Introducción
El área de distribución de las especies es aquella fracción del espacio geográfico donde una especie está presente e interactúa con el ecosistema, pero esta definición no abarca sólo el lugar, sino también la forma en cómo la especie se presenta (Zunino y Palestrini 1991). El área de distribución de una especie sugiere la presencia de ésta en un espacio geográfico, entendida como el lugar donde una especie puede ser localizada (Grinnell 1917). La presencia o ausencia de las especies y la forma en que se distribuyen en un espacio geográfico se definen por factores históricos, ecológicos y fisiológicos que varían a lo largo de la distribución, lo cual somete a las especies a diferentes condiciones bióticas y abióticas (Maciel et al. 2015). No debe sorprender que las áreas de distribución en las aves, con pequeños rangos geográficos, están asociadas con islas, así como con cadenas montañosas en los trópicos y subtrópicos. Esto sugiere que las áreas de distribución pueden estar limitadas por la disponibilidad de espacio que tengan las condiciones climáticas adecuadas, zonas a las que se adaptan mejor las especies (Orme et al. 2006).
La matraca chiapaneca (Campylorhynchus chiapensis), conocida también como cucarachero de Chiapas (Kroodsma y Brewer 2019), pertenece a la familia Troglodytidae (Chesser et al. 2018). La matraca chiapaneca alcanza una longitud de entre 20-22 cm y un peso de 43.4-57 g. La corona y nuca son negras, con una línea superciliar blanca, lores y línea postocular negros, el dorso y rabadilla castaños o rojizos-canela oscuro, rabadilla a veces con puntos blancos, alas café oscuro o negruzcas con barras negras inconspicuas o sin barrado, cobertoras superiores de la cola color canela, a veces con barras transversales oscuras e inconspicuas, vientre blanco, abdomen y cobertoras inferiores de la cola ocasionalmente beiges (Kroodsma y Brewer 2019).
La matraca chiapaneca es un ave considerada endémica de la costa de Chiapas, México (Peterson y Chalif 1989), y está catalogada como una especie sujeta a protección especial NOM-059-SEMARNAT-2010 (Semarnat 2010). El principal hábitat de la matraca chiapaneca es el bosque tropical subcaducifolio y perennifolio, que se caracterizan por árboles de guanacastes (Enterolobium) o mangos (Mangifera); aunque también es frecuente registrarlos en sitios cercanos a zonas urbanas y cultivos (Brodkorb 1939). Para anidar por lo regular utiliza sitios donde existen arbustos del género Acacia o cuerno de toro (Acacia collinsii) (Skutch 1960, Selander 1964, Kroodsma y Brewer 2019). La matraca chiapaneca está reportada en la literatura como endémica en la costa pacífica de Chiapas (Howell y Web 1995, Semarnat 2010), con distribución restringida en las tierras bajas del Pacífico de Chiapas, desde aproximadamente el sur de Puerto Arista hasta Puerto Chiapas (distancia aproximada de 200 km) y no se extienden más de 50 km hacia el interior; el rango altitudinal va desde el nivel del mar hasta los 300 m (Márquez-Valdelamar 2010, Kroodsma y Brewer 2019). Recientemente ha sido registrado en algunas localidades interiores de Guatemala (eBird 2012).
Observación
Con el propósito de documentar la composición y riqueza de la avifauna de la región sur del istmo de Tehuantepec, Oaxaca, realizamos ocho visitas de campo entre los meses de diciembre de 2017 a noviembre de 2018, en cinco localidades en los municipios de Reforma de Pineda, Ixhuatán, Zanatepec y San Francisco del Mar. Los lugares los elegimos en función del tipo de vegetación presente: selva mediana caducifolia, bosque ripario, acahual-pastizal, zona de marismas y la zona urbana, esta última caracterizada por vegetación inducida (árboles de mango y tamarindo predominantemente). El rango altitudinal de los sitios de muestreo osciló entre los 7 y los 27 msnm. Para los muestreos empleamos el método de conteo por puntos, con el que establecimos por lo menos cinco puntos de conteo en cada localidad, con una duración de 15 minutos de registro en cada punto (Ralph et al. 1996). Identificamos a las especies utilizando binoculares 8 x 40 mm y guías de campo (Peterson y Chalif 1989, Howell y Webb 1995, Sibley 2000). Para los registros fotográficos utilizamos una cámara CANON EOS Rebel XS con objetivo de 1,350 mm de distancia focal y una cámara CANON EOS Rebel T6 con objetivo de 75-300 mm de distancia focal.
Los primeros avistamientos de la matraca chiapaneca fueron dos individuos adultos, el 15 de septiembre de 2018 (Figura 1). Estos individuos los registramos y los fotografiamos en el bosque ribereño, en la localidad conocida como Rancho San Miguel, ubicado en el margen del río Ostuta, municipio de San Francisco Ixhuatán, Oaxaca (16°25’20.29” latitud N y 94°28’54.14” longitud O; 20 msnm). En el mes de noviembre del mismo año observamos a seis individuos, en la misma localidad de muestreo. La localidad de registro de la matraca chiapaneca se ubica aproximadamente a 3 km de la cabecera municipal del municipio de Reforma de Pineda, Oaxaca (Figura 2).
Registramos ocho individuos de la matraca chiapaneca que se encontraban sobre vegetación riparia, rodeados de campos de cultivos y ganaderos; observamos que los ejemplares hacen uso del estrato medio, sobre árboles de guamúchil (Pithecellobium sp.) y de palmas vivas y muertas. En el segundo avistamiento logramos registrar y grabar las vocalizaciones de la matraca chiapaneca. Las especies de aves que registramos en las mismas localidades fueron la matraca nuca rufa (Campylorhynchus rufinucha), el carpintero cheje (Melanerpes aurifrons), el bolsero castaño (Icterus spurius), el centzontle tropical (Mimus gilvus), el martín-pescador amazónico (Chloroceryle amazona), el cuclillo canela (Piaya cayana), el mosquero-cabezón-degollado (Pachyramphus aglaiae), la paloma arroyera (Leptotila vereauxi), el chipe amarillo (Setophaga petechia), el colibrí canela (Amazilia rutila), la garza blanca (Ardea alba), el cuclillo pico amarillo (Coccyzus americanus) y el luis bien-te-veo (Pitangus sulphuratus).
Discusión
La importancia de un nuevo registro no sólo consiste en su documentación, ya que tiene implicaciones frecuentemente poco reconocidas. Así, entre las repercusiones destaca, por su importancia, el descubrimiento de poblaciones nuevas (Sánchez-González 2013). De acuerdo con nuestros registros, el de la matraca chiapaneca ocurre sobre la cuenca del río Ostuta, en el sur del istmo de Tehuantepec en el estado de Oaxaca, México. Históricamente, la matraca chiapaneca había sido considerada endémica de la vertiente del Pacífico de Chiapas, cuya distribución potencial había sido registrada desde algunas localidades en los límites de Oaxaca y Chiapas hasta Guatemala (Hellmayr 1934, Miller et al. 1957, Selander 1964). Nuestros registros amplían el rango de distribución actual en casi 80 km en línea recta, paralelo a la costa.
El área de registro de la matraca chiapaneca se localiza en el Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA), número 168, istmo de Tehuantepec-Mar Muerto (Arizmendi y Márquez 2000), entre los límites del oeste del estado de Chiapas y el sur del istmo de Tehuantepec, Oaxaca (Berlanga et al. 2008). Una de las posibles razones de la ausencia previa de registros de la matraca chiapaneca, en el sur del istmo de Tehuantepec, puede ser una probable expansión reciente de sus rutas de desplazamiento, o que la especie ya se encontraba en la zona, pero no había sido registrada, esto último debido a que las selvas y áreas ribereñas de esta región de Oaxaca han sido poco exploradas e inventariadas, lo que implica un bajo conocimiento de su avifauna.
El istmo de Tehuantepec, en el sureste México, es la franja terrestre más estrecha que separa el Golfo de México y el océano Pacífico, en esta franja terrestre confluyen las zonas neártica y neotropical y las biotas se superponen. Estas barreras biogeográficas han promovido un elevado grado de especiación, y se canalizan rutas de aves migratorias (McAndrews y Montejo 2010).
El conocimiento de la distribución espacial de la biodiversidad es todavía muy incompleto en los trópicos. Éste es uno de los principales problemas que impiden la evaluación y la eficacia de las acciones de conservación (Prendergast et al. 1993); por eso, los datos de ocurrencia de las especies son fundamentales para que los procedimientos de inferencia que proveen predicciones robustas y confiables de distribuciones de especies se vuelvan importantes para los análisis de la biodiversidad. Aunque la matraca chiapaneca no está amenazada globalmente (LC: Preocupación menor, UICN); es una especie de rango restringido y es muy común o abundante dentro de su área de distribución. Dentro de su rango de distribución, la vegetación está fuertemente modificada debido a la agricultura y a la ganadería. Sin embargo, la especie parece ser tolerante a tal perturbación, aunque debe haber setos y arbustos adecuados para anidación (Kroodsma y Brewer 2019). Se requieren estudios poblacionales de la matraca chiapaneca en toda su área de distribución y en esta nueva localidad para describir las tendencias de cambio y plantear estrategias que impliquen la conservación de los hábitats y sus especies.