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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.104 Ciudad de México abr. 2021  Epub 20-Sep-2021

https://doi.org/10.14350/rig.60358 

Editorial

Editorial


El 2021 se sitúa como el año dos del cambio de época y las preguntas siguen abiertas. En el campo de la geografía, las revistas se han volcado a abrir sus espacios a la reflexión e indagación de la temible COVID-19. Cientos de artículos, miles de páginas presentan resultados, algunos efímeros o de un instante específico, otros intentan una combinación de datos con una visualización, es la geografía como metáfora espacial. La pandemia de la COVID-19 que, indómita e inaudita, asola a la humanidad desde finales de 2019, marca no solo una “fractura mental” en la vida privada, sino algo más profundo, un cambio de época de unos alcances e influencias difíciles de imaginar. El coronavirus SARS-CoV-2 ha alterado la vida del género humano e inicia el siglo XXI con incertidumbre e insospechadas lecciones. A partir de esto, este número abre con un grupo de trabajos de este tema y es el motivo principal de atención de este editorial de Investigaciones Geográficas, revista del Instituto de Geografía de la UNAM.

Si algo tiene el coronavirus, en palabras de Bruno Latour, es su “capacidad para relacionar a todos los humanos” (Latour, 2020, p. 2), a partir de su transmisión y contagio entre las personas; en este sentido, este virus se convierte en una crisis sanitaria (Latour, 2020, p. 1). Esta difusión mundial no es nueva, con la llegada de la viruela a América, en el siglo XVI, el virus atravesó el territorio de costa a costa y las poblaciones vírgenes, desconcertadas, enfrentaron un enemigo común; sin inmunidad sobrevino el desplome demográfico y un cambio de época.

Para la geografía los cambios de época son de saltos, de vaivenes, de vértigo o de encrucijadas ante los “nuevos descubrimientos, formación de Estados y derrumbamientos de Imperios, grandes conquistas y enfrentamientos militares, despliegue de culturas y civilización o desarrollos a largo plazo como el de la propia Tierra” (Schlögel, 2007, p. 86). Estas “rupturas históricas” requieren de orientación espacial, ya que “toda gran ruptura es derumbamiento y nueva formación de espacios sociales, políticos y culturales” (Schlögel, 2007, p. 89).

La pandemia mundial ha puesto en duda ideas, modelos, sistemas y estilos de vida vinculados con el espacio, lo que origina una incontable variedad de territorialidades, difundidas por la globalización del siglo XX. Algunas voces señalan la necesidad del cambio en el “modo de vida”, asociado a la suspensión general de un sistema económico, ortodoxo, de los últimos cincuenta años (Latour, 2020, p. 1). Una voz como la de Latour abre la discusión acerca de nuestra relación actual con el mundo. Millones de personas en todo el planeta aplicaron normas de distanciamiento social y de higiene, de la misma forma puede aplicarse como escudo protector ante la idea de los globalizadores: “un regreso a lo mismo” y ponerse el freno a la dulce ilusión del “tren del progreso” (Latour, 2020, pp. 1 y 3).

Un cambio de época que, sin duda, abre nuevos horizontes y exigencias. Martínez de Pisón (2017, p. 9) abre las preguntas: ¿dónde nos situamos? ¿qué es la geografía y para qué sirve? Ha llegado, indica este autor, una “geografía de los cambios” (2017, p. 11). La entrada de una “geografía creativa”, es decir, una donde suceda la convergencia de preguntas, de métodos, de perspectivas y que aporte estímulos científicos y culturales con sus ideas y trabajos.

En esta dirección, la geografía ha entrado en un punto de inflexión, de reflexión, de consultas, de revisiones, de aproximaciones en sus ideas, métodos, técnicas y, sobre todo, en la invención de nuevas formas de representación espacial a partir de la disponibilidad de bases de datos, matrices de información, procesamiento digital para conseguir un nuevo lenguaje de comunicación visual que ofrezca, de forma sintética, una comprensión, a diferentes escalas, de la territorialidad y la temporalidad que se vive y se padece en todo el mundo.

La situación actual abre innumerables formas, rutas y perspectivas de estudiar la COVID-19 desde las ideas, preguntas, métodos y técnicas de la geografía. Investigaciones Geográficas, revista del Instituto de Geografía de la UNAM, ofrece la presentación de resultados de investigación que atañen al cambio de época, por medio de una serie de trabajos que inciden de diferente forma con la reflexión amplia y situados en la franja abierta entre los comportamientos sociales, las territorialidades y la COVID-19. En el primer trabajo, Manuel Suárez Lastra y un equipo de trabajo multidisciplinario proponen un índice de vulnerabilidad ante la COVID-19 para identificar cuatro grados de vulnerabilidad en centros urbanos y municipios, en los mapas se visualiza el papel que juega la infraestructura de salud, la marginación, la población hablante de lengua indígena, el acceso a los medios de comunicación o la economía precaria. Los resultados se orientan como un conjunto de voces y recomendaciones para apoyar políticas públicas, en todos los niveles, para “mitigar el posible impacto de la COVID-19 en la sociedad mexicana”.

A continuación, Irasema Alcántara-Ayala abre la reflexión sobre la “construcción social del riesgo de desastre y del desastre desencadenado por la COVID-19”. Esta autora sugiere abordar el problema desde una “perspectiva integral transdisciplinaria” y, para ello, sitúa la actualidad de este desastre de “orden multiescalar con impacto global”. Se interesa por el surgimiento de un “estado de disrupción extrema del funcionamiento de la sociedad” y, llegados a este punto, señala las consecuencias adversas abiertas en varios frentes, en lo social, económico, cultural, político e institucional. En este contexto, los problemas de salud de la población y aspectos como la “susceptibilidad particular de las personas al virus”, como la exposición al contagio individual y social, enmarcan los “esfuerzos de transformación dirigidos hacia la gestión integral en la actual sociedad del riesgo”.

En la búsqueda de vincular el fenómeno de la COVID-19 a otras variables, por ejemplo, las ambientales, se presenta en esta dirección la propuesta de Edwin Badillo-Rivera y el equipo de investigación. Los autores han indagado, para Perú, la propagación de la enfermedad con otros criterios metodológicos. Para ello se adentran en un análisis “que integre las variables ambientales y sociales” que intervienen en la difusión del virus SARS-CoV-2 en una escala regional. Un despliegue de tecnologías lleva a los autores a esclarecer “qué regiones del Perú presentan mayor susceptibilidad, vulnerabilidad y riesgos de propagación de dicho virus”. El complejo procesamiento de los datos oficiales y el enfoque adoptado señalan relaciones directas y una diferenciación regional del territorio peruano donde hay mayor exposición de riesgo para la difusión del virus. Al final, los autores del estudio señalan la necesidad de políticas públicas para una gestión de la calidad del aire, gestión integral de residuos sólidos y servicios de saneamiento para mitigar la propagación social del virus.

El siguiente estudio se sitúa en Brasil, ahí han analizado la correlación entre elementos climáticos e indicadores de la COVID-19, lo que tiene interés desde el punto de vista de la vigilancia epidemiológica. Lo que Francisco Antonio Coelho Junior, Pedro Marques-Quinteiro y Cristiane Faiad encontraron en esta investigación es que las “condiciones ambientales influyen en el contagio y la velocidad de transmisión de la COVID-19”, para el caso de dos estados, objeto de estudio, como son Brasilia y Manaos. Con esta base numérica, el procesamiento digital y el análisis dirigido, los autores indican la necesidad de que los políticos promuevan la planificación y las políticas públicas en beneficio de la salud de las poblaciones y la sostenibilidad. Para estos autores el fomento de conductas socialmente aceptadas por la población es una alternativa entre las formas de afrontar la COVID-19.

Por su parte, José María Casado se interesa por indagar el impacto de la COVID-19 en el mercado de trabajo formal, de acuerdo con los datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Ahí entra la perspectiva geográfica, ya que el autor rastrea la existencia de patrones espaciales y su relación con ciertas actividades económicas. Lo interesante del estudio es la variedad de escenarios o paisajes económicos de la investigación, que van desde los tradicionales centros turísticos de sol y playa de Cancún, la Riviera Maya y Riviera Nayarit, las actividades de alojamiento y servicio de alimentos y bebidas de la Ciudad de México, las manufacturas del sector automotriz en el corredor de El Bajío, la construcción en la zona metropolitana de Monterrey, y también en espacios petroleros como Ciudad del Carmen y Tampico-Altamira-Ciudad Madero. Al final, destaca que el empleo de la agricultura comercial disminuye por su naturaleza estacional y no tanto por la afectación del virus.

Finalmente, el turismo, como práctica, no puede faltar en esta visión de conjunto de los trabajos de Investigaciones Geográficas, esta vez la atención se sitúa en las cooperativas en la península de Yucatán, afectadas por diversas vulnerabilidades. Ante la situación actual, los autores del estudio, encabezado por Samuel Jouault, indagan en las estrategias para sobrevivir en los períodos de adversidad. Destaca la pluriactividad, forma histórica y cultural de respuesta de los hogares campesinos a las eventualidades de sus prácticas productivas. Sin embargo, nuevas acciones se han implementado, como el retorno al autoabasto alimentario, el intercambio solidario de productos entre empresas sociales, así como el ahorro y la previsión económica o el blindaje de los pueblos ante los conflictos intra e intercomunitarios relacionados con las reaperturas turísticas. El estudio se apoya en la interacción abierta entre el grupo de investigación con 24 empresas de turismo comunitario, lo que deja la puerta abierta a los planteamientos sobre el ejercicio del turismo comunitario. Cierra el trabajo con una reflexión teórica de las posibles reconfiguraciones pospandemia de este tipo de turismo.

Como se puede observar en el conjunto de los primeros seis trabajos de este número de Investigaciones Geográficas, hay una intención de los autores, colaboradores y equipos de trabajo por adentrarse en los desafíos de abrir nuevos caminos que indaguen sobre la COVID-19, en múltiples escenarios y la consulta de fuentes de información, desde las bases de datos, el trabajo de campo, hasta la construcción de mapas e imágenes que convierten a la geografía no solamente en una metáfora, sino en una disciplina visual por excelencia, de primer orden y, con este arsenal, ofrecer una comunicación efectiva con la sociedad y como la base de contactos con los responsables en las esferas de las políticas públicas. Ahí hay vetas por explorar e intercambiar entre sectores académicos y oficiales.

Los tonos de las voces suman ideas y las variaciones de escalas orientan la actuación y la mirada de la geografía en el cambio de época que se vive. Conviene añadir, en esta ruta, la adaptación que tiene la geografía para detectar problemas, indagar en los territorios, definir las escalas de trabajo, atraer a los colaboradores y equipos, integrar la matriz de datos, diseñar un lenguaje de comunicación visual e interactuar con las comunidades y otros actores sociales, como se aprecia en los primeros trabajos reunidos. Una articulación entre grupos sociales con su territorio y el análisis de las variables económicas, ambientales o sociales.

Todo apunta a los futuros posibles de la geografía, cada vez más, orientada por nuevas ideas y preguntas relacionadas con las nuevas geografías de lo local, de lugares aislados o alejados que amplían su alcance, atractivo y funciones en “contacto directo con lo global” (Claval, 2020:226). En las relaciones humanas, llaman la atención los lugares de las mujeres, de la infancia y la adolescencia, los jardines, los parques públicos, las zonas residenciales y su estilo de vida, los centros comerciales o los culturales, el funcionamiento o impacto de las zonas industriales, las personas mayores, las casas de retiro o residencias con asistencia médica (Claval, 2020:228). En este sentido, Ricardo Méndez (2020:156) abunda: “apostar por los pequeños comercios y servicios de proximidad, que se han demostrado en muchos casos esenciales para atender las necesidades de la ciudadanía [y] mantener el pulso vital en los barrios y a hacer las calles más seguras”. Las regiones ya no se miran igual, las industrias cada vez menos relacionadas al espacio nacional, resaltan el papel internacional de sus vínculos y redes de intercambios. Al enfocar este punto, Rogério Haesbaert (2021) pone la atención en el marco mayor: la descolonización de los territorios, bajo una perspectiva de mirar, de leer, de vivir y de practicar el mundo de otra forma y apunta hacia un proceso continuo de resistencia al capitalismo. Hay un vivo interés por la cooperación, la solidaridad, la recuperación ambiental y la preservación del territorio […] como patrimonio de la humanidad” (Saquet, 2015:110-114). La época actual requiere de una práctica de la “geografía al aire libre” (Capel, 2017:31), bajo el impulso creativo de las geógrafas y los geógrafos comprometidos con nuevas formas de pensar, de trabajar, de viajar y de caminar para relacionar a las personas con las ciudades, los territorios, los lugares y los paisajes.

REFERENCIAS

Capel, H. (2017).“Necesitamos geógrafos comprometidos. Boletín de la Real Sociedad Geográfica, 56, 18-31. [ Links ]

Claval, P. (2020). El mundo por descifrar. La perspectiva geográfica. (Colección Geografía para el siglo XXI. Serie: Textos universitarios, Núm. 29). México: Instituto de Geografía/Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental, UNAM. DOI http:dx.doi.org/10.14350/gsxxi.tu.29 [ Links ]

Haesbaert, R. (2021). Território e descolonialidade: sobre o giro (multi)territorial/de(s)colonial na “América Latina”. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. [ Links ]

Latour, B. (2020). ¿Qué medidas de protección para evitar el regreso del modelo de producción de la precrisis? Bruno Latour webpage. Recuperado de http://www.bruno-latour.fr/node/853Links ]

Martínez de Pisón, E. (2017). Escrito para los geógrafos del siglo XXI. Boletín de la Real Sociedad Geográfica , 56, 6-17. [ Links ]

Méndez Gutiérrez del Valle, R. (2020). Sitiados por la pandemia. Del colapso a la reconstrucción: apuntes geográficos. Madrid: REVIVES [https://revives.es/publicaciones/] [ Links ]

Saquet, M. A. (2015). Por una geografía de las territorialidades y las temporalidades: Una concepción multidimensional orientada a la cooperación y el desarrollo territorial. La Plata: Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. (Biblioteca Humanidades; 36). Recuperado de http://www.libros.fahce.unlp.edu.ar/index.php/libros/catalog/book/50Links ]

Schlögel, K. (2007). En el espacio leemos el tiempo. Sobre Historia de la civilización y geopolítica [traducción del alemán de José Luis Arántegui]. Biblioteca de Ensayo, 55, Madrid: Ediciones Siruela. [ Links ]

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