ANTECEDENTES
Los quistes de la túnica albugínea son tumores testiculares benignos poco frecuentes, cuya incidencia varía de 0.3 a 0.76%.1-2 El primer reporte fue efectuado en 1929 por Frater, quien sugirió el posible origen traumático.3 La mayoría de los casos manifiesta quistes de 2 a 5 mm.4
CASO CLÍNICO
Paciente masculino de 55 años, sin antecedentes urogenitales de traumatismo ni intervenciones quirúrgicas. Refirió iniciar su padecimiento hace 30 años, con aumento progresivo en la región testicular izquierda. A la exploración física se identificó una tumoración en la bolsa escrotal izquierda a expensas de su contenido, no dolorosa a la palpación. La determinación de marcadores tumorales se encontró dentro de los parámetros normales: antígeno carcinoembrionario 2.37 ng/mL, α-fetoproteína 7.27 ng/mL y hCG-β 1.20 mUI/mL.
El ultrasonido (Figura 1A) mostró, en la región posterolateral del testículo izquierdo, una imagen alargada, de forma ovalada, con interior de aspecto heterogéneo, además de múltiples imágenes circulares anecoicas de diferentes tamaños, rodeada por corteza anormal de parénquima ecogénico. Los cortes axial y coronal de la tomografía computada (Figuras 1B y 1C) evidenciaron una imagen ovalada, con interior heterogéneo de predominio hipodenso y rodeada por corteza parenquimatosa, ligeramente hiperdensa, en relación con los tejidos blandos; el testículo contralateral se observó desplazado, pero sin alteración en su parénquima. No se identificaron adenopatías.
Por el tamaño de la lesión y los estudios de gabinete no concluyentes, se llevó a cabo orquiectomía radical izquierda. El servicio de Anatomía Patológica reportó un espécimen de 20 x 16 cm, con superficie marrón-clara, opaca y renitente; al corte se observó quístico, con abundante salida de líquido color marrón-claro, con grumos blanquecinos; la pared midió 0.3-0.5 cm de grosor; la superficie interna mostraba coloración marrón con zonas de hemorragia (Figura 2). El cordón espermático no mostró alteraciones.
Los cortes histológicos, teñidos con hematoxilina-eosina (Figura 3), objetivaron una lesión quística, conformada por una pared fibrosa recubierta por epitelio simple, de tipo plano o cúbico sin atipia, con áreas extensas esfaceladas; el parénquima testicular mostró atrofia del componente germinal y edema del intersticio. El diagnóstico establecido fue: quiste de la túnica albugínea.
DISCUSIÓN
Los quistes de la túnica albugínea son nódulos palpables que se expresan entre la quinta y sexta década de la vida.2 La patogénesis es incierta; sin embargo, se ha sugerido su procedencia de restos mesoteliales o de los ductos eferentes que pasan a través de la túnica albugínea.3-4
Otras teorías consideran un origen multifactorial, como traumatismos, isquemia o procesos inflamatorios, no coincidentes con el caso reportado en este estudio.5 Martínez-Berganza y su grupo reportaron que los traumatismos pueden provocar la formación del quiste; sin embargo, en algunos pacientes no se ha identificado esta relación, pues olvidaron porqué sucedió el evento, o quizá fueron provocados por microtraumatismos.2
La mayor parte de los estudios clasifican los quistes de túnica albugínea como intratesticulares debido a su relación con el parénquima testicular; sin embargo, algunos pacientes han reportado crecimiento en la superficie externa de la túnica albugínea.6 Son fácilmente palpables, incluso si son pequeños; cuando alcanzan dimensiones mayores pueden causar dolor y, en ocasiones, malinterpretarse como tumores.7
El diagnóstico de quiste de túnica albugínea se establece mediante ecografía, con la intención de valorar si corresponde a una masa intra o extratesticular, dato relevante porque la mayor parte de las masas extratesticulares son benignas, pero las intratesticulares tienen gran probabilidad de evolucionar a malignidad.8 El quiste de túnica albugínea tiene características ultrasonográficas variables: de un quiste simple, unilocular o multiloculado, a quistes de apariencia compleja, con material ecogénico correspondiente a detritus inflamatorios y calcificación.4
Los quistes pequeños y asintomáticos pueden tratarse conservadoramente, con escisión del quiste y preservación del parénquima testicular. Los quistes grandes que desplazan el parénquima testicular pueden tratarse con orquiectomía, como sucedió en nuestro paciente.3
El caso aquí reportado expresó un quiste intratesticular heterogéneo, por lo que inicialmente se sospechó de alguna neoplasia maligna. Sin embargo, la evolución lenta y progresiva coincidía con benignidad de la lesión. Para descartar el proceso maligno se llevó a cabo la determinación de marcadores tumorales y estudios de gabinete que sugirieron una lesión benigna. Debido al gran tamaño de la lesión y a la extensa compresión del parénquima testicular se optó por realizar orquiectomía. Actualmente el paciente se encuentra sin complicaciones secundarias a la intervención quirúrgica.
La etiología del quiste permanece desconocida, incluso se ha relacionado con isquemia, traumatismos e infección. El único antecedente de relevancia en nuestro paciente fue la hipertensión arterial sistémica descontrolada; sin embargo, las estructuras vasculares observadas en el testículo no mostraron alteraciones, por lo tanto, no podemos establecer una relación entre su origen vascular o isquémica. En otros casos reportados se menciona la asociación de quistes de la túnica albugínea con microtraumatismos continuos, imperceptibles por el paciente, y por ello no se señalan en el interrogatorio de rutina. De acuerdo con la revisión bibliográfica, el caso aquí reportado representa el quiste de túnica albugínea de mayor tamaño informado hasta la fecha.