SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número49Prácticas políticas y cultura criolla en el Caribe hispano: El fenómeno nacional en el siglo XIX índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Tzintzun

versión impresa ISSN 0188-2872

Tzintzun  no.49 Morelia ene./jun. 2009

 

Reseñas

 

BRUNO LATOUR, y VINCENT ANTONIN LÉPINAY, L'économie science des intérêts passionnés

 

Jorge Quetzal Argueta Prado

 

Paris, La Découverte, 2008, pp. 137.

 

Posgrado del Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

 

La obra de Bruno Latour es al día de hoy un referente indispensable en el ámbito de las ciencias sociales. Sus estudios sobre sociología e historia de la ciencia y las técnicas son contribuciones fundamentales que obligan a reflexionar acerca del estatuto epistemológico de la propia ciencia, sus alcances y posibilidades metodológicas.

El libro L'économie science des intérêts passionnés, publicado en 2008 por Latour y Vincent Antonin Lépinay bajo el sello La Découverte, es un estudio crítico de la obra de Gabriel Tarde que invita a repensar la historia económica y la economía política para, en palabras de los autores, "recuperar nuestro pasado de forma distinta y, por lo tanto, definir también de forma distinta nuestro futuro."1

El nombre de Gabriel Tarde resulta actualmente poco conocido a pesar haber sido, junto con Émil Durkheim, el precursor de la sociología francesa moderna y haber desarrollado de forma paralela, una consistente obra de psicología económica que desafortunadamente no tuvo mayor eco, ni discípulos que continuaran la rica veta analítica abierta por Tarde desde sus cursos en el Collège de France. Gabriel Tarde (1983, Sarlat-1904, París) fue un importante criminólogo y juez de Sarlat-la-Canéda. Hombre de su tiempo, Tarde incursionó también en la filosofía, la poesía y la dramaturgia, aunque sus aportaciones sustantivas las hizo en los ámbitos de la criminología, la sociología y la psicología social y económica. Alguns de sus obras fundamentales son: La Crimialité comparée (1890), La Philosophie pénale (1890), Les Lois de l'imitation (1890), Les Transformations du droit. Étude sociologique (1891), Monodologie et sociologie (1893), La Logique sociale (1895), Fragment d'histoire future (1896), L'opposition universelle. Essai d'une théorie des contraires (1897), Écrits de psychologie sociale (1898), Les Lois sociales. Esquisse d'une sociologie (1898), L'Opinion de la foule (1901), Psichologie économique (1902).2

El análisis que Bruno Latour y Vincent Antonin Lépinay nos ofrecen de la obra de Tarde es una introducción a su pensamiento económico.3 Compuesto por tres capítulos: 1.- C'est parce que l'économie est subjective, qu'elle est quantifiable; 2.- La nature de l'economie y 3.- L'économie sans providence; el libro L'economie science des intérêts pasiones es un estudio polémico en tanto nos revela la existencia de una antropología económica avant la lettre.

Opuesta a la economía ortodoxa, la lectura psico-social del fenómeno económico que los autores observan en los planteamientos tardianos, proporciona elementos para repensar la historia económica en su conjunto. Las propuestas son tan renovadoras como problemáticas. Por ejemplo, los autores nos invitan a dejar atrás las convenciones cientificistas usualmente utilizadas para estudiar la economía, la historia y política económica y partir, en cambio, del entendimiento de que "nada dentro de la economía es objetivo, todo es subjetivo o, más bien, intersubjetivo."4 Aún más, Tarde propone que para acercarnos a las capas profundas de la realidad económica, no debemos poner tanta atención en el análisis del dinero o de la mercancía, como proponía el marxismo restringido, sino en valores intersubjetivos que pueden ordenarse en tres grandes grupos: el valor-verdad, el valor-utilidad y el valor-belleza.5 Dichos valores, propone Tarde, adquieren su significado en la interacción social y movilizan a los sujetos, de tal manera que deben considerarse como el verdadero motor de la economía.

No es menos cierto que el valor, del cual la moneda no es más que su símbolo, no es nada, nada en lo absoluto, si no es en combinación de elementos subjetivos, de creencias, de deseos, ideas y voluntades, y que las alzas y las bajas de la Bolsa, en contraste con las oscilaciones del barómetro, no se podrían explicar sin la consideración de sus causas psicológicas...6

Como se puede advertir, para Tarde existen elementos subjetivos, valores no monetarios ni materiales, que motivan y orientan las acciones económicas de los sujetos en sociedad. Las pasiones y no el interés material constituyen, desde la perspectiva tardiana, un potente motor de la economía y la acción social. En este orden de ideas, es interesante notar que en el pensamiento de Tarde podemos encontrar ya elementos precursores de la antropología económica desarrollada en los cuarentas por Karl Polanyi en su obra La gran transformación,7 por Melville Herskovits en su obra Antropología económica,8 y más recientemente, en los planteamientos sobre economía moral del historiador británico E. P. Thompson.9

Las implicaciones teóricas y metodológicas que Latour y Lépinay derivan de los planteamientos de Tarde son múltiples. En primer término, se desprende una fuerte crítica a la teoría económica en la medida que, lejos de permitirnos acercarnos a la complejidad de la realidad, en su afán de encontrar un orden trascendente y leyes regulares, ignora la realidad misma y la suplanta por modelos conceptuales rígidos y artificiales. Así, los autores plantean que

la economía como disciplina, inventada en el siglo XVIII, no descubrió un continente, lo fabricó en todos sus componentes, o aún más, lo organizó, lo conquistó, lo colonizó. Para retomar la fuerte expresión de Michel Callon, es la economía como disciplina la que preforma y forma la economía como hecho.10

En este sentido, los autores plantean que Tarde advirtió sobre los métodos y categorías de análisis que la ciencia económica propone y que mutilan la complejidad humana, resultando limitados para aprehender el fenómeno económico en toda su magnitud. Sin embargo, conviene abrir un paréntesis para señalar una singularidad de la propuesta tardiana. No es la vocación cuantificadora de la ciencia económica lo que Tarde critica, sino la cuantificación limitada a los elementos materiales de la realidad, ya que para Tarde, como hemos visto, los verdaderos motores de la economía son inmateriales. Por ello, si realmente se quiere hacer de la economía una ciencia, Tarde plantea la necesidad de elaborar metodologías de cuantificación y análisis de esos elementos subjetivos e intersubjetivos que movilizan la economía, a saber, las pasiones.11 La propuesta es problemática y nos ofrece quizás más interrogantes que certidumbres ¿Cómo cuantificar la subjetividad emocional? ¿Cómo reducir y encerrar las pasiones en cifras? Allende las certezas, es indudable que la propuesta es significativa en tanto muestra los límites de la economía restringida y -subrayan Latour y Lépinay- abre un mundo de posibilidades para el análisis de lo humano desde una perspectiva más holista; una perspectiva que no restringa el estudio de la economía al hecho de la transacción material únicamente, sino que pondere la diversidad de procesos previos y posteriores a dicha transacción, por ejemplo, la conversación. Al respecto los autores señalan que:

La conversación es un tema de gran interés para el economista. No hay una relación económica que no se acompañe primero de un intercambio de palabras, palabras verbales o palabras escritas, impresas, telegráficas, telefónicas. Incluso cuando un viajero realiza intercambio de productos con insulares de los que desconoce su lengua, esos trueques no suceden sin la intermediación de los signos y gestos del lenguaje mudo12

Mención especial merece el análisis que los autores hacen de la noción de capital en la obra de Tarde, dado que nos ofrece ricas posibilidades analíticas y no menores consecuencias interpretativas.

En la noción de capital, a mi entender, hay dos elementos a distinguir: 1. el capital esencial, necesario: es el conjunto de invenciones reinantes, fuentes primeras de toda riqueza actual; 2. el capital auxiliar, más o menos útil: lo constituye la parte de los productos, nacidos de esas invenciones, que sirve, mediante nuevos trabajos, a crear otros productos.13

Como se puede observar, Tarde percibe que en las perspectivas teóricas de la época, la noción de capital no comprende elementos esenciales del proceso productivo y por lo tanto, limita la comprensión de la realidad económica a elementos, una vez más, puramente materiales. Frente a esta postura, Tarde argumenta que el capital en especie o en moneda, no es sino la consecuencia de un capital esencial consistente en conocimientos (know how). Así, mientras que en las versiones ortodoxas del liberalismo y del marxismo, es el capital en especie o en moneda lo que genera riqueza y da cuenta de la potencialidad productiva de una determinada sociedad o actor, en el modelo tardiano de principios de siglo XX, lo que genera riqueza y da cuenta de la potencialidad productiva son las ideas y conocimientos.

Es en este orden de ideas que Latour y Lépinay nos proponen a Tarde como un precursor de las propuestas hoy conocidas como "Sociedades del Conocimiento".14 Lo anterior se confirma cuando observamos que para Tarde

[...] la única cosa rigurosamente indispensable para la producción de una locomotora nueva, es el conocimiento detallado de las piezas de una locomotora, la manera de fabricarlas e incluso antes, el conocimiento para extraer los materiales de que están hechas.15

Por último, en esta apretada reseña del texto L'économie science des intérêts passionnés, es preciso recuperar el análisis que Latour y Lépinay hacen de las ideas tardianas en lo concerniente a su perspectiva política y su crítica al armonicismo providencialista, orientador tanto del liberalismo de Adam Smith como del marxismo ortodoxo. En este sentido, los autores muestran que Tarde, lejos del lugar común, considera a los sistemas liberal y marxista como sistemas providencialistas y por tanto, dependientes de agentes externos para su explicación y desarrollo. Donde el liberalismo recurría a la "mano invisible" para dirimir u ordenar el conflicto económico, el marxismo invocaba al Estado para los mismos efectos; el engaño radicaba según los autores, en que en ambos modelos se planteaba que "existiría en algún lugar, en el mercado, en la naturaleza, en el Estado, un mecanismo de armonización en el que podríamos confiar para dejar de hacer política."16 Evidentemente las consecuencias eran que, en el marco del armonicismo providencialista, o de la "religiosidad secular" como posteriormente le denominara Polanyi, el sujeto se veía despojado de iniciativa y trascendencia, y su actuar se ajustaba a un guión que le era ajeno. Por ello, para Tarde la disyuntiva de elegir entre el liberalismo y el marxismo constituían en realidad un falso dilema, porque en el fondo, ambos sistemas entrañaban una misma lógica y reproducían, para el sujeto y sus pasiones, el mismo escenario político y social limitante.

Como se puede advertir, las implicaciones de la crítica tardiana son profundas y llegan hasta nuestros días con tremenda vigencia, por ello, los autores se preguntan si no deberíamos replantearnos la crítica de los sistemas políticos y económicos ponderando "[...] si la elección no hubiese sido nunca entre la organización de mercado y la Estatal, entre liberales y socialistas, sino entre aquellos que creen en el milagro de la armonización preestablecida y aquellos que se niegan a creer en los milagros?".17

A manera de conclusión es pertinente subrayar que el libro de Latour y Lépinay constituye una útil recuperación de un intelectual poco conocido, con propuestas que obligan a repensar la historia económica y la economía política en su conjunto, y que dada la vigencia de los planteamientos tardianos, la obra invita también a repensar un futuro plural que se construya más allá de rígidos esquemas políticos, económicos e incluso epistemológicos y admita toda la complejidad que lo humano encierra.

 

Notas

1 Latour, Bruno y Vincent Antonin Lépinay. L'économie science des intérêts passionnés, Paris, La Découverte, 2008, p. 12.         [ Links ] (Traducción del Autor)

2 La mayor parte de sus textos se pueden consultar en el sitio "Les clasiques des sciences sociales" de la Universidad de Québec en la dirección: http://classiques.uqac.ca/classiques/tarde_gabriel/tarde_gabriel.html

3 La materia esencial del libro es la obra Psychologie économique publicada en 1902. Valga señalar que no existen reediciones del texto, sin embargo, también se puede consultar una versión digital íntegra en el sitio virtual "Les clasiques des sciences sociales": http://classiques.uqac.ca/classiques/tarde_gabriel/psycho_economique_t1/psycho_eco_t1.html

4 Latour, Bruno y Vincent Antonin Lépinay. L'économie science...Op. Cit., p. 17. (T. del A.)

5 Tarde, Gabriel, Psychologie économique, Vol. 1, p. 63. Citado en Latour Bruno y Vincent Antonin Lépinay, L'économie science..., p. 22. (T. del A.)

6 Tarde, Gabriel, Psychologie économique, Vol. 1, p. 109. Citado en Latour Bruno y Vincent Antonin Lépinay. L'économie science., p. 39. (T. del A.)

7 Polanyi, Karl. The great transformation, Boston, Massachussets, Beacon Press, 1944. La versión traducida al español se puede encontrar en Polanyi, Karl. La gran transformación, Madrid, La Piqueta, 1989.         [ Links ]

8 Herkovits, Melville J. Antropología Económica, México, Fondo de Cultura Económica, 1954.         [ Links ]

9 Thompson, E. P. "La economía moral de la multitud en la Inglaterra del siglo XVIII", en: Tradición, Revuelta y Conciencia de Clase, Barcelona, Ed. Crítica, 1979.         [ Links ] y Thompson, E. P. La formación de la clase obrera en Inglaterra, (2 vols.) Barcelona, Ed. Crítica, 1989.         [ Links ]

10 Latour, Bruno y Vincent Antonin Lépinay. L'économie science..., p. 27. (T. del A.) Sobre los planteamientos de Michel Callon se puede consultar Callon, Michel (dir.) The Laws of the Markets, Oxford, Blackwell, 1998.         [ Links ]

11 Los autores plantean que para Tarde "el valor es una dimensión eminentemente psicológica que depende de la creencia y del deseo. El valor es cuantificable porque posee una cierta intensidad y es justamente ese cualidad subjetiva, la que posibilita cuantificar científicamente a las pasiones." Latour, Bruno y Vincent Antonin Lépinay. L'économie science..., p. 17-18. (T. del A.)

12 Tarde, Gabriel, Psychologie économique, Vol. 1, p. 195. Citado en Latour Bruno y Vincent Antonin Lépinay. L'économie science., p. 79. (T. del A.)

13 Tarde, Gabriel, Psychologie économique, Vol. 1, p. 336. Citado en Latour Bruno y Vincent Antonin Lépinay. L'économie science..., p. 81. (T. del A.)

14 Latour, Bruno y Vincent Antonin Lépinay. L'économie science..., pp. 82-83.

15 Tarde, Gabriel, Psychologie économique, Vol. 1, p. 334. Citado en Latour Bruno y Vincent Antonin Lépinay. L'économie science., p. 82. (T. del A.)

16 Latour, Bruno y Vincent Antonin Lépinay. L'économie science..., p. 107. (T. del A.)

17 Latour, Bruno y Vincent Antonin Lépinay. L'économie science..., p. 15. (T. del A.)

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons