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Signos históricos

versión impresa ISSN 1665-4420

Sig. his vol.15 no.30 México jul./dic. 2013

 

Artículos

 

National Geographic y el México de la revolución (1910-1920)*

 

National Geographic and Revolutionary Mexico (1910-1920)

 

Laura Muñoz**

 

Instituto Mora** lmunoz@mora.edu.mx.

 

Recepción: 26/04/12
Aceptación: 07/08/12

 

Resumen

En este se artículo se destaca la forma en que la revista National Geographic difundió la imagen de México durante la Revolución mexicana. Sostengo que la revista mantuvo la representación de México que había construido en sus páginas durante los años anteriores como un país pintoresco, rico en recursos y de gran potencial para el desarrollo económico. Esta visión se contrapuso a la corriente imperante en las publicaciones de Estados Unidos de esa época, en las que México se identificaba como un país inestable y de mucha violencia. Asimismo, se hace referencia al tema de la autoría de las fotografías publicadas en esa época y a las estrategias utilizadas para atribuirlas a ciertos fotógrafos.

Palabras clave: National Geographic, México, Revolución mexicana, fotografía, representación.

 

Abstract

This article studies the image of Mexico disseminated by the National Geographic review during the period of the Mexican Revolution. It argues that along this period the magazine reiterated the representation of Mexico constructed previously as a picturesque country, rich in resources, and with great economic potential. This image differed from the predominant visions of Mexico in most publications in the United States, in which Mexico was regarded as an unstable and violent country. Also, the authorship of the photographs published at that time is pointed out, as well as the strategies used to attribute them to certain photographers.

Key words: National Geographic, Mexico, Mexican Revolution, photography, representation.

 

En años recientes se ha puesto mayor atención al estudio de las fotografías realizadas durante el periodo de la Revolución mexicana. Ahora se sabe, por ejemplo, que Agustín Víctor Casasola no fue el único "fotógrafo de la revolución",1 y que a los corresponsales extranjeros que cubrieron las primeras batallas, se incorporó un grupo de mexicanos, fotógrafos profesionales, el cual se repartió entre las distintas facciones acompañándolas en sus recorridos.2 También se ha afirmado que, en general, la imagen difundida de México en el extranjero, principalmente en la prensa de Estados Unidos, daba cuenta de un país en el que imperaban la violencia y la inestabilidad.3 Esta última idea llama la atención si pensamos en la revista National Geographic, la cual durante esos años declaraba como su objetivo primordial la difusión del conocimiento geográfico,4 al tiempo que se ocupaba de publicar largos artículos, profusamente ilustrados, acerca del país al otro lado de su frontera sur. El contenido de esos textos y la gran cantidad de fotografías que incluían mostraron un México diferente al que imperaba en la mayor parte de la prensa internacional. ¿Qué tipo de información se proporcionaba en sus páginas acerca del país? ¿Qué interesaba a los editores de aquella revista dar a conocer? ¿Qué estrategias fueron utilizadas para transmitir a los lectores determinadas imágenes? Propongo a continuación algunas respuestas.

 

México, El país vecino

Mientras en México, en los años que siguieron a la caída de Porfirio Díaz, distintas facciones armadas se enfrentaban, la revista National Geographic vio crecer en Estados Unidos el número de suscriptores y con ello su distribución.5 De acuerdo con lo que se dice en el número de mayo de 1914, los editores de la revista recibían una "gran demanda de información sobre México".6 En respuesta a ello, entre agosto de 1910 y octubre de 1919 aparecieron 22 artículos distribuidos en unos cuantos números. En esos artículos, con 379 fotografías y más de 500 páginas, National Geographic ofreció a sus lectores en Estados Unidos una versión de México y los mexicanos. Se trataba de una interpretación que escogía preservar la imagen difundida previamente,7 en la que nuestro país era presentado como poseedor de variadas riquezas y con un gran potencial económico, pero, sobre todo, es la imagen de un país de contrastes entre lo moderno y lo antiguo, entre los distintos sectores sociales, entre los diversos grupos económicos, entre los diferentes climas y paisajes. Esta idea subyace en la narración de los textos y en la de las fotografías, aunque en estas últimas, como se reconoce en el número de diciembre de 1910, se privilegia el deseo de exponer "lo menos cercano" (para los estadounidenses), las escenas que muestran el atraso, "las reliquias del pasado".8

Los mexicanos que aparecen en las fotografías son gente humilde y trabajadora, en su mayoría, habitantes del campo captados en su entorno. Cuando la imagen se ubica en las ciudades, se trata casi siempre de vendedores de productos artesanales. Curiosamente, el discurso que insiste en destacar el contraste como característica sobresaliente no recurre a mostrar a otros sectores sociales, ni lo moderno de algunas ciudades, sin exceptuar la capital. Ésta aparece como un escenario para enmarcar a esos habitantes pintorescos que ocupan el primer plano, arreando burros cargados de productos o que transitan por las calles. Los hombres llevan sombrero, su posesión más valorada; las mujeres portan rebozo. En cuanto a las imágenes femeninas, las que seducen a los fotógrafos —por su singular belleza y joyería— son las llamativas tehuanas, ejemplo de exotismo. En aproximadamente 400 fotografías publicadas a lo largo de una década no encontré retratos de ningún miembro de la élite económica, ni de la política o la intelectual.

 

Los artículos

Los títulos de los artículos indican el propósito de cada uno. Una rápida ojeada del lector es suficiente para saber que México es, en primer lugar, depósito de recursos naturales y tierra de maravillas del mundo antiguo. De ahí que, en correspondencia, en los textos se detallen las características del territorio nacional y de lo que se puede encontrar en él (desiertos, haciendas, jardines divididos por canales de agua), o se enfatice en los distintivos de cada sitio arqueológico (las tallas en piedra, la raza olvidada de la misteriosa Chichén Itzá, el lustre del México antiguo).

Los textos, de gran extensión, están dedicados casi siempre a un tema particular. En todos ellos se manifiesta la fascinación de los viajeros y de los fotógrafos ante el país y su gente, la riqueza del territorio, la variedad de los productos agrícolas y minerales, la diversidad de especies de aves, de climas y de vegetación (los cactus son particularmente atrayentes), la posesión de áreas estratégicas para la comunicación (como el Istmo de Tehuantepec), las posibilidades de desarrollo comercial y agrícola, la tierra fértil. Se advierte también en ellos la admiración que producen los espectaculares vestigios arqueológicos, huellas de culturas avanzadas y atractivo para los turistas. Al respecto, fotografías a página completa permiten observar, en primer plano, basamentos piramidales, estelas, restos de edificaciones en Mitla, Teotihuacán o Xochicalco.

Se insiste en que México es el país vecino, y de acuerdo con los adjetivos repetidos hasta el cansancio, es una nación interesante, con tesoros maravillosos y de paisajes fantásticos o pintorescos. Es romántico y misterioso, pero no todo lo que se dice expresa enamoramiento. Los pies de foto son el espacio utilizado para hacer comentarios de distinta índole, muchas veces insidiosos, como el que acompaña a una imagen publicada en el número de julio de 1916, con el título "Casa en el campo cerca de Córdoba". En ella aparecen, en primer plano, cuatro personajes, dos adultos y dos menores, de los que se dice son una familia campesina, y como buena parte de la población en México poseen muy pocas cosas. La leyenda afirma: "los bueyes bien alimentados de las haciendas no se sentirían orgullosos de que los hambrientos peones sean considerados sus iguales".9 ¿Qué se quiere evidenciar? ¿A qué responde ese comentario?

Los indios de México, se lee en las páginas de National Geographic, no se preocupan por el pasado, el presente o el futuro, sino por "comer cuando pueden, tomar cuando quieren y disfrutar cuando les conviene".10 Y son una especie de genios en el arte de usar las cosas que provee la naturaleza, como construir un puente sin otra herramienta que un machete, un vagón sin un clavo o un desarmador, "no necesitan regresar a la naturaleza, siempre han estado ahí".11 Es decir, en un estado sin desarrollo.

En algunos casos, encontramos en los pies de foto comentarios de admiración. Por ejemplo, para los tarahumaras. En la parte inferior de una imagen sin autor (que generalmente ha sido atribuida a C. B. Waite), donde un grupo de tarahumaras posan para el fotógrafo, mirando a la cámara, se elogia tanto a hombres como a mujeres por su resistencia física y su capacidad para correr.12 De manera admirativa, también se habla, en otro pie de foto, del volumen de producción de plata que hizo de México uno de los países que más contribuyó a la producción mundial. En contraste, una vista de La Luz —un poblado minero cerca de Guanajuato— muestra de manera innegable su pobreza.13 En otros textos al pie —las famosas legends de National Geographic— se percibe la nostalgia por Porfirio Díaz, bajo cuya administración el país tenía calma y estaba en vías de progreso,14 o se hace referencia a la ultramoderna Ciudad de México, en la cual se podía pasar del siglo XVI al XX al cruzar una calle. Esto último es lo que dice el pie de foto que acompaña a la fotografía del edificio central de correos, la única que permite atisbar la modernidad de México de la que se habla con frecuencia en los artículos.15

Es decir, los pies de foto —de diversa extensión— contribuyen a subrayar lo que se quiere mostrar con determinadas imágenes. Pocos mencionan el nombre del lugar de la imagen, si acaso brindan una descripción escueta de lo que el lector ve en ella, pero en la mayoría de los casos no proporcionan ninguna información acerca de la ubicación de lo registrado en la fotografía. Encontramos acotaciones que complementan la información de los artículos, pero que sirven sobre todo para subrayar palabras clave que orientan la lectura, para comentar —a veces de manera tendenciosa— algún tema, para contar ficciones o para ofrecer algún dato histórico o explicación muy elemental.

 

Los autores

Entre los autores de los artículos se encuentran antiguos representantes consulares de Estados Unidos en México (como Edward H. Thompson, cónsul en Mérida, o Frederick Simpich, cónsul en Tampico), ingenieros vinculados con compañías mineras (Walter W. Bradley) o a institutos de investigación científica (John Birkinbine), visitantes estadounidenses que recorrían las haciendas adquiridas por compañías de connacionales (es el caso de J. E. Kirkwood), ornitólogos del Museo de Historia Natural (Frank M. Chapman), y funcionarios del Departamento de Agricultura (E. W. Nelson) o de Geología (N. Darton) del país vecino, lo que nos da un indicio acerca del círculo al que pertenece la dirección de la revista y los intereses que representa, o comparte, aun cuando sea de manera velada.

Sin embargo, aunque resulta relativamente fácil identificar a los autores de los textos, tratándose de los fotógrafos no es tan sencillo. Como es sabido, en esos años y desde finales del siglo XIX, no faltaron fotógrafos, reporteros, comerciantes, viajeros particulares, es decir, una legión de estadounidenses que se desplazaron por el territorio nacional, de norte a sur, del Golfo al Pacífico, haciendo levantamientos e inventarios de lo que podía verse en él.16 Sus instantáneas muestran un recorrido por un país rico, poco poblado y agradable tanto para turistas ávidos de conocer lugares diferentes como para inversionistas en busca de áreas atractivas para sus capitales. Entre lo producido por esa avalancha de viajeros con cámara, la revista ha encontrado y escogido el material para publicar.

La selección de las fotografías hecha por los editores de National Geographic parece obedecer, en principio, al deseo de ilustrar los textos utilizando las imágenes que tenían a la mano y que habían sido obtenidas mediante regalos o por compra, pues en esa época la revista no contaba todavía con el equipo de fotógrafos que tuvo después.17 Por ello, varias de las incluidas en un artículo podían estar o estaban relacionadas con el tema del mismo, pero otras mostraban lugares distantes o sin relación con el contenido del texto. Por ejemplo, en un artículo sobre Xochimilco, al lado de las imágenes sobre la zona encontramos fotografías de Morelia, Tlalpujahua, Chapala, Pátzcuaro, y otras más en las que no se identifica el lugar.

¿A quién se atribuyen las fotografías publicadas en los artículos examinados? Una gran cantidad carece de crédito y las que lo llevan no siempre son de la persona cuyo nombre aparece. Entre los nombres que podemos identificar hay algunos fotógrafos que ya eran famosos en la época, como James H. Hare, Jimmy Hare, que había seguido la guerra hispanoamericana y había estado en dos ocasiones en México. De él se publica una toma aérea del puerto de Veracruz, hecha probablemente durante la intervención estadounidense a ese puerto, aunque fue publicada en el número de julio de 1916 —por cierto, el texto del pie de foto no hace ninguna referencia a ese acontecimiento—. Debajo de varias fotografías encontramos los nombres de John H. Hall, Frank H. Probert, Capt. D. H. Scott, Rusell Hastings, C. M. Tozzer, Franklin Adams, por citar algunos, así como los de tres mujeres: Helen Olsson-Seffer, Harriet Chalmers y Janet M. Cummings (queda pendiente un estudio particular sobre esos fotógrafos).

Para los propósitos de este artículo basta con saber que los fotógrafos podían ser viajeros particulares o funcionarios del gobierno estadounidense, miembros de su ejército o de compañías como Underwood and Underwood o Galloway. Todos reprodujeron escenas pintorescas, paisajes rurales, retratos de pobladores de diversos puntos de la República mexicana, de trabajadores realizando sus faenas. También propagaron imágenes emblemáticas de la arquitectura antigua: por ejemplo, las de Mitla describen construcciones, ubican edificios y destacan la habilidad de sus constructores; en Teotihuacán muestran "la estructura más colosal"; Chichen Itzá aparece con profusión de imágenes que ocupan toda la página y en los pies de foto destacan las decoraciones en bajorrelieve y los majestuosos edificios; las de Xochicalco evidencian el trabajo de gente cuya identidad se ha perdido. Al impacto causado por cada una de ellas contribuyó la manera en que National Geographic las publicó, desplegándolas a página entera en la mayoría de los casos y distribuyéndolas en diversos artículos, de tal suerte que un conjunto de fotografías dedicadas a un tema particular, por ejemplo, Xochimilco, o sobre otros como los volcanes de México, no sólo están en el artículo específico, sino que aparecen en otros; así, el lector tiene la oportunidad de ver una y otra vez las imágenes que, a fuerza de repetirse, dicen cómo es México.18

 

Las fotografías

En las fotografías —la mayoría de gran tamaño— además de las vistas rurales, bucólicas e idílicas, y de los paisajes imponentes, tomados desde cierta altura —a veces sin gente, pero siempre dejando al descubierto la fertilidad de los suelos y los diversos cultivos agrícolas— predominan los personajes típicos por su atuendo y oficio. Éstos ya eran conocidos por haberse difundido en las revistas ilustradas publicadas después de la década de 1830, producto del trabajo de artistas mexicanos, cuya labor había quedado registrada en libros como Los mexicanos pintados por sí mismos o, posteriormente, en México y sus alrededores.19 Fueron retomados por los fotógrafos extranjeros que visitaron o vivieron en México en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, quienes se encargaron de multiplicar las imágenes y distribuirlas a través de postales, en las que —a diferencia de las litografías que les sirvieron de modelo— acentuaron los rasgos de pobreza y desaliño de muchos de los tipos mexicanos que popularizaron. Gran parte de esas postales fueron mercadeadas por la Sonora News Company, y sin duda, podemos afirmar que National Geographic, con su creciente circulación, al publicar esas imágenes contribuyó a difundirlas de manera significativa.

De hecho, muchas de las fotografías que aparecen en la revista son reproducciones de esas postales que se vendían en México. No sólo se usaban imágenes que copiaban los mismos encuadres, los motivos y las composiciones, sino que las mismas postales —a veces sin ningún cambio y otras con algún recorte— ilustraban los artículos. Esto me lleva a preguntarme acerca de a quién se reconoce como autor de las fotografías publicadas en las páginas de National Geographic, pues esas reproducciones (varias han sido atribuidas a C. B. Waite o son de Hugo Brehme, por ejemplo) aparecen sin firma, o con una nota de que provienen de algún colaborador asiduo de la revista como Harriet Chalmers o Russell Hastings, en cuyo caso, en el extremo inferior derecho de la fotografía se señala la procedencia de manera vaga, utilizando from en lugar de by, con lo que no se sabe con certeza si la foto es de la autoría de la persona cuyo nombre aparece consignado o si fue proporcionada por ella.

Entre las imágenes que van acompañadas de la nota from se encuentran las que llevan el nombre de Alberto L. Godoy, las cuales al parecer son de Hugo Brehme. Por ejemplo, la imagen 1, la cual aparece reproducida sin los elementos que la identifican como tal y con el título "A mexican hat store", que aparece en la página 645 del número correspondiente a mayo de 1914.20

En otros casos, en los que la imagen aparece con la nota by Alberto L. Godoy, como la titulada "An old mexican Highway", página 621 del número de junio de 1914, son atribuidas también a Brehme. Esa imagen, del camino a Pachuca, la encontramos identificada como original del autor alemán y reproducida ca. 1920 en el libro Hugo Brehme y la Revolución mexicana.21 Esta fecha aproximada es incorrecta (desliz que se repite en ese libro al fechar otras imágenes), pues para 1920 tenía seis años que había sido publicada en la revista.

En cuanto al uso del by por National Geographic, el ejemplo citado aquí prueba que no es garantía de que la fotografía sea de la persona que la revista señala. En los años revisados, National Geographic puso el crédito sólo a una fotografía de las que publicó de Brehme —al igual que en el caso de las que han sido atribuidas a Waite—. Se trata de una del número de octubre de 1919, página 328, en la que podemos ver, en primer plano, a siete individuos de la guardia rural, o rurales, como eran conocidos durante el gobierno de Porfirio Díaz, como puede verse en la imagen 2,22 probablemente de una serie con la que aparece a continuación.

Un ejemplo más donde el uso de by no significa autoría es el de la imagen 3, que apareció como by Harriet Chalmers, en el número de julio de 1916, página 75, y que también se encuentra en el fondo atribuido a Waite en la Colección Rene D'Harnoncourt.23

Asimismo, se da el caso de imágenes que aparecen atribuidas a un fotógrafo, las cuales vuelven a aparecer en otro artículo posterior sin ningún nombre, como si fueran anónimas. Por ejemplo, una foto en la cual se observa una pelea de gallos aparece en la página 1036 del número de diciembre de 1910 como from Harriet Chalmers, pero cuando la misma imagen se reproduce en julio de 1916, página 24, ya no lleva firma. Ésta en particular se encuentra atribuida a C. B. Waite en la colección fotográfica Rene D'Harnoncourt de la Biblioteca Nettie Lee Benson de la Universidad de Texas.24

En otros casos, las imágenes eran modificadas para ser publicadas nuevamente. Por ejemplo, en 1910, página 1044, la fotografía de una vendedora de canastas, from Harriet Chalmers, ocupa casi un cuarto de página. La misma vendedora aparece sin ningún recorte en julio de 1916, como "A walking wicker store in Mexico", desplegada en toda la página y como anónima.25

En diciembre de 1910, en un artículo dedicado a la zona estratégica de Tehuantepec, "el puente del comercio mundial", aparecen, según el pie de foto, unas canoas en aquel lugar con la leyenda "photo from Russell Hastings Millward". El desconocimiento de México permitía fácilmente confundir los lugares, pues en realidad se trata de unas canoas en el lago de Pátzcuaro.26 En cuanto al autor de la fotografía, Francisco Montellano en su trabajo sobre C. B. Waite se la atribuye a este personaje. No fue esa, por cierto, la única imagen que publicó la revista de las atribuidas a Waite —aunque sólo una le fue acreditada (sobre el cacao de Tabasco, publicada en diciembre de 1910)—. Entre otras imágenes, en el número de julio de 1916, página 65, se encuentra la foto titulada "Cerro de la silla. Monterrey", la que Montellano también incluye en el trabajo citado de Waite. En la revista aparece casi con el mismo título. La diferencia radica en que se añade la palabra México y no se menciona al autor.

Hace falta un estudio más amplio que rebase las páginas de la revista para saber quiénes son los autores de las fotografías publicadas en National Geographic. Pero incluso en ellas, los créditos registrados deben examinarse con cuidado, sobre todo si comparamos las mismas imágenes cuando aparecen en otras publicaciones, donde son atribuidas a diferentes autores. Por ejemplo, en el número de julio de 1916, página 58, hay una fotografía que también aparece en el libro México: fotografía y revolución. En National Geographic el copyright es de International Film Service, y en el libro se atribuye a Otis Aultman.27

En cuanto a los temas de las fotografías, ya se ha dicho cuáles son los dominantes. Falta añadir que algunos asuntos que no se mencionan en los textos de los artículos están abordados en las imágenes, como la deportación de indios yaquis, los festejos del Centenario de la Independencia de México, el levantamiento de Pascual Orozco o la expedición punitiva que perseguía a Villa. La particularidad es que, si bien esos temas aparecen en las imágenes, éstas se incluyen en números cuya publicación fue posterior al momento en el que ocurrieron los hechos. Las fotografías del traslado de yaquis a la península yucateca —"debido a los continuos disturbios de [esos] indios"— se publicaron en diciembre de 1910, las del desfile con motivo de las fiestas del Centenario, en mayo de 1911, una que muestra a las tropas de Orozco aparece en 1914. Es decir, se publican mucho después de los acontecimientos. En cambio, en julio de 1916, National Geographic incluyó fotografías que muestran al ejército estadounidense en la expedición punitiva, apenas cuatro meses después de iniciada.

 

El centenario

Si en los años examinados se percibe una cierta nostalgia por el régimen de Porfirio Díaz, ¿por qué no se dedica mayor atención a la celebración del Centenario de la Independencia de México? No obstante la propaganda generada en torno a dicha celebración que coronaba el esfuerzo de progreso del régimen, solamente pueden encontrarse nueve fotografías relativas a ese acontecimiento, publicadas ocho meses después. Las tres primeras muestran a un grupo de cadetes en uniforme de gala.28 Son diferentes tomas de alumnos de la escuela militar, "el West Point de México".29 Un nutrido público en ambas aceras de una calle observa el desfile de la caballería de ese colegio en una de esas fotografías que ocupa toda la página. En las siguientes, más pequeñas, los cadetes se ven formando vallas en diferentes puntos de la ciudad. El pie de foto indica que la fama de estos "que defendieron el Castillo de Chapultepec del ejército americano es histórica".30 Una de esas fotografías la encontramos en el fondo de postales que tiene el acervo de la Universidad de Ciudad Juárez.

Varias páginas más adelante, el lector se encuentra con otras fotografías alusivas al desfile. La mayoría son de gran tamaño; en ellas, varios personajes representan a los antiguos mexicanos portando atuendos vistosos y tocados de plumas. Según los pies de foto, esos individuos eran "descendientes de aquellos a quienes representaban", es decir, Cuitlahuac "el hermano menor de Moctezuma", doña Marina y sus damas, Cacama, "rey de Texcoco", y sacerdotes de "los guerreros mexicanos". Bajo la última de las imágenes se afirma que los vestuarios y accesorios fueron hechos "lo más cerca posible de aquellos usados cuatrocientos años antes". En los textos de los artículos no hay ninguna referencia a dicha celebración. ¿Por qué se escogieron éstas?, ¿de cuántas?, ¿quién las proporcionó? Sólo se sabe que fueron acreditadas al autor del artículo, John Birkinbine, un ingeniero de minas.

Imágenes 6 y 7

 

México en armas

En cuanto a las imágenes referentes a la lucha armada, son muy pocas y sin ninguna explicación de por qué fueron elegidas esas en particular. Quizá las que menos interrogantes suscitan son las referentes a la expedición estadounidense para capturar a Villa. La imagen que encabeza las fotos que tocan de alguna manera el tema de la guerra fue acreditada a Altman [sic] y Dorman,31 publicada en mayo de 1914, que muestra parte de las tropas de Pascual orozco. El pie de foto informa de esto y añade un comentario donde alude que lo más "conspicuo de la población masculina mexicana es su sombrero", comentario que desvía totalmente la atención del lector, el cual podría fijarse en el grupo de rebeldes y las posibles causas de su movimiento, para observar en realidad cómo van vestidos.

A continuación, la mirada del lector se encuentra con un "típico revolucionario". Se trata de una imagen atribuida a Shirley C. Hulse —un ingeniero estadounidense radicado en México—, en la que aparece un jinete —con sombrero y cananas— posando para la cámara. El pie de foto informa que fue tomada a petición del retratado en términos "que no dejaban duda de lo que quería". A juzgar por la imagen, no lo pidió de manera agresiva o atemorizante, pues el jinete, que mira de frente a la cámara, se ve tranquilo y aunque va cargado de balas, no porta ningún arma. Con la mano izquierda sujeta la rienda, mientras apoya la derecha en la silla de montar. Hulse, quien en 1913 trabajaba en el Pearson Construction Camp, en Boquilla, Chihuahua, es reconocido como autor de varias fotografías publicadas en la revista. En otra de ellas aparecen, en primer plano, dos soldaderas viendo a la cámara, la cual las capta caminando al lado de los soldados federales a los que acompañan.32 Portan sombrero, van con el rebozo amarrado, cargando probablemente a sus hijos, y llevan sus pertenencias en bultos y canastas. Esta fotografía seguramente era de algún fotógrafo mexicano, de los que acompañaban a las fuerzas federales.

En el mismo número de 1914 hay un par de fotografías, sin autor, donde se muestra primero una campana (usada por el general Manuel Chao en Parral, Chihuahua, en 1913 según se comenta en la parte inferior) y, en la siguiente, un cañón. La leyenda al pie de la segunda fotografía informa que ese cañón (llamado "El Padre") fue construido con el material de la campana. Es decir, no hay ningún comentario ni en favor ni en contra de lo que ocurre en México. No hay ninguna opinión, ni información adicional. Tampoco la encontrará el lector en el texto del artículo.33

De igual manera, dos años después, sin relación con el tema del artículo titulado "The treasure chest of mercurial Mexico" (julio de 1916), se incluyen varias imágenes en las cuales se alude a la persecución a Villa tras su incursión al territorio de Estados Unidos. Así, se pueden encontrar dos fotos del capitán D. H. Scott, del ejército estadounidense, que muestran a las tropas de ese ejército acampando al sur de Columbus. Los pies de foto describen el paisaje donde se asientan los campamentos; los textos aluden a las condiciones en que viven temporalmente los soldados, y se incluye también una instantánea de la compañía Underwood and Underwood en la que se ve un tren con tropas mexicanas. La composición de la imagen está dividida por la vía del tren en dos partes, a la izquierda están las tropas estadounidenses esperando al borde de la vía; a la derecha, el vagón del tren, estacionado en otra vía, tiene su techo cubierto por tropas mexicanas a la espera de algo. La leyenda que acompaña la fotografía es interesante pues, en pocas líneas, expresa la evolución de las relaciones entre Estados Unidos y México. Se aclara que fue tomada en los días anteriores a la demanda mexicana de que el ejército estadounidense evacuara el territorio nacional, cuando la palabra todavía era "amigo" entre soldados de México y Estados Unidos, a diferencia de las que después fueron populares: "gringo" y "greaser" (véase imagen 9).34

Una segunda fotografía —que refuerza la impresión de que éstas forman parte de una serie— se encuentra en el siguiente artículo, "The Venice of Mexico", dedicado a Xochimilco.35 En ésta aparece en primer plano el tren, en otra sección, con el techo cubierto por tropas mexicanas, pero, a diferencia de la primera fotografía —con personajes predominantemente masculinos— en ésta sobresalen varias mujeres, algunas viendo a la cámara. El texto del pie de foto afirma que en todos los campamentos se encontraba siempre "una sección para que las mujeres y los niños vivieran". En este artículo, firmado por Walter Hough, encontramos una tercera fotografía del capitán Scott y tres más de Underwood and Underwood, con escenas de militares estadounidenses en distintos momentos de la expedición punitiva. Finalmente, y sobre el mismo tema, hay una imagen atribuida a la International Film Service, en la que la columna de soldados pertenecientes a la expedición se extiende desde el primer plano hasta perderse tras un cerro.36 Y como en las del capt. Scott, lo que se destaca es el carácter del territorio desértico inhóspito, estéril. En ninguno de los pies de foto se dice nunca cuál fue el objetivo de la expedición ni su infructuoso resultado. Por el contrario, se reconoce el buen trabajo de las fuerzas armadas estadounidenses en el suministro de bienes para apoyar la movilización.

En suma, si quisiéramos identificar en las páginas de la revista National Geographic el tema central de las imágenes relativas a la guerra desatada en México, sin duda podríamos decir que, en conjunto y por su número, sería la expedición punitiva, no la lucha de las facciones.

Por esos años no se publicaron en National Geographic fotografías de Madero o de Villa, tampoco de Carranza o de Zapata. Este último ni siquiera es mencionado en algún lugar, y la única referencia a Carranza la encontramos en un pie de foto donde se aclara que en la fotografía —atribuida a International New Service— se ven peones retratados en Saltillo, afuera del palacio de gobierno, mientras esperan dinero de los representantes del jefe constitucionalista.37

 

La mirada de National Geographic

En octubre de 1919 se publicó otro artículo acerca de México, "Una tierra mexicana de Canaan", en éste se indicaba a los lectores que México seguía siendo una tierra pródiga. En el texto —con un tono de esperanza de que México volvería al cauce que haría posible su progreso— se habla de las extraordinarias riquezas de la costa occidental del país, repitiendo el esquema presente en todos los artículos anteriores, que remite a realizar un recorrido por parte del territorio nacional, para mostrar un inventario de productos, tierras y población.

El conjunto de artículos, fotografías y pies de fotos, enmarcados por los títulos escogidos muestran cómo la revista National Geographic mantuvo su mirada en los tesoros de México, propagando una imagen de tranquilidad apenas alterada por algunos acontecimientos violentos, como si éstos fueran aislados y no llegaran a causar realmente inestabilidad. La imagen que prevalece es la de un país que se hubiera detenido en el tiempo, en el periodo previo a la revolución. En los textos no se habla de la lucha, en las fotografías escasamente se muestran elementos que remiten a pensar en ella, por lo que no cambia la percepción previa que se tenía de México ni su representación en National Geographic.

En el pie de foto de la penúltima fotografía del conjunto analizado, se reconoce que el orden se ha quebrantado. La imagen, identificada como de Hugo Brehme, es la del grupo de guardias rurales a la que ya he hecho referencia. La leyenda dice: "México, sinónimo de desorden en los meses recientes, bajo Porfirio Díaz tuvo una de las más eficientes organizaciones de policía estatal del mundo —los guardias rurales— que hicieron la república completamente segura para el viajero".38 ¿En los meses recientes? México estaba cerca de cumplir una década en armas, pero National Geographic se había esmerado en no mostrarlo. Para los editores estadounidenses de la revista, México era el país vecino, por cierto, un país con una enorme frontera con Estados Unidos. ¿Sería esa la razón primordial para querer mostrarlo como pacífico y rico en recursos?

 

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Notas

* Una versión breve de este trabajo fue preparada para la revista Bicentenario, que publica el Instituto Mora, véase "México y los mexicanos en las páginas del National Geographic (1910-1919)", en Bicentenario, el ayery hoy de México, vol.5, núm.17, 2012, pp. 40-45.

1 Véase Eduardo Ancira, "Fotógrafos de la luz aprisionada. Asociación de Fotógrafos de la Prensa Metropolitana de la Ciudad de México, octubre-diciembre de 1911", en Fernando Aguayo y Lourdes Roca, Imágenes e investigación social, México, Instituto Mora, 2005, pp. 334-353.

2 Entre otros, Miguel Ángel Berumen et al., México: fotografía y revolución, México, Lunwerg/Fundación Televisa, 2009; John Mraz, Fotografiar la Revolución mexicana. Compromisos e iconos, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2010.

3 Véase John Britton, Revolution and Ideology. Images of the Mexican Revolution in the United States, Lexington, University of Kentucky, 1995; Miguel Ángel Berumen et al., op. cit., 2010, p. 39. También en el libro editado por Berumen, el texto de Marion Gautreau revisa ("La Revolución mexicana a los ojos del mundo. Diferentes perspectivas en la prensa ilustrada", en Miguel Ángel Berumen et al., op. cit., 2009), en particular, las características de la imagen difundida en Europa. El trabajo en proceso de Juan Manuel Aurrecoechea (véase [http:www.gf.org/fellows/16651-juan-manuel-aurrecoechea-hernandez]), apoyado con una beca Guggenheim, recupera esa visión del México violento en la prensa estadounidense.

4 Courtland Dixon Barnes Bryan, The National Geographic Society: 100 Years of Adventure andDiscovery, Nueva York, H. N. Abrams, 1997, y "One hundred years increasing and diffusing geographic knowledge", en National Geographic, vol. 173, núm. 1, enero, 1988, pp. 1-43.

5 De acuerdo con cifras proporcionadas por Robert M. Poole, National Geographictenía 84 000 suscriptores en 1911 y ocho años después, en 1919, alrededor de un millón. Robert M. Poole, Explorers House. National Geographic and the World itMade, Nueva York, Penguin Books, 2006, pp. 94 y 129.

6 Nota publicada entre dos artículos, National Geographic Magazine, vol. XXV, núm. 5, mayo, 1914, p. 584.

7 Por ejemplo, en el artículo de N. H. Darton, "The treasure house of the world", en National Geographic Magazine, vol. XVIII, núm. 8, agosto, 1907, pp. 493-519.

8 Walter W. Bradley, "Some mexican transportation scenes", en National Geographic Magazine, vol. xxi, núm. 12, diciembre, p. 985.

9 William H. Prescott, "The luster of ancient Mexico", en National Geographic Magazine, vol. XXX, num. 1, julio, 1916, p. 7. Se trata de un articulo a partir del trabajo The History of the Conquest of Mexico, de W. H. Prescott.

10 National Geographic Magazine, vol. XXV, num. 6, junio, 1914, p. 639.

11 Walter Hough, "The Venice of Mexico", en National Geographic Magazine, vol. XXX, num. 1, julio, 1916, p. 78.

12 Ibid., p. 5.

13 Frank H. Probert, "The treasure chest of mercurial Mexico", en National Geographic, vol. XXX, num. 1, julio, 1916, p. 38.

14 Frederick Simpich, "A Mexican land of Canaan", en National Geographic Magazine, vol. XXXVI, num. 4, octubre, 1919, p. 328.

15 William Joseph Showalter, "Mexico and Mexicans", en National Geographic Magazine, vol. XXV, núm. 5, mayo, 1914, p. 486.

16 Véase el interesante trabajo de John Mraz, Looking for México, Modern Visual Culture and National Identity, Durham, Duke University Press, 2009, para ahondar en la labor de esos viajeros y la construcción de una identidad.

17 El laboratorio fotográfico de National Geographic empezó en 1915, cuando se incorporó Charles Martin, un antiguo capitán del ejército de Estados Unidos que era famoso por las fotografías que había tomado en Filipinas. Robert M. Poole, op. cit,, 2006, y Courtland Dixon Barnes Bryan, op. cit., 1997.

18 Acerca de la manera en que opera la revista para desplegar sus discursos, véase el trabajo de Catherine A. Lutz y Jane L. Collins, ReadingNational Geographic, Chicago, The University of Chicago Press, 1993.

19 Véanse Juan de Dios et al., Los mexicanos pintados por sí mismos, México, Imprenta de M. Murguía, 1884; Casimiro Castro et al., México y sus alrededores: colección de documentos, trajes y paisajes, México, Establecimiento Litográfico de Decaen, 1855 y 1856.

20 Véase Arturo Guevara Escobar, quien ha estudiado el trabajo de ese fotógrafo. La imagen también fue reproducida en [http://fotografosdelarevolucion.blogspot.com/], consultado el 4 de marzo de 2012.

21 Claudia Cabrera Luna et al. (eds.), Hugo Brehmeyla Revolución mexicana/und die Mexikanische Revolution, México, Carbón4/ Deutscher Akademischer Austausch Dienst/Sistema Nacional de Fototecas-Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2009.

22 Es la imagen 1305937 entre las que aparecen de Brehme en [www.nationalgeographicstock.com], consultado el 16 de abril de 2012. Podría formar parte de una serie con la 001435629 de la Colección mexicana de tarjetas postales antiguas de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, [bivir.uacj.mx/postales/] aunque ahí aparece como "Rurales (#1435629) Militares: imagen en la que se ve a un grupo de rurales formados fuera de un edificio. México: J. G. Hatton [19—]-color; 9x14 cm., álbum 20, hoja 26 y tarjeta 4", es decir, como si fuera de Hatton.

23 El tema de la atribución a Waite lleva a otro problema porque es sabido que este personaje reunía fotografías de diversos autores y las distribuía después sin el crédito correspondiente. La imagen utilizada aquí fue reproducida del fondo C. B. Waite, que resguarda el Archivo General de la Nación, en la Ciudad de México.

24 Imagen Waite1160. [http://www.lib.utexas.edu/taro/utlac/00016/lac-00016.html], consultado el 12 de marzo de 2012. Lo que no lleva a resolver quién es el autor, pues es sabido que Waite reunía imágenes de diversos fotógrafos y al reproducirlas no consignaba los créditos correspondientes.

25 Imagen 001397159 en la Colección mexicana de tarjetas postales antiguas de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez [bivir.uacj.mx/postales/], consultado el 18 de abril de 2012.

26 Imagen 601165, atribuida a Russell Hastings Millward. ¿En este caso el uso del from parecería no querer significar que fue proporcionada por Hastings? Al menos en el archivo de la revista quedó registrada como de ese fotógrafo. [www.nationalgeographicstock.com], consultado el 16 de abril de 2012.

27 Miguel Ángel Berumen etal., op. cit., 2009, pp. 72-73.

28 Estas imágenes se pueden observar en la Colección mexicana de tarjetas postales antiguas de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez [bivir.uacj.mx/postales/], consultado el 18 de abril de 2012.

29 John Birkinbine, "Our neighbor, Mexico", en National Geographic Magazine, vol. XXII, núm. 5, mayo, 1911, p. 476.

30 Ibid., p. 477.

31 Imagen 603020 en [www.nationalgeographicstock.com], registrada todavía como Altman and Dorman. Como se sabe, Otis Aultman, fotógrafo de El Paso Texas, se había asociado por esas fechas a Robert Dorman.

32 Probablemente estas imágenes fueron tomadas por alguno de los fotógrafos mexicanos, véase John Mraz, op. cit., 2009. En este libro se reproducen otras fotografías que han sido atribuidas a Waite o a Winfield Scott y que también aparecieron en National Geographicsin autor.

33 W. J. Showalter, op. cit, 1914, pp. 471-493.

34 Imagen 001406711 en Colección mexicana de tarjetas postales antiguas de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez [bivir.uacj.mx/postales/].

35 Walter Hough, op. cit., 1916, pp. 69-88.

36 Ésta es la imagen que aparece en el libro de Miguel Ángel Berumen (op. cit., 2009) desplegada en las páginas 72 y 73, atribuida a Aultman.

37 Frank H. Probert, op. cit., 1916, p. 48.

38 Frederick Simpich, op. cit., 1919, p. 330.

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