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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.3 no.5 Monterrey  2007

 

Communitas

 

Estudiosos "repiensan" el Caribe

 

Milagros Martínez Reinosa*

 

II Conferencia Internacional Repensando el Gran Caribe en el Siglo XXI, La Habana, diciembre de 2006

 

* Secretaria Ejecutiva, Cátedra de Estudios del Caribe. Universidad de La Habana. milagros50@rect.uh.cu

 

Para entender la actualidad del Caribe y reflexionar sobre su futuro con la mirada puesta en los retos principales que enfrenta la región; para intentar contribuir, desde lo académico, a que las instituciones se involucren cada vez más en la solución de dichos retos, se celebró la II Conferencia Internacional Repensando el Gran Caribe en el Siglo XXI. Organizada por la Cátedra de Estudios del Caribe de la Universidad de La Habana, con el coauspicio de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES) de la Oficina Regional de la UNESCO y del Instituto Norte-Sur con sede en Ottawa, la misma sesionó en La Habana del 5 al 8 de diciembre de 2006. Participaron casi un centenar de politólogos, economistas, historiadores, geógrafos, sociólogos, ambientalistas y otros profesionales, destacándose la presencia de los jóvenes investigadores, "pinos nuevos" que tendrán la responsabilidad de continuar en este siglo los análisis y reflexiones sobre la región.

Ese "pensar y repensar el Caribe", es sin duda uno de los objetivos priorizados por la Cátedra de Estudios del Caribe de la Universidad de La Habana, tratar de contribuir modestamente desde la academia a la propuesta de alternativas viables para la solución de los problemas de la región y por qué no también, que ayuden a sentar las bases para profundizar en la necesaria, pero sin duda compleja, integración del Gran Caribe. La razón es obvia, nuestra isla forma parte inequívoca del Caribe. En ese quehacer, se inserta pues el trabajo de la Cátedra de Estudios del Caribe, cátedra que si bien es de reciente creación, ha logrado un dinamismo y una capacidad de convocatoria que mucho nos satisface.

Para Cuba, el Caribe es el entorno, es también el escenario natural e inmediato de la isla, al cual pertenecemos por múltiples razones geográficas, históricas y culturales. El Caribe conformado por un puñado de islas, todas dispersas en un mar cálido, verde y azul, pero también por naciones como México, Venezuela, Colombia, Brasil y los países de Centroamérica que comparten una cuenca toda, diversa, variada, coloreada, y sin embargo hay algo que se repite, algo que le da unidad a esa diversidad. Una reflexión atinada señala que, la innegable singularidad del Caribe se sostiene, precisamente en su radical diversidad. Hay muchos Caribes y como hoy opinan no pocos estudiosos del área, el Caribe es un proceso en construcción. El mismo concepto varía en dependencia del propósito con que se maneja.

Los desafíos que enfrenta el Caribe para consolidarse como una comunidad de naciones y los caminos recorridos o por emprender en la consecución de ese sueño posible, que implica fuertes compromisos y estrategias compartidas en lo político, lo económico y lo cultural, estuvieron presentes en los debates de este evento que se caracterizó por un verdadero carácter multi, inter y transdisciplinario. La complejidad de tales propósitos es perfectamente comprensible si recordamos que el Caribe es una región de muy acentuada insularidad, en la que confluyen tres entornos culturales (anglófono, francófono e hispano) marcados por una transculturación que tuvo su base en un sistema de plantación vinculado a la producción del azúcar.

Es un hecho que las complejidades también están presentes al ser el Caribe esa zona del mundo donde conviven, en reducido espacio geográfico, una mayor cantidad de modelos políticos distintos: el modelo socialista cubano; el presidencialista periférico colonial al estilo de la República Dominicana; dos modelos coloniales -el puertorriqueño con el Estado Libre Asociado y el francés con los departamentos de ultramar-; el parlamentario dominante en las islas anglófonas, y el modelo haitiano.

Algunos de los ya citados desafíos que enfrenta la región fueron identificados durante la inauguración del evento por la presidenta de la Cátedra de Estudios del Caribe, la Dra. Digna Castañeda. La profesora se refirió a la grave crisis económica, los problemas ecológicos y los desastres naturales, el "lavado" de dinero, el tráfico de armas y de personas, entre otros flagelos que afectan la seguridad regional y hacen vulnerable a la zona.

Por su parte la Dra. Cristina Díaz López, vicerrectora de Relaciones Internacionales y Postgrado de la alta casa de estudios destacó en su discurso de bienvenida a los participantes en el evento, que las sombras y las luces están presentes en la historia de las islas del Caribe desde el siglo XVI, cuando las potencias europeas afirmaron su presencia en un universo constituido por territorios en gran parte disímiles por sus dimensiones, pero similares por sus características y aspiraciones. Añadió que desde ese entonces los pueblos caribeños han lidiado con fuerzas que, ocultas en los más diversos ropajes, persiguieron y persiguen idénticos objetivos de dominio y de explotación.

Expresó también en sus palabras que nuestra isla, que es parte inequívoca del Caribe, consciente de ese peligro que acecha al archipiélago caribeño, trabaja por la construcción de un Gran Caribe y en ese empeño se ha unido a los gobiernos de las ínsulas para esgrimir como una poderosa arma la integración, agrupándose en organismos como la Comunidad del Caribe (CARICOM) y apoyándose en otras modalidades de cooperación en el área, para promover el desarrollo socioeconómico y contrarrestar el peligro que representa el Washington oficial para la soberanía de la región.

Dijo también la vicerrectora que " ...la contundencia del peligro nos hace volver sobre nosotros mismos para pensar en la necesidad de avanzar en una integración caribeña que llegue a ser latinoamericana, y que sea efectiva y real, frente a las amenazas del ALCA, así como también en la reivindicación de lo identitario, y de lo raigal de nuestras culturas... de este modo, la alternativa de la integración latinoamericana, pensada desde hace más de dos siglos se hace nuevamente más que real y necesaria, sin embargo, es sabido que este proceso exige de varios agentes y no es sencillo. La integración no es asunto de proponer un esquema. La integración pasa por la gran diversidad que conforma al Caribe...".

El Dr. Andrés Serbín, presidente ejecutivo de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), orador invitado para dictar la Conferencia Magistral "Los estudios del Caribe", exaltó la importancia del evento para lograr el mayor desarrollo institucional, que requiere la consolidación del Caribe como la comunidad que es. El Dr. Serbín hizo además un llamado para trabajar por evitar las "frivolidades" en los estudios e investigaciones sobre una región cuyas complejidades -una vez más- obligan a que el rigor y la excelencia estén presentes en las miradas académicas que se hagan sobre la misma.

Desde mi perspectiva -también compartida con otros colegas podría afirmarse que el evento marcó una diferencia. Baste decir que además de incluir paneles de estudiantes, fue significativa la calidad de los debates en los que aparecieron los temas tradicionales: migración, medio ambiente, seguridad, integración económica, así como los sujetos nuevos que vienen discutiéndose con fuerza: China en el Caribe -panel éste en el que participó el Dr. Víctor López Villafañe, director del Centro de Estudios de América del Norte del ITESM- , sociedad y economía del conocimiento, la diáspora caribeña en Canadá y sus impactos culturales. Durante los cuatro días que sesionó la conferencia estuvieron presentes, en diferentes paneles, personalidades de la talla de Roberto Fernández Retamar, Nancy Morejón, Pablo Armando Fernández, Rogelio Martínez Furé y Alfredo Sosa Bravo.

Llamó la atención que en el programa académico de la conferencia aparecieron prácticamente todos los problemas que confronta nuestra región caribeña, y sin duda fue también un rasgo peculiar de la agenda temática de este evento, la amplia y abarcadora perspectiva de los temas a tratar. Como ya decíamos, los debates tuvieron un verdadero enfoque multi, inter y transdisciplinario, tal y como corresponde a una región tan diversa como es el Gran Caribe, enfoque que además contribuyó decisivamente, en opinión de los participantes, a la relevancia científica de este encuentro académico.

De manera particular se abordaron en las discusiones dos problemáticas, una de ellas obviamente tenía que ser la del medio ambiente, la razón es sencilla y contundente. En el momento del descubrimiento de América por parte de Europa, las islas del Caribe estaban cubiertas de bosques tropicales húmedos y secos, rodeados de arrecifes impecables y protectores. No obstante la historia no ha sido benevolente con esta rica herencia. Una gama compleja de situaciones sociales que evolucionaron desde un legado de agricultura de plantaciones coloniales, la esclavitud, instituciones débiles, y oportunidades económicas limitadas resultaron en que el 90% de la capa forestal original del Caribe se convirtiera en paisajes agrarios y centros urbanos y más del 50% de los arrecifes de coral estuvieron amenazados por la contaminación desde tierra y por un exceso en la actividad de pesca. La combinación de la abundante biodiversidad de las Antillas -en gran parte endémica para la región- y las fuertes amenazas hacen del Caribe una prioridad de conservación a nivel mundial. Por fortuna, sobrevive una representación significativa de los ecosistemas originales, principalmente en las áreas costeras de las Antillas Mayores que están distantes de los asentamientos humanos. En combinación, estas áreas ofrecen oportunidades significativas para salvaguardar esta biodiversidad excepcional, de ahí que los debates en torno al tema fuesen intensos en los cuatro paneles que sobre el medioambiente sesionaron en el evento.

La segunda cuestión, que sin duda aportó singularidad a este evento académico, fue la reunión especial programada con los directivos de programas y centros de estudios sobre el Caribe presentes en la conferencia. Esta reunión de directivos fue exenta de todo formalismo, ya que lo que se pretendía -y sinceramente creo que lo logramos- fue hacer un llamado a la reflexión que nos permita unirnos tanto a quienes estudiamos el Caribe en Cuba, como a quienes lo hacen en el exterior. Esa será la única forma, y repito la única forma, de que como academia podamos colaborar a enfrentar los problemas y retos que confronta nuestra región, buscar una unidad dinámica y flexible, si se quiere pragmática, que nos ayude a fortalecer las capacidades analíticas y educacionales en temas del Caribe, a crear espacios para la creación de redes de investigación y docencia en los estudios sobre los temas caribeños, y a sentar las bases que nos permitan crear un movimiento eficiente de las capacidades de los académicos en materia de aportes concretos a las políticas de desarrollo económico y social en la región. Como resultado de los debates en torno a esta problemática se acordó convocar la I Reunión de Directivos de Centros, Programas, Institutos y Cátedras del Caribe del 5 al 8 de diciembre de 2007 en La Habana, Cuba.

Se realizaron además presentaciones de libros y la conferencia dedicó una sesión vespertina a divulgar el trabajo que Casa de las Américas realiza sobre el Caribe. Se aprovechó para poner a la venta un conjunto de importantes publicaciones que esa institución edita sobre la región, destacándose entre ellos la revista "Anales del Caribe".

En resumen, la conferencia fue una verdadera jornada dedicada al Caribe, de manera especial convocada en homenaje a la figura del recién fallecido Joel James Figarola, habanero por nacimiento, santiaguero por adopción y caribeñista por vocación. Pero, ¿quién era Joel James, por qué la Cátedra le dedicó este evento?

El doctor Pedro Pablo Rodríguez, del Centro de Estudios Martianos, en sus palabras de recordación a Figarola nos decía: " ...él fue el fundador, creador y director de la Casa del Caribe, la institución auspiciadora de los Festivales del Caribe, eventos anuales que tanto han impulsado las investigaciones en torno al espíritu del entorno caribeño. Trabajador infatigable y versátil, Joel James era capaz de escribir un ensayo enjundioso acerca de la historia cubana, mientras trotaba por las montañas orientales, se estremecía con la cultura aportada por los africanos, llevaba al teatro esos saberes y arrastraba con entusiasmo a gente de las hermanas islas cercanas para los Festivales del Caribe. Polemista, contestatario, independiente de juicios, revolucionario siempre y ante todo, enamorado, fuerte con el ron en la calurosa ciudad de Santiago de Cuba, conocedor del alma cubana, Joel dejó una impresionante obra literaria y científica en los terrenos de la historia y de la sociología, en los que demostró cabalmente sus cualidades como narrador, su profunda eticidad, su espiritualidad martiana, y su aprecio por la cultura y la religiosidad popular. Sus libros son indispensables. Conmovió la historiografía al examinar al liderazgo mambí en los inicios republicanos. Entregó un serio examen del vodú y de la significación de la muerte en las religiones afrocubanas... dijo ideas valiosas sobre el Diario de campaña de Martí... publicó cuentos y dos novelas que se deben leer más...".

Hasta aquí esta reseña que creo deja constatado que en La Habana del 5 al 8 de diciembre de 2006 se "repensó el Caribe del Siglo XXI".

 

Información sobre la autora

Milagros Martínez Reinosa. Es Secretaria Ejecutiva de la Cátedra de Estudios del Caribe de la Universidad de La Habana. En 1992 trabajó en la UH como Directora del Centro de Políticas Alternativas (CEAP) especializándose en Procesos Migratorios y Cubanos en el Tercer Mundo. Ha trabajado en Universidades de Colombia, Estados Unidos y México enfocándose a Estudios de Política Exterior Cubana. Es consejera de la Sección Cubana de LASA y miembro de la Asociación de Estudios del Caribe.

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