Introducción
Pese a sus cuestionables condiciones socioeconómicas (CEPAL, 2014a, 2014b), América Latina (AL) reporta niveles relativamente altos de satisfacción de vida (SV). Ante el desconcierto que el dato suscita en muchos académicos, creemos que su persistencia debe ser terreno de investigación abierta y de legítima curiosidad de investigación. La literatura del bienestar subjetivo (BS) tiene un desarrollo suficiente como para proponer, con la ayuda de otros campos, una respuesta a la aparente paradoja y sin negar a priori la vigencia del dato sobre la SV en AL. Gran parte de la literatura concuerda en que la satisfacción con la familia (SF) es una pieza clave para entender la SV en distintas sociedades, incluida las latinoamericanas (Rojas & Elizondo-Lara, 2012; Millán, 2018). Coincide también en que el peso de la SF en la explicación está, en términos estándar, por encima de factores de tipo socioeconómico o estructural. No obstante esos adelantos, poca atención ha recibido la identificación de las variables que podrían explicar, a su vez, la SF. El relativo abandono es aún más cuestionable porque entender el comportamiento de la SF abonaría el terreno para la comprensión de la SV particularmente en AL. Como parte de ese esfuerzo, esta investigación tiene por objeto identificar las dimensiones y variables que más contribuyen a la SF en algunos países de nuestro continente. El trabajo sostiene que la calidad de las relaciones es un factor clave para explicarla.
El análisis considera dos dimensiones de la familia, una interna (DIF) y otra externa (DEF). La DIF se integra mediante el análisis de las relaciones que se dan dentro de los ámbitos familiares. La DEF implica factores socioeconómicos que desde fuera podrían influir en el BS de la familia, y es de nuestro interés porque a ella se le considera el principal límite estructural a ese bienestar y a la SV en AL. Nuestro enfoque es distinto: asumimos una perspectiva relacional y creemos que, efectivamente, la DIF tiene un peso por encima de los factores socioeconómicos en la determinación de la satisfacción familiar. Sostenemos, en concreto, que las relaciones basadas en la afectividad, la comunicación próxima, el contacto reiterado y el apoyo mutuo, son una fuente innegablemente sólida de la SF. A esa calidad de relaciones la denominamos relaciones básicas de tipo personal (RBTP). Dependiendo de la presencia (o no) de las RBTP y del nivel de implicación de todos los miembros, se definen patrones familiares con rasgos específicos. Bajo esa consideración, examinamos de manera agregada las relaciones familiares en tres países: México, Costa Rica y Colombia.
El significado de las relaciones
América Latina ha ingresado a un escenario donde se constituyen muchos tipos familiares, con distintos arreglos afectivos y papeles internos también diversificados (Rico & Maldonado, 2011, 2013). Frente a esa diversidad, nuestro enfoque es firmemente relacional. Concuerda con la literatura que también ha destacado la importancia de esa dimensión en cualquier arreglo familiar (Esteinou, 2008; Esteinou et al., 2020; Sotomayor-Peterson et al., 2012). En esa línea, difiere de la perspectiva que abierta o implícitamente establece a las condiciones socioeconómicas o estructurales como un límite insuperable en la determinación de los niveles de SF y SV. Esas condiciones ciertamente influyen, pero son insuficientes para explicar la evaluación relativamente alta de la región (Rojas & Elizondo-Lara, 2012; Corral, 2011). Asumimos que para entender en AL la SV, y sobre todo la SF, se requiere considerar instrumentos conceptuales de tipo no estructural y romper con la lógica “aditiva” del bienestar subjetivo (BS). En la esfera familiar, este no se explica solo por más ingreso, más consumo, más servicios, más confort. La perspectiva relacional que proponemos contribuye a abrir -si bien modestamente- otras vías de comprensión de la SF y de ahí de la SV en AL.
El BS se nutre de una variedad de fuentes basadas en las relaciones que construimos con los otros. En ese sentido, nuestro enfoque está en línea con hipótesis más generales de las RBTP.1 Las relaciones RBTP impactan la SV y son conceptualmente opuestas a aquellas caracterizadas por vínculos instrumentales, o sostenidas por meros criterios materiales. Las RBTP implican una conexión entre personas y son satisfactorias por esa razón. Están basadas en una comunicación cercana; no perciben a las personas solo como instrumentos a través del papel que cumplen, y no están gobernadas por los intercambios materiales en sí. Entre las RBTP y las relaciones instrumentales-funcionales puede existir un continuo, dado que no ocurren siempre de modo separado o dicotómico: intercambios materiales pueden estar acompañados de afectos, y la solidaridad puede implicar recursos económicos. Pese a ello, son conceptualmente distinguibles: las RBTP -en su forma ideal- se encuentran en el extremo menos instrumental de ese continuo; y en algún momento de este se pueden distinguir también en la experiencia diaria. Un ambiente social que promueve RBTP genera oportunidades para la SF.
Para los objetivos de este estudio, hemos precisado cuatro variables que, creemos, determinan la calidad de esas relaciones: i) calidad de la comunicación, ii) frecuencia de contactos, iii) afectividad y iv) apoyos. Dado que en estas variables se centra nuestro enfoque relacional, es conveniente establecer su relevancia conceptual o teórica. Una vasta literatura ha subrayado el papel crucial que la comunicación interpersonal juega dentro de la familia, entre la pareja, entre padres, madres e hijos o en el vínculo con otros parientes (Henry, 1994; Vangelisti, 2013; Finkenauer et al., 2004; Forsyth et al., 1992). Los análisis coinciden en que la comunicación es un predictor del BS. El desarrollo de habilidades de comunicación contribuye a mantener a las familias cohesionadas y les otorga capacidades para lidiar con dificultades y conflictos, y las habilita para el logro de metas o acuerdos comunes (Botha & Booysen, 2014; Finkenauer et al., 2004). Una efectiva comunicación -donde la actitud abierta es uno de sus rasgos- es una pieza clave que incrementa los niveles de SF.
Una creciente literatura ha venido resaltando la afectividad como factor que influye en el bienestar en el nivel interpersonal y, por ello, también en la interacción familiar. La afectividad conlleva experiencias positivas entre los miembros de la familia (Mauno et al., 2018; Bakker et al., 2009). La SV de los padres, por ejemplo, está estrechamente vinculada con la SV de los hijos (Mauno et al., 2018). A su vez, relaciones de calidez y cercanía con los padres están asociadas con un mejor desempeño escolar de los hijos, con su salud y bienestar (Maccoby, 2000; Clair, 2012). La afectividad y la conexión entre los miembros, la flexibilidad en las reglas familiares, en los papeles desempeñados entre sus miembros y el apoyo de los padres a los adolescentes están positivamente asociados a su SV (Gray et al., 2013; Henry, 1994). La literatura ha identificado que este conjunto de factores internos de la familia está más vinculado a su BS que otras variables “externas” como el nivel de educación alto o el reconocimiento del estatus socioeconómico.
El apoyo se ha establecido como una variable influyente de la SF y SV (Lou, 2004; Ellison, 1990). Desde hace algunas décadas, se ha enfatizado el intercambio de recursos materiales para indicar el carácter instrumental del apoyo entre los miembros de la familia y en especial con la red de parientes (RP) (Sussman & Burchinal, 1980; Arizpe, 1973). Hoy sabemos que hay una diversidad de tipos de apoyo que persisten en las relaciones y que no todos son instrumentales. Los que afectan positivamente la SF derivan de su función emocional y afectiva, de la percepción de acompañamiento que suscitan (Seiger & Wiese, 2011). En esa línea, Wan et al. (1996) han señalado que la función desempeñada por el apoyo se refiere a aspectos emotivos que refuerzan el reconocimiento mutuo, la sensación de comportamientos cercanos y la autoestima. El apoyo tiene un fuerte componente expresivo. Es en esa lógica que se constituye como un referente en las RBTP.
La mayor parte de la literatura sobre la comunicación, la afectividad/expresividad y el apoyo incluye implícitamente la importancia de la frecuencia de los contactos en las relaciones familiares. Sin contacto no hay comunicación ni afecto y el apoyo sería azaroso y no una expectativa familiar establecida. En los estudios sobre los llamados “bienes relacionales”, y en algunos sobre capital social, ha sido identificada la influencia de los lazos fuertes (Putnam, 2000; Uhlaner, 1989). Los lazos fuertes se caracterizan por la frecuencia de contactos en ámbitos de interacciones cercanas como la familia (Putnam, 2000). Al considerar ese elemento, se comprende cómo la literatura especializada da una base sólida para las cuatro variables con las que definimos las RBTP.
Aspectos metodológicos de la investigación
La investigación analiza de modo agregado tres países: México, Costa Rica y Colombia. Está basada en una encuesta que aplicó el mismo cuestionario en cada país.2 En conjunto, 2857 personas de 18 años o mayores fueron encuestadas. El análisis se ordena conforme al siguiente esquema metodológico. El problema que analizamos es la SF en el contexto de AL y bajo el dato de que ella influye sólidamente en la SV. Los arreglos familiares son multimodales y, por precisión, hemos tomado como unidad de análisis la familia cercana (FC) constituida por las parejas casadas o en cohabitación, los padres, los hijos y hermanos, independientemente de que vivan o no en el mismo hogar. Adicionalmente, dado que la red de parientes (RP) ha jugado un papel importante en AL, la contrastamos con ella. Está conformada por el resto de parientes no incluidos en la FC; en general, son los tíos/tías, primos/as, abuelos/abuelas. No tenemos entonces un criterio ni espacial (hogar) ni de tamaño (número) sino relacional en la identificación de la unidad de análisis. Los dos tipos de familias (FC y RP) se analizan a través de su dimensión interna que comprende las cuatro RBTP descritas en la sección anterior. Cada una de ellas, como se observará en seguida, comprende un número determinado de variables. La DIF se contrasta con otra externa (DEF) que comprende algunas variables socioeconómicas. Lo que sostenemos es que la interna tiene mayor peso explicativo que la dimensión externa, especialmente si en ella se consideran factores estrictamente socioeconómicos. La diferente influencia entre las dimensiones es resultado de la calidad y del modo en que se conjugan las RBTP.
El número de variables es considerable y su construcción operativa no fue siempre fácil. En el anexo, al final del artículo, se establecen qué variables van en cada dimensión y cómo se formaron. La SF se construyó con preguntas distintas para la FC y la RP, pero con la misma escala (1-7) y eso da algunas facilidades para el análisis comparado. Como resulta obvio, se ponderan distintas relaciones en cada tipo familiar porque dependiendo de ella la posición del individuo cambia (de hijo-padre a sobrino-tío). Lo que es constante en esa ponderación son las variables de las RBTP.
Resultados sobre SF
Los resultados de investigación se presentan en el siguiente orden que, en nuestra opinión, permite ver con claridad el fundamento de la tesis central del trabajo además de despertar distintas reflexiones:
La asociación de los dos tipos de familia con la SV (Tabla 1).
El efecto de las RBTP en la SF en ambos tipos de familias. Para ilustrar lo anterior, hacemos referencia primero al comportamiento del conjunto de variables que integran cada RBTP de modo independiente (Tabla 2) y con objeto de que sea posible observar su contribución a la SF. Posteriormente, se analizan las cuatro RBTP y sus variables en conjunto a fin de ponderar cuáles son las más relevantes en la SF (Tabla 3). Este grupo de resultados representa a la DIF.
Tras ellos, mostramos las variables de la DEF en asociación directa con la SF (Tabla 4).
Finalmente, exponemos tres modelos de regresión múltiple, los dos primeros presentan los efectos de las variables de cada dimensión por separado; y el tercero, analiza su influencia en conjunto (Tabla 5). Estos modelos integran las variables significativas de los análisis anteriores.
Satisfacción con la vida | Coef/Sign. | |
---|---|---|
Satisfacción con familia cercana | 0.38*** | |
Satisfacción con red de parientes | 0.10*** | |
Cons | 2.78*** | |
N 2786 | R2= 0.15 |
***p < .01; **p < .05; *p < .10
Satisfacción con familia cercana: | Coef/Sign. | Beta (β) | |||
---|---|---|---|---|---|
Comunicación: Pareja |
0.09*** | 20 | |||
Hijos/as | 0.04** | 09 | |||
Madre | 0.05*** | 15 | |||
Padre | 0.01 | 06 | |||
N 755 | R2 = 0.12 | Cons | 4.92*** | ||
Frecuencia de contacto: Pasamos tiempo y hacemos cosas juntos |
0.24*** | 28 | |||
N 2796 | R2 = 0.08 | Cons | 5.04*** | ||
Afectividad: Afectividad con pareja |
0.12*** | 19 | |||
Afectividad con hijos/as | 0.16*** | 19 | |||
Afectividad con padres | 0.12*** | 21 | |||
N 1164 | R2 = 0.19 | Cons | 4.37*** | ||
Apoyo: Frecuencia de reuniones familiares |
0.04*** | 06 | |||
En caso de necesidad, apoyo a primos(as)/tíos(as) | 0.00 | 02 | |||
Nos ayudamos y apoyamos mutuamente | 0.28*** | 30 | |||
N 2777 | R2 = 0.10 | Cons | 4.68*** | ||
Satisfacción con red de parientes | Coef/Sign. | Beta (β) | |||
Comunicación: Abuelos/as |
-0.01 | 01 | |||
Primos/as | 0.08 | 09 | |||
Tíos/as | 0.05 | 06 | |||
Sobrinos/as | 0.01 | 02 | |||
N 805 | R2 = 0.02 | Cons | 5.31*** | ||
Frecuencia de contactos: Abuelos/as |
0.03 | .04 | |||
Primos/as | 0.14*** | 17 | |||
Tíos/as | -0.04 | -.05 | |||
N 1068 | R2 = 0.02 | Cons | 5.29*** | ||
Afectividad: Tíos/as, primos/as o abuelos/as |
0.18*** | 18 | |||
N 2701 | R2 = 0.05 | Cons | 5.09*** | ||
Apoyo: Frecuencia de reuniones familiares |
0.07*** | 08 | |||
En caso de necesidad, apoyo a primos/tíos | 0.03*** | 06 | |||
Nos ayudamos y apoyamos mutuamente | 0.34*** | 28 | |||
N 2798 | R2 = 0.10 | Cons | 3.89*** |
***p < .01; **p < .05; *p < .10.
Regresiones lineales múltiples con errores estándar robustos (no se muestran).
Familia cercana: | Coef/Sign. | Beta (β) | ||
---|---|---|---|---|
Comunicación: Pareja | 0.03 | .07 | ||
Hijos/as | 0.04** | .08 | ||
Madre | -0.00 | -.00 | ||
Padre | -0.00 | -.03 | ||
Frecuencia de contacto: Pasamos y hacemos cosas juntos |
0.07** | .10 | ||
Afectividad: Afectividad con pareja |
0.10*** | .15 | ||
Afectividad con hijos/as | 0.12*** | .14 | ||
Afectividad con padres | 0.13*** | .21 | ||
Apoyo: Frecuencia de reuniones familiares |
-0.01 | -.01 | ||
En caso de necesidad, apoyo a primos-as/tíos-as | 0.01 | .04 | ||
Nos ayudamos y apoyamos mutuamente | 0.09** | .12 | ||
N 674 | R2 = 0.25 | Cons | 3.51*** | |
Red de parientes: | Coef/Sign. | Beta (β) | ||
Comunicación: Abuelos/as | -0.01 | -.02 | ||
Primos/as | -0.01 | -.02 | ||
Tíos/as | 0.04 | .04 | ||
Sobrinos/as | -0.02 | -.03 | ||
Frecuencia de contacto: Abuelos/as |
-0.05 | -.06 | ||
Primos/as | 0.16*** | .18 | ||
Tíos/as | -0.12** | -.14 | ||
Afectividad: Tíos/as, primos/as, sobrinos/as |
0.14*** | .17 | ||
Apoyo: Frecuencia de reuniones familiares |
0.03 | .04 | ||
En caso de necesidad, apoyo a primos(as)/tíos(as) | 0.04* | .06 | ||
Nos ayudamos y apoyamos mutuamente | 0.29*** | .22 | ||
N 782 | R2 = 0.13 | Cons | 3.88*** |
***p < .01; **p < .05; *p < .10.
Regresiones lineales múltiples con errores estándar robustos (no se muestran).
Satisfacción con familia cercana: | Coef/Sign. | Beta (β) | ||
---|---|---|---|---|
Sexo | -0.00 | -.00 | ||
Ingreso (log) | 0.06*** | .07 | ||
Clase social | 0.06*** | .07 | ||
Nivel de escolaridad | 0.05*** | .13 | ||
N 2268 | R2 = 0.04 | Cons. | 5.17*** | |
Satisfacción con red de parientes: | Coef/Sign. | Beta (β) | ||
Sexo | 0.03 | .02 | ||
Ingreso (log) | 0.07** | .06 | ||
Clase social | 0.10*** | .08 | ||
Nivel de escolaridad | 0.04*** | .08 | ||
N 2292 | R2 = 0.02 | Cons. | 4.7*** |
***p < .01; **p < .05; *p < .10.
Regresiones lineales múltiples con errores estándar robustos (no se muestran).
Satisfacción con familia cercana: | Modelo 1 | Modelo 2 | Modelo 3 | |||
---|---|---|---|---|---|---|
Coef/Sig. | Beta | Coef/Sig. | Beta | Coef/Sig. | Beta | |
Socioeconómicos: Ingreso (log) |
0.06*** | .07 | 0.04* | .06 | ||
Clase social | 0.06*** | .07 | 0.06*** | .09 | ||
Nivel de escolaridad | 0.05*** | .13 | 0.02* | .06 | ||
Comunicación: Hijos/as |
0.06*** | .15 | 0.06*** | .13 | ||
Frecuencia de contacto: Pasamos tiempo y hacemos cosas juntos |
0.07*** | .09 | 0.04* | .06 | ||
Afectividad: Afectividad con pareja |
0.09*** | .14 | 0.08*** | .13 | ||
Afectividad con hijos/as | 0.11*** | .13 | 0.08*** | .10 | ||
Afectividad con padres | 0.11*** | .18 | 0.11*** | .19 | ||
Apoyo: Nos ayudamos y apoyamos mutuamente |
0.10*** | .13 | 0.08*** | .10 | ||
Cons | 5.16*** | 3.72*** | 3.06*** | |||
R2 | 0.4 | 0.24 | 0.22 | |||
N | 2268 | 1140 | 951 | |||
Satisfacción con red de parientes: | Modelo 1 | Modelo 2 | Modelo 3 | |||
Coef/Sig. | Beta | Coef/Sig. | Beta | Coef/Sig. | Beta | |
Socioeconómicos: Ingreso (log) |
0.07*** | .06 | 0.03 | .02 | ||
Clase social | 0.10*** | .08 | 0.08*** | .06 | ||
Nivel de escolaridad | 0.04*** | .08 | 0.02* | .04 | ||
Comunicación: Frecuencia de contacto: Primos/as |
0.05* |
.06 |
0.03 |
.04 |
||
Tíos/as | -0.04 | -.04 | -0.04 | -.04 | ||
Afectividad: Tíos/as, primos/as, sobrinos/as |
0.13*** | .17 | 0.14*** | .17 | ||
Apoyo: En caso de necesidad, apoyo a primos(as)/tíos(as) |
0.03*** | .06 | 0.03*** | .05 | ||
Nos ayudamos y apoyamos mutuamente | 0.31*** | .25 | 0.26*** | .21 | ||
Cons | 04.70*** | 3.84*** | 3.58*** | |||
R2 | 0.02 | 0.12 | 0.11 | |||
N | 2292 | 2534 | 2062 |
***p < .01; **p < .05; *p < .10.
Regresiones lineales múltiples con errores estándar robustos (no se muestran).
El vínculo entre satisfacción familiar y de vida está en el trasfondo de este estudio y constituye un dato contextual de primer orden. En la Tabla 1 se aprecia que la FC y RP sostienen una asociación significativa y contribuyen sustancialmente a la SV. No obstante, la FC es notablemente más influyente y, según veremos adelante, entre ellas se registra también un comportamiento diferente respecto de los componentes de la DIF.
Es interesante hacer notar que en la FC al menos una variable de cada RBTP fue robustamente significativa con respecto a la SF (Tabla 2). La excepción fue la comunicación en la RP, ninguna de sus variables afectó la SF. En ella el peso de las RBTP se concentró en las variables de apoyo y, en menor medida, en la afectividad. En contraste, además de la sólida significación del apoyo y el contacto, la afectividad se configuró como la de mayor influencia en la FC y fue acompañada por la comunicación. La comunicación con la pareja, con los hijos y con la madre fueron las más relevantes. La singularidad del resultado radica en que la comunicación con el padre no es un predictor de la SF en AL. Entre los padres, la madre aparece como la persona más cercana. El dato no deja de tener cierta ambigüedad. Por un lado, puede ser un rasgo lógico de una comunicación jerárquica. Por el otro, podría confirmar que una comunicación más horizontal es ejercida con la madre y tiene incuestionables efectos en la SF. Esto coincide con varias encuestas y estudios realizados en AL (CEPAL, 2004c; Carballo & Moreno, 2013). En todo caso, el dato indica -como se verifica también en las siguientes tablas- que los integrantes distinguen sus relaciones dentro del ámbito familiar y no las ponderan positivamente como resultado de una obligación de grupo o cultural. La evaluación de las relaciones no resulta ser, como se ha pretendido, un ejercicio sesgado de los miembros de la familia. De ser resultado de esa obligación, dicha evaluación sería homogénea.
La Tabla 3 reitera la indiscutible asociación entre las RBTP y la SF. Permite también ponderar el peso de cada una de ellas dentro de la DIF. Mediante esta ponderación, a su vez, da elementos para establecer más precisamente el patrón de comportamiento de esas relaciones. El resultado más notable es que la afectividad se constituye como el componente más consistente para explicar la satisfacción entre los miembros de la FC. Se acompaña del apoyo, la frecuencia de contactos y la comunicación con los hijos. En esta primera aproximación, el patrón de la RP es distinto. El apoyo en este tipo familiar es la RBTP más sólida. Le siguen la frecuencia de contactos con primos y tíos y la afectividad. De nuevo, la comunicación es indiferente. Puesto en términos simples, el comportamiento de las RBTP se contrasta bajo la siguiente secuencia. FC: afectividad-apoyo-contactos-comunicación; RP: apoyo-contactos-afectividad-sin comunicación.
Un patrón más preciso de las RBTP se obtiene una vez que se compara la dimensión interna y la externa. Pero primero es necesario analizar el comportamiento de las variables externas frente a la SF. La Tabla 4 da cuenta de ello. Tres de las cuatro variables que la integran resultan significativas. De acuerdo con las betas, en la FC persiste una notable desproporción entre la influencia del nivel educativo y las otras variables. En la RP, en cambio, su presencia está en línea con el resto de las variables significativas y ella registra un cuadro más homogéneo. Fuera de la educación, sin embargo, es sintomático el bajo valor de las betas de todas las variables. En ambas estructuras familiares es de resaltarse el valor igualmente bajo que se observa en las R2. En resumen, es posible afirmar que la DEF importa en la determinación de la SF cuando el modelo se reduce a ella, pero se caracteriza por una marcada restricción explicativa.
En la Tabla 5, se presentan tres modelos y se contrasta la DEF y la DIF. Dentro de cada una se registran solo las variables que en los ejercicios anteriores resultaron significativas con objeto de dar solvencia a los modelos. El primero repite por eso los aspectos socioeconómicos, el segundo comprende a las variables de cada RBTP más importantes y el tercero permite, finalmente, una comparación entre ambas dimensiones en esos términos. El resultado, de nuevo, muestra constantes y diferencias entre los tipos familiares. En el tercer modelo se aprecia nítidamente la poca influencia que ejerce la DEF en explicar la SF para ambos tipos. De hecho, aunque son significativas ninguna de las tres variables socioeconómicas tiene un peso relevante y contrasta con la influencia de las variables pertenecientes a la DIF.
El análisis que deriva de observar los modelos 2 y 3 informa más claramente del comportamiento de las RBTP. La afectividad, en otros términos, es incuestionablemente la condición más importante en el ámbito de la FC y juega un papel clave en toda la dinámica relacional. Dato de primer orden es que ahora parece construir una mancuerna con la comunicación, si bien se centra en la que se realiza con los hijos. El eje afectividad-comunicación se acompaña con la expectativa de que los miembros cercanos se apoyaran recíprocamente. Esa misma expectativa conforma la condición primordial entre la RP. No es solo una postura instrumental, se acompaña de afectividad a otros miembros de la red, pero -como habíamos indicado- la comunicación entre ellos es irrelevante. En ambas familias los contactos no adquieren importancia para la SF o solo ligeramente. De hecho, en la RP se observa un signo negativo con los tías o tías. Se trata en consecuencia de una afectividad expresiva en la que los contactos con tíos/tías no importan; como no importa la comunicación ni con ellos ni con los primos.
Satisfacción familiar: explicando la importancia de las RBTP
El análisis de la SF ha girado en torno a tres alegatos: el peso de las dimensiones internas y externas, la importancia de aquellas relaciones, y su comportamiento en cada tipo de familia. Los resultados dan evidencia suficiente para confirmar que los factores socioeconómicos, incluido el ingreso, no son fuertes predictores de SF. Las RBTP representan el factor más destacado y conviene por eso atender los dos puntos siguientes.
La FC es el escenario donde las RBTP se despliegan, si bien en distintos grados, en todas sus vertientes y se articulan de modo más complejo. Su registro empírico puede ser apoyado por la importancia conceptual que reviste cada variable. El resultado más relevante de esta investigación, como lo hemos indicado, es el peso de la afectividad en la explicación de la SF particularmente en la FC. El hallazgo concuerda con la tesis sustentada por otros autores para explicar la relativamente alta SV en AL (Rojas, 2018). En la FC es destacable el nivel de consistencia que se aprecia en el conjunto de relaciones, entre la pareja y, destacadamente, entre hijos y padres. Es decir, la afectividad comprende al entero sistema de relaciones y cada una de ellas resulta altamente significativa. Al mismo tiempo, se diferencian entre sí por su influencia. Esa diferenciación implica que la afectividad refiere a experiencias concretas de interacción entre los familiares. Se trata de relaciones específicas valorables diferenciadamente y no de supuestas obligaciones culturales abstractas. Con base en todo ese cuadro podemos indicar que del conjunto de variables que califican la presencia de RBTP en la FC la afectividad es sin duda el mejor predictor de satisfacción. Pero, ¿qué significa la afectividad -y las otras variables- en la dinámica familiar?
Nuestro resultado está en línea con un enorme campo de la literatura que ha sostenido el nexo entre afectividad y SV. Como han indicado varios autores (Edwards & Rothbard, 2000; Lambert, 1990), experiencias y sentimientos positivos tienen un efecto de reforzamiento sobre otros dominios como son el bienestar individual y la vida familiar. La afectividad implica calidez y por lo general está asociada a actitudes responsables frente a los otros, en especial entre los miembros de la familia.
Las relaciones afectivas entre los padres se transmiten a los niños (Maccoby, 2000). La afectividad se acompaña normalmente de una expresividad de varios tipos y construye la cercanía no solo como proximidad física sino como vínculo emocional (emotional bonding). El vínculo emocional trasmite que una persona es valorada por sí misma, por lo que es de acuerdo con sus experiencias y que es aceptada. No extraña que exista un sólido vínculo entre afectividad y RBTP. Análisis empíricos han mostrado la presencia de dos tipos de cercanía distintos pero articulados: “sentirse cercano” y “actuar como cercano” (Aron et al., 1992). La afectividad positiva motiva los dos tipos de cercanía. Incentiva también una actitud expresiva “de ventilación” del self, aspecto clave para la buena comunicación (Finkenauer et al., 2004). La afectividad impulsa la comunicación de calidad y motiva relaciones de apoyo emocional. Con altos niveles de afectividad, los grupos familiares y los individuos en su seno están en mejores posibilidades, entonces, de lidiar con situaciones adversas o eventos que pueden generar pautas disruptivas en las familias.
Hemos asentado que la comunicación es relevante en las relaciones de casi todos los miembros (Tabla 2) y adquiere un peso considerable al concentrarse en los hijos (Tabla 5). La calidad de la comunicación fue medida con base en la percepción de si era posible hablar sobre los intereses personales (anexo 1). La pregunta se asimila a lo que se conoce como comunicación abierta. Finkenauer et al. (2004, p. 196) han señalado que “la apertura refiere a la comunicación verbal que informa sobre uno mismo, incluido cómo se encuentra uno, su disposición, los eventos en el pasado y los planes para el futuro”. Bajo estos términos, la comunicación implicaría una mutua y efectiva disposición que abre espacios para la autoexposición sin riesgos y frente a contactos cercanos. Promueve un sentido de entendimiento y apego. Así, ese tipo de comunicación influye el entero sistema familiar. Cuando la comunicación fluye, es más probable que surja una autoestima balanceada y un proceso de apoyo más desarrollado. Claramente crece también la capacidad de intercambios para ajustar diferencias y conflictos. En su investigación sobre 1300 estudiantes entre 16 y 30 años en Perú, Sobrino (2008) concluye que la comunicación es un factor crucial para la SF porque provee las condiciones para ajustar la cohesión en diferentes etapas y periodos de la vida.
En su estudio sobre 285 padres alemanes con dos hijos, Finkenauer et al. (2004) llegan a dos conclusiones relevantes: la comunicación está más sólidamente asociada con la SF cuando tiene un carácter horizontal y es más relevante la que ocurre efectivamente entre los miembros que la mera disposición u obligación abstracta y general a comunicar con la familia. La ausencia de significación estadística en la comunicación con el padre da evidencia de que esa distinción priva en la comunicación de las familias latinoamericanas. Una comunicación abierta y más horizontal como la que parece mantenerse con la madre podría tener importantes implicaciones para la dinámica familiar, en especial, cuando se acompaña con el afecto. Entre otras, permitiría hacer una diferencia con las visiones que resaltan el vínculo entre satisfacción y gestión en la familia lograda.
En un estudio sobre Sudáfrica, Botha & Booysen (2014) dan evidencia de ese vínculo mediante una concepción funcional de la familia. La entienden como “un concepto multidimensional que refiere a cómo los miembros… interactúan entre sí y trabajan juntos para lograr metas y resultados familiares comunes” (p. 164). La funcionalidad remite precisamente a los resultados de las tareas que deben realizarse como son el “el apoyo emocional y económico” entre sus miembros. La afectividad acompañada de una comunicación abierta no acentúa el nexo entre gestión de las tareas y sus logros, sino los efectos en la interacción misma y, por tanto, en las propias personas que componen el grupo familiar, cualquiera que sea su arreglo. Aunque requiere otras investigaciones, previsiblemente existe una diferencia entre la visión que acentúa la gestión como clave de la satisfacción familiar y el sentido en el que se finca la SF en AL. Los distintos resultados de nuestro estudio parecerían indicar que la afectividad y la comunicación están más asociadas a un papel de vínculo emocional.
La afectividad y la comunicación cercana implican contactos, pero no cualquier contacto las involucra. Los contactos son reiteraciones de los vínculos, confirmaciones que mantienen la relación y que pueden iniciarse para otros fines cuando se desee. Los contactos se realizan bajo múltiples formas: encuentros, pequeñas conversaciones, pasar tiempo juntos, actividades conjuntas, fiestas. Son fundamentales para la estructura de la vida diaria individual y grupal. Tienen un peculiar efecto simbólico y son altamente gratificantes cuando se ejercen y se logran. Su frecuencia indica cercanía o proximidad (Aron et al., 1992; Arliss, 1994). Pueden resultar más significativos en contextos en donde, por la ausencia de una proximidad física inmediata, se precisa reiterar la solidez de las relaciones y su vínculo.
En el contexto de AL, la FC parece reposar la seguridad del vínculo en la afectividad, la comunicación y el apoyo mutuo; mientras la RP lo hace sobre todo en este último. El apoyo o su expectativa, en especial si se acompaña de afectividad, no implican solo una dimensión de intercambios posibles (Sussman & Burchinal, 1980; Arizpe, 1973), sino precisamente una reiteración del vínculo, una constatación emocional de que se pertenece a una red de relaciones con características no solo instrumentales, sino solidarias por sí. En términos relacionales, el apoyo deber ser visto como un medio de confirmación de vínculos interpersonales que no excluyen la afectividad. La diferencia entre las dos variables del apoyo en la RP nos confirma esta aseveración (Tabla 5).
Precisado el significado de las RBTP en las dinámicas familiares, es posible adelantar algunos matices y distinciones entre los dos tipos que nos han ocupado. El ejercicio, si bien extremamente breve, es pertinente porque da evidencia de que, pese a la indiscutible asociación, la sola presencia de aquellas relaciones no es suficiente para explicar la SF y su impacto en la SV según vimos en la Tabla 1. Depende sustantivamente de la dinámica relacional de la familia y, por tanto, del modo en que se disponen en ella las RBTP; del modo en que se extienden y articulan. Esta consideración nos lleva a introducir la posibilidad de variabilidad entre ellas y la SF -previsiblemente incluso en la comparación entre el mismo tipo de familia y la SF.
Puntualmente, las diferencias entre la familia cercana y la red de parientes podrían expresarse del siguiente modo:
En la FC todos los componentes de cada RBTP son significativos en algún grado y de acuerdo con las variables. Muestra en definitiva un grado de extensión y articulación mayor entre ellas -pese a sus diferencias y peso.
No es el caso de la RP. Además de la indicada (entre afectividad y apoyo), la diferencia más relevante entre ambas es que la comunicación es un área relacional sin ninguna importancia para la RP. Dado que la comunicación es indiferente, la RP parece caracterizarse por unas RBTP en las que priva la afectividad expresiva y encuentra su eje de cohesión en un entendimiento de que existe una expectativa de apoyo recíproco. A diferencia de la FC que vincula afectividad y comunicación, la RP no parece constituir un ámbito de intimidad ni de sentido de cercanía tan definido y sobre todo al anexarse el dato de la poca importancia de los contactos. Mientras la FC articula más logradamente la doble característica de la afectividad, es decir, “sentirse y actuar como cercano”, en la RP la afectividad es sobre todo expresiva: se concentra en el “actuar como cercano”. Es comprensible que, en esa condición, la expectativa de apoyo funcione como una confirmación simbólico-emocional de pertenencia.
Ese carácter del apoyo, la afectividad sin comunicación y el carácter negativo que registran algunos contactos (tíos/tías), nos advertiría posiblemente del hecho de que la RP no incorpora vínculos tan fuertes de reciprocidad emocional y de corresponsabilidad afectiva como la FC. Sin dejar de serlo, la primera se configura como un espacio que genera y se sustenta más débilmente en vínculos emocionales relevantes por sí.
Las cuatro variables consideradas (afecto, comunicación, contacto y apoyo) funcionan con un efecto de reforzamiento solo en la FC. En ella se concentra el núcleo más satisfactorio de RBTP. Es entonces comprensible que ella tenga mayor impacto en la SV.
Consideración final
Los puntos anteriores dan prueba del papel de aquellas relaciones y del modo en que su disposición afecta la evaluación de la dinámica familiar en términos de satisfacción. El análisis de las RBTP tiene enormes implicaciones en distintos órdenes de ideas.
Por el momento, nuestra investigación arroja algunas consideraciones que quedan abiertas para futuros estudios. Puntualmente podemos fijarlas en los siguientes términos:
Si bien debe ser refinado, un enfoque relacional constituye una alternativa para explicar, en el contrastante contexto latinoamericano, la alta SF. Esa línea de investigación permitiría abrir camino a un campo de exploración de la paradoja de AL que no se enfrasque en la negación de los niveles de SF o en la deducción apresurada de que la respuesta está en los factores socioeconómicos.
Al estudiar la SF es pertinente distinguir entre la dimensión interna de la familia y las variables externas que la afectan, en particular los factores socioeconómicos. Es imperioso determinar cómo y en qué grado la dimensión externa afectaría la interna, qué tipo de relaciones se verían alteradas y dejar atrás una asociación poco específica.
Al menos en AL, la DIF es la de mayor capacidad explicativa y tiene como soporte las RBTP. Los conjuntos de variables de las RBTP, según se verifiquen concretamente, pueden ayudar a definir patrones relacionales familiares específicos y a explorar más ampliamente la diversidad de fuentes de la SF.
La principal conclusión de esta investigación nos lleva a sugerir que, al menos para la FC en LA, se verifica una especie de efecto spill-over que desde la afectividad envuelve a las otras RBTP.
Las familias latinoamericanas están cambiando. Han pasado de un modelo que incorporaba a la familia extensa como uno de sus perfiles claves a un escenario en el que tienen presencia variados arreglos familiares. Pese a la envergadura de esas dinámicas, la satisfacción familiar sigue siendo alta y persiste su estrecha asociación con la SV. El solo dato nos impone algunas reflexiones y una de la mayor importancia. Nuestra investigación da evidencia de que ni el tamaño ni el arreglo importan para la SF. Ni la estructura ni el “volumen” de vínculos familiares son determinantes. Se requiere sin duda alguna investigación más. Sin embargo, el conjunto de los resultados da evidencia de que los altos niveles de SF en AL no constituyen, ni se explican, apelando a una especie de rasgo cultural que sesga la evaluación de las relaciones que se dan en ese ámbito. La negación del problema por esa vía lleva a realizar deducciones desde factores externos que excluyen experiencias relacionales y emocionales. Como las económicas, las condiciones institucionales también afectan la vida de los individuos, pero su relación con la SV, por ejemplo, no es siempre directa ni tan categórica como se ha asumido. Además, hay factores que impactan altamente en un sentido y muy relativamente en otro. No tener un enfermo en casa tiene un impacto positivo menor en la SF; tenerlo, en cambio, la afecta enorme y negativamente. La SV no es la imagen inversa del infortunio, se explica por variables distintas y particulares. Del mismo modo, la SF no lo es de sus factores negativos.