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Intervención (México DF)

versión impresa ISSN 2007-249X

Intervención (Méx. DF) vol.1 no.2 México jul./dic. 2010

 

Informe

 

El Panteón Inglés de Real del Monte: una aproximación para su conservación integral

 

Raquel Beato King* y Martha Lameda-Díaz Osnaya**

 

* ENCRyM-INAH, México. raquelbeato27@hotmail.com.

** ENCRyM-INAH, México. leonymar@yahoo.com.mx.

 

Resumen

El estudio propone una visión amplia sobre el bien cultural Panteón Inglés de Real del Monte, cuya conservación debe ser integral.

Esta perspectiva contempla diferentes niveles de aproximación al objeto de estudio que involucran tanto al bien mueble, al arquitectónico, al ámbito urbano territorial, así como a la sociedad a la que pertenece.

Bajo este entendimiento, el trabajo multidisciplinario es fundamental para ahondar y enriquecer el estudio que se plantea.

Palabras clave: Patrimonio, cementerio, significación cultural, trabajo multidisciplinario, conservación integral.

 

Abstract

This study proposes an extensive view regarding a cultural asset, the English Cemetery in Real del Monte. Considered as part of a bigger surrounding, an integral conservation would be favourable.

This perspective ponders upon the levels of approximation towards the subject matter that include the building itself, the architectural point of view, the urban environment, as well as the society to which it belongs.

By understanding this perspective, a multidisciplinary approach is fundamental to deepen and enrich the proposed study.

Keywords: Patrimony, cemetery, cultural significance, multidisciplinary approach, integral conservation.

 

El Centro INAH Hidalgo solicitó a la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) del INAH que desarrollara una propuesta de conservación y restauración de las tumbas del Panteón Inglés, de Real del Monte en el estado de Hidalgo. Sin embargo, nuestra visión sobre la problemática de la conservación iba más allá de la estrecha preservación del bien cultural -la tumba- e involucraba otras esferas relacionadas con él. Considerar al Patrimonio Cultural edificado en íntima relación con su entorno paisajístico, significa contar con una amplia perspectiva que posibilite una conservación integral, la cual finalmente se traduce en una mejor calidad de vida para los habitantes de la sociedad a la que pertenece y favorece una vinculación más armónica con la naturaleza. Bajo este entendimiento se abordó la investigación sobre el Panteón Inglés de Real del Monte.

La investigación inició en septiembre de 2008 con un grupo de alumnos del último semestre de la carrera de Restauración de Bienes Muebles de la ENCRyM, coordinada por las maestras Martha Lameda-Díaz y Raquel Beato.1 Finalizado el curso, las coordinadoras continuaron desarrollando la investigación en colaboración con las hoy egresadas Adriana Sanromán y Rita Sumano, esta última realizando su servicio social. El resultado fue la elaboración de un trabajo de carácter multidisciplinario, titulado "Recomendaciones para abordar el proyecto de conservación del Panteón Inglés de Real del Monte, en el Estado de Hidalgo" (Beato y Lameda 2009).

En este quehacer fue sumamente importante contar con la coparticipación de diversas instancias: autoridades del municipio, el Centro INAH Hidalgo, el Instituto de Artes de la Universidad Autónoma de Hidalgo (con sede en Real del Monte), el Patronato para el Rescate y Conservación del Panteón Inglés, la Sociedad Británica en México, la ENCRyM-INAH y representantes de la comunidad de Real del Monte; todas ellas interesadas en el rescate del patrimonio cultural como una tarea de responsabilidad compartida.

La conservación del Panteón Inglés resulta una tarea compleja, dada la diversidad de elementos que participan en éste. Aunque la problemática y relación entre los diferentes niveles (territorial, urbano, inmueble y bien mueble) no son lineales, es necesario hacer una distinción entre éstos para poder analizar los diversos factores que inciden en el sitio y lograr, sólo entonces, una aproximación seria para proponer una adecuada conservación integral.

La peculiaridad de los cementerios encierra tanto valores materiales como inmateriales, que forman parte de un entramado dinámico en el que intervienen los diversos niveles de aproximación o ámbitos enunciados. Se trata de sitios tranquilos, de paz, inmersos en el silencio sepulcral, que relatan las vidas de una comunidad, la cual respeta y conmemora a sus muertos. Son puntos de referencia del lugar en donde se localizan y que le dan identidad, pero también nos hablan de la historia de la sociedad a la que pertenecen. Además, de entre la multiplicidad de valores que contienen los cementerios, aquellos significativos adquieren un lugar privilegiado. El Panteón Inglés reúne todas características antes mencionadas, incluso se erige como un hito urbano en Real del Monte, sin embargo adolece del sentido de apropiación por parte de toda la comunidad, ya que su historia está íntimamente relacionada con aquellos descendientes de migrantes británicos que arribaron al poblado hacia la primera mitad del siglo XIX, y que son los únicos que pueden enterrarse en ese panteón.

Dadas estas peculiaridades, el estudio del cementerio conlleva un análisis tanto desde el ámbito estrictamente científico como desde el perceptivo; o lo que es lo mismo, mediante "la percepción sensorial, poética, estética, ética y fenomenológica del lugar que se analiza" (McHarg 2000); acercamientos que se entrelazan a medida que se avanza en su conocimiento. Por ello, este escrito contará con ambos tratamientos dependiendo de la temática que se aborde.

El grado de complejidad derivado de la apreciación que aquí se expone para entender al objeto de estudio, requiere de la participación de diversas disciplinas. De modo que, mediante el trabajo multidisciplinario se alcanzará ese ámbito mayor de análisis; no solamente porque enriquece nuestro conocimiento sobre el objeto de estudio, sino porque también es fructífero para las áreas en competencia. Así, la investigación consistió en una experiencia en la que interactuaron la historia, la arquitectura, la restauración y la geografía, entre otras; y al trabajar de la mano se logró un tratamiento a mayor profundidad del problema y un rescate más justo de los valores que los diversos acercamientos proporcionaron.

 

Ámbito urbano-territorial

El acceso a Real del Monte2 supone un recorrido desde las planicies de la ciudad de Pachuca hacia las formaciones rocosas de la sierra, donde la geografía y el paisaje natural se van transformando hasta arribar a la atmósfera particular que ofrecen los pueblos de zonas altas. Este sistema montañoso pertenece al Eje Neovolcánico, que cruza transversalmente la República Mexicana, lo que provoca que su paisaje se caracterice por un relieve abrupto, abundante en recursos naturales, con un suelo rico en minerales metálicos -producto de la actividad volcánica- y con predominio del bosque mixto y clima frío de altura, donde las lluvias son frecuentes y la neblina interrumpe de manera constante el paisaje.

En ese contexto, aparece el poblado de Real del Monte al que se desciende por calles estrechas y sinuosas, desde donde se observa -por primera vez- el Panteón Inglés, localizado en el extremo opuesto coronando el "Cerro del Inglés", que se erige como un gran basamento natural de vegetación nutrida. Allí se visualiza, como una franja blanca, el muro encalado que bordea en todo su perímetro al cementerio; en su interior esbeltos árboles se dibujan como elementos verticales que sobresalen, conformando una armoniosa composición. Siguiendo las pequeñas callejuelas que suben y bajan, estimulan cada uno de nuestros sentidos, pues a cada paso se descubren bellos rincones inesperados y, se remata al final del camino con el paisaje que ofrece la naturaleza (Rasmussen 2000). A lo largo del recorrido, se aprecian pavimentos de texturas variadas y bardas que se desenvuelven orgánicamente con la topografía, delimitando los solares y creando una tipología particular.

Todo ello está impregnado con las huellas de un pasado minero que conforma un patrimonio industrial, testimonio de su memoria histórica. Y al final de un camino sinuoso franqueado por encinos centenarios, se alza nuevamente el cementerio, como parte de la experiencia minera del lugar.

 

Ámbito arquitectónico

Al cruzar el umbral de acceso al Panteón Inglés, uno se encuentra inmerso en una atmósfera particular. La lectura de este espacio exige un recorrido tranquilo para que la información se incremente mediante la multiplicidad de percepciones que se suman a la experiencia. El paseo lleva a una compenetración con el lugar, disfrutando el aroma de árboles y líquenes, la humedad omnipresente, la temperatura templada e iluminación natural matizada por los esbeltos árboles que cobijan la extensa variedad y verdor de los sepulcros; elementos que en conjunto, profundizan la experiencia sensorial dentro de un ambiente sumamente armónico (Zumthor 2006; Pallasmaa 2006). Desde el interior, se observa el poblado de Real del Monte caracterizado por el ritmo que le dan las pronunciadas techumbres a dos aguas, de teja o lámina roja, muros de colores suaves, balcones de herrería y estrechas calles inclinadas. Destaca dentro de esta arquitectura vernácula la presencia de los vestigios mineros, herencia de tiempos coloniales y de la experiencia de las compañías inglesas que arribaron hacia la primera mitad del siglo XIX.

A su vez, circundado por montañas de nutrida vegetación, el entorno potencia la profundidad espacial de esa alta geografía, con fríos vientos provenientes de la Sierra Madre Oriental -próxima a la región- que propician la aparición intermitente de neblina creando una atmósfera envolvente, situación que favorece la apreciación estética; y donde el simbolismo y características del arte funerario ven reforzada su presencia por un ambiente de paz, nostalgia y descanso eterno, en un espacio lleno de magia.

El recorrido por el lugar permite realizar una primera caracterización del cementerio distinguiendo diversas zonas o etapas. Existe una zona que se puede definir como fundacional, localizada en el corazón del sitio, donde se encuentran las tumbas de los primeros fallecidos -desde 1834 hasta finales del siglo XIX-, con características formales e iconográficas del lugar de procedencia de los migrantes extranjeros. Llama la atención la ausencia de rasgos culturales locales. Por ejemplo, hay lápidas pétreas ornamentadas en posición vertical con inscripciones, sarcófagos de piedra también con inscripciones en la parte superior y montículos de tierra contenidos por un cinturón de piedras, que posiblemente tuvieron una cruz de madera o algún elemento en donde se plasmaba el epitafio, hoy perdido. En todos los casos la invasión de flora ha logrado un sincretismo con las tumbas.

La segunda etapa se localiza hacia la periferia de la llamada zona fundacional, y corresponde a las tumbas erigidas entre finales del siglo XIX y los años treinta del siglo XX. En ambas zonas, la temporalidad de los monumentos no está en relación a una secuencia espacial sino que es aleatoria, e incluso hay tumbas que han sido reutilizadas. Dentro de las características formales e iconográficas de los sepulcros contenidos en el área de la segunda etapa, destacan los monumentos escultóricos de estilo neoclásico. Los materiales más comunes son lápidas de metal, esculturas en mármol u otro tipo de roca, relieves en argamasa, etcétera; también en este caso, la flora cubre los monumentos mortuorios.

Figura 4

En el extremo oeste del terreno se encuentra la última etapa de crecimiento, correspondiente al periodo que va de los años cuarenta hasta la actualidad. A diferencia de las zonas anteriores, el crecimiento es ordenado, conforme a una secuencia espacial. Se distingue por contar con elementos propios de la cultura local evidenciando la ausencia de las características británicas que dieron origen al cementerio. Sin embargo, sus características formales son sencillas, de manufactura burda y menos cuidada. Las primeras tumbas fueron construidas en concreto imitando granito, mientras que las más recientes son de tabique y concreto armado. Además el cementerio cuenta con un área de reserva para crecimiento posterior.

La identificación de zonas o etapas es importante porque nos ayuda a identificar tipologías formales distintas, una determinada calidad en la manufactura, el cuidado o no en la elección de materiales, la presencia de diversos símbolos y significados, o la manera de identificarse y armonizar con el espacio construido, incluso, una forma distinta de deterioro. El lugar ha adquirido una atmósfera muy particular, resultado del sincretismo entre la naturaleza y los elementos arquitectónicos y urbanos. Y también, el Panteón Inglés está íntimamente vinculado a la historia del poblado de Real del Monte y a las migraciones foráneas que llegaron y se asentaron en el lugar para trabajar en la actividad minera.

 

La historia

En las primeras décadas del siglo XIX las minas de Real del Monte -así como otras del estado de Hidalgo- fueron concesionadas, por los jóvenes gobiernos del México independiente, a compañías británicas para su reactivación. Los convulsos tiempos revolucionarios habían obligado al cierre de los establecimientos mineros durante varios años, sin embargo las nuevas circunstancias anunciaban interesantes posibilidades de explotación.

Las minas fueron trabajadas desde la época colonial y durante esta larguísima trayectoria se habían distinguido por su alta producción de plata, que correspondía con la fecunda marcha que había caracterizado a la minería novohispana. Dada su condición colonial, la producción estaba destinada para usufructo exclusivo de la corona española, situación que cambió de manera radical con las guerras de independencia en los inicios del siglo XIX (Marichal 2006).

Los flamantes gobiernos independientes buscaron establecer nuevas relaciones con diferentes países, con los que entablarían también intercambios comerciales de diversa índole. Sin embargo, la primera mitad del siglo XIX en México se caracterizó por una profunda inestabilidad política y económica, derivada de enconadas guerras internas e intervenciones extranjeras, del bandidaje recurrente, de la presencia del contrabando, de la precariedad en sus comunicaciones y transportes, de la carencia de bancos y de otros factores que lo hacían un país poco apto para atraer inversiones foráneas, tan necesarias en un entorno signado por la falta de capitales y por la constante bancarrota del erario público (Cardoso 1988; Beato 1994).

No obstante los malos tiempos, potencias extranjeras vieron la posibilidad de incursionar en áreas económicas antes vedadas para ellas. La minería había demostrado un comportamiento extraordinario durante los tres siglos del dominio español y aparecía como una empresa sumamente atractiva de la que se podrían obtener sugestivos dividendos. Además, la nueva república, urgida de préstamos y capitales para superar las flaquezas económicas que padecía, otorgaba facilidades a los inversionistas que se aventuraran en el territorio nacional, entre ellos los capitales británicos.

Para esa época Gran Bretaña protagonizaba la Revolución Industrial, y con ella la apertura al comercio internacional y la disponibilidad de capitales para destinarlos a diversas latitudes, allende del mar, que fueran rentables. Hacia las primeras décadas del siglo XIX se fundaron diversas compañías; siete de ellas llegarían a México con la intención de explotar aquellas minas mexicanas de larga tradición como las de Real del Monte.

La compañía británica de Real del Monte se fundó en Londres en 1824 y tuvo como objetivo rehabilitar las minas (paralizadas y parcialmente destruidas tras los duros años de la independencia) e introducir maquinaria moderna. Pero no solamente se trató de cuestiones económicas y tecnológicas, la experiencia de Real del Monte está estrechamente relacionada con la llegada de trabajadores británicos que fueron contratados por la compañía. Se trataba de mineros experimentados, provenientes en su mayor parte del condado de Cornwall, localizado al suroeste de Inglaterra, de añeja tradición minera; y, que en aquella la época, padecía de tiempos difíciles en su producción de metales, lo que facilitó la disposición de mano de obra especializada para las compañías inglesas que se dirigieron a México (Randall 1977).

Los mineros arribaron a Real del Monte no sólo con el conocimiento tecnológico, sino que trajeron sus costumbres, tradiciones, formas de entretenimiento, religión, comida, arquitectura, etcétera, propios de la cultura inglesa. Muchos de estos rasgos se incorporaron a la vida cultural del lugar, permaneciendo unos, transformándose otros. Además de importar las diversas formas para reproducir su vida, construyeron su cementerio en el que recrearon sus costumbres funerarias a la usanza inglesa, sustentadas en las antiguas tradiciones celtas y en la religión anglicana y, en ciertos casos, utilizando elementos masónicos (Beato y Lameda 2009). De modo que las tumbas reproducían la simbología y características de los cementerios británicos de sus antepasados, con la carga cultural y artística que ello conlleva, y que aún en la actualidad son evidentes, no obstante el fracaso de las compañías británicas a mediados del siglo XIX.

La llegada de los mineros británicos propició un intercambio cultural y social con los habitantes locales, el cual se facilitó pues ambos grupos tenían sus orígenes en un entorno minero.

 

El significado cultural del sitio

Del análisis de los distintos niveles de aproximación aquí desarrollados, se desprende una multiplicidad de valores, materiales e inmateriales, inherentes a nuestro objeto de estudio. Esta vasta riqueza debe ser tomada en cuenta para, así, lograr una adecuada conservación que garantice "preservar la significación cultural del sitio" (Carta de Burra 1999 en ICOMOS 1999). Esta gran diversidad de valores presentes en el Panteón Inglés es susceptible de expresarse bajo distintos aspectos: documental, arquitectónico y significativo (González 1999).

El documental hace referencia a la memoria histórica, es decir, es el resultado del transcurrir de las acciones y culturas pasadas en los espacios arquitectónicos; por lo cual representa un testimonio para las generaciones posteriores. Pero, además, su materialidad es fuente de conocimiento sobre la arquitectura, la construcción, las técnicas del pasado, las corrientes artísticas, por nombrar algunas. Asimismo, nos relata la sociedad a la que pertenecieron, su forma de organizarse, su economía, aspectos culturales, mentalidad, etcétera (González 1999). El Panteón Inglés es testimonio de la presencia de mineros británicos en la región, desde las primeras décadas del siglo XIX y de su permanencia en el lugar hasta hoy en día. No obstante la corta existencia de la compañía británica minera (apenas dos décadas), la repercusión cultural de estos grupos sociales en el medio al que arribaron fue sustanciosa. Por ejemplo, las primeras tumbas reflejan, por medio de sus características formales y simbólicas, no sólo los rasgos culturales de la sociedad británica de inicios del siglo XIX, sino cómo a lo largo del tiempo los enterramientos se transformaron y adquirieron elementos singulares de la cultura mexicana. Un estudio de mayor profundidad de la historia del cementerio y de los diversos aspectos de las tumbas en las diferentes etapas constructivas explicaría las distintas manifestaciones artísticas, ideológicas, o religiosas —por citar algunas— que se suscitaron en el transcurso de los años. Y este sincretismo también está presente en otros aspectos de la cultura local, como la alimentación (pastes), deportes (futbol, tenis), leyendas (asociando al pueblo y al cementerio), entre otras.

Por su parte el aspecto arquitectónico involucra otras condiciones como la de su función utilitaria y simbólica, a la par de su belleza formal y calidad espacial; también intervienen la racionalidad de los sistemas constructivos y de la concordancia de los materiales constitutivos. Es menester considerar, asimismo, su valor urbano o paisajístico en tanto su capacidad de erigirse como hito urbano territorial (González 1999), evidentemente en relación a los grupos sociales que lo han habitado. Precisamente el Panteón Inglés se erige como hito natural y cultural, estableciendo una relación armónica con el entramado urbano y con el paisaje natural que lo cobija. Esta condición excepcional se experimenta desde la llegada al pueblo, que es necesario atravesar para arribar al cementerio. El recorrido supone una experiencia enriquecedora dada la belleza y calidad espacial del poblado, que supo aprovechar la accidentada topografía e insertarse de la manera más idónea en el paisaje natural. Al entrar al Panteón Inglés se perciben una serie de valores producto de una atmósfera arquitectónica que propicia el mismo cementerio (tumbas, árboles y medio ambiente) pero, también, por su relación visual con el poblado y el medio natural, que denotan un sincretismo armónico entre la naturaleza y el hombre desde tiempo atrás. Realizar estudios sobre la materialidad (específicamente de las tumbas) hablará de las expresiones formales, de la buena o mala calidad de los sistemas constructivos, y de la adecuada -o no- selección de materiales, entre otros aspectos; a la par es necesario realizar investigaciones en torno al ámbito urbano territorial entendiendo que el panteón es parte de ese entorno mayor que contiene una serie de valores que los enriquecen y es necesario preservar.

Finalmente el aspecto significativo encierra valores subjetivos como los simbólicos, emocionales -estéticos o sentimentales-, evocativos, espirituales, etcétera. Estos valores dotan de memoria histórica al sitio y, con ello, de identidad a las generaciones que se van sucediendo en el transcurrir del tiempo (González 1999). En el Panteón Inglés, cada uno de sus monumentos mortuorios es un homenaje a vidas pasadas que nos relatan la biografía de la comunidad británica de Real del Monte (Bowdler 2002). Es un referente indispensable que no sólo ayuda a crear un sentido del lugar, sino que también contribuye a la construcción del paisaje histórico (su historia industrial minera) y a la conformación de la identidad del pueblo. Sin embargo, este bien cultural padece la falta de apropiación por parte de la mayoría de la comunidad de Real del Monte, reconociéndose sólo en los descendientes de los mineros que llegaron de Gran Bretaña en la primera mitad del siglo XIX.

En este ámbito de significados, los valores emocionales son los más difíciles de aprehender pero a la vez son esenciales en la comprensión a profundidad del cementerio. Estos valores emocionales se captan a través de la atmósfera que se genera a partir de la interacción del bien cultural con el medio ambiente, resultado de la conciliación entre la naturaleza y el cementerio, de los encinos centenarios, de la neblina recurrente, de la humedad presente, pero también de la microflora que invade las tumbas para finalmente enriquecer al bien cultural. De este modo, nuevos acercamientos desde el ámbito de la percepción llevarán a la identificación de otros significados, posiblemente más sutiles, presentes en el cementerio.

Es necesario entender al Panteón Inglés de Real de Monte -en tanto bien cultural- como una suma de valores, para aceptar que su autenticidad no radica en la originalidad temporal de la materia que lo constituye, sino en la capacidad del bien de autentificar (González 1999) sus "características sustanciales históricamente determinadas: del origen hasta el estado actual, como resultado de las varias transformaciones que han ocurrido en el tiempo" (Carta de Cracovia en 2000 ICOMOS 2004).

 

La problemática del sitio

En los distintos niveles de aproximación abordados, existen problemáticas diversas que están afectando la preservación del significado cultural del sitio y que es necesario atender para arribar a una conservación integral.

El problema más grave es la ausencia de planeación urbana, reflejada en el crecimiento desordenado e irregular de asentamientos, que fragmentan la relación armónica entre el poblado y el entorno natural. La magnitud y urgencia de esta problemática requieren no sólo de un trabajo multidisciplinario sino también de la indispensable participación de distintas instancias, es decir, autoridades municipales, instituciones públicas, organizaciones sociales, así como la corresponsabilidad de los ciudadanos de Real del Monte.

No obstante ser considerado un sitio de interés turístico, el Panteón Inglés no cuenta con una adecuada señalización para llegar a él. Probablemente esta carencia tenga que ver con la falta de apropiación por parte de la comunidad de Real del Monte que no es de ascendencia inglesa. Esta situación pone en riesgo la sobrevivencia del propio cementerio.

Abandonado durante mucho tiempo, el Panteón Inglés no contó con el mantenimiento mínimo indispensable que requiere un conjunto de este tipo, lo que ocasionó diversos efectos de deterioro en el conjunto arquitectónico. Estas condiciones en el mantenimiento, aunadas a la falta de apropiación del bien por parte de la comunidad, derivaron en actos de vandalismo y saqueo. De unos años a la fecha, miembros de la Sociedad Británica interesados en la recuperación del Panteón, han implementado medidas -en algunos casos poco afortunadas- como la disposición de diversas barreras metálicas sobre los muros perimetrales para seguridad, que interrumpen la cohesión visual con el paisaje.

Las causas de deterioro en las tumbas son complejas y variadas. Tienen que ver con el abandono antes mencionado, el vandalismo, el inevitable paso del tiempo, y la presencia de la microflora, factores que vulneran la estabilidad de los monumentos mortuorios favoreciendo, entre otras cosas, el saqueo de elementos ornamentales.

Es de suma importancia distinguir el frágil límite entre el valor agregado que da la naturaleza (microflora) al sitio, y el deterioro que esto implica para los materiales constitutivos que pueden contener información documental. En este punto, la reflexión y discusión multidisciplinaria serán fundamentales para evaluar conjuntamente cuál es la mejor propuesta de intervención que propicie la preservación -en la medida de lo posible-de todos sus valores.

 

A modo de conclusión

El análisis presentado invita a comprender la noción del patrimonio cultural a partir de una visión más amplia de lo que comúnmente se considera. Entendemos al bien cultural, el Panteón Inglés, desde una perspectiva que involucra no solamente elementos íntimamente vinculados a él, sino también aquellos que lo envuelven y lo hacen parte de un entorno mayor que le da significado. Es decir, consideramos tanto su relación con el complejo industrial minero del que forma parte, la sociedad a la que pertenece, la cultura y la historia que conlleva, la carga emocional que suscita, así como su interacción con el paisaje que lo contiene y le dota de escenarios únicos y mágicos.

Los distintos niveles de aproximación propuestos, aunados a los análisis científico y perceptivo realizados, favorecen un conocimiento a profundidad del objeto de estudio para lograr una conservación integral.

El trabajo multidisciplinario es una herramienta fundamental en la construcción de este tipo de estudios. Las aportaciones de la historia, la arquitectura, la restauración o la geografía resultan esenciales en este proceso, sin embargo las contribuciones de otras disciplinas como la geología, la arqueología, la biología, o la química, por citar sólo algunas, enriquecen aún más la significación cultural del sitio.

Para llevar a cabo esta tarea se requiere de la participación de diversos actores tales como especialistas en la materia, autoridades en los distintos niveles de gobierno, y de la sociedad en su conjunto, como co-responsables en la conservación integral del patrimonio (natural-cultural).

Si seguimos mirando de manera fragmentada las actividades del hombre en su territorio, continuará la pérdida irremediable de nuestro patrimonio.

 

Referencias

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Notas

1 La petición del Centro INAH Hidalgo buscaba apoyar los trabajos de conservación que se realizan actualmente en el panteón por parte del "Patronato para el Rescate y Conservación del Panteón Inglés y otros monumentos históricos de Real del Monte A.C." Cabe destacar la participación de los alumnos Amaranta González, Luz Romero, Tatiana Pérez, Sofía Arévalo y Esteban Mariño.

2 Real del Monte se encuentra situado a 10 km al noroeste de Pachuca y a una altitud de 2 660 msnm, una de las poblaciones más altas de México.

 

Información sobre las autoras

Raquel Beato King. Licenciada en Historia por la UNAM y doctorando en Historia Económica por la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Profesora investigadora de tiempo completo de la ENCRyM-INAH, y en el posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM. En la ENCRyM-INAH coordina el Proyecto de Investigación sobre el Panteón Inglés de Real del Monte, Hidalgo, y trabaja temas de investigación sobre historia industrial, historia cultural y fábricas textiles decimonónicas en México. Ha publicado diversos artículos y capítulos de libros.

Martha Lameda-Díaz Osnaya. Arquitecta por la UNAM. Realizó estudios de posgrado en el Programa Formativo de Excelencia en Conservación y Restauración del Patrimonio Arquitectónico y Urbano- Fundación Carolina, España; emprendió prácticas de especialización en el Departamento de Materiales Pétreos del Instituto del Patrimonio Histórico Español (IPHE). Master en Restauración y Rehabilitación del Patrimonio, Universidad de Alcalá de Henares, España. Profesora investigadora de la ENCRyM-INAH. Coordina los proyectos de investigación del Panteón Inglés de Real del Monte, Hidalgo y de Conservación del ex-convento de San Francisco de Asis en Tlahuelilpan, Hidalgo. Participa en los proyectos de conservación y restauración de la Capilla de San Isidro en Ixtla, Guanajuato y del Edificio B, Zona Arqueológica de Templo Mayor.

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