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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.2 no.4 Monterrey ago./dic. 2006

 

Ex libris

 

¡Vertiginosa América!

 

Anne Fouquet*

 

Levy, B. (2006). American Vertigo. Paris: Edition Grasset**

 

* ITESM, Campus Monterrey. afouquet@itesm.mx

 

Desafío interesante el que se puso el filósofo francés Bernard-Henry Levy al retomar los pasos de Alexis de Tocqueville en América. A 173 años de distancia, el autor emprende un viaje por Estados Unidos de América con el propósito de reflexionar sobre el funcionamiento de esta democracia que Tocqueville descubrió en 1831. Si bien este último se centró en la organización política y el funcionamiento de la naciente democracia norteamericana, Bernard-Henry Levy nos comparte sus impresiones sobre la sociedad norteamericana de hoy. En su compañía cruzamos el país pasando por los lugares que Tocqueville había visitado. Desde el Este al Oeste, de Sur a Norte, el libro nos lleva por el corazón de esta América del siglo XXI que parece, más que nunca, debatirse en las contradicciones de la aplicación de lo que había fascinado a Tocqueville: la igualdad de Condiciones. En su recorrido por Estados Unidos de América, comúnmente denominada América como si fuera el único país sobre este continente, Bernard-Henry Levy va al encuentro de la sociedad por medio de Impresiones y sensaciones que permiten al lector hacerse una idea de los movimientos que recorren la sociedad americana de hoy. De la reflexión política de Tocqueville no se encuentra mucho, tampoco al parecer era el propósito de la revista el Atlantic Monthly cuando invitó al filósofo francés a este viaje.

Estamos a finales de 2004 cuando Bernard-Henry Levy empieza su viaje. Las relaciones entre Francia y Estados Unidos son particularmente tensas desde el rechazo de Francia de apoyar la intervención en Irak. La relación entre los dos países, mezcla de fascinación, envidia y odio, es siempre atractivo desde el exterior. En estos tiempos de crisis se ha debatido sobre la naturaleza del antiamericanismo francés. El libro de B-H. Levy se inserta en este debate, con una novedad importante: la publicación del libro en Estados Unidos meses antes de su publicación en Francia rebasando así las fronteras de un debate nacional para alimentar el diálogo entre los dos países. Del lado americano, el contexto político durante el cual se escribe el libro es igualmente tenso. La campaña electoral para las presidenciales opone a G. Bush, quien va por un segundo periodo, contra el candidato demócrata, Al Gore. La seguridad nacional en el combate al terrorismo y sus desviaciones en cuanto a las libertades individuales; las guerras en Irak y Afganistán y la cuestión de la hegemonía norteamericana; la deuda pública; una economía en receso; las tensiones sociales y la cuestión religiosa son algunas de las temáticas centrales de la campaña electoral. La cuestión de la política interna será abordada por el autor de manera esporádica a través de sus encuentros con algunos personajes líderes de opinión o con el candidato demócrata. Aunque estas dos temáticas: las relaciones bilaterales entre Francia y Estados-Unidos y la campaña presidencial de 2004 no ocupan un lugar central en este viaje, no dejan de aparecer como tela de fondo.

El primer capítulo, consagrado al Este, empieza por la visita a la cárcel de Rike Island, en Nueva York1 , antes de adentrarse en algunas de las ciudades emblemáticas de la historia de Estados Unidos. El peso de la historia está siempre presente en una necesidad casi enfermiza de crear historia, donde lo nuevo se convierte falsamente en historia verdadera. El paseo por el museo de Cooperstown, a la gloria de las tradiciones de los pioneros, donde se exponen trajes del siglo XVII recién hechos es un ejemplo claro de eso. Donde la acción del tiempo es imitada, recreada como estos cojines con hoyos de donde salen pedazos de relleno sintético. Pareciera que "toda la idea fue, no la de conservar, sino la de reconstituir un verdadero-falso y celebrarlo como tal" (B-H Levy, 2006:51). Es la América de hoy, inserta en el dilema entre una interpretación lisa de su historia y la creación de ruinas modernas olvidadas, particularmente en sus ciudades. Bernard-Henry Levy plantea, así, que el sentimiento esencial para la civilidad europea, en el sentido del amor a las ciudades parece ausente. Las ciudades se dejan, se abandonan principalmente sus centros en mano de los olvidados del sueño americano. Los afroamericanos, los latinos y otros emigrantes más recientes llenan estos centros, reconfigurando incesantemente las relaciones sociales en la sociedad norteamericana. El viaje por el Este termina en Des Moines, capital de los Maíz, que se caracterizan por su rechazo categórico a toda forma de modernidad y donde la lectura cotidiana de la Biblia debe guiar la existencia. El autor se cuestiona sobre la naturaleza y la perennidad de esta comunidad que vive alejada de todo, en autarquía económica, que reclama este aislamiento. ¿Son los Maíz una contra sociedad? ¿Son los verdaderos herederos de los pioneros, del Mayflowers? ¿Los testigos mudos de la historia? ¿La conciencia inmóvil de Estados Unidos?

El gran Oeste constituye la segunda parte del viaje. El mítico farwest y su irresuelto encuentro con los indios de Norteamérica. La sociedad multicultural norteamericana aún no parece haber logrado integrar a estos pueblos, llamados first nation o primos nativos en el vecino Canadá, e ignorados, en gran parte, en Estados Unidos. A la pregunta de saber por qué los Indios no construyen un Memorial sobre el modelo de los judíos para celebrar los muertos, las respuestas rinden cuenta de la situación no resuelta: "se construye un Memorial para significar que terminó la guerra; no obstante, la guerra no ha terminado, vean las expropiaciones que siguen, los tratados no respetados, el genocidio que continua; la guerra no ha terminado". Parece que, si bien se ha perdido, el hacha de guerra aún no está enterrada. La otra visión de esta conquista del Oeste, el Monte Rushmore, edificado a la gloria de los padres fundadores de Estados Unidos, parece más compleja que el símbolo que representa. Así, aprendemos que la escultura monumental fue hecha sobre tierras expoliadas a los indios por un escultor ex miembro del Ku Klux Klan. El viaje en tierras indias prosigue con el encuentro con varios líderes políticos e intelectuales, miembros de la comunidad india, completando, así, el retrato de esta población con la cual la sociedad americana rechaza confrontarse por su invisibilidad.

La tercera parte del viaje, se traslada a la costa Oeste, de cara al lejano oriente. Es el otro perfil de América, el lado liberal, vanguardista. Al norte, Seattle, descrita por Levy como una metrópoli postamericana por la dinámica demográfica, económica y cultural que se vive. Microsoft y sus jóvenes ingenieros provenientes de todo el mundo, reinventan una cierta cultura laboral, inventan "la lengua y la sociabilidad de mañana"; Boeing, la principal compañía constructora de aviones en el Mundo. La presencia asiática muy fuerte y un aire europeo que enamoró a nuestro viajero. Bajando hacia el sur, San Francisco, de donde partieron las revoluciones izquierdistas y los movimientos libertarios de la década de los 60, donde se formaron los movimientos gays. Hoy, el movimiento alternativo de moda es la red ciudadana "MoveOne.org", fundado en 1999, en el corazón del affaire Lewinsky. Los fundadores Jaon Blades y su esposo Wes Boyd se cansan de los argumentos conservadores del procurador Kenneth Starr para destituir al presidente Bill Clinton y lanzan el lema "Censured and Move One". Censuran al presidente B. Clinton por su pecado y que el país siga adelante. Para B-H. Levy, auto-encarnación actual del intelectual a la francesa, este encuentro con la izquierda norteamericana es un choque. En lugar de defender el punto de vista que la sexualidad de un presidente releva del dominio privado, los ultra demócratas reconocen que el pecado venal debe ser condenado, retomando así, a su cuenta, el argumento central de los conservadores. "Moralismo... puritanismo.... Confusión de los reinos, que una democracia digna de este nombre separa, de la política y de la ética... Voluntad de pureza... Rigorismo y transparencia erigidos en imperativos categóricos". (B-H. Levy, 2006:143). El viaje por la costa oeste pasa por Los Ángeles, la ciudad sin centro, sin límites, invisible y sin lugar para ser abrazada de una sola mirada. Una ciudad ilegible, inteligible a los ojos de la vieja Europa para quien las ciudades son parte de su propia historia, donde la historia se lee en las calles, en los monumentos que las componen. Este recorrido por la costa del Pacífico termina en la frontera con México. El lector mexicano se quedará ciertamente desilusionado con esta parte del viaje, donde la cuestión de la migración mexicana se limita a una descripción del cruce de la frontera.

La cuarta parte del viaje que se adentra por el desierto de Arizona, de Las vegas a Tempe, nos lleva a la superposición de sociedades getthoizadas que parecen no verse entre sí. Del sexo omnipresente en Las Vegas, pero sin nunca rebasar los límites del puritanismo, a los revisionistas creacionistas que rechazan las tesis de Darwin sobre la evolución del hombre y enseñan a sus hijos una teología de la historia de las especies, demostrando que su evolución responde a un plan inteligente, orquestado. Los mormones de Salt Lake City, mezcla de profetismo y de prosaísmo que se pusieron la tarea de archivar los nombres de todos los humanos vivos y que han vivido sobre el planeta tierra: "un día, será toda la historia de la humanidad, desde Adán y Eva que será puesta en ficha y a la disposición de los vivos". Las ciudades residencias, reservadas a las personas mayores, donde los niños y adolescentes sólo pueden entrar con invitación. La segregación del espacio público abre el debate sobre sus límites: con qué criterio se cierran ciudades, se prohíben entradas.

El Sur, de Texas a Little Rock. El alto en Dallas da pie a una revisión del misterio Kennedy, no el de saber si Oswald actuó solo o no, si los castristas o la mafia, o la propia CIA, comandaron el asesinato. No se trata del misterio de la persistencia del mito Kennedy, a pesar de todas las informaciones disponibles que han destruido parte del mito. B-H. Levy se interroga sobre lo que queda de un mito al que ya no se cree y que, sin embargo, sigue existiendo. Apoyándose en una analogía de la Grecia antigua y su creencia en sus mitos, el autor concluye que "los Kennedy, no son como se dice a veces, el equivalente a una familia real norteamericana (...). Son la parte trágica de un pueblo que pensaba haber hecho la economía de la tragedia: son los grecos de los Americanos" (B-H. Levy, 2006:239). Del asesinato de Kennedy, lógicamente, pasamos a la cuestión de las armas en Estados Unidos, donde tener un arma es un derecho civil. Ferias de armas, reivindicaciones de la potente National Rifle Association para defender el derecho a armarse. Estar en el Sur de Estados Unidos, es inevitablemente hablar de la guerra de secesión, de la esclavitud, de la situación de los afroamericanos. Atlanta será el pretexto del autor para restituir la contradicción que se vive en el Sur. La ciudad de Martin Luther King, cuyo alcalde es negro, donde la mayoría de la clase política también. Atlanta, calificada de "vitrina de la de-segregación tranquila", pero donde la fachada feliz podría esconder "un enorme hoyo de la memoria" de la época de la esclavitud.

Las últimas partes del viaje llevan al autor de Miami a Washington, pasando por Pittsburg. La parada en la base militar de la marina, en Norfolk, lo deja con una pregunta en cuanto a la libertad con la cual la marina le abrió las puertas de la base para enseñarle las proezas tecnológicas del arsenal militar: submarinos equipados de 12 ojivas nucleares con potencia mil veces superior a lo de Hiroshima, torpillas con captores magnéticos y otras armas sofisticadas. ¿Cuál es la razón de esta operación de puerta abierta que ningún ejército europeo jamás haría? ¿La democracia americana, su gusto para la transparencia constitutiva de su ethos o más sencillamente una demostración de la fuerza, de la potencia militar de Estados Unidos? En el trayecto hasta Washington y en la capital misma, B-H. Levy sostiene varios encuentros con personalidades de la vida política norteamericana de ambos dos lados. A la derecha, tiene encuentros con algunos de los intelectuales del ala más conservadora: el primero de ellos es Richard Perle, investigador del American Entreprise Institute y ex presidente del Defense Policy Board del Pentágono, quien fue uno de los arquitectos de la invasión a Irak; seguido de Bill Kristol, periodista y editorialista de la corriente neoconservadora, ferviente defensor de un reforzamiento de la presencia Norteamericana en Medio Oriente. Para terminar los encuentros con los conservadores, la discusión con el filósofo Francis Fukuyama, autor del polémico texto: "El fin de la historia y el último hombre"2, deja a nuestro filósofo francés con una reflexión sobre lo que denominan las dos derechas. Para completar la visión del escenario político norteamericano, B-H. Levy se adentra en el mundo de la izquierda en busca del "Nuevo demócrata", entrevistándose con miembros del sindicato AFL-CIO, militantes y cuadros del partido Demócrata. La discusión con Warren Beatty, el actor implicado, pero no dispuesto a transformase en el Schwarzenegger de izquierda. Sale de este viaje decepcionado con la Izquierda norteamericana, que parece buscarse a sí misma, encerrada en debates internos, y aparentemente incapaz de renovarse frente a la máquina conservadora.

Un epílogo alrededor de la formulación de tres preguntas concluye el libro: ¿Qué es un americano? O cómo se construye la identidad norteamericana entre sus diferentes héroes, sus múltiples referentes: de los padres fundadores de la democracia, del pasado aniquilado de los indios, de los grupos religiosos, de las diferentes comunidades étnicas, sexuales o generacionales. ¿Cuál es la relación entre la ideología americana y la cuestión del terrorismo? O cómo los Estados unidos viven esta nueva situación de fragilidad, de vulnerabilidad y cómo influye sobre su manera de pensarse a sí mismo. La tercera reflexión se centra sobre la imagen de violencia y de fundamentalismo religioso o ideológico que proyecta Estados-Unidos. B-H. Levy rechaza esta visión simplista revisando cada uno de los males con los cuales se asocia la potencia mundial, fundamentalismo, neo conservadurismo e imperialismo, con base en una argumentación filosófica de la complejidad en contra de la simplicidad reductora.

De la comparación con la obra de A. de Tocqueville, no deja mucho que decir. Parece que solo el pretexto inicial del viaje por el país y algunas visitas a las cárceles norteamericanas son los puentes que unen las dos obras. B-H. Levy se interesa a la vida política desde la lógica de los partidos, mientras que A de Tocqueville buscaba analizar los mecanismos fundamentales de un sistema político llamado democracia. En conclusión, el viaje de B-H. Levy es seductor; el lector se deja llevar por las sensaciones e impresiones del autor sobre América. El tono de la obra, evidentemente filosófico, carece, en algunos temas, de profundidad. Sin embargo, la pertinencia de algunas reflexiones y la seductora cultura europea del autor invitan a la reflexión sobre esta nación que no deja de fascinar en su complejidad aparentemente tan simple.

 

Notas

** Versión en inglés: Levy, B. (2005). American Vertigo: Traveling America in the Footsteps of Tocqueville, traducido por Mendel, C., New-York: Random House.         [ Links ]

1 La justificación inicial del viaje de A. de Tocqueville era el de realizar un estudio sobre el sistema penitenciario norteamericano. Como recién abogado, Tocqueville encontró en el estudio del sistema penitenciario, un tema que le permitirá financiar su viaje de estudio por parte del Ministerio del Interior.

2 El fin de la historia es una teoría filosófica muy controversial que postula el fin de toda forma de historia. Francis Fukuyama relanza esta hipótesis, interpretando el fin de las dictaduras en Grecia, España o en América Latina y la caída de la Unión Soviética como signos de que la democracia y el liberalismo ya ganaron y, por lo tanto, las razones de la guerra desaparecerían. Al igual, la teoría del choque de las Civilizaciones, presentada un poco más tarde por Samuel Huntington, será muy debatidas. Los críticos oponen las guerras del Golfo y de Kosovo como contra argumentos a estas teorías, además de insistir en que la teoría del fin de las ideologías que nutre la del fin de la historia tiene, de por sí, un fuerte contenido ideológico.

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