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Latinoamérica. Revista de estudios Latinoamericanos
versión On-line ISSN 2448-6914versión impresa ISSN 1665-8574
Latinoamérica no.55 Ciudad de México dic. 2012
Reseñas
Silvia Limón Olvera, Las cuevas y el mito de origen. Los casos inca y mexica
Martha Ilia Nájera C.*
2ª ed., México, CIALC-UNAM, 2009, 179 pp.
*Centro de Estudios Mayas Instituto de Investigaciones Filológicas-UNAM
Este libro busca aproximarse a la comprensión del significado de los mitos de origen que tuvieron los mexicas y los incas, dos pueblos originarios de América, uno de Mesoamérica, y el otro del área andina; su elección se basa en que sendas culturas se desarrollaron en los últimos años del periodo pre-hispánico, fueron hegemónicas y se consideraron a sí mismas, como pueblos elegidos por los dioses, cuyos antepasados provenían directamente de la tierra madre y surgieron precisamente por las cuevas. Acontecimiento que emplearon para manifestar su supremacía sobre otros pueblos.
La obra parte con una reflexión sobre una serie de elementos teóricos sobre el significado del mito, con lo cual brinda al lector las herramientas necesarias para abordar el tema. Reúne material de diferentes autores, como Godelier, Levy Strauss, López Austin, Eliade, que no obstante provienen de ideologías diferentes, y que logra amalgamar para ofrecer un panorama completo de este fenómeno. Por ejemplo, discute el papel del mito dentro del pensamiento y la cultura de la humanidad, que a decir de la autora, es una forma de conocimiento y explicación del mundo, la naturaleza y el hombre; los mitos, agrega Limón, tienen una lógica interna que explican el origen y el funcionamiento no sólo del cosmos y de todos sus componentes, sino también el principio de la humanidad. Gracias a su análisis, el investigador puede acercarse a comprender una sociedad desde diferentes aspectos, pero principalmente su religión. El mito es una forma particular de aprehender y explicar el mundo por lo tanto contiene la sabiduría de un pueblo y su manera particular de interpretar la realidad natural y social, la cual se expresa como un mundo sagrado. Es preciso, recomienda, no olvidar la realidad social de la que surgen para no descontextualizar y caer en un reduccionismo.
Luego pasa a caracterizarlo y definirlo, labor difícil dada la multitud de aproximaciones que existen sobre el tema. Considera al mito, siguiendo a Godelier, como una representación ilusoria de la realidad, que se refiere a seres y acontecimientos sobrehumanos o bien a fenómenos naturales que están influidos por fuerzas superiores personificadas dotadas de atributos humanos. Si bien no comparto el término "ilusorio" empleado por Godelier para calificar el mito, porque puede dar lugar a ciertas confusiones (de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia, ilusorio significa "engañoso, irreal, ficticio" o bien "de ningún valor o efecto, nulo"), quizá el problema provenga de la traducción del francés al español. Más adelante aborda los escenarios propios en los que se desarrolla un mito que de hecho es mundo previo al que conocemos; alude a las variaciones que una misma historia sagrada puede tener en una sociedad, punto que será fundamental en su desarrollo posterior. Hace hincapié en las modificaciones que un mito puede sufrir, de acuerdo con los cambios en la comunidad donde se desarrolló, porque éstos tienen la capacidad de adaptarse a las nuevas circunstancias, incorporar nuevos elementos y transformar o desechar los que ya no funcionan para lograr persistir; por ello, no obstante la aparente rigidez de un mito, éste es flexible respondiendo a las necesidades de un pueblo, conceptos que más adelante ejemplificará.
Los mitos, concluye, ayudan a explicar cuestiones fundamentales sobre la existencia humana, como es el propio origen, el porqué de la muerte y de la vida, porqué surge el Sol cada mañana. Es una forma más de conocer la realidad y de comprenderla.
La autora analiza otros conceptos vinculados con el mito como lo sobrenatural o sobrehumano, términos con los que se designan los actores del mito, aquéllos que crean y controlan la naturaleza y sus múltiples manifestaciones, dioses, potencias o fuerzas sagradas, que se conciben con atributos sobrehumanos, pero a fin de cuentas, con características humanas. Más adelante aborda los símbolos el lenguaje propio del mito, a los que con acierto califica como plurivalentes y que remiten a diversos aspectos de la realidad. Entre los símbolos fundamentales que analiza se encuentran las cuevas y las montañas, éstas últimas consideradas como lugares de residencia de dioses y de otros seres sagrados, a su vez concebidos como depósitos de agua; en tanto que las cuevas, si bien podrían percibirse como recintos peligrosos por albergar fuerzas sobrenaturales, eran precisamente un umbral al inframundo, aquel espacio habitado por los difuntos, o bien por las diosas madres, eran además un gran reservorio de semillas. En resumen, la muerte, pero también el potencial de la vida se resguardaban en esos espacios sagrados.
Si se estudia el mito, no es posible obviar el rito, otro aspecto crucial en la religión, pues es éste quien le puede otorgar sentido, el rito es a su vez quien lleva a la escena al mito, lo actualiza; no obstante, la autora nos aclara que no siempre sucede así, y sendos fenómenos pueden ser manifestaciones independientes. El ritual permite al hombre volver a introducirse en el tiempo mítico, el tiempo de los orígenes, el que propiamente relata el mito. Limón incluye entre los conceptos teóricos que analiza, la relación entre el mito y la historia y, como buena historiadora, en pocos párrafos marca las diferencias entre el concepto o similitudes que los antiguos pueblos americanos tenían sobre la historia, a la que se concebía como la sucesión de hechos irrepetibles e irreversibles, en la que a su vez se incluye el registro del tiempo mítico. Como se observa la obra brinda una serie de conceptos fundamentales para cualquier estudioso de las religiones.
La autora, aplica a lo largo de su obra, el método comparativo lo cual resulta pertinente porque existe una similitud entre los fenómenos comparados y sus contextos socioculturales. Elige los mitos de origen de dos pueblos que en sus respectivas áreas son hegemónicos, comparten ciertas similitudes y paralelismos, sufren un desarrollo paralelo, lo cual nos demuestra con gran detenimiento, describe formas de vida paralelas, como es el practicar una agricultura de temporal, habitar en regiones geográficas con características similares, desde luego incluye la existencia de montañas y cuevas. Sus formas de vida influyeron en conceptos ideológicos como la religión y en general en la manera en que interpretaron su mundo. En el siglo XVI agrega, se encontraban en la transición de una sociedad de tipo gentilicio, con grupos sociales diferenciados; por otro lado, discute la posibilidad de que pudieron tener un origen común durante el poblamiento de América, y compartir una misma cultura que con posterioridad cada una adquirió sus características propias. Por ello encuentra similitudes, y paralelismos de gran interés, no obstante, nunca deja de mostrar también las diferencias.
Uno de los mayores valores de esta obra es la cantidad de fuentes históricas que analiza sobre un mismo mito y su buen manejo, tanto sobre los incas pero en especial sobre los mexicas; cada autor ofrece su propia versión, los datos varían, se contradicen o complementan y Limón logró estructurarlos de tal forma, que proporciona al lector el relato de un complejo mito con un sentido coherente, no sin señalar siempre estas diferencias. Si bien para cualquier estudioso de las culturas indígenas es difícil acercarse a la mitología de una civilización, investigar comparativamente dos culturas de diferentes áreas culturales, Mesoamérica y el área andina, resulta aún más arduo. Sobre todo porque que la autora no sólo examina los mitos, sino también se aboca al análisis de la organización sociopolítica y a su desarrollo en la historia, porque considera con acierto que la vida política se fundamentaba en la religión y viceversa.
Grosso modo las dos mitologías podrían resumirse como dos pueblos migrantes en busca de la tierra prometida, protegidos y guiados por deidades solares; los pueblos considerados a sí mismos como elegidos, se gestan al interior de la gran madre tierra, surgen a través de las cuevas e inician una peregrinación hasta encontrar, por diversas señales, el lugar definido por su deidad para establecerse: los incas en Cuzco y los mexicas en la cuenca de México, fundando Tenochtitlan. Desde que parten de su lugar de origen inician la conquista de diferentes pueblos, pero sus victorias se incrementan después de la fundación de su ciudad, hasta que llegan a convertirse en pueblos hegemónicos siempre protegidos por el Sol, ya sea Viracocha o Huitzilopochtli. Desde luego, el texto está repleto de pormenores, análisis de deidades, de símbolos, aves como formas de manifestación de los dioses, descripción de diversos establecimientos previos, señales divinas, complicaciones que encuentran en su trayecto y que invitan al lector a realizar una lectura amena.
Limón alude a cuestiones clave, como preguntarse si las narraciones sobre el origen de incas y mexicas siguen un modelo que comparten diferentes pueblos y que se modifican de acuerdo con su situación como pueblos dominantes, o bien formaban parte de tradiciones más antiguas, anteriores a su establecimiento y las fueron particularizando para justificar su rápido ascenso al poder y lograr ser aceptados por los grupos vecinos. En cualquier caso, se trata de mitos arquetípicos que se mudan según el momento histórico y la circunstancia en la que se presenten.
El hecho de que sendos grupos hayan iniciado sus peregrinaciones por indicaciones de su deidad patrona y con la promesa de una mejor vida y un gran poderío, cuando no se trataba más que de dos pequeños grupos insignificantes, no pueden ser sino elaboraciones posteriores de su origen, al evidenciar su principio sobrenatural para erigirse como pueblos hegemónicos que debían cumplir un legado divino. La justificación de los incas era civilizatoria sobre un régimen impuesto por ellos, en tanto que la misión de los mexicas era la guerra, el dominio y la captura de cautivos para ofrendar a las deidades con lo que se instauran como responsables del equilibrio del cosmos.
Por todo ello, Limón considera que ésta es una de las formas de la creación mítica, es decir cuando el mito tiene como base un acontecimiento histórico; no obstante agrega un hecho social que se puede adecuar a un esquema preestablecido, en este caso el mito, y los sucesos se interpretan y se reelaboran al darles un sentido que responde a los intereses de un grupo. Las dos civilizaciones adaptaron el mito sobre el origen de los pueblos en el útero de la gran madre tierra y su posterior re-nacimiento como pueblos elegidos por las cuevas, a sus circunstancias de pueblos expansionistas y a su nueva situación política.
El texto va más allá del análisis de los mitos porque la autora estudia con cuidado y reflexiona sobre los momentos más significativos de los gobernantes y las reformas políticas y sociales efectuadas por sendos pueblos que los llevaron a convertirse en estados dominantes, cuyas repercusiones influyeron en su ideología religiosa, pues es en este momento cuando tiene lugar la creación de sus historias de origen. Con ello brinda además, un panorama muy completo del momento histórico en el que los relatos sagrados, sobre la génesis de los dos pueblos se conforman.
El libro asimismo, invita a realizar un estudio con otros mitos de origen de pueblos mesoamericanos, porque de hecho lo que la autora ofrece no es sólo un estudio exhaustivo y comparativo de los mitos de origen de dos pueblos hegemónicos, sino establece un modelo de cómo se realiza un análisis en el que se resaltan las analogías y divergencias entre mitos, sin perder nunca de vista a las sociedades y a la organización de la que surgen.
La nueva edición de Las cuevas y el mito de origen. Los casos inca y mexica tiene además la virtud de que actualiza e incorpora una serie de datos, que enriquecen la edición anterior y la convierten en una obra novedosa para los estudiosos de las religiones en general, pero en especial para aquellos que se dedican a investigar las culturas mesoamericanas y andinas.