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Estudios de Asia y África

versión On-line ISSN 2448-654Xversión impresa ISSN 0185-0164

Estud. Asia Áfr. vol.58 no.1 Ciudad de México ene./abr. 2023  Epub 27-Mar-2023

https://doi.org/10.24201/eaa.v58i1.2875 

Reseñas

André Haudricourt. 2019. El cultivo de los gestos: entre plantas, animales y humanos/ Marie Bardet. Hacer mundos con gestos. Traducido por Pablo Ariel Ires. Buenos Aires: Cactus. 112 pp. ISBN 9789873831386

Miguel Vázquez Angeles1 
http://orcid.org/0000-0003-3248-6677

1El Colegio de México, México, miguelvazan@outlook.com

Haudricourt, André. 2019. El cultivo de los gestos: entre plantas, animales y humanos/ Marie Bardet. Hacer mundos con gestos. Ariel Ires, Pablo. Buenos Aires: Cactus, 112p. ISBN: 9789873831386.


El libro traduce una selección de textos de la obra de André-Georges Haudricourt (1911-1996), centrada en cuestiones nodales de la antropología y de los estudios regionales de Asia. En ella se tratan la técnica y la tecnología, los gestos y el tratamiento del otro, articulados desde un acercamiento que toma en cuenta aspectos tanto ideales como materiales, en una síntesis relacional. A la compilación se añade una nota de Gilles Deleuze acerca de Haudricourt y su obra, y una propuesta de interpretación a cargo de Marie Bardet.

Se detalla el origen diverso de los cuatro textos que conforman la selección, pero aparecen reunidos en la obra Des gestes aux techniques, editada en 2010 por Raphaël Larrère y François Sigaut (París: Maison des sciences del’homme), en la que se incluye el Essai sur les techniques dans les sociétés pré-machinistes, inédito hasta ese momento, y otros artículos de Haudricourt.

El escrito que abre esta traducción es el “Prefacio a Ensayo sobre las técnicas en las sociedades premaquinistas”, que forma parte de la transcripción de algunos manuscritos de Haudricourt alojados en el Institut Mémoires de l’Édition Contemporaine en París (IMEC) desde 1996. Originalmente, el ensayo había sido escrito para Gallimard en 1946, a petición de su otrora director Georges Friedman, pero su publicación fue relegada por cuestiones editoriales.

En este prefacio, Haudricourt acusa que el estudio de las sociedades “arcaicas” ha dejado de pensar en el brazo humano y en el trabajo consumido en la fabricación de objetos porque se lleva a cabo a partir de materiales localizados en museos, lo que conlleva la ausencia del hombre concreto ante la mirada de los etnólogos. Propone, en cambio, considerar el carácter social del hecho técnico e integrarlo al conjunto de los fenómenos de la sociedad estudiada.

El autor lanza también una crítica a la noción de progreso técnico al señalar que no se puede considerar en términos absolutos, sino en el contexto ecológico que proporciona para satisfacer las necesidades según las técnicas disponibles de una sociedad. Se desmarca de la distinción materialista entre necesidades primarias y secundarias, pues cree que se definen por el entorno y la cultura. De esta manera, abre la puerta a una nueva interpretación del acto técnico, de forma precisa y relacional, susceptible de ser comparada desde su contexto.

En “Investigaciones de las bases para un estudio comparativo de las mentalidades extremo oriental y occidental” (1949, Archivos IMEC, fondo Haudricourt), se pregunta cómo explicar las diferencias entre las grandes civilizaciones antiguas y por qué sólo una logró la expansión política mundial. Para acercarse a la respuesta, piensa que se deben tomar en cuenta causas históricas, biológicas y geográficas en relación con las estructuras social y cultural. Este análisis arrojaría luz sobre cuestiones como la renovación constante de las clases económicas y la estabilidad de los estados constituidos en Occidente, así como sobre la estabilidad de las clases económicas y la inestabilidad de los gobiernos en Oriente.

Indica dos diferencias fundamentales entre estas civilizaciones: los móviles de los actos que realizan y la forma de actuar de los individuos respecto de los otros individuos y los animales. Propone así una caracterización de dos rasgos que influyen en ellas: el modo en que el individuo asciende en la jerarquía social y la organización del trabajo. Respecto a la primera cuestión, la antigua civilización india se caracterizó por un nulo ascenso social, mientras en China el sistema de exámenes sí lo permitía. En el plano tecnológico y la organización laboral, el trabajo lo organizaban los trabajadores mismos y no las clases superiores.

La geografía también tuvo su papel. En China impidió la aparición de la mentalidad comercial y la esclavitud. En India, la diversidad de climas, modos de vida, razas y ambientes devino en una sociedad de castas. Por su parte, la división entre Grecia y el Mediterráneo hizo posible la sociedad esclavista.

Haudricourt sitúa en el pastor que cuida su rebaño el origen de la mentalidad paternalista que permitió la esclavitud, ya que la diferenciación entre pastor y oveja se traduce en la separación entre amo y esclavo. El primero dirige técnicamente al segundo, lo que endurece las relaciones humanas. En China, el mandarín es padre y madre del pueblo, pero no manda, sino que doma más de lo que adiestra, y el feudal es sólo un rentista, mientras que en la alta Edad Media el señor dirige el trabajo de los siervos. Por lo tanto, la fase burguesa y el capitalismo sólo pudieron surgir en Europa debido a la mentalidad pastoril.

En el “Ensayo sobre el origen de las diferencias de mentalidades entre Occidente y Extremo Oriente” (publicado en su versión original en 1954 en France-Asia. Revista mensual de cultura y de síntesis franco-asiática, núm. 98, 814-824, bajo el pseudónimo de René De Hétrelon), Haudricourt recuerda que la fórmula “no hagas a otro lo que no quisieras que te hagan” puede ser comprendida de modos distintos en cada sociedad, ya que la noción del otro es arbitraria y depende de la mentalidad, la cual se entiende mediante el análisis de la forma que adquieren las relaciones entre individuos en diversas civilizaciones.

El autor nota que la persona extranjera recibe el mismo trato que otros seres vivientes, pero la diferencia en el trato que da la persona pastora y la criadora es análoga a la de la cultivadora y la horticultora. Quien cultiva plantas actúa de manera casi ritual, luego espera. Impide a los demás que interfieran con lo que produce y se defiende pasivamente. Luego recolecta lo que sembró y se multiplicó. La mentalidad imperante es de moral a posteriori. No hay un dios vigilante, sino varias divinidades que no ordenan ni imponen revelaciones. La moral confuciana coincide con la de la persona agricultora. Mencio decía: “¡No hay que forzar a la naturaleza!”. El trabajo de una persona criadora de un rebaño es otro. Su reproducción exige supervisión e intervención constante. Hay que pensar por el rebaño y ocuparse de él activamente. La divinidad en este tipo de sociedades es representada por un pastor que cuida a su ganado.

Estas diferencias explican la esclavitud antigua. En Occidente, una persona ocupa a otra para producir; la organización del trabajo tiene origen en el dualismo. En Extremo Oriente, el emperador es más un fenómeno de orden natural que el amo de sus súbditos. En India no existe una división entre mente y cuerpo, sino una clasificación por especies o castas.

Los chinos dividieron el trabajo con un fin práctico y cada parte evolucionó técnicamente en sí misma; los europeos lo hicieron desarrollando cada segmento según los avances técnicos. El progreso de los medios de producción se dio más rápido en Occidente, lo que llevó a que la calidad del trabajo dejara de tener valor humano y que la mercancía calificara el valor profesional de quien la fabricaba. De esta manera, para Haudricourt la separación de mentalidad entre pastor y agricultor da pistas sobre la separación política y económica del mundo actual.

“Domesticación de los animales, cultivo de las plantas y tratamiento del otro” (publicado en 1962 en L’Homme 2 [1 ]: 40-50) puede encontrarse, junto con la mayor parte de la obra de Haudricourt dedicada a la tecnología, en el volumen La technologie, science humaine, recherches d’histoire et d’ethnologie des techniques, de 1987, surgido por iniciativa de Maurice Godelier, con una selección bibliográfica a cargo de Marie-Claude Mahias.

En este artículo, Haudricourt recuerda cómo el cultivo de plantas alimenticias y la domesticación de animales constituyó una revolución desde un punto de vista cuantitativo. Sin embargo, apunta también a un cambio en las relaciones entre el hombre y su entorno con consecuencias en las relaciones humanas e interespecíficas. A partir de ese momento asiste, protege y coexiste con otras especies. Estos nuevos vínculos de tipo amistoso recuerdan los que se dan dentro del grupo.

Hay dos extremos relacionales que se expresan en el trato que se le da al ñame y a la oveja. El cultivo del ñame es ejemplo de la acción indirecta negativa: no existe contacto en el espacio ni simultaneidad en el tiempo con el ser domesticado. La crianza de la oveja es el modelo de la acción directa positiva: el contacto es permanente con el ser domesticado.

La distinción no se limita a plantas cultivadas-animales domésticos. La acción directa desemboca en el artificio; la acción indirecta aparece como un retorno a la naturaleza. Así, Haudricourt señala contundentemente que las relaciones del hombre con la naturaleza son más importantes que la forma de su cráneo o el color de su piel para explicar su comportamiento y su historia social.

Por último, en Hacer mundos con gestos, Marie Bardet propone pensar más desde los gestos que desde el cuerpo. Se aleja de la posición esencialista del cuerpo natural y se dirige hacia un cultivo y análisis de los gestos de forma relacional. Desde su posición no se puede estudiar el gesto a partir de un cuerpo visto aisladamente como objeto biológico o fisiológico, hay que mirar en conjunto aquello que no debería separarse. El cuerpo es tomado como un sistema de relaciones materiales e inmateriales fuertemente vinculadas. Esta forma de pensar el cuerpo incide en los modos que tenemos de pensar lo social, lo técnico y lo político. Así, se ofrece una salida al dualismo desde una ecología de los gestos.

Esta obra muestra, en pequeña escala, la progresión en el pensamiento de André-Georges Haudricourt y ofrece una síntesis teórica y metodológica para acercarse a problemas actuales. Si bien son textos enmarcados en el lenguaje de una conversación de hace más de medio siglo, su relectura invita a nuevas interpretaciones sobre problemáticas relevantes en la antropología y los estudios regionales de Asia. Sus sugerencias sobre la aproximación a la persona o el acto técnico concreto, el estudio de interrelaciones de factores materiales y no materiales de una manera no esencialista, y la búsqueda de patrones relacionales en el trato con el otro y su trascendencia en las relaciones interindividuales e interespecíficas, mueven a repensar problemáticas presentes desde una perspectiva relacional que mucha falta le hace al mundo académico y político actual.

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