Clasificación JEL: E3, E62, F41.
Introducción
En muchos países europeos los precios del sector servicios que no afrontan la competencia extranjera aumentan rápidamente cuando se comparan con los precios del sector industrial, un hecho conocido comúnmente como inflación dual (véase De Gregorio, Giovannini y Krueger, 1994). La inflación dual es un problema porque podría implicar una pérdida de competitividad. La razón es sencilla: un aumento en el precio de los servicios implica que su producción es relativamente más rentable. Esto significa que los recursos productivos se desplazan del sector industrial al de los servicios. Es por ello que recientemente ha surgido un debate respecto a las fuentes de los diferenciales inflacionarios entre los países que han decidido unirse a la Unión Monetaria Europea. En un marco de tipo de cambio fijo y política monetaria única, el único instrumento a disposición del gobierno para corregir la brecha inflacionaria es la política fiscal.
En este artículo intentamos contestar el interrogante siguiente: ¿podrá la política fiscal ayudar a alcanzar la convergencia inflacionaria? Creemos que la política fiscal puede ayudar a recuperar la rapidez de la convergencia inflacionaria, pero los canales difieren del impulso de la demanda entre los diferentes sectores productivos. En consecuencia, analizamos los efectos del gasto público en los precios de los bienes no comerciables en un modelo de la inflación dual de Balassa-Samuelson (véase Balassa, 1964, y Samuelson, 1964). El resultado Balassa-Samuelson tradicional afirma que la inflación dual se genera por las diferencias del crecimiento de la productividad entre el sector comerciable y el no comerciable. En efecto, la inflación dual ocurre cuando los aumentos de la productividad en los bienes comerciables son mayores que en los no comerciables. En principio, es tas diferencias del crecimiento de la productividad son causadas por un desarrollo diferente de la tecnología de la producción en los sectores. Es por esto que el modelo Balassa-Samuelson presta poca atención al gasto público. Aparentemente, el gasto público no parece tener ningún efecto directo en las tecnologías de la producción.
Sin embargo, Aschauer (1989) de muestra que el gasto público, en particular el gasto en infraestructura, tiene un efecto positivo en la producción y la productividad agregadas. El ensayo menciona do es el primero de un gran conjunto de estudios que analizan cómo influyen diferentes renglones del gasto público en la producción agregada. En particular, los gastos en infraestructura, educación e investigación y desarrollo (ID) pueden tener un efecto positivo en la producción y la productividad. Estos resultados sugieren que todo análisis de la inflación dual debe ría tomar en cuenta el gasto público.
Para introducir el gasto público en nuestro modelo nos basamos en Barro (1990), en el que la función de producción incluye al capital privado, la mano de obra y el gasto público como insumos productivos. Con esta especificación de la función de producción, un aumento del gasto público aumenta la producción y la productividad. En nuestro modelo tenemos dos sectores, el comerciable y el no comerciable, y tres insumos productivos. Naturalmente, el gasto público tiene un efecto positivo en la productividad de ambos sectores. Los resultados principales sugeridos por este ensayo son los siguientes: i) un aumento del gasto público incrementa siempre la producción del sector no comerciable, pero ello no significa una disminución automática de la producción del sector comerciable; ii) el gasto público no productivo no conduce a la inflación dual, un resultado esperado en un modelo de Balassa-Samuelson de la inflación dual, y iii) un aumento del gasto público productivo puede conducir a la inflación dual, la deflación dual, o a ningún efecto en los precios.
Demostramos que un aumento del gasto público productivo aumenta la productividad agregada de la economía, pero conduce a la inflación dual cuando el gasto público productivo tiene un efecto mayor en la tecnología de producción del sector comerciable que en la del sector no comerciable. En este sentido, un aumento de la productividad agregada conduce a la inflación dual, un resultado encontrado empíricamente para la economía española durante el periodo 1970-2000.
Debemos aceptar que nuestro artículo tiene algunas limitaciones. En particular, proporciona una “explicación respecto a la oferta” para la inflación dual. Sin embargo, hay una extensa bibliografía de la inflación dual que ofrece “explicaciones respecto a la demanda”. Por ejemplo, De Gregorio y Wolf (1994) y Alogoskoufis (1990) sugieren que los aumentos del gasto público no productivo conducen a la inflación dual. Básicamente, la razón es que un aumento del gasto público expande la demanda de bienes no comerciables y eso conduce a un aumento de los precios de estos bienes. En el modelo australiano la inflación dual se genera por las diferencias en la productividad, las demandas y los salarios de ambos sectores. Por último, el modelo escandinavo de la inflación dual señala a la inflación extranjera, los tipos de cambio y la productividad como las causas de la inflación dual. Frisch (1977), Kierzkowski (1976) y Lindbeck (1979) elaboran este último modelo. Desde otro punto de vista, Estrada y Salido (2003) analizan los efectos de la evolución relativa de los márgenes de ganancia de los sectores de servicios y manufacturas en la inflación dual española.
Todos es tos modelos demuestran que, aunque las diferencias en el crecimiento de la productividad entre los sectores pueden causar la inflación dual, debemos advertir que puede haber otras razones para la inflación dual. Es posible que la limitación más relevante sea que el artículo omite los efectos del capital público en el bienestar agregado. Un aumento de la productividad de la economía puede conducir a una pérdida de competitividad, pero también a un aumento del bienestar agregado.
A pesar del interés que tiene esta cuestión la meta de este artículo es menos ambiciosa, centrándose exclusivamente en los precios relativos de los bienes comerciables y los no comerciables. El artículo está organizado como sigue: en la sección I presentamos el modelo. La sección II estudia el equilibrio. En la sección III analizamos los efectos de la política fiscal en la inflación dual. La sección IV contiene una aplicación a la economía española, y finalmente se resume nuestros hallazgos y se ex trae las conclusiones.
I. El modelo
1. El marco básico
Elaboramos un modelo sencillo de una pequeña economía abierta con un tipo de cambio fijo y movilidad perfecta del capital privado. Hay dos sectores competitivos, el comerciable y el no comerciable. El sector comerciable afronta la competencia extranjera y el precio de los bienes comerciables está dado internacionalmente. Por lo contrario, el mercado interno determina el precio de los bienes no comerciables. El gobierno financia el gasto público con un impuesto de tasa fija a la producción. En aras de la sencillez, el gobierno demanda sólo bienes no comerciables.1 Por último, ambos sectores utilizan el gasto público como un insumo productivo sin ningún costo.2
2. Las empresas
a) El sector comerciable. Hay una sola empresa competitiva con una tecnología Cobb-Douglas de rendimientos constantes a escala en el capital privado y el trabajo.
en que
en que
en que
b) El sector no comerciable. Como en el sector comerciable, hay una sola empresa competitiva con una tecnología Cobb-Douglas con rendimientos a escala constantes en los insumos privados.
en que
en que
en que
3. El gobierno
El gobierno financia el gasto público con un impuesto de tasa fija a la producción y tiene un presupuesto equilibrado. Las recaudaciones del gobierno son:
en que
Suponemos que las recaudaciones gubernamentales se convierten en gasto público
productivo un periodo más tarde. Un aumento de
4. La demanda
Para analizar la demanda de la economía, consideramos el caso de un consumidor representativo de vida infinita que maximiza el valor presente descontado de:
en que
Las funciones de demanda correspondientes están dadas por
en que
En el modelo, un aumento del gasto público expande siempre la demanda agregada de
los bienes no comerciables
II. El equilibrio
1. Los precios y el salario nominal
Podemos obtener el precio de los bienes no comerciables y comerciables de las expresiones (3), (4), (7) y (8):
en que
El tipo de cambio real se determina sólo por las condiciones tecnológicas y puede
modificarse por la política fiscal. Este resultado es una generalización del
resultado de Balassa-Samuelson. En este modelo, un aumento del gasto público
puede cambiar la productividad de ambos sectores y, en consecuencia, modificar
el precio relativo. Este aumento puede causar tres efectos diferentes en el
precio de los bienes no comerciables y el tipo de cambio real:
i) si
Por último, si
A partir de (15) podemos escribir el salario nominal de equilibrio:
El sector comerciable determina por completo el salario nominal de equilibrio en
el modelo. Un aumento de
2. El gasto público
Sustituimos
Suponemos, en aras de la sencillez, que el mercado de trabajo es competitivo. Sin
pérdida de generalidad, imponemos
en que
Esta condición garantiza que el gasto público, que sigue una dinámica AR(1), es
estacionario. Si
3. El estado estacionario
Para obtener el estado estacionario del modelo mantenemos constante la tasa
impositiva
en que
Un aumento de la tasa impositiva o del precio de los bienes comerciables aumenta siempre el gasto público. Este resultado contradice los de Barro (1990) para una economía cerrada don de el gasto público productivo y la tasa impositiva están vinculados con una curva de Laffer. La razón de esta diferencia es que, en una economía pequeña abierta, la tasa de interés es exógena. De la expresión (23) podemos obtener las variables de estado estacionario siguientes: el precio de los bienes no comerciables, el salario nominal, el tipo de cambio real, los capitales y las producciones privados.
en que las letras minúsculas denotan el logaritmo de las variables y
Las conclusiones del estado estacionario indica das en la sección siguiente se
basan en el supuesto:
III. La política fiscal y la inflación dual
En esta sección analizamos el efecto de un cambio en la política fiscal en las variables endógenas cuando hay un cambio permanente en la política fiscal. En el cuadro 1 resumimos los resultados para cuatro casos diferentes.
G | PN | W | YN | YT | KN | KT | e | |
βT = βN = 0 | + | 0 | 0 | + | − | + | − | 0 |
βT = βN > 0 | + | 0 | + | + | ? | + | ? | 0 |
βT > βN | + | + | + | + | ? | + | ? | − |
βT < βN | + | − | + | + | ? | + | ? | + |
1. Gasto público no productivo
El gasto público no tiene efectos directos en la producción. Por ejemplo, De Gregorio et al (1994) y
Dixon (1994) estudian este caso
particular en un marco diferente. La relación entre
Los aumentos del gasto público no incrementa la productividad de los factores de
la producción; es decir, la política fiscal no modifica los costos marginales de
la producción de bienes y, por tanto, no modifica el precio de los bienes no
comerciables. En este caso, el gasto público no genera la inflación dual, aunque
expande la demanda del sector no comerciable y, por supuesto, agranda su
producción. Los aumentos de los gastos públicos disminuyen la producción del
sector comerciable debido a una disminución de la demanda interna causada por el
aumento de la tasa impositiva. Un aumento del gasto público desplaza recursos
productivos del sector comerciable hacia el no comerciable, pero no cambia los
costos marginales de la producción. Por último, el tipo de cambio real,
2. Gasto público productivo con
En este caso el gasto público tiene la misma elasticidad de la producción en
ambos sectores. Un aumento de
Sin embargo, el aumento de
A resultas de estos hechos, podemos distinguir dos situaciones:
i) un aumento de
En suma, la productividad mayor, debido a un aumento del gasto público
productivo, conduce al incremento de los salarios nominales, lo que mantiene
constantes los costos marginales del sector no comerciable. Esto significa que
el precio de los bienes no comerciables y el tipo de cambio real se mantienen
constantes también. En un modelo de Balassa-Samuelson sólo un crecimiento de la
productividad diferente en ambos sectores causa la inflación dual. Si
3. Gasto público productivo con
Supongamos ahora que el gasto público tiene una elasticidad de la producción
mayor en el sector comerciable que en el no comerciable. La diferencia principal
entre es te caso y el anterior es que un aumento de
Como en el caso anterior, no está clara la relación entre
por una parte, un aumento de
Una política fiscal expansiva conduce a una disminución de
4. Gasto público productivo con
El gasto público tiene una elasticidad de producción mayor en el sector no
comerciable que en el comerciable. En este caso, un aumento de los gastos
públicos genera la deflación dual. Una política fiscal expansiva aumenta la
productividad y los salarios nominales. Sin embargo, el aumento de
5. La dinámica del modelo
En esta subsección especificamos la dinámica del modelo. En particular,
estudiamos la dinámica de
t = 0 | t = 1, 2, 3, … | |
|
0 |
|
|
0 |
|
|
0 |
|
|
|
|
|
|
|
en
que |
||
|
||
|
||
|
||
|
En el primer momento
Podemos distinguir dos casos: i) gasto público no productivo
Si
IV. Una aplicación a la economía española
En esta sección presentamos una interpretación de la evolución de los precios
relativos entre los sectores comerciables y no comerciables de la economía española,
utilizando los principales resultados obtenidos en el modelo presentado en la
sección I. Para hacer esto, evaluamos el efecto de los diferentes componentes
especificados en la expresión (17) en
el precio relativo de los bienes no comerciables.12 Primero, examinamos la hipótesis pura de
Balassa-Samuelson. La gráfica 1 presenta la
evolución de los precios relativos de los bienes no comerciables
Se observa que la productividad total de los factores en el sector comerciable ha sido mayor que en el otro sector, como lo sugiere la hipótesis de Balassa-Samuelson. Sin embargo, la comparación de los niveles podría sugerir la existencia de relaciones espurias. En la gráfica 2 presenta la misma información pero con series en las que se ha eliminado la tendencia.13 En este caso, la correlación entre ambas series es 0.55.14 Además, se presenta la misma información entre el gasto público productivo y el precio relativo de los bienes no comerciables, obteniéndose en este caso una correlación de 0.0167. Con esta información estadística en la mano, pudiéramos pensar que la influencia de la productividad privada total de los factores productivos será positiva, es decir, que es pertinente la hipótesis de Balassa-Samuelson, mientras que no parece clara la influencia del gasto público productivo.
Desde un punto de vista teórico la idea es muy sencilla: hay que estimar la expresión (17) para evaluar el efecto
de las diversas variables en el precio relativo de los bienes no comerciables. Sin
embargo, des de una perspectiva empírica existen algunos problemas relevantes. Por
una parte, el gasto público incluye una gran diversidad de gastos, como la compra de
bienes y servicios, el pago de intereses, la formación bruta de capital, etc. En
esta sección utilizamos el acervo de capital público como una aproximación al gasto
público productivo.15 También
deberíamos distinguir entre los bienes comerciables y no comerciables para evaluar
la proporción de los precios en ambos sectores. Por último, calibramos los promedios
de las elasticidades sectoriales empleando la información de la participación del
trabajo en ambos sectores en el periodo considerado. Esto implica
Estimamos la ecuación (17) utilizando la tasa media de crecimiento de las variables durante el periodo de 1970-2000:
en que
En el cuadro 3 se presenta el resultado de las estimaciones.
Regresión I | Regresión II | Regresión III | Regresión IV | |
| ||||
|
0.62 (2.38) |
0.51 (1.98) |
0.65 (2.72) |
0.538 (2.33) |
|
0.17 (1.10) |
0.213 (1.40)* |
0.18 (1.30)* |
0.218 (1.70)* |
d79 | 0.046 (1.90) |
0.045 (2.03) |
||
d86 | −0.056 (−2.50) |
−0.055 (−2.57) |
||
R 2 | 0.13 | 0.24 | 0.31 | 0.41 |
| ||||
|
0.624 (2.37) |
0.51 (1.95) |
0.652 (2.70) |
0.537 (2.30) |
|
0.19 (1.19) |
0.234 (1.52)* |
0.21 (1.41)* |
0.249 (1.80)* |
d79 | 0.047 (1.93) |
0.045 (2.06) |
||
d86 | −0.057 (−2.48) |
−0.055 (−2.57) |
||
|
[−0.0273]** | [−0.0273]** | [−0.0273]** | [−0.0273]** |
R 2 | 0.13 | 0.24 | 0.30 | 0.41 |
ad79 y d86: variables ficticias para las dos crisis petroleras. Estadístico t entre paréntesis. Número de observaciones: 31.
* Significativo al 90 por ciento.
** Valor calibrado.
En el primer caso, el coeficiente de los diferenciales de la productividad total de los factores muestra que el valor esperado es estadísticamente significativo, lo que confirma el efecto de Balassa-Samuelson. La estimación media del coeficiente, de 0.58 (en las regresiones I-IV), implica que un crecimiento más rápido de la productividad en 2% en el sector de los bienes comerciables se traduce en un aumento de 1.16% en el crecimiento del precio relativo de los bienes no comerciables.
Además, el coeficiente del gasto público productivo es positive y significativo. Las estimaciones en el punto fluctúan entre 0.17 y 0.22, lo que sugiere que un aumento de 1% en el crecimiento del gasto público productivo incrementa el crecimiento del precio relativo de los bienes no comerciables de 0.17 a 0.21%. Es decir, la inversión pública genera inflación dual con una pérdida de competitividad.
En el segundo caso, observamos que el parámetro que mide la influencia del gasto público productivo en los precios relativos de los bienes no comerciables no ha cambiado, lo que es sólido y significativo ante la nueva especificación, y que también confirma el resultado encontrado en el caso anterior. En la misma línea, el efecto de Balassa-Samuelson aún es importante y en la misma magnitud. Finalmente, el efecto en los precios relativos de los bienes no comerciables depende en este caso de la proporción capital/ trabajo en el sector comerciable ajustado por la diferencia de las elasticidades del trabajo en la producción de cada sector, que es negativo en nuestro caso.
Conclusiones
En es te ensayo establecimos un modelo de Balassa-Samuelson de la inflación dual y estudiamos los efectos de la inclusión del gasto público en este marco. Algunos ensayos anteriores afirman que los aumentos del gasto público causan la inflación dual y conducen a una pérdida de competitividad. Muchos de esos ensayos estudian los efectos de la política fiscal por medio del consumo público en un modelo que tiene un sector no comerciable monopólico. En ese marco, un aumento del gasto público expande la demanda de bienes no comerciables y esto causa la inflación dual. El problema consiste entonces en saber cuál política ayuda a alcanzar la convergencia inflacionaria; en otras palabras, ¿implica es to que la política fiscal no puede ayudar a la convergencia inflacionaria? Creemos que la política fiscal ha desempeñado un papel y puede ayudar a recuperar la convergencia inflacionaria, pero lo hará por vías diferentes del impulso de la demanda en el sector de los bienes no comerciales.
A fin de analizar este punto, elaboramos un modelo en el que el gasto público tiene una externalidad positiva en la producción de ambos sectores en un ambiente competitivo. En este contexto demostramos que un aumento del gasto público no productivo no genera la inflación dual, aunque algunos recursos productivos se desplazan del sector comerciable hacia el no comerciable. En este caso particular, el resultado encontrado es el tradicional de Balassa-Samuelson. Sin embargo, un aumento del gasto público productivo incrementa la productividad agregada de la economía y puede ejercer un efecto mayor en la productividad de un sector. En efecto, la inflación dual sólo ocurre cuando el gasto público tiene una elasticidad de producción mayor en el sector comerciable que en el no comerciable. La razón es básicamente la siguiente: un aumento del gasto público productivo incrementa la productividad del trabajo en el sector comerciable y expande la demanda de trabajo de este sector. Este hecho aumenta los salarios nominales de la economía. Este aumento de los salarios nominales sube los costos marginales del sector no comerciable porque el aumento de los salarios nominales es mayor que el crecimiento de la productividad de ese sector.
Por último, el sector no comerciable transfiere los mayores costos marginales a precios mayores, lo que conduce a la inflación dual. Por lo contrario, si el gasto público tiene una elasticidad de producción mayor en el sector no comerciable que en el comerciable, disminuyen los costos marginales del sector no comerciable, lo que conduce a una disminución del precio. Naturalmente, hay inflación dual.
Los hallazgos sugieren que una de las fuentes de la inflación dual son las diferencias en el crecimiento de la productividad entre los dos sectores, lo que puede tener su origen en los aumentos del gasto público productivo. Sin embargo, los aumentos del gasto público no productivo sólo mue ven los recursos entre los sectores, sin tener efecto alguno en los precios. De acuerdo con nuestros resultados, si un aumento de la inversión pública tiene un efecto mayor en la productividad del sector comerciable, como se espera, habrá dos políticas fiscales posibles. Si el gobierno se preocupa por los salarios reales, debería aumentar la inversión pública, ya que este aumento conducirá a salarios mayores, aunque con una pérdida de competitividad. Si, por lo contrario, al gobierno le preocupa la competitividad, debería disminuir la inversión pública: esto causará una ganancia en competitividad, pero provocará una disminución de los salarios reales. Sin embargo, este resultado es limitado en vista de que no se estudian los efectos en el bienestar de la economía. Si un gobierno intenta maximizar la utilidad individual, podría soportar una pérdida de competitividad si aumenta el bienestar. Conviene comentar que la competitividad no es por sí misma un objetivo del gobernante, de modo que no puede descartar se que la autoridad fiscal aplique una política de mayor bienestar que genere por el contrario la inflación dual.
Ilustramos es tos resultados teóricos con un estudio empírico de la economía española para el periodo 1970-2000. Demostramos que la política fiscal expansiva por medio de la política fiscal no genera la convergencia de los precios sectoriales. En este sentido, la política fiscal no es un instrumento para alcanzar la convergencia inflacionaria.