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Investigación bibliotecológica

versión On-line ISSN 2448-8321versión impresa ISSN 0187-358X

Investig. bibl vol.22 no.44 Ciudad de México ene./abr. 2008

 

Reseñas

 

NAUMIS PEÑA, CATALINA. Los tesauros documentales y su aplicación en la información impresa, digital y multimedia

 

Por Roberto Garduño Vera

 

Universidad Nacional Autónoma de México: Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas: Library Outsourcing Service. Buenos Aires: Alfagrama, 2007. 288p.

 

Catalina Naumis Peña, autora del libro Los tesauros documentales y su aplicación en la información impresa, digital y multimedia, estudia de manera holística y bien fundamentada el procesamiento temático de la información impresa, digital y multimedia, a través de la construcción y el uso de tesauros documentales, su evolución y tendencias, así como la manera en que éstos se conciben y diseñan. Y también reflexiona en torno al expansivo incremento de las Tecnologías de Información y Comunicación debido a que éstas han propiciado un nuevo perfil cultural para los sectores sociales usuarios de la información.

Los argumentos de la autora parten de reflexiones y propuestas en torno a los tesauros y nos advierte que éstos no tienen relación con los listados de palabras clave extraídas en forma automática, con las estructuras creadas por agrupamiento estadístico o con las propuestas temáticas definidas por los algoritmos informáticos. Tales aspectos, entre otros muchos, se encuentran ampliamente desarrollados a lo largo de seis capítulos en los cuales la autora utiliza un aparato crítico relevante y riguroso.

Así, en el Capítulo 1. "El documento digital y multimedia" se analiza como variable del tesauro y se enfoca su evolución histórica, el impacto que tiene en la bibliotecología, los nuevos medios de transferencia de conocimientos y el documento digital multimedia. De tal manera este capítulo se dedica a fundamentar y explicar tales asuntos para luego construir un marco de referencia muy pertinente. Algunas ideas centrales se relacionan con la documentación digital multimedia, que al incorporar imágenes fijas y en movimiento, así como elementos sonoros de voz, sonido y música, además de mantener textos impresos se ha convertido en un nuevo reto para los diseñadores de lenguajes para la recuperación documental en escenarios virtuales. Al mismo tiempo Naumis Peña aborda en forma amplia y amena la historia de recursos multimedia en el ámbito científico, tecnológico, comercial y educativo tomando en cuenta la percepción que tiene el usuario de la información, respecto al transporte en red de los flujos de información digital y la amplia posibilidad de manipulación de la información que él recibe en última instancia. Sin embargo cabe destacar que tal situación solo tendrá éxito si se cuenta con tesauros bien construidos y si se tienen resueltos los problemas relacionados con los derechos de autor.

Se puede destacar que la labor del bibliotecólogo para conocer y representar información está llena de problemas debido a la multiplicidad de formatos, aparatos, máquinas y software que intervienen en el proceso de representación documental los cuales necesariamente deben incluirse en la difusión de documentos digitales. Sin embargo en el ámbito educativo, advierte la autora que nos ocupa, el problema nuevo en el análisis de contenido de la información digital multimedia es la imagen. Ésta ha sido estudiada en ámbitos tan diferentes como el semiótico y psicológico, pero no se ha discutido lo suficiente su representación temática en los sistemas de información.

En el Capítulo 2. "El procesamiento de documentos impresos y digitales", Naumis Peña destaca el estudio del procesamiento tanto de los documentos impresos y digitales como de los multimedia desde el punto de vista de la representación de su contenido temático. En esta tarea el bibliotecólogo debe enfrentar la descripción y representación de documentos impresos, digitales y multimedia, y a la vez necesita de un mayor apoyo de las instituciones educativas en la tarea de organizar los recursos documentales y la investigación orientada hacia el documento audiovisual. Asegura la autora que una manera de comenzar a estudiar la representación del documento audiovisual en cuanto a su indización y recuperación es trabajar con imágenes educativas que tengan un valor semiótico relacionado con el conocimiento que quieren transmitir.

Uno de los muchos valores científicos de este capítulo se refiere a la excelente y clara explicación que debe darse respecto de la existencia de textos, animaciones, gráficos, imágenes fijas y en movimiento, voces y música en los documentos digitales, lo cual supone considerar nuevos elementos para su catalogación, clasificación e indización. Respecto a la información digital multimedia se afirma en esta obra que los formatos que almacenan el contenido varían y variarán con los avances tecnológicos, lo cual siempre dificultará su estandarización. A ello habrá que añadir que la catalogación de textos integrados con imágenes y voces, en comparación con los materiales impresos, ofrece nuevos retos porque el documento digital multimedia puede contener formas mucho más heterogéneas, lo cual naturalmente afecta la indización temática.

A pesar del escaso tratamiento científico que existe sobre este problema Naumis reconoce que la Bibliotecología ha evolucionado no sólo en los modos de procesar la información destinada tradicionalmente al servicio de las unidades de información sino también en el empleo de nuevos soportes para transferir información, entre los cuales se encuentra la imagen y los diversos medios que la portan. En el escenario de la educación a distancia y el e–learnig la imagen se ha revalorizado como un recurso que posee un alto nivel de densidad de información, por lo que requiere con urgencia la construcción de códigos que la representen. Así, el papel desempeñado por el bibliotecólogo en el análisis y síntesis de la información se ha confirmado con los procesos tecnológicos debido a que, además de describir la forma y el contenido de los documentos tradicionales, el profesional de la información ha tenido que crear técnicas que lo ayuden a interpretar y normalizar las imágenes, y en general los documentos digitales.

En el Capítulo 3. "La naturaleza de la representación y la indización temática", Naumis afirma que éstas constituyen la síntesis mediante la cual se transforma en términos lingüísticos el contenido de un documento, el cual se agrupa y relaciona con los contenidos de otros documentos de temas iguales o parecidos. El modo de concentrar los temas de los documentos es a través de palabras significativas con cierta estabilidad en su significación y que representan los conocimientos que se pueden obtener en la consulta de un documento.

Argumenta la autora que tanto para estudiar como para determinar y organizar las palabras significativas que permitan recuperar la información indizada, es necesaria la reflexión teórica desde la Lingüística y la Terminología. En efecto los bibliotecólogos que construyen lenguajes documentales e índices requieren tener conocimientos lingüísticos para tomar decisiones correctas en la propuesta de los términos para representar los temas. Así, la construcción de lenguajes documentales, se señala, garantiza mayores niveles de relevancia en la recuperación de información porque se restringe el uso de las unidades léxicas definidas o redefinidas en un sistema de información en particular.

En otro orden de ideas la autora afirma que los lenguajes documentales también serían metalenguajes porque se usan para describir el lenguaje de comunicación en un sistema de información, pero es arriesgado clasificarlos como lenguajes artificiales sin ahondar en las teorías lingüísticas. En este sentido los sistemas de recuperación, a través de técnicas estadísticas o inteligencia artificial que identifican términos relevantes, constituyen una ayuda muy valiosa para localizar descriptores que enriquezcan el corpus de los vocabularios controlados. En suma, se considera que el ritmo de incorporación de los términos significativos de una disciplina en lenguajes controlados no sincroniza con la creación de vocabularios en el interior de la ciencia y la tecnología, pero es una obligación de la Bibliotecología buscar una mayor agilidad en la incorporación de términos unívocos para su indización.

Este capítulo reconoce que una de las opciones más apropiadas para maximizar la recuperación de los recursos documentales en los servicios de información y bibliotecas es invertir en la construcción de lenguajes documentales y en la investigación de nuevas alternativas que ofrezcan mecanismos efectivos y dinámicos en el acceso temático a la información.

El Capítulo 4. "El concepto de tesauro", la autora se ocupa, entre otros aspectos, de analizar la teoría relacionada con la naturaleza y estructura del tesauro, por lo que el capítulo contiene conocimiento muy especializado que explica el complejo teórico en torno los temas tratados. Se destaca, entre otros aspectos, la definición creada por la propia Namumis, la cual fue generada después de analizar y discutir diversas propuestas de distintos autores. Así, la definición de tesauro es la siguiente: el término tesauro se define como un sistema de clasificación temática o facetada, cuya estructura básica está conformada por una relación de descriptores que representan o describen autoridades o contenidos temáticos, mediante unidades lingüísticas y semánticas y las relaciones de éstas, extraídas del lenguaje formal de una disciplina o área específica del conocimiento.

De lo anterior se deduce que el tesauro le otorga consistencia a la indización sin descuidar la versatilidad de la lengua, su creación no es un fin en sí mismo, sino un medio para acceder con rapidez y eficacia a las fuentes de información analizadas. Tal eficacia se requiere con urgencia para servir a los programas de educación a distancia debido a que éstos exigen objetividad, clasificación exacta y garantía de localización eficiente y rápida de contenidos educativos. Sin duda, la aparición de los espacios de e–aprendizaje, constituyen un nuevo reto para organizare indizar información documental.

En el Capítulo 5. Estructura del tesauro, Catalina Naumis analiza las constantes del tesauro, las categorías y jerarquías tesaurales, las unidades lingüísticas del tesauro, la composición de los descriptores y no descriptores, y los tipos de relaciones en el tesauro. En suma, la autora aporta en este capítulo una metodología muy completa cuyas consecuencias aglutinan teoría y practica, y la dirigen principalmente a diseñadores y desarrolladores de tesauros en cualquier campo disciplinar. Asimismo se evidencia la utilidad de los tesauros en la educación bibliotecológica presencial o a distancia.

Finalmente, en el Capítulo 6. "Modelo metodológico para construir tesauros", la autora toma en cuenta los elementos y características principales del tesauro estudiados en los cinco capítulos referenciados con anterioridad, con el fin de generar su propuesta de un modelo para construir al tesauro como una herramienta de indización y recuperación de documentos digitales y multimedia. Para ello, nos señala que el tesauro es percibido como un subsistema en un sistema de referencias bibliográficas o de texto completo, que interactúa en forma más estrecha que el lenguaje natural. En efecto, el tesauro y los documentos del sistema de información deben estar estrechamente relacionados con la recuperación de temáticas si se busca facilitar el acceso y el uso a la información, lo cual debe ser una condición de todo buen tesauro. En este capítulo Naumis advierte que el enfoque del modelo propuesto se restringe a productos informativos visuales, auditivos y textuales que tienen un propósito académico.

La postura de la autora respecto a la metodología para construir tesauros se orienta hacia el uso del método inductivo o deductivo o a la mezcla de los dos, sin embargo habrá que enfatizar que además cada tesauro que se construya debe ser estudiado en el contexto social de uso y el modo de trabajo se debe definir de acuerdo con sus particularidades.

La autora también afirma que a partir del estudio de las diferentes propuestas metodológicas para construir tesauros, se ha podido apreciar poca preocupación por el empleo de sistemas generales de clasificación de las ciencias, en contraposición a las necesidades que está señalando el mercado actual de la información, principalmente cuando se utilizan sistemas de inteligencia artificial en las indizaciones automáticas o en la recuperación documental.

En otro orden de ideas, Naumis advierte que previa la definición del mapa conceptual y la propuesta de un cuerpo terminológico básico, es necesario presentar un proyecto de trabajo con la propuesta del tesauro que se va a construir, el cual debe integrar las decisiones compartidas con los responsables institucionales. Además, tal proyecto debe contemplar la descripción de los resultados que se espera obtener, explicando la temática, la delimitación de los alcances, los objetivos del tesauro, la metodología a seguir, el presupuesto de gastos, un cronograma de actividades y tiempos, y mencionar las obras consultadas para definir el tema, la normatividad, y el software que se utilizará.

Al mismo tiempo, la selección y recuperación de la información digital en Internet mediante la intervención de los sectores bibliotecarios para acceder a la información en escenarios virtuales, es determinante. Así, la investigación relacionada con Internet y tesauros, deberá proponer con urgencia la conveniencia de construir herramientas especializadas dirigidas a sectores específicos, o abordar el diseño de herramientas globales, y enfatizar el desarrollo de interfaces para usar lenguajes documentales que sean de fácil comprensión y permitan una múltiple asociación de ideas que garantice altos niveles de relevancia en la recuperación de la información en beneficio de la sociedad de nuestro tiempo.

Para finalizar quiero señalar que realizar este comentario ha sido un reto dada la novedad y profundidad de los temas tratados así como una excelente oportunidad de actualizarme en fenómenos de interés para todas las comunidades bibliotecarias del mundo, un deleite académico como lector por la claridad del discurso, y una ocasión para hacerme cómplice en muchas de las reflexiones y propuestas de Catalina Naumis Peña. Muchas de las dimensiones abordadas en su obra se encuentran sobre la mesa de discusión de diversos grupos profesionales, por lo que los invito a que realicen el análisis integral del libro Los tesauros documentales y su aplicación en la información impresa, digital y multimedia, ya que su contenido es una excelente aportación al estudio de los temas tratados.

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