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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.1 no.2 Monterrey ago./dic. 2005

 

Communitas

 

El Congreso de la ISA: una instancia para la reflexión sobre el panorama teórico en las Relaciones Internacionales

 

Orietta Perni*

 

46vo. Congreso de la International Studies Association, Honolulu, Hawai, Marzo 2005

 

* ITESM, Campus Monterrey. Correo: onetta@itesm.mx

 

La International Studies Association (ISA) ha celebrado el pasado marzo, en Honolulu (Hawai), su 46avo. congreso anual bajo el título 'Dynamics of the World Politics. Capacity, Preferences and Leadership'. ISA fue fundada en 1959 y actualmente representa a ochenta países con más de tres mil miembros. Se divide en cinco sub-unidades geográficas (regions)1 y se compone de veintidós sub-unidades temáticas (sections)2, presentándose como la más influyente y reconocida asociación en la disciplina.

Uno de los logros de ISA es reunir cada año lo más representativo de las Relaciones Internacionales como disciplina; sin embargo, no ha estado ni está exenta de críticas respecto a su papel que quisiera fuera doble: organización profesional de un país y al mismo tiempo asociación internacional de la disciplina3. La polémica no es nueva y se enmarca alrededor de la preponderancia de los académicos estadounidenses en esta área de estudios. Stanley Hoffmann ha hablado de unas oportunidades institucionales que han permitido a los Estados Unidos destacarse y que no se han dado en ninguna otra parte del mundo. En primer lugar, el vínculo entre los académicos y el gobierno, vínculo que se manifiesta en un intercambio de roles y competencias entre los dos sectores (es decir que habrá profesores que trabajan en el gobierno y servidores públicos de alto nivel que imparten clases). En segundo lugar, la existencia de fundaciones 'generosas' que permiten mantener conectados los pasillos del poder con las aulas para así contribuir al acercamiento productivo de los intereses de gobierno con la investigación de la comunidad académica. Finalmente, y estrictamente relacionado con la consideración anterior, esto significa que las universidades son capaces de responder a las demandas del gobierno a través de una producción intelectual innovadora y especializada (Smith, 2000: 393).

Entre los reflejos más directos de las ideas que acabamos de exponer está la abrumadora presencia de académicos de universidades estadounidenses en los principales journals (publicaciones académicas especializadas) de la disciplina. El idioma inglés es, obviamente, el vehículo de comunicación más utilizado, dando lugar a un condominio intelectual anglo-americano que, al ser exactos, acaba siendo dominado por la academia estadounidense. La presencia masiva en el papel significa poder establecer la agenda de trabajo de la disciplina misma fijando los temas, las teorías y los debates que se consideran relevantes y dejando a un lado los que quedan afuera de este esquema.

Después del llamado 'tercer debate' o 'debate interparadigmático' de los años setenta y ochenta, que no acabó con el dominio del paradigma estadocéntrico frente al paradigma globalista, la disciplina ha entrado en una nueva fase que algunos llaman 'cuarto debate'. Éste se caracteriza por el regreso a consideraciones metateóricas y por concentrarse en cuestiones ontológicas y epistemológicas propias de la teoría social. Los contendientes de este debate son las teorías racionalistas (también consideradas como mainstream) y las teorías reflectivistas.

La impresión que se tiene y que alimenta las dudas acerca de la posibilidad de considerar a ISA la asociación internacional de la disciplina, es que en la academia estadounidense prevalece el mainstream que comprende el neorrealismo y el neo-liberalismo como teorías dominantes. Frente al peso que los neorrealistas otorgan a la seguridad y al poder, los autores neoliberales destacan la importancia de los procesos de cooperación, en la explicación de los cuales desempeñan un papel fundamental las ideas y no sólo factores materiales como la distribución del poder. En los últimos años, el esfuerzo de acercamiento de las posiciones de esas dos tradiciones teóricas ha sido notable. Neorrealistas y neoliberales han descubierto más puntos en común que divergencias, sobre todo, al verse obligados a responder al 'ataque' de los enfoques antirracionalistas. Ambas corrientes actualmente comparten el mismo programa de investigación abriendo, así, las puertas a un diálogo más que a un enfrentamiento irreconciliable. Sin embargo, no ha habido una fusión entre los dos enfoques, lo que quiere decir que persisten las diferencias acerca de cómo ambos intentan explicar la realidad internacional. El diálogo ha tenido dos focos temáticos principales. Uno, acerca de la discusión de la teoría neorrealista de Kenneth Waltz y otro, más importante, acerca de la posibilidad de las instituciones internacionales de mitigar los efectos de la anarquía.

La serie de enfoques que se contrapone a la anterior es la llamada 'disidencia' que tiene como objetivo, en la mayoría de los casos, llevar a cabo una 'reestructuración' de las Relaciones Internacionales4. Robert Keohane como presidente de ISA, en el año 1988, fue el primero en identificar esta nueva fractura. En un lado situó las teorías racionalistas, las que consideran posible juzgar objetivamente los comportamientos, es decir, realismo/neorrealismo y liberalismo/neoliberalismo. En el otro, situó las teorías que llamó 'reflectivistas' (con una ontología idealista y holista y una epistemología pospositivista). Los autores reflectivistas, según Keohane, tenían en común: su desconfianza frente a los modelos científicos para el estudio de la política mundial; una metodología basada en la interpretación histórica y textual y la insistencia en la importancia de la reflexión humana sobre la naturaleza de las instituciones y sobre el carácter de la política mundial. Sin embargo, y pese a su interés, los enfoques reflectivistas se consideraban marginales en la disciplina y necesitados de unos programas de investigación empíricos concretos que aclararan las cuestiones centrales de la política mundial.

En el ámbito de ISA, los reflectivistas tienen aún poco espacio y, en muchas ocasiones, son representados por académicos no estadounidenses casi para confirmar que es una minoría la que está interesada en estos nuevos enfoques. Probablemente, éste es un indicio de que una disciplina no puede verse totalmente reflejada en una asociación que no incluye a todos los enfoques teóricos. Además, otras asociaciones regionales, como la British International Studies Association o la sección de Relaciones Internacionales del European Consortium for Political Research, se presentan como válidas alternativas o, por lo menos, como otros escenarios posibles para el avance de la disciplina y no están dispuestas a ceder frente a ISA, no obstante los vínculos de cooperación existentes.

El programa de más de trescientas páginas del último congreso de ISA no desmiente las ideas que hemos intentado expresar en las líneas anteriores. Lo que llama la atención es la variedad de temas que bien hacen referencia a la 'dinámica' citada en el título del mismo. Las Relaciones Internacionales parecen estar en efervescencia y, aparentemente, hay espacio para todas las temáticas internacionales. Lo que queremos subrayar es que la variedad temática no siempre corresponde a una variedad de enfoques teóricos.

Una de las fortalezas de la disciplina es poder ofrecer un panorama actualizado de lo que es importante investigar y analizar a nivel mundial. Sería probablemente una paradoja que una agenda de investigación tan joven se quedara anclada en el pasado, es decir, en los primeros esfuerzos de conceptualización que se hicieron alrededor de la guerra, la paz y las relaciones entre países. Sin embargo, el avance sustancial tendría que estar en el uso de nuevos enfoques para analizar una realidad internacional tan cambiante. Si estamos viviendo fenómenos y coyunturas cada vez más complejos o también imprevisibles, tenemos que tener nuevos instrumentos para analizarlos. Probablemente, el mainstream no presenta todas las herramientas necesarias para entender los nuevos desarrollos.

Este mismo esfuerzo abarca las más variadas temáticas; sin embargo, esto podría interpretarse también como una debilidad de la disciplina, ya que nuestro mayor problema es de definición y de identidad; una variedad tan grande en los temas abordados, probablemente, no ayuda a que nos veamos y a que los demás nos vean como una disciplina madura, con instrumentos de análisis apropiados y con aportaciones realmente significativas. Obviamente, esto no significa renegar nuestros orígenes (es decir, la ciencia política y el derecho internacional que nos han precedido en el análisis de la realidad mundial) sino incorporar los aspectos más relevantes de las mismas para elaborar algo nuevo.

Regresando al polifacético congreso de ISA, un simple vistazo a su programa es ilustrativo del panorama actual de la disciplina. Llaman la atención algunos temas de reciente incorporación al debate internacional como el medio ambiente (conflictos ambientales, manejo de recursos naturales, el Protocolo de Kioto, desarrollo sostenible), la ética (guerra justa, biopolítica, justicia internacional, derechos humanos, intervención internacional) y los estudios de género (ciudadanía, sexo y género en los conflictos, liderazgo). Otros temas de actualidad como la economía política internacional (globalización, desarrollo económico y mercados, política comercial, ayuda exterior, inversión extranjera, empresas multinacionales) y los estudios de seguridad (amenazas y nuevos actores, OTAN y seguridad europea, conflictos y negociaciones, armas nucleares, terrorismo). Y finalmente, los temas clásicos como la organización internacional (regionalismo europeo y asiático, resolución de conflictos, reconstrucción, cooperación, regímenes internacionales, actores no-estatales), el análisis de política exterior (factores domésticos, papel de los presidentes y primeros ministros, burocracia, medios de comunicación, análisis del discurso, decision-making) y el derecho internacional (asuntos humanitarios, justicia y responsabilidad, conflictos comerciales, cumplimiento y efectividad). Sin duda, es difícil establecer categorías bien definidas ya que la transversalidad es uno de los elementos clave de nuestro esfuerzo analítico.

La actualidad obviamente domina la agenda de trabajo. La guerra de Irak aparece como la cuestión principal que se analiza desde múltiples puntos de vista y de allí se amplían las reflexiones hacia la legitimidad del conflicto y las consecuencias del mismo, implicando así la ética y la economía política internacional, además de la seguridad global y regional. Otra gran reflexión es la que se realiza en torno a la emergencia de China como nueva (o renovada) presencia en el escenario internacional. Desde la política a la economía, pasando por los temas medioambientales y el desarrollo regional, China es analizada en todas las facetas posibles. En sentido más amplio, Asia es el continente que interesa estudiar, ya que aparte de China, también las dos Coreas, Japón, India y, por supuesto, Oriente Medio, son objetos de análisis. Europa queda en segundo plan y, en efecto, los paneles que le conciernen son muy pocos. La integración europea sigue interesando como experimento in fieri y con posibilidad de ser exportado a otras realidades regionales; la reciente ampliación hacia el este también produce debate por los desafíos que entraña, sin embargo, no hay una atención igualable a la que se demuestra hacia el continente asiático. Los otros continentes quedan decididamente en el olvido: menos de 5 paneles se dedican a África y a Latinoamérica y sólo de manera esporádica estas áreas aparecen como casos de estudio en otras temáticas (los países asiáticos son mucho más usados como ejemplos).

Concluyendo, podemos decir que, sin duda, ISA es la vitrina más importante de las Relaciones Internacionales, como disciplina, por la variedad de temas abarcados y por su consolidado prestigio a lo largo de casi cincuenta años. Sin embargo, en este caso, la variedad temática no corresponde a la variedad de enfoques que hoy en día existen en esta área de estudio. La presencia tan importante de la academia estadounidense todavía está lejos de ser equilibrada por otras 'tradiciones' de análisis ya que, además de la aún necesaria definición de programas de investigación innovadores, sigue habiendo un gran número de investigadores de los países emergentes que se preparan en las universidades de los Estados Unidos, perpetuando así la visión del mainstream.

Lo que auspiciamos, de aquí en adelante, es que se dé una mayor visibilidad de los nuevos enfoques que, sin duda, merecen la pena ser incluidos en este espacio anual de reflexión para demostrar así una verdadera madurez de la disciplina. La próxima cita es en marzo 2006 en la ciudad de San Diego, Estados Unidos.

 

Notas

1 Canada, Midwest, Northeast, South y West (http://www.isanet.org/handbook/regionsa.html)

2 Active Learning in International Affairs (ALIAS), Comparative Interdisciplinary Studies (CISS), Diplomatic Studies (DPLST), English School (EngSS), Environmental Studies (ESS), Ethnicity, Nationalism, and Migration Studies (ENMISA), Feminist Theory and Gender Studies (FTGS), Foreign Policy Analysis (FPA), Global Development Studies (GDS), Intelligence Studies (ISS), International Communication (ICOMM), International Education (EDUC), International Ethics (ETHICS), International Law (ILAW), International Organization (IO), International Political Economy (IPE), International Political Sociology (IPS), International Security Studies (ISSS), Peace Studies (PEACE), Post Communist States in International Relations (POSTCOMM), Scientific Study of International Processes (SSIP), Women's Caucus (WICS). (http://www.isanet.org/sections.html)

3 Véase al respecto Steve Smith (2000). "The discipline of international relations: still an American social science?" en British Journal of Politics and International Relations, (2) 3, 374-402 (en especial, las páginas 394-395).         [ Links ]

4 Hacemos referencia a la teoría crítica, la teoría feminista y el posmodernismo. No obstante quiera ser el puente de unión entre las dos grandes tendencias teóricas, el constructivismo de Alexander Wendt también puede ser considerado de alguna manera 'disidente' ya que su punto de partida es una crítica al neorrealismo y se inscribe en una ontología y epistemología 'reflectivista'.

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