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Revista mexicana de fitopatología

versión On-line ISSN 2007-8080versión impresa ISSN 0185-3309

Rev. mex. fitopatol vol.39 no.spe Texcoco  2021  Epub 30-Nov-2022

https://doi.org/10.18781/r.mex.fit.2021-22 

La Visión COVID-19 del Estudiante

La pandemia y los anhelos ahogados de un ingeniero recién egresado

Javier Roberto Villalobos-Camacho1  * 

1 Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, México, Calzada del Hueso 1100, Coapa, Villa Quietud, Coyoacán, 04960 Ciudad de México. México.


Todo parecía fluir perfectamente durante el invierno de 2019 en la Ciudad de México, pero fue hace un año exactamente, el 27 de febrero de 2020 cuando los medios televisivos, periodísticos y redes sociales comunicaron que se había detectado el primer caso de SARS-CoV-2 en México. Hasta ese momento la comunidad estudiantil de nivel superior a la que pertenecía, hacíamos caso omiso a las advertencias, pues 11 años antes habíamos vivido un caso parecido, en el 2009, con la influenza A H1N1 sin evidentes consecuencias.

Con ayuda de la tecnología digital llegaban a nosotros noticias de diferentes partes del mundo sobre el avance de COVID-19. Leíamos que los representantes políticos establecían medidas preventivas drásticas e inimaginables como cierre de fronteras y aeropuertos, uso de cubrebocas, gafas, caretas, guantes, etc. Así mismo, comenzaba una ‘guerra’ entre las principales potencias mundiales por insumos de seguridad y por determinar al culpable y/o responsable de este virus. Se adjudicó la culpa a los vendedores y consumidores del mercado de la Ciudad de Wuhan en China, por una sopa de murciélago o por el consumo del pangolín.

En México, se nos caracteriza por el humor negro y la manera de burlarnos de las adversidades. Las bromas con COVID-19 fueron inevitables. Pero no sabíamos lo que nos esperaba. Fue un miércoles 18 de marzo de 2020, el último día que ingresé de manera normal a la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (UAM-X). Aquel día, solo asistimos para conocer nuestra calificación final de onceavo trimestre, penúltimo de mi carrera. Al salir del cubículo del profesor, felices con nuestra calificación, tres amigos y yo decidimos festejar con botanas y cervezas en el embarcadero de Xochimilco, cerca de la escuela. Ese día, tiempo después, lo denominé ‘el adiós silencioso de nuestros anhelos’. Pero mientras tanto, disfrutábamos de estar a solo tres meses de…¡graduarnos!. Algunos realizaban el servicio social y otros lo empezaríamos en próximos días. Reíamos y comentábamos. ‘Si amigo, en un año estaremos aquí ya como ingenieros, trabajando en lo que queramos, en algo que nos guste poniendo en alto el nombre de la UAM-X’. Platicábamos nuestras vivencias y agradecíamos a nuestra hermosa ‘Casa abierta al tiempo’. Palabras arrojadas al viento con un toque de felicidad y esperanza, quizás con mucha inocencia al no tener idea del mundo laboral en un país como el nuestro, anhelos, hermosos anhelos que fueron ahogados con el pasar de los meses.

Al punto de las 17:00 h, nos despedimos, nuestras últimas palabras fueron, ‘nos vemos en dos semanas’. A los dos días el subsecretario de salud del gobierno de México, anuncia que toda actividad no esencial, incluida la actividad educativa, quedaba suspendida hasta el 20 de abril y se declaraba el distanciamiento social y el confinamiento voluntario en casa. El desarrollo de la pandemia en México, obligó al gobierno a prorrogar las medidas preventivas COVID-19. Comenzamos a tomar conciencia de lo que sucedía. Aún existía mucha confusión. Supimos que todo estaba perdido cuando nos dieron el aviso de que las clases del doceavo y último trimestre serían virtuales por medio de Zoom o Google Classroom. Adiós graduación, adiós a las últimas convivencias con compañeros de la generación, adiós profesores, adiós a mi amada alma mater.

El tiempo continuó avanzando, jamás se detuvo, quienes se detuvieron fueron las esperanzas de mis compañeros, amigos, las mías, nuestras ambiciones de ejercer en el campo mexicano como ingenieros agrónomos recién egresados. Poniendo en práctica la teoría y ética que nuestros profesores y universidad nos inculcaron durante cuatro años. El servir a México, a nuestra sociedad, encontrar soluciones a problemas del campo, en lo social, lo económico, desde las diferentes áreas en las cuales un ingeniero agrónomo, y cualquier egresado de la UAM-X, está capacitado para desenvolverse... Tan solo quedaron ‘anhelos ahogados, anhelos ahogados de un recién egresado a causa de la pandemia’.

Los problemas e inquietudes mentales nos aquejan, la tecnología digital ha dejado de ser un ‘hobby’ para ser utilizada para lo que fue creada, una herramienta benéfica de uso cotidiano para el ser humano. Menciono esto, porque gracias a los medios digitales he tenido contacto con mis amigos y amigas, profesores y profesoras, y tomar algunos cursos de mi interés enfocados a la agronomía.

Todos nos quejamos de esta pandemia, todos decimos que nos truncó el camino, todos padecemos de ansiedad por estar confinados en casa. Nuestra cotidianidad ha cambiado, hay quienes no lo aceptan y han sufrido las consecuencias de ello. Hay quienes siguen sin importarles lo que pueda suceder. Pensamientos diferentes, pero con una realidad común inevitable que puedo resumir en solo cuatro palabras ‘miedo a la muerte’.

Como reflexiones finales de lo acontecido durante estos largos meses de pandemia puedo expresar que como adultos jóvenes debemos dejar el consumismo, aprender a administrar el dinero y tiempo. Ser decididos y enfocarnos en lo que queremos y necesitamos sin importar las opiniones externas, pero aceptar nuestras capacidades y limitaciones para fundamentar decisiones asertivas. Reconocer y defender nuestras convicciones en política, religión, redes sociales de vestimenta, sexualidad, música y deportes, como el futbol. Reconocer su valor en nuestra vida diaria. No querer emular tendencias o a personas de clase social superior a la nuestra, aceptar la realidad en la que vivimos, identificar el ser y el estar de las cosas, de nosotros mismos. Valorar y respetar a toda aquella persona que es parte de nuestra vida. Debemos trabajar para obtener lo que deseamos y terminar con todo estereotipo absurdo. Despertar ese sentido nacionalista que tenemos rezagado como mexicanos, sentirnos orgullosos de pertenecer a este país, y regresarle con trabajo y ayuda a la sociedad lo mucho que nos ha dado México.

Desde aquí agradezco a mis padres por apoyarme a lo largo de mi vida sin importar como fuese o lo que hiciera, agradezco y le guardo un profundo amor a la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco por haberme dado el placer de ser parte de su comunidad estudiantil, agradezco a mis profesores y profesoras de quienes tuve apoyo, desde el 9 de mayo de 2016 hasta la fecha, con algunos coincidí en pensamientos y con otros no tanto, pero de cada uno de ellos aprendí mucho.

Espero que alguien más se identifique con estas palabras volcadas con honestidad en este escrito. Ansío que pronto esta pandemia sea controlada, que no haya más pérdidas humanas, que el campo mexicano se restablezca y que la economía poco a poco también se recupere. Pero sobretodo, que podamos ejercer en el ámbito académico, laboral y científico los miles de ingenieros agrónomos recién egresados, aquellos que vivimos con anhelos frustrados…ahogados.

Recibido: 01 de Marzo de 2021; Aprobado: 30 de Marzo de 2021

* Corresponding author: jarovic0393@gmail.com

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