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Derecho global. Estudios sobre derecho y justicia

versión On-line ISSN 2448-5136versión impresa ISSN 2448-5128

Derecho glob. Estud. sobre derecho justicia vol.1 no.3 Guadalajar jul. 2016  Epub 12-Nov-2020

https://doi.org/10.32870/dgedj.v0i3.17 

Reseñas

“EL CAPITAL EN EL SIGLO XXI”, DE THOMAS PIKETTY

Juan Alberto Ruvalcaba González1  * 

1Universidad de Guadalajara

Piketty, Thomas. 2013. El capital en el siglo XXI. S.L. Fondo de cultura económica, España: ISBN: 9788437507231.


Resumen

Thomas Piketty, investigador de la Escuela de Economía de París, publicó en el 2013, El Capital en el siglo XXI. Se trata de una gran investigación sobre el proceso de acumulación del capital. Piketty denuncia la constante acumulación del capital y el consiguiente aumento de las desigualdades en los países desarrollados, lo que pone en evidencia que tal concentración y tales desigualdades, no son privativas de economías emergentes, y en especial de México, donde es patente la polarización y la desigualdad.

Palabras clave: Economía; Derecho global; Desigualdad

Thomas Piketty, investigador de la Escuela de Economía de París, publicó en el 2013, El Capital en el siglo XXI. Se trata de una gran investigación sobre el proceso de acumulación del capital. Piketty denuncia la constante acumulación del capital y el consiguiente aumento de las desigualdades en los países desarrollados, lo que pone en evidencia que tal concentración y tales desigualdades, no son privativas de economías emergentes, y en especial de México, donde es patente la polarización y la desigualdad.

La investigación de Piketty, nos invita entonces a tomar conciencia del fenómeno de concentración de capitales, y, aunque su trabajo no se refiere a México, motiva a reflexionar sobre las causas por las que en el país se sigue incrementando la brecha entre pocos acaudalados y muchísimos pobres.

Piketty, divide su obra en tres partes: ingreso y capital; la dinámica de la relación de capital/ingreso; y la estructura de la desigualdad.

En su introducción, Piketty hace referencia a Malthus, Ricardo, Marx y Kuznets. De Malthus, su aversión a la sobrepoblación. Según Malthus, se debe evitar el aumento del número de pobres controlando su natalidad. Sobre David Ricardo, el principio de escasez y su pronóstico de inevitable aumento del valor de las tierras agrícolas en directa proporción al aumento de la población y su efecto en el aumento de la desigualdad. A la postre, dice Piketty, el valor de las tierras agrícolas no aumentaron en la forma esperada, porque con la industrialización, la agricultura disminuyó su influencia como factor de riqueza, sin embargo, continúa, la predicción de Ricardo bien podría modificarse sustituyendo las propiedades agrícolas por las fincas de las grandes ciudades. De Marx, el principio de la acumulación infinita, que es la tendencia del capital a acumularse sin límite natural y a concentrarse en proporciones infinitas, fenómeno que provocará la unión y rebelión de los obreros. A diferencia de los tres economistas citados, que coinciden en visiones que califica de apocalípticas, Piketty se refiere a las predicciones de Kuznets, calificándolas como cuento de hadas. La desigualdad en la “curva de Kuznets”, comentada por Piketty, sigue una forma de campana que primero crece y después decrece, correspondiendo a la primera fase los inicios de la industrialización, y a la segunda fase la disminución de la desigualdad.

Piketty analiza la generación mundial de la riqueza. Señala que la población en 2012 fue de casi 7,000 millones de habitantes, y el PIB superó los 70 billones de euros al año, por lo que si este se repartiera por habitante, a cada uno de ellos correspondería 10,000 euros al año. Pero evidentemente, acota el PIB por habitante es muy distinto según las diversas regiones del mundo. El PIB por habitante de Estados Unidos y Canadá es de 40,000 euros; el de Europa occidental 27,000 euros; el de Rusia 15,000 euros; el de América Latina 10,000 euros (igual que el promedio mundial); el de Japón 30,000 euros; el de África Subsahariana tan solo 2,000 euros, poco menos que la India; y los de China y África del Norte, 8,000 euros; en todos los casos al año.

Piketty, advierte sobre lo que llama posible retorno a un régimen de bajo crecimiento de la economía mundial. Afirma también que el crecimiento demográfico puede llegar a desempeñar un papel igualador, puesto que disminuye la importancia de la riqueza originada en el pasado y, por consiguiente, de las herencias. Dice el autor en comento, que cada generación debe construirse a sí misma, porque a la creciente población no le alcanza la riqueza existente y debe entonces generar más riqueza. Piketty está más por los méritos que por las herencias.

Señala que la riqueza de los propietarios (tierras agrícolas) y rentistas (por títulos de deuda pública) del siglo XVIII, se transformó a partir del siglo XX, en la riqueza de los industriales, de los titulares de patentes, de los dueños de acciones y valores, de los dueños de propiedades urbanas, de los ejecutivos beneficiados por los súper sueldos.

Cuestionamiento especial hace Piketty a la educación superior como generadora de movilidad social. Acusa que el número de titulados de la educación superior en los Estados Unidos, avanza en hijos de padres que se encuentran en el cuartil de los más ricos de ese país, pero se estanca en los hijos de padres que están en los dos cuartiles de menores ingresos. Sobre Harvard, cita un estudio que cuestiona el sistema de acceso a esa prestigiada universidad y por lo tanto al sistema de méritos académicos. Se ha observado, dice, que las donaciones se incrementan cuando los hijos de los donadores están en edad de entrar a la universidad, lo que coincide con que los ingresos de los padres de la mayoría de los estudiantes de Harvard, están sobre los 450,000 dólares al año, que es el ingreso de solo el 2% de los estadounidenses.

El caso francés, dice Piketty, no es tan dramático, pero tampoco tan distinto. Cita el caso de los padres de los estudiantes de la Universidad de Scienses Po en París, cuyo ingreso promedio es de 90,000 euros, correspondiente al ingreso solo alcanzado por el 10% de los franceses.

Nuestro autor, afirma categóricamente que el capitalismo patrimonial globalizado debe regularse, y que para que la democracia pueda controlarlo, debe inventar nuevos instrumentos. El que él propone es un impuesto mundial al capital, que no duda en calificarlo como utopía, una utopía útil que permitiría evitar el interminable espiral de desigualdad y regular la inquietante concentración de capitales, repartiendo los ingresos armoniosamente entre todos los países.

México está inmerso en ese fenómeno de concentración de capitales, decenas de millonarios mexicanos engrosan las listas de los más ricos del mundo, pero la mitad de los mexicanos están en la línea de pobreza. Las causas históricas que se remontan a la colonia, no son suficiente explicación. México ha vivido dos siglos de independencia, un proceso de consolidación en la Reforma, una revolución social y ha logrado la alternancia política en procesos democráticos pacíficos, lo que desde luego lo ha transformado, sin embargo, la pobreza se sigue incrementando en las últimas décadas. ¿Por qué? Si México tiene sistema de seguridad social, hospitales públicos, seguro popular, educación pública, universidades públicas, programas de combate a la pobreza, entonces, ¿qué sucede?

Cuántas respuestas puede haber, cuántas explicaciones, cuántos diagnósticos, cuántos remedios, muchos seguramente, pero hay un factor evidente de generación de pobreza, de injusticia y de desigualdad: la corrupción.

La corrupción que genera continúas generaciones de nuevos millonarios formados en las líneas de los gobiernos, sin mérito alguno, aprovechados del poder, negociantes de la cosa pública. Corrupción particularmente grave en México. ¿Cuántos millones de dólares no se invierten en infraestructura, escuelas, hospitales, medicamentos, justicia, seguridad, porque se quedaron en manos de burócratas que cobraron sus “comisiones” del diez, veinte o treinta por ciento del costo total de la obra pública? ¿Cuántos burócratas reciben sueldos exorbitantes, cuántos los merecen, cuántos los justifican? ¿Cuánta ineficacia se explica por la inexperiencia de burócratas improvisados? ¿Cuáles son las consecuencias de la corrupción en el desarrollo nacional? ¿Cuántas fortunas se forman por los monopolios? ¿Cuántos monopolios prevalecen por su complicidad con el poder? ¿Cuántos recursos se desvían de los programas de asistencia social destinados a paliar la pobreza extrema?

La corrupción entonces, Dr. Piketty, es sin duda otro factor relevante en la acumulación de capitales, en la generación de la desigualdad. Nada más contrario al mérito como generador de riqueza, que la fortuna generada gracias a la corrupción. Nada más injusto que la pobreza causada por la corrupción.

Bibliografía

Thomas Piketty. (Agosto de 2013) El capital en el siglo XXI, S.L. Fondo de cultura económica de España. 9788437507231. [ Links ]

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