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Perfiles educativos

versión impresa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.42 no.168 Ciudad de México abr./jun. 2020  Epub 09-Mar-2021

 

Reseñas

Enseñar y pensar la profesión. Autobiografía de un docente

Carmen Álvarez-Álvarez* 

*Profesora de la Universidad de Cantabria (España). Doctora en Pedagogía. CE: carmen.alvarez@unican.es

Enseñar y pensar la profesión. Autobiografía de un docente. Rozada Martínez, José María. España: Cambalache, 2018.


No es tarea fácil adentrarse en el mundo de las relaciones teoría-práctica en la educación, más allá del lugar común de que ambas deben relacionarse; es éste un asunto de extraordinaria complejidad, como se aprecia en cuanto nos acercamos al tema.

Sobre este tema, hace unos meses se publicó Enseñar y pensar la profesión. Autobiografía de un docente; un libro que, nos parece, debiera ser de lectura obligatoria en las facultades de Educación porque ofrece un enfoque particularmente novedoso, que se puede decir que llega tanto al corazón del asunto como al del lector interesado; se trata de un relato no sólo formal, sino sorprendentemente vivo, de la autobiografía de un docente que trabajó durante décadas en el empeño de ir más allá del tópico, no sólo con su pensamiento, sino con su acción apasionada en las aulas por las que pasó. Varios son los aspectos que confieren a la obra particular interés.

La complejidad del campo y la originalidad de su exploración. El autor se adentra en el mundo de las complejísimas y biográficas relaciones entre la teoría y la práctica, al modo como nos dice que aprendió: haciéndose preguntas que eran, a la vez, dudas propias e interrogantes formulados al campo del saber. Durante muchos años, al tiempo que enseñaba se decía: “enseño, sí, pero ¿qué conocimientos tengo acerca de mi profesión?”, “si alguien me preguntara por qué hago lo que hago, ¿qué podría responderle?”; “¿puedo fundamentar mejor las decisiones que tomo en el aula?”; “¿qué puedo aportar y esperar de mi colaboración con otros individuos o grupos?”; “¿qué problemas son responsabilidad mía y cuáles constituyen el contexto que me condiciona o me determina?”; “¿cómo hablarles a otros con decoro y rigor acerca de mis clases, de lo que sé y de lo que ignoro, de aquello para lo que tengo fundadas razones y de lo mucho que queda (puede que inevitablemente) fuera del alcance de la estricta racionalización?”; “¿cuántos fines de semana y cuántas horas del día y de la noche puedo dedicar a procurar el encuentro entre los saberes disponibles y lo que hago u ocurre en mi aula?”; “¿debo asumir la condena de no disponer de otro saber que ese que se reclama como experiencia?”. Y así un largo etcétera que cautivará al lector interesado en tales o similares cuestiones, instándole a adentrarse en esa tierra de nadie que media entre la universidad y la escuela (o el instituto); y lejos de dejarle a solas en ella, el autor le ofrece constantemente orientadoras indicaciones y lo anima a trabajar en la construcción de su propio camino, que habrá de ser, como lo fue el suyo, netamente biográfico.

La generosa tarea de documentación. El autor ha dedicado buena parte de los primeros años de su jubilación a volver sobre sus ideas y sus pasos. Recopiló y ordenó todo el material fotográfico que tenía, volvió a las escuelas donde enseñó, buscó en su pueblos y en las redes sociales a muchos de sus antiguos alumnos, a sus familias y a sus compañeros de profesión; volvió a leer cuanto en su día había escrito (publicado o no); reabrió sus ficheros, sus innumerables notas, sus agendas; revisó sus álbumes de fotos, su videoteca (durante años tuvo una cámara en su aula), escuchó de nuevo sus audios, leyó sus diarios de actividades… Todo, con tal de evitar escribir sólo con base en recuerdos inevitablemente imprecisos, desfigurados por la nostalgia o acomodados a alguna de las correcciones culturales o políticas actuales. Se trata de un relato, ciertamente, abrumador, pero de sorprendente fidelidad a los hechos, incluso cuando éstos no obran en su favor.

Una prosa que atrapa al lector. A pesar de que cada etapa de su vida se narra densamente, y se realiza un exhaustivo recorrido profesional con todo lujo de detalles a través de cinco capítulos y 400 epígrafes, su lectura es amena porque el autor se propone, desde el prólogo, hacer que el viaje le resulte llevadero al lector interesado, y para ello evita deliberadamente el estilo ortodoxamente académico, generalmente distante y frío. Con frecuencia, los hechos navegan a bordo de las más sugerentes metáforas. Su estructura, secuencial y temática al mismo tiempo, permite tanto una lectura lineal de principio a fin, como aproximaciones parciales a etapas o situaciones concretas. A tal fin, además del índice, cuenta con un desplegable inicial que permite al lector situarse de un solo golpe de vista en el conjunto de la obra. Cuenta, además, con varios centenares de imágenes, generalmente fotografías, que sitúan sus ideas, sus vivencias y sus documentos más allá de las palabras, y con ello acerca al lector a una realidad vivida en primera persona. La obra revela una vida dedicada a la educación con intensidad, pasión y compromiso que, además, se ha desarrollado tanto en la escuela como en la universidad.

La validez de las ideas para la formación del profesorado. Más allá de la trayectoria que uno siga en la educación, de la etapa profesional en la que se ejerza, del país donde se lea esta obra, etc., las ideas que, recurrentemente, dan sentido al libro, permiten replantear cuáles son las teorías y las prácticas en las que cada cual resuelve su profesionalidad. Si bien el autor ha sido un maestro singular, con una trayectoria rica y amplia, su obra trasciende lo estrictamente biográfico al deslizar novedosas ideas que constituyen una aportación de gran interés para enfocar el complejo problema de la profesionalidad pedagógica. Pudiera ser que estuviéramos ante una obra atemporal que nunca perderá vigencia. Para el autor, un maestro se forma al leer, reflexionar, escribir y dialogar con otros en foros en los que puede compartir y someter a discusión las ideas. En coherencia con ello, tiene en su haber numerosas publicaciones1 y pertenece a varias organizaciones, entre las que cabe destacar la Plataforma Asturiana de Educación Crítica, y la Federación Icaria.

El enfoque superador. El autor muestra su evolución docente y el camino que ha seguido para ir desde una enseñanza nada o poco fundamentada hasta el riguroso control y justificación de sus propuestas. Así, el libro muestra cómo un profesor puede evolucionar desde la más absoluta ignorancia pedagógica hasta la rigurosa fundamentación de sus clases; desde el mero sentido común hasta la conciencia crítica de las posibilidades y los límites de su profesionalidad; un camino que, como es su deseo, interese recorrer a muchos docentes. El libro va precisamente en busca de tales lectores, que no son otros que todas aquellas personas que se dedican a enseñar o se preparan para hacerlo, además de quienes las forman en las facultades o gestionan iniciativas de formación del profesorado. Eso sí (el autor lo advierte con reiteración) siempre que estén previamente interesadas en su evolución profesional a lo largo de su vida como docentes.

El proceso histórico paralelo. El autor revisa, prácticamente curso a curso, el periodo que va desde su infancia, en los años cincuenta, hasta su jubilación como maestro de primaria en 2009. En paralelo, se pueden encontrar los elementos más relevantes para entender la evolución histórica de la educación en España y sus numerosas reformas a lo largo de la etapa democrática, de tal manera que la obra aporta un valioso material para el estudio, desde dentro, de unos años cruciales de la enseñanza en la España que pasó de la dictadura a la democracia y fue objeto de numerosas iniciativas reformistas. En estos procesos el autor no dejó de tomar la palabra e involucrarse, unas veces a favor, y otras en contra.

La riqueza de relaciones y fuentes profesionales. El autor muestra y pone en valor las influencias que ha recibido: de estudiantes, familias, compañeros de profesión, especialistas del campo directo de la educación y de otros muchos que pueden relacionarse con ella. Es un libro generoso en reconocimientos, como lo atestigua el amplísimo índice onomástico final. Al respecto, cabe destacar que, muy posiblemente, nunca se haya escrito, desde ese mundo que se reclama de la tiza, un elogio tan convincente del valor del conocimiento académico para pensar y evolucionar en la profesión de enseñar. En éste, y en otros muchos sentidos, se puede decir que estamos ante un libro insólito.

En el primer capítulo, “El periodo anterior a la escritura (1968-1978). Cuatro transiciones y una práctica vulgar”, el autor narra los primeros años de su vida profesional, así como su experiencia de escolaridad y de la vida durante el franquismo y la cultura nacional-catolicista dominante en la España de entonces. Unos años vividos inicialmente en su pueblo natal (Arriondas, Asturias) y luego cuatro transiciones que le llevaron prácticamente a las antípodas del mundo en el que había sido educado. En esos tránsitos se hizo maestro, con una muy precaria formación académica inicial. “Era como maestro lo que era como persona”, nos dice. No había más, para bien y para mal. El autor se ofrece como ejemplo vivo de lo que denomina “una práctica vulgar”, en tanto que prácticamente ausente de cualquier contacto con el conocimiento académico y la reflexión sistemática sobre la práctica, o sea, casi completamente a merced de las ocurrencias y del patrimonio gremial heredado. Sin instrumento alguno para una crítica mínimamente solvente.

El segundo capítulo, “La llegada de la palabra escrita (1979-1982). El preocupante estado de varias cuestiones” recoge el periodo en el que, junto con su mujer, se ocupa en la crianza de sus hijos, y compatibiliza la docencia en la escuela y los estudios en la universidad. Estos estudios cambiaron su vida porque, al hilo de la elaboración de una tesina sobre la enseñanza de la Geografía, descubrió que existían auténticos filones de conocimiento académico que percibió como de incalculable utilidad para su desarrollo profesional como maestro.

El tercer capítulo, “El lustro de las ideas duraderas y la gratificante profesionalidad (1982-1987). Cambios, reformas e ilusiones efímeras” agrupa los años en los que el maestro sintió que podía progresar en el dominio de su profesión. Fue la etapa en la que desarrolló algunas de las ideas que se mantendrían como trasfondo de su desarrollo profesional a lo largo del resto de su vida como maestro y profesor asociado en la universidad. Una etapa de intensas lecturas, reflexiones, debates y hasta militancias sindicales y políticas que, unidas a la estabilidad que le dio el haberse asentado definitivamente en el colegio al que permanecería vinculado hasta su jubilación, le permitieron concretar su evolución profesional en el desarrollo de un método propio para la enseñanza de las ciencias sociales en el ciclo superior de la extinta educación general básica.

El cuarto capítulo, “La formación del profesorado (1987-2001). De molinos y gigantes” recoge una etapa muy bien documentada (notas, diarios, agendas, proyectos, memorias, guiones de clase, evaluaciones, publicaciones, etc.) en la que se dedicaría a la formación permanente del profesorado en el Centro de Profesores de Oviedo. Un trabajo que no respondió a la ilusionante expectativa de atraer a un número significativo de docentes hacia el reto de cultivar interactivamente el estudio, la reflexión y la acción. Da cuenta también de su incorporación, como profesor asociado, al Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de Oviedo. Asimismo, crea y se involucra con otros en la Plataforma Asturiana de Educación Crítica y en la Federación Icaria, con lo cual dio una vuelta más de tuerca a sus postulados, convicciones, trayectoria y formación, así como a su red de contactos e intercambios. Todo ello supuso un estímulo y algunos logros destacados, como numerosas publicaciones, entre las que sobresale su exitoso libro Formarse como profesor. Ciencias sociales, primaria y secundaria obligatoria. (Guía de textos para un enfoque crítico) que, publicado por Akal, salió a la luz en 1997.

El quinto y último capítulo, “La vuelta al cole y a uno mismo (2001-2009). Una pequeña pedagogía y un final sin gloria ni pena” aborda la etapa final de su vida profesional. Es este periodo compatibiliza la enseñanza en un colegio público de infantil y primaria con las clases en la Facultad de Ciencias de la Educación. En este tiempo desarrolla sus principales producciones académicas sobre las relaciones teoría-práctica, y elabora documentos inéditos (como los proyectos: “Libres desde pequeños” y “Mi pequeña pedagogía) y otros que fueron publicados y se pueden leer en su página web (ver nota 1). En esta etapa el maestro lee, reflexiona, trabaja en las aulas y escribe intensamente. Está firmemente comprometido con sus ideas, las pone en práctica en sus clases, reflexiona mediante grabaciones en audio y video sobre las mismas y las depura con generosas horas de reflexión, involucrándose más y más en su centro educativo y en su aula. Es un periodo en el que se aleja ideológicamente de las plataformas políticas y sindicales de las que durante años había formado parte, por discrepar de su posicionamiento ante los graves problemas institucionales que ponían en peligro la democracia y el Estado de derecho consolidados en España tras la transición de la dictadura franquista a la democracia, así como el debilitamiento del principio de igualdad, sustituido hoy en numerosos aspectos por el de identidad.

Concluye el libro con un comentario de agradecimiento a los numerosos actos de homenaje que siguieron a su jubilación; reserva las últimas páginas para, en un epígrafe final (“Última tesela”), cerrar el libro con el más conmovedor de cuantos pequeños relatos lo componen, dedicado a (dice él) cumplir la deuda que un día contrajo con el “peor” alumno del colegio (eso gustaba decir de sí mismo el chico): una mañana este chico se acercó a su mesa y tras observar que tomaba notas sobre las incidencias de la clase, le dijo: “te vas a hacer famoso conmigo”; a lo que él respondió: “en tal caso, nos haremos famosos los dos”. Unas líneas y un relato que dan cuenta de la pulsión emocional y la trabazón afectiva que se puede dar en las aulas, y que constituye, junto con la razón que de principio a fin se reivindica en el libro, una parte inseparable de la profesión de enseñar. Una profesión en la que, advierte el autor, no cabe esperar los laureles con los que se corona al vencedor, pero en la que cada cual puede y debe progresar hasta el último día de su vida profesional.

1 Pueden verse en http://www.formarsecomoprofesor.es (consulta: febrero de 2020).

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