Latina (al) produjeron explicaciones sobre los procesos regionales y nacionales de transformación económica, social y política, a través de conceptos como desarrollo, subdesarrollo y dependencia. Un estudio sobre uno de los casos significativos donde se plasmaron las primeras discusiones en torno al tema puede ayudar a comprender los debates y teorizaciones actuales, más allá de que ese no sea el objetivo de este trabajo. En efecto, este artículo tiene, principalmente, la siguiente pretensión: dar cuenta de la producción de conocimiento sobre el desarrollo latinoamericano, a partir del caso Desarrollo Económico (DE), en el período 1958-1975. En particular, una de las preguntas que intenta responder es si la producción de conocimiento fue acumulativa y si, a la vez, adquirió un carácter cada vez más interdisciplinario, incluyendo nuevas variables de análisis, perspectivas y problemáticas.1

Para ello, profundizamos sobre la producción de conocimiento publicado en DE, teniendo en cuenta que lo que hoy consideramos como teorías y descubrimientos heredados son producto de una construcción colectiva. Con el paso del tiempo, suele olvidarse el laborioso empeño de investigadores, grupos e instituciones en la producción de evidencias y conceptos: las teorías, los descubrimientos y los conceptos heredados son herramientas elaboradas con mucho esfuerzo que, en su momento, sirvieron para interpretar, representar y explicar la realidad.2 En efecto, en un contexto adverso como el de mediados del siglo XX, en al, se produjo una transformación disciplinaria de las ciencias sociales, promovida por instituciones como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (cepal), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (clacso). A la vez, las teorías que constituyen el clima de época eran la de la cepal, la de la modernización impulsada por Gino Germani, entre otros sociólogos latinoamericanos, y la puesta en cuestión de las anteriores por las teorías de la dependencia. Siendo un actor significativo de esas transformaciones, de tuvo su origen en una primera etapa fundacional, entre 1958 y 1959, bajo el nombre Revista de Desarrollo Económico (RDE), cuando fue publicada por la Junta de Planificación Económica (JPE) de la provincia de Buenos Aires, con el Ministerio de Economía y Hacienda a cargo de Aldo Ferrer. Ante problemas en su continuidad, en 1960, se creó el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES), que retoma en 1961 la publicación, con el nombre de. En el “momento fundacional” (1958-1959), el análisis del desarrollo estuvo estrechamente vinculado al marco teórico-conceptual económico de la cepal. En una segunda etapa (1961-1969), el conocimiento publicado fue cada vez más interdisciplinario, incorporando a las ciencias sociales, en particular, a la sociología y a la historia. En la segunda mitad de los 60, surgieron voces críticas y es recién en la tercera etapa (1970-1975) cuando se problematizaron con mayor profundidad experiencias concretas de desarrollo de algunos países.

Nuestra periodización responde, principalmente, a cuestiones institucionales y propias de la revista, más allá de que no pueda obviarse el contexto intelectual y socio-histórico. La única excepción es la del momento fundacional porque los miembros de la JPE se alejaron de sus cargos o resultaron cesanteados por los contenidos de sus propuestas. El fin del segundo período se vincula con la transformación teórica en la que se criticó la transición hacia el desarrollo, en correlación con el auge de las teorías de la dependencia. Asimismo, el segundo período, a nuestro entender, culmina en 1969 por una crisis económica sufrida por el IDES que hizo peligrar su continuidad.3 Durante el tercer período, se reasumieron desafíos y se normalizó la edición de la revista, con la gestión como director por Torcuato Di Tella a partir de 1972, en la que se añade el subtítulo Revista de Ciencias Sociales, y la asunción de funciones generales en el IDES por Getulio Steinbach, donde de logró gran rigurosidad en su publicación y el IDES pudo estabilizar su economía. El estudio de la revista y el IDES durante los años de plomo de la última dictadura cívico-militar (1976- 1983) ameritaría un estudio en sí mismo.

Dejando de lado una perspectiva determinista del contexto respecto a la producción científica, para efectuar el análisis teórico conceptual me apoyo en los aportes de Félix Schuster4 sobre la contextualización en ciencia, y en los de Quentin Skinner5 sobre el contexto intelectual.6 El primero señala que, además de una mención y descripción contextual sociohistórica, podemos mostrar que ciertos factores sociales, políticos y económicos del contexto se introducen en las explicaciones, teorizaciones y descubrimientos realizados por los científicos. A la vez, no se puede obviar el contexto intelectual en el que se producen descubrimientos, teorías e investigaciones, y, por ello, Skinner también fue fundamental a la hora de realizar el análisis teórico conceptual de de, ya que este autor se centra -entre otras contribuciones- en los argumentos de los autores, para responder a preguntas tales como con quiénes pudieron estar discutiendo en una determinada publicación o a qué argumentaciones pudieron haber estado contribuyendo, por ejemplo en de. Entonces, cuando en este texto nos referimos a la construcción y a la producción colectiva de conocimiento acumulativo o a la acumulación de conocimiento, ello se desprende del análisis teórico conceptual emprendido, teniendo en cuenta que las preguntas que los científicos sociales intentaron responder contienen un carácter social, colectivo y compartido, en el marco de un contexto socio-histórico más amplio, al mismo tiempo que contribuyen a las discusiones y debates intelectuales de la época.

Así, podemos concebir a las publicaciones periódicas como documentos intelectuales e históricos en los cuales se puede mostrar -a partir de sus contenidos- el carácter colectivo y acumulativo de la producción y construcción de conocimiento. En las últimas décadas, en efecto, desde distintas perspectivas se han realizado aportes teóricos, conceptuales y metodológicos para el estudio de las revistas. En este contexto, tanto Fernanda Beigel7 como Pita González y Grillo8 invitan a profundizar en estudios de casos. Fernanda Beigel sugiere, a pesar de que se refiera a las de vanguardias y literarias, que las revistas pueden ser consideradas -más que otros documentos- como un lugar de encuentro entre trayectorias individuales y colectivas. Así, pueden ser descriptas como textos colectivos para indagar sobre las principales discusiones intelectuales de una época. En efecto, al estudiar las revistas se les puede abordar como textos colectivos, teniendo en cuenta las definiciones ideológicas que efectúan y a las que contribuyen; al mismo tiempo, Beigel propone hacer hincapié en momentos de inflexión, entre otras cosas, seleccionando y clasificando textos que reflejen la praxis del grupo y teniendo en cuenta distintos tipos de colaboradores y textos (director, editor, editoriales de presentación, etc.). En su propuesta teórico metodológica, Pita González y Grillo destacan que las revistas son espacios de sociabilidad en los que se tejen múltiples redes intelectuales, algo que, en efecto, fue un aspecto fundamental para la continuidad de de. Al mismo tiempo, efectúan una clasificación de dimensiones para su estudio; aquí nos centramos en lo que estas autoras consideran la dimensión tanto material como inmaterial de las revistas, siendo relevantes, en tal sentido, los aspectos de contenido (temas y problemas, manifiestos, programas y notas editoriales, entre otros).

En relación a de, si bien no abundan los estudios sobre este caso, se han efectuado algunas investigaciones que la toman como objeto de estudio, tanto como al IDES. No obstante, consideramos que no se ha realizado un análisis teórico conceptual sobre las contribuciones que se hicieron en la revista al concepto y a los problemas del desarrollo latinoamericano. Algunos textos suelen ser muy generales y solo la mencionan, y otros se focalizan sobre algún período concreto o algún aspecto específico.9

El período sobre el que nos focalizamos aquí abarca una casuística significativa, debido a que, por su continuidad, permanencia y relativo pluralismo, de contiene discusiones teórico-políticas del período, dando espacio a distintas alternativas analíticas y propositivas.10 Es una de las revistas de ciencias sociales con prestigio en Argentina y al y, a la vez, reflejo de algunos de los cambiantes temas, problemas, teorías, conceptos y metodologías de investigación. Distintos economistas y sociólogos de al, Europa y Estados Unidos han publicado en ella o han formado parte de su comité editorial, convirtiéndola en un espacio que dio voz a intelectuales de distintas extracciones ideológicas, teóricas y disciplinarias.

El artículo está estructurado en apartados según los períodos. Primero, damos cuenta del conocimiento sobre el desarrollo publicado y producido por la JPE entre 1958 y 1959, cuando un problema central era el cambio de estructura productiva agraria, ya que esta última estaba asociada al subdesarrollo. Segundo, desde que la revista se publicó por el IDES -a partir de 1961-, mostramos cómo se dieron por supuestas las perspectivas económicas de la cepal, aunque cada vez se empezaran a incluir más aspectos sociales, políticos e internacionales del subdesarrollo, lo que dio lugar a la acumulación de conocimiento con una ampliación disciplinaria y teóricoconceptual. Tercero, entre 1970 y 1975, la revista publicó cada vez más sobre experiencias concretas de subdesarrollo, sustentándose en la previa producción de conocimiento. Finalmente, resumimos los hallazgos encontrados.11

Análisis económico del desarrollo y la cuestión agraria

Antes de centrarnos en la revista y su contenido, veamos algunos aspectos generales del período a nivel sociohistórico. En al luego de la posguerra se plantearon dos alternativas en torno a cómo reinsertarse en el orden mundial, dado que los países centrales comenzaron a necesitar, nuevamente, productos exportables de la región. Una alternativa fue profundizar la industrialización de bienes manufacturados para generar divisas. La otra, retornar a la ortodoxia previa a la Segunda Guerra Mundial, lo que implicaba seguir basando el modelo productivo en las exportaciones primarias tradicionales, sin intervención estatal y sin profundizar la industrialización.12

La alternativa seguida por algunos países fue la primera, entre ellos Argentina, opción que acumuló problemas de gran repercusión en los años siguientes. Los ingresos por la venta de productos exportables fueron decreciendo, por lo que la industrialización tuvo que competir con las importaciones provenientes de los países centrales. La industrialización, la activa participación estatal y el crecimiento económico tuvieron consecuencias como la inflación y el desequilibrio de la balanza comercial. Ambos problemas constituyeron signos alarmantes del agotamiento de la solución industrializadora hacia mediados del siglo XX. Desde la cepal se concibieron propuestas de políticas económicas para solucionar estos problemas. Así, se planteó profundizar la industrialización en la producción de bienes de consumo durable y abrir parcialmente la economía nacional a las inversiones extranjeras en países como Argentina y Brasil. Sin embargo, la aplicación de estas políticas económicas no solucionó los problemas, sino que se acentuaron, porque parecían tener como “causas últimas” el atraso tecnológico y económico de la estructura agropecuaria. Surgió, entonces, la idea de reforma agraria.13

Pero, a fines de la década de los cincuenta, tuvo lugar un acontecimiento que marcó la historia política, económica y social de los países de al: la Revolución Cubana, ante la cual cada país debía sentar posición con respecto al nuevo régimen. Así, la solución desarrollista y la alternativa revolucionaria se convirtieron en alternativas: Estados Unidos propuso y fomentó la Alianza para el Progreso en apoyo a la vía desarrollista y en contraposición a la Revolución Cubana.14

En este contexto, la creación de la RDE se entrelaza con las ideas que la JPE procura implementar en la provincia de Buenos Aires. En 1958 se publica el primer número y solo se editan otros tres. Los intereses del comité editorial se muestran en la editorial:15

Se darán a conocer estudios teóricos y experiencias prácticas sobre cuestiones de desarrollo económico; en ese sentido, deseamos ofrecer a los investigadores, y en especial a los economistas latinoamericanos, un órgano técnico de difusión. Además, se expondrán al conocimiento público, a medida que se elaboren, algunos trabajos de la Junta que forman parte del programa de desarrollo de la Provincia. Este doble carácter de la Revista, que publica estudios sobre problemas concretos y, a la vez, trata de profundizar en los aspectos teóricos, constituye una necesidad práctica de la programación. Un plan no consiste únicamente en un texto escrito; implica una concepción dinámica de las relaciones económicas, que requiere permanentes reajustes, estudios e investigaciones.16

Algunos textos contienen un alto nivel teórico y otros dan a conocer medidas de política económica de la JPE, algunas (agropecuaria, impositiva) tienen impacto político y fuerzan el alejamiento de sus miembros. La revista impulsa la transformación estructural frente a los intereses tradicionales y a la teoría económica ortodoxa.17

Para lograr este objetivo se considera fundamental estudiar el desarrollo económico y, en efecto, varios artículos precisan sobre este concepto. Es ilustrativo el escrito de Herschel y Cibotti,18 donde discuten la noción de país insuficientemente desarrollado utilizada por la onu para comparar países subdesarrollados a partir de un ingreso per cápita menor respecto a Estados Unidos y otros países centrales. Ese indicador excluye gran parte de las transacciones no monetarias y puede aumentar por un descenso del ingreso de un sector de la población causado por una mayor concentración del ingreso. Una solución al problema es que proponen complementarlo con el análisis de la estructura de formación del ingreso, porque el aumento del ingreso total puede deberse a un alza en el precio internacional del principal producto de exportación, con un crecimiento inestable. El supuesto es que en los países subdesarrollados las actividades agropecuarias tienen preponderancia en la estructura del ingreso, mientras que en los desarrollados tienen mayor peso las actividades industriales. Así, para superar el subdesarrollo deben realizarse profundos cambios en la estructura de producción.

Otra cuestión acuciante en al es la inflación y allí se evidencia la oposición de la RDE al enfoque ortodoxo y monetarista de la inflación, que centra la atención en el gasto público. En esta vena, Sunkel19 analiza el caso chileno y sostiene que el enfoque de la cepal supera al monetarista al enfatizar la interdependencia entre inflación y desarrollo económico. También Ferrer20 contribuye a la comprensión del problema: la causa de la inflación argentina es el estancamiento de la producción. Propone como solución que las políticas económicas beneficien a la mayoría de la población mediante el crecimiento y la distribución, en contraposición a quienes proponen políticas económicas que favorecen a los sectores privilegiados tradicionales.

La publicación de un discurso del gobernador Alende21 es una muestra cabal de la crítica a las formas económicas tradicionales y del acento en una transformación estructural; allí propone como necesaria una reforma agraria en paralelo a un vigoroso desarrollo industrial. En esta vena, la revista publica un estudio empírico demostrando la concentración latifundista en la provincia de Buenos Aires.22 Asimismo, publica un Índice para aumentar la producción a partir de la colonización de tierras. Los autores enfatizan sobre el peso que adquiriría la provincia, al obtener mayores saldos exportables, asegurar el mercado interno, aumentar la producción, la productividad y la capitalización.23 El índice precisa qué tierras de propiedad privada serían colonizadas con el objetivo de expropiar aquellas con baja utilidad socioeconómica. Ante posibles críticas, la JPE advierte que la medida redundaría en una mayor inversión. La publicación de este índice provoca el alejamiento de los miembros de la JPE por la reacción de los sectores de la burguesía pampeana, particularmente nucleados en la Sociedad Rural Argentina (SRA), que acusa a la JPE de llevar adelante un plan comunista.24

Latinoamericanismo y apertura disciplinaria

Nuevamente, antes de considerar algunos contenidos de la revista, veamos algunas cuestiones del contexto sociohistórico, en este caso centradas en dos de los países sobre los que se hicieron mayores contribuciones en de. Como ya se mencionó en al apartado anterior, con la Revolución Cubana se abrieron disyuntivas en al. En países como Argentina y Brasil empezó a emerger lo que Guillermo O´Donnell denominó como Estado Burocrático Autoritario.25 En oposición a las tesis del “paradigma del desarrollo político”, O’Donnell llega a la conclusión de que fue en los países más modernizados de al donde surgió este tipo de regímenes políticos no democráticos. Desde la década del treinta, con la modernización y la expansión socioeconómica que tuvo lugar con sus diferencias en Argentina y en Brasil, los sectores populares comenzaron a acceder a un mayor consumo y, por otro lado, se activaron políticamente, adquiriendo, en consecuencia, mayor peso socioeconómico y político. Por otra parte, comenzaron a darse clivajes interindustriales. Por tanto, con la mayor diferenciación social, las interacciones entre los distintos sectores sociales y actores políticos se tornaron más complejas.

En este marco, cada sector seguía sus intereses de corto plazo. Se daba una brecha entre el desempeño social de los distintos gobiernos y las demandas políticas de los sectores activados. También, la modernización en estos países conllevaba una mayor penetración de roles tecnocráticos en la burocracia civil y militar. En este contexto, y ante los problemas sociales, políticos y económicos provocados por modernización de estos países, la vía autoritaria se impuso en 1964 en Brasil y en 1966 en Argentina. Por los problemas que intentaba solucionar en la década del sesenta, el régimen político se caracterizó por ser -además de autoritario- no democrático y excluyente. La coerción gubernamental adquirió suma importancia para la desactivación del sector popular y para garantizar la acumulación de las clases dominantes. Según O’Donnell, las metas de estos regímenes autoritarios fueron la restauración del orden social y político y la normalización de la economía.26-27

Es en este contexto de una creciente violencia y represión en Argentina y Brasil, en particular, aunque en al en general, en el que el IDES continúa la publicación de la revista. La inclusión de sociólogos e historiadores en el comité editorial, así como el Prólogo del primer número de de -publicado por el IDES en 1961- evidencian una ampliación disciplinaria.28

La revista Desarrollo Económico es una publicación del Instituto de Desarrollo Económico y Social, organismo destinado a promover el análisis objetivo del desarrollo en todos sus aspectos: económico, social, histórico y cultural. El Comité de Redacción está formado en gran parte por ex integrantes del comité de redacción de la Revista de Desarrollo Económico que publicaba la Junta de Planificación Económico de la Provincia de Buenos Aires. El mismo espíritu que animó el contenido de esta última publicación se verá reflejado en la nueva revista: el planteo de los problemas vinculados al desarrollo económico en el nivel técnico más alto posible. Se dará además un mayor énfasis a los aspectos sociológicos e históricos del desarrollo.29

Más allá del planteo técnico de los problemas, el conocimiento se sigue concibiendo como un medio para transformar la realidad. Aunque, ahora, la revista no se apoya en un proyecto político partidario y toma cierta distancia respecto al contexto más inmediato. Si bien la teoría económica cepalina se da por supuesta, las problematizaciones asumen una perspectiva más sociológica, interdisciplinaria y latinoamericanista, aunque también con una gran densidad teórico conceptual. Ello se da en correlación a lo que puede observarse en algunos cambios que se estaban produciendo al nivel del contexto intelectual. En efecto, al interior de la cepal ya no solo los economistas producen conocimiento sobre al, sino también algunos historiadores y sociólogos, como Celso Furtado o Fernando Henrique Cardoso, comienzan a dar mayor relevancia que antes a factores explicativos históricos y sociales de mediano y largo plazo.30

En este clima de época son destacables las contribuciones de economistas y sociólogos brasileños, quienes enfatizan la importancia del Estado en la ISI. Profundizando un eje de análisis de la RDE, Jaguaribe31 efectúa críticas al ingreso per cápita como “método” para medir el grado de desarrollo. Problematizando la cuestión, sostiene que este indicador no considera la complejidad de la estructura económica ni toma en cuenta la diferenciación entre las esferas social, económica y política. Complementa su análisis con la comparación de tres grupos de países en al; aunque se centra en los que pueden promoverse un capitalismo nacional al tener un grado de desarrollo razonable (Cono Sur, Brasil y México), una mayor diferenciación económica, una clase media empresaria dinámica, y más de 200 dólares per cápita.32

Un análisis más sociológico lo efectúa Costa Pinto,33 quien caracteriza la transición de un sistema social tradicional a otro moderno. Establece que en los países en desarrollo se producen cambios en la estratificación y que, en Brasil, hasta fines del siglo xix, predominó el modelo tradicional con base en la economía agrícola y la propiedad latifundista. Algunos de los factores que explican la transición hacia una sociedad moderna son la abolición de la esclavitud, el surgimiento de un mercado de trabajo asalariado y la incipiente industrialización. Esta última es el motor fundamental del desarrollo brasileño, aunque todavía coexiste con el sistema tradicional, poniendo en evidencia el dualismo estructural, concepto central en las ciencias sociales latinoamericanas de la época.

En pocos años, este esquema es criticado y ello se vincula con cambios teóricos relacionados al surgimiento del concepto de dependencia. En este marco, F. H. Cardoso34 se pregunta sobre el rol político de la burguesía en el desarrollo, al cuestionar la teoría etapista de la transición. Incluyendo evidencia empírica en su argumentación, Cardoso concluye que en Brasil los capitales extranjeros tienen una fuerte participación en la industria pesada y que su asociación con capitales nacionales implica una mayor tasa de explotación sobre las clases populares. Los capitales internacionales se alían con la burguesía nacional y con el Estado; lo anterior se vincula con la idea de capitalismo dependiente, a la que años después el autor añadirá la de desarrollo asociado.

Los economistas y sociólogos analizan aspectos sociales, económicos, políticos e históricos del desarrollo, y discuten sobre las variables para establecer comparaciones. Los economistas se nutren de los sociólogos y estos de aquellos. Y ello en un marco en el que los textos adquieren, a diferencia de la RDE, un mayor distanciamiento frente a proyectos políticos concretos, lo que no implica que haya dejado de considerarse como improductivo al sector agrario, al mismo tiempo que se sigue proponiendo la profundización de la ISI.

Así, un economista argentino de la talla de Aldo Ferrer35 sigue sugiriendo la reforma agraria y explicando los obstáculos de la industrialización, aunque ahora introduce conceptos sociológicos. Hace hincapié en la idea de transformación estructural y en la modernización: ambas implican la movilidad socio-espacial de mano de obra rural de baja productividad y marginales urbanas hacia tareas más productivas, y el aumento de productividad agraria.36 El mismo autor, en otro artículo37 analiza la inflación de Argentina, otro problema central del desarrollo, criticando las medidas económicas devaluatorias. En efecto, se apoya, metodológicamente, en datos estadísticos para demostrar que las traslaciones de ingresos que provocan las devaluaciones entre 1958- 1962 afectan la estructura de precios, perjudicando a los asalariados. Estas traslaciones benefician al capital respecto al trabajo y generan la espiral devaluación-precios-salarios. Económicamente, la devaluación explica más el porqué de la inflación que las causas monetarias.38

Aun cuando la sociología comienza a tener una fuerte presencia en la revista y algunos sociólogos problematizan el desarrollo con conceptos propios de su disciplina, no dejan de lado lo económico. No obstante, la problematización sobre el desarrollo que efectúan los sociólogos argentinos -aunque también los economistas- no puede dejar de comprenderse bajo la influencia de la sociología de la transición impulsada por autores como Costa Pinto y Gino Germani. El ítalo argentino Gino Germani caracteriza la transición de una sociedad atrasada a una sociedad moderna y la coexistencia de lo no contemporáneo. En 1969, Germani39 condensa y amplía sus ideas, plasmadas en artículos anteriores publicados en de. En este artículo incluye diversas variables del desarrollo -concepto que correlaciona con la secularización- y distingue al desarrollo económico del desarrollo político y de la modernización social. El desarrollo económico es la transformación económica mediante la cual son constantemente incorporados mecanismos que requieren un crecimiento autosostenido y caracteriza a una economía desarrollada por una gran diversidad de variables tales como producción, innovación tecnológica y comercio exterior, entre otras. En el desarrollo político incluye la organización racional y eficiente del Estado, la capacidad de originar cambios estructurales con un mínimo de integración, y la participación política de gran parte de la población. En tanto, la modernización social es ilustrada por la movilidad social, la urbanización, las alteraciones demográficas, en la estructura de la familia y en los sistemas de estratificación, y la reducción en algunos índices entre los estratos y regiones.

Siempre incisivo, Torcuato Di Tella40 realiza matizaciones cruciales del esquema de la transición porque, según su punto de vista, el desarrollo económico es discontinuo: en la aceleración económica hay un período de arranque y, luego, una transición, cuyo resultado es el pasaje de una sociedad tradicional a otra con crecimiento autosostenido. En el período intermedio no hay fuerte crecimiento económico, solo alteraciones en la estructura económica y la distribución del poder. Asimismo, Di Tella distingue dos grupos de países. El primero (Argentina, Chile, Uruguay y Brasil) es el de los más desarrollados, con movilidad social y clase media numerosa, donde el antagonismo principal es clase obrera/clase media. El segundo grupo es el de países con menor grado de desarrollo y movilidad social (Bolivia, Perú, México y Venezuela, entre otros), la mayoría de la población es campesina y obrera en antagonismo con la burguesía. En otro texto, Di Tella41 concluye que mientras que en Argentina el desarrollo se relaciona con el espíritu empresario de la burguesía industrial, en Brasil, con la capacidad política del Estado; aunque son ambas dimensiones las que permitirán alcanzar el desarrollo.

De modo que los sociólogos complejizan y amplían los análisis técnicos y económicos de la RDE, pese a que nunca los dejan de lado. Por otra parte, el abordaje de la dimensión política logra un tratamiento más pormenorizado entre 1970-1975; no obstante, durante la década de los sesenta varios autores la problematizan en relación a la geopolítica del desarrollo. Autores como Graciarena42 entrelazan la dominación interna con factores internacionales.43 La estrategia para que al se desarrolle se plantea como un antídoto porque el factor para impulsar el desarrollo es la inminencia de revoluciones, pero el modo de mantener el orden puede confrontar el reformismo de la Alianza para el Progreso -fomentada por Estados Unidos- con los intereses de la oligarquía. El desarrollo tiene un valor instrumental para lograr la estabilidad política y los gobiernos de al y de Estados Unidos acuerdan solo en su promoción. Pero si la oligarquía mantiene su poder, se limita el desarrollo latinoamericano: el crecimiento económico y el cambio social no concilian con liderazgos tradicionales. Al fin y al cabo, Graciarena problematiza una de las disyuntivas de muchos países de al: seguir el modelo revolucionario cubano o el “reformismo” propuesto por la Alianza para el Progreso.44

Quienes también problematizan factores políticos e internacionales son el mexicano González Casanova45 y el chileno Aníbal Pinto,46 este último bajo el seudónimo de Espartaco. Según González Casanova, México tiene un grado alto de desarrollo, expresado en indicadores como el pbn, el incremento del ingreso real por habitante y la redistribución de la riqueza. Aunque se pregunta sobre cómo explicar la dependencia frente a Estados Unidos y la desigualdad, y propone el siguiente esquema de análisis: 1) a mayor poder nacional, menor influencia de la gran potencia (Estados Unidos) y mayor desarrollo nacional, y 2) a mayor poder de las clases marginales, menor influencia de las clases más favorecidas y mayor desarrollo nacional.

de publica a Espartaco en un contexto latinoamericano de mayor injerencia del capital extranjero e intervencionismo militar de las FF.AA. en al.47 Para él, en al se mantiene el esquema “anacrónico de la Guerra Fría” (sic) de relaciones con Estados Unidos y resultan gravitantes los intereses privados norteamericanos. Digno de mención es que Espartaco publica su artículo en un número especial sobre al, número que pone en evidencia tanto el latinoamericanismo como la transformación conceptual que comienza a tomar forma a mediados de los sesenta.48

Experiencias políticas concretas de desarrollo y dependencia

Considerando que en el apartado anterior introdujimos la emergencia del Estado Burocrático Autoritario en la década del sesenta y setenta, cabe destacar el peso que cada vez más tuvieron las FF.AA. en distintos países de AL en un marco de violencia, conflicto e inestabilidad política. Según Halperin Donghi, se dio la consolidación corporativa de un nuevo cuerpo de oficiales, junto a la burocratización, lo que transformó radicalmente la inserción de las FF.AA. latinoamericanas en la vida política.49

Brasil, uno de los primeros países latinoamericanos en poner en práctica el Estado Burocrático Autoritario, con el golpe de Estado de 1964, aplicó en 1968 una fuerte política represiva. En contraposición, en el ámbito económico el país experimentó hacia fines de los sesenta y principios de los setenta lo que se denominó el “milagro brasileño”: las tasas de crecimiento se contaban entre las más altas del mundo, al tiempo que se creó una estructura industrial moderna y compleja. En un entorno “arcaico” se construyó un sector económicamente “moderno” que se situó a la vanguardia del avance económico y la tecnología.50 En Chile, entre 1970 y 1973 se asistió a la única experiencia en al de un gobierno socialista elegido mediante elecciones constitucionales, pero que se convirtió en otro ejemplo de fuerte represión llevada adelante por el Estado a partir del golpe de Augusto Pinochet en 1973. En Argentina, a principios de los setenta, por la creciente conflictividad social y política, se puso de manifiesto el fracaso económico, social y político de la “Revolución Argentina” comenzada mediante golpe de estado por Juan Carlos Onganía en 1966 y continuada por Roberto Levingston (1970-1971) y Alejandro Lanusse (1971-1973). Este último facilitó el retorno a las elecciones que, en 1973, le permitieron retomar el poder a Juan Domingo Perón, luego del gobierno de Héctor Cámpora, de muy breve duración. Los problemas económicos de estos años fueron, en gran medida, los mismos que en la década anterior, acentuándose la internacionalización de la economía, a la que Perón intentará revertir. En 1975, a un año de su muerte, se produjo una importante devaluación -el “Rodrigazo”-, que desató una inflación con una mayor intensidad, de modo que se acentuó la puja distributiva. La crítica situación social, política y económica desembocó en el golpe militar de 1976, el cual implicó una nueva experiencia autoritaria que impulsó una mayor concentración e internacionalización de la economía, acompañada de una fuerte política represiva, poniendo al Estado como garante de la concentración y acumulación de las clases dominantes.51

En este contexto sociohistórico, la revista consolida el perfil interdisciplinario e incluye en sus páginas análisis de experiencias políticas, sociales y económicas concretas. Una de las notas editoriales es elocuente. Publicada en el número triple 42, 43 y 44 (julio de 1971-marzo de 1972), explicita que, entre otras cosas, de quiere romper barreras que separan disciplinas.

En el largo plazo, las contribuciones que aparezcan en nuestras páginas deben configurar una arquitectura asentada, por un lado en los aspectos más teóricos, y por el otro en las polémicas más aplicadas. Respetando, desde ya, la diversidad de enfoques que para cualquier lector avisado será patente, pensamos que las vinculaciones de disciplina a disciplina, o de teoría a práctica, contribuirán a la comprensión de la realidad, y a una más eficaz acción sobre ella, por parte de nosotros. Poder hacer esto sin perder la seriedad de análisis no es cosa fácil, y no estamos seguros de poder acertar siempre. Pero intentarlo debe ser, para quienes se dedican al cultivo de las ciencias sociales, la prueba de la relevancia que, sin duda alguna, más tarde o más temprano nos será exigida.52

La revista ya no publica tantas elucidaciones sobre el concepto de desarrollo y varias contribuciones se focalizan sobre las condiciones y problemas concretos que atraviesan algunos países, particularmente Chile, Brasil y Argentina. Por cierto, ello muestra el compromiso que de tiene frente al entorno, como se destaca en la misma editorial.

Para el caso chileno son centrales la discusión de Foxley53 en torno a cuál es la organización socialista más viable, y el análisis de Bitar54 sobre el papel de las inversiones extranjeras.55 Foxley repasa experiencias socialistas vigentes y se pregunta si es posible que el proceso chileno sea democrático y descentralizado. Propone que se den en simultáneo la centralización de las decisiones macroeconómicas con la democratización. Solo de esta manera pueden alcanzarse objetivos económicos del desarrollo: incrementar el ahorro interno, modificar la distribución del ingreso y alcanzar una especialización productiva exportadora. Si bien el caso cubano fue descripto -desde una perspectiva crítica y solo en un texto, el de Mesa-Lago-, cabe destacar la apertura a problematizar alternativas socialistas de desarrollo.56

Aun cuando en el artículo mencionado Bitar reflexiona sobre el caso chileno, hace extensivo su análisis a al y distingue procesos en torno a la penetración extranjera: 1) la concentración internacional de la industria, y 2) el tipo de industrialización que siguieron los países de al (ISI). Primero, menciona consecuencias de la expansión industrial después de la Segunda Guerra Mundial impulsada por inversiones norteamericanas. Segundo, la ISI no fue planificada. Y concluye que todo intento de desarrollo autónomo basado en la industrialización planificada y orientada a la satisfacción de necesidades básicas, la redistribución del ingreso y el pleno empleo, es incompatible con el control de oligopolios internacionales.

Los científicos sociales brasileños realizan un análisis del gobierno militar que toma el poder en 1964; en este marco, F. H. Cardoso vincula la dependencia y el modelo político brasileño. El modelo de desarrollo, al que define como el tipo de políticas implementadas que reflejan la relación de fuerzas entre las clases, se transforma desde el gobierno de Kubitschek, dejando atrás aquel en el que Estado y capital nacional constituían las bases del “régimen populista”. Cardoso formula una aguda caracterización para la época: cambian los sectores que controlan las fuerzas productivas y el Estado se asocia con empresas internacionales y locales.57 En efecto, el capitalismo dependiente se sustenta en una alianza entre FF.AA., burguesía y clases medias, excluyendo a los sectores populares. La contradicción principal del desarrollo asociado opone distribución del ingreso frente a las formas de explotación, aun cuando el mercado interno sea “dinámico”.58-59

En sintonía con las preguntas que plantean los científicos sociales de estos países, los científicos sociales argentinos problematizan cuestiones socioeconómicas del desarrollo en vinculación con las sociopolíticas. Autores que ilustran esto, entre otros, son Diamand,60 Canitrot61 y Braun.62 Diamand propone su conocido enfoque sobre la estructura productiva desequilibrada argentina discutiendo con el liberalismo conservador. Argumenta que hay un divorcio entre la realidad y las teorías económicas dominantes, ya que Argentina es un país exportador primario en proceso de industrialización, cuya estructura productiva posee dos sectores: 1) el primario agropecuario, de precios internacionales, y 2) el industrial, con costos y precios superiores a los internacionales. Ante la falta de mercados de capitales, el enfoque tradicional propone la devaluación: si bien se restablece el “equilibrio externo”, no lo hace por lo que supone la teoría económica liberal, sino porque la elevación del tipo de cambio produce aumentos en los costos de los productos importados, al tiempo que los productores agropecuarios trasladan el aumento de precios al mercado interno. Así, con base a la alta productividad agropecuaria, se fija el tipo de cambio, no adecuado para la industria, de la misma manera que la sobreelevación de los precios industriales no tiene como determinante una productividad industrial baja.63 Diamand concluye que, para llegar a una industrialización eficiente y un desarrollo autosostenido, debería abandonarse el principio de ventajas comparativas.

En el artículo mencionado, por su parte, Canitrot se refiere a la burguesía industrial argentina mostrando las alianzas de clase de las experiencias “populistas” y nacionalistas de redistribución del ingreso que favorecen a las mayorías sin alterar la estructura de propiedad. La reactivación económica favorece a asalariados e industriales, la alianza populista que se contrapone a los sectores agropecuarios. Luego, en un contexto inflacionario, resurgen los conflictos de clase y la burguesía industrial realiza otra alianza, ahora con la burguesía rural. Así, la burguesía industrial argentina posee debilidad política y un comportamiento pendular.

Tanto Diamand como Canitrot explican la inflación, problemática recurrente en al y analizada en de desde el momento fundacional; no obstante, en aquellos años la inflación retorna con fuerza a los países centrales. En este contexto, en su artículo -también sugestivo y crítico- se pregunta sobre las condiciones para una distribución que beneficie a los sectores populares, partiendo del análisis internacional. Describe hechos del sistema capitalista de entonces: 1) alta tasa de inflación en los países imperialistas, 2) aumento en el precio del petróleo, y 3) aumento en los precios de las materias primas. Sobre esto último, Braun señala que, entre 1972 y 1973, la producción de los países imperialistas se expande a tasas muy altas: aumentan la importación de productos de países dependientes, aunque el alza de la oferta, la alta inflación y la crisis monetaria hacen que aumente la demanda especulativa. En circunstancias “normales” (sic), estos precios deben disminuir y problematiza el caso del petróleo cuestionando que se generalice a otras materias primas, proponiendo transformaciones estructurales en los países dependientes.

Así, los científicos sociales argentinos introducen la dependencia en sus contribuciones.64 Teniendo como trasfondo estas discusiones socioeconómicas y la dependencia, de publica textos centrados en cuestiones sociopolíticas del desarrollo argentino, aunque desde perspectivas interdisciplinarias. Ello es ejemplificado por aportes de O´Donnell que, entre 1972 y 1973, generan intercambios con Brodersohn. Estas contribuciones, a nuestro entender, resumen gran parte del conocimiento publicado en la revista durante estos casi 20 años, evidenciando la acumulación del conocimiento.65 El intercambio entre estos dos autores se focaliza en las evidencias con las cuales explicar y analizar problemas relevantes del desarrollo argentino.

No obstante, en la revista también se plantearon debates de índole más ideológico, alentados, sobre todo, en la sección Notas. Uno de ellos tuvo como disparador uno de Torcuato Di Tella.66 La búsqueda de una “salida política” argentina consistiría en organizar un poder político eficaz, capaz de enfrentar tanto a la dominación extranjera como a la concentración monopólica del poder. Di Tella señala que cuanto más grave se percibe la situación sobre un problema en Argentina, más se cree que la solución es con un poder político dictatorial. Por su complejidad, ninguno de los problemas se puede resolver, ya que nuestro país posee una trama social muy distinta a la de otros países de al. En Argentina, Chile y Uruguay reemerge constantemente la pluralidad de centros de poder. La propuesta de Di Tella es que el sistema político debe tener características mínimas como la existencia de partidos libremente organizados sin exclusiones. Para lograr una mayor coexistencia pacífica, según él, se precisa de una básica bipolaridad y una inclusión de la mayoría de los empresarios en la derecha.

Di Tella ofrece su escrito a la discusión y, ciertamente, provoca respuestas de Kvaternik67 y de Mora y Araujo,68 lo que da cuenta del carácter polémico y plural que imprime Di Tella a DE, por entonces director de la revista. Kvaternik (1972) interpreta de forma alternativa la crisis política argentina, apelando a la incapacidad hegemónica de las clases dominantes, expresada en la crisis del centrismo; es decir, la ausencia de un partido político como el que propone Di Tella y el golpismo militar. En un contexto como el de 1972, previo al retorno de Perón, Kvaternik afirma que el partido dominante -el peronismo- es una pieza central en la “solución política”, por lo que “la ocasión se le presenta al pueblo y no a los nobles”.69 Por su parte, Mora y Araujo está de acuerdo con Di Tella en que la inestabilidad política se debe a la creciente complejidad de intereses y grupos socioeconómicos: la democracia no refleja en Argentina la complejidad de intereses sociales y su distribución entre los sectores sociales, y ello provoca inestabilidad. Sin embargo, ahí terminan sus acuerdos con Di Tella, ya que las salidas políticas propuestas por Mora y Araujo son radicalizadas:

Los sectores populares requieren mucho menos la vigencia de una democracia que “funcione” (sobre todo si deberán pagar por ella un precio muy alto) y mucho más una estrategia para defender sus intereses, imponerlos en lo posible a la sociedad, y producir los cambios estructurales que hagan de nuestro país socialmente justo, económicamente independiente, etc.

Consideraciones finales

Si bien de no es la única revista de ciencias sociales en AL aún vigente que fuera creada entre las décadas del cincuenta y setenta del siglo pasado, en Argentina tiene un valor histórico porque es una de las pocas que todavía sigue publicándose con periodicidad y que, a pesar de que ya no marca la agenda de la investigación social, tuvo origen en conflicto con posiciones económicas y políticas conservadoras y tradicionales en un momento crítico. Uno de nuestros intereses fue mostrar cómo el contenido de DE puede estudiarse como una producción acumulativa y colectiva de conocimiento, tanto de la economía como de las ciencias sociales latinoamericanas, para la elucidación teórica y conceptual de los principales problemas del desarrollo latinoamericano. Al mismo tiempo intentamos mostrar que ese conocimiento permitió plantear soluciones interdisciplinarias a esos problemas. Quedan preguntas pendientes en torno a cuáles fueron los temas y problemas abordados en períodos posteriores de la revista, o cuáles podrían ser las perspectivas a utilizar, teniendo en cuenta, entre otras cuestiones, que en las últimas décadas proliferaron las publicaciones periódicas y las herramientas digitales con las cuales indagar sobre la producción actual de los diversos conocimientos de economía y de las ciencias sociales.

En el momento fundacional (1958-1959), la revista publicó contribuciones sobre problemáticas en estrecha relación con las conceptualizaciones realizadas por la cepal, mismas que constituyeron el trasfondo teórico-conceptual de las transformaciones estructurales propuestas en la RDE. Los artículos evidencian producción de conocimiento tanto teórico como empírico sobre algunos problemas del desarrollo económico. Ilustrativas son las críticas al ingreso per cápita como indicador por excelencia para su medición, cuestionando que no se tengan en cuenta otras variables que pudieran afectar la clasificación de un país. Por ello que se pensaba fundamental que se profundizara sobre la estructura del ingreso de un país, bajo la noción de que en un país desarrollado tenía mayor peso en la formación del ingreso el sector industrial por sobre el sector agropecuario. Desde una mirada estructuralista, también fueron problematizados el crecimiento económico, la inflación, la industrialización, la improductividad agraria, entre otras cuestiones. Así, la RDE publicó conocimiento relevante para la transformación estructural con el interés de que fuera más allá de sus fronteras, aunque poniendo el haz de luz sobre la Argentina y la provincia de Buenos Aires, en particular. Si bien pretendía impactar en la comunidad de economistas latinoamericanos, este trabajo muestra que las herramientas, teorías y políticas propuestas en la revista no se pueden separar de un proyecto ideológico-político que se proponía transformar la provincia de Buenos Aires, en oposición a otros intereses e ideas. En efecto, la publicación de los planes de transformación de la estructura agraria provocó críticas de sectores poderosos, entre ellos, los nucleados en la SRA.

Debido al fin abrupto del proyecto, los miembros de la JPE se asociaron con académicos y técnicos de otras instituciones y fundaron un organismo sin fines de lucro para continuar la publicación: surge de, con vigencia en la actualidad. Al abordaje de los problemas económicos del desarrollo, los científicos sociales agregaron la discusión de aspectos sociales, históricos y políticos, al publicar cada vez más aportes de otras disciplinas e interdisciplinarios, impulsando una visión latinoamericanista. Si bien a la teoría cepalina se la dio por supuesta, la sociología de la transición realizó precisiones más que significativas en torno al desarrollo económico y, con el tiempo, la elaboración teórico-conceptual incorporó nuevas variables de análisis.

Asimismo, entre 1961 y 1969 se continuaron problematizando la improductividad del sector agrario y la reforma agraria, la profundización de la ISI, la inflación, entre otras cuestiones económicas. Aunque en el nuevo proyecto la revista adquirió una dinámica interna propia, tomando cierta distancia frente a la realidad más inmediata, de modo que prevaleció el objetivo de explicar y comprender las sociedades de al. de ya no encarnó ningún proyecto político partidario, sino que se constituyó en un ámbito pluralista de producción y publicación de conocimiento social. Con todo, en de se siguieron planteando transformaciones estructurales, mostrando voluntad política transformadora en concomitancia con la formación de intelectuales y técnicos. Si bien hacia fines de la década del sesenta todavía tenía presencia el enfoque de la transición -ilustrado en el caso de Germani (1969)-, este mostró sus limitaciones para explicar procesos de al, pues los análisis, en general, no abordaban experiencias concretas. Así, entre 1961 y 1969, de consolidó su latinoamericanismo y se constituyó en un espacio significativo para la producción y construcción colectiva y acumulativa de conocimiento sobre el desarrollo.

El tercer período (1970-1975) constituye una etapa nueva de la revista, en continuidad con los períodos previos. Aunque de empezó a propiciar, explícitamente, una mayor vinculación con el entorno para intentar comprender el subdesarrollo a través de la publicación de artículos sobre algunos casos en el marco de la dependencia. En efecto, publicó textos sobre experiencias concretas de subdesarrollo de Argentina y otros países de al (en particular, Chile y Brasil), a diferencia del período anterior en el que los planteos eran más abstractos. Tal es así que entre 1970 y 1975 no es común hallar en de definiciones del concepto de desarrollo, sino que se indagó sobre el modelo de desarrollo. El contexto intelectual estaba fuertemente impregnado por el auge de la dependencia como concepto explicativo. La discusión sobre el carácter dependiente y asociado del desarrollo latinoamericano se explícita en las contribuciones de los científicos sociales y economistas brasileños y, asimismo, en el de los argentinos en un ámbito latinoamericanista e interdisciplinario, comprometido con producir cada vez más herramientas conceptuales que permitan transformar la realidad social. La provocativa nota escrita por Torcuato Di Tella, que generó reacciones críticas de Kvaternik y Mora y Araujo, así como la discusión entre O´Donnell y Brodersohn, son ejemplos de algunos de estos cambios, aunque también de conocimiento acumulativo.

En conclusión, creemos que, a partir de un caso y sus peripecias, podemos mostrar cómo el conocimiento científico es una construcción colectiva y acumulativa con un arduo trabajo a lo largo del tiempo. Señalar que el conocimiento científico es una “construcción” colectiva no significa negarle status científico, sino todo lo contrario, porque quienes se dedican a la ciencia, sea cual fuese esta, suelen basar sus investigaciones en los trabajos de otros y, tanto de las críticas como de la contribución a la acumulación de teorías y evidencias, surgen nuevas problematizaciones y preguntas de investigación. Desde aquellas primeras publicaciones de la RDE, al debate entre Torcuato Di Tella, Kvaternik, y Mora y Araujo, se han ampliado las perspectivas, las teorías y los conceptos, tanto desde la economía como desde la sociología y otras ciencias sociales, y fue en la construcción de una perspectiva interdisciplinaria, latinoamericanista y de relativa apertura ideológica donde se encontró el mejor modo de dar cuenta de los problemas del desarrollo argentino y latinoamericano. Decir que fue el “mejor” modo podría implicar que estamos haciendo un juicio de valor, pero no es esa la pretensión, sino más bien resaltar la contingencia que tiene el conocimiento científico, y, en particular, si pensamos que el significado de las palabras también es una construcción y que de ese significado construido depende el uso que se le de a las herramientas conceptuales -tales como desarrollo económico- que se producen. A partir del recorrido realizado, nos propusimos mostrar que una forma de estudiar a la producción científica es considerarla como una empresa colectiva y acumulativa en la que las publicaciones periódicas desempeñan un papel crucial mediante la publicación de distintos tipos de textos y contribuciones. En efecto, de fue a lo largo de sus primeras décadas un espacio en el que los investigadores sociales, principalmente argentinos y latinoamericanos, contribuyeron a la construcción colectiva y acumulativa del conocimiento sobre el desarrollo latinoamericano y algunos de sus principales problemas. De esta manera se ampliaron y criticaron las teorizaciones y conceptualizaciones del contexto intelectual más amplio en el que estaban insertos, en una América Latina conflictiva, inestable y con disyuntivas cruciales que signaron los casi veinte años en los que se focalizó este trabajo.

Agradecimientos

Agradezco a los revisores quienes, con sus sugerencias y comentarios, hicieron que tuviera en cuenta cuestiones que no había considerado en la versión enviada originalmente. Asimismo, a Cecilia Hidalgo y a Dante Avaro, que hicieron críticas a versiones preliminares.

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Teubal, Miguel, “Estimaciones del ‘excedente financiero’ del sector agropecuario argentino”, Desarrollo Económico, 14.56, 1975, pp. 677-697. doi: 10.2307/3466196 [ Links ]

1La investigación que realicé para escribir este trabajo se nutrió de entrevistas a Torcuato Di Tella (18 de agosto de 2010) y a Getulio Steinbach (varias entrevistas durante la segunda mitad de 2010). Ambos me permitieron conocer en profundidad aspectos tanto del ides como de de: los intereses de la revista y del ides, su organización y funcionamiento, problemas y temas relevantes de investigación y publicación, algunas fechas importantes, alianzas institucionales, entre otras cuestiones significativas. Torcuato Di Tella formó parte del primer comité editorial de la revista cuando comenzó a ser publicada por el ides y fue su director durante parte de la década del setenta. Al margen de esto, en décadas posteriores nunca estuvo alejado ni del ides ni de de. A su vez, Getulio Steinbach, habiendo ya formado parte del Comité de Redacción en un periodo de la década del sesenta, desde principios de la década del setenta comenzó a cumplir funciones organizativas generales tanto en el ides como en de, hasta fines de los años noventa y principios del nuevo milenio. Ambos fueron muy generosos conmigo; les estoy agradecido y a su memoria dedico este texto.

2 Latour, Cogitamus. Siete cartas sobre las humanidades científicas, pp. 73-99. Véase, también, Hidalgo, “Paralelos entre los descubrimientos científicos y el “descubrimiento de América” por Cristóbal Colón”, pp. 51-61.

3Más allá de la crisis económica, que resintió por un breve período la actividad de la institución, de siguió publicándose, aunque con cierto retraso. Con todo, esta crisis económica institucional marcó un hito en de. Entrevistas realizadas a Getulio Steinbach. Buenos Aires, segundo semestre de 2010.

4 Schuster, “Los laberintos de la contextualización en ciencia”, pp. 23-42.

5 Skinner, “Significado y comprensión en la historia de las ideas”, pp. 109-164.

6Stropparo, Contexto y producción de conocimiento social sobre el desarrollo en Argentina. El caso de la revista Desarrollo Económico: 1958-1975, pp. 7-25. http://repositorio.sociales.uba.ar/items/browse?advanced[0][element_id]=49&advanced[0] [type]=is+exactly&advanced[0][terms]=Estudios+del+desarrollo+econ%C3%B3mico (consultado el 13 de septiembre de 2022).

7 Beigel, “Las revistas culturales como documentos de la historia latinoamericana”, pp. 105-115.

8 Pita González y Grillo, “Una propuesta de análisis para el estudio de revistas culturales”, https://www.relmecs.fahce.unlp.edu.ar/article/view/relmecs_v05n01a06/667

9Algunos de los trabajos que estudiaron a de o la mencionan, son: Sigal, Intelectuales y poder en la década del sesenta, pp. 35-118; Steinbach, “Treinta años de Desarrollo Económico”; Pereyra, “Las revistas académicas de sociología en la Argentina”, pp. 285-293; Neiburg y Plotkin, “Los economistas. El instituto Torcuato Di Tella y las nuevas elites estatales en los años sesenta”, pp. 231-264; Reichel, Da Silva Broniczack y Ehlert,“A história da América Latina na Revista Desarrollo Económico dos anos sessenta do século passado”, pp. 203-225; Romanos de Tiratel, Revistas argentinas de Humanidades y Ciencias Sociales. Visibilidad en bases de datos internacionales; Sarthou, “Algo más que comunicación científica: debates académicos en la revista Desarrollo Económico en los años setenta”; Diez, “Los dependentistas argentinos”, pp. 169-194.

10No es un objetivo de este trabajo poner en evidencia los aspectos que hicieron que de y el ides tuvieran continuidad en el adverso contexto argentino de aquellos años. Para ello, fueron relevantes, sin embargo, una ampliación disciplinaria cada vez mayor, el latinoamericanismo creciente y cierta apertura ideológica (tanto en el ides como en la revista). Aunque también lo fueron las alianzas institucionales; el conjunto de actividades realizadas a nivel institucional y junto a otras instituciones de Argentina y al; y la publicitación de instituciones públicas y privadas, y de revistas tanto argentinas como de otros países latinoamericanos y de Estados Unidos y de Europa. Una muestra que resume, en gran medida, todo lo anterior es el papel fundamental jugado por Aldo Ferrer en la creación de clacso en 1967 cuando era secretario del ides. Entrevistas realizadas a Getulio Steinbach. Buenos Aires, segundo semestre de 2010. Por otro lado, en 1968 el ides publicó en de un inventario de su trayectoria Institucional en el que se relatan experiencias institucionales y planes a futuro en los aspectos mencionados en el párrafo anterior. En efecto, el inventario se elaboró producto de reuniones junto a otros centros de investigación latinoamericanos para la creación del clacso, entre 1966 y 1967. En el texto se enfatiza sobre las actividades desarrolladas por el ides hasta el momento y a futuro, plantea una reflexión sobre las ciencias sociales en al, y propone un plan de expansión institucional y de búsqueda de nuevos destinatarios de la revista. Véase ides, “El I.D.E.S. hace inventario de su trayectoria institucional”, pp. 387-398. También Stropparo, Contexto y producción de conocimiento social sobre el desarrollo en Argentina. El caso de la revista Desarrollo Económico: 1958-1975, pp. 44-49 y 285-300.

11En este trabajo solo nos focalizamos en contribuciones de argentinos y de otros países de al; no obstante, en algunas ocasiones mencionamos aportes de autores no latinoamericanos. Por cierto, son los argentinos quienes más hicieron contribuciones, aunque en este trabajo seleccionamos con cierta proporcionalidad textos escritos por autores de otros países latinoamericanos. En general, consideramos que los textos seleccionados son ilustrativos del mucho más que abundante conocimiento publicado en la revista a lo largo del período 1958-1975.

12Halperin Donghi, Historia Contemporánea de América Latina, pp. 434.

13Ibíd., pp. 439-445.

14Stropparo, Contexto y producción de conocimiento social sobre el desarrollo en Argentina. El caso de la revista Desarrollo Económico: 1958-1975, pp. 83-95, http://repositorio.sociales.uba.ar/items/browse?advanced[0][element_id]=49&advanced[0] [type]=is+exactly&advanced[0][terms]=Estudios+del+desarrollo+econ%C3%B3mico (consultado el 13 de septiembre de 2022).

15El comité editorial del primer número (octubre-diciembre 1958) estuvo integrado por Norberto González, Alfredo Calcagno, Ricardo Cibotti, André Devoto Moreno, Osvaldo Fernández Balmaceda, Héctor Grupe, Federico Herschel y Samuel Itzcovich. En el tercer número se suma al mismo Oscar Cornblit.

16jpe, “Introducción”, p. 3.

17Véase Stropparo, “Producción de conocimiento, contexto y políticas públicas. El caso de la Junta de Planificación Económica de la Provincia de Buenos Aires (1958-1959)”, pp. 115- 131. Más allá de que, en Argentina, la isi habría comenzado en la década del 30, los sectores propietarios de grandes latifundios aún conservaban un alto nivel de veto ante políticas llevadas adelante por los gobiernos que pretendían transformar la estructura productiva con una profundización de la industrialización. Así, los intereses de estos sectores se conjugaban con la teoría económica ortodoxa en economía, entre otras cosas, proponiendo aprovechar las ventajas comparativas argentinas en la división internacional del trabajo para que el país, principalmente, se especialice como exportador de materias primas, modelo vigente hasta la década del treinta. La burguesía pampeana —propietaria de tierra con una alta renta diferencial que permitió que esta clase social acumulara recursos y riqueza desde fines del siglo xix— se oponía a los intentos de transformación estructural como los propuestos por la jpe y la rde y, previamente, el gobierno peronista entre 1946 y 1955. En efecto, desde la segunda mitad de la década del cincuenta esta clase social, sosteniéndose en la teoría económica ortodoxa del fmi y ante las crónicas crisis de la balanza de pagos, promovía los “planes de estabilización” de aquel organismo internacional, que tenían como medida principal la devaluación de la moneda, para generar mayores exportaciones e ingreso de divisas. O´Donnell, “Estado y alianzas en la Argentina, 1956-1976”, pp. 31-68.

18 Herschel y Cibotti, “Concepto y finalidad del desarrollo económico”, pp. 27-40.

19 Sunkel, “Un esquema general para el análisis de la inflación. El caso de Chile”, pp. 5-6.

20 Ferrer, “Controlar la inflación para defender el nivel de vida popular, fortalecer la iniciativa privada y acelerar el desarrollo nacional”, pp. 251-263.

21 Alende, “La reforma agraria”, pp. 245-257.

22 jpe, “Distribución de la propiedad agraria en la Provincia de Buenos Aires”, pp. 201-232.

23 jpe, “La utilización del ‘Índice de aprovechamiento económico-social de las explotaciones agropecuarias’ en el plan agrario de la Provincia de Buenos Aires”, pp. 193-212.

24 Sikkink, El proyecto desarrollista en la Argentina y Brasil: Frondizi y Kubitschek, p. 143.

25 O´Donnell, Modernización y autoritarismo, pp. 45-97.

26 O´Donnell, “Las tensiones en el Estado Burocrático Autoritario y el problema de la Democracia”, pp. 299.

27Stropparo, Contexto y producción de conocimiento social sobre el desarrollo en Argentina. El caso de la revista Desarrollo Económico: 1958-1975, pp. 116-124, http://repositorio.sociales.uba.ar/items/browse?advanced[0][element_id]=49&advanced[0] [type]=is+exactly&advanced[0][terms]=Estudios+del+desarrollo+econ%C3%B3mico (consultado el 13 de septiembre de 2022).

28Si bien algunos miembros del comité editorial ya formaron parte del momento fundacional, en esta nueva etapa se suman Gino Germani, Torcuato Di Tella, Pedro Gortari, Aldo Ferrer, y Sergio Bagú. Con el tiempo, incluso, la revista empieza a incluir científicos sociales y economistas extranjeros de renombre internacional.

29 ides, “Prólogo”, pp. 5.

30 Ansaldi, La búsqueda de América Latina. Entre el ansia de encontrarla y el temor de no reconocerla. Teorías e instituciones en la construcción de las ciencias sociales latinoamericanas, pp. 26-34. Sobre la relevancia de la sociología política latinoamericana de los sesenta y parte de los setenta y, en correlación, la construcción de una agenda autónoma de las ciencias sociales latinoamericanas en aquel período histórico, véase Avaro, La maldición de Adam Smith. Argentina: una sociedad “presa” del saber convencional, pp. 151-173.

31 Jaguaribe, “Desarrollo económico programado y organización política (un intento para aclarar contradicciones)”, pp. 5-64. Véase, también, Cardoso Pedrao, “La distribución de la renta y el desarrollo económico”, pp. 35-114.

32En la misma vena, algunos sociólogos norteamericanos plantearon las “variantes” entre los países subdesarrollados y los desarrollados, si tomamos en cuenta su historia y estructura social. Por ejemplo, véase Eisenstead, “Modernización: crecimiento y diversidad”, pp. 423-452.

33 Costa Pinto, “Estructura de clases en proceso de cambio”, pp. 249-284.

34 Cardoso, “Empresarios industriales y desarrollo nacional en Brasil”, pp. 31-60.

35 Ferrer, “Modernización, desarrollo industrial y la integración de América Latina”, pp. 195-205.

36Entre otros tantos autores, Giberti también propone la reforma agraria y realiza especificaciones conceptuales relevantes sobre la cuestión agraria. Giberti, “Uso racional de los factores directos de la producción agraria”, pp. 17-56.

37 Ferrer, “Devaluación, redistribución de ingresos y el proceso de desarticulación industrial en la Argentina”, pp. 5-18.

38También es ilustrativo de la discusión con el enfoque monetarista un texto de Hopenhayn, “La organización de una nueva sociedad como requisito para un proceso de desarrollo con estabilidad en América Latina”, pp. 453-470. Véase, también, Herschel, “Comentario a “Inflación y desarrollo” (Aldo Arnaudo)”, pp. 415-416.

39 Germani, “Etapas de la modernización en Latinoamérica”, pp. 95-137.

40 Di Tella, “Los procesos políticos y sociales de la industrialización”, pp. 19-48.

41 Di Tella, “El problema del determinismo en el estudio del cambio social”, pp. 129-132.

42 Graciarena, “Desarrollo y política. Algunas consideraciones sobre dominación oligárquica y la Alianza para el Progreso”, pp. 123-128.

43Petras también señala que el desarrollo no debe verse como un proceso abstracto ni como una variable independiente: es una variable dependiente de las decisiones nacionales e internacionales. Véase Petras, “La ‘armonía de intereses’: ideología de las naciones dominantes”, pp. 443-467.

44El reformismo de la Alianza para el Progreso ponía al desarrollo como un valor instrumental con el objetivo posterior de lograr desarrollo político, es decir, una democracia representativa. Así, se debía impulsar el desarrollo económico mediante préstamos y promoviendo la reforma agraria, entre otras políticas. Impulsar el desarrollo generaría el crecimiento económico y el cambio de la estructura social, condiciones para una mayor democratización, tal como se creía en la época de que a mayor desarrollo económico, mayor desarrollo político. Véase Bodenheimer, “La ideología del desarrollismo: paradigma supletorio de las ciencias políticas norteamericanas para estudios latinoamericanos”, pp. 87-103.

45 González Casanova, “México: desarrollo y subdesarrollo”, pp. 285-302.

46 Espartaco, “La ‘crisis latinoamericana’ y su marco externo”, pp. 319-354.

47Quien también explica los golpes militares en al es David Apter, cuestionando la idea de que el desarrollo conduce necesariamente a la democracia. Apter, “Notas para una teoría de la representación no democrática”, pp. 287-328. Por su parte, José Nun —en crítica a Germani— explica los golpes militares, entre otras cosas, por el apoyo de clase media. Nun, “América Latina: la crisis hegemónica y el golpe militar”, pp. 355-415.

48Para profundizar sobre la producción de conocimiento publicada en este período, véase Stropparo, Contexto y producción de conocimiento social sobre el desarrollo en Argentina. El caso de la revista Desarrollo Económico: 1958-1975, pp. 116-124.

49 Halperin Donghi, Historia Contemporánea de América Latina, pp. 533.

50Ibíd., pp. 562.

51 Stropparo, Contexto y producción de conocimiento social sobre el desarrollo en Argentina. El caso de la revista Desarrollo Económico: 1958-1975, pp. 198-205.

52 ides, “Una explicación al lector”, pp. 163-164.

53 Foxley, “Alternativas de organización en el proceso de transformación de la economía chilena”, pp. 659-686.

54 Bitar, “Los oligopolios internacionales en la industria. Algunos efectos sobre las economías latinoamericanas”, pp. 187-214.

55Ya depuesto Allende en 1973, Cristobal Kay evalúa la política agraria de la Unidad Popular (up) en Chile. Véase Kay, “Chile: Evaluación del programa de reforma agraria de la Unidad Popular”, pp. 85-110.

56 Mesa Lago, “Problemas estructurales, política económica y desarrollo en Cuba, 1959-1970”, pp. 533-582.

57 Cardoso, “El modelo político brasileño”, pp. 217-248.

58 Cardoso, “Las contradicciones del desarrollo asociado”, pp. 3-32.

59También Bresser Pereira, por un lado, y Lafer, por el otro, se centran en distintos aspectos del modelo de desarrollo brasileño en el marco de la dictadura militar. Véase Bresser Pereira, “El nuevo modelo brasileño de desarrollo”, pp. 569-588; Lafer, “El sistema político brasileño. Algunas características y perspectivas”, pp. 641-676.

60 Diamand, “La estructura productiva desequilibrada y el tipo de cambio”, pp. 25-27.

61 Canitrot, “La experiencia populista de redistribución de ingresos”, pp. 331-351.

62 Braun, “Materias primas: ¿los pobres de hoy serán los ricos de mañana?”, pp. 783-789.

63Durante este período la cuestión agraria pierde prevalencia. No obstante, Teubal explica el excedente financiero apropiado por los grandes propietarios ganaderos. Teubal, “Estimaciones del ‘excedente financiero’ del sector agropecuario argentino”, pp. 677-697. Para una profundización general sobre el conocimiento publicado entre 1970 y 1975, véase Stropparo, Contexto y producción de conocimiento social sobre el desarrollo en Argentina. El caso de la revista Desarrollo Económico: 1958-1975, pp. 198-284.

64Al analizar específicamente la dependencia, gran parte de las publicaciones de científicos sociales argentinos fueron efectuadas en la sección Críticas de Libros de de. Ello refleja una recepción crítica de la producción sobre el tema.

65Esta discusión muestra cómo ciertas problemáticas se fueron acumulando en de con nuevas problematizaciones, aunque incorporando los descubrimientos previos y, por lo tanto, adquiriendo un abordaje cada vez más interdisciplinario. Véase Stropparo, “Producción de conocimiento en Argentina. La discusión Guillermo O´Donnell-Mario Brodersohn (1972- 1973)”, pp. 133-137, http://www.publicacionesperiodicas.unm.edu.ar/ojs/index.php/cefiro/article/view/76/53 (consultado el 13 de septiembre de 2022).

66 Di Tella, “La búsqueda de la fórmula política argentina”, pp. 317-326.

67 Kvaternik, “¿Fórmula o fórmulas? Algo más sobre nuestro sistema de partidos”, pp. 613-622.

68 Mora y Araujo, “Comentarios sobre la búsqueda de la fórmula política argentina”, pp. 623-629.

69Kvaternik, “¿Fórmula o fórmulas? Algo más sobre nuestro sistema de partidos”, pp. 622.

Recibido: 25 de Febrero de 2022; Revisado: 11 de Septiembre de 2022; Aprobado: 29 de Septiembre de 2022

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