Introducción
El turismo como tema de estudio ha sido abordado desde diferentes disciplinas; la mayoría de las veces se presenta como una alternativa económicamente viable para poblaciones rurales o urbanas con algún atractivo geográfico o histórico-cultural. Los estados nacionales lo han visto como una opción para atraer capitales, generar recursos y empleos. Sin embargo, pocas veces se ha cuestionado sobre la viabilidad de esta actividad, las consecuencias territoriales, los cambios en la organización social de las localidades donde se impulsa esta actividad.
En este sentido, Guzmán (2012) y Oemichen (2013), proponen un enfoque etnográfico crítico con el que por medio de la etnografía describamos y analicemos los problemas o incompatibilidades durante el proceso de promoción e implementación de proyectos turísticos manifestados como resultado de dinámicas culturales, político-económicas concretas. El turismo es un proceso complejo en el que intervienen una red de relaciones sociales entrelazadas desde lo global hasta lo local, con una estructura jerárquica en la que pueden involucrarse instituciones, grupos, individuos con posiciones estratégicas e intereses encontrados (López y Marín, 2012).
Considerar el contexto histórico, socio-cultural del espacio turístico es fundamental para determinar las formas en que la población de un lugar concreto responde ante la promoción o implementación de proyectos turísticos como opción económicamente viable y sustentable. Frente a la posibilidad de nuevas formas de ganarse la vida, las formas de apropiación del territorio son sobrepuestas a las ya existentes al contexto nacional.
Un enfoque con estas características posibilita el reconocimiento de los mecanismos a través de los cuales las expectativas, discursos y nuevas prácticas son usados por grupos de poder, instituciones, población local y demás actores y actrices con respecto al uso o control de ciertos recursos y territorios (Guzmán, 2012). En este ensayo, el objetivo fue plantear cómo la promoción e implementación de la actividad turística en el terreno comunal de Zapotitlán Salinas, Puebla modificó las redes de poder político.
Si bien desde hace algunos años se empezó a generar una serie de estudios sobre el turismo en México como los ya mencionados de (López y Marín, 2012; Oemichen, 2013), además de los de (Castellanos, 2008; Machuca, 2012) y Lagunas (2007), casi todos se refieren a proyectos turísticos de alto impacto en términos demográficos y socioambientales, como los que se desarrollan en la Rivera Maya.
Por lo mismo, se considera relevante mostrar un caso concreto en el que la población marginal, como lo es Zapotitlán Salinas, toma un papel activo, negocia, adapta sus nociones del territorio a través del tiempo según los cambios nacionales que ha tenido el país a través del tiempo como la dotación de presupuesto federal a los municipios. Así, tratamos de analizar el impacto que ha tenido la descentralización del gobierno federal y en particular el impulso de proyectos turísticos en la dinámica del terreno comunal de Zapotitlán Salinas.
Planteamiento
Cuando se refiere al turismo, se piensa en paisajes maravillosos, riqueza gastronómica, todos relacionados con experiencias inigualables esperando por nosotros. El imaginario de los espacios turísticos remite a sitios “realmente” extraordinarios, donde se pueda llegar a vivir una experiencia única e irrepetible. Sin embargo como visitantes ¿Nos detenemos en algún momento a pensar en los lugareños? Aparentemente todo se concentra en el turista y no reflexionamos sobre el lugar receptor. Las consecuencias socioculturales, el impacto ecológico forman parte de un proceso en construcción de la población, de sus formas de organización que deben de ser analizadas (Lazos, 2013).
La sistematización de experiencias en la actividad turística, el análisis de casos concretos, el papel que juegan las dependencias gubernamentales y no gubernamentales son estudios necesarios para mostrar el amplio abanico de posibilidades del turismo como tema de estudio desde perspectiva social multidisciplinaria.
El caso concreto que se presenta, está centrado en las implicaciones territoriales que ha tenido la implementación de diversos proyectos de desarrollo por parte del estado mexicano desde mediados de los años ochenta, y hasta la promoción del turismo como una de las principales prácticas económicas amigables con el medio ambiente. El presente texto es resultado de seis meses de trabajo de campo realizado entre los años 2009-2010 en el terreno comunal de Zapotitlán Salinas, Puebla.
El interés del autor(a) surge por el territorio comentado de los comuneros en las asambleas de los zapotitecos por el impulso y promoción de proyectos turísticos en el terreno comunal. La gestión sobre los espacios designados para la construcción de hoteles, hostales, tiendas, abrieron el debate el aprovechamiento del territorio.
Esta situación evidenciaría la compleja noción que han construido los habitantes del terreno comunal de Zapotitlán Salinas, y con ello las disputas sobre ciertos espacios. ¿Cómo se legitima la propiedad de un sujeto en un territorio que la población señala como común? Para los zapotitecos tanto la historia de conformación de su poblado como las formas de apropiación son claves para demostrar la posesión legítima del territorio.
En forma común el territorio se relaciona con un área político-administrativa, con límites definidos y reconocidos por quien (quienes) lo reclame(n) como propio. Sin embargo, también se produce territorio a partir del ejercicio de posesión a través del tiempo, es una construcción social en constante transformación, donde apropiación, poder y límites son elementos clave para su conformación (Velásquez, 2001; Fernández, 2006; Ramírez, 2006).
Se distinguen dos acepciones de territorio: 1) político administrativa como un espacio representado y administrado políticamente; y 2) vivencial como espacio, apropiado por quien accede a él. Se entiende territorio como una construcción socio-histórica en constante transformación donde emergen relaciones de poder.
Es en el territorio donde se yuxtaponen diferentes órdenes temporales ensamblándose nuevas territoriales con derechos, normas culturales o prohibiciones propias. Si a lo largo del tiempo emergen territorialidades ¿Cómo se ensamblan los territorios en una localidad concreta? El Estado mismo, a través de leyes e instituciones, reconoce un territorio en el que busca producir su propia imagen y reconocimiento entre las localidades que lo conforman (García, 2006).
Esta transición vista desde un enfoque histórico, nos muestra la manera en que se construyen capacidades prácticas (Sassen, 2008). Al identificar tipos de producción colectivas, disputas y conflictos permite especificar la dinámica particular de una población que históricamente ha participado en la formación del estado-nación, como de un territorio concreto (Sasssen, 2008).
La emergencia de instituciones tales como un ANP, municipio o terreno comunal pueden transformar las estrategias de organización de la población respecto a su entorno configurando nuevas territorialidades, resaltando el papel activo de la ciudadanía.
Los territorios de Zapotitlán Salinas
Zapotitlán Salinas se encuentra al sureste del estado de Puebla en la Mixteca Alta, su posición geográfica hacen del sitio el desierto más húmedo del país con una gran diversidad de cactáceas. En la localidad convergen distintos ensamblajes territoriales: 1) un terreno comunal, oficialmente reconocido con la resolución presidencial de 1964; 2) la cabecera municipal desde el año 1837; 3) la reserva de la biosfera Tehuacán-Cuicatlán (RBTC) decretada en el año de 1998; y 4) aquellas territorialidades históricamente construidas por la población que se han transformado conforme las instituciones gubernamentales han cambiado (Cuadro 1).
ANP | Sudirección Puebla: municipio | Terreno comunal |
RBTC, con tres subdirecciones: Puebla, Coixtlahuaca, Oaxaca y Coixtlahuaca, Oaxaca | Zapotitlán, Salinas, cabecera municipal y cuatro inspectorías | Zapotitlán, Salinas y cuatro barrios |
Área (ha) 490 186 | 48 477 | 24 208 |
Fuente: INEGI, 2010.
Estos ensamblajes territoriales han articulado órdenes espacio-temporales con velocidades y alcances diferentes, produciendo una serie de valoraciones sobre la posesión y uso del territorio. Zapotitlán Salinas ejemplifica la complejidad en la gestión y desarrollo resultado de la promoción de proyectos de desarrollo local, específicamente turísticos y que han dado como resultado un ensamblaje de distintos territorios, normados, administrados de formas diversas.
En este caso, la historia sobre la conformación del poblado toma un papel fundamental no sólo entre los lugareños sino para empleados gubernamentales, asociaciones civiles y autoridades municipales que han intentado gestionar el territorio. Una de las fechas clave es el año de 1851, cuando 216 personas compran a la testamentaria del cacique Hermenegildo Pacheco sus terrenos para constituirse como la Sociedad Agrícola de San Martín Zapotitlán de las Salinas-aunque la sociedad agrícola se disuelve debido a las nuevas leyes de la constitución de 1917, en la que se les permitía a los municipios tener bines raíces; en la memoria de los zapotitecos permanece la noción de que sus antepasados compraron sus tierras y no fueron dotaciones del gobierno. En el contrato de compra venta del terreno al cacique Pacheco se señaló el nombre de los 216 compradores (socios), todos los socios tenían igualdad de derechos y obligaciones. El objetivo de conformarse como sociedad agrícola es que los familiares de los asociados pudieran desarrollar sus actividades en los terrenos comprados de forma justa-(Arizmendi, 1958-1959).
Los descendientes de los compradores legitimaron su posición como propietarios particulares de Zapotitlán Salinas hasta el reconocimiento como terreno comunal en el año de 1964, donde se reconocían, de manera general y no sin diferencias internas, dos tipos de habitante: el comunero y el avecindado. Conforme pasaron los años hubo otra distinción entre los comuneros, los que contaban con certificado -aceptados ante la Secretaría de la Reforma Agraria (SRA), y los propios zapotitecos como comunero con todos los derechos y obligaciones- y los que no -son reconocidos por la asamblea como comuneros, pueden solicitar y hacer uso del terreno pero pueden ser excluidos de los grupos de poder y de la toma de decisiones-.
Esta diferencia aparentemente insignificante ha tenido repercusiones tanto económicas como políticas que se ven reflejadas en las formas de apropiación del territorio. La distinción entre los dos tipos de comuneros y avecindados será uno de los rasgos principales para legitimar la apropiación y gestión de un terreno comunal que alberga a la cabecera municipal. Sobre todo en las últimas décadas en que los reclamos de reconocimiento desde lo local han echado mano de categorías como “originarios”, “comuneros” y otras.
La cabecera municipal de Zapotitlán Salinas se encuentra dentro del terreno comunal, su administración fue monopolizada por los comuneros zapotitecos, desde 1939 y hasta el año de 1999. Comisariado y presidente municipal eran puestos ocupados por las familias con mayor poder económico-político.
Zapotitlán Salinas como terreno comunal y cabecera municipal hace referencia a una concentración de poder político, sin embargo en la práctica resultó en la injerencia de funciones entre autoridades comunales y municipales. Cuando el presupuesto federal llego al municipio, con las reformas al artículo 33 de la constitución, la mayoría de las obras se centraron en el terreno comunal.
Uno de los expresidentes municipales señala que la década de los ochenta representa para Zapotitlán el apoyo del gobierno después de años de olvido (José C. Entrevistado 15 de enero de 2010). La promoción e implementación de proyectos productivos estuvieron enfocados en el uso y aprovechamiento de recursos naturales propios de la región. La promesa de apoyos para el desarrollo económico de las familias tanto del terreno comunal como del municipio se tornó en desilusión al ver el fracaso o la falta de continuidad de los proyectos. La migración entonces se volvió la mejor alternativa para mejorar el nivel de vida. Frente a esta realidad, las familias de los migrantes y quienes decidieron quedarse en Zapotitlán Salinas tenían preocupaciones más inmediatas que la conservación de un medio ambiente que los visitantes solían admirar.
Zapotitlán Salinas, un tesoro a conservar
Las primeras investigaciones realizadas en Zapotitlán Salinas y sus alrededores datan de mediados del siglo XIX y principios del siglo XX. De todos los visitantes que han llegado el más representativo para la población han sido los japoneses por la extracción de cactáceas que realizaron en el lugar en el año de 1982. Cuando los zapotitecos mencionan a los japoneses se refieren al consorcio japonés Iwasaki Sanyo Co. LT - Este es un tema del que la gente suele hablar poco. Las personas dispuestas a hablar sobre ello concuerdan en la siguiente versión: Los japoneses llegaron con las autoridades de Zapotitlán Salinas (comisariado y presidente municipal) con un papel expedido en la ciudad de México que les permitía la extracción de especies vegetales.
Los entrevistados recuerdan que se voceaba, en el sonido local, anuncios en los que los japoneses solicitaban gente para empacar las cactáceas. Al parecer hubo personas que aceptaron el empleo. Alberto C. (entrevistado el 11 de noviembre de 2009) comenta que salían camiones con cactus del pueblo. Investigadores de El Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos (INIREB), al ver cómo las personas extraían, empacaban y subían cactáceas a tráileres, ubicaron a los encargados, ahí descubrieron que el consorcio japonés Iwasaki Sanyo Co. LT tenía permisos extendidos por la Subsecretaría General de la Fauna de Puebla, para recolectar y trasladar las plantas al puerto Manzanillo, Colima (Zavala, 1982). Se levantó una demanda, lográndose la detención del embarque de cactáceas en el puerto de Manzanillo, Colima-. Quien con permiso de la Subsecretaría General de la Fauna de Puebla, extrajeron especies de cactáceas para ser llevadas a Japón vía el puerto de Manzanillo, Colima.
Ante la denuncia de empleados del Instituto Nacional de Investigación sobre Recursos Bióticos (INIREB), se decomisó al menos una embarcación y la extracción se detuvo. Este evento coyuntural marcaría el inicio de una serie de transformaciones respecto al medio físico-geográfico de la Zapotitlán Salinas por parte de la población. Empleados del INIREB con el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología SEDUE (1984), promovieron el proyecto de un jardín botánico con fines de conservación e investigación -sería hasta el 11 de noviembre de 1989 la inauguración del jardín botánico Helia Bravo Hollis. La administración del lugar, a pesar de estar dentro del terreno comunal estaría a cargo de la SEDUE, así que tanto el presidente municipal como el comisariado de bienes comunales se mantendrían al margen-.
Desde esta época, la subcuenca del valle de Zapotitlán Salinas se promovió como reserva natural; sin embargo, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) la incluirá como parte de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán (RBTC) en 1998. La RBTC emerge como un nuevo territorio con sus propias normas sobreponiéndose a los ya existentes en Zapotitlán Salinas.
La RBTC no es una institución autónoma, depende de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), quien a su vez es regida por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la cual funge como eje normativo. La CONANP es un ente que administra territorio, lo que le permite realizar gestiones directas con los gobiernos locales.
Las actividades promovidas por la RBTC están circunscritas por el polígono señalado en el decreto que la establece como área natural protegida.
Su capacidad administrativa se circunscribe al polígono señalado en el decreto, enfocándose a la conservación de la biodiversidad, pero no autoriza los usos. Zapotitlán Salinas es considerada por la RBTC, zona prioritaria de conservación por su riqueza biológica y las condiciones económicas precarias en las que vive la población. De ahí el interés por promover la actividad turística para obtener ingresos económicos extras, evitando la deforestación, el uso inadecuado de los recursos o su saqueo.
Esta preocupación se extiende al municipio, el cual ha promovido la impartición de talleres de educación ambiental, Programas de Protección para el Desarrollo Sustentable (PROCEDES) y Programas de Empleo Temporal (PET). La promoción el turismo es la actividad más popular entre tanto en el terreno comunal como en el municipio y en todos los casos requiere de la aprobación de la RBTC para el buen manejo del territorio.
El turismo sobre territorios flexibles
El turismo amable con el medio ambiente se promueve ahora como una alternativa a los impactos negativos del turismo masivo. Las diversas modalidades de turismo alternativo se relacionan con el desarrollo sustentable teniendo tres metas claras: preservar la naturaleza, generar riqueza y desarrollo social y crear una conciencia de responsabilidad inter-generacional (López y Marín, 2012).
Las expectativas creadas alrededor del turismo como proyecto de desarrollo local tienen tantas aristas como actores involucrados en la construcción y permanencia de este imaginario. Su promoción tiene implicaciones en las formas de organización social, en el territorio, en el tipo de relación entre la población y las instancias gubernamentales. Por ello, es indispensable realizar los cuestionamientos ¿cómo los actores y actrices locales modifican sus discursos y prácticas para beneficiarse del proyecto turístico?
En el caso del terreno comunal de Zapotitlán Salinas, la actividad turística comienza a principios de la década de los noventa en el jardín botánico Helia Bravo Hollis. Los visitantes más frecuentes son estudiantes de biología e investigadores de la flora y fauna del lugar de diversas universidades como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Universidad Autónoma Chapingo (UACH).
Desde los años noventa el principal atractivo turístico del terreno comunal de Zapotitlán Salinas ha sido el jardín botánico Helia Bravo Hollis, los patios de evaporación antiguos para la producción de sal -la producción de sal en patios de evaporación de Zapotitlán Salinas es una práctica que data de la época prehispánica, ha sido una de las actividades económicas más importantes en el poblado y sus alrededores-, las ruinas arqueológicas. Las ganancias económicas que generan los visitantes a estos sitios, aún son administradas por el comisariado de bienes comunales en turno para resolver el problema de límites territoriales con el ejido de Reyes Metzontla.
Cuando la administración del jardín botánico creció, se convirtió para muchos zapotitecos en lo que ellos llaman “la manzana de la discordia”. El comisariado de bienes comunales tenía una fuente de ingreso segura mientras los visitantes, en su mayoría estudiantes siguieran llegando. Si bien la presencia de biólogos, arqueólogos, agrónomos, geógrafos, entre otros, no siempre fue bien recibida, la población también señala que el intercambio de saberes ha resultado fructífero.
El turismo en el jardín botánico Helia Bravo Hollis ha sido una práctica constante, llena de problemas internos entre los comuneros que desean involucrarse en su administración y quienes han disfrutado de sus beneficios económicos o políticos. No fue hasta la promoción del Megaproyecto turístico de RENAMUR, que una buena parte de la población fue invitada a participar.
La ruta de la sal, RENAMUR-Zapotitlán
A principios de 2000 la Red Nacional de Mujeres Rurales (RENAMUR) propone a las autoridades del terreno comunal y cabecera municipal de Zapotitlán Salinas el megaproyecto turístico en que buscaría integrar a diversos actores, instancias gubernamentales y no gubernamentales.
En el año 2003 empleados de RENAMUR -el primer acercamiento que tiene la presidenta de RENAMUR en Zapotitlán Salinas es en el año 2000 a través de los Fondos para la Mujer Rural (FOMUR), la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) y el gobierno del estado de Puebla que promovían microcréditos y fondos de ahorros. El resultado de estos apoyos fue la creación del Fondo Comunitario Zapotitlán con 200 integrantas (mujeres). La mayoría de las mujeres que comenzaron a colaborar con RENAMUR, y el proyecto turístico eran miembros del fondo comunitario-, realizan estudios sobre el potencial turístico de Zapotitlán Salinas. Para 2005 se crearon grupos familiares y equipos de trabajos, ofreciendo productos artesanales como mole, chocolate y galletas de amaranto. El objetivo de RENAMUR fue crear una red articulada por rutas temáticas de diversos puntos de interés en la localidad y sus alrededores.
La temática central fue promover el conocimiento tradicional de la región exaltando la producción de sal, sus riquezas biológicas y paisajísticas. Sin embargo, nunca se consideró el contexto histórico y político de Zapotitlán Salinas, de haberlo hecho se habrían percatado de las diferentes nociones sobre la posesión del terreno comunal de los diferentes actores involucrados.
En el proceso de consolidación fue visible el interés por establecer y equipar los negocios por parte de los empleados de RENAMUR. Para algunos zapotitecos esto fue una buena propaganda para la aceptación del proyecto turístico. Los integrantes de los grupos de trabajo hicieron también su labor ubicando a personajes clave que pudieran interesarse en el proyecto.
Para la primera presentación del megaproyecto turístico se invitaron alrededor de 40 personas, en su mayoría habitantes de la cabecera municipal de Zapotitlán Salinas, asistieron amas de casa, comerciantes, estudiantes, entre otros, para exponer el proyecto turístico. Después de la consolidación de equipos de trabajo, divididos en las diferentes áreas que involucraba el proyecto se gestionaría el apoyo económico a la Secretaría de la Reforma Agraria (SRA).
En el año 2009 dos tipos de apoyo fueron solicitados a la SRA: 1) Programa para el Apoyo a Proyectos Productivos (FAPPA) (SAG, 2008) y el Programa de la Mujer en el Sector Agrario (PROMUSAG). Para evitar un impacto ambiental negativo, se aprovecharía la infraestructura turística ya existente como cabañas, zona de acampar, senderos interpretativos del jardín Botánico Helia Bravo Hollis.
El terreno comunal de Zapotitlán Salinas y sus alrededores parecían tener el potencial turístico y las bases en conocimiento, experiencia e infraestructura para que el megaproyecto funcionara.
Sin embargo, el desconocimiento sobre la gestión de los participantes provocó una confusión sobre quiénes deberían recibir ciertos apoyos institucionales. Un avecindado, comunero con certificado o sin certificado contaban con una noción propia sobre la propiedad y acceso al terreno comunal que no era reconocida por la Reforma Agraria.
Comuneros y avecindados consiguieron apoyo económico de la Secretaría de la Reforma Agraria (SRA) . Aun cuando las reglas de operación definen claramente a la persona susceptible de ser beneficiaria, para los zapotitecos la clasificación de avecindado y comunero tenía variantes en su significado. En el terreno comunal de Zapotitlán Salinas, los avecindados habían logrado obtener títulos de propiedad, mientras algunos los comuneros sin documentación no contaban con ningún terreno. Reconocer la posición frente a la SRA resultó más compleja de lo que parecían.
Los zapotitecos tenían sus propias nociones de comunero y avecindado respaldadas en datos históricos, experiencias transmitidas por generaciones sobre quiénes tienen derecho absoluto, parcial o nulo sobre el uso y acceso del terreno comunal. Cuando se intentó implementar los proyectos gestionados hubo confusiones sobre el rol de los integrantes del megaproyecto turístico. En la práctica, avecindados y comuneros participaban en proyectos indistintamente sin importar las reglas de operación de la SRA.
La disputa por obtener el mayor financiamiento fue el principal objetivo sin importar la posición de comunero, avecindado o el lugar donde se establecerían las instalaciones. Algunos avecindados se inconformaron tras darse cuenta que uno de los proyectos con mayor presupuesto fue destinado en la construcción de nuevas cabañas turísticas, un restaurante, zona de campamento y un spa, todos dentro del jardín botánico Helia Bravo Hollis propiedad comunal.
¿Qué tipo de beneficio tendrían avecindados y los comuneros? ¿Por qué se pensaba que los comuneros o avecindados que no lograron consolidar lazos clientelares o de compadrazgo entre los líderes de cada grupo de trabajo fungiría como un empleado de proyectos que fueron presentados como comunes? La expectativa de mejora económica con el megaproyecto turístico fue alta.
Los integrantes de los grupos de trabajo imaginaban la llegada de cientos de turistas ante la imagen del pueblo de Zapotitlán Salinas, un lugar rústico, lleno de historia y paisajes naturales maravillosos. Cuando RENAMUR, entregó las obras y las cuentas ante la asamblea de comuneros, aún con los problemas y rumores de corruptelas, se esperaba un éxito rotundo.
Los resultados parecían favorables. Trece proyectos terminados -13 proyectos: cultivo y aprovechamiento de la pitahaya y hortaliza, equipamiento de bicicletas para el circuito eco-turístico a, Construcción de palapa turística para comercialización de artesanías de palma, Dos restaurantes, cuatro hoteles, centro de informes y tienda para comercializar artesanía, Sociedad jardín de las cactáceas, Spa ruta de la sal, La esperanza de Zapotitlán (módulo de información)-, la constitución de la asociación civil Salytur A.C, la conformación de la Ruta de la Sal -se pretendía dar recorridos por algunas de las salineras más antiguas de Zapotitlán Salinas acompañados de una explicación sobre el proceso de producción, historia, propiedad y puntos de venta de la sal de Zapotitlán Salinas.
Este proyecto no se materializó en su totalidad, pues la mayoría de los salineros no presentaron interés en participar en el proyecto. Los pocos salineros que accedieron tenían relaciones familiares con miembros de los grupos de trabajo que promovía RENAMUR -, un módulo de información turística, el establecimiento de una tienda donde se ofrecen productos artesanales y naturales propios de la región (Yanquic. Productos Artesanales). Zapotitlán Salinas contaba con las características para ser un destino turístico rural, cultural comprometido con la conservación del medio ambiente.
El comisariado de bienes comunales y la asamblea aceptaron la propuesta de RENAMUR, se firmaron todos y cada uno de los proyectos destinados a comuneros(as). El presidente municipal accedió a que la cabecera municipal fuera el principal centro de acción, pero buscando la manera en que poblados vecinos se beneficiaran. La RBTC dio el visto bueno sobre la sustentabilidad y bajo impacto al medio ambiente de las actividades turísticas promovidas.
La invitación abierta a la población en general evidenció el acceso diferencial al terreno comunal. La posición del lugareño se vio desde dos perspectivas distintas: la institucional y la local. Los límites de operación de cada autoridad se enfrentaron ante una misma base territorial, el terreno comunal en el que confluyen normas de la SRA, de los comuneros, de los avecindados, de la administración tanto municipal como comunal y las reglas-restricciones de la RBTC.
¿Y después del turismo?
Después de la entrega de obras y la inauguración hubo un tiempo de furor y expectativa sobre el futuro de la Ruta de la Sal, la asociación civil Salytur y las mujeres de RENAMUR. Cuando los grupos de trabajo se desintegraron, los negocios que sobrevivieron a las temporadas bajas quedaron en manos de grupos familiares.
Las mujeres de RENAMUR se convirtieron en una referencia obligada sobre la planeación, gestión y puesta en práctica de proyectos gubernamentales, especialmente los referentes al turismo o promoción de productos artesanales. La actividad turística seguía siendo una opción viable para la población tanto del terreno comunal como del municipio de Zapotitlán Salinas. Entre 2011 y 2013 el presidente municipal en turno promovió la actividad turística.
Se creó la dirección de turismo para la organización de eventos culturales, encuentros académicos, recorridos temáticos, capacitación a guías de turistas. Las características físico-geográficas, los modos de vida rural, el conocimiento local adquirieron un valor positivo frente a los lugareños. La imagen de un Zapotitlán Salinas lleno de tesoros materializados en la vegetación, en el paisaje, en los conocimientos de salineros, recolectores, fue uno de los cambios que la población experimentó con la incursión del megaproyecto turístico.
La oferta que ofrece actualmente tanto el terreno comunal como el municipio de Zapotitlán Salinas es amplia, entre los proyectos ya existentes -como el jardín botánico Helia Bravo, el museo comunitario y senderos interpretativos de San Juan Raya, el museo comunitario HICUPA-, y los nuevos destinos. En todos los casos las autoridades locales y la población siguen viendo en el turismo y la gestión de proyectos que promuevan el uso sustentable de los recursos naturales, la elaboración de artesanía, productos naturales una alternativa económica para no migrar hacia Estados Unidos o invertir los dólares de los migrantes.
Conclusiones
Las políticas de descentralización del poder del estado mexicano contribuyeron a la reconfiguración de formas de territorialidad diferenciadas al interior del terreno comunal de Zapotitlán Salinas. La historia de conformación de Zapotitlán Salinas no es un proceso concluido, no se agota en la cotidianidad ni se presenta completa, sus manifestaciones.
Las diferentes instancias de gobierno que apoyan tanto al municipio, al terreno comunal como a la RBTC, las leyes y normas de operación pueden causar confusiones, negociaciones o conflictos internos sobre las formas de organización local. Para los comuneros y avecindado, el territorio se convirtió en una base de negociación ante diferentes grupos de poder para gestionar proyectos gubernamentales.
Con la introducción de la co-responsabilidad como uno de los elementos característicos de las políticas neoliberales, ha posibilitado el uso político del discurso del empoderamiento ciudadano, de la participación social o de la revaloración de las comunidades rurales para combatir la pobreza frente a instancias gubernamentales.
La gestión de proyectos comunitarios, en los que se incluya a comuneros y avecindad, complica la organización de proyectos al existir tantos intereses como integrantes. Consideramos que la incursión del megaproyecto turístico promovido por RENAMUR, posibilitó la emergencia de nuevos actores y actrices clave con influencias en diferentes niveles institucionales y con el prestigio suficiente para ascender socialmente en la red de poder local.