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Tópicos (México)

versión impresa ISSN 0188-6649

Tópicos (México)  no.39 México dic. 2010

 

Artículos

 

Cartografía epistémica concebida por Tomás de Aquino según su interpretación de las obras aristotélicas

 

José María Felipe Mendoza

 

Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza-Argentina. josefelipemendoza@hotmail.com

 

Recibido: 17 - 10 - 10.
Aceptado: 25 - 11 - 10 .

 

Resumen

En este trabajo se sostiene que las introducciones tomasianas de las obras comentadas de Aristóteles presentan pasajes capaces de enlazarse de modo tal que de ello resulta adecuadamente un mapa del saber. En este mapa quedaría establecida una jerarquía de ciencias cuyo comienzo está dado en la contemplación humana, pues, las diferencias que la naturaleza muestra en sí misma constituyen la base para tal división jerárquica. Por lo cual, respecto de dicho mapa se atiende, en este caso, a tres cuestiones: el orden de las ciencias, las obras aristotélicas que lo sustentan y la contemplación de ese orden.

Palabras clave: ciencia, conocimiento, causa, principio, definición, Aristóteles.

 

Abstract

This work contemplates how Aquinas's introductions to Aristotle's works present passages which are capable of combining themselves in a way that results in a map of Knowledge. This map establishes a hierarchy of sciences whose beginning is given in human contemplation, this is, the differences that Nature shows in itself for the basis for this hierarchical division. Therefore, from this map we can summarize three topics: the order of sciences, the Aristotle's works which sustain it and the contemplation of that order.

Key words: science, knowledge, cause, principle, definition, Aristotle.

 

Introducción

Las presentes consideraciones epistemológicas acerca de Tomás de Aquino se refieren de manera inmediata al Aristóteles recibido y comentado en su tercera estadía en París.

Durante seis años —entre 1267 y 1273— escribió doce comentarios a Aristóteles, que al modo de un pequeño corpus, dicen qué y cómo lo comprendió Tomás1. De estas obras, sólo once serán usadas, exceptuándose la Tabula libri Ethicorum.2

En este artículo, dejando de lado las diferencias entre ambos pensadores, busca atenderse al sentido de ciencia tomasiano que figura en las introducciones de cada obra. En efecto, en sus proemios3 se desarrolla toda una visión comprehensiva del universo pasible de ser considerada desde diferentes ciencias, plasmadas todas ellas en una suerte de mapa del saber. A su vez, dichas introducciones ofrecen, de forma más perfecta que el resto de la obra, una metodología aristotélica ampliada considerablemente por Tomás.

La plasmación del ordo scientiarum en estos comentarios obedece a su intención de comprender el pensamiento y lenguaje aristotélicos. En ellos, sin embargo, su explicación se extendió a lo que el texto "quiso decir", y con esto su referencia a la luz de la revelación cristiana4

Por lo tanto, en el presente escrito y bajo este aspecto, se apuntará más que al método5, a la posibilidad de bosquejar un mapa de ciencias, aunque, habida cuenta de que ciencias y métodos no son del todo separables, se recurrirá auxiliarmente a los segundos conforme lo amerite el caso.

La cartografía de las ciencias que se anuncia como arquitectura del conocimiento científico6 se desdobla en tres secciones que se desarrollarán a continuación:

 

1 Exposición analítica de las ciencias: concatenación de una ciencia con otra

En las páginas introductorias a cada uno de los tratados aparecen cuestiones pertinentes a la definición, la demostración y el contenido de cada una de las ciencias. A partir de ahí puede reconstruirse el ya anunciado ordo scientiarum.

La primera pieza del mapa, como parte principal en acto que permite esclarecer el todo en potencia, conviene sea señalada como el fin último de todas las ciencias. Ese fin, que se expresa como beatitudo7, encuentra propiamente su lugar en lo que toca al hombre al manifestarse también y per se en cada una de las ciencias. En éstas, de modo singular, la persona debe encontrar cierta felicidad, y a través de ella, ser capaz de ascender en y por los diversos conocimientos hasta una última ciencia superior, bajo la cual queden comprendidas las demás al modo como un género abarca sus especies.

La segunda pieza, en tanto "lo propio del sabio es ordenar"8, son las mismas ciencias según sus fines9. Estos, enlazados por su propia correlación, comprenden ámbitos comunes que ipso facto posibilitan la descripción de dos cuestiones.

La primera delinea tres ámbitos comunes llamados ciencias especulativas, prácticas y productivas. La segunda, derivada de aquella, señala las relaciones entre estos tres ámbitos. Profundizada la primera cuestión, ella misma se dice segunda; la segunda profundizada, se llama primera. Así pues, primero conviene atender a los lazos de dichos ámbitos y luego considerar en cada uno de ellos su división interna.

Tales ámbitos, mencionados como ciencia en clara analogía con las ciencias in concreto, se ensamblan de un único modo que implica dos miradas. La adecuada articulación de una ciencia con otra acaece con propiedad, en un primer momento, mediante un originario reconocimiento y respeto en relación con los entes, según que ellos mismos por el hecho de ser naturales demarcan sus propios límites. Dicha posición impuesta secundum quid coincide primafacie en su mostración con la primera mirada que el hombre posa sobre lo real. La segunda, sólo posible mediada por la primera, responde al recorrido que realiza el alma humana en las ciencias según las vaya descubriendo.

El único modo, en consecuencia, de revelar la dependencia articulativa de unas ciencias con otras es considerar los entes según sí mismos10. Estos, coincidiendo con la posición humana de entenderlos según lo que son, dicen que la segunda mirada —aquella por la cual el hombre asciende comprehensivamente de una ciencia hacia otra— es consecuencia de la primera.

Fijado el hecho de que el hombre, a semejanza del intelecto divino11, conoce por su sola razón la vastedad de la naturaleza, se afirma sin temor que todas las ciencias en su proceder operan per rationem12, y que tal operación no queda sino demarcada y sustentada por la pluralidad manifestante óntica.

La exégesis correcta referida a la distinción que refleja la armonía de las ciencias obedece al diverso modo de los entes13. Con base en ellos es posible establecer tres esferas de saber por medio de las cuales aparece un mapa de las ciencias. En consecuencia, lo primero y más general que debe indicarse es el criterio que posibilita la distinción en tales esferas.

El criterio es el siguiente: 'las cosas son separables de la materia, así también son separables respecto del intelecto"14, lo que deviene en la distinción y jerarquía de las ciencias especulativas15. La causa de ello es que "así como ninguna ciencia juzga su substrato16" y como toda ciencia procede desde sus principios, conviene en consecuencia 'determinar con antelación acerca de los más universales"17 ya que —también según Aristóteles— su razón está en que "[si] esto no se hiciere, lo mismo se repetiría con frecuencia"18.

Dicho criterio, enmarcado en la figura de la primera esfera, señala primeramente el tamiz por medio del cual se distinguen ad intra las ciencias especulativas. En segundo lugar, articula también las ciencias subordinadas a la física, cuya obvia apertura, tanto para Aristóteles como para Tomás, es la antropología que hoy llamaríamos filosófica. Así, en este campo de las ciencias ya se observa anticipadamente la subordinación de las esferas prácticas y poiéticas a la esfera teorética o especulativa.

No obstante, como "el conocimiento de las causas de algún género es el fin al cual la consideración de la ciencia se extiende"19 y "como toda ciencia se alcanza por demostración, y la demostración es mediante la definición, es necesario que según el diverso modo de la definición se diversifiquen las diversas ciencias"20 puesto que "nos conviene proceder desde los universales hacia los singulares"21.

El universal señala tanto al género cuanto a la especie. Y ambos presentes en la definición dicen respecto del primero la subordinación entre los géneros, i.e. entre las ciencias especulativas; y respecto del segundo, la subordinación de cada una de ellas según lo que significan por sí.

En efecto, el género en acto contiene la especie en potencia22 y explicitar la especie a través del género es esclarecer la proximidad de tal género en relación con alguna especie23. Mas, si bien esto es pertinente en el caso de la filosofía natural y la matemática, no lo es en sentido estricto para la metafísica, ya que esta última es causa de todo género sin ser ella por lo mismo género24. La metafísica no es causa, sino saber de las causas.

Así pues, la concatenación en la primera esfera del saber se observa atendiendo a las definiciones y los subiecta de cada una de las ciencias. Conviene por tanto comenzar por la metafísica puesto que su amplitud en cierto sentido abarca las otras dos ciencias25; luego abordar la filosofía natural y, desde ella finalmente considerar la matemática.

La metafísica sostiene como propio subiectum el ens commune que desde sí arroja luz sobre toda su temática mostrando en sus límites un mismo fin, que según el modo de abordarlo recibe nombres diferentes. En relación con ello presento aquí dos pasajes:

Pues, aunque el sujeto de esta ciencia sea el ente común, sin embargo se dice toda ella acerca de estas cosas que son separadas de la materia según el ser y la razón. Porque se dicen separadas según el ser y la razón no sólo aquellas cosas que nunca pueden ser en la materia, como Dios y las substancias intelectuales, sino también aquellas cosas que pueden ser sin materia, como el ente común, pues esto sin embargo no acontecería si dependiesen de la materia según el ser26.

En efecto, se dice ciencia divina o teología en cuanto considera las substancias antes mencionadas. Y se dice metafísica, en cuanto considera el ente o aquellas cosas que se siguen de lo mismo. En efecto, esta transfísica es descubierta en vía de resolución como lo más común después de lo menos común. Y se dice filosofía primera en cuanto considera las causas primeras de las cosas27.

En cambio, si el ente común queda determinado por la materia, se convierte en ente sensible, y como tal, al no ser tratado por la metafísica, es responsabilidad de la física, ya que "debe saberse que algunas cosas son de las cuales el ser depende de la materia y no pueden ser definidas sin la materia"28. En efecto, dice el Aquinate que "[en la ciencia física] el sujeto del movimiento es la magnitud y el cuerpo, porque nada se mueve si no es cantidad"29 y el cuerpo movible devenido en "cosa móvil"30 se enuncia como sujeto de la filosofía natural.

Considerada la res mobilis según la física, cabe ahora examinarla en tanto sujeto de la matemática. Esta última especula de la cosa móvil sólo "los números, las magnitudes y las figuras"31 puesto que "en algunas cosas son las que aunque el ser no pueda sino estar en la materia sensible, sin embargo en su definición no incluye materia sensible"32.

Establecido el contenido de las tres ciencias especulativas33, y retomando el hecho de que "la definición completa difiere de la demostración por la sola posición"34 , desde la perspectiva de la demostración como reverso de la definición se descubre que "no toda ciencia demuestra por medio de todas las causas"35. En consecuencia, la necesidad de la demostración obedece a un principio —la certitudo— que en relación con el intelecto, "siendo adquirida la certeza de la ciencia por el intelecto desde las causas"36, posibilita la distinción entre dichas esferas.

De todas las causas se llamarán primeras aquellas de las cuales se ocupe la metafísica, puesto que, siendo ella ciencia primera, sus causas recibirán el mismo epíteto. Y ésta, pues, "parece ser máximamente reguladora de las demás"37:

En efecto, la matemática no demuestra sino por la causa formal. La metafísica demuestra principalmente por la causa formal y final y también por la causa agente. Pero la [ciencia] natural por todas las causas38.

Ahora bien, así como el subiectum de la física no es el corpus mobilis, sino la res mobilis (existe una divergencia entre la cosa móvil corpórea y la incorpórea), así en la primera dirección se atiende a la física que estudia los astros y los entes generables y corruptibles, y en la segunda —temporalmente posterior— por el contrario, se estudian los seres vivos en tanto que "el alma es fuente y principio de todo movimiento en las cosas animadas"39.

Alcanzada esta coyuntura, en esta primera sección se atenderá a la vertiente de la física que tiene en sí principio de movimiento capaz de actualizarlo per se y no per aliud.

El Aquinate rápidamente menciona los grados de vida inferiores al hombre y finalmente se detiene en él como sujeto de análisis:

De donde debe considerarse que en el II libro del De Anima estableció cuatro grados de vivientes, de los cuales el primero es de aquellos que tienen sólo una parte del alma, la nutritiva, por la cual viven, tales como las plantas. Mas, hay algunos otros que con esto tienen también sentido sin movimiento progresivo, como son los animales imperfectos, por ejemplo las ostras. Pero, [todavía hay] algunos otros que tienen además movimiento local progresivo, como los animales perfectos, tales como el caballo y el buey. Y algunos además [tienen] intelecto, como los hombres40.

Una vez pasada revista a la ascendente perfección de la naturaleza material en virtud de los diferentes grados perfectivos de la forma41, y alcanzado el hombre, se atiende a su formación constitutiva. El desenvolvimiento de ella arroja nueva luz sobre lo antes expuesto inviniendo en algún caso —la física— el orden de las ciencias y develando a la ratio como principio rector en el ser humano.

Así, las ciencias especulativas se ocupan de algo dado. Vale decir, de un orden de cosas que la razón considera pero no hace42. Según esto: "la verdad es el fin de la especulación"43, y en cuanto tal ha devenido rectamente para Tomás en tres ciencias, pues es "lo que comprendemos bajo la filosofía natural, la matemática y la metafísica"44.

El ámbito de las ciencias prácticas, dependiente de las especulativas45, y entroncado como esfera propia en el marco de la filosofía natural, dice el Aquinatense que es el de las ciencias "prácticas u operativas según la imitación de la naturaleza"46. Y esta imitación se observa en la razón según que es "principio de aquellas cosas que son producidas según el arte"47. De modo que la ratio está tanto en las ciencias especulativas cuanto en las ciencias prácticas48, y cabe agregar en las fabriles49, ya que "no otra cosa parece ser el arte que cierta ordenación de la razón por la cual a través de determinados medios los actos humanos llegan al debido fin"50.

A partir de aquí, el ámbito de las ciencias prácticas se divide en dos secciones: en la primera, "el orden que la razón hace considerando su propio acto pertenece a la filosofía racional a la cual es inherente considerar alternativamente el orden de las partes de la oración, y el orden de los principios en las conclusiones"51; la segunda, es la moral, ya que "el orden de los actos voluntarios pertenece a la consideración de la filosofía moral"52.

No obstante, si se entiende la comprensión del saber desde la relación que guarda con el ser humano, es decir, no su concatenación por sí mismo, sino estrictamente según el movimiento de la razón en y a través de las ciencias, lo que se prioriza es la reubicación en el primer lugar de la ciencia de la lógica.

Debe advertirse sin embargo que la lógica se encuentra acompañada por la moral en tanto la actividad de la razón volitiva se llama práctica y el ejercicio de la volición racional se llama ejecución53.

Por consiguiente, si se considera primero la lógica como ciencia-arte porque el fin es el conocimiento de la naturaleza54, la moral es su base; pero si se considera esta última, que alude a la purificación por medio de la virtud, la lógica es su principal fundamento en razón de su colaboración en la distinción de lo bueno y lo malo.

Dentro de las ciencias prácticas la moral a su vez se despliega bajo tres modos55 que, similares a tres círculos concéntricos, son según el momento más restringido la moral monástica, porque deviene naturalmente en la relación personal del hombre con Dios; en un segundo momento o círculo medio esa misma moral se muestra como familiar, ya que trata sobre la relación de la familia entre sí y con Dios. Finalmente, el momento último, mencionado como moral política, revela en su contenido la relación cívica de la comunidad consigo misma56.

Por último, asumida la moral, el hombre se aboca al arte fabril, aunque pudiendo cultivar las ciencias matemática y metafísica antes o después de una esmerada educación factiva o productiva.

Respecto de las ciencias factivas —i.e. las artes mecánicas—, última esfera de saber, subordinada a las ciencias prácticas y distinta de ellas, Santo Tomás afirma en primer lugar, que se llaman de este modo porque es lo que propiamente hace la razón "en la consideración de las cosas más exteriores"57. Posteriormente, señala, en relación con el mismo hecho, a menudo por medio de ejemplos, la colaboración de las artes con la especulación de la ciencia física58.

A partir de lo recorrido cabe esbozar sintéticamente una primera conclusión. La relación entre el hombre y la naturaleza se da de tres maneras. En efecto, por medio de la primera, la ciencia especulativa sostiene y enseña que el hombre opera como cognoscente en tanto su fin es la aprehensión de la verdad de la naturaleza toda59; la segunda, la ciencia práctica, procedente de ella, señala que el hombre mediante su voluntad racional60 opera de acuerdo a su fin propio: la conquista del bien moral61. La tercera, en cambio, como obra suya, cuyo resultado es la invención de nuevos entes, muestra que existen cosas permitidas por Dios que aunque no creadas son fabricadas por el hombre. Sobre las cuales, pese a ello, recae una suerte de manto ético.

La exposición, en consecuencia, del orden de las ciencias es el siguiente: 1. Metafísica62, 2. Física, 3. Matemática. El nivel 2 contiene a su vez: A. la ciencia de los entes móviles inanimados, B. la ciencia de los entes móviles animados. El ítem B por su parte incluye desde lo imperfecto hacia lo perfecto las ciencias de: a. el reino vegetal, b. el reino animal, c. el reino humano.

 

2 Exposición sintética de las ciencias: la experiencia del hombre en el saber

Conforme a lo mencionado en el apartado anterior se vuelve conveniente cultivar la ciencia metafísica sólo después y por medio de una acabada ciencia física y matemática que posibilite al hombre ubicarse al otro lado de los límites de estas ciencias. Sin embargo, aunque aquello no es imposible, la sugerencia se torna más atractiva si previamente se han recorrido sus recovecos.

Seguido el consejo, los límites entre aquellas ciencias se vuelven más claros habiendo obtenido cierta experiencia que sin ésta. De donde siendo lo que aquí se presenta el fruto de una mirada meditativa sobre la experiencia, síguese del orden previo —la sección 1 del trabajo— la consiguiente expansión, esto es, el recorrido experiencial del alma humana a través de las ciencias63.

La insistencia sistemática en considerar la ciencia física antes que la metafísica obedece a razones constitutivas del ser humano. El hombre no conoce sino a través de los sentidos, los cuales al ser cierta participación de la razón64, alcanzan al ser sensible o ente móvil65, y a través de ellos el intelecto descubre su forma materializada reveladora de su esencia que considerada per se se dice especie66. Por lo cual, la consideración de la forma en la materia del ente sensible justifica que la física, tal como fue dicho, sea enmarcada como ciencia.

El estudio de los entes físicos revela los entes no-físicos. En este amplio espectro aparecen dos ciencias: la matemática y la metafísica. La diferencia entre ellas radica en que la primera depende de la física mientras que la segunda se mantiene separada de aquella.

El camino del conocimiento científico devela un comienzo en relación con el hombre diferente al de los entes físicos sin más, o al de la metafísica. Se diferencia de lo primero porque la posibilidad de conocimiento no está sino en el hombre; de lo segundo, porque la metafísica quoad nos es ciencia última67. El ser humano, parte integrante de la naturaleza física en general, se entiende ante el cosmos como persona capaz de conocer la amplia naturaleza que lo rodea y capaz de trascenderla.

El intellectus del hombre68 —medio por el cual aprehende la naturaleza esencial de los entes físicos— deviene en ratio69 como expresión suya capaz de fundamentar lógicamente el conocimiento silogístico o inductivo.

La cientificidad de la ratio se despliega en tres momentos esenciales que dan cuenta del paso de la mera opinión al conocimiento científico o plenamente verdadero. Esos tres momentos se corresponden con los procesos sofístico, inventivo y judicativo. El primero, dice Tomás, refiere a la imposibilidad de alcanzar la verdad por defecto de algún principio que debiera observarse. El segundo, a la carencia de la necesidad y a la posibilidad de concluir, no obstante, con verdad el razonamiento. El tercero, en cambio, versa acerca de la necesidad y verdad del razonamiento70.

Este movimiento de la razón se repite en cada nueva ciencia que el hombre considera71. Tal despliegue racional da cuenta de la relación tensional entre el ente y el ser humano. Así, dicho proceso se manifiesta en la consideración de la física en general y en la consideración de los diferentes entes físicos in concreto. La posesión del alma, en su estado judicativo, de la verdad acerca del ente —vale decir, en cuanto capaz de demostrar sin error tal conocimiento— no sólo es el último eslabón alcanzado por el hombre en una ciencia sino también base posibilitante de otra que guarda relación con la que le antecede ya sea por todos sus principios o por algunos de ellos.

El conocimiento de la física en general significa un conocimiento no específicamente científico de los fenómenos naturales, los minerales, las plantas, los animales y el hombre, aunque si de éstos se hiciera estrictamente ciencia se descubriría el paso natural de lo sumamente imperfecto a lo sumamente perfecto.

La ratio en su propio despliegue se confiesa en los momentos antes considerados no sólo ad extra en relación con la Filosofía natural, puesto que el ente es lo primero que cae bajo la consideración del intelecto, sino particularmente ad intra, según que considera al alma per se y lo que ella hace.

Esto significa que lo primerísimo de la ratio es el estudio de la naturaleza en sus diferentes estadios hasta alcanzar al alma, y en ella y por ella, considerando toda la naturaleza humana, atiende en primer lugar a la razón según sí misma —por medio de la cual en este caso se alude a la ciencia lógica—, y seguidamente a su comportamiento que, si bien analíticamente considerado se divide en tres —monástico, familiar y político—, se revela esencialmente moral.

Todo el hombre es racionalmente moral y moralmente racional. Toda su actividad y toda su producción artística son también, en tanto expresión suya, racionales y morales.

No obstante, esta ciencia práctica deviene en ciencia y arte fabril cuando utiliza la naturaleza produciendo objetos externos al hombre útiles para la supervivencia y el embellecimiento de la sociedad.

Luego del ejercicio del arte fabril, cuando están cubiertas todas las necesidades básicas, el hombre cultiva con mayor dedicación aquello que entrevió en la consideración de los entes naturales, la ciencia matemática pura. Ella misma vuelve posteriormente sobre los sensibles a fin de perfeccionar principalmente las diversas artes en general.

La apertura al plano de la metafísica no exige de suyo el estudio y la meditación de la ciencia matemática aunque ella y la física, cada una por sí misma, conducen de diferentes modos hacia la metafísica.

La contemplación de la naturaleza sensible insta a contemplar la naturaleza no sensible. Intuida en la física, pide del hombre un esfuerzo —el de la ciencia— capaz de dar cuenta de ella. El camino que comienza por la ciencia física termina en la metafísica si se ha entendido adecuada y verdaderamente a aquella como ciencia. Ella misma cede su lugar de primera y se reubica como segunda72.

La lógica, por lo demás, como arte se dice omnipresente, pues en el caso de la Teología, el fin es Dios, y el hombre conoce a Dios en cuanto que es hombre racional. En el caso de la física el fin es el ente físico, y en la matemática el fin son los números y las figuras; ambos fines son conocidos por medio de la razón.

 

3 El orden de los tratados aristotélicos como materia que compone el mapa del saber

Examinadas en las secciones anteriores las esferas generales del saber y su correspondiente articulación ad extra y ad intra, conviene ahora detenerse en los tratados artistotélicos que las justifican materialmente. El orden presentado de tal mapa será abordado en relación con la concatenación de las ciencias por sí mismas.

En efecto, después de la metafísica como ciencia primera per se, Tomás enuncia:

...después de la consideración en común de los movimientos y móviles, que fue tratado [con anticipación] en el libro de la Physica, convino primero que se tratase de los cuerpos según lo que se mueve con movimiento local, lo que se hace en el libro del De Caelo, que es [propiamente] la segunda parte de la ciencia natural. Por lo tanto, resta una ulterior consideración sobre los demás movimientos que no son comunes a todos los cuerpos, sino que solamente son hallados en los más inferiores, entre los cuales posee preeminencia la generación y también la corrupción73.

En el plano infra lunar después del Tratado de la Generación y Corrupción atiende, en sintonía con los posibles caminos de aquello que tiene en sí principio de movimiento y de reposo, a las obras que versan acerca de lo movible/movido:

... y por esto de nuevo en el principio del libro del cielo, que sigue a éste, se comienza desde la notificación del cuerpo. Mas, se siguen a este libro otros libros de la ciencia natural en los cuales se trata de las especies de los movimientos, por ejemplo en el libro De caelo sobre lo movible según el movimiento local, que es la primera especie de movimiento. En el libro De generatione, acerca del movimiento hacia la forma y sobre los primeros movibles, a saber, los elementos en cuanto se refiere a las transmutaciones de aquellas cosas en común. En cambio, en cuanto a las especies de aquellas transmutaciones, en el libro Super Meteora. Y de los compuestos movibles inanimados en el libro De mineralibus. Y de lo animado [trata] en el libro del De Anima, y los que lo siguen74.

En orden a una comprensión progresiva de los tratados aristotélicos es necesario ponderar la importancia fundamental de las páginas que componen la Física75. Dicho texto es base y apertura que se despliega en pequeños tratados que especifican con mayor detenimiento alguna temática en él contenida76. Ese despliegue obedece a un orden lógico: la física es género respecto de los demás tratados.

El orden descendente desde la tematización universal hacia el tratamiento particular señala, por razones contenidas en el texto citado, que no puede continuar otra obra después de la Física que el De coelo. En efecto, así como la Física es género respecto del De coelo, así —y de este modo se prosigue con los demás tratados— este último es especie del anterior y género respecto del posterior.

En consecuencia, hay un primer sub-orden, dependiente de la física, que se articula como sigue: Sobre el cielo, Sobre lageneracióny corrupción, Sobre los meteoros y Sobre los minerales.

Existe un segundo sub-orden en donde las palabras del Aquinate retomando la física recomienzan desde el De Anima. El texto reza como sigue:

Por tanto conviene distinguir. en tres partes de las cuales una contiene aquellas cosas que conciernen a lo vivo en cuanto es vivo, y esto está contenido en el libro que escribe De morte et vita en el cual determina sobre la respiración y la expiración a través del cual en ciertos seres la vida es conservada. Y en De iuventute et senectute por medio del cual se diversifica el estado de la vida. Y de modo semejante también en este libro que se titula De causis longitudinis et brevitatis vitae; y en el libro que escribió De sanitate et aegritudine que conciernen a la disposición de la vida; y en el libro que se dice que hizo De nutrimento et nutribili los cuales todavía no nos han llegado a nosotros. Pero las demás pertenecen a lo que mueve, que sin duda está contenido en dos partes: a saber, en el libro De causa motus animalium, y en el libro De progressu animalium en el cual se determina sobre las partes de los animales propias para el movimiento. Pero lo tercero pertenece a lo sensitivo, respecto de lo cual puede considerarse por una parte esto que pertenece a la acción interior o a los sentidos exteriores; y en cuanto a esto la consideración de lo sensitivo se contiene en este libro que se llama De sensu et sensato, esto es acerca del sentido y lo sensible, bajo el cual también se contiene el tratado De memoria et reminiscentia. Y por otra parte, a la consideración de la sensibilidad pertenece ésto, que hace la diferencia respecto del sentir en el mismo sentir, lo cual determinó a través del sueño y la vigilia en el libro que se llama De somno et vigilia77.

Tal como ya se ha advertido, en la Física o Filosofía natural aparecen claramente dos caminos a recorrer en relación con los entes móviles: lo moviente y lo movido. A la luz de este binomio se observan dos ámbitos. Uno de ellos es el movimiento de aquello que es moviente y movido, y el otro, en cambio, es de aquello que es movible/movido. Tales ámbitos obedecen a una cierta complejidad creciente en donde lo primero lo es en función de poseer virtualmente por medio de una forma superior las perfecciones de lo segundo.

El ámbito físico inferior, nombrado como segundo, comprende todos los entes sensibles inanimados; en cambio el superior abarca la multitud de entes sensibles animados.

El último ámbito, que es propiamente de lo animado, análogamente al primero, se ramifica en el reino de las plantas, de los animales y del hombre78. En este caso la primera parte de su concatenación es la siguiente: Sobre el alma, Sobre la muerte y la vida, Sobre la respiración y la expiración, Sobre la juventud y la senectud, Sobre las causas de la longevidad y brevedad de la vida, Sobre la salud y la enfermedad, Sobre el alimento y lo nutrible, Sobre la causa del movimiento de los animales, Sobre la gradación de los animales, Sobre el sentido y lo sensible, Sobre la memoria y la reminiscencia, Sobre el sueño y la vigilia.

El listado de obras que aquí nos ocupa precisa distinciones. No todos los textos tienen la misma envergadura. El tratado genérico de la lista es el De Anima. Esta obra como fons vitae se despliega según su orden físicológico en los ya mencionados tres reinos. La vitalidad del primer reino o vegetal, está comprendida entre las obras Sobre el alma y Sobre el alimento y lo nutrible. En cambio, el reino animal se subdivide en dos: los animales imperfectos y los animales perfectos. Los primeros principalmente por su inmovilidad, semejantes al reino vegetal, están también comprendidos entre las obras recién mencionadas. El reino de los animales perfectos, en cambio, se extiende entre las obras Sobre el alma y Sobre el sueño y la vigilia, aunque su especificidad se despliega en los textos Sobre el alimento y lo nutrible y Sobre el sueño y la vigilia.

De aquí en más el Aquinate pasa a considerar al hombre. Los tratados que le anteceden quedan asumidos en su humanidad según que las principales virtualidades de los reinos inferiores se entienden racionalmente79.

Comenzando por la razón, puesto que "como dice Aristóteles en el principio de la Metafísica, el género de los hombres vive en el arte y en las cosas de la razón"80, lo primero a considerar es su ratio según que "el hombre se dirige en sus acciones por un juicio de la razón"81. En base al estudio de su proceder se la llama "arte de las artes, porque nos dirige en el acto de la razón, por el cual todas las artes proceden. Por lo tanto, conviene tomar las partes de la lógica según la diversidad de los actos de la razón"82.

Tomas de Aquino expresa:

Mas, son de la razón tres actos, de los cuales los dos primeros son de la razón según que es un cierto intelecto. En efecto, una acción del intelecto es la inteligencia de los indivisibles o no-complejos según que concibe lo que es la cosa. Y esta operación por algunos es llamada información del intelecto o imaginación intelectual. Y a esta operación de la razón se ordena la doctrina que menciona Aristóteles en el libro Praedicamentorum. La segunda operación del intelecto es la composición o la división del intelecto en la cual hay ya o bien verdad o bien falsedad. Y para este acto de la razón se ocupa la doctrina que menciona Aristóteles en el libro Peryhermeneias. El tercer acto de la razón es según esto que es propio de la razón, a saber, el discurrir de uno en otro, como por esto que es ir de lo conocido al conocimiento de lo desconocido. Y de este acto se ocupan los restantes libros de lógica83.

El resto de los libros de lógica serán expuestos según el orden por el cual la razón procede alejándose de la ignorancia y conquistando progresivamente la verdad84. Así, el momento más alejado de la verdad o sofístico lo trata Aristóteles en el libro Elenchorum85. En cambio, el momento medio o inventivo se despliega en tres consideraciones. La primera de ellas y la que ocupa la posición más cercana a la sofística es aquella que trata el Estagirita en la Poetica puesto que "la sola estimación se inclina a alguna de las partes de la contradicción a causa de alguna representación"86. La posición intermedia se cristaliza en la obra aristotélica Retorica en tanto que en ella la razón no se inclina por una u otra opinión sino que conserva "cierta sospecha, porque no totalmente se inclina hacia una parte de la contradicción, aunque más se incline a ésta que a aquella"87. Finalmente, "cuando la razón declina totalmente hacia una parte de la contradicción aunque con temor de la otra"88 se llama dialéctica, y ello está contenido en el libro Topica. El momento último o judicativo se despliega también en tres posiciones. Sin embargo, la posición del Predicamentorum o Categorías, que es la obra que trata acerca de estas cosas que pertenecen a la primera operación del intelecto, esto es, de lo que se concibe con el intelecto simple, tiene su lugar propio como primerísimo momento de la ratio según que es intellectus. De modo que, luego de los Tópicos se manifiesta en un movimiento cada vez más próximo a la verdad la posición que versa acerca de la segunda operación de la ratio, a saber, la enunciación afirmativa y negativa. Tal cuestión quedó determinada en Aristóteles en el libro Peryhermeneias donde se da cuenta de la verdad expresada científicamente. Siendo por lo tanto el Peryhermeneias el primer momento de la última tríada, la judicativa, el segundo será aquel que exprese cierta verdad sólo según la forma del raciocinar —tema tratado por el Estagirita en la obra titulada Analyítica Priora89—; pero si la verdad se expresa enunciativamente y según la forma y la materia, se está ante el modo del enunciado verdadero. Ello se dice en la obra aristotélica Analytica Posteriora, tratado que versa acerca del silogismo demostrativo90.

Concluido el proceso por medio del cual la ratio se ve a sí misma, debe saberse que el primer tratado considerado con anterioridad al movimiento desde la opinión no fundamentada (la sofística) a la afirmación demostrativa de la verdad (los Analíticos Segundos) es, según fue antes mencionado, la obra aristotélica Predicamentorum. Esto se debe a que aquello que la razón ve empieza con la consideración de lo real concebido por el intelecto. Así, según que la ratio ve su propio despliegue se descubren los momentos antes considerados, pero según que la ratio mira ad extra lo primero considerado es el momento de la filosofía natural. Esta deviene en la consideración del ente, que mostrado como sensible, el intelecto aprehende. Su tratamiento se llama Física y ella considera lo inanimado y lo animado. Desde lo inanimado se procede a partir de la consideración del cielo o universo hacia la de los minerales, para luego atender al segundo tratado fundacional en las ciencias físicas, que es el De Anima, y así según la lista hasta el tratado Sobre el sueño y la vigilia.

La lógica primero como ciencia se explaya después como arte91, y así, habiendo considerado el movimiento de la ratio desde una hacia otra se halla que la operación reflexiva de la razón y su consideración recibe propiamente el nombre de ciencia racional; en cambio, la operación de la razón al servicio de la totalidad de las facultades humanas y del hombre íntegro se llama arte racional92. En consecuencia, la diferencia entre la mirada de la razón ad intra y ad extra no es sino una expresión analítica que queda superada en el actuar teorético-práctico del hombre.

El ser humano opera, en este sentido, siempre de modo reflexivo y el momento ad intra es enteramente un momento de la ratio ad extra, la cual en virtud de considerar en primera instancia el ens, conduce a la ciencia primera: la física93. Sin embargo, el primer momento —adintra— considerado particularmente también se llama ciencia, siendo el caso la lógica.

Análogamente a las obras que consideran a los animales, las que discurren sobre el hombre como tema de reflexión con mayor detenimiento se incluyen entre el De las categorías y las artes factivas. Sin embargo, aquellas que se refieren principalmente al cultivo de la ratio están contenidas entre el De las categorías y el De los elencos o Refutaciones sofísticas.

En cambio, aquellas que se ocupan sobre la voluntad racional como tensión hacia el bien, y por consiguiente, la práctica de la virtud, son las obras morales94. Lo último, sin embargo, que cabe mencionar se refiere a un grupo de artes fabriles como la construcción de armamentos, catedrales, etc. Pero la sección 1 del trabajo— la primera división de las ciencias especulativas y no el listado que le continúa — alude a la relación del hombre según intellectus qua ratio con el mundo. Se trata de una división tripartita en donde el listado de obras posterior se engarza bajo el eslabón de la física. A partir de lo antes mencionado es posible reorganizar todas las ciencias en tres esferas de mutua relación. Una comprende las ciencias especulativas; otra, las ciencias operativas —morales y factivas—; y la última abarca las ciencias racionales95.

En síntesis, la estructura jerárquica del saber ofrecida por Tomás de Aquino contribuye, si bien cautelosamente, a un modo de acercarse a su doctrina a fin de clarificar la relación del hombre respecto del cosmos. En ella, el orden de las ciencias, buscando guardar semejanza con la naturaleza96, procede manifestando a la vez la armonía creatural per se y la posición privilegiada del hombre en su dar cuenta de97.

El tema ofrece posibilidades para una ulterior investigación no sólo como un capítulo de la historia de la ciencia, sino también en orden a prolongar la intención tomasiana de dialogar con el discurso científico contemporáneo. Menciónese, por ejemplo, de una tradición diferente, la posición epistemológica crítica de Paul Feyerabend en su artículo "Contra el método"98 y especialmente su ensayo "La conquista de la abundancia"99.

 

Notas

1 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie, Les proèmes des lectures de saint Thomas d'Aquin aux oeuvres principales d'Aristotle: Tomo 1. L'esprit des disciplinesfondamentales, F.X. Paris: De Guibert 2004, pp. 63-69: L' intention des commentaires.         [ Links ]

2 Jean-Pierre Torrell, Iniciación a Tomás de Aquino: su persona y su obra, España: Eunsa 2002, p. 367: Este í         [ Links ]ndice es un antecedente directo de la parte moral de la Suma Teológica como preparación para la misma. Se encuentra inacabada, y en ella figura con mayor claridad la intervención libre de los copistas del santo. La obra data del año 1270 en París cuando santo Tomás se presta a redactar la Sententia libri Ethicorum y la secunda pars de la Summa Theologiae.

3 En torno al sentido de la expresión prooemium en Tomás de Aquino, Cfr: Jean-Baptiste Échivard, Proèmes philosophiques de saint Thomas d'Aquin à ses commentaires des oeuvres principales d'Aristote, Thomas d'Aquin; traduction et présentation de Jean-Baptiste Échivard, Paris: Presses Universitaires de l'IPC: Parole et Silence 2008.         [ Links ] El texto es bilingüe e incluye la obra Liber de Causis.

4 Jean-Pierre Torrell, Iniciación a Tomás..., p. 258.

5 Para un estudio del método en Tomás de Aquino, Cfr: Leo J. Elders, Sobre el método en santo Tomás de Aquino, Buenos Aires: Sociedad Tomista Argentina 1992.         [ Links ]

6 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.216.

7 S. Tomás de Aquino, In Met, prooemium, I: Omnes autem scientiae et artes ordinantur in unum, scilicet ad hominis perfectionem, quae est eius beatitudo. Las traducciones de todas las citas son perosonales.

8 S. Tomás de Aquino, In Eth, I, 1, 1: sapientis est ordinare.

9 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.72: En este orden de ciencias el autor distingue primeramente la noción de intelecto como especulativo, teórico y práctico. Le secunda la distinción entre ciencias teóricas: Física, Matemática y Metafísica, y finalmente las ciencias prácticas y poiéticas.

10 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.215: Todo conocimiento científico se enraíza en la experiencia de los seres que nosotros recibimos al abordarlos desde las sustancias sensibles.

11 S. Tomás de Aquino, In Pol, prooemium, 1: Et ideo intellectus humanus ad quem intelligibile lumen ab intellectu divino derivatur, necesse habet in his quae facit informan ex inspectione eorum quae sunt naturaliter facta,... Cfr: Etienne Gilson, El Tomismo. Introducción a la filosofía de santo Tomás de Aquino, Pamplona: EUNSA 1978, p.381, 387.         [ Links ]

12 Cfr: S. Tomás de Aquino, In Pery,prooeimum, 1:...duplex est operatio intellectus: una quidem, quae dicitur indivisibilium intelligentia, per quam scilicet intellectus apprehendit essentiam.

13 S. Tomás de Aquino, In Eth, I, 1, 2: secundum hos diversos ordines quosproprie ratio considerat, sunt diversae scientiae.

14 S. Tomás de Aquino, In de Sensu, sicut separabiles sunt res a materia, sic et quae circa intellectum sunt.

15 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p. 152: Otro criterio por medio del cual puedan ordenarse las ciencias es comenzando desde la identificación en la metafísica de aquello que es más ser con aquello que es más en acto. Este principio muestra una naturaleza ordenada desde los minerales y los elementos hasta Dios.

16 S. Tomás de Aquino, In Phys, I, 1, 4: nulla autem scientiaprobat suum subiectum.

17 S. Tomás de Aquino, In Phys, I, 1, 6: ostendit quod inter principia oportet praedeterminare de universalioribus.

18 S. Tomás de Aquino, In De Anima, I, 1, 1: quia nisi hocfieret, idem dicereturfrequenter.

19 S. Tomás de Aquino, In Afet, prooemium, 8: cognitio causarum alicuiusgeneris, estfinis ad quem consideratio scientiae pertingit.

20 S. Tomás de Aquino, In Phys, I, 1, 1: cum omnis scientia per demonstrationem habeatur, demonstrations autem medium sit dfinitio; necesse est secundum diversum definitionis modum scientias diversificari.

21 S. Tomás de Aquino, In Phys, I, 1, 6: ergo oportet nos ab universalibus adsingularia procedere.

22 S. Tomás de Aquino, In Phys,I,l,9: Sicuti enim qui apprehendit genus, non apprehendit species distincte sed in potentia tantum, ita qui apprehendit domum, nondum distinguit partes.

23 S. Tomás de Aquino, In De Gen, prooemium,2: Similiter etiam considerare oportet quod, si in aliquo genere aliquod primum invenitur quod sit causa aliorum, eiusdem considerationis est commune genus et id quod est primum in genere illo.quia illud primum est causa totius generis, oportet autem eum qui considerat genus aliquod, causas totius generis considerare.

24 S. Tomás de Aquino, In De Gen,prooemium,2: quia illud primum est causa totius generis, oportet autem eum qui considerat genus aliquod, causas totius generis considerare. Et inde est quod philosophus in metaphysica simul determinat de ente in communi et de ente primo, quod est a materia separatum.

25 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.207.

26 S. Tomás de Aquino, In Met, prooemium,8: Quamvis autem subiectum huius scientiae sit ens commune, dicitur tamen tota de his quae sunt separata a materia secundum esse et rationem. Quia secundum esse et rationem separari dicuntur, non solum illa quae nunquam in materia esse possunt, sicut Deus et intellectuales substantiae, sed etiam illa quae possunt sine materia esse, sicut ens commune. Hoc tamen non contingeret, si a materia secundum esse dependerent.

27 S. Tomás de Aquino, In Met, prooemium,8: Dicitur enim scientia divina sive theologia, inquantum praedictas substantias considerat. Metaphysica, inquantum considerat ens et ea quae consequuntur ipsum. Haec enim transphysica inveniuntur in via resolutionis, sicut magis communia post minus communia. Dicitur autem prima philosophia, inquantum primas rerum causas considerat.

28 S. Tomás de Aquino, In Phys, I, 1, 2: Sciendum est igitur quod quaedam sunt quorum esse dependet a materia, nec sine materia definiri possunt.

29 S. Tomás de Aquino, In De Cael, prooemium, 3: Subiectum autem motus est magnitudo et corpus: quia nihil movetur nisi quantum.

30 S. Tomás de Aquino, In Eth, I, 1, 3: Sicut igitur subiectumphilosophiae naturalis est motus, vel res mobilis,...

31 S. Tomás de Aquino, In Phys, I, 1, 2: et talia sunt omnia mathematica, utnumeri, magnitudines et figurae.

32 S. Tomás de Aquino, In Phys, I, 1, 2: quaedam vero sunt quae licet esse non possint nisi in materia sensibili, in eorum tamen definitione materia sensibilis non cadit.

33 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.75-76.

34 S. Tomás de Aquino, In Phys, I, 1, 5: cum completa definitio sit demonstratio solapositione dfferens...

35 S. Tomás de Aquino, In Phys, I, 1, 5: non omnis scientiaper omnes causas demonstrat.

36 S. Tomás de Aquino, In Met, prooemium, 4: cum certitudo scientiaeper intellectum acquiraturex causis,...

37 S. Tomás de Aquino, In Met, prooemium,4: Unde et illa scientia, quae primas causas considerat, videtur esse maxime aliarum regulatrix.

38 S. Tomás de Aquino, In Phys, I, 1, 5: Nam mathematica non demonstrat nisi per causam formalem; metaphysica demonstratper causam formalem et finalem praecipue, et etiam agentem; naturalis autem per omnes causas.

39 S. Tomás de Aquino, In De Anima, I, 1, 7: et ipsa anima estfons etprincipium omnis motus in rebus animatis.

40 S. Tomás de Aquino, In De sensu, I, 1, 3: Unde considerandum est, quod in secundo de anima quatuor gradus viventium determinant. Quorum primus est eorum quae habent solam partem animae nutritivam per quam vivunt, sicut sunt plantae. Quaedam autem sunt, quae cum hoc habent etiam sensum sine motu progressivo, sicut sunt animalia imperfecta, puta conchylia. Quaedam vero, quae habent insuper motum localem progressivum, sicut animalia perfecta, ut equus et bos. Quaedam vero insuper intellectum, sicut homines.

41 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.211.

42 S. Tomás de Aquino, In Eth, I, 1, 2: Nam ad philosophiam naturalem pertinet considerare ordinem rerum quem ratio humana considerat sed non facit,.

43 S. Tomás de Aquino, In Eth, I, 1, 8: nam verum estfinis speculationis.

44 S. Tomás de Aquino, In Eth, I, 1, 2: ita quod sub naturali philosophia comprehendamus et mathematicam et metaphysicam.

45 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p. 183: La dependencia de la moral respecto de la metafísica se nota en la convertibilidad del ser y del bien.

46 S. Tomás de Aquino, In Pol, prooemium, 2: quae vero sunt de rebus ab homine factis, sint practicae, sive operativae secundum imitation-em naturae.

47 S. Tomás de Aquino, In Pol, prooemium, 1: autem eorum quae secundum artem fiunt est intellectus humanus.

48 S. Tomás de Aquino, In Pol, prooemium, 2: Ex quo patet quod ratio humana eorum quae sunt secundum naturam est cognoscitiva tantum: eorum vero quae sunt secundum artem, est et cognoscitiva et factiva.

49 S. Tomás de Aquino, In De Sensu, I, 1, 16: Ex quo patet quod consideratio sanitatis et aegritudinis communis est et medias et naturalibus. Cuius ratio est, quia sanitas causatur quandoque quidem solum a natura, et propter hoc pertinet ad considerationem naturalis, cuius est considerare opera naturae: quandoque vero ab arte, et secundum hoc consideratur a medico. Sed quia ars non principaliter causat sanitatem, sed quasi adiuvat naturam et est ministrans ei; ideo necesse est quod medicus a naturali tamquam a principaliori principia suae scientiae accipiat, sicut gubernator navis ab astrologo.

50 S. Tomás de Aquino, In Post. An., I, 1, 1: Nihil enim aliud ars esse videtur, quam certa ordinatio rationis quomodo per determinata media ad debitum finem actus humani perveniant.

51 S. Tomás de Aquino, In Eth, I, 1, 2: Ordo autem quem ratio considerando facit inproprio actu, pertinet ad rationalem philosophiam, cuius est considerare ordinem partium orationis adinvicem, et ordinem principiorum in conclusiones.

52 S. Tomás de Aquino, In Eth, I, 1, 2: ordo autem actionum voluntariarum pertinet ad considerationem moralis philosophiae.

53 S. Tomás de Aquino, In Eth, I, 1, 1: In intellectu autem vel ratione consideratur speculativum et practicum. In appetitu autem rationali consideratur electio et executio.. Quantum vero ad intellectum practicumponit artem, quae est recta ratio factibilium, ut habetur in VI huius; quantum vero ad actum intellectus appetitivi ponitur electio. Quantum vero ad executionem ponitur actus.

54 La ciencia de la lógica tiene como fin la verdad según el estudio del intellectus qua ratio en su desplegarse, cuyo despliegue es su proceder mismo. Y en su proceder el hombre mirado por y para sí mismo se descubre según el cómo de la ratio, cómo que es el modo manifestante del qué. Así, el despliegue del qué es su mostración modal que se cristaliza en dos esferas. La primera, el intellectus; la segunda, el intellectus-rationalis. Mas, el despliegue de la ratio sería imposible sino hubiese un qué que fuese fuente y dirección de sí mismo. Ese qué es la naturaleza, y esa naturaleza es la humana en tanto la lógica es propiamente ciencia, esto es, el estudio aislado de la potencia racional, no en cuanto potencia o facultad, sino en cuanto ens conocido, y de ese ens conocido, llamado objeto (verbum mentis), todas sus posibles relaciones según tengan ad extra fundamento in re. Pero dígase también lógica, esto es, ciencia-arte, cuando su fin es el estudio no sólo de la totalidad del hombre, sino además, de la totalidad de la naturaleza. Pues esto último es lo que señala que la lógica como arte se subordina a cada una de las ciencias especulativas. De donde la ciencia de la lógica en tanto ciencia se dice especulativa y en cuanto arte se dice operativa.

55 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.189.

56 S. Tomás de Aquino, In Eth, I, 1, 6: Et inde est, quod moralis philosophia in tres partes diviitur. Quarum prima consi erat operationes unius hominis or inatas a finem, quae vocatur monastica. Secunda autem considerat operationes multitudinis domesticae, quae vocatur oeconomica. Tertia autem considerat operationes multitudinis civilis, quae vocaturpolitica. Cfr: Jean-Baptiste Échivard, Une introduction a la philosophie..., p.73: Colabora en la distinción de las disciplinas morales de la ética, economía y política las virtudes de la sabiduría, inteligencia, ciencia, prudencia y arte.

57 S. Tomás de Aquino, In Eth, I, 2, 2: Ordo autem quem ratio considerando facit in rebus exterioribus constitutis per rationem humanam, pertinet ad artes mechanicas.

58 S. Tomás de Aquino, In Eth, I, 1, 1: Quartus autem est ordo quem ratio considerando facit in exterioribus rebus, quarum ipsa est causa, sicut in arca et domo.

59 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p. 122. Cfr: Etienne Gilson, El tomismo..., pp.418-424: La afirmación de que el intelecto tiende a la verdad del ente y que con él se convierte, encuentra por un lado una referencia inmediata en la temática de los trascendentales. Por el otro, mediante la significación del término concepto en relación con el ente, y en convergencia con lo anterior, el comienzo de una epitemología tomasiana.

60 Etienne Gilson, El tomismo..., p.426,432.

61 Etienne Gilson, El tomismo..., p.435-436: Este bien moral es el bien universal que se revelará al final como Soberano Bien y finalmente como Dios.

62 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.220: La métaphysique — ici comme philosophie premiére — est tout entière présent á chacune des disciplines philosophiques.

63 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.79: La manera de reordenar las ciencias en relación con el hombre surge de su propia experiencia: primero la filosofía natural, etc.

64 S. Tomás de Aquino, In De sensu, I, 1, 12: Quod autem sit aliqua virtus sensitivaepartis, se extendens ad alia quae non sunt praesentia, hoc est secundum similitudinariam participationem rationis vel intellectus.

65 Etienne Gilson, El Tomismo..., p.379.

66 Etienne Gilson, El Tomismo..., p.393-399, 410-412: Puede encontrarse aquí de manera escueta una explicación del conocimiento sensible como el principio del conocimiento humano y su relación con la imaginación y los intelectos pasivo y agente.

67 Etienne Gilson, El Tomismo..., p. 69. Cfr: Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.80: La ciencia metafísica es última porque todas las demás ciencias humanas colaboran y son necesarias, en tanto que preparan al hombre, para comprender la ciencia divina.

68 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p. 105-111: Estas pocas pág. se ocupan de mostrar la diferencia y complementariedad entre la noción de intellectus y ratio.

69 Etienne Gilson, El Tomismo..., pp. 383-384: En síntesis, si bien ambas pueden distinguirse, es "evidente que en el hombre es una y la misma potencia la que lleva los nombres de intelecto y de razón".

70 S. Tomás de Aquino, In Post. An., I, 1, 5: Est enim aliquis rationis processus necessitatem inducens, in quo non est possibile esse veritatis defectum; et per huiusmodi rationis processum scientiae certitudo acquiritur. Est autem alius rationis processus, in quo ut in pluribus verum concluditur, non tamen necessitatem habens. Tertius vero rationis processus est, in quo ratio a vero deficit propter alicuius principii defectum; quod in ratiocinando erat observandum. Cfr: Jean-Baptiste Échivard, Une introduction a la philosophie..., p.129: Esta triple diversidad de los actos de la razón se corresponden con los tres actos de la naturaleza: aquello que sucede siempre, lo que se produce la mayoría de las veces y lo que rara vez sucede.

71 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p. 121: Entre los proemios, la ciencia de la lógica es verdadera introducción al conocimiento científico. Ella no depende de otros conocimientos, éstos dependen de aquella. La lógica se convierte, en este sentido, en el arte que educa la razón.

72 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.137-141.

73 S. Tomás de Aquino, In De Gen, prooemium, l: Et ideo post considerationem motuum et mobilium in communi, quae fuit tradita in libro physicorum, primo oportuit quod tractaretur de corporibus secundum quod moventur motu locali, in libro de caelo; quae est secunda pars scientiae naturalis. Restat igitur consideratio de motibus aliis consequentibus, qui non sunt communes omnibus corporibus, sed inveniuntur in solis inferioribus. Inter quosprincipatum obtinetgeneratio et corruptio.

74 S. Tomás de Aquino, In Phys, I, 1, 4: et ideo statim in principio libri de caelo, qui sequitur ad istum, incipitur a notificatione corporis. Sequuntur autem ad hunc librum alii libri scientiae naturalis, in quibus tractatur de speciebus mobilium: puta in libro de caelo de mobili secundum motum localem, qui est prima species motus; in libro autem de generatione, de motu ad formam et primis mobilibus, scilicet elementis, quantum ad transmutationes eorum in communi; quantum vero ad speciales eorum transmutationes, in libro Meteororum; de mobilibus vero mixtis inanimatis, in libro de mineralibus; de animatis vero, in libro de anima et consequentibus ad ipsum.

75 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.97.

76 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p. 161: El orden de concreción en los tratados de la física guarda relación, según el De Caelo, con el orden de intensión, composición y fundamento (sustentatio artificii).

77 S. Tomás de Aquino, In De Sensu, I, 1, 5: Oportet ergo huiusmodi considerationem mediam in tres partes distingui: quarum unum contineat ea, quae pertinent ad vivum, inquantum est vivum: et hic continetur in libro quem scribit de morte et vita, in quo etiam determinat de respiratione et expiratione, per quae in quibusdam vita conservatur; et de iuventute et senectute, per quae diversificatur status vitae. Similiter autem et in libro qui inscribitur de causis longitudinis et brevitatis vitae et in libro quem fecit de sanitate et aegritudine, quae etiam pertinent ad dispositionem vitae, et in libro quem dicitur fecisse de nutrimento et nutribili, qui duo libri apud nos nondum habentur. Alia vero pertinent ad motivum: quae quidem continentur in duobus: scilicet in libro de causa motus animalium, et in libro de progressu animalium, in quo determinatur departibus animalium opportunis ad motum. Tertia vero pertinet ad sensitivum. Circa quod considerari potest, et id quod pertinet ad actum interioris, vel exterioris sensus; et quantum ad hoc consideratio sensitivi continetur in hoc libro, qui inscribitur de sensu et sensato; idest de sensitivo et sensibili, sub quo etiam continetur tractatus de memoria et reminiscentia. Et iterum, ad considerationem sensitivi pertinet id, quod facit differentiam circa sensum in sentiendo, quod per somnum et vigiliam determinavit in libro quod inscribitur de somno et vigilia.

78 Etienne Gilson, El Tomismo..., pp. 403-404.

79 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.168.

80 S. Tomás de Aquino, In Post. An., I, 1, 1: Sicut dicit Aristoteles in principio metaphysicae, hominum genus arte et rationibus vivit.

81 S. Tomás de Aquino, In Post. An., I, 1, 1: homo autem rationis iudicio in suis actionibus dirigitur.

82 S. Tomás de Aquino, In Post. An., I, 1, 3: Etideo videtur esse ars artium, quia in actu rationis nos dirigit, a quo omnes artes procedunt. Oportet igitur logicae partes accipere secundum diversitatem actuum rationis.

83 S. Tomás de Aquino, In Post. An., I, 1, 4: Sunt autem rationis tres actus: quorum primi duo sunt rationis, secundum quod est intellectus quidam. Una enim actio intellectus est intelligentia indivisibilium sive incomplexorum, secundum quam concipit quid est res. Et haec operatio a quibusdam dicitur informatio intellectus sive imaginatio per intellectum. Et ad hanc operationem rationis ordinatur doctrina, quam tradit Aristoteles in libro praedicamentorum. Secunda vero operatio intellectus est compositio vel divisio intellectus, in qua est iam verum vel falsum. Et huic rationis actui deservit doctrina, quam tradit Aristoteles in libro perihermeneias. Tertius vero actus rationis est secundum id quod est proprium rationis, scilicet discurrere ab uno in aliud, ut per id quod est notum deveniat in cognitionem ignoti. Et huic actui deserviunt reliqui libri logicae.

84 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.124-125.

85 S. Tomás de Aquino, In Post. An., I, 1, 6: Tertio autemprocessui rationis deservitpars logicae, quae dicitur sophistica, de qua agit Aristoteles in libro elenchorum.

86 S. Tomás de Aquino, In Post. An., I, 1, 6: Quandoque vero sola existimatio declinatin aliquam partem contradictionis propter aliquam repraesentationem,...

87 S. Tomás de Aquino, In Post. An., I, 1, 6: Quandoque vero, nonfit completefides velopinio, sed suspicio quaedam, quia non totaliter declinatur ad unam partem contradictionis, licet magis inclinetur in hanc quam in illam.

88 S. Tomás de Aquino, In Post. An., I, 1, 6: quia ratio totaliter declinat in unampartem contradictionis, licet cum formidine alterius, et ad hoc ordinatur topica sive dialectica.

89 S. Tomás de Aquino, In Post. An., I, 1, 6: Certitudo autem iudicii, quae per resolutionem habetur, est, vel ex ipsa forma syllogismi tantum, et ad hoc ordinatur liber priorum analyticorum, qui est de syllogismo simpliciter.

90 S. Tomás de Aquino, In Post. An., I, 1, 6: vel etiam cum hoc ex materia, quia sumuntur propositiones per se et necessariae, et ad hoc ordinatur liber posteriorum analyticorum, qui est de syllogismo demonstrativo.

91 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.135.

92 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.126.

93 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.127.

94 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p. 172: La ciencia moral no es una ciencia de la contemplación del hacer. Es, por el contrario, en cuanto ciencia, un instrumento que debe culminar en la práctica misma del hacer, de la virtud.

95 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p.136: El fundamento de los actos de la razón está en las ciencias especulativas y sus principios dependen de la filosofía primera.

96 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p. 132-133.

97 Jean-Baptiste Échivard, Une introduction à la philosophie..., p. 148.

98 Paul Karl Feyerabend, Contra el método. Esquema de una teoría anarquista del conocimiento, Barcelona: Ariel 1974.         [ Links ]

99 Paul Karl Feyerabend, La conquista de la abundancia. La abstracción frente a la riqueza del ser, México: Paidós 2001.         [ Links ]

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