1. Introducción
El proceso de palatalización de oclusivas velares del protomaya, ocurrido en las lenguas del subgrupo ch’olano-tseltalano, es un tópico que en los últimos años ha vuelto a contemplarse y a examinarse después de haber sido interpretado como un cambio abrupto, ubicado en un estado de lengua previo a la separación del protoch’olano y prototseltalano (Campbell 1984; Kaufman & Norman 1984; Justeson et al. 1985). Este nuevo interés se deriva del avance de las investigaciones epigráficas que muestran que la hipótesis del cambio ubicado antes de la escisión del tseltalano mayor no puede sostenerse debido a los deletreos fonéticos de las inscripciones del Clásico maya que muestran que en ch’olano el cambio *k(’) > tʃ(ʼ) aún no estaba completado y que, además, puede ubicarse a las vocales anteriores como el contexto inicial de la palatalización (Robertson & Houston 2015; Law et al. 2014).
El objetivo de la presente investigación consiste en demostrar que existen más contextos de palatalización de *k/*k’ además de las vocales anteriores, y no solamente para el ch’olano sino para todas las lenguas de la familia que manifiesten este fenómeno. Con estos contextos de palatalización, y basándonos en los patrones de difusión léxica de las lenguas orientales, especialmente de los dialectos del MAM con respecto a este proceso, se busca explicar la manera en la que se difundió la palatalización de oclusivas velares en las tierras bajas mayas, y podrá incluso observarse esta difusión hacia las lenguas q’anjob’alanas. Posteriormente, examinaremos algunas restricciones fonotácticas en los bordes de las raíces que explicarán algunos de los contextos ubicados por Kaufman & Norman (1984) que bloquean el cambio *k(’) > tʃ(ʼ) en lenguas ch’olanas y tseltalanas, aunque también explican este bloqueo en otras lenguas.
Antes de abordar estos puntos se presenta una revisión de los estudios previos sobre la palatalización de *k/*k’ en lenguas de la familia maya, con especial atención a las lenguas ch’olanas y tseltalanas, mostrando las distintas propuestas que se han hecho a lo largo de la historia de la lingüística comparada de las lenguas mayas con respecto a las correspondencias de sonido, así como a la reconstrucción de los segmentos oclusivos velares en protomaya y sus reflejos en lenguas modernas.
2. La familia lingüística maya
La familia lingüística maya cuenta con alrededor de 30 lenguas (sin contar las extintas ch’olti’ y chicomucelteco) que se hablan por aproximadamente 3.5 millones de personas a lo largo de Belice y la Península de Yucatán, la mayor parte de Guatemala, y los estados mexicanos de Chiapas y Tabasco; sin embargo, una de estas lenguas, el huasteco, se habla en el estado de San Luis Potosí y en el norte del estado de Veracruz, en México (Kaufman 1990: 61). La propuesta mayormente aceptada por los lingüistas sobre la clasificación de la familia se presenta en la Figura 1.1
3. Sobre el cambio *k(ʼ) > tʃ(ʼ) en lenguas ch’olano-tseltalanas
Desde que los estudios comparativos de las lenguas mayas iniciaron, los lingüistas han observado y descrito diversas correspondencias de sonido con las que, por un lado, se evidencia la relación genética de las lenguas de esta familia y, por otro, se han ido reconstruyendo los fonemas hipotéticos y el léxico de la lengua ancestral común o protomaya (McQuown 1955, 1956; Kaufman 1964, 1969; Campbell 1977, 1984; Fox 1978; Campbell & Kaufman 1990; Kaufman 2003; Brown & Wichmann 2004, 2011).2
Las correspondencias de sonido que nos conciernen son aquellas en las que se basa la reconstrucción de los segmentos *k y *kʼ en protomaya, de acuerdo con Campbell (1984: 6). Se presentan estas correspondencias de sonido en la Tabla 1.3 Como puede observarse, las correspondencias indican, en un primer momento (primera línea), que donde las lenguas yucatecanas, q’anjob’alanas y k’icheanas presentan oclusivas velares (simple y glotalizada), el chicomucelteco y las lenguas cholano-tseltalanas presentan africadas palatales (simple y glotalizada), en tanto que el huasteco presenta africadas alveolares correspondientes.4 Por su parte, el tojolab’al y el chuj, del grupo q’anjob’alano, muestran tanto una africada palatal (simple) como una oclusiva velar (glotalizada). La segunda serie de correspondencias de sonido de la Tabla 1 (segunda línea) concierne a conjuntos de cognados en los que las lenguas yucatecanas, la mayoría de las q’anjob’alanas y las lenguas MAMeanas también han palatalizado oclusivas velares del protomaya. Como se observa, aquí la correspondencia es que las lenguas yucatecanas y q’anjob’alanas (excepto por el mocho’), así como el awakateko y el ixil, también muestran africadas palatales como reflejos. Por su parte, el MAM y el teko presentan oclusivas velares con ar ticu la ción palatal secundaria, aunque a algunos cognados y/o dialectos del MAM también les corresponden africadas palatales (tercera línea).
PM | Hua | Chi | Yuc | Lac | Mop | Itz | Chl | Chn | Chr | Tse | Tso | Toj | Chu | Qan | Aka | Jak | Moch |
*k | ts | tʃ | k | k | k | k | tʃ | tʃ | tʃ | tʃ | tʃ | tʃ | tʃ | k | k | k | k |
tʃ | tʃ | tʃ | tʃ | tʃ | tʃ | tʃ | |||||||||||
*k’ | tsʼ | tʃʼ | kʼ | kʼ | kʼ | kʼ | tʃʼ | tʃʼ | tʃʼ | tʃʼ | tʃʼ | kʼ | kʼ | kʼ | kʼ | kʼ | kʼ |
tʃʼ | tʃʼ | tʃʼ | tʃʼ | tʃʼ | tʃʼ | tʃʼ | |||||||||||
PM | Tek | Mam | Awa | Ixl | Kich | Kaq | Tzu | Poq | Usp | Qeq | |||||||
*k | k | k | k | k | k | k | k | k | k | k | |||||||
kʲ | kʲ | tʃ | tʃ | ||||||||||||||
tʃ | |||||||||||||||||
*k’ | kʼ | kʼ | kʼ | kʼ | kʼ | kʼ | kʼ | kʼ | kʼ | kʼ | |||||||
kʲʼ | kʲʼ | tʃʼ | tʃʼ | ||||||||||||||
tʃʼ |
Los segmentos que presenta cada lengua en esta serie de correspondencias se han interpretado, entre las propuestas recientes, como el reflejo de las formas *k/*k’ protomayas, de manera que las africadas palatales que muestran varias de las lenguas se conciben como el resultado de un proceso diacrónico de palatalización (Kaufman 1969; Campbell 1984; Kaufman & Norman 1984; Campbell & Kaufman 1990).
Para el caso de las lenguas ch’olanas y tseltalanas, el cambio *k(ʼ) > tʃ(ʼ) fue visto por Kaufman & Norman (1984: 83), así como por Justeson et al. (1985: 13), como una de las principales innovaciones fonológicas que separaron al tseltalano mayor de los otros subgrupos de la familia, por lo que asumen que este cambio se habría completado antes de la escisión del ch’olano y el tseltalano. Según esto, el cambio debió completarse no más tardíamente que el 50 d. C (Justeson et al. 1985: 13). La Tabla 2 contiene algunos de los cognados5 que específicamente ejemplifican la correspondencia de sonido tʃ(ʼ) : k(ʼ) entre lenguas cholano-tseltalanas y lenguas de otros subgrupos.6
chile | piojo | miel | pinole | ardilla | calabaza | maguey | puma | frijol | |
Mop | ʔiːk | ʔukʼ | kaːɓ | kʼah | kuʔuk | kʼuːm | kih | koh | --- |
Chl | ʔitʃ | ʔutʃʼ | tʃaɓ | tʃʼah | tʃutʃ | tʃʼuhm | tʃih | --- | --- |
Tse | ʔitʃ | ʔutʃʼ | tʃaɓ | tʃʼah/x | tʃutʃ | tʃʼu(h)m | tʃi(h) | tʃox/h | tʃenekʼ |
Moch/(Qan) | ʔiːk | ʔukʼ | kaːɓ | kʼah | kuʔk | kʼuːm | kiːh | (kox) | --- |
Tzu | ʔiːk | ʔukʼ | kaːɓ | kʼaχ | kuːk | kʼuːm | saχ-kiːj | koχ | kinaqʼ |
PM | *ʔiːk | *ʔukʼ | *kaːɓ | *kʼax | *kuʔk | *kʼuhm | *kiːh | *kox | *kenaqʼ |
(Kaufman 2003) |
La correspondencia tʃ(ʼ) : k(ʼ) entre lenguas ch’olano-tseltalanas y otras lenguas mayas no es, sin embargo, del todo regular, pues existen conjuntos de cognados en los que todas las lenguas presentan oclusivas velares correspondientes,7 es decir, que existen varias palabras en las que, en lenguas ch’olanas y tseltalanas, el cambio *k(ʼ) > tʃ(ʼ) no ocurrió. En un principio, ambas series de correspondencias se interpretaron como los reflejos de dos pares diferentes de oclusivas velares en protomaya, y la propuesta era que, en lenguas ch’olano-tseltalanas, uno de esos pares de oclusivas velares se palataliza mientras el otro par se mantiene (Halpern 1942 citado en Fox 1978 y Law et al. 2014). Sin embargo, Kaufman & Norman (1984: 84, 141) explican que, bajo la hipótesis de que se tenía solamente un par de oclusivas velares en protomaya, es más sencillo formular una serie de reglas que den cuenta del cambio de sonido, o bien, de su permanencia. De acuerdo con estos autores, para el tseltalano mayor, lo más plausible era definir las condiciones que inhibieron o bloquearon el cambio y no las condiciones que lo promovieron. Kaufman & Norman (1984: 84) ubican los siguientes contextos en los que el cambio *k(ʼ) > tʃ(ʼ) no se efectúa:
a. en posición inicial, seguida de una vocal que no sea /i/ más una consonante apical o /p/;
b. en posición final, siguiendo una vocal que esté precedida por una consonante apical o /p/;
c. en posición final, precedida por /h/ pero no por /x/;
d. en posición intervocálica, en una raíz simple, a menos que la primera vocal sea /i/.
La Tabla 3 ofrece algunos de los cognados con la correspondencia k(ʼ) : k(ʼ) entre las lenguas ch’olano-tseltalanas y lenguas de otros subgrupos. Se ejemplifican los diferentes contextos que bloquean la palatalización de las oclusivas velares. De acuerdo con Kaufman & Norman (1984: 85), las pocas excepciones a estas reglas, es decir, las piezas léxicas que en lenguas ch’olano-tseltalanas no tienen el contexto donde el cambio *k(ʼ) > tʃ(ʼ) se bloquea, pero que aun así mantienen la oclusiva velar, son palabras que se difundieron posteriormente desde otros grupos donde no se manifiesta la palatalización: *kʼoːx ‘máscara’, *kok ‘tortuga’, *kuhkaj ‘luciérnaga’ y *kʼoq ‘cortar’, entre otras.
(a) comer/roer | cargar | (b) agarrar | ala | (c) tortuga | pared/barro | (d) canoa | pava | |
Mop | kʼuʃ | kutʃ | --- | ʃiːkʼ | ʔaːk | pɨkʼ | --- | |
Chl | kʼuʃ | kutʃ | tsak | ʔahk | pahkʼ | hukuɓ | ʔakʼatʃ | |
Tse | kʼuʃ | kutʃ | tsak | ʃikʼ | ʔahkʼ | pahkʼ | huku-teʔ | |
Moch (Qan) | kʼuʃ | kutʃ | tsak | ʃiːkʼ | (ʔak) | --- | hukuːɓ | (ʔakʼaʈʂ) |
ROc | *kutʃ | *tsak | *ʔahk | *pahkʼ/*pakʼ | *ʔakʼaːtʃ | |||
Tzu | kʼuʃ | ʃiːkʼ | hukuːʔ | |||||
PM | *kʼuʃ | *ʃiːkʼ | *hukuːɓ | |||||
(Kaufman 2003) |
Podemos apreciar que, para las lenguas ch’olano-tseltalanas, los autores hasta ahora examinados plantean que el cambio *k(ʼ) > tʃ(ʼ) no tiene contexto, y asientan que ocurre en un estadio previo a la separación del ch’olano y el tseltalano (interpretándose como un cambio abrupto), siendo el argumento más sólido el hecho de que “both groups inhibited the change under four identical and sometimes complex conditions” (Justeson et al. 1985: 73). No obstante, con el avance de los estudios epigráficos se ha observado que los deletreos y los complementos fonéticos en las inscripciones jeroglíficas mayas sugieren que el cambio no ocurrió de esa manera (Law et al. 2014; Robertson & Houston 2015). Law et al. (2014) proponen que este cambio en ch’olano es más reciente de lo que se planteó anteriormente y que no se efectuó de manera abrupta, puesto que no afecta a todo el léxico al mismo tiempo. De acuerdo con estos autores, la palatalización encontrada en ch’olano y en tseltalano podría ser más bien el resultado de un fenómeno areal debido al contacto lingüístico entre sus hablantes y no una característica heredada del tseltalano mayor.
Robertson & Houston (2015: 22) afirman que el registro epigráfico indica que *k/*kʼ no habían cambiado a tʃ/tʃʼ cuando el silabario para la escritura maya del Clásico fue inicialmente formulado. Sobre esto, Law et al. (2014: 361, 363) explican que la evolución del silabario (introducción de nuevos signos silábicos con la forma ch(’)v) y la frecuencia de los deletreos muestran que los segmentos tʃ/tʃʼ se volvieron más frecuentes cerca del Clásico tardío. Un aporte importante del trabajo de Law et al. (2014: 362) es la propuesta de que el cambio *k(ʼ) > tʃ(ʼ) en ch’olano no es sin contexto y al azar, sino que “the clear majority of the changed terms are in the environment of a high or mid front vowel”, es decir, que identifican las vocales anteriores como el contexto donde el cambio *k(ʼ) > tʃ(ʼ) parece haberse completado, por lo que sugieren que es ahí donde se inicia la palatalización de las oclusivas velares. También apuntan que la vocal central baja /a/ “is one which displays a high degree of [k(’)~ch(’)] variation in the hieroglyphs.” De acuerdo con estos autores, aún no se tiene registro del cambio ante las vocales posteriores /u/, /o/, lo que deja ver un cambio en curso que se desarrolla durante el período Clásico.8
4. Palatalización asimilatoria y disimilatoria en lenguas mayas
Este trabajo se propone demostrar que, además de las vocales anteriores, pueden identificarse más contextos específicos en ch’olano en los que las oclusivas velares del protomaya se palatalizan. Estos contextos le darán mayor sistematicidad a ese “alto grado de variación en los glifos” que muestran varias palabras con la vocal central baja /a/. La propuesta es que los segmentos *k/*kʼ también se palatalizan cuando preceden a otras consonantes dorsales (reflejos de las consonantes protomayas *q, *qʼ, *x, *ŋ y posiblemente *k, *kʼ) en la misma raíz. Se propone, asimismo, que el cambio no es directamente de oclusivas a africadas, sino que se tuvo un paso intermedio con oclusivas velares con articulación palatal secundaria (ya sea como innovación fonológica o como proceso fonético), por lo que se plantea la siguiente ruta de cambio: *k(ʼ) > *kʲ(ʼ) > tʃ(ʼ).9
En principio, esta propuesta no es exclusiva para el ch’olano, es decir, se propone que, en toda lengua maya que la manifieste, la palatalización de oclusivas velares (sincrónica o diacrónica) es el resultado de dos procesos: uno de asimilación, cuando las oclusivas velares se encuentran ante vocales anteriores, y otro de disimilación, cuando las oclusivas velares preceden a otras consonantes dorsales en la misma raíz. Ambos procesos pueden afectar a las oclusivas velares en una misma lengua, aunque se encuentran aquellas lenguas en las que solo uno de los dos procesos provoca o ha provocado palatalización. No obstante, como veremos más adelante, en algunas lenguas de la familia pueden ubicarse aún más contextos a los que la palatalización de las oclusivas velares se ha extendido.
Los procesos diacrónicos y sincrónicos de palatalización de oclusivas velares en las lenguas de la rama oriental, ampliamente descritos (Kaufman 1969; Campbell 1974, 1977, 1999; England 1983, 2001; Pérez & Hernández 1996), son los que parecen darnos la clave para comprender cómo el cambio *k(ʼ) > *kʲ(ʼ) > tʃ(ʼ) pudo haberse difundido dentro del léxico del ch’olano, así como la manera en la que se difundió hacia otras lenguas. En las lenguas de la subrama k’icheana la palatalización es fonética, mientras que en las lenguas de la subrama MAMeana, excepto por el ixil, la articulación palatal secundaria se ha vuelto contrastiva en la serie de oclusivas velares (England 1983, 2001; Bennett 2016: 482). Debido a ello es que, en la segunda serie de correspondencias de la Tabla 1 (segunda línea), solamente MAM y teko tienen oclusivas velares con articulación palatal secundaria mientras las lenguas k’icheanas no.10
La palatalización de oclusivas velares en el contexto de preceder consonantes dorsales (y la vocal baja) en la misma raíz fue inicialmente descubierta en las lenguas k’icheanas por James L. Grimes (1969), quien reconstruye el proceso para el protok’icheano. Sin embargo, Campbell (1974) demuestra que la palatalización no estaba presente en ese estadio de lengua, puesto que existe evidencia documental que indica que en las lenguas k’icheanas la palatalización aparece más tardíamente. Por lo tanto, debido a la distribución geográfica que tiene la palatalización en estas lenguas, y a que las fuentes documentales también evidencian que la palatalización de oclusivas velares es más temprana en MAM, Campbell (1974: 134) asevera: “The fact that MAM had the rule early, while Quiche and Cakchiquel did not, leads to the conclusion that the rule of velar palatalization spread as a wave from MAMean to Quichean, where it has reached only western dialects of the various Quichean languages in its spread.” Vista la palatalización de oclusivas velares en términos de una regla fonológica, lo que esta ola de difusión indica es que la regla en la lengua o dialecto donde se ubica el locus desde el cual se difunde tiene contextos en la descripción estructural que las otras lenguas o dialectos no han incorporado aún a su propia regla. Por lo tanto, además de la evidencia documental, este hecho también sugiere que fue en MAMeano donde se inicia este proceso entre las lenguas orientales.
En las Tablas 4 y 5 se presentan datos comparativos de las lenguas de la subrama MAMeana con los que podremos observar algunos hechos interesantes con respecto al alcance que tiene la palatalización dentro del léxico de cada lengua. La Tabla 4 contiene conjuntos de cognados en los que se ubica el contexto de las vocales anteriores, y en la Tabla 5 se presentan, en primer lugar, conjuntos de cognados donde se ubica el contexto de las consonantes dorsales en la misma raíz y, en segundo lugar, un conjunto de cognados donde se ubican consonantes nasales en la misma raíz. En la Tabla 4, notamos que las oclusivas velares se palatalizan tanto a inicio como a final de palabra, es decir, la palatalización puede darse ya sea que la vocal se encuentre antes o después de la oclusiva velar en cuestión. Como puede verse, en teko hay oclusivas velares heredadas del protomaya que, aun estando en el contexto propicio, no se han palatalizado (‘hormiga’, ‘sangre’). Por su parte, el awakateko y el MAM muestran africadas palatales correspondientes en la mayoría de estos cognados, aunque vemos que en unos pocos todavía se tiene la oclusiva velar palatalizada (‘morir’, ‘sangre’, ‘hormiga’ y ‘ala’ para el awakateko, y ‘morir’, ‘oreja’, ‘sangre’ y ‘hormiga’ para el MAM). En estas dos últimas lenguas, algunos de los cognados (‘préstamo’, ‘espina’) muestran que la africada palatal ha pasado a ser retrofleja, un proceso descrito por Kaufman (1969: 159) y que retomaremos en el siguiente apartado. El ixil palatalizó la oclusiva velar volviéndola africada palatal en todos los cognados con este contexto, pues no muestra la forma kʲ(ʼ), fonética o fonológica. La raíz para ‘morir’ es de interés pues, para este subgrupo de lenguas, la palatalización de la oclusiva velar en este cognado se debe justo al contexto de vocal anterior (a diferencia, como veremos, de lenguas mayas de otros subgrupos), y podemos ver que la palatalización de la oclusiva velar en awakateko y MAM se debe al cambio *a > i en esta raíz; no así en ixil y teko donde se conserva la vocal central baja.
Ixl | Awa | Mam (Com) | Tek | ROr | PM (Kaufman 2003) | |
#___ v [+anterior] | ||||||
]σ___ v [+anterior] | ||||||
caballo | tʃex | tʃeːx | tʃex | kʲex | *kehx | |
frijol | --- | --- | tʃenaqʼ | kʲenqʼ | *kenaqʼ | |
perico | tʃʼel | tʃʼel | tʃʼel | kʲʼel | *kʼel | |
préstamo | tʃʼeʂ | ʈʂʼeːʂ | ʈʂʼeʂ | kʲʼeʂ | *kʼeʃ | |
sangre | --- | tʃitʃʼ | tʃikʲʼ | kʲikʼ | *kikʼ | |
agave | saq-tʃix | tʃiːɁ | saq-tʃij | --- | *kiːh | |
dulce | tʃiɁ | tʃiɁ | tʃiɁ | kʲiɁ | *kiɁ | |
pedo | tʃiːs | tʃisx | kʲis | *kiːs | ||
morir | kam- | kʲim- | kʲim- | kam- | *kam | |
paja | tʃʼim | kʲʼim | *kʼim | |||
tejido | tʃem | tʃeːm | tʃemx | kʲimon | *keːm | |
anona | tʃʼeweʂ | ʈʂʼuxuʂ | tʃʼwiʂ | kʲʼiwiʂ | *kʼiweʃ | |
crecer | tʃʼix- | tʃʼuj- | tʃʼij- | kʲʼiɓ- | *kʼih | |
cocer | tʃʼil- | --- | kʲʼil- | *kʼil | ||
espina | tʃʼiɁʂ | ʈʂʼiɁʂ | ʈʂʼiɁʂ | kʲʼiʂ | *kʼiɁʃ | |
pepita | satʃil | ʃtʃiːl | ʃtʃil | skʲil | *sakiːl | |
oreja | ʂitʃin | ʃtʃin | ʃkʲin | ʂkʲin | *ʃikin | |
v [+anterior] ___# | ||||||
chile | Ɂitʃ | Ɂiːtʃ | Ɂitʃ | Ɂikʲ | *Ɂiːk | |
sangre | --- | tʃitʃʼ | tʃikʲʼ | kʲikʼ | *kikʼ | |
hormiga | sanitʃ | snikʲ | snikʲ | sanik | *sanik | |
ala | ʂitʃʼ | ʂiːkʲʼ | ʂikʲʼ | *ʃiːkʼ | ||
cigarro | --- | siːtʃʼ | sitʃʼ | sikʲʼ | *siːkʼ |
Awa | Mam (Com) | Tek | Ixl | PM (Kaufman 2003) | ||
#___vc [Dorsal] | ||||||
]σ___vc [Dorsal] | ||||||
rojo | kʲaq | kʲaq | kʲaq | kaq | *kaq | |
pulga | kʲʼaq | kʲʼaq | kʲʼaq | kʼaq | *kʼaq | |
guayaba | kʲaqʼ | kʲaqʼ | kaqʼ | *(Ɂi)kaqʼ | ||
uña | --- | ȿkʲʼaq | ʃkʲʼaq | Ɂiʃkʼaq | *ɁiSkʼaq | |
rayo | kʲooq | kʼin-kaːq | --- | kaoq11 | *kahoq | |
tapanco | kʲaɁql | kaqʼal | (MM) | (*kaqʼal)12 | ||
pinole/flojo | kʲʼax | kʲʼax | kʲʼax | kʼax | *kʼax | |
cielo | kʲaɁx | kʲaɁx | kaɁx | --- | *kaɁŋ | |
cuatro | kʲaːx | kʲaxa | kax | kax | *kaːŋ | |
mecate | kʲʼaxaːx13 | --- | kʼaɁax | (MM) | *kʼaxaːŋ | |
hijo | kʲʼaxoːl | --- | kʼaxol | kʼaol | *kʼaːxoːl | |
#___vn | ||||||
tío | kʲan | *ʔikaːn |
Atendiendo ahora a la Tabla 5, vemos que, efectivamente, el ixil no palatalizó las oclusivas velares en el contexto de las consonantes dorsales. En teko, el proceso parece haber ocurrido solamente cuando las oclusivas velares se encontraban en la misma raíz con una oclusiva uvular, aunque es probable que ya comience a extenderse a raíces con la fricativa velar, como se nota en la palabra para ‘pinole/flojo’. En esta lengua, también observamos que la palatalización se manifiesta en un contexto en el que se encuentra una consonante nasal alveolar, como en el caso de ‘tío’. En awakateko y MAM, las oclusivas velares se palatalizan cuando se encuentran en la misma raíz ya sea con una oclusiva uvular o con la fricativa velar.
En esta primera comparación vemos que el ixil parece tener el tipo de palatalización en el que las oclusivas velares se anteriorizan con un concomitante cambio a africadas palatales. En contraste, el MAM, el teko y el awakateko muestran que las oclusivas velares adquieren primero una articulación palatal secundaria y posteriormente se pasa a una africada palatal. Específicamente, en estos datos vemos que el MAM y el awakateko muestran que es en el contexto de las vocales anteriores donde se encuentra más desarrollado el proceso, pues la mayoría de las palabras tiene la africada palatal, mientras que el contexto de las consonantes dorsales se mantiene la articulación palatal secundaria. Esto sugiere que en el primer contexto la palatalización fue más temprana que en el segundo.
Propiamente, la dialectología del MAM en relación con el proceso de palatalización de oclusivas velares revela datos de relevancia para el estudio de este cambio fonológico en las lenguas mayas. Pérez et al. (2000: 29) y England (2001: 26 señalan, a este respecto, que las variedades dialectales del MAM han tenido un grado de desarrollo distinto, pues la palatalización se encuentra menos difundida entre los dialectos del sur, centro y occidente en tanto que en los del norte es donde se encuentra más generalizada. Así, Pérez et al. (2000: 29) indican que en la variedad de Cajolá, que es sureña, la [kʲ] es aún un alófono de /k/, mientras que en otras variedades se ha desarrollado hacia una africada palatal, pasando primero por kʲ(ʼ). Hay que resaltar, por lo tanto, el hecho de que, por medio de sus dialectos, la ruta *k(ʼ) > kʲ(ʼ) > tʃ(ʼ) puede observarse claramente en esta lengua.
En las Tablas 6 y 7 se muestran datos comparativos de cuatro dialectos del MAM (Cajolá, Tacaná, Comitancillo y Todos Santos) con los que observaremos hechos interesantes con respecto a la difusión de la palatalización dentro del léxico de una sola lengua. La Tabla 6 presenta el contexto de las vocales anteriores y la Tabla 7 presenta el de las consonantes dorsales, así como un par de contextos adicionales (esta última tabla también incluye la variedad del MAM de Ixtahuacán). Si bien, como señalan Pérez et al. (2000), las oclusivas ve lares palatalizadas son alofónicas en la variedad de Cajolá, vemos, en la Tabla 6, que en el contexto de las vocales anteriores ya han pasado a ser africadas palatales en varios de los cognados, e incluso en la palabra para ‘préstamo’ se ha vuelto retrofleja. En esta variedad hay, sin embargo, palabras en las que la oclusiva velar no manifiesta palatalización. El dialecto de Tacaná muestra oclusivas velares palatalizadas en la mayoría de los cognados, aunque la oclusiva velar de las palabras para ‘pepita’ y ‘chile’ no presenta palatalización. Puede notarse que esta variedad aún no ha llegado al punto, al menos en estos cognados, de las africadas palatales. La variedad de Comitancillo muestra africadas palatales en la mayoría de las palabras, aunque en algunas todavía se tiene la oclusiva velar palatalizada.
Caj (sur) | Tac | Com | ToSa (norte) | ROr | PM (Kaufman 2003) | |
#___ v [+anterior] | ||||||
]σ___ v [+anterior] | ||||||
caballo | tʃex | --- | tʃeːx | t̻s̻eːx | *kehx | |
frijol | tʃeːnaqʼ | kʲenaqʼ | tʃeːnaqʼ | t̻s̻eɁnaq | *kenaqʼ | |
préstamo | ʈʂʼeʂ | ʈʂʼeʂ | t̻s̻ʼeʂ | *kʼeʃ | ||
sangre | tʃikʼ | kʲikʲʼ | tʃikʲʼ | t̻s̻iɁj | *kikʼ | |
agave | kʲi | saq-tʃij | *kiːh | |||
dulce | kʲiɁ | tʃiɁ | t̻s̻iʔ | *kiɁ | ||
pedo | tʃisx | *kiːs | ||||
morir | kim- | kʲim- | t̻s̻im- | *kam | ||
paja | t̻s̻ʼim | *kʼim | ||||
tejido | kʲemoːn | tʃemx | *keːm | |||
anona | tʃʼwiʂ | *kʼiweʃ | ||||
crecer | - | tʃʼij- | *kʼih | |||
espina | ʈʂʼiɁʂ | t̻s̻ʼiʔʂ | *kʼiɁʃ | |||
pepita | skil | ʃtʃil | *sakiːl | |||
oreja | ʃkʲin | ʃkin | *ʃikin | |||
v [+anterior] ___# | ||||||
chile | Ɂik | Ɂitʃ | Ɂit̻s̻ | *Ɂiːk | ||
sangre | kʲikʲʼ | tʃikʲʼ | t̻s̻iʔj | *kikʼ | ||
chompipe | ʃm-ekʼ | tʃm-ekʲʼ | tʃm-ekʲʼ | tʃm-eʔj | *ʔakʼ | |
hormiga | snikʲ | *sanik | ||||
ala | *ʃiːkʼ | |||||
cigarro | sitʃʼ | s̻it̻s̻ʼ | *siːkʼ |
Caj (sur) | Tac | Com | ToSa | Ixt (norte) | PM (Kaufman 2003) | |
#___vc [Dorsal] | ||||||
]σ___vc [Dorsal] | ||||||
rojo | kʲeq | kʲaq | kʲaq | t̻s̻aq | kʲaq | *kaq |
pulga | kʼeq | kʲʼaq | kʲʼaq | t̻s̻ʼaq | kʲʼaq | *kʼaq |
guayaba | --- | t̻s̻oqʼ | kʲaqʼ | *(Ɂi)kaqʼ | ||
uña | ȿkʲʼaq | ʔiʃkʲʼaq | ȿkʲʼaq | *ɁiSkaqʼ | ||
trueno | kʼin-kaːq | --- | kʼin-kʲaːq | qʼan-t̻s̻oq | qʼan-kʲoːq | *kahoq |
pinole/flojo | kʼax | kʲʼax | kʲʼax | t̻s̻ʼax | kʲʼax | *kʼax |
cielo | kaʔx | kʲaɁx | t̻s̻aɁx | kʲaɁx | *kaɁŋ | |
cuatro | kaːx-eʔ | kʲaːx | kʲax-a | t̻s̻ax-a | kʲax | *kaːŋ |
mecate | *kʼaxaːŋ | |||||
hijo | kʼaːxol | --- | *kʼaːxoːl | |||
duro/difícil | kuːw | kaw | kux | kʲuw | kʲuw | *kaw |
#___ac [+nasal] | ||||||
tío | kʲaːn | *ʔikaːn | ||||
calambre | --- | kan | kaːn | kʲaːn | *kaːn | |
#___aɁ | ||||||
metate | ka | ka | kʲaː | *kaːʔ |
La variedad de Todos Santos es interesante pues la palatalización dio como resultado africadas lámino-alveolo-palatales (England 2001: 26) y ha ocurrido en la mayoría de los cognados, aunque, como vemos, algunas de las oclusivas velares no se han palatalizado, como en ‘oreja’. Otra característica interesante de la variedad de Todos Santos, que parece no haber sido descrita previamente, es que en algunos cognados las oclusivas velares palatalizadas glotalizadas no se volvieron africadas, sino que se fisionan a final de palabra, como podemos observar en las palabras para ‘sangre’ y ‘chompipe’, dejando una secuencia de corte glotal más yod.14
En los datos de la Tabla 7, se aprecia que el dialecto de Cajolá solo ha palatalizado la oclusiva velar en la palabra para ‘rojo’ y, dado que también se observa el cambio de vocal baja a vocal anterior, es posible que ese sea el contexto que provoque la palatalización. Las variedades de Tacaná, Comitancillo e Ixtahuacán, por su parte, muestran oclusivas velares palatalizadas cuando preceden, en la misma raíz, ya sea a una oclusiva uvular o a la fricativa velar. En la variedad de Todos Santos el proceso se encuentra más desarrollado y presenta, al igual que en la tabla anterior, una africada lamino-alveolo-palatal derivada de la palatalización de las oclusivas velares. Dos contextos adicionales se observan en esta tabla puesto que algunos dialectos del MAM, como el de Ixtahuacán, también han palatalizado la oclusiva velar cuando precede a la nasal alveolar en la misma raíz, como se ve en las palabras para ‘tío’ y ‘calambre’, e igualmente en palabras donde se tuvo una oclusiva glotal, como en ‘metate’.
Con respecto al proceso de palatalización de oclusivas velares en los dialectos del MAM, podemos concluir lo siguiente:
1) Uno o más dialectos pueden tener más contextos de palatalización que otros en la descripción estructural de la regla fonológica.
2) En cada dialecto, las palabras con un determinado contexto no sufren la palatalización al mismo tiempo, es decir, para un mismo contexto la palatalización se da palabra por palabra en diferentes momentos.
3) El proceso está más difundido en el léxico de los dialectos que tienen más contextos de palatalización, y que han palatalizado la mayoría de las palabras de cada contexto.
4) El proceso está más desarrollado en los dialectos donde las oclusivas velares se han vuelto africadas en la mayoría de las palabras correspondientes a cada contexto.
Ahora bien, en el subgrupo k’icheano, los dialectos del kaqchikel muestran patrones de difusión léxica muy similares a los del MAM en relación a la palatalización fonética de las oclusivas velares. Campbell (1974: 132) explica que, en los dialectos orientales de esta lengua, la regla de palatalización de k/kʼ no se aplica, en tanto que en los dialectos de Patzún, Santa María de Jesús y Tecpán la palatalización ocurre solo cuando la velar está seguida de vocales no redondeadas y oclusiva uvular. En contraste, en los dialectos occidentales la regla se aplica no solo con oclusivas uvulares sino también con la fricativa velar y, de acuerdo con este autor, las variedades de Poaquil y Comalapa ya han generalizado la regla a contextos en los que, además de las oclusivas uvulares y la fricativa velar, se encuentran las consonantes velares k, kʼ y ŋ. Se reproducen sus ejemplos en la Tabla 8.
Dialectos orientales | Patzún, etc. | Dialectos occidentales | Poaquil, etc. | PM (Kaufman 2003) | |
rojo | [kaq] | [kʲaq] | [kʲaq] | [kʲaq] | *kaq |
guayaba | [ikaqʼ] | [ikʲaqʼ] | [ikʲaqʼ] | [ikʲaqʼ] | *(ʔi)kaqʼ |
uña | [iʃkʼaq] | [iʃkʲʼaq] | [iʃkʲʼaq] | [iʃkʲʼaq] | *iSkʼaq |
pulga | [kʼaq] | [kʲʼaq] | [kʲʼaq] | [kʲʼaq] | *kʼaq |
hacha | [ikax] | [ikax] | [ikʲax] | [ikʲax] | *ʔikax |
caballo | [keːx] | [keːx] | [kʲeːx] | [kʲeːx] | *kehx |
harina | [kʼax] | [kʼax] | [kʼʲax] | [kʲʼax] | *kʼax |
sangre | [kikʼ] | [kikʼ] | [kikʼ] | [kʲikʼ] | *kikʼ |
morir | [kam] | [kam] | [kam] | [kʲaŋ] | *kam |
tejer | [kem] | [kem] | [kem] | [kʲeŋ] | *keːm |
paja | [kʼim] | [kʼim] | [kʼim] | [kʲʼiŋ] | *kʼim |
Como vemos, las otras consonantes velares que se encuentran en los contextos a los que la regla se generaliza son la serie de oclusivas y una nasal velar. Campbell (1974: 132) explica que esta nasal velar es fonética y resulta de un proceso por el cual las consonantes nasales se velarizan a final de palabra, una regla que, siguiendo al autor, estas dos variedades comparten con otros dialectos centrales. Una vez velarizada la nasal se tiene el contexto propicio para la palatalización de las oclusivas velares.
Hasta ahora podemos notar que los contextos de palatalización que Pérez et al. (2000) y Campbell (1974) plantean son distintos a los propuestos en esta investigación. Campbell (1974) considera, para el kaqchikel, que las vocales no redondeadas y las consonantes dorsales forman parte de un mismo contexto. Para el MAM, Pérez et al. (2000: 29) afirman que en los dialectos del sur, centro y occidente la ocurrencia de la palatalización se limita “a las vocales [a], [e], [i] cuando están seguidas por sonidos uvulares, mientras que en el norte se ha generalizado, incluso antes de las vocales [o] y [u].” Algo muy similar puede encontrarse en Dayley (1985: 16) sobre la palatalización fonética de las oclusivas velares en tz’utujil, pues, si bien distingue un contexto de asimilación (que incluye solamente la vocal alta anterior /i/) y otro de disimilación, en este último afirma que las oclusivas velares se palatalizan “when they are followed by a nonround vowel that is followed in turn by a postvelar consonant.” Se reproducen sus ejemplos en (1). Como se observa, efectivamente las oclusivas velares no se palatalizan en los ejemplos de (1f-1i), que son palabras donde se encuentran vocales redondeadas y la vocal anterior media.
(1) Palatalización de oclusivas velares en tz’utujil (Dayley 1985: 16-17)
a. kaq → [kʲaqʰ] ‘rojo’
b. kaqʼajiːn → [kʲaqʼajiːnn̥] ‘planta cacaín’
c. keːx → [kʲeːx] ‘caballo’
d. kʼaq → [kʲʼaqʰ] ‘pulga’
e. kʼim → [kʲʼɪmm̥] ‘paja’
f. kox → [kɔx] ‘jaguar’
g. keːm → [keːm] ‘tejido’
h. kʼoːx → [kʼoːx] ‘máscara’
i. kʼel → [kʼɛl] ‘perico’
Como se señaló más arriba, en esta investigación debemos tener claro que tratamos con dos procesos por los cuales se manifiesta palatalización de oclusivas velares en las lenguas mayas. De esta manera, en una palabra como *kehx ‘venado’, no pueden operar los dos contextos al mismo tiempo pues depende de qué regla esté activa en la palabra en cada lengua; así, puede atenderse al contexto de las vocales anteriores, como lo deja ver el ixil, o bien, al de las consonantes dorsales en la misma raíz, como se aprecia en kaqchikel.
En tz’utujil, el proceso de palatalización parece ser más incipiente que en las variedades del MAM en las que la palatalización todavía es fonética, pero vemos que algunas de las palabras involucradas, especialmente las que tienen el contexto de vocales anteriores como ‘caballo’ y ‘paja’, son cognados que en la mayoría de los dialectos del MAM ya presentan una consonante africada en lugar de una oclusiva palatalizada. Nuestra interpretación de los datos de tz’utujil implica que, como vimos para los dialectos del MAM, las palabras correspondientes a cada contexto de palatalización (asimilatoria y disimilatoria) no sufren el proceso al mismo tiempo sino de manera paulatina. De esta manera, palabras como ‘caballo’ y ‘paja’ en tz’utujil serían de las primeras en el contexto de las vocales anteriores en las que se manifiesta la palatalización.
Si atendemos ahora a los cognados en los que las lenguas yucatecanas también muestran africadas palatales (véase Tabla 1 segunda línea de correspondencias), veremos los mismos procesos y contextos aquí tratados. Así, Kaufman & Norman (1984: 88) y Justeson et al. (1985: 15) exponen que, en preyucatecano, hubo dos contextos en los que *k y *k’ se volvieron africadas palatales. Por un lado, se palatalizaron cuando estos segmentos se encontraban seguidos de *a /*aː más *q /*qʼ, y, por otro lado, cuando se encontraban seguidos de una vocal anterior, aunque esta palatalización afectó solamente a la velar glotalizada y no a la simple. De acuerdo con Kaufman & Norman (1984: 89), en este último contexto, el cambio se bloquea si a la vocal le sigue una fricativa palatal *ʃ.
La Tabla 9 presenta conjuntos de cognados en lenguas yucatecanas en los cuales se ubica el contexto de la palatalización asimilatoria. Esta palatalización solo afectó a la oclusiva velar glotalizada, excepto en palabras donde hay una fricativa palatal (‘espina, ‘cambiar/vender’). No obstante, en las palabras para ‘tostar’ y para ‘sangre’ la palatalización no se manifiesta. Debemos agregar que, ante vocales anteriores, la palatalización únicamente se efectuó a inicio, pues no tuvo alcance a final de palabra o raíz como en las lenguas MAMeanas. Hay que destacar el conjunto de cognados para ‘ciempiés’, pues, como vemos, parece ser el único caso en el que el yucatecano palatalizó una oclusiva velar simple en este contexto.
Mop | Itz | Lac (Lcj/Naj) | Yuc | PY | PreY15 | TBM (Kaufman 2003) | PM | |
#___ v [+anterior] | ||||||||
]σ___ v [+anterior] | ||||||||
venado | keːh | keːh | keːh | kéːh | *kehex | *kehx | ||
pozo | tʃʼeɁen | tʃʼeɁem | --- | tʃʼeˀen | *tʃʼeɁen | *kʲʼeɁn | *kʼeɁn | |
cambiar/ comprar | kʼeʃ- | kʼeʃ- | *kʼeʃ | *kʼeʃ | ||||
frío/heladez | keɁel | keɁel | --- | keˀel | (*keɁl)16 | |||
agave/ henequén | kih | kih | kih | kih | *kih | *kiːh | ||
sabroso | kiɁ | kiɁ | kiɁ | kiɁ | *kiɁ | *kiɁ | ||
pedo | kis | kis | kiːs | kìːs | *kiːs | *kiːs | ||
morir | kim- | kim- | kim- | kíim- | *kim- | *kam | ||
jabalí | kitam | kitam | kitam | kitam | *kitaːm | *kitaːm | ||
sangre | kʼikʼ | kʼikʼ | kʼḭːkʼ/kʼiːkʼ | kʼiˀikʼ | *kʼikʼ | *kikʼ | ||
pacaya | tʃʼiɓ | tʃʼiɓ | <cħib> | *tʃʼiɓ | *kʲʼiɓ | *kʼiɓ | ||
crecer | tʃʼih- | tʃʼih- | tʃʼih-/tʃʼiːh- | tʃʼíːh- | *tʃʼih- | *kʲʼih | *kʼih | |
tostar | kʼeːl- | kʼel- | kʼéːl- | *kʼel- | *kʼel- | *kʼil | ||
espina | kʼiɁiʃ | kʼiɁiʃ | kʼḭːʃ | kʼiˀiʃ | *kʼiɁiʃ | *kʼiɁʃ | ||
pepita | --- | sikil | sikiɾ | sikil | *sikil | *sakiːl | ||
oreja | ʃikin | ʃikin | ʃikin | ʃikin | *ʃikin | *ʃikin | ||
ciempiés | kames | tʃemes | kames/kisin | tʃimes | *tʃemes | *kʲemes | *kames | |
v [+anterior] ___# | ||||||||
cucurbitácea | lek | lek | ɾeːk/--- | lèːk | *leːk | *lek | ||
chile | Ɂik | Ɂik | Ɂiːk | Ɂìːk | *Ɂiːk | *Ɂiːk | ||
sangre | kʼikʼ | kʼikʼ | kʼḭːkʼ/kʼiːkʼ | kʼiˀikʼ | *kʼikʼ | *kikʼ | ||
hormiga | sinik | sinik | sinik | síːnik | *sinik | *sanik | ||
ala | ʃikʼ | ʃikʼ | ʃiːkʼ | ʃìːkʼ | *ʃiːkʼ | *ʃiːkʼ | ||
sust.rel. | --- | --- | Ɂik-nal | *ik- | *Ɂikʲ- | |||
‘en casa de’ |
En el contexto de las consonantes dorsales en la misma raíz (Tabla 10), vemos, como afirman Kaufman & Norman (1984), que el yucatecano palatalizó las oclusivas velares solamente cuando éstas precedían a una oclusiva uvular. Fox (1978: 84) ya había notado esta palatalización diacrónica de las oclusivas velares protomayas en este contexto, y no solo en la rama yucatecana sino también en otros subgrupos de la familia. Igualmente notó que la oclusiva velar glotalizada se palatalizó (o se anteriorizó) cuando precedía a una fricativa velar en el mismo morfema en las lenguas huastecanas, ch’olanas y tseltalanas.
Mop | Itz | Lac (Lcj/Naj) | Yuc | PY | PreY | PM (Kaufman 2003) | ||
#___vc [Dorsal] | ||||||||
]σ___vc [Dorsal] | ||||||||
rojo | tʃɨk | tʃɨk | tʃək | tʃak | *tʃak | *kʲaq | *kaq | |
pulga | tʃʼik | tʃʼik | tʃʼik | tʃʼik | *tʃʼik | *kʲʼaq | *kʼaq | |
cortar (hacha) | tʃʼɨk- | tʃʼɨk- | tʃʼək- | tʃʼak- | *tʃʼak- | *kʲʼaq | (*kʼaq)17 | |
uña | ʔitʃʼak | ʔitʃʼak | ʔiːtʃʼak | ʔíːtʃʼak | *Ɂihtʃʼak | *Ɂihkʲaqʼ | *ʔiSkaqʼ | |
palo mulato | tʃikah | tʃikah | tʃəkah | tʃakah18 | *tʃakah | *kʲaqaːx | *kaqaːx | |
trueno/lluvia | tʃaːk | tʃaːk | tʃaːk | tʃáːk | *kawak | *kahwoq | *kahoq | |
sobrino | --- | --- | --- | <achak> | *Ɂatʃakʼ | *Ɂakʲaːqʼ | *Ɂikaːqʼ | |
pinole | --- | --- | kʼəh | kʼah | *kʼax | *kʼax | ||
caro | koɁoh | koɁoh | koˀoh | *koɁox | (TB) | (*koɁx)19 | ||
cielo | kaɁan | kaɁan | ka̰ːn/kə̰ːn | kaˀan | *kaɁn | *kaɁŋ | ||
cuatro | kɨn | kɨn | --- | kan | *kaːn | *kaːŋ | ||
mecate/hamaca | Ɂɨkʼaːn | kʼaːn | kʼaːn/kʼəːn | kʼáːn | *kʼahan | *kʼahaːŋ | ||
vender | kon- | kon- | kan- | kon- | *kon | (TB) | *koŋ | |
#___aɓ | ||||||||
ayunar | --- | --- | --- | <cħab> | *kʼaxɓ (TB) | |||
#___ac [+nasal] | ||||||||
tío | --- | --- | Ɂəkaːn/--- | <acan> | *Ɂakaːn | *Ɂikaːn | ||
recibir | kʼɨm- | kʼɨm- | kʼəm- | kʼam- | *kʼam- | *kʼam |
La diferencia que tiene la propuesta de Fox (1978) es que sus reconstrucciones no incluyen la serie de oclusivas uvulares, puesto que este autor presenta argumentos en contra de la existencia de estos segmentos con valor fonológico en protomaya. De esta manera, en varias de sus reconstrucciones, como *kak ‘rojo’, por ejemplo, interpreta la anteriorización en las lenguas hijas como el resultado de una disimilación debida a dos oclusivas velares simples en el mismo morfema.20 Debemos agregar que, en yucatecano, la disimilación que provoca la palatalización de oclusivas velares no solo no tuvo alcance en raíces con la fricativa velar sino tampoco en raíces con la nasal velar. 21
El segundo contexto de la Tabla 10 incluye una vocal central baja seguida de la implosiva bilabial, ya que encontramos en yucateco colonial la forma <cħab> ‘ayunar’ que muestra una africada palatal. De acuerdo con Kaufman (2003: 714) este término en yucatecano se trata de un préstamo del ch’olano. El tercer contexto, que corresponde a la vocal central baja seguida por consonantes nasales, se encuentra únicamente con el fin de mostrar que, a diferencia de las lenguas MAMeanas, el yucatecano no palataliza las oclusivas velares en este contexto.
Hasta ahora, podemos establecer al menos cuatro contextos en los que puede ocurrir palatalización, diacrónica o sincrónica, de oclusivas velares en lenguas de la familia maya:
i) Cuando se encuentran seguidas o precedidas de vocales anteriores, debido a un proceso de asimilación.
ii) Cuando están seguidas de consonantes dorsales (oclusivas uvulares, fricativa velar o nasal velar) en la misma raíz, debido a un proceso de disimilación.
iii) Cuando están seguidas de consonantes nasales en la misma raíz.
iv) Cuando están seguidas de la oclusiva glotal en la misma raíz.
Si atendemos a estos cuatro contextos en los que las oclusivas velares pueden palatalizarse, podremos encontrar mayor sistematicidad en la manera en la que se efectuó el cambio de k(ʼ) a tʃ(ʼ) en ch’olano clásico. Para ello, nos enfocamos principalmente en aquellas palabras de la escritura jeroglífica maya para las cuales se ha registrado ya sea, un deletreo por medio de silabogramas, o un logograma con complementación fonética que haga referencia al segmento consonántico en cuestión (Tablas 11 y 12). La Tabla 11 presenta el contexto de (i) y la Tabla 12 los contextos de (ii), (iii) y (iv), y otros contextos adicionales que pueden ubicarse en esta lengua. Se ofrecen, asimismo, reconstrucciones en prech’olano y protoch’olano tanto de palabras que cuentan con registro glífico como de las que no. Nuestras reconstrucciones dejan ver que estamos considerando que en ciertos contextos la palatalización ya se habría completado en todas o en la mayoría de las palabras involucradas desde una época muy temprana, tal vez desde antes de la aparición/invención de la escritura. Las reconstrucciones también muestran que pueden ubicarse contextos particulares en los que la palatalización ocurre en una época más tardía.
CHCL | PCH | PreCH2 | PreCH1 | TBM | PM (Kaufman 2003) | ||
#___ v [+anterior] | |||||||
cueva | ch’en | ch’en | *tʃʼen | *kʲʼeɁn | *kʼeɁn | ||
cambiar | *kʼeʃ- | *kʼeʃ | |||||
venado | chi-ji | chij | *tʃihx | *kʲihx | *kʲehx | *kehx | |
citativo | che-ʔe-na che-he-na | che’en | *tʃeɁ~*tʃeh | *kʲeh | *kʲih | *kih | |
anona | *kʼeweʃ | *kʼiweʃ | |||||
jabalí | chi-ta-ma | chitam | *tʃitaːm | *kʲitaːm | *kitaːm | ||
sangre | k’ik’/ch’ich’ | *tʃʼitʃʼ/*tʃʼikʲʼ | *kʲʼikʼ | *kʼikʼ | *kikʼ | ||
pulque/ chicha | chi-hi | chih | *tʃih | *kʲiːh | *kiːh | ||
dulce/ sabor | *tʃiɁ | *kʲiɁ | *kiɁ | ||||
pedo | ʔu-ti-si | u-tis | *tiːs | *tʃiːs | *kʲiːs | *kiːs | |
crecer | k’i-hi-ya | k’ihiy22 | *tʃʼih- | *kʲʼih- | *kʼih | ||
tostar | *tʃʼil- | *kʲʼil- | *kʼil | ||||
espina | *tʃʼiʃ | *kʲʼiɁʃ | *kʼiɁʃ | ||||
pepita | *sakiːl | *sakiːl | |||||
oreja | chi-ki? | chiki[n] | *tʃikin | *ʃikin | |||
tecolote | ʔi-ki-ku-yu | iki[m] kuy | *Ɂikiːm | *Ɂikiːm | |||
entrar | och-chi-ya | och-iy | *Ɂoːtʃ-*Ɂoːkʲ- | *Ɂoːk | |||
hermana | *tʃiːtʃ/*tʃiːkʲ | *kʲiːkʲ | *kiːk | ||||
v [+anterior] ___# | |||||||
chile | yi-chi | y-ich | *Ɂiːtʃ | *Ɂiːkʲ | *Ɂiːk | ||
sangre | k’ik’/ch’ich’ | *tʃʼitʃʼ/*tʃʼikʲʼ | *kʲʼikʼ | *kʼikʼ | *kikʼ | ||
hormiga | *ʃinitʃ | *sinikʲ | *sinik | *sanik | |||
flor | nich | *nitʃ/*nikʲ | *nikʲ | *nik | |||
ala | *ʃiːkʼ *ʃiːkʼ | *ʃiːkʼ | |||||
cigarro | *siːkʼ | ||||||
hermana | *tʃiːtʃ/*tʃiːkʲ | *kʲiːkʲ | *kiːk | ||||
sust.rel. | yi-chi-na-la | y-ich-nal | *Ɂitʃ-*Ɂikʲ- | *Ɂikʲ- | |||
‘en frente de’ | yi-chi-nal |
En la Tabla 11, nuestra propuesta es que, en el contexto de las vocales anteriores, la palatalización de las oclusivas velares en ch’olano se efectuó muy tempranamente en la mayoría de las palabras implicadas. De acuerdo con el registro epigráfico, vemos que varias de estas palabras muestran la africada palatal (‘venado’, ‘citativo’, ‘jabalí’, ‘pulque’, ‘chile’ y ‘enfrente de’), y son palabras cuyo deletreo solamente está atestiguado con este segmento y nunca con la oclusiva velar. Sin embargo, sabemos que es posible encontrar palabras que no habían sufrido el cambio aún, como se ve en la palabra para ‘tecolote’ y ‘crecer’. Igualmente, era de esperarse el tipo de palabra con alguno de los contextos descritos por Kaufman & Norman (1984) en el que la palatalización se bloquea, como en ‘oreja’. Las palabras para ‘cueva’, ‘sangre’ y ‘flor’, para las cuales solo se conocen logogramas sin complementación fonética, se discutirán poco más adelante.
Apuntamos en el apartado anterior que la importancia del trabajo de Law et al. (2014) radica en mostrar que el paso de /k(ʼ)/ a /tʃ(ʼ)/ no fue abrupto en el léxico y que, a diferencia de lo afirmado por Kaufman & Norman (1984), pueden ubicarse contextos específicos para la palatalización. En su estudio, estos autores concluyen que: “The very earliest terms to be affected (ochi ‘enter,’ chij ‘deer,’ chih ‘ agave,’ etc.), and the majority of the terms that are consistently represented in the glyphic corpus with /ch/ have a high front vowel” (Law et al. 2014: 362). El principal argumento de Law et al. (2014: 362) que justifica la propuesta de un contexto inicial de palatalización (vocales anteriores), que se expande “to new lexical items with similar phonological contexts” (Law et al. 2014: 361), es el orden y temporalidad en los que aparecen las sílabas con la forma ch(’)V en las inscripciones del Clásico. Estos otros contextos, afirman estos autores, son la vocal central baja, en un primer momento, y las vocales posteriores en un segundo momento: “Terms with a low mid vowel /a/ display the greatest amount of variability in Late Classic inscriptions, suggesting that this was the next phonetic environment to be affected, followed by back vowels” (Law et al. 2014: 364).
Como vemos, estos contextos son los mismos que los propuestos por Pérez et al. (2000) para la palatalización de oclusivas velares en MAM, y también son similares a los propuestos por Campbell (1974) para el kaqchikel y por Dayley (1985) para el tz’utujil, pues, si bien Law et al. (2014) no toman en cuenta las consonantes finales, de alguna manera están considerando que es en el contexto de las vocales no redondeadas donde se inicia la palatalización seguido del contexto de las vocales redondeadas. Bajo el modelo de Law et al. (2014), el período Clásico nos estaría mostrando el cambio en curso justo en el momento del contexto de la vocal central baja, y de ahí esa variación en los deletreos.
Como ya ha sido señalado, tales contextos son diferentes a los propuestos en esta investigación. Los contextos de (ii), (iii) y (iv), que se ubican en las lenguas MAMeanas y k’icheanas, de hecho, nos dan la pauta para entender mejor esa variación en el registro glífico en el supuesto contexto de la vocal baja. Atendemos primero al contexto de (ii) en ch’olano clásico. En la Tabla 12, las reconstrucciones indican que, en protoch’olano, las oclusivas velares ya se habían vuelto africadas palatales en el primer subcontexto, es decir, cuando precedían, en la misma raíz, a las oclusivas uvulares. En las reconstrucciones del prech’olano estamos asumiendo que todavía se conserva la serie de oclusivas uvulares heredadas del protomaya. Nuestra propuesta es que la palatalización de las oclusivas velares en este subcontexto, al igual que en el de las vocales anteriores, se dio en una época muy temprana abarcando todas las palabras involucradas. Con esto, estamos diciendo que es muy poco probable que aparezca algún deletreo con /k(’)/ en las palabras para ‘cortar’, ‘uña’ y ‘rayo’, y lo mismo afirmamos de las palabras para ‘pulga’, ‘sobrino/primo’ y ‘palo mulato’, en caso de que surja, en algún momento, su registro glífico.23
CHCL | PCH | PreCH2 | PreCH1 | TBM | PM (Kaufman 2003) | ||
(ii) #___vc [Dorsal] | |||||||
]σ___vc [Dorsal] | |||||||
(a) | |||||||
rojo | chak | chak | *tʃak | *kʲaq | *kaq | ||
pulga | *tʃʼak | *kʼʲaq | *kʼaq | ||||
cortar (hacha) | ch’a-ka-ja | ch’a[h]kaj | *tʃʼak- | *kʼʲaq- | (*kʼaq)24 | ||
uña | yi-ch’a-ki | y-i[h]ch’ak | *Ɂihtʃʼak | *Ɂihkʲʼaq | *Ɂihkʼaq | *ɁiSkaqʼ | |
rayo | cha-hu-ku | chahuk | *tʃahuk | *kʲahoq | *kahoq | ||
ʔu-cha-ki-li | u-cha[h]k-il | *tʃahak | *kʲahaq | ||||
ʔu-cha-ki | u-cha[h]k-i[l] | ||||||
sobrino/ primo | *Ɂitʃaːkʼ | *Ɂikʲaːqʼ | *Ɂikaːqʼ | ||||
palo mulato | *tʃakaːx | *kʲaqaːx | *kaqaːx | ||||
(b) | |||||||
pinole | (ti-ch’a-ja-ʔu-lu | ti ch’aj ul)25 | *tʃʼax | *kʲʼax | *kʼax | ||
mecate | *tʃʼaxaːn/ŋ | *kʲʼaxaːŋ | *kʼaxaːŋ | ||||
puma | ko | ko[j] | *kox | *kox | |||
máscara | ʔu-k’o-jo | k’oj | *kʼoːx | *kʼoːx | |||
(c) | |||||||
cielo | ka?-kan-na | kan? | *tʃan/ŋ | *kʲaɁŋ | *kaɁŋ | ||
cha-chan-na | chan | ||||||
cuatro | chan-na | chan | *tʃaːn/ŋ | *kʲaːŋ | *kaːŋ | ||
(ka-na) | kan | ||||||
vender | *tʃon-/ŋ | *kʲoŋ- | *koŋ | ||||
(d) | |||||||
ardilla | *kuk | *kuɁk | |||||
(iii) #___vc [+nasal] | |||||||
tío | yi-cha-ni | y-ichan | *Ɂikaːn | *Ɂikaːn | |||
aprender | *kan- | *kan | |||||
culebra | ka-kan | kaan | *kaːn | *kaːn | |||
ka-kan-nu | kaanu[l] | ||||||
cha-chan | chaan | ||||||
morir | cha?-cham-mi | chami | *kam | *kam | |||
recibir | k’a-ma | k’ama[w?] | *kʼam | *kʼam | |||
ti-ch’a-ma | ti ch’am | ||||||
calabaza | *kʼuhm | *kʼuhm | |||||
(iv) #___vɁ/vh | |||||||
metate | *kaɁ | *kaːɁ | |||||
dos | 2 | cha’/ka’26 | *kaɁ | *kaɁ/*kaɓ | |||
(ka) | (ka[’]) | ||||||
amargo | *kʼah | *kʼah | |||||
quijada | cho | choh | *koh | *koːh | |||
dios | k’u-hu | k’uh | *kʼuh | *kʼuh | |||
(v) #___aɓ | |||||||
ayunar | ʔu-ch’a-ba-wa | u-ch’ab-aw | *kʼahɓ | *kʼaxɓ | |||
ch’a-ch’ab-wi | ch’ab-aw | ||||||
tierra | ka-ba | kaab | *kaːɓ | *kaːɓ | |||
ka-kab | |||||||
cha-bi | chaab | ||||||
abeja/miel | cha-bi | chaab | *kaːɓ | *kaːɓ | |||
(vi) #__vc [Coronal] | |||||||
pez | ka-ya | kay | *kaj | *kaj | *kaɾ | ||
ka-yo-ma | kay-om (pescador) | ||||||
cha-ya | chay | ||||||
perder | *kʼaj- | *kʼaj | |||||
pava | ʔa-k’a-cha | ak’ach | *Ɂakʼaːtʃ | Ɂakʼaːtʃ | |||
milpa | *kʲol | *kʲol | |||||
(vii) | cv__# | ||||||
piojo | yu-ch’a | y-uch’ | *Ɂukʲʼ | *Ɂukʼ | |||
beber | ʔu-k’i-bi | uk’-ib (vaso) | *Ɂukʼ- | *Ɂukʼ | |||
ʔu-k’u-wi | uk’uw | ||||||
mojado | *Ɂaːkʲʼ | *Ɂaːkʼ | |||||
nuevo | ʔa-ch’a | ach’ | *Ɂaːkʲʼ | *Ɂaːkʼ |
En el subcontexto de la nasal velar, a pesar del registro epigráfico presentado en la Tabla 12, pensamos, que la palatalización en las palabras para ‘cielo’ y ‘cuatro’ es igual de temprana que las palabras de (iia). Esto es debido a que el deletreo ka-na para ‘cuatro’ se ubica en el Mural A de Ek Balam, por lo que podríamos descartar que se trate de una palabra ch’olana y pensar que es yucatecana. También hay que decir que la primera sílaba en el deletreo ka-kan-na para kan ‘cielo’ (Law et al. 2014: 362), que se encuentra en el glifo B3 del espejo de Bagaces, parece ser el mismo signo que Mora-Marín (2008) identifica en textos preclásicos con el significado k’uhul ‘dios, divino’, el cual, de acuerdo con este último autor, sería posteriormente sustituido en el período Clásico por el glifo T41/1016 k’uh(ul). La palatalización temprana en este contexto también incluye (a diferencia de la fricativa velar) a las palabras con la vocal posterior media, como lo muestran las reconstrucciones para ‘vender’.
Visto de esta manera, donde en realidad el deletreo de las palabras muestra variación es en los contextos de (iii), (v) y (vi), que son, junto con los de (iv) y (vii), en los que la palatalización de las oclusivas velares se efectúa más tardíamente, y por eso las reconstrucciones en protoch’olano no llevan africadas palatales o velares con articulación palatal secundaria. En (iii), las palabras que muestran claramente esta variación son ‘culebra’ y ‘recibir’, en (v) la palabra para ‘tierra’, y en (vi) la palabra para ‘pez’. De acuerdo con Law et al. (2014: 361 , el término chaab para ‘miel’ es raro en el corpus glífico y esperan que un probable deletreo con /k/ pueda aparecer. Pensamos lo mismo para el resto de las palabras en estos tres contextos. La palabra ak’ach ‘pava’ tiene uno de los contextos descritos por Kaufman & Norman (1984) que bloquean el cambio.
En el contexto de (iv) es difícil determinar el estatus fonológico de la palabra para ‘dos’ en la escritura jeroglífica, puesto que generalmente se utiliza un logograma (dos puntos) para representarla. El deletreo en el cual se usa la sílaba ka para ka’ ‘dos’, en la Tabla 12, se encuentra en la Casa Colorada de Chichén Itzá, por lo que es posible que haga referencia a una forma yucatecana. No obstante, haciendo un paralelismo con las lenguas MAMeanas, especialmente con los dialectos norteños del MAM que empiezan a palatalizar la oclusiva velar de la palabra para ‘metate’ (más o menos al mismo tiempo que la palabra para ‘tío’), presumimos que la forma ch’olana debió sufrir el cambio durante la misma época que las palabras de los contextos (iii), (v) y (vi). Como se observa en la palabra para ‘dios’, ante la vocal alta posterior seguida de la aspiración glotal, la velar oclusiva glotalizada siempre aparece representada en los deletreos. Finalmente, en (vii) se ubica el contexto de final de palabra. Es de llamar la atención que la /k’/ de la raíz para ‘beber’, a pesar de poder encontrarse en el contexto de (i), como vemos en uk’ib ‘vaso’, o en un contexto similar al de (ii), como en uk’uw ‘beber-trn’ no refleja cambios en los deletreos. Por su parte, vemos que los deletreos conocidos de las palabras para ‘piojo’ y ‘nuevo’ ya muestran la africada palatal.
Resumiendo, al igual que para las lenguas MAMeanas, k’icheanas y yucatecanas, proponemos que, en ch’olano, la palatalización de oclusivas velares en el contexto de las vocales anteriores es producto de un proceso de asimilación, distinto al proceso de disimilación del cual también resulta una palatalización. Queremos dejar claro que, a diferencia de otros autores, no se plantea que la palatalización de /k(’)/ inicie ante vocales anteriores y el contexto se extienda a las demás vocales. Como se ha reiterado, el contexto de las consonantes dorsales en la misma raíz es uno en el que las oclusivas velares también pueden palatalizarse. Esto significa que tratamos con dos reglas de palatalización, una asimilatoria y otra disimilatoria.
Para el ch’olano, proponemos que ambas reglas operan desde el Preclásico tardío (400 a. C.-200 d. C.)/Clásico temprano (200-600 d. C.), mientras que la palatalización de los contextos restantes no parece empezar a desarrollarse sino hasta el Clásico tardío (600-900 d. C.). Si consideramos, por ejemplo, que las palabras para ‘cielo’ y ‘cuatro’ palatalizaron las oclusivas velares antes del Clásico temprano, mientras que la palabra para ‘culebra’ no lo hizo sino hasta el Clásico tardío, es posible que eso explique específicamente por qué es hasta ese momento que sus respectivos logogramas comienzan a sustituirse entre sí, valiéndose de la homofonía resultante (Grube 1994: 8).
Sobre las palabras para ‘cueva’, ‘sangre’, ‘flor’ y ‘rojo’, de las que solo se han registrado logogramas sin complementación fonética, hacemos la siguiente observación. De acuerdo con Grube (1994: 8), muchos logogramas aparecen con complementos fonéticos por primera vez hasta después de la fecha 9.11.0.0.0 (652 d.C.), época en la que igualmente se incrementan los deletreos de palabras que antes de esa fecha se representaban únicamente con logogramas. En realidad, la cuestión a resolver a este respecto es, de acuerdo con este autor, la motivación de los escribas en el incremento del fonetismo en la escritura después de la fecha 9.11.0.0.0. Grube (1994: 10) aseveraba que una adecuada explicación sobre este incremento en el fonetismo todavía no podría ser ofrecida sin ser prematura, dados todos los factores que pueden estar involucrados; sin embargo, este autor sugiere que bien podría tratarse de una posible reacción a los cambios lingüísticos que llevarían a los escribas a preocuparse por eliminar la ambigüedad en la pronunciación en la escritura. Contrariamente, Law et al. (2014) señalan: “Writing has a notorious tendency to be conservative in that a written form is not always ‘updated’ to reflect changes in vernacular speech. Data from Maya writing, however, are exceptional in showing patent adaptation in supple response to shifts in spoken language” (Law et al. 2014: 361).
Ahora bien, los logogramas para ‘cueva’, ‘sangre’, ‘flor’ y ‘rojo’, como hemos apuntado, nunca llevan complementación fonética o se deletrean silábicamente. Si tomamos en cuenta lo dicho por Law et al. (2014), y consideramos que la complementación o el silabeo fueron necesarios en determinadas palabras una vez que cambiaron su pronunciación, las palabras que muy tempranamente sufrieron un cambio no requerirían de estos recursos.27 Entonces, es muy probable que, al menos las palabras para ‘cueva’, ‘sangre’ y ‘rojo’ debieron ser de las primeras en palatalizar la oclusiva velar.
5. Difusión de las reglas de palatalización, restricciones fonotácticas y préstamos léxicos
En un principio, la palatalización de *k/*kʼ encontrada en los subgrupos de la familia se interpretó como una innovación independiente, es decir, no se contempló como el resultado de difusión areal. Kaufman & Norman (1984: 84), por ejemplo, afirman que, a diferencia del tseltalano mayor, donde el cambio siempre se efectúa (excepto por los contextos donde podía ser bloqueado), en otros subgrupos el cambio ocurrió solamente cuando fue promovido por factores del contexto fonológico. Similarmente, Campbell & Kaufman (1990: 53) señalan que el cambio *k(ʼ) > tʃ(ʼ) “ocurrió en los subgrupos occidentales (huastecano, yucatecano, tseltalano mayor y ciertos miembros del q’anjob’alano mayor) bajo diversas condiciones en diferentes contextos.”
Sin embargo, propuestas más recientes han señalado que la distribución y contigüidad geográfica de las lenguas de los subgrupos occidentales donde se ubica la palatalización proveen evidencia que apoya la propuesta de que la palatalización de las oclusivas velares se difundió arealmente (Law et al. 2014; Robertson & Houston 2015). Law et al. (2014: 360-361) afirman que, además del ch’olano y el tseltalano, otras lenguas contiguas (yucatecano, tojolab’al y chuj) participaron en la “esfera de interacción lingüística” de las tierras bajas mayas y también sufrieron palatalización, si bien en “distintos contextos fonéticos”. Estos autores piensan que tales “diferencias” sugieren que la innovación pudo ser el resultado de la difusión areal, afectando más a las lenguas que tuvieron mayor interacción en las tierras bajas, por encontrarse en ellas la palatalización en “un mayor número de contextos fonológicos”, como en ch’olano y tseltalano, a diferencia del chuj o el tojolab’al.
Por su parte, Robertson & Houston (2015: 23 y 24) proponen cuatro “niveles de grados de palatalización”: uno para el huastecano, uno para el ch’olano y el tseltalano, otro para el tojolab’al y el chuj, y uno más para el yucatecano. Estos autores afirman que el huastecano es el focus de difusión, puesto que es donde el cambio se encuentra completado, a diferencia de las otras lenguas donde la palatalización solo se “manifiesta parcialmente”. Robertson & Houston (2015: 24) concluyen: que la palatalización “likely started with Huastec, spread to Tzeltalan and Ch’olan, then to Tojolab’al and Chuj, and finally, more weakly, to Yukatek”.
El cambio *k(ʼ) > tʃ(ʼ) parece seguir siendo un tanto controversial, pues no es por todos aceptado el considerarlo como un fenómeno de difusión entre huastecano, ch’olano y tseltalano. Campbell (2017), por ejemplo, lo considera más bien como una innovación independiente en cada subgrupo. Campbell (2017: 55) piensa que, debido a que los “complicados contextos condicionantes” de *k(ʼ) > tʃ(ʼ) en las lenguas ch’olano-tseltalanas son diferentes de los de las huastecanas, este cambio tuvo que haber ocurrido de forma independiente en estos diferentes subgrupos, de manera que “this particular change is not compelling evidence of later contact among the languages of these subgroups” (Campbell 2017: 55).
Si bien son contrarias, hay que notar que tanto la propuesta de Robertson & Houston (2015) como la de Campbell (2017) parecen basarse prácticamente en el mismo hecho. Por un lado, para Robertson & Houston (2015), el hecho de que el cambio se haya completado en huasteco y que solo “se manifieste parcialmente” en las demás lenguas parece ser evidencia de que la palatalización inició en ese subgrupo y que fue difundiéndose hacia los demás; es decir, estos autores consideran al huastecano como la lengua donde se inicia el cambio debido a que muestra menos excepciones (Law et al. 2014: 361). Por otro lado, para Campbell (2017) ese mismo hecho, es decir, el que las lenguas ch’olanas y tseltalanas tengan “complicados contextos condicionantes” donde se bloquea el cambio, mientras el huasteco no, también parece ser evidencia de que la palatalización se dio en ambos subgrupos de manera independiente. Como vemos, si bien es el mismo hecho, estos autores lo observan de manera inversa de acuerdo con su propuesta: los primeros acentúan la culminación del cambio en huasteco, en tanto que el segundo resalta los contextos donde se bloquea el cambio en lenguas ch’olanas y tseltalanas. Igualmente notamos que varios autores consideran que los contextos en los que la palatalización se aplica son diferentes en cada lengua o grupo de lenguas.
La palatalización de las oclusivas velares efectivamente permite observar el nivel de interacción de las lenguas occidentales en esta “esfera de interacción lingüística” de las tierras bajas mayas. Sin embargo, es posible hacerlo en más detalle si en el proceso contemplamos: las dos reglas de palatalización (asimilatoria y disimilatoria), restricciones fonotácticas en los bordes de las raíces y préstamos léxicos.
Como bien apuntan Robertson & Houston (2015), el yucatecano es el que parece haber tenido menos interacción en esta esfera lingüística de las tierras bajas. En nuestra propuesta, como se recordará para la difusión de la palatalización disimilatoria en las lenguas orientales, la ola de difusión indica que las lenguas o dialectos que no son el locus van incorporando más contextos a la descripción estructural de la regla, y que las lenguas más alejadas son las que muestran menos contextos (los iniciales). Así, bajo nuestro modelo, es posible ver que al yucatecano le fueron difundidas ambas reglas de palatalización. En la palatalización asimilatoria se observa que esta no abarcó todas las palabras en las que las oclusivas velares glotalizadas precedían una vocal anterior, e igualmente se aprecia que nunca afectó palabras en las que las oclusivas velares seguían a una vocal anterior. Por su parte, la palatalización disimilatoria solamente afectó a las oclusivas velares que precedían a oclusivas uvulares en la misma raíz, esto es, fue el único subcontexto incluido en la regla. Parte de la interacción lingüística del yucatecano también se refleja en préstamos léxicos, es decir, en aquellas palabras que muestran el cambio, pero que tienen un contexto que no fue incorporado a la regla de palatalización disimilatoria, como <cħab> ‘ayunar’, por ejemplo. Otra manera de decirlo es que el yucatecano sí llegó a desarrollar la palatalización al punto de las africadas palatales en ambos contextos, pero solo se difundió a una parte de su léxico.
Nuestra investigación propone que si una lengua no palataliza las oclusivas velares en algún contexto, no se debe solamente a que la regla “se difundió más débilmente”, puesto que el cambio *k(ʼ) > tʃ(ʼ), ya sea de manera independiente o por difusión, puede bloquearse debido a restricciones fonotácticas en los bordes de las raíces de cada lengua o protolengua.28 De acuerdo con Bennett (2016: 490), en las lenguas mayas existen restricciones para las consonantes que coocurren en las raíces, especialmente las del tipo /cvc/. Las restricciones que nos interesan son las que atienden a las consonantes fricativas y africadas. Estas restricciones son: i) si en una raíz coocurren dos consonantes fricativas o dos africadas, ambas deben ser idénticas; ii) cuando una raíz contiene una africada glotalizada, esta puede coocurrir con una fricativa, aunque deben concordar en anterioridad; iii) cuando coocurren dos africadas en la misma raíz deben tener la misma especificación laríngea (ambas glotalizadas o ambas simples); iv) si las africadas que coocurren en la raíz son glotalizadas ambas deben ser idénticas (Bennett 2016: 491).29
Con esto en mente es posible explicar por qué algunos de los contextos propuestos por Kaufman & Norman (1984) bloquean la palatalización, y no solamente en ch’olano y tseltalano sino también en otros subgrupos de la familia. Por ejemplo, si atendemos a la restricción de (i), en ch’olano y tseltalano el resultado de la palatalización de la oclusiva velar en la palabra para ‘agarrar’ la quebrantaría al tener una raíz con dos africadas con distinto punto de articulación, de manera que se bloquea, como se muestra en (2a). De igual forma, la restricción de (iii) explica el bloqueo de la palatalización en la palabra para ‘pava’ en ch’olano, pues se tendrían dos africadas palatales con distinta especificación laríngea, como se ve en (2b).
(2) PM ch’ol tseltal Glosa
a. *tsak *tsatʃ *tsatʃ ‘agarrar’
✓tsak ✓tsak
b. *ʔakʼatʃ *ʔatʃʼatʃ --- ‘pava’
✓ʔakʼatʃ
Aparentemente, la restricción de (ii) no explica por qué el yucatecano no palatalizó la /kʼ/ en el contexto de las vocales anteriores cuando a la vocal le sigue una fricativa palatal *ʃ, puesto que el resultado no estaría quebrantando la restricción de concordar ambas consonantes en anterioridad. Sin embargo, esta restricción puede refinarse, pues las raíces de las lenguas mayas parecen ser sensibles al lugar (inicio o final) que una fricativa y una africada pueden ocupar en la misma raíz. Las lengas yucatecanas no parecen tener raíces en las que se tenga una africada palatal a inicio y una fricativa palatal final, aunque sí puede encontrarse lo contrario, es decir una fricativa palatal a inicio y una africada palatal final: Yuc: ʃiːtʃʼ; Mop: ʃitʃʼ ‘tendón, vena’. Esto fue notado previamente por Fox (1978: 85) en tseltal y tsotsil, y propuso que /ʃ/ y /tʃ/ no pueden coocurrir a inicio y final en el mismo morfema. Como vemos en (3b), esta restricción también está activa en ch’olano y por eso el cambio se bloquea. En yucatecano es una estructura permitida, sin embargo, la regla asimilatoria de palatalización no abarcó a las oclusivas velares que le siguen a una vocal anterior.30
(3) PM Mopan Yucateco Ch’ol Tseltal Glosa
a. *kʼiʔʃ ✓kʼiʔiʃ ✓kʼiˀiʃ tʃʼiʃ tʃʼiʃ ‘espina’
*tʃʼiʔiʃ *tʃʼiˀiʃ
b. *ʃiːkʼ ʃiːkʼ ʃiːkʼ ✓ʃiːkʼ ✓ʃiːkʼ ‘ala’
*ʃiːtʃʼ *ʃiːtʃʼ
Especialmente, Fox (1978: 84) nota estas restricciones en las consonantes que coocurren en un mismo morfema, debido a que varias lenguas no muestran el reflejo esperado (una africada palatal) una vez que las oclusivas velares sufrieron el proceso. Este autor explica que los reflejos esperados constituyen violaciones a las restricciones activas en cada lengua, y por ello se sustituye por otra consonante que no las quebrante. Por lo tanto, la estrategia seguida en cada lengua para evitar violentar las restricciones puede ser, ya sea bloquear el cambio, o bien, sustituir la africada palatal por otra consonante. Como hemos visto, los contextos descritos por Kaufman & Norman (1984) parecen atender solamente a la estrategia de bloquear el cambio. Si tomamos en cuenta estas restricciones fonotácticas, puede darse una explicación que va más allá de solamente determinar un contexto donde se bloquea el cambio, y encontrar la causa subyacente. Así, por ejemplo, en el contexto (c) descrito por Kaufman & Norman (1984: 84), donde se bloquea el cambio cuando la oclusiva velar está a final de palabra precedida de una aspiración glotal, pueden explicarse varias de las palabras implicadas, como, por ejemplo, ‘halcón’, del protomaya *ʃihvkʼ que tiene los reflejos ʃihkʼ en tseltal y ʃikʼ en tsotsil (Fox 1978: 84). En este caso se bloquea el cambio debido a la restricción de (ii) modificada. Igualmente, *sahk’ ‘saltamontes’ bloquea el cambio debido a esta misma restricción en cuanto a que el resultado sería una africada y una fricativa que no concuerdan en anterioridad.
No obstante, varias de las palabras que bloquean el cambio merecen futura atención puesto que en ellas el bloqueo podría responder a algo diferente o más específico. Por ejemplo, en (4a), a pesar de que la coocurrencia de la africada y fricativa palatales son permitidas en esos lugares en una raíz (se indica con ⇒), el cambio se bloquea. Lo mismo se observa en (4b), pues, si bien están permitidas las raíces donde ambas consonantes son africadas palatales, en esta palabra el cambio se bloquea. Este último caso en particular puede deberse a que la forma reconstruida debe llevar una oclusiva uvular en lugar de la velar.
(4) PM Ch’ol Tseltal Glosa
a. *kʼuʃ ✓kʼuʃ ✓kʼuʃ ‘roer’
⇒tʃʼuʃ ⇒tʃʼuʃ
b. *kutʃ ✓kutʃ ✓kutʃ ‘cargar’
⇒tʃutʃ ⇒tʃutʃ
Entonces, hay que contemplar que el ch’olano, el tseltalano y el huastecano responden a estas restricciones fonotácticas, pero tomando en cuenta que el ch’olano y el tseltalano desarrollaron mayormente la estrategia de bloquear el cambio, mientras que el huastecano recurre más a la sustitución de la africada palatal. Se muestra ejemplo de ello en (5), con datos tomados de Kaufman (2003: 342).
(5) PM Huasteco Ch’ol Tseltal Glosa
a. *ʃuhk ʃutʃ ✓ʃuhk ✓ʃuhk ‘esquina’
*ʃuhtʃ *ʃuhtʃ
b. *kikʼ ✓ʃitʃʼ tʃʼitʃʼ tʃʼitʃʼ ‘sangre’
*tʃitʃʼ
Bajo este análisis, entonces, se hace un tanto más complejo determinar en qué lengua se encuentra el locus, pues, atendiendo a las dos reglas de palatalización y a sus contextos de aplicación, tanto el huastecano, como el ch’olano y el tseltalano son probables candidatos puesto que han desarrollado y difundido la palatalización en todo su léxico, excepto en las raíces donde las restricciones fonotácticas de los bordes tienen mayor peso o jerarquía que el cambio.31 Ahora bien, lo que verdaderamente llama mucho la atención es que el ch’olano y el tseltalano tienen prácticamente las mismas restricciones (parece ser que solo en la palabra para ‘aprender’ el tseltalano palatalizó y el ch’olano no). Descartada la idea de que este cambio se diera en tseltalano mayor, el hecho de que ch’olano y tseltalano hayan palatalizado casi de manera paralela sus oclusivas velares sugiere un intenso y prolongado contacto lingüístico, es decir, varias generaciones de hablantes bilingües.32
Contemplados todos estos factores en el estudio de la palatalización de oclusivas velares en las lenguas mayas, las lenguas q’anjob’alanas muestran detalladamente el nivel de interacción que tuvieron con las lenguas de las tierras bajas. Como se recordará, la segunda serie de correspondencias de sonido de la Tabla 1 (segunda línea) atiende a conjuntos de cognados en los que, entre otras, varias de las lenguas q’anjob’alanas también palatalizaron oclusivas velares del protomaya. En las Tablas 13 y 14 se presentan datos comparativos de este subgrupo lingüístico.
Toj | Chu | Qan | Aka | Jak | Moch | Tuz | ROc | PM (Kaufman 2003) | |
#___ v [+anterior] | |||||||||
bestia/venado | tʃeh | tʃeχ | tʃeχ | tʃeː | saχtʃeh | keːx | --- | *kehx | |
frijol | tʃenekʼ | (tut) | (ʔuɓal) | (ʔuɓal) | (huɓal) | (tuːt) | (tuʔt) | *kenaqʼ | |
citativo/decir | tʃiɁ | tʃiɁ | tʃi | *kih | |||||
anona | kʼeweʃ | kʼeweʃ | kʼeweʃ | kʼeweʃ | tʃʼiw | kʼiwiʃ | --- | *kʼiweʃ | |
cueva/piedra | kʼeʔen | kʼeʔen | tʃʼen | tʃʼen | tʃʼen | kʼeʔn | kʼeʔn | *kʼeʔn | |
cambiar | --- | kʼeʃ- | kʼeʃ- | kʼeʃ- | --- | kʼeʃ- | kʼeʃ- | *kʼeʃ | |
frío | tʃeɁel | (*keɁl)33 | |||||||
jabalí | tʃitam | tʃitam | ʈʂitam | ʈʂitam | ʈʂitam | tʃitaːm | --- | *kitaːm | |
sangre | tʃikʼ | tʃikʼ | tʃikʼ | tʃikʼ | tʃikʼ | kikʼ | kikʼ | *kikʼ | |
agave | tʃih | tʃihtʃi | --- | saχ | tʃih | kiːx | kiːh | *kiːh | |
dulce | tʃiʔ | tʃiʔ | tʃiʔ | tʃiʔ | tʃiʔ | kiʔ | kiʔ | *kiʔ | |
pedo | tsis | tis | tsis34 | kiːs | kiːs | *kiːs | |||
paja | --- | --- | tʃʼim | tʃʼim | tʃʼim | kʼim | kʼim | *kʼim | |
tejer | --- | --- | tʃem- | tʃem- | tʃem- | keɁm- | keɁm-/kem- | *keːm | |
crecer | kʼiʔ- | tʃʼiɓ- | tʃʼiɓ- | tʃʼiɓ- | --- | --- | *kʼih | ||
pacaya | --- | kʼiɓ | tʃʼiɓ | tʃʼiɓ | tʃʼiɓ | --- | --- | *kʼiɓ | |
tostar | kʼil- | --- | --- | --- | tʃʼil- | kʼil- | kʼil- | *kʼil | |
espina | kʼiʔiʃ | kʼiʔiʃ | kʼiːʃ | ʈʂʼiʂ | kʼiʔʃ | kʼiʔʃ | *kʼiʔʃ | ||
pepita | sakil | sakil | satʃil | satʃil | satʃil | sakiːl | sakiːl | *sakiil | |
oreja | tʃikin | tʃikin | ʈʂikin | ʈʂikin | ʈʂikin | tʃikin | tʃikin | *ʃikin | |
v [+anterior] ___# | |||||||||
*cucurbitácea | letʃ- | --- | --- | --- | --- | --- | --- | *lek35 | |
chile | ʔitʃ | ʔitʃ | ʔitʃ | ʔitʃ | ʔitʃ | ʔiːk | ʔiːk | *ʔiːk | |
sangre | tʃikʼ | tʃikʼ | tʃikʼ | tʃikʼ | tʃikʼ | kikʼ | kikʼ | *kikʼ | |
hormiga | ʃanitʃ | sanitʃ | sanik | sanik | sanik | sanik | sanik | *sanik | |
flor | nitʃ | --- | --- | --- | ---- | nik | nik | *nik | |
ala | --- | ʃikʼ | ʃikʼ36 | ʃikʼ | ʃiːkʼ | ʃiːkʼ | *ʃiikʼ | ||
cigarro | --- | sikʼ | sikʼ | sikʼ | siːkʼ | sikʼ | *siːkʼ |
Toj | Chu | Qan | Aka | Jak | Moch | Tuz | ROc (Kaufman 2003) | PM | |
#___ac [Dorsal] | |||||||||
]σ___ac [Dorsal] | |||||||||
rojo | tʃak | tʃak | kaq | kaq | kaχ | [kʲaq] | kaq | *kaq | |
pulga | kʼak | kʼak | qʼaq | kʼaχ | kʼaχ | [kʲʼaq] | kʼaq | *kʼaq | |
cortar(hacha) | tʃʼak-37 | --- | ---tʃʼak- | --- | [kʲʼaq] | kʼaq- | *(kʼaq) | ||
uña | (ʔetʃ) | (ʔetʃ) | ʔisqʼaq | ʔiskʼaχ | ʔiskʼaχ | [ʔiskʲʼaq] | ʔiskʼaq | *ʔiSkaqʼ | |
rayo | tʃawuk | --- | --- | --- | --- | --- | --- | *kahoq | |
palo mulato | tʃakah | --- | --- | --- | --- | [kʲaqaːx] | kaqaːx | *kaqaːx | |
pinole | kʼah | kʼaχ | kʼax | kʼaː | kʼah | kʼax | *kʼax | ||
cielo/alto | tʃaʔan | tʃaʔaŋ | kan | kan | kaŋ | kaʔŋ | kaʔŋ | *kaʔŋ | |
cuatro | tʃan | tʃaŋ | kan | kan | kaŋ | kaːŋ | kaːŋ | *kaːŋ | |
vender | tʃon | tʃoŋ | ʈʂon | ʈʂon | ʈʂoŋ | ʈʂoŋ | ʈʂoŋ | *koŋ | |
mecate | --- | tʃʼaŋ | ʈʂʼan | ʈʂʼan | ʈʃʼaŋ | tʃʼaxaːŋ | tʃʼaxaːŋ | *kʼaxaːŋ | |
hijo | --- | --- | kʼaxol | kʼaːl | kʼahol | kʼaːxol | --- | *kʼaːxoːl | |
ardilla | tʃuʔ | kuʔuk | kuk | kuk | kuk | kuʔk | kuʔk | *kuʔk | |
#___ac [nasal] | |||||||||
tío | --- | ʔitʃam | ʔikan | --- | --- | --- | --- | *ʔikaːn | |
culebra | tʃan | tʃan | --- | --- | --- | kaːn | kaːn | *kaːn | |
morir | tʃam- | tʃam- | kam- | kam- | kam- | kam- | kam- | *kam | |
recibir/prestar | --- | --- | --- | --- | kʼam- | kʼam- | kʼam- | *kʼam | |
calabaza | kʼum | kʼum | kʼum | kʼum | kʼum | kʼuːm | kʼuːm | *kʼuhm | |
#___vʔ/h | |||||||||
metate | tʃaʔ | tʃaʔ | kaʔ | kaʔ | --- | kaːʔ | kaːʔ | *kaːʔ | |
dos | tʃaɓ | tʃaʔ | kaɓ | kaːɓ | kaɓ | kaɓ | kaɓ | *kaʔ/*kaɓ | |
amargo | kʼah | kʼaʔ | kʼaʔ | kʼaʔ | kʼah | kʼah | --- | *kʼah | |
dios/sol/rayo | --- | kʼuh | kʼuh | kʼuː | kʼuh | kʼuː-ɓal | --- | *kʼuːh | |
#___aɓ | |||||||||
ayuno/ar | --- | --- | kʼaxɓ- | ʈʂʼaɓ-38 | *kʼaxɓ | ||||
tierra | --- | kiʃ-kaɓ | --- | kiʃ-kaɓ | ---- | kaɓ-toːŋ39 | *kaːɓ | ||
abeja/miel | tʃaɓ | tʃaɓ | kaɓ | kaɓ | kaɓ | kaːɓ | kaːɓ | *kaːɓ | |
#__vc [Coronal] | |||||||||
pez | tʃaj | tʃaj | ʈʂaj | ʈʂaj | kaj | katʃ | katʃ | *kaɾ | |
perder | tʃʼaj | --- | kʼaj- | kʼej- | kʼaj- | --- | --- | *kʼaj | |
cv__# | |||||||||
entrar | ʔotʃ- | ʔotʃ- | ʔok- | ʔok- | ʔok- | ʔoːk- | ʔoːk- | * | |
piojo | ʔukʼ | ʔukʼ | ʔukʼ | ʔukʼ | ʔukʼ | ʔukʼ | ʔukʼ | *ʔukʼ | |
beber | ʔukʼ- | ʔukʼ- | ʔukʼ- | ʔukʼ- | ʔukʼ- | ʔukʼ- | ʔukʼ- | *ʔukʼ | |
mojado | --- | --- | --- | --- | --- | ʔakʼ | *aːkʼ | ||
nuevo | ʔahkʼ- | atʃ | ʔakʼ | ʔakʼ | ʔakʼ | ʔakʼ-atʃ | ʔakʼ-atʃ | *aːkʼ |
La Tabla 13 tiene el contexto de las vocales anteriores y la Tabla 14 los contextos restantes. Ambas tablas muestran el alcance de la ola de difusión de la palatalización, pues se observa que tojolab’al y chuj adquirieron ambas reglas de palatalización, aunque se aplicaron solamente a las oclusivas velares simples y no a las glotalizadas. En cambio, el q’anjob’al, el akateko y el jakalteko, solamente adquirieron la regla asimilatoria, aunque la palatalización no se difundió a todas las palabras con este contexto (de este conjunto de cognados se basa la segunda serie de correspondencias de la Tabla 1 con respecto a estas lenguas). Por su parte, el mocho’ y el tuzanteko son las que parecen haber tenido menos interacción con las lenguas de las tierras bajas, puesto que se observa que no les fue difundida ninguna de las dos reglas de palatalización.
Las lenguas q’anjob’al, akateko y jakalteko también atienden a ciertas restricciones fonotácticas, como se observa en las formas cognadas para ‘anona’ y ‘cambiar’ en la Tabla 13. También podemos detectar algunos préstamos. Tomando en cuenta que no hay reglas de palatalización en mocho’ y en tuzanteko, es evidente que la palabra para ‘jabalí’ es un préstamo, y de igual forma las palabras para ‘vender’ y ‘mecate’, y no solo en estas dos lenguas sino también en q’anjob’al, akateko y jakalteko. Estas palabras deben ser formas difundidas desde las tierras bajas, y debió ser desde una época muy temprana tomando en cuenta que, en estas últimas tres lenguas, estas palabras muestran africadas retroflejas, segmentos que son reflejo de *tʃ/*tʃʼ protomayas (Campbell 1984; Kaufman 2003). En tojolab’al, la africada palatal en la raíz con la que se forma el verbo para ‘aniquilar’ (tʃʼakwani) no es el reflejo esperado dada la restricción de esta lengua de no palatalizar las oclusivas velares glotalizadas, y debido a que su significado es específico, ‘aniquilar (gente)’, diferente de ‘matar’ (mila), es muy probable que haya sido un préstamo que originalmente significaba ‘decapitar (a alguien)’, como en el ch’olano clásico.
Con esto queda claro que, si pensamos en tres variedades dialectales protoq’anjob’alanas, una de ellas, el tojolab’al-chuj, fue la que tuvo mayor interacción con las lenguas de las tierras bajas. La variedad de q’anjob’al-akateko-jakalteko tuvo un menor grado de interacción, en tanto que el mocho’-tuzanteko se encontraba más alejado de esta esfera de interacción lingüística. Algunos préstamos léxicos sugieren que el tojolab’al-chuj tuvo más interacción con los tseltalanos, como se ve en las palabras para ‘frijol’, ‘pedo’ y ‘rayo’, por ejemplo, que no comparte con el resto de las lenguas del grupo.40
Especialmente importante es la palabra para ‘vender’ encontrada como préstamo en estas lenguas, puesto que está evidenciando que las oclusivas velares en el contexto de preceder a una nasal velar se palatalizaron muy tempranamente. En estudios previos, este préstamo ha sido contemplado con la intención de mostrar que cronológicamente el cambio *k(ʼ) > tʃ(ʼ) en tseltalano mayor fue previo al cambio *ŋ > n, puesto que las lenguas q’anjob’alanas que mantienen la nasal velar en su repertorio fonológico muestran dicha consonante en este préstamo (Justeson et al. 1985; Campbell 2017). No obstante, bajo nuestra propuesta esta palabra tiene uno de los subcontextos que palatalizaron las oclusivas velares en época muy temprana, como igual lo demuestra la palabra para ‘mecate’.
6. La analogía como mecanismo de cambio en la palatalización disimilatoria de lenguas mayas
En total acuerdo con Kiparsky (2003), consideramos que el cambio de sonido está sujeto a condiciones fonológicas, como ha sido posible observar en esta familia de lenguas, con las reglas asimilatoria y disimilatoria de palatalización. Sin embargo, hemos visto en las lenguas mayas que la palatalización se manifiesta en contextos donde no se responde a este condicionamiento, es decir, no hay contexto de asimilación o disimilación. Esto puede explicarse a través de la analogía como mecanismo de cambio en la difusión léxica. Para Kiparsky (2003: 314-317) la difusión léxica es un tipo de cambio analógico por el cual una regla se generaliza hacia nuevos contextos. Este autor explica que la difusión léxica extiende un proceso fonológico contexto por contexto, y en cada contexto extiende el proceso palabra por palabra, lo cual, afirma, es exactamente el comportamiento encontrado en el cambio analógico (Kiparsky 2003: 316).
Como se ha podido apreciar a lo largo de esta investigación, proponemos que es la regla disimilatoria de palatalización la que se extiende contexto por contexto, y en cada contexto la regla se aplica palabra por palabra, aunque esto último también es evidente en el contexto de la palatalización asimilatoria, puesto que también se trata de difusión léxica. Por lo tanto, una vez que la palatalización asimilatoria y la disimilatoria han ganado suficiente terreno, la segunda regla de palatalización comienza a extenderse a más contextos. Tiene que ser la regla disimilatoria la que se extiende a otros contextos consonánticos porque la regla asimilatoria cubre los contextos con vocales anteriores, de manera que las palabras restantes que palatalizarán las oclusivas velares (donde no hay consonantes dorsales) necesariamente tendrán /a/, /o/ y /u/.
7. Consideraciones finales
Para finalizar, se reitera que consideramos la existencia de dos reglas de palatalización de oclusivas velares debido, en primer lugar, a los distintos contextos condicionantes que pueden ubicarse para la aplicación de cada una, y, en segundo lugar, a que es posible que solamente una de las reglas se difunda, como hemos podido observar con la regla asimilatoria de palatalización en ixil, q’anjob’al, akateko y jakalteko, y la regla disimilatoria en kaqchikel. Ahora bien, como se ve en la Tabla 14, el mocho’ ha comenzado a palatalizar las oclusivas velares en el contexto de preceder a una oclusiva uvular en la misma raíz, esto es, muestra el subcontexto condicionante inicial de la regla disimilatoria. Si bien la tendencia tipológica es que las vocales anteriores provoquen palatalización, el mocho’ demuestra que la palatalización de una consonante velar no necesariamente se debe a una vocal anterior (o una yod). Por lo tanto, parece ser del todo posible descartar la idea de que en las lenguas mayas la palatalización de oclusivas velares se inicie exclusivamente ante vocales anteriores y se extienda a las demás vocales, pues, alternamente, la disimilación de consonantes dorsales también puede palatalizar estos segmentos.
De hecho, la regla de palatalización disimilatoria en mocho’, si bien es fonética y apenas se aplica en el primer subcontexto condicionante, afecta no solamente a /k/ y /kʼ/ sino a toda la serie de segmentos velares (Kaufman 1967; Palosaari 2011). Tal como es registrado por Palosaari (2011: 48), en la lengua mocho’ las consonantes velares /k/, /kʼ/, /ŋ/, /x/ se palatalizan cuando preceden a una consonante uvular. Se reproducen sus ejemplos en (6a). La regla ya incluye el siguiente subcontexto a la descripción estructural puesto que, aunque con variación, la fricativa velar ya comienza a provocar la palatalización disimilatoria en las velares que la preceden en la misma raíz, como se observa en el dato de (6b). Es importante notar que los segmentos que comienzan a palatalizarse en esta lengua, son los mismos que en otras lenguas mayas provocan la disimilación con las oclusivas velares.
(6) Palatalización en mocho’ (Palosaari 2011: 48)
a. /kaq/ → [kʲaq] ‘rojo’
/kʼaq/ → [kʲʼaq] ‘pulga’
/ŋoqloɓ/ → [ɲoqloɓ] ‘hombro’
/kaːxiqʼ/ → [kʲaːxiqʼ] ~ [kaːxiqʼ] ‘viento’
b. /ŋex/ → [ɲex] ~ [ŋex] ‘cola’
Palosaari (2011: 49) abre la cuestión sobre si la palatalización de consonantes velares entró al mocho’ como el resultado del contacto. Lo más probable es que efectivamente sea producto del contacto, pero no con las lenguas de las tierras bajas, sino con las lenguas MAMeanas y k’icheanas, lo que significa que al mocho’ le debió llegar la regla disimilatoria de palatalización en una segunda ola de difusión que viene de las lenguas orientales de la familia lingüística. Con todo esto es posible ver que en la familia lingüística maya se encuentran dos puntos focales en los que inicia la palatalización de oclusivas velares y se difunde a otras lenguas: uno en las tierras bajas, aún sin determinar la lengua inicial (ch’olano, tseltalano o huastecano); y otro en las tierras altas con el MAMeano. Dada la diferencia temporal en la que este proceso se efectúa en cada punto focal, podemos pensar que no hay relación entre ambos, es decir, podemos descartar que se trate de las mismas palatalizaciones que iniciaron en las tierras bajas.41