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Estudios demográficos y urbanos

versión On-line ISSN 2448-6515versión impresa ISSN 0186-7210

Estud. demogr. urbanos vol.21 no.2 Ciudad de México may./ago. 2006  Epub 22-Ene-2020

https://doi.org/10.24201/edu.v21i2.1258 

Reseñas y comentarios bibliográficos

Schteingart, Martha y Clara E. Salazar, Expansión urbana, sociedad y ambiente. El caso de la Ciudad de México, México, El Colegio de México, 2005

Hilda María Herzer* 

* Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Correo electrónico: centro@datamarkets.com.ar

Schteingart, Martha; Clara, E. Salazar. Expansión urbana, sociedad y ambiente. El caso de la Ciudad de México. México: El Colegio de México, 2005.


Respecto a la concepción de la investigación

Este libro refleja una excelente investigación acerca de la relación de la ciudad con su área vecina; comprende la expansión urbana y patrones diferentes de asentamiento de la población según sus niveles de ingresos, y la relación que establece con los recursos naturales en una zona protegida.

El trabajo refiere a una serie de cuestiones sumamente interesantes que abordaré separadamente: la concepción misma de la investigación; la expansión urbana de la Ciudad de México, que tiene la particularidad de hacerlo sobre zonas de áreas naturales protegidas (situación impensable en Argentina porque allí los parques se encuentran generalmente muy alejados de las ciudades relativamente importantes), y los procesos de degradación ambiental que la expansión genera en las áreas en cuestión. El libro además aborda la normativa urbana y la ambiental que deberían aplicarse a cada uno de los casos que las autoras estudian.

Para analizar el tema objeto de este libro se requiere articular distintos saberes en forma integral. Este libro es producto de tal colaboración entre disciplinas. No hubiese podido ser de otra forma.

El tema abordado incluye complejos problemas que se caracterizan por la confluencia de múltiples procesos cuyas relaciones constituyen la estructura de un sistema que funciona como una totalidad, con una determinada organización. Por ello, para analizarlo es necesario recurrir a conocimientos de diversas disciplinas, pero fundamentalmente a los abocados al medio físico natural, la producción, la tecnología, las formas de organización social y económica de la población y los procesos jurídicos institucionales.

En consecuencia, un estudio de esta naturaleza que integra diversos saberes en un todo complejo, sólo puede ser obra de un equipo con marcos epistémicos, conceptuales y metodológicos compartidos. Sin embargo, el hecho de reunir un conjunto de personas de distintas disciplinas no garantiza por sí solo un trabajo interdisciplinario. Se requiere además que el tipo de preguntas que se formulan, superen la posibilidad de ser respondidas por una sola disciplina.

La creciente especialización del conocimiento ha conducido justamente a que muchos investigadores integren contribuciones científicas disciplinarias para comprender e intentar solucionar los desafíos complejos que enfrentan nuestras sociedades. Es decir, este tipo de investigación interdisciplinaria busca apoyar la toma de decisiones políticas.

Es interesante destacar que al llevar adelante una investigación que supone contribuciones de más de un campo disciplinario, se está reconociendo de hecho que los problemas del mundo real no vienen en envases disciplinarios. En este sentido, la investigación académica se transforma en un soporte para la toma de decisiones aunque la misma esté aún lejos de resolver los problemas urbano ambientales de la ciudad.

Cuando se abordan problemas entre diferentes disciplinas se presenta una serie de dificultades inherentes al trabajo en cooperación (trabajar juntos para fines individuales) o al trabajo en colaboración (trabajar juntos para un fin común). Este último tipo de investigación requiere rebasar las fronteras de la propia disciplina; en ese caso podríamos hablar de una búsqueda transdisciplinaria.

Las autoras reconocen con mucha franqueza las dificultades que existen para realizar este tipo de investigación y plantean tres problemas: 1) la no coincidencia de las unidades de análisis, es decir que la unidad de paisaje de los ecólogos o bien de los geógrafos es diferente a la urbana; 2) la diferente temporalidad de los procesos ecológicos (que son de largo plazo) y los urbanos (que pueden ser rápidos y hasta muy acelerados); 3) el tipo de información que requieren estos estudios (por ejemplo, el trabajo con censos, mapas, fotografías aéreas, demanda una capacitación de muchos científicos sociales que no están acostumbrados a trabajar con ellos).

A dichas dificultades se suma el reconocimiento de que los procesos naturales, sociales, económicos y políticos que subyacen a la expansión urbana, y la forma en que se plasman en el territorio, son siempre objeto de intereses controvertidos. A la complejidad propia del objeto de estudio, se suma entonces la complejidad de los procesos sociales que justamente se constituyen a partir de los encuentros y desencuentros de múltiples actores, y de racionalidades, intereses y lógicas diversas (hasta antagónicas).

¿A qué se refiere el libro? Los problemas inherentes al medio ambiente urbano

El trabajo de Martha Schteingart y Clara Salazar muestra cómo el medio ambiente urbano no sólo abarca los elementos de la naturaleza, sino que es producto de una compleja relación entre los elementos del soporte ofrecidos por la naturaleza (el soporte físico) y el ambiente construido socialmente (la ciudad, sus estructuras físicas y sus patrones sociales, económicos, culturales y políticos). La degradación ambiental que analizan hace referencia así a la totalidad ambiental: lo natural, lo físico, lo social, en sentido amplio, y lo político (la política urbana y en particular la gestión urbana que tiene una fuerte incidencia en estos procesos).

Una visión amplia sobre el medio ambiente urbano parte del reconocimiento de tres puntos fundamentales:

  1. Las relaciones entre la sociedad y su medio.1

  2. Las relaciones entre diversos actores sociales.

  3. Las articulaciones entre distintos niveles jurisdiccionales y sectoriales.

En este sentido, si bien el trabajo se refiere a una zona de la ciudad metropolitana, no deja de tener en cuenta qué pasa en la ciudad en su conjunto y en el espacio rural, es decir, la relación rural-urbana. Enfatiza que para la década de los ochenta ya se había perdido la casi totalidad de los recursos naturales en los parques nacionales existentes dentro de la mancha urbana. El trabajo es valioso porque a partir del estudio de casos específicos, analiza la manera en que, mediante la expansión urbana, la población se apropia de ciertos recursos naturales, degrada la naturaleza, y afecta a la misma ciudad y a la vida urbana.

Utilizando los cambios de uso de suelo a través del tiempo en las áreas escogidas, las autoras nos muestran claramente el deterioro ambiental: el aumento de la mancha urbana se acompaña por la disminución de los bosques, el cambio de variedad de los mismos y la pérdida de la agricultura.

Es interesante recordar una investigación que se realizó años atrás en la ciudad de Pergamino que reveló dos cuestiones sustantivas: cómo la población se fue asentando en la parte más baja de la región, que es donde se asentó la ciudad, y cómo a través del tiempo la ciudad se fue transformando y generó nuevos riesgos. Mediante los procesos de expansión urbana, muchas ciudades transforman el entorno que las rodea y generan nuevos riesgos. Por ejemplo, la construcción de un barrio cerrado con vistas a una laguna artificial que está localizada sobre un arroyo enterrado, producirá en caso de lluvias intensas, mayor aluvión hacia la ciudad.

¿Cuáles procesos sociales inducen a determinadas prácticas ambientales que agravan los riesgos?

Los nuevos enfoques socioeconómicos tienen el potencial de facilitar la comprensión y el análisis de los vínculos entre la expansión urbana y la generación de nuevos riesgos. Justamente, la relación entre la sociedad y la base biofísica que la sustenta es demasiado compleja como para descuidarla o pretender que no existe. En el rápido proceso de urbanización del territorio, la depredación ambiental también tiene una íntima relación con la distribución desigual de la riqueza.

En las últimas décadas, la acelerada expansión urbana ha demostrado que en su interacción, el medio biofísico y el sociocultural se degradan mutuamente, poniendo en peligro la calidad de vida -cuando no la vida misma- de la población. El inadecuado ordenamiento territorial de las cuencas agrava la vulnerabilidad; no sólo afecta los asentamientos nuevos, sino también los antiguos. Unos y otros mantienen una relación sistémica que enlaza y modifica los riesgos a que están expuestos. Del mismo modo, el riesgo urbano no responde únicamente a circunstancias ambientales preexistentes, como las características geomorfológicas de la zona. La impermeabilización del suelo por el concreto y el asfalto, junto con el surgimiento de asentamientos masivos en áreas de manantiales, es una combinación catastrófica que provoca aludes e inundaciones, acabando con las posesiones, el sustento, y hasta los sueños y la vida de muchos. No se trata de procesos puramente físicos, sino también económicos, sociales, culturales y políticos.

Respecto a la legislación y el gobierno local

En el libro se explora la normativa urbana y la ambiental y su aplicación en cada uno de los casos que estudia, mostrando las dificultades existentes para cumplirla. Es interesante destacar, en tanto es común para América Latina, la tendencia a la elaboración y dictado de normas de cumplimiento imposible. La tradición hispánica de “se acata pero no se cumple” genera una doble hipocresía: deberes elevados junto a un incumplimiento cómplice y generalizado, y la utilización de ese incumplimiento para elaborar legislaciones que no conllevan formas de instrumentación, ni tienen claros sus objetivos. A las leyes que sólo tranquilizan la conciencia de quien las redactó, se opone en el otro extremo la frecuentemente errada convicción de que es la gravedad de la pena y no la certeza de su aplicación, la mejor disuasoria.

Una cuestión que frecuentemente frustra las normas y acciones municipales en relación con el medio ambiente es el traslado acrítico de experiencias y situaciones de otras latitudes y otros momentos, y dado que existen apreciables diferencias entre el norte y el sur de América. Quizás dos de las más relevantes sean que mientras los países del sur dependen en gran medida de la explotación de los recursos naturales para sus economías, tanto para la creación de empleo como para la generación de divisas, en el norte esa dependencia es muchísimo menor (lo que origina diferencias apreciables de tratamiento y efectos en la conservación de un paisaje). Lo paradójico es que cuando comenzó a surgir la conciencia ambiental, ya existía en el norte la infraestructura urbana básica, los gobiernos locales estaban en condiciones de operar y mantener esa infraestructura y economía, y generaban el capital necesario para ello, lo que rara vez ocurría en el sur. Como resumen agudamente Hardoy y Satterthwaite, la preocupación por el recalentamiento de la Tierra y la reducción de la capa de ozono sólo se da cuando uno no está ocupado por los problemas de supervivencia inmediata, lo cual no implica en absoluto desconocer la existencia del global commons, pero sí exige considerar esas diferencias a la hora de instrumentar políticas prácticas.

El libro también aborda el problema de la ausencia o mal uso de los sistemas de información (cuestión también grave en Argentina), pues la existencia de sistemas que funcionen con eficiencia no sólo legitima todo el accionar municipal sino que es condición indispensable para una efectiva política, administración y control urbano ambiental. Debe destacarse también que hay considerable información disponible en muchos municipios (en archivo, mesa de entradas, en la oficina de habilitaciones, en el sector de rentas, en el de obras particulares, en actas de inspección de muy diverso tipo, etc.), que se acumula exponencialmente pero no se le usa pues se requiere ordenarla, clasificarla y sistematizarla. En este sentido, la asistencia de la Universidad para realizar estas tareas sería fundamental.

A modo de conclusión

A continuación presento unos datos de la ciudad de San Carlos de Bariloche, Argentina (80 000 habitantes, creada dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi) que, sin pretender efectuar comparaciones, ejemplifica una situación que podría guardar semejanza a la presentada en el libro. El ejido cubre una superficie de 22 027 ha dentro de la Reserva Nacional de Nahuel Huapi. Los bosques ocupaban en 1970 32% de la superficie del ejido. Hacia fines de los ochenta había disminuido la superficie del bosque nativo en casi 20% debido a la tala. Esa pérdida se debía en 44% a autorizaciones según diversas normas vigentes; 32% a construcciones y a la utilización de leña; y el 24% restante principalmente a incendios (donde los intencionales ocupaban el mayor porcentaje). La paulatina desaparición de los bosques tiene, entre otros efectos negativos, el de aumentar la erosión del suelo y degradar las condiciones hidrológicas de las cuencas. A su vez, esto da lugar a los aluviones, a la aparición de cárcavas y a los deslizamientos; donde hay cortes de caminos, incendios y sobrepastoreo, la erosión hídrica suele ser rápida y muy intensa. Este fenómeno es recurrente sobre el faldeo norte del Cerro Otto, en una de las zonas de acelerada urbanización.

El fraccionamiento excesivo y no planificado del suelo, en una ciudad ubicada en una reserva nacional, es funesto porque la especulación ata las manos de las autoridades públicas locales, pone en el anonimato a los propietarios, controla autoritariamente un bien que es de todos, eleva el valor del suelo y se aprovecha de la inversión pública para obtener valor agregado de un recurso escaso.

Una ciudad no tiene futuro promisorio si no controla lo que sucede con sus tierras -ya sea por propiedad, por regulación normada o por decisiones sobre el espacio que se adelanten a los hechos-. Si el porvenir se funda, además, en una sola actividad económica (el turismo) que genera otras actividades, la vulnerabilidad es completa y el futuro puede ser caótico. Si el hoy se construye sobre las ruinas del mañana, no vale la pena.

1Se entiende al medio ambiente urbano como el conjunto de las diferentes relaciones establecidas entre la sociedad y el medio físico, construido o artificializado, que tiene lugar en un espacio territorial acotado: la ciudad. Esto implica simultáneamente con siderar u sos de la tierra yux ta puestos entre sí, multiplicidad de procesos y actores pro duc tores y reproductores de ese me dio, va riedad de sig nifica dos y símbolos cul tu rales. La ciudad es entonces el producto de un ambiente que combina lo social con lo natural bajo patrones de centralidad y densidad; se trata de unidades físico espaciales, socioeconómicas, políticas y ecodemográficas.

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