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Intersticios sociales

versión On-line ISSN 2007-4964

Intersticios sociales  no.3 Zapopan mar. 2012

 

Reseñas

Entrevista con Manuel Rodríguez Lapuente

Víctor Reynoso* 

* Universidad de las Américas Puebla, México.

Entrevista con Manuel Rodríguez Lapuente. Guadalajara, Jalisco, 1996.


Presentación

Si carisma es lo que hace que algo se eleve por encima de los niveles habituales de la vida cotidiana, Manuel Rodríguez Lapuente fue un político, profesor, animador de instituciones, conferencista y orador carismático. Nació en Teziutlán, Puebla, en 1927, y murió en Guadalajara en 2003. La entrevista que a continuación se publica se realizó en esta ciudad en 1996. Fue parte de la investigación que dio lugar al libro Rupturas en el vértice, un intento por analizar y comprender las escisiones en el Partido Acción Nacional (PAN).

Rodríguez Lapuente militó en el PAN en la segunda mitad de los años cincuenta. Fue, junto con Hugo Gutiérrez Vega, orador en la campaña presidencial del chihuahuense Luis H. Álvarez, en 1958, campaña excepcional por el entusiasmo que en ella pusieron los panistas y por su falta de perspectiva. Llegaron a creer que podían ganar al PRI, que se encontraba en su mejor momento.

El entusiasmo fue tal que dio lugar a la mayor desilusión en la historia panista. Por primera y única ocasión no aceptaron las diputaciones federales que oficialmente habían ganado, debido a que consideraron que el proceso había sido brutalmente fraudulento, y además se retiraron del organismo electoral. Para lograr la reconciliación con el PAN se realizó la primera reforma electoral importante después de 1946, la de 1963, que dio lugar a los “diputados de partido”.

La entrevista trata de rescatar las razones de Rodríguez Lapuente para militar en el PAN y para dejar luego ese partido. La preocupación por las mayorías y por la justicia social, en particular en lo que se refiere a la cuestión rural, fueron sus motivaciones. Esto es, la perspectiva política que lo llevó a militar en el PAN es lo que se conoce como izquierda. Fue parte de un grupo, reducido pero entusiasta, que vio en la reciente Democracia Cristiana una vía hacia una sociedad a la vez más justa y más democrática.

No encontró su lugar en el panismo y salió de este partido a principios de los años sesenta, como se señala en la entrevista. Mucho después ingresaría al Partido de la Revolución Democrática, del que fue dirigente en Jalisco. Pero esa es otra historia.

Para concluir, la frase de Salvador Acosta Romero, sin relación directa con la entrevista, dice mucho sobre quien fue Manuel Rodríguez Lapuente:

Siempre parecía estar por encima de las circunstancias, como si su perspectiva fuese más elevada que la de los demás. Quizás no era que fuese más inteligente o que tuviese una memoria privilegiada, era más bien que parecía ser consciente de más cosas que el resto de nosotros.

Bibliografía

Acosta Romero, Salvador. “Manuel Rodríguez Lapuente. Notas metodológicas para una biografía en video”. Rosa Martha Romo Beltrán (coord.) Reflexiones y propuestas universitarias en la sociedad del cambio. Guadalajara: Universidad de Guadalajara 2001. [ Links ]

Gutiérrez Vega, Hugo. “Adiós a Manuel Rodríguez Lapuente”, La Jornada Semanal, 29 junio 2003, núm. 434. [ Links ]

Reynoso, Víctor. Rupturas en el vértice. El Partido Acción Nacional a través de sus escisiones históricas. México: CEPCOM-Educación y Cultura, 2007. [ Links ]

Venzor Castañeda, Antonio. “Manuel Rodríguez Lapuente: uno para todos y uno para cada quien”. Salvador Acosta Romero (coord.). Manuel Rodríguez Lapuente: Artesano de la Enseñanza. Guadalajara: Universidad de Guadalajara, CUCSH, 2007. [ Links ]

1 Se suprimen partes sobre Palomar y Silva sin relación con la investigación.

2 Wilson: incentivos de solidaridad.

Anexo: transcripción de la entrevista

Su ingreso al PAN y sus diferencias ideológicas en cuanto a la cuestión agraria

[No se grabó el principio de la entrevista]

…luchar por los famosos derechos de Dios y de la Iglesia.

Desde secundaria me metí en Puebla de sinarquista, cuando se produjo, precisamente en ese año, dentro del sinarquismo, la ruptura entre el ala política y el ala no política. El sinarquismo fue fundado como movimiento, que no quería ser partido político. Creo que en el año 45 hubo un grupo que decidió ser partido político, y se produjo una ruptura muy grande. Y yo no me enteraba mucho por qué se peleaban, y fui a dar con el ala no política que era la que menos perspectivas tenía.

Total que aquello era un desastre por los pleitos y todo. Y en eso, en el año 47 yo me vine a estudiar ya la carrera en México. Entonces decidí separarme del sinarquismo y como tenía yo el deseo de seguir participando en política, me fui yo a inscribir solo, sin que nadie me conquistara, al PAN.

En 1947, ya en la ciudad de México…

En 1947, ya en la ciudad de México. Las oficinas del PAN estaban todavía en Isabel la Católica. Ahí conocí a Gómez Morin, al Charro Cosío, en fin, a todas las gentes que dirigieron, y debe haber sido, claro la participación no fue muy intensa porque no había mucha actividad. Era una época en que no había elecciones. Pero iba yo a las conferencias que impartían Gómez Morin y otras gentes.

Y debe haber sido en el año de 1949 cuando se postuló Felipe Gómez Mont como candidato a diputado por el entonces primer distrito, del Distrito Federal; era la colonia Roma y no sé qué colonias más. Entonces sí me metí muy de lleno. Estuve muy activo en eso, participé mucho en la campaña, incluso fui representante de casilla, etcétera.

¿Usted tenía amistad con él?

No, sino que lo postularon como candidato por ese distrito que era en el que yo vivía. Yo vivía en la colonia Roma. Hicimos mucha amistad que duró muchísimos años, prácticamente hasta que él murió.

¿Usted en qué universidad estudiaba?

En la Libre de Derecho.

¿Estaba en esa zona?

No, estaba en el centro, estaba en Basilio Vadillo. Pero claro, en la Libre de Derecho había algunas gentes prominentes del PAN, como era el maestro Herrera y Lasso, que nos daba Derecho Constitucional, y algunos más.

¿Ahí fue su vínculo con el PAN, ahí empezó a interesarse en el partido?

No, yo ya había oído hablar del PAN desde Puebla, yo tenía interés de participar en política. Nadie me convenció. Ya entonces me involucré mucho en el PAN, hice muchas amistades y a principios de 1951 me fui a España a hacer el doctorado. Hice mi tesis buscando un tema que fuera más o menos común con la problemática mexicana. Hice mi tesis sobre la propiedad comunal en España, como antecedente de la propiedad comunal en México. Y después me dediqué mucho al derecho agrario y bueno, quedé firmemente convencido de que la reforma agraria había sido un gran éxito. Había sido una extraordinaria medida, de la mayor utilidad para el país.

¿Pero eso iba contra las tesis del PAN?

Absolutamente. De tal manera que cuando regresé de España yo estaba convencido de no volver al PAN. Incluso traté de contratarme como abogado de la Confederación Nacional Campesina, nomás que no me hicieron caso.

¿Eso en qué año fue, en qué año regresó?

Yo regresé en 1954.

¿Era un doctorado en derecho?

Un doctorado en derecho. Lo hice en la Complutense, que entonces se llamaba Universidad Central. Pero bueno, no tuve mayor acogida en los círculos oficiales. La corrupción que reinaba en esos círculos y la farsa de la democracia, la violación a la ley, etcétera, me repugnaba mucho, me alejaba totalmente de los círculos oficiales. Eso por una parte. El combate a la corrupción, el luchar por un sistema democrático. En eso me identificaba con el PAN, aunque no en otras tesis.

Me imagino que su distinta visión de la reforma agraria implicaba otras diferencias con el PAN…

Claro, claro, la diferencia de fondo, que era la que ya desde esos años nosotros empezábamos a ver, era que se trataba de un partido demasiado liberal, en el sentido clásico del término.

¿En la no participación del Estado?

De no participación del Estado, de respeto absoluto a la sacrosanta propiedad privada. De individualismo, de concepción individualista de la sociedad, etcétera… aunque lo atenuaron con aquello de la doctrina social de la Iglesia, que tampoco se veía muy clara.

Pero pesan las circunstancias personales: el grupo de amigos que yo tenía en el Distrito Federal, que había hecho a lo largo de la carrera, era la gente del PAN. De tal manera que aunque yo pensaba así, cuando regresé me reuní con los mismos amigos de siempre.

Pero fíjese a qué extremos llegó la cosa. Hay que aclarar que en España no se necesitaba la tesis para tener la licenciatura, esa es moda americana. Con el certificado podíamos sacar el doctorado. Entonces yo saqué primero el doctorado y después la licenciatura.

¿Para el doctorado sí tuvo que hacer tesis?

Sí claro. Para el doctorado hice la tesis sobre la propiedad comunal en España. Y después hice la tesis en México, para recibirme de licenciatura, sobre el ejido. La editorial Jus era de gente del PAN. Se la dieron a leer a Preciado Hernández. Dijo que estaba bien que la editara Jus, pero con una condición: propuso que pusiera un capítulo criticando a la reforma agraria. La reforma agraria también tiene defectos, como lo tiene todo en esta vida, aunque en general me parecía bien. Pues sí, había sido hecho con precipitación, con algún desorden, no existía todavía ni siquiera una ley bien pensada, bien elaborada, había habido intereses políticos, etcétera. Entonces metí el capítulo ese, como condición para que me editara Jus.

¿Y sí se editó en Jus?

Sí, y ahora no quiero ni que se vea. Me avergüenza ese capítulo que toma los aspectos negativos de la reforma y no considera los positivos, que fueron mucho más importantes. Le platico este detalle para que vea cómo andaban las cosas, que no me identificaba yo con muchas tesis del PAN. Pero en fin, en la acción política, electorera, que era a lo que nos dedicábamos, sí advertíamos, la gente que andábamos en la propaganda abierta, en el pueblo y en el campo. Me acuerdo que cuando hablábamos contra el ejido a la gente del campo le caía muy mal, cuando decíamos que las parcelas se debían escriturar como propiedad particular y privada a la gente no le gustaba, a la gente del campo. Pero bueno, ahí nos la llevábamos. Así transcurrieron esos años. Había una campaña importante en 1956 en Chihuahua, para presidencias municipales y me fui a Ciudad Juárez.

¿Fue también la campaña en que Álvarez fue candidato a gobernador?

Fue la campaña a gobernador de Luis Álvarez.

¿Usted regresó de España a la ciudad de México?

Yo regresé a la ciudad de México. Ahí estuve, entre México y Teziutlán, en 1954 y 1955. En el año 56 me fui a Ciudad Juárez.

Sobre sus candidaturas a diputado federal y la cuestión religiosa

Antes de que me platique de esta campaña municipal, ¿participó usted en las elecciones federales de 1955?

Sí claro. Se me estaba pasando eso. En las elecciones del 1955 yo fui candidato a diputado.

¿Por el Distrito Federal?

Por el Distrito Federal.

¿Recuerda por cuál distrito?

Por el segundo… es que fui candidato dos veces… Ah caray, esta cuestión tan elemental se me está olvidando, habría que verlo por ahí en La Nación… La segunda vez, eso sí me acuerdo muy bien, fue en 1961 en que fui candidato por el segundo distrito, que era Santa María la Rivera, y que me patrocinó la campaña Felipe Gómez Mont, porque él había sido candidato por ese distrito, y había ganado pero no se la dieron […] Rafael Preciado Hernández. Era un distrito panista, eminentemente panista. Me lo dieron con ganas de que lo ganara. En el 61 era presidente Christlieb; y Hugo Gutiérrez Vega creo que fue candidato por el sexto.

Y bueno, a la hora de las concertacesiones fue Christlieb con Díaz Ordaz, que era entonces Secretario de Gobernación, y le dijo; “mire yo tengo mucho interés en que entren Rodríguez Lapuente y Gutiérrez Vega”. Y Díaz Ordaz que era muy largo le dijo: “mire licenciado, para nosotros no es problema. Si ustedes insisten que entren, entran. Nomás que le advierto una cosa: el problema va a ser para ustedes, porque no los van a poder controlar”. Y creo que lo convenció, porque no entramos.

¿Usted se enteró de esto por Christlieb o se hizo una vox populi dentro del PAN?

Me lo contó Christlieb muerto de risa.

Entonces en 1955 usted fue candidato, ¿qué recuerda de esa campaña? Creo que era la primera vez que votó la mujer.

Sí, pero no fue una gran campaña. Yo no me acuerdo que haya tenido mayor repercusión aquello.

¿El PAN tenía muy poca fuerza electoral?

Tenía poca fuerza electoral, tenía poca organización. Además las casillas en aquel entonces eran muy pocas. Eran entre doce y quince casillas en un distrito. Y no tenían gran afluencia de gente. Eran campañas muy desanimadas, la gente no votaba.

¿De plano las elecciones estaban al margen de la vida de la gente?

Sí, sí, la gente no les concedía la menor importancia.

¿Qué era ser panista en esos tiempos?

Pues luchar contra la corrupción, luchar por la democracia, y yo creo, en el fondo, que de muchísima gente, aunque se recomendaba que eso no se dijera, también luchar por los derechos de la Iglesia. Yo creo que la motivación religiosa era importante en una buena cantidad de gente del PAN.

Bueno, y la mejor demostración era que uno de los semilleros del PAN fue la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM), de donde salió González Torres, de donde salió Juan Gutiérrez Lascuráin, de donde salió Ituarte y el tío de este Daniel Ituarte, que es presidente de Zapopan. Y para que vea cómo también en las familias se dan muchos desacuerdos: Gonzalo Ituarte, Vicario General de don Samuel Ruiz, es hijo de Alfonso. Éste reaccionario es primo de aquél.

¿Los Ituarte son del Distrito Federal?

Sí. No sé por qué vinieron a dar aquí.

En esto que usted dice de defender los derechos de la Iglesia, en el PAN había y sigue habiendo ramas muy distintas. Por ejemplo, ¿Gómez Morin, no entraría en esta línea?

A mí no me consta ni mucho menos, pero dicen que en el fondo él era muy católico, que era muy practicante, muy asiduo. Pero que nunca le gustó hacer uso de eso para el proselitismo.

¿Igual que Christlieb?

Igual que Christlieb.

¿Eran católicos seculares, que vivían la distinción de planos famosa, la tenían muy presente?

Claro, claro. Incluso don Efraín del que se conoció mucho más porque él había sido la cabeza seglar del catolicismo en Guadalajara. Sin embargo don Efraín, al igual que don Manuel, insistían mucho, sobre todo a nosotros los oradores, en que no hiciéramos uso del recurso religioso, que nunca apeláramos a eso por todos los inconvenientes que tenía. En primer lugar porque no era del PAN recurrir a ese tipo de sentimientos para conseguir votos; Pero además para no volver a mezclar el problema religioso con la política, de lo cual en México se tenían muy malas experiencias. De tal manera que la política del PAN, oficialmente era absolutamente seglar, diría yo casi laica. Pero la motivación de muchas de las personas era religiosa.

Pero Ituarte y González Torres, por ejemplo, se dice que tenían una visión distinta, distinta a la de Gómez Morin y González Luna, en cuanto a la relación entre religión y política.

No. Yo creo que ellos estaban más identificados con la Iglesia por haber pertenecido oficialmente a una organización eclesiástica. Pero, por lo menos intelectualmente, estaban convencidos de que no había que hacer uso del recurso religioso.

¿Y no lo hicieron?

No lo hicieron. A González Torres bastaba verlo para pensar que parecía cura, sin embargo, nunca, allá rarísima vez hacía alguna invocación a Dios. Pero no, no explotaron nunca el recurso religioso.

¿Y en eso se distinguían del sinarquismo?

Claro. En eso se distinguían, acentuadamente, del sinarquismo.

Usted tiene un artículo donde trata eso, las afinidades y las distinciones entre el PAN y el sinarquismo.

Pues lo debo tener. Porque claro, fue una época, todos esos años, en que se discutió mucho la unión del PAN con el sinarquismo.

¿Un artículo reciente?

No. Yo recientemente no he vuelto a escribir. Era un tema que se discutía mucho porque tanto en el PAN como en el sinarquismo había quienes postulaban la necesidad de unirse, y otros que no querían. Y nunca se logró. Las veces que se logró un acuerdo electoral salió bastante mal.

¿Y por qué no se lograría? ¿Por qué se mantuvo la diferencia?

Porque realmente eran dos concepciones totalmente distintas. Eran dos concepciones muy diferentes, e incluso se decía, habría que verlo, que pertenecían a grupos sociales o a clases sociales muy diferentes. ¿Se acuerda usted que a los sinarquistas les decían los parientes pobres de los panistas?

Sí, así se sienten los sinarquistas y es algo que recriminan al PAN.

En aquel entonces el PAN tenía fama de intelectuales. Porque efectivamente tenía buenos intelectuales, creo que ahora no, pero en aquél entonces tenía algunos intelectuales sobresalientes como Felipe Gómez Mont, como González Luna, como Preciado Hernández. Actualmente anda muy pobre de intelectuales.

En la Misma Nación se nota: lo que era en esos años y lo que es ahora.

Yo hace mucho que no la veo.

Casi nadie la ve

Yo creo que casi no, verdad.

Pero en ese entonces era una revista importante para la vida nacional.

Creo que sí, creo que era importante porque era el único punto de referencia frente al gobierno. Porque eran los años en que no había prácticamente ninguna oposición. Lo que pudiera haber sacado el sinarquismo pues eran boletincitos así, que no tenían importancia, y no sé si había otro periódico o revista de oposición. Debe haber habido, pero no tenían presencia, no tenía importancia. En cambio La Nación en esos años sí, porque además era dirigida por un gran periodista que era Carlos Septién García.

Y después Alejandro Avilés.

Y después fue Alejando Avilés.

¿Trató usted a Alejandro Avilés?

Sí mucho, mucho. Mucho.

Entonces ¿qué más me podría decir sobre esta campaña de 1955? ¿Los panistas estaban solos, había poco eco?

Poco eco. Entonces eran campañas muy… [modestas] Mi teoría, ahora, ahora, no entonces.

Entonces creíamos que en México toda la gente era de oposición. Mi teoría ahora es que 90% de la gente estaba con el gobierno. No votaba porque era una forma de darle su voto de confianza, de ratificar su acuerdo con el gobierno.

Entonces pensábamos que el triunfo de Ávila Camacho contra Almazán había sido un fraude monumental, y ahora estoy absolutamente seguro de que Ávila Camacho ganó de calle. Hubo un montón de irregularidades en las elecciones, pero Ávila Camacho hubiera ganado limpiamente por un porcentaje altísimo. Por una sencillísima razón: 70% de la población en 1940 era rural y se estaba verificando la reforma agraria. En el campo se votaba masivamente por el PRI, el PRM en aquél entonces.

¿Usted cree que lo que dice para 1940 fue cierto para 1955, para 1958 y para 1961?

Sí, porque además como efecto del desarrollo estabilizador, que ahora es tan denigrado, ese bienestar que se logró en el campo, después llegó a buena parte de la clase media. De tal manera que en los años sesenta y buena parte de los años setenta la clase media era oficialista, en una alta medida. Hasta que llegaron estos genios que se han enajenado a todo mundo, y se están enajenando a la gente del campo, con la reforma de Salinas.

Pero el PRI -fue una torpeza- podía haber organizado desde los años cincuenta elecciones impecables, y las hubiera ganado invariablemente. Claro, la oposición hubiera tenido un mayor margen, pero de todas maneras nunca hubiera sido un obstáculo mayor.

Esta idea de que la mayoría de la gente era de oposición, ¿usted cree que motivaba a algunos panistas de esa época para entrar al PAN?

Claro.

¿Y no había desesperación, no se salía gente por esto?

Claro, claro. Porque usted está tratando, según me dice, los grupos o las personas que oficialmente renunciaron, pero pase usted la lista de los que nunca mandaron una carta de renuncia y sin embargo nunca se volvieron a parar en el PAN e incluso muchos que después terminaron en el gobierno.

Ciudad Juárez, 1956

Mencionó usted la campaña en Ciudad Juárez en 1956. ¿Fue allá como militante panista?

Sí, fui como panista. Me convencieron, incluso me dieron algunos contratos como abogado pero con el acuerdo de que me iba a dedicar totalmente al partido. Y en Ciudad Juárez y en Chihuahua en general, pero sobre todo en Ciudad Juárez, el PAN había logrado un enorme arraigo.

De manera que en esas elecciones que estuvo Alfonso Arronte contra René Mascareñas, las ganó el PAN. Yo fui representante en la computadora, y a última hora hicieron una chapuza en un paquete para que ganara el PRI por una fracción mínima. Las había ganado limpiamente el PAN. Claro la gubernatura no, pero las elecciones en Ciudad Juárez sí. Las elecciones municipales.

¿Y ahí sí había movilización social?

Sí. Se logró una movilización enorme, enorme. Incluso se mandó hacer un local que martes a martes se llenaba a reventar.

Ahí sí había organización y había movilización, y se ganaba. Y claro, con base en eso, cuando en 1957 se presentó el problema de elegir candidato a la presidencia de la república, yo figuraba en el grupo de Chihuahua pero también era apoyado con el grupo de Guadalajara con el que había hecho buena amistad.

¿Cuál fue su relación con ellos, cómo los conoció?

Yo los conocí en una convención del PAN en México, allá por el año 1954 creo, a finales. Acababa de llegar de España. Nos entendimos muy bien, me llevaba yo muy bien con ellos.

¿Quiénes eran?

Eran fundamentalmente Gutiérrez Vega y los Arriola y Kuri. Los Arriola mayores, porque los otros estaban todavía muy chiquillos, o sea Alfonso e Ignacio.

¿Carlos estaba todavía muy joven?

Sí, porque Carlos es del segundo matrimonio de don Jaime Arriola. Entonces en 1957 nosotros propusimos y se aceptó la candidatura de Luis Álvarez para presidente de la república. Y nosotros, el grupo este, acompañamos a Luis por todo el país.

Luis H. Álvarez. Candidatura y campaña

¿Por qué lo propusieron? ¿En qué se basaba la afinidad con él?

En que era más combativo. Era mucho más combativo, era mejor. Luis debe haber tenido entonces unos 36 o 37 años. Era muy entrón. Se metía hasta los últimos ranchos. Nosotros hicimos la primera campaña más completa que se ha hecho en este país, nos metíamos a cuanto rancho que había. Visitábamos diariamente entre cuatro y cinco comunidades, cosa que otra gente, un abogado de la ciudad de México, no hubiera hecho. De tal manera que esa campaña significó para el PAN, en votos, pero sobre todo en penetración y en darse a conocer, un avance enorme, enorme.

¿Quiénes estaban en el equipo de campaña?

En el equipo de campaña nomás nosotros. Y desde México la dirigía don Manuel Gómez Morin. Y nosotros con una audacia verdaderamente irreverente, a don Luis para ciertas plazas, para ciertas ciudades, le mandaba los discursos don Manuel. Y nosotros le corregíamos los discursos a don Manuel. Porque decíamos que andaban en las nubes, que había que hablar más directamente.

¿Usted acompañó a Don Luis toda la campaña?

Toda la campaña.

¿Y quién más?

Gutiérrez Vega y Nacho Arriola. Los tres estuvimos constantemente en toda la gira.

Fue un esfuerzo tremendo.

Tremendo. Porque eran cuatro o cinco pueblos diarios

Y el contexto. ¿No había violencia? ¿El homicidio en Ciudad Juárez de Jesús Márquez Monreal?

¿En esa campaña fue?

En esa campaña, cuando…

[…]

Primero en el Foro Internacional y luego en un libro sobre el sinarquismo compilado por Jorge Zermeño y Rubén Aguilar.

Sí ya me acordé. La compilación no la conozco. La de Foro sí, ya me acuerdo, porque realmente el que organizaba el Foro Internacional era Carlos Arriola y él me lo pidió.

¿Mantiene usted relación con Carlos y con Hugo Gutiérrez Vega?

Sí, sí, mucha. A Carlos hace mucho que no lo veo. Y con él yo siento que se ha deteriorado un poco la amistad por nuestras diferencias políticas. Pero bueno, yo no tengo ningún problema.

¿Y con Alfonso Arriola?

Alfonso está dedicado a los negocios y a engordar.

Pero ¿querrá hablar de esto él?

Tal vez sí, nada más que Alfonso en esta época estaba casado, de tal manera que él participaba aquí en Guadalajara nada más. En la gira nunca nos quiso acompañar. Si acaso por aquí cerca.

Después de la campaña: la primera fractura

Platíqueme un poco más de la campaña. ¿Tenían expectativas ustedes de ganar?

Bueno, la teoría era… porque nosotros creíamos que realmente la gente votaba mucho por nosotros. Estábamos convencidos. Y de que dado lo torcido del sistema los votos del PAN se escamoteaban y los votos del PRI se aumentaban. Los votos del PRI sí se aumentaban, pero los votos del PAN no se escamoteaban, se contaban. Y el PRI se echaba todos los que quería.

Y entonces hubo ahí un problema con el grupo dirigente, don Manuel y compañía, porque nosotros teníamos previsto una gran movilización después de las elecciones, pero así al día siguiente echar la gente a la calle, y ellos no quisieron de ningún modo.

¿Ustedes creían que si se hubieran contado bien los votos hubiera ganado Luis H. Álvarez?

Yo creo que sí, a ese grado llegaba nuestra ingenuidad.

¿Y don Luis también creía eso?

Yo no sé él hasta qué punto. Pero más que cuestión de votos teníamos un poco la esperanza de Vasconcelos. De que la gente se lanzara a las plazas, a las calles, a proclamar el triunfo de la oposición. La verdad es que no se movió nadie, y cuando nosotros quisimos convocar los que más se opusieron fueron los del comité nacional, no quisieron la movilización por ningún medio. Allí hubo una primera fractura más o menos considerable.

¿Entre ustedes y el comité nacional? ¿Ustedes estaban en el comité nacional o todavía no?

Claro, estábamos en el comité nacional. Yo estaba en el comité nacional y Hugo también, pero en considerable minoría.

¿Eran unas quince personas?

[Parte borrada] …bola de sinvergüenzas, desgraciados, tramposos, rateros y todo eso. El ataque duro al gobierno era lo que entusiasmaba a la gente.

Durante la campaña… las relaciones con don Manuel.

Sí, sí, nosotros le teníamos un gran respeto. Y a pesar de que en ciertas cosas no le hacíamos mucho caso…

Pero después sí a nosotros nos molestó mucho el que no se quisiera hacer gran cosa para después pelear, por lo menos por un número mayor de diputados. Porque no me acuerdo cuántos entraron. Ah sí, fue cuando los seis, los cinco según mis cuentas.

La ideología panista y la cuestión social. Máspero

¿En la cuestión ideológica cómo era don Luis? Usted dice que no coincidía con las tesis del PAN en la cuestión agraria. ¿Y Hugo Gutiérrez Vega y Luis H. Álvarez?

Yo creo que Hugo ni siquiera se planteaba eso.

¿No era un tema importante?

No, no era un tema importante. Lo era para mí sobre todo en materia agraria porque me había dedicado a estudiar eso. Para ellos no era un tema muy importante. Creo que pensaban, sobre todo Luis, que si el ejido se convertía en propiedad privada sería mucho mejor. De eso sí estaba convencido.

…por la realidad del norte.

Claro, por la realidad del norte y también pues por su clase social. Ellos tenían un rancho muy grande, de tal manera que no veían con simpatía el movimiento agrario.

Digamos que en esa campaña de 1958 y en la coyuntura posterior la cuestión ideológica [no pesaba en las diferencias dentro del panismo]. ¿Lo importante no era la ideología?

Es que lo importante de la ideología era la democracia. Ese era el punto central.

El respeto al voto

El respeto al voto. Claro: que se respete el voto y todos los demás problemas se van a resolver por añadidura. Lo demás vendrá solo. Lo importante es que haya democracia.

Y entonces habrá honestidad en el manejo de los fondos y se resolverán los problemas sociales. Los problemas de injusticia son problemas de deshonestidad, de caciquismo. Es decir de falta de democracia.

¿Y en esa idea coincidían todos ustedes?

En eso coincidíamos todos. Claro, a la cuestión social no le concedían mayor importancia, pero sí empezó a tener un poco de mayor peso, precisamente cuando en esa época, a Chihuahua, llegó Emilio Máspero, que era un argentino dirigente de los sindicatos cristianos latinoamericanos, identificados plenamente con la democracia cristiana.

¿Y eso en qué año fue?

No me acuerdo, pero lo conocí en Chihuahua.

¿Después de la campaña?

En un gran mitin. Después. Después de la campaña de Luis ya no regresé a Ciudad Juárez; me quedé a vivir en Chihuahua. Entonces debe haber sido en 1961, cuando la campaña de diputados de ese año.

¿Y eso sacudió mucho al PAN?

A nosotros. Al PAN no. A los dirigentes del PAN la presencia de este señor los molestó muchísimo. Les fue muy desagradable. Y que a nosotros nos simpatizara les pareció…

Ustedes el sector juvenil

Sí, nosotros, los del sector juvenil. E inmediatamente nos identificamos con él. Y entonces empezamos a insistir mucho en la democracia cristiana porque en aquel entonces representaba un movimiento de avanzada respecto de los movimientos católicos conservadores, y respecto de un partido como el PAN, en cuanto que tenía tesis sociales, insistía mucho más en las tesis sociales, comenzando por el sindicalismo.

Entonces nosotros nos metimos a esto de tratar de formar sindicatos demócrata-cristianos.

Oiga y… Jacinto Guadalupe Silva, ¿tenían contacto con él?

Él no era líder sindical. Era de esas cosas que inventaban en el PAN. Era jefe de personal de una empresa. ¡Cómo iba a ser líder sindical!

VR: Pero había sido obrero…

¡Ponían de ferrocarrilero a don Simeón, que era chofer de don Manuel! Jacinto creo que no fue líder sindical nunca. Era de los obreros guadalupanos. Pero los obreros guadalupanos nunca fueron una organización sindical ni cosa por el estilo. Eran un movimiento devoto nada más.

¿No incorporó él la preocupación sindical al PAN? ¿Ni fue un interlocutor del PAN?

No, en absoluto. Ese sí que es un mito genial.

Entonces a través de este hombre nosotros empezamos a tener contacto con la democracia cristiana, y eso no les gustó en absoluto. Porque era otra de las cosas -eso sí creo que era una gran tontería y que el PAN ahora no sostendría- sostenenían que el PAN tenía que ser un partido nacional, no tener el menor contacto internacional. Incluso la primera vez que vino Caldera ellos no lo vieron con buenos ojos.

¿Era amigo personal de varios dirigentes?

Sí, se cree que se carteaba con Gómez Morin, pero no querían presentarlo; aunque sí lo presentaron, no les quedó más remedio. Con el que hizo muy buena relación fue con Avilés, quien veía muy bien a la democracia cristiana. Avilés también tuvo dificultades y Christlieb lo quitó de La Nación.

¿Por esta razón?

Yo creo que fundamentalmente por esta razón, entre otras.

Pero él se deslinda de ustedes. Ustedes salen del partido y él publica cartas en La Nación diciendo que deja la dirección de la revista pero no al partido ni al Comité Ejecutivo.

Claro, claro. Él no se quiso salir nunca del PAN, aunque viera con cierta simpatía a la democracia cristiana, él decía que no había que salirse del PAN. Y no se ha salido jamás.

No. Lo entrevisté el domingo.

[Sobre la edad de Alejandro Avilés y el homenaje a Dolores Castro en la ciudad de México, en la que participó Alejandro Avilés]

Digamos que no se salió del partido pero sí se retiró de la participación activa.

Claro. Él estaba muy sentido porque le hubieran quitado la dirección de La Nación. Y don Manuel no lo defendió como él hubiera esperado, de tal manera que durante un largo tiempo él lo estuvo.

¿La razón por la cual don Manuel no lo apoyó tiene que ver con la cuestión de la democracia cristiana?

Tal vez sí, tal vez sí. Y bueno, también debe haber interferido en estas cuestiones Christlieb, porque hubo presidentes del PAN, como Gutiérrez Lascuráin, que le consultaban todo, en cambio Christlieb tenía su propia iniciativa. Aunque se llevaban muy bien no creo que le haya consultado todo.

Dicen que ahí empieza la independencia del PAN respecto de Gómez Morin. ¿González Torres también le consultaba?

Creo que sí. Creo que sí.

¿Cómo veían Ituarte y González Torres esta propuesta de la democracia cristiana?

A ellos los convenció don Manuel de que eso no convenía de ningún modo. Que meter al PAN en cuestiones internacionales se prestaba a que fuéramos acusados de traidores a la patria y de cosas así, y de que en el nombre de la democracia cristiana de ningún modo podía ser. Y fíjese usted que una cosa que a nosotros nos impactó mucho fue que don Sergio Méndez Arceo les dio totalmente la razón. Les dijo que la democracia cristiana no, cosa que nosotros no esperábamos de don Sergio.

Don Sergio tuvo dos periodos ideológicos, que fue…

[Cambio de cinta]

¿Ustedes tenían contacto con él?

Yo directamente nunca lo traté. Pero había gente que sí lo trataba, y sabíamos que él era contrario a eso, porque decía que era volver a mezclar, en un país que había tenido tantas dificultades entre la iglesia y el Estado, era volver a meter la religión en política, y que eso no convenía.

El viaje a Europa en 1962 y la ruptura

¿Y éste en general era el argumento de Gómez Morin, de González Torres, de Ituarte?

Claro, claro. Ese era el argumento fundamental y el no meterlo en cuestiones internacionales. Pero bien, la cosa llegó a la ruptura cuando, qué sería, en 1962, nos llegó una invitación de la Unión de Partidos Demócratas Cristianos de Europa para hacer un curso en la académica de… del Partido Demócrata Cristiano Alemán, y después recorrer toda Europa invitados por los partidos demócrata-cristianos.

¿Ese fue el chorro que derramó el vaso?

Ese fue el chorro que derramó el vaso, porque José González Torres me llamó y me dijo formalmente: “les prohibimos que vayan.” Imagínese usted si le íbamos a hacer caso. Le dije: “bueno pues usted no da los pasaportes. Sí nos vamos”. Y nos fuimos Carlos Arriola, de Chihuahua, Octavio Corral, Ramiro Trevizo, y yo, cuatro.

Nos dimos una paseada de maravilla por Europa. Conocimos a todos los grandes: Conocimos a Adenauer, conocimos a Fanfani. Nos trataron a cuerpo de rey.

¿En 1962?

Sí, debe haber sido en 1962.

¿Christlieb ya era presidente?

En lo que nosotros fuimos creo que hubo el cambio. Porque yo sí me acuerdo muy bien que el que me dijo que no fuera fue González Torres y era presidente del partido. Cuando regresamos el presidente creo que ya era Christlieb, porque yo le pedí que me recibiera y le mandé decir con Alejandro Avilés que quería verlo y me dijo que no, que no quería verme.

¿Por qué?

Porque habíamos adoptado una línea distinta, a pesar de todo… Y desde el sector juvenil primero había sido jefe juvenil Hugo Gutiérrez Vega y después yo, y desde ahí nos proclamábamos demócrata-cristianos.

¿Abiertamente?

Abiertamente. Y abiertamente ellos se ponían furiosos.

¿González Torres nunca se proclamó demócrata-cristiano?

No. Él estaba convencido de que no.

Entonces siempre fueron ustedes un pequeño grupo…

Sí. Decían que éramos un partido dentro del partido. Y a pesar de que ya no éramos tan jóvenes seguíamos dominando el sector juvenil. Christlieb me decía: no se sabe si usted es el más anciano de los jóvenes o el más joven de los ancianos. Yo ya no estaba tan joven, debo haber tenido 37 o 38 años.

Ustedes lucharon dentro del PAN para convertirlo en un partido demócrata cristiano.

Claro, claro; sí, sí. Era nuestro objetivo. Que el partido, sin cambiar de nombre para que no hubiera problemas, pero como COPEI en Venezuela.

¿Y cuál era la motivación?

La motivación era que la democracia cristiana tenía mayor contenido social. Tenía mayores inquietudes sociales. Significaba una posición socialmente más avanzada que la que tenía el PAN. Y la otra: era un movimiento internacional y por lo mismo nos servía para presionar al gobierno a fin de que perfeccionara los sistemas electorales.

¿Era una cuestión doctrinaria y estratégica?

Claro. Y con ninguna de las dos estaba de acuerdo la dirección nacional.

¿La cuestión doctrinaria implicaba un cambio en la doctrina?

Sí, se requería de una reforma. Que la hizo Christlieb, porque ya se discutía mucho. Los Principios que había redactado don Efraín están muy bien redactados pero en términos realmente muy abstractos y muy cultos. Empezaba diciendo que la nación era una realidad varias veces secular. Eso la gente no lo entendía.

Pero lo que dicen algunas de las personas que siguieron de cerca este proceso es que ustedes salieron cuando entró Christlieb, que representaba una línea política más afín a ustedes, con más contenido social.

Sí, pero Christlieb sabía que éramos un problema. Y como era muy inteligente se dijo, bueno yo me quito ese problema antes de que crezca. Y nos cortó.

En nuestro grupo, aunque tal vez ahora no quiera que se recuerde, estaba también, aunque era más joven, Carlos Bazdrech.

¿Él qué tanto participó?

Participaba junto con nosotros, igual que nosotros. Aunque claro, no tuvo tanta actividad.

Carlos Bazdrech fue a ver a Christlieb y le dijo: licenciado, vengo a decirle que voy a renunciar al partido. Y le dijo Christlieb: “a ver Carlos tráeme un cigarro porque me quedé sin cigarros”. Lo mandó por un tubo.

¿La relación de ustedes con él fue tensa?

No, yo personalmente, por eso me molestó mucho que no me quisiera recibir, yo la llevaba muy bien con él, incluso lo visitaba en su casa. Tenía una biblioteca maravillosa. Le gustaban mucho los libros viejos, cosa que a mí también.

Yo personalmente me llevaba muy bien con él, de manera que cuando regresé de Europa, y pedí verlo, me echó un balde de agua fría, me sorprendió que no me quisiera recibir.

¿Ya había tomado él la determinación de excluirlos a ustedes?

Claro. Entonces realmente cuando nosotros renunciamos fue porque ya nos había cortado. Lo habían hecho discretamente.

¿Y quiénes son los que renunciaron?

Esa carta la firmamos Hugo, Carlos Arriola y yo. Y la publicaron en primera plana en Excélsior. Hay una célebre caricatura (eran los tiempos en que los domingos publicaba una caricatura muy grande Freyre), está don Manuel sentado en un sillón con un pan Bimbo y en el otro extremo estamos saliendo Hugo y yo. La caricatura se llama “Cuando los hijos se van”, era aquella famosa película de Sara García.

Fue un acontecimiento nacional.

Sí, la prensa sí hizo ruido. Pero realmente dentro del PAN no hizo ruido.

¿Fue mala leche de la prensa?

Yo creo que sí. Aunque claro, en aquella época no había noticias, de manera que era una buena noticia. Además era mala leche publicar eso en primera página, que nos saliéramos tres personas.

En marzo de 1959 hubo una asamblea extraordinaria con una propuesta muy importante de cambio de estatutos. En general la propuesta iba en el sentido de democratizar las decisiones: que en vez del presidente las tomara el comité, que en vez del comité las tomara el consejo. ¿Usted participó en esa decisión?

Sí. Pero nosotros estuvimos de acuerdo con eso, no hubo problema. Ahí presentó don Manuel González Hinojosa una ponencia sobre cuestiones sociales, que nosotros apoyamos, pero decíamos que la cuestión electoral era previa, lo cual no apoyaría yo actualmente. Estábamos muy obsesionados con la cuestión electoral.

¿Más que con la doctrina social?

De manera que de llegar al poder…

Don Manuel González Hinojosa ¿estaba de acuerdo doctrinalmente con ustedes?

Sí. Pero también decía que de ningún modo había que salir del PAN. Que había que luchar internamente por darle un contenido más social.

¿Y no los apoyó?

No.

¿Y cómo era la personalidad de él?¿ Era como un hombre solo dentro del PAN, una personalidad muy fuerte pero aislada?

Un poco, sí. Es que él venía de San Luis Potosí, lo había corrido Gonzalo N. Santos. Y lo cuenta Gonzalo N. Santos en sus memorias, de cómo lo corrió. Y en México llegó con muchas dificultades. Lo ayudó don Manuel a establecerse. Pero bueno, como abogado, experto en cuestiones agrarias, la pasó muy mal mucho tiempo. Y entonces aunque participaba mucho en el PAN, no tenía mucho tiempo de involucrarse en estas cosas. De manera que creo que hasta cierto punto fue un hombre solitario dentro del PAN.

Si pudiera platicarme un poco más de esta propuesta reforma de estatutos. ¿Ustedes aceptaron la reforma?

Sí, pero yo no me acuerdo muy bien de eso. Como que fue algo que no se discutió mucho. Nadie se opuso, entonces aquello pasó.

Su lucha dentro del partido, su esfuerzo para que el partido se afiliara a la democracia cristiana ¿cómo fue entonces, en qué consistió?

Una de las cosas que se propusieron fue que el PAN debería tener un movimiento sindical, y un movimiento agrario y un movimiento juvenil. Entonces fundamos las juventudes social-cristianas, con Paoli.

Francisco José Paoli. ¿Él era panista en ese tiempo?

Sí claro. No, no no. Él no era panista. Estaba en la universidad y entró directamente a esto.

Igual que Miguel Ángel Granados Chapa.

Sí, igual que Granados Chapa. Aunque Granados Chapa nunca figuró oficialmente. Pero sí estuvo con nosotros en algunas reuniones.

Yo a Granados Chapa lo traté bastante, y a Paoli también. Pero sí creo que Paoli nunca entró al PAN.

El que movió mucho este movimiento fue Enrique Thiessen. Enrique Thiessen yo no sé qué pasó con él.

¿Él era panista y salió junto con ustedes?

Sí, él era panista y salió junto con nosotros. Trabajó mucho en las relaciones de nosotros con los alemanes. Porque todavía después de eso hubo un seminario sobre asuntos sindicales en Alemania y me invitaron.

Porque para esto empezamos a trabajar en la formación de un movimiento sindical. Esto que todavía existe, esto que dirigía Alfredo, uno de Chihuahua y que actualmente dirige una señora Berta, el FAT (Frente Auténtico del Trabajo). Ése lo formamos nosotros.

Como un sindicato demócrata-cristiano.

Claro. Y nos dieron dinero los alemanes para fundar un instituto sindical, del cual yo fui director.

¿Hacia qué año sería esto?

En 1964 o 1965.

¿Ya fuera del PAN?

Ya fuera del PAN, claro. Totalmente fuera del PAN. Totalmente identificado con la democracia cristiana. Fundamos el FAT, el ITES, como se llamaba, Instituto Técnico de Estudios Sindicales, con Pepe Trueba y un grupo de… Entre ellos este muchacho que fue presidente del FAT muchísimos años, de Chihuahua, Alfredo Domínguez. Actualmente lo dirige esta señora que figura mucho en todos estos mitotes.

¿Pero antes usted dentro de PAN había tratado de hacer lo mismo?

Bueno nosotros tratamos de crear las juventudes social-cristianas. Pero dentro del PAN prácticamente no. Porque ya no teníamos espacio cuando regresamos de Alemania. Ya no teníamos ninguna acogida en el PAN. Nos cortaron.

Hugo se casó y se fue a vivir a Querétaro. Realmente éramos Enrique Thiessen y yo. Carlos vivía en Guadalajara. Bueno aquí en Guadalajara también teníamos un grupo grande en donde figuraba Carlos Núñez, que ahora es diputado independiente, pero que jugó con el PRD. Aquí era un grupo grande.

Carlos Nuñez y el INDEC

O sea que ustedes no tuvieron la oportunidad de dar la lucha dentro del PAN.

Claro, claro, y en Chihuahua también esto tuvo mucho arraigo. Hubo un grupo muy grande de muchachos. Gracias a Porfirio Miranda, que todavía era jesuita y que en Chihuahua tenía gran cartel y formó un grupo muy grande, enorme.

¿En esta misma línea?

En esa línea. Ya después se hizo marxista y se salió de la compañía. Bueno, ya andaba por ahí, con lo de Marx y la Biblia y esas cosas.

Pero ¿cuándo toman ustedes la determinación de convertir al PAN en democracia cristiana?

A raíz de que platicamos con Máspero. Después de la campaña de Luis. Concretamente en 1959. O más tarde, tal vez en 1961.

¿Y lo llevaron a algún consejo nacional del PAN?

No, no. En el comité ejecutivo sí. Y en asambleas juveniles. Hiram Escudero, Gómez Mont, Diego Fernández de Cevallos. Lo mejor es no tener ideas, son muy estorbosas.

Felipe Gómez Mont ¿qué opinaba de este movimiento? ¿Y Luis Calderón Vega?

Él llevó una vida bohemia en gran escala.

De la UNEC.

Hernández Díaz, que fue muy amigo mío, estuvo totalmente en contra. Hasta perdimos la amistad.

Enrique Creel y Gabriel Palomar y Silva nos apoyaron en cierto modo.

[…]1

¿Y qué le comentó él?

Está muy orgulloso del libro, de la labor de su padre. Ya está difundiendo el libro.

A mí me está editando uno Porrúa.

¿Pero no le comentó nada del PAN? Como que su paso fue un poco efímero. Él y Enrique Creel se apartaron luego luego. Estuvieron y luego se retiraron. En este lío precisamente. Ellos veían con cierta simpatía lo de la Doctrina Social Cristiana.

Yo vi que se enfriaron tanto él como Creel. Parece que ellos fueron los que hablaron con Méndez Arceo.

De tal manera que parecía que aquello iba para arriba. Y ya ve, después se desinfló.

Pero gobiernan Chile y Venezuela, y no sé si El Salvador.

Yo conocí mucho a Duarte, lo traté mucho en los años sesenta porque venía mucho a México.

No sé si mañana pudiera seguir platicando, o si quiera añadir algo ahora.

Mañana nos echamos una copa en el Toks.

Notas

Sus diferencias ideológicas con el PAN, según él muy claras desde que regresó de España, con la decisión de no seguir en el partido (1954). Quizá las diferencias estuvieron desde antes, pues el tema mismo de su tesis doctoral (la propiedad comunal en España como antecedente de la propiedad ejidal en México) era un tema ajeno o contrario a las tesis panistas. Pero siguió en el PAN porque ahí estaban sus amigos.2

Sobre la ilusión de ganar. “Los votos del PRI sí se aumentaban, pero los votos del PAN no se escamoteaban. Teníamos la ingenuidad de que si se contaban bien los votos ganaríamos, pero más teníamos la esperanza de Vasconcelos: movilización postelectoral”.

Según Gutiérrez Vega fue la primera campaña completa. ¿Fue mucho más amplia que la de Efraín González Luna?

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Pero en aquel momento, sí me acuerdo de su fábrica de mezclilla en Ciudad Juárez.

Es Salvador Creel Sisniega, de Chihuahua. Es nieto de don Luis Terrazas.

¿Lo recuerda a él en particular?

[Falta respuesta]

¿Qué opinaría usted de esta interpretación de Mabry?

Sí, yo creo que es así. Nada más que eso no se produce por la llegada de la Acción Católica. Sino que es una pura coincidencia, porque nosotros no teníamos nada que ver con la Acción Católica… Y gente como Ituarte no lo veía tan mal, pero tampoco lo apoyaba, porque a ellos les pesaba mucho el argumento ese, de que van a resucitar el conflicto religioso.

¿El argumento y la figura de don Manuel Gómez Morin?

Sí, nada más que ellos no eran tan gomezmorinistas. Sí les tenían respeto pero no venían de su campo. No como Gutiérrez Lascuráin, Velazco Zimbrón, ellos sí eran totalmente gomezmorinistas.

¿Se hablaba del clan Kennedy, de la gente muy cercana a Gómez Morin?

No, porque en ese tiempo los Kennedy ni existían. Debe haber sido una cosa muy posterior. Por lo menos yo no me acuerdo de eso.

Y de que el sector juvenil apoya a González Torres, que ese apoyo es decisivo para que González llegue a la presidencia del partido, y que queda un compromiso.

Con Ituarte la llevábamos muy bien. Recuerdo una reunión que tuvimos en… y don Efraín estuvo muy duro con nosotros. Y… no abrió la boca, pero a la salida me dijo “ustedes tienen toda la razón del mundo”.

¿Cuándo sería esa reunión?

Debe haber sido por allá en los años sesenta, cuando la crisis estaba muy fuerte. Hicieron una encerrona para limar asperezas, porque ya estaba la cosa muy…

¿Era presidente González Torres?

Era presidente González Torres. Y don Efraín nos lanzó toda su caballería en contra.

¿Quiénes estaban?

Estaba Gómez Morin, estaba González Torres, estaba Ituarte, ya no me acuerdo si estaba Hugo. Ya no me acuerdo bien, era un grupo chico deben haber sido diez o doce personas.

¿Ninguno de los Arriola?

A los Arriola no les tenían confianza porque eran muy hocicones. A Alfonso lo corrieron del PAN, a él sí lo corrieron. Y no por motivos ideológicos, sino porque le daba por imitar y por arremedar… a don Efraín, y lo imitaba muy bien. Entonces era el hazmerreír… tenían una boquita…

Era hacer juego de palabras con un asunto muy delicado.

Sí. A don Efraín eso no le hacía ninguna gracia. Alfonso era muy ingenioso.

Pero sí da una buena idea de lo que era el ambiente de la época… Ya no había la irreverencia.

Ésos no reverenciaban a nadie.

¿Ignacio era igual?

No, no…

¿Y Carlos?

No. Carlos era mucho más centrado. Mucho más tranquilo. Alfonso es el que era terrible, tremendo.

Entonces la interpretación de que ustedes, como sector juvenil hicieron una alianza para llevar a González Torres al poder, ¿cómo la ve?

Yo creo que no fue una cosa así tan premeditada, tan planeada.

Pero si yo hice eso, y si Salvador Creel lo hizo, de hablar en contra de Luis, es porque Luis nos lo pidió. De eso sí estoy seguro.

La Nación no da datos. Contrariamente a otras elecciones no da los resultados. Parece que fue una elección…

…¿No retiró su candidatura?

La crónica no aclara eso. Pero no estaba presente.

Yo creo que estaba presente.

¿El sector juvenil tendría fuerza para inclinar la votación?

…No. Pero es que las convenciones o las asambleas, ¿esta era una asamblea no?

Consejo.

Era un consejo. Se inclinaban por lo que ahí se debatía. Las cosas no se preparaban ni se hacían alianzas explícitas, sino que las cosas se inclinaban hasta cierto punto por las razones que ahí se exponían. Por lo menos había mucha gente que llegaba de provincia.

¿No tiene ningún resumen de lo que yo dije ahí?

No.

Yo estoy seguro de que la argumentación fue esa. Que Luis había tenido un gran desgaste durante la campaña, que no era justo, cosas así.

Me parece que La Nación presenta un párrafo donde usted dice eso. Lo raro es que si él aceptó que lo nominaran, si estaba muy cansado.

Yo creo que él pensó que se hubiera visto mal que él personalmente no quería.

Es lo que se comenta también, que este momento es para el PAN una especie de etapa oscura entre dos periodos brillantes, una especie de edad media panista.

Sí. No atinaban con quien fuera el jefe. Porque no había alguien quien destacara especialmente. Ituarte, siendo un buen hombre, tampoco tenía la categoría, sobre todo después de la jefatura de don Manuel…

¿González Torres era similar?

No, don Manuel sí era político.

¿Similar a Ituarte?

Yo creía que lo estaba comparando con don Manuel. Era algo muy similar a Ituarte. Era un buen hombre, pero no tenía ni intelectualmente la jerarquía para la jefatura.

¿Y después de Ituarte quién siguió?

González Torres.

¿Y después?

Christlieb

Sí, sí.

Se ve un cambio muy claro al revisar los discursos. González Torres veía al comunismo hasta en la sopa. Y decía el comunismo ya está aquí, el gobierno de López Mateos es comunista. Por esto, esto y esto otro. Y con Christlieb el tema del comunismo desaparece. ¿Recuerda usted?

Sí, sí.

Y ustedes, ¿cómo tomaban este anticomunismo de González Torres?

Es que realmente, lo de Cuba había producido una reacción muy fuerte, anticomunista. Entonces nosotros, si no adoptamos una postura así, tampoco estábamos muy en contra de esto, es la verdad.

¿Del anticomunismo?

Del anticomunismo. Sobre todo Enrique Thissen.

Aunque usted se pronuncia claramente por lo que podríamos llamar la tercera vía, entre capitalismo y comunismo.

Claro, claro. Que era la vía demócrata cristiana.

¿Era, digamos, la característica ideológica del grupo?

Claro, claro, pero decíamos que el comunismo era el peligro más inminente.

¿Y esto hacía que su distancia ideológica con González Torres no fuera mucha?

No, no era mucha.

¿Ni prioritaria?

No. Aunque claro, nosotros nunca fuimos a Acción Católica, ni estábamos tan identificados con la Iglesia.

¿Su relación con él era de respeto?

Sí, sí, fue maestro mío de historia del derecho, en la Libre. Y la llevábamos muy bien con él, pues es una excelente persona.

Sin afinidades pero tampoco con problemas.

Claro…

Por lo que me dice no había grupos fuertes dentro del PAN que pudieran decidir como grupo la elección de un presidente.

No había grupos. El sector juvenil, bueno, sí era un grupo. Pero éramos unos cuantos, no pasaba de una docena. Usted puede decir el grupo de Gómez Morin, el grupo de Acción Católica, pero eran más bien corrientes, nadie se identificaba como miembro de un grupo, ni actuaban en función de un grupo.

Piense que el PAN no tenía ningunas posibilidades de llegar al poder, conseguir un candidato era un triunfo pero enorme. Era dificilísimo, nadie quería ser candidato.

Ya me acordé, la primera vez en 1955 fui candidato por el distrito I, que era la Colonia Roma. Y mi suplente fue el ingeniero Mendoza Montenegro.

Y en 1961 en el distrito 2, ¿era también Colonia Roma?

No, era Santa María la Rivera. Era un distrito bueno para el PAN. Realmente el haberme hecho candidato ahí era todo un acontecimiento…

Y un reconocimiento a su participación.

Sí. Pero además la gente quería que entráramos.

Esto que usted me dice, me hace pensar que el tipo de políticos que entraba al PAN, en esa época, era un tipo de políticos muy distinto al que ahora entra a los partidos de oposición.

Pero absolutamente.

¿Cómo los describiría usted?

Gente absolutamente desinteresada. Que lo hacía realmente por un compromiso de conciencia, porque creía que era su deber luchar en un partido político…

¿Su estímulo era ese?

¿El estímulo económico era inexistente?

Absolutamente. Porque económicamente significaba un sacrificio. Significaba por lo menos desatender los negocios. No había ningún estímulo…

¿Y estímulo de reconocimiento social, que fuera bien visto ser panista, que diera cierto prestigio?

Era bien visto ser panista dentro del PAN.

¿Cómo eran vistos fuera?

Pues como unos señores que ahí andaban luchando, que eran muy idealistas.

Como gente idealista pero rara.

Claro, claro.

En ese sentido sí era un partido homogéneo. En el sentido del idealismo, ¿ahí todos coincidían?

Claro, eso le daba una gran unidad y eso hacía que no hubiera confrontación de intereses. Que no hubiera grupos, porque no había intereses.

Y las corrientes que usted menciona ¿cuáles serían en esta época?

Pues yo creo que una era la de…, indiscutiblemente. Con la cual se identificaban o estaban con él los que venían de la UNEC. Y entre la UNEC y la ACJM no había muchas simpatías.

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