ANTECEDENTES
La Comisión de Determinantes de la Salud (CDS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su informe del año 2008, describieron tres criterios para mejorar la calidad de la salud: 1) mejorar las condiciones de vida, 2) pugnar contra la distribución no equitativa del dinero y los recursos, y 3) medir la magnitud del problema, analizarlo y evaluar los efectos de las intervenciones.1 Se sabe que mientras se genere desarrollo social, la salud de la población mejorará de forma proporcional.2
De acuerdo con el INEGI, la tasa de analfabetismo disminuyó de 9.5 a 5% en el lapso 2000-2015. Un mayor porcentaje de la población ha completado el nivel de educación básica, aumentando de 91.3 a 96.2% en el año 2000 y 2015, respectivamente.3
Con el comienzo de la vida sexual se inicia, también, el riesgo de embarazos e infecciones sexualmente transmisibles. Conforme transcurre el tiempo, se observa que el inicio de vida sexual es cada vez más temprano en México; el estudio de Gayet4 comparó los resultados de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) de 2009 y la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSN) de 2012 y observó un aumento exponencial de las personas que iniciaban su vida sexual antes de los 20 años.4 Según la ENSN de 2012, el 31.2% de los sujetos de entre 15 y 19 años había iniciado su vida sexual; al dividirlos por edad se obtuvieron las siguientes cifras: 19.2% a los 16 años, 26.3% a los 17 años, 45.7% a los 18 y 54.8% a los 19 años. En este mismo grupo de edad, 47.8% reportó el uso de condón masculino en la última relación sexual, incluso 80% refirió el conocimiento de su uso.5 La encuesta también describe que 98.6% de las personas de entre 15 y 29 años conoce o ha escuchado hablar de al menos un método anticonceptivo y 94.4% conoce su uso.6
Algunos datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) de 2014, realizada por el INEGI, indican que 44.9% de las adolescentes de entre 15 y 19 años sexualmente activas no utilizaron métodos anticonceptivos en su primera relación sexual. Para el año 2013, el 83.9% de los ingresos y egresos hospitalarios se relacionaron con causas obstétricas en ese mismo grupo de edad, lo que sugiere que por cada mil mujeres, 77 tienen un evento obstétrico; sin embargo, debe considerarse que, de las mujeres menores de 19 años, 30.6% no recibieron atención prenatal.7
Las prácticas de actos sexuales de riesgo predisponen a la infección por enfermedades de transmisión sexual. Según la OMS, más de 1 millón de personas al día se infectan en todo el mundo; no obstante, la mayoría suele no expresar síntomas o los manifiesta en grado leve, por lo que no acuden a consulta.8 En México, las infecciones de transmisión sexual se encuentran entre las 10 primeras causas de morbilidad, lo que representa un problema de salud pública, con promedio estimado de 220,000 casos anuales aún conociendo que esto es un subregistro.9 Existe un aumento en la difusión de información acerca de métodos de planificación familiar y de infecciones de transmisión sexual; sin embargo, la prevalencia de este tipo de enfermedades sigue siendo alta.
Existe una encuesta piloto de hábitos sexuales de riesgo, validada internacionalmente y diseñada en Granada, que fue utilizada en un estudio para valorar las respuestas de los participantes ante los diversos formatos de preguntas y su efecto en la calidad de la información;10 posteriormente, esta encuesta la utilizó el Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, para la obtención de información referente a conductas sexuales, y después por autores españoles en protocolos de la misma índole.11
El objetivo de este estudio fue: evaluar el estado actual de las conductas sexuales de riesgo en una muestra de población mexicana de entre 15-60 años, e identificar los métodos de planificación familiar más utilizados y el promedio del inicio de la vida sexual.
MATERIALES Y MÉTODOS
Estudio descriptivo, transversal, con muestreo no probabilístico tipo “bola de nieve”, efectuado a través de la Encuesta de Conductas de Alto Riesgo,11 validada internacionalmente (previa aplicación en la población española), ahora modificada con modismos de la lengua española en México y a la que se agregaron preguntas para determinar el nivel socioeconómico y estado de origen de los encuestados, con la finalidad de determinar la heterogeneidad de la población muestra. La encuesta consta de seis apartados: 1) características sociodemográficas, 2) estilos de vida, 3) información y experiencia sexual, 4) salud sexual, 5) prueba de VIH y 6) conocimiento y opiniones acerca del SIDA. Anexo
El tamaño de la muestra se calculó en un formato disponible en internet (URL: https://es.surveymonkey.com/mp/sample-size-calculator/), a partir de la población calculada, con límites de edad de 15 a 60 años, se obtuvieron 75,500,000, proporcionado por el INEGI en el 2015,12 con IC95% y margen de error de 5%, señalando un tamaño total de la muestra de 385.
Para su distribución se envío el enlace, de manera aleatoria, a través de correo electrónico y redes sociales a las personas que se encontraban en la lista de contactos de los investigadores principales y estas se encargaron de su reenvío a terceras personas. Posterior a la aplicación de la encuesta, la información fue enviada a una base de datos de Excel 2016, donde se contabilizaron las respuestas. En el mismo programa se realizaron las gráficas para cada una de las preguntas y entender mejor los resultados, mediante el análisis estadístico descriptivo. La prueba de correlación de Pearson permitió buscar la relación entre el grado de estudios y la edad de inicio de vida sexual, y entre el salario mensual con el número de compañeros sexuales.
RESULTADOS
Se encuestaron 689 sujetos, de los que se excluyeron 11 por tener nacionalidad diferente a la mexicana y 28 por enviar encuestas incompletas; de esta forma se registraron 650: 569 (87.5%) mujeres y 81 (12.5%) hombres. Figura 1
La mayoría tenía 31-40 años (40%, n = 260), 26-30 años (22.9%, n = 149), 19-25 años (15.3%, n = 100), 41-50 años (11%, n = 72). 51-60 años (10.3%, n = 67) y 16-18 años (0.3%, n = 2). El 15% (n = 98) radicaba en Nuevo León, 10% (n = 70) en Guanajuato, 9% (n=59) en la Ciudad de México, 26% no especificó su estado de origen y el resto se encontraba en diferentes estados de la República Mexicana.
El ingreso mensual fue de $35,000-85,000 en 40% (n = 260), de $11,600-35,000 en 27.5% (n = 179), de $85,000 o mayor en 14.2% (n = 92), no se definió en 8.8% (n = 57), de $6800-11,600 en 7.1% (n = 46), de $2700-$6800 en 1.8% (n = 12) y menos de $2700 en 0.6% (n = 4).
Casi todos los encuestados habían terminado la licenciatura (92.1%, n = 599) o alguna carrera técnica (3.69%, n = 24) y muy pocos el nivel básico (0.30%, n = 2) o medio (3.84%, n = 25). El 73% (n = 475) se encontraba trabajando, 12% (n = 82) estudiando, 8.9% (n = 58) se dedicaba al hogar, 2.1% (n = 14) no especificó su ocupación, 1.69% (n = 11) estaba desempleado, 0.76% (n = 5) pensionado, 0.3% (n = 2) desempleado o nunca había trabajado, 0.15% (n = 1) incapacitado y 0.3% (n = 2) voluntariado.
El 61% (n = 400) refirió que la comunicación acerca de temas sexuales con los padres había sido poco satisfactoria, nada satisfactoria o, incluso, no hubo comunicación con estos. Las principales fuentes de información de temas sexuales fueron los amigos (20.76%, n = 135), profesores (19.23%, n = 125), madre (18.15%, n = 118) y libros, revistas o periódicos (16.15%, n = 105). Figura 2 Las principales fuentes de información en cuanto a anticoncepción fueron: personal de salud (31%, n = 202), profesores (24%, n = 156) y amigos (14%, n = 93). Figura 3
El 94% (n = 611) de los encuestados tenía vida sexual activa, y de estos, 50% (n = 306) inició entre los 19-25 años y 37.4% (n = 229) entre los 16-18 años. Se registraron tres casos de violaciones: 2 antes de los 7 años y 1 entre los 7-12 años. (Figura 4) El 77.5% (n = 474) tuvo la primera relación sexual con su pareja, 10.3% (n = 63) con algún conocido, 8.5% (n = 52) con su esposo, 2.29% (n = 14) con un desconocido, 0.5% (n = 3) con un pariente (todos fueron violaciones) y 0.8% (n = 5) no especificó con quién.
Cuando se pidió que eligieran la frase que reflejara mejor su relación con quien tuvieron por primera vez relaciones sexuales, la mayoría describió una relación de pareja 68.08% (n = 416), 9% (n = 55) con algún compañero de escuela u oficina y 8.67% (n = 53) con su esposo (recién casados). En cuanto al sitio de su primera relación, 34.3% (n = 210) refirió haber sido en casa de su pareja, 24.5% (n = 150) en un hotel y 17.8% (n=109) en su propio hogar. El 34.20% (n = 209) consideró no satisfactoria su primera relación sexual, 33.22% (n = 203) satisfactoria y 32.4% (n = 198) satisfactoria, pero “no como lo esperaba”.
Del total de quienes tuvieron relaciones sexuales, 54% (n = 330) respondió haber utilizado preservativo en su primera relación, 45.5% (n = 278) no lo habían utilizado y 0.5% (n = 3) no especificó ningún preservativo. El 95.6% (n = 584) mencionó haber utilizado preservativo en algún momento de su vida, 3.6% (n = 22) nunca lo utilizó y 0.8% (n = 5) no especificó su uso. De quienes no habían utilizado preservativo en su primera relación sexual, 21.5% (n = 60) refirió no haberlo hablado con su pareja, 14.3% (n = 40)estaba utilizando otro método anticonceptivo, 14.02% (n = 39) porque conocía lo suficiente a su pareja y 12.5% (n = 35) porque no tenía preservativos en ese momento.
El 68.7% (n = 420) señaló tener precaución para evitar el embarazo, 33.35% (n = 136) refirió no haber tomado ninguna precaución, 8.8% (n = 54) no tener precaución porque no hubo penetración vaginal y 0.16% (n = 1) no especificó si había tomado precauciones. El 73% (n = 446) comentó no haber tenido un embarazo no planeado, 26.2% (n = 160) tuvo un embarazo no planeado y 0.8% (n = 5) no lo especificó.
Del total de quienes comentaron haber iniciado la actividad sexual, 94% (n = 573) refirió sexo oral: 87.1% (n = 499) mujeres y 12.9% (n = 74) hombres. El 93.1% (n = 569) señaló haber realizado sexo oral: 87% (n = 500) mujeres y 13% (n = 69) hombres. De igual manera, se interrogó por la práctica de sexo anal y se encontró que 30.4% (n = 186) había tenido esta práctica: 80.1% (n = 149) mujeres y 19.9% (n = 37) hombres.
Quienes habían tenido relaciones sexuales, 96.4% (n = 589) refirió no haber pagado por esta práctica versus 2.8% (n = 17); el resto, es decir, 0.8% (n = 5) no especificó si había pagado por tener relaciones sexuales. De los encuestados que indicaron haber pagado por tener relaciones sexuales, 94.1% (n = 16) utilizó preservativo versus 5.9% (n = 1) que no utilizó.
El 27.5% (n = 168) tenía entre 5-9 parejas sexuales, 22.9% (n = 140) refirió 1 pareja, 12.9% (n = 79) 3 y 10.9% (n = 67) 2 parejas. Figura 5
El coeficiente de correlación de Pearson no demostró asociación significativa entre el grado de estudios y la edad de inicio de vida sexual, al igual que el salario mensual y cantidad de compañeros sexuales.
Respecto de quienes iniciaron vida sexual, se interrogó por los métodos anticonceptivos utilizados con su pareja, incluso de seleccionar uno o más métodos y se encontró que el preservativo fue utilizado por 29.6% (n = 270), la píldora del día siguiente por 20.7% (n = 189), coito interrumpido 12.5% (n = 114) y ritmo en 7.12% (n = 65). Figura 6
Al interrogar acerca del diagnóstico de enfermedades de transmisión sexual, 71.5% (n = 463) señaló no tener ninguna, 11.1% (n = 72) micosis vaginal, 5.56% (n = 36) infección por VPH y 3.8% (n = 25) infección por clamidia. (Figura 7) A quienes contestaron haber sido diagnosticados con alguna enfermedad de transmisión sexual se les interrogó acerca del tiempo transcurrido y 67% (n = 100) no lo especificó, 11.4% (n = 17) refirió su diagnóstico hace más de 5 años, 10.8% (n = 16) entre 1-5 años y 10.8% (n = 16) menos de 1 año.
El 33.1% (n = 202) señaló haber tenido, en algún momento, más de una pareja de manera sincrónica: 77.7% (n = 157) correspondió a mujeres. El 3.4% (n = 21) refirió haber tenido sexo en grupo: 61.9% (n = 13) fueron mujeres y 38% (n = 8) hombres.
DISCUSIÓN
En la actualidad se ha conseguido que la población, en general, tenga más años de escolaridad y mayor cobertura de servicios de salud; sin embargo, se ha reportado un aumento relacionado con prácticas sexuales de riesgo. Según los registros del INEGI de 2015,3 31.2% de los mexicanos había iniciado su vida sexual a los 19 años, mientras que los datos encontrados en este estudio sugieren que este porcentaje se elevó a 55%, lo que refleja un aumento en la frecuencia del inicio de la vida sexual con el paso del tiempo. Este hallazgo es importante, pues significa que la mitad de la población inicia con prácticas sexuales y sus implicaciones (enfermedades y embarazos) antes de terminar el nivel medio superior. Comparado con el estudio de Gayet y sus coautores (2014),4 quienes reportaron un promedio de inicio de vida sexual a los 19.4 años, nuestro estudio indicó un promedio a los 19.7 años.
De acuerdo con la investigación de Domínguez,9) efectuada en la población mexicana, la incidencia de enfermedades de transmisión sexual es de 20%, lo que coincide con 23% de nuestro estudio, que aunque no representa un porcentaje tan elevado, la mayor parte de las enfermedades sexuales suelen ser subdiagnosticadas, debido a que la mayoría de los pacientes no acude a consulta.
El 61% de los encuestados refirió que la comunicación con sus padres acerca de temas sexuales fue poco satisfactoria, incluso inexistente, y que la fuente principal procedía de amigos de la misma edad, quizá tan inexpertos como ellos. No obstante, la principal fuente de información de anticoncepción la ofrece el personal de salud y los profesores, por lo que deben estar bien capacitados, para brindar información veraz y sencilla.
Se observó que 87.4% refirió haber iniciado vida sexual entre los 16 y 25 años, es decir, mientras cursaba el nivel medio superior y superior, y un tercio de los casos la indicó satisfactoria. Con base en esto, la educación sexual debe iniciar en el nivel medio (secundaria), incluso antes. Contrario a lo que se piensa, el sitio donde ocurren las primeras relaciones sexuales es en la propia casa o en la de la pareja (52.2% de los casos).
La ENADID de 20143 sugiere que 49.9% de las personas de 15-29 años de edad que inicia vida sexual utiliza el preservativo masculino en el primer encuentro, lo que coincide con nuestros resultados, principalmente en 50% de los casos de 13-15 años y 56% de 16-18 años. De las personas que no utilizaron preservativo entre 13 y 18 años, es decir, que se encuentran en secundaria y preparatoria, 22% refirió porque no habían hablado del tema, 14% por no haber tenido preservativos en ese momento y 6% pensaba no tener riesgo; por tanto, deben tomarse precauciones para que los preservativos se encuentren disponibles en todo momento, además de mejorar la comunicación con los sujetos de este grupo de edad, con la intención de conocer los riesgos y las acciones para disminuirlos, así como alentar la comunicación efectiva entre padres-hijos y pareja-pareja.
Hoy día, la práctica del sexo oral y anal ya no se considera tabú. En cuanto al número de parejas sexuales, 27.5% refirió haber tenido entre 5 y 9 parejas y 15.8% más de 10 parejas sexuales, lo que representa 43.3% del total de las personas con más de cinco parejas sexuales.
El 6.68% de las personas no cuenta con un método de planificación familiar; sin embargo, 20.7% utiliza la píldora del día siguiente, considerada un anticonceptivo de emergencia y que cuenta con un índice de Pearl muy elevado (12-14% según la CDC). El coito interrumpido y el ritmo representan los métodos menos efectivos. En total, esto representaría que 46.9% de los casos sin método seguro y poco eficaz.
No se encontró relación significativa entre el grado de estudios y el salario mensual con el inicio de vida sexual activa y la cantidad de parejas sexuales; por tanto, no significa necesariamente que al aumentar el grado de estudios disminuyan las prácticas sexuales de alto riesgo.
Entre los sesgos del estudio resalta: la mayoría de las personas encuestadas refirió un ingreso mensual superior a $11,600 por lo que en estudios posteriores sugerimos aumentar la cantidad de personas encuestadas, incluso con niveles socioeconómicos más bajos. Casi todos los encuestados fueron mujeres (87.5%) y se registraron pocos sujetos entre 16 y 18 años de edad.
CONCLUSIÓN
Es importante conocer las prácticas sexuales de la población mexicana para identificar áreas de oportunidad, prevenir prácticas de riesgo y aumentar la difusión de la información. El promedio de inicio de vida sexual es a los 19.7 años y 27.5% tiene entre 5 y 9 parejas sexuales en su vida. El 6.6% de las personas no cuenta con un método de planificación y 40.3% tiene uno poco efectivo. No existe relación entre el grado de estudios y el salario mensual con el inicio de vida sexual activa y la cantidad de parejas sexuales.