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Inter disciplina

versión On-line ISSN 2448-5705versión impresa ISSN 2395-969X

Inter disciplina vol.9 no.23 Ciudad de México ene./abr. 2021  Epub 05-Mayo-2021

 

Entrevista

Los desafíos estructurales de las sociedades latinoamericanas. Entrevista con Rubén Mercado

The structural challenges of Latin American societies. Interview with Rubén Mercado

Diego Masello* 

*Coordinador general del Centro Interdisciplinario de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Correo electrónico: dmasello@untref.edu.ar


El doctor Rubén Mercado es Ph.D en economía por la Universidad de Texas en Austin. Especialista en economía computacional, modelización económica y desarrollo económico.

Actualmente, es Senior Economist del PNUD Argentina. Ha sido profesor de la Universidad de Texas, Bryn Mawr CollegePennsylvania, ITESM-México, la Universidad de Buenos Aires y FLACSO; Senior Economist de Wharton Econometrics; y Chair for the Study of Western Hemispheric Trade del Lozano-Long Institute of Latin American Studies. Es miembro de la Society for Computational Economics, el Editorial Board de Computational Economics, la Asociación Argentina de Economía Política y el Instituto de Desarrollo Económico y Social.

Me gustaría comenzar la charla… con un concepto que leí en tu libro, el concepto de competitividad sistémica vinculado con la productividad, allí hay una relación fuerte en cómo estos aspectos son condicionantes del proceso de desarrollo, y lo que quería preguntarte respecto de esta relación ce centra en, ¿cuál es a tu juicio para Argentina y los países de la región latinoamericana cierto orden de prioridad en los elementos? ¿Cuál es el encadenamiento de las dimensiones de estos aspectos?

Bueno, la pregunta no es sencilla. Es decir, uno dice, un aspecto fundamental del desarrollo económico es el crecimiento económico, y el crecimiento económico, casi por definición, es un incremento sistemático en la productividad, ¿no es cierto? Porque si no crece la productividad, el ingreso per cápita de un país no puede crecer. El ingreso de un país puede crecer si no crece la productividad, simplemente por acumulación de factores, por inversión o por expansión de la fuerza de trabajo, pero el ingreso per cápita estará estancado. Para que crezca el ingreso per cápita tiene que haber un cambio en la productividad de esos factores productivos del capital, del trabajo y de la forma en que se articulan. Ahora bien, casi todos los modelos de crecimiento nos enseñan que la productividad es el determinante del crecimiento de ingreso per cápita en el largo plazo y en los modelos más estándares se asocia con los incrementos de productividad con la innovación productiva.

Sí, comprendo

O sea, porque la innovación productiva, desde el punto de vista económico, básicamente es articular de otra forma los recursos productivos o los factores de la producción, es inventar una nueva manera de articular lo que uno tiene, que tenga un efecto más que proporcional a lo que se hacía antes, eso es el incremento de productividad, hacer más con menos o hacer más con lo mismo o hacer lo mismo con menos. Básicamente es eso, pero eso requiere una idea, un nuevo blueprint como se dice, una nueva receta de articular las cosas y así es como los economistas vemos la innovación productiva que, obviamente, está muy relacionada con la innovación tecnológica y, en el fondo, con el avance científico. Ahora bien, eso es muy genérico, eso se trabaja mucho en los modelos macro, después uno empieza a decir pero ¿cuáles son los factores que llevan a que haya una mayor innovación no? Entonces, ahí, lo primero que viene, también a un nivel macro, es una mejora en el capital humano o en la capacitación de la fuerza de trabajo, en su nivel educativo, en su nivel técnico. Eso es lo primero que siempre emerge, pero a partir de ahí uno puede empezar a meterse más en profundidad, y un segundo factor que aparece es la estructura productiva de los países. Con lo cual, desagregando un poco esta caja negra de los incrementos de productividad se puede preguntar, ¿hasta dónde el tipo de sectores productivos que un país tiene y las formas en que esos sectores se articulan, en otras palabras, la clase de estructura productiva que el país tiene, cómo incide en los incrementos de productividad? En síntesis, desagregando un poco este concepto, partiendo del concepto de productividad uno llega al concepto de innovación productiva pero después empieza a buscar cuáles son los condicionantes de esta innovación y se encuentra con que la estructura productiva, la infraestructura productiva y la infraestructura financiera del país todos tienen un rol determinante. Ahora, ¿en qué medida uno es más importante que el otro?, eso, obviamente, los que trabajan cada uno de estos sectores van a decir que es el más importante, pero es muy difícil de decir tanto cualitativamente como cuantitativamente cuál es el fundamental. Pero esto no agota la cuestión, ¿por qué?, porque también no hay que perder de vista el factor institucional; ya hace unos cuantos años que se enfatiza mucho en que son las instituciones, finalmente, las que facilitan o no, tanto los procesos de desarrollo productivo estructural como de infraestructura, como de innovación, como el desarrollo financiero.

¿Cómo se entiende este aspecto institucional que impactaría en las mejoras estructurales y, por ende, en la innovación y productividad?

Lo importante es el diseño de reglas de juego, lo que en economía hoy se conoce como diseño de mecanismos. El premio nobel Eric Masquin, que ha trabajado sobre eso, y mucha otra gente que analiza este tema, afirman que lo importante ya no es tanto promover la inversión, promover estrictamente los cambios sectoriales o la infraestructura, no, sino diseñar reglas de juego, de modo que los incentivos se alineen, que estén alineados de tal forma que los agentes mismos al participar en ese juego hagan todo lo que hay que hacer para promover el proceso de crecimiento. Si el juego está bien diseñado, estos agentes van a invertir donde hay que invertir, van a ser innovadores, este es el mensaje de la nueva economía institucional. Después, hay otro nivel que va, incluso, más allá que esto, que es el nivel de la economía política. Ahí es donde la economía, creo yo, empieza a tener un vínculo más interdisciplinario con otras disciplinas, como la sociología y la ciencia política, fundamentalmente. La economía política se puede abordar de dos maneras distintas hoy en día, una desde un punto de vista más clásico, y la otra, que se conoce como la nueva economía política. La economía política clásica es heredera de Smith, Ricardo, Marx, en ese tipo de aproximación más holística se trata de ver cómo interactúan las clases sociales, los grandes grupos sociales, donde los individuos no tienen un papel tan relevante en la conceptualización o en la modelización. Por otro lado, la new political economy está más vinculada con la economía neoclásica, donde se trata de ver de nuevo, utilizando fundamentalmente herramientas de la teoría de juego, cómo es que los individuos, dados ciertos esquemas de incentivos, pueden resolver o acentuar sus conflictos de intereses y en función de estos armar coaliciones, desarmarlas, pero donde ya la economía es vista como un proceso en donde hay conflicto. Por lo general, el punto de partida es individualista metodológico, son individuos que tratan de maximizar una función de bienestar, pero donde se introducen variables que no son estándares del pensamiento económico, donde juegan muchos factores políticos que reflejan el conflicto distributivo por el acceso a recursos.

Comprendo…

Entonces, para tratar de entender por qué crece la productividad, que es la primera pregunta, hay muchos enfoques. Uno es el que propone ir desagregando esa caja negra [productividad] en términos de estructura productiva, de infraestructura productiva y de infraestructura financiera. Otro, es ir enfatizando que todo eso se va a resolver si se diseñan instituciones apropiadamente y, una tercera dice, cuidado que diseñar instituciones apropiadamente no es tan fácil, no es solamente un juego tecnológico y/o tecnocrático, porque lo que hay son actores que tienen intereses muy contrapuestos, que tratan permanentemente de cambiar las reglas del juego a su favor, de violar las reglas del juego, no son culposos y son bastante perversos en su comportamiento. Se asume todo eso y se trata de modelizar y de ver cómo diseñar incentivos para, teniendo en cuenta todos esos actores que interactúan, algunos buenos y otros no tan buenos, cómo hacer para que de todos modos el sistema converja.

¿En algún tipo de equilibrio?

Equilibrio virtuoso de crecimiento, ¿no es cierto? Estas son, más o menos, todas las cuestiones que hay hoy en día, pero todas estas abrevan en una tradición del pensamiento económico y social que tiene dos grandes rasgos, en economía fundamentalmente; en términos metodológicos casi todas usan un instrumental matemático, el instrumental de la matemática clásica digamos, el formalismo clásico: análisis matemático, ecuaciones diferenciales, optimizaciones táctica y dinámica, son los instrumentos que se usan. Otra rama es más narrativa, más discursiva, ¿por qué?, porque en el instrumental matemático para abordar problemas tan complicados como los problemas económicos, sociales y políticos, llega hasta cierto alcance. Es un instrumental que es muy útil para analizar situaciones de equilibrio, para ver cuál es la solución de un modelo en general desde el punto de vista económico social y de ciencia política, es encontrar un equilibrio de este modelo, que es un sistema de ecuaciones a fin de cuentas e, incluso, los análisis dinámicos en cierto modo son bastante de procesos de crecimiento, muy suaves, como que hay un equilibrio dinámico digamos, la economía y la sociedad van pasando de un equilibrio a otro a lo largo del tiempo. Esa es una postura, como esto es muy complicado porque el instrumental matemático llega hasta cierto punto, para capturar estos fenómenos, el otro instrumental más tradicional de las ciencias sociales ha sido el narrativo.

Más recientemente se adiciona una metodología y un instrumental nuevo que es la computación, la simulación computacional. Ese nuevo instrumental permite simular con más rigor que el narrativo, abordar con más rigor que el narrativo procesos que, desde el punto de vista de utilización del instrumental matemático clásico que se usan en las ciencias sociales, hasta ahora no se podían abordar. Me refiero fundamentalmente a los procesos de desequilibrio. Cómo un sistema evoluciona, cómo pasa de un equilibrio a otro a través de una dinámica de desequilibrio, o cómo puede partir de un desequilibrio y nunca abordar otro equilibrio y, fundamentalmente, desde mi punto de vista, esta metodología trabaja sobre todo en tres ejes: abordaje de procesos de desequilibrio, por lo general a esos procesos se los ve como procesos evolutivos, evolutivos en un sentido hasta cierto punto neodarwinista, en donde el sistema va evolucionando a través de procesos de selección natural, para lo cual se usan técnicas como los algoritmos genéticos.

Sí.

Y, también, hay otra posibilidad de abordar lo que se llama procesos evolutivos complejos, que implica otra cuestión. Es decir, abordar sistemas que no están ni en equilibrio ni en desequilibrio permanente, no son ni determinísticos ni estocásticos, sino que son sistemas en donde aparecen estructuras que permanecen por un tiempo y luego desaparecen y son sustituidas por otras, pero donde predecir esa sucesión es prácticamente imposible. Esta es una definición muy ad hoc que estoy dando sobre el sistema complejo, dado que la discusión sobre la definición misma de lo que es un sistema complejo es materia de discusión, entonces en esta metodología que se focaliza en desequilibrio, evolución y complejidad -no necesariamente hay que tomar estos tres elementos para trabajar con la metodología computacional-, uno puede focalizarse estrictamente en el desequilibrio, o en la evolución o en la complejidad, o en las tres. Esto ha abierto nuevos métodos y puertas para abordar los procesos socioeconómicos de desarrollo desde una perspectiva diferente.

Te entiendo. Ahora quisiera situarme en algo muy concreto que, para un sistema evolutivo complejo, representaría los inputs del mismo. Nosotros partimos de una visión de Argentina donde pensamos que la estructura productiva está fracturada en al menos tres grandes segmentos o sectores trasversales: uno muy dinámico, que opera a niveles de productividad, quizás comparables con países desarrollados en muchos casos, otro intermedio, con productividades que no le permiten competir en un escenario internacional o exportar servicios y/o productos, y otro sector, que tiene un salto negativo en estos niveles de productividad donde la relación de capital por puesto de trabajo de las unidades productivas no es cero pero tiende a cero y la productividad es consecuente con esto también. En Argentina, en términos cuantitativos, desde los cálculos que nosotros hacemos, ese sector dinámico tracciona más o menos entre un 13 o un 15% de la oferta de fuerza de trabajo y el sector más retrasado, que nosotros denominamos informalidad estructural, tracciona, contando el servicio doméstico, un 33 o un 34%, sacando el servicio doméstico, estamos en el orden del 26%. Si esto es así, ¿no crees vos que, en general, las propuestas, buenas propuestas de muchos sectores, en principio de economistas, están pensadas desde los incentivos, las reglas de juego y las acciones fundamentalmente de los segmentos más dinámicos o los cuasi más dinámicos?

En principio, sí. Yo creo que la caracterización es correcta. Ahora veamos ¿por qué? Vos dijiste varias cosas muy interesantes. La primera, bueno, la estructura productiva en Argentina está fragmentada. Esto no es estrictamente típico de Argentina, es típico de los países de América Latina.

Sí, correcto.

No hablemos sólo de Argentina. Incluso, bueno, no sólo de América Latina, de muchos otros países también. Pero América Latina es un caso bastante particular en ese sentido, y lo ha sido ya por muchas décadas, desde los trabajos iniciales de Prebisch y la CEPAL, la Comisión Económica para América Latina. Que definía a los países de la región, te lo recuerdo, por dos características básicas: una, que tienen una estructura productiva heterogénea, con lo cual, se quería decir que había sectores con productividades diferenciales, pero que se mantenían en el tiempo, no es que tendían a converger; y, otra, que, a su vez, presentaban una inserción internacional frágil o dependiente. Eran las dos particularidades básicas que caracterizaban las economías latinoamericanas, sobre todo las de industrialización intermedia, tipo Argentina, Brasil, México, Chile, hoy Colombia. Y esas características se siguen manteniendo hoy, es decir, siguen siendo economías duales, o algunas si no querés llamarlas duales son triales, porque se pueden diferenciar tres grandes sectores que permanecen, internamente hablando, con niveles de productividad diferencial muy significativos, y eso da lugar a niveles de vida distintos, eso da lugar a una estratificación social con sectores sociales muy diferenciados unos de otros, unos que viven, como decían de Brasil cuando señalaban que eran como belindia, como en Bélgica y otros como en la India de aquel momento. Bueno, eso se sigue dando. Y también, paradójicamente, se sigue dando el tema de la fragilidad de la inserción internacional de nuestros países. Si uno ve las estadísticas de exportaciones de América Latina de los casi últimos cien años, son siempre commodities, y cuando no bailamos al ritmo de las commodities, bailamos al ritmo de los flujos de capitales de corto plazo. O sea, que vienen a cubrir el déficit externo de los países y cuando se van estamos en crisis, cuando vienen estamos en un boom, cuando las commodities suben estamos en un boom y cuando bajan estamos en crisis. Seguimos siendo muy frágiles externamente y muy heterogéneos internamente. O sea, esa caracterización típica cepalina, si bien ha sufrido cambios, la estructura de estos países, increíblemente se mantiene.

¿Y respecto a la otra parte de la pregunta, respecto a por qué los economistas basan sus diagnósticos de partida mirando fundamentalmente a los segmentos o sectores modernos?

¿Por qué los economistas...?, esto es muy interesante. Muchos economistas, en general la economía tradicional o convencional va a decir “la gente responde a incentivos”, esa es la definición. A ver, un economista muy convencional te va a decir “los agentes económicos responden a incentivos”. Punto. Uno pone los incentivos correctos, van a hacer lo correcto; pone los incentivos incorrectos, van a hacer lo incorrecto. Como decía Aldo Ferrer, “uno trae a un empresario coreano a la Argentina, y va a trabajar en seis meses como un empresario argentino”. Punto. Lleva un empresario argentino a Corea y va a estar en seis meses trabajando como uno coreano. Él le daba mucha importancia al contexto, que en el fondo es hablar de las instituciones y que en el fondo las instituciones son reglas de juego que se traducen en incentivos. Antes, en la literatura de los años 60’ incluso 70’, cuando se hablaba de esta heterogeneidad estructural de las sociedades, muchos autores enfatizaban la idea de los agentes, no estaba esta discusión tanto de incentivos fuera de la economía convencional e, incluso, se decía que había agentes heterogéneos, que las personas difieren en sus formas de conducta, en sus visiones del mundo. Yo recuerdo a Albert Hirschman en una caracterización del empresario latinoamericano, donde metía factores sociológicos y psicológicos, tratando de explicar por qué un empresario latinoamericano era distinto a un empresario norteamericano. Cuando uno entra en ese nivel, que hoy en día mucha gente no lo toma en cuenta, es difícil, porque uno asume, entonces, que hay gente que tiene patrones de conducta muy distintos de otras. Con lo cual, van a responder a incentivos distintos que las otras personas. Si uno piensa que la gente que está en el sector informal responde distinto o es otro tipo de gente que la que está en el sector moderno de la economía, entonces, no van a responder a las mismas políticas. El pensamiento económico convencional dice, no, en el fondo todo el mundo es racional y optimizador. No hay ningún tonto en este mundo. El que parece tonto es porque está sometido a un régimen de incentivos que lo obliga a comportarse tontamente, digamos entre comillas, pero en realidad el tipo o tipa está haciendo lo que tiene que hacer, siempre. Sea el más pobre de los pobres o el más rico de los ricos. Es fuerte pero es muy democrática, porque les otorga la misma racionalidad a todos.

Ahora bien, te repregunto en estos términos, ¿no sería conveniente poner como un insumo para el diseño de la política, el reconocimiento de cierta racionalidad segmentada, porque la racionalidad se basa entre otras cosas, creo, en el manejo de la información?

El tema de la racionalidad capitalista, si vos querés, o qué define el espíritu del capitalismo a la Max Weber, también se puede atribuir a buena parte del empresariado latinoamericano. En parte, el pequeño empresariado que en el fondo funciona casi como una agente de racionalidad acotada, a la Herbert Simon, que dice “yo no quiero optimizar así, a largo plazo, infinitamente, y maximizar mis beneficios permanentemente, yo quiero satisfacer, tengo una función de satisfacción que una vez que satisfago cierto nivel, yo ya no quiero expandir mi empresa, quiero comprarme una casa en el campo, luego una casa en la playa, y luego una casa en otro lado, y ni se me ocurre hacer inversiones de riesgo ni nada”. Entonces, eso explica en gran parte todos los desarrollos turísticos, el sistema financiero latinoamericano que está más focalizado en casitas de veraneo, en segundas casas y en casas-quintas porque muchas personas no aparecen como el típico empresario capitalista, que lo que quiere es acumular y acumular y acumular, y aumentar la propiedad y tener la empresa más grande del mundo, y la más competitiva, y eliminar a todas las otras; sino lo que quiere es ganar un cierto umbral de dinero para vivir bien y punto. Hay un tema ahí que, efectivamente, uno puede decir que hay agentes que trabajan con un tipo de racionalidad y otros con otro tipo de racionalidad. Yo no lo llamaría racionalidad, no es que sean racionalidades distintas, porque la racionalidad tiene que ver con tener decisiones consistentes a lo largo del tiempo, sino que tienen objetivos de maximización distintos.

Paso a un segundo aspecto relacionado con el amplio tema del desarrollo y de la competitividad. Dentro de la infraestructura productiva se cuenta básicamente a los sistemas de comunicación, de energía y transporte, etc., ¿no pensás que debería incluirse como una infraestructura productiva la gestión de la información?, y que ¿no es un déficit no tenerlo así explícitamente detallado allí dentro?

A ver, ¿Qué entendés por gestión de la información?

Lo entiendo del siguiente modo, por ejemplo que en Argentina no hay diseños de arquitecturas de información, o sea, cómo tienen que estar organizados los datos. Y, consecuentemente, en el Estado las informaciones no se compilan organizadas o guiadas por esas arquitecturas. Por lo tanto, es prácticamente imposible procesar y ordenar outputs en tiempo real, online, u outputs de problemas complejos.

Sí…

Eso, entre otras cosas, creemos que conspira, por ejemplo, con la famosa “sintonía fina” que se le pide a las políticas públicas...

Totalmente, pero acá me parece que hay un sesgo, que es el caso argentino. En el caso argentino, sabemos lo que pasó con el Instituto de Estadísticas y Censos durante muchos años..., es un caso que a raíz de eso y de otras cosas ha quedado muy rezagado respecto de otros países de América Latina. Nosotros hicimos un estudio en Naciones Unidas hace un par de años sobre todo el sistema estadístico argentino. Y fue, la verdad, una experiencia devastadora, porque hicimos un análisis de todos los problemas de las bases de datos convencionales, tanto de encuestas de hogares como en censos, como en salud, en educación, en big data, como en open data. Y Argentina no andaba nada bien en eso. No es el caso, por ejemplo, de países como México y del INEGI, que es una institución mucho más sólida, incluso en Brasil también...

No digo que en los otros países no tuvieran problemas, incluso en Chile, pero el caso argentino es un caso muy paradójico porque hace unas décadas era un referente para América Latina, su Instituto de Estadísticas, y después fue perdiendo nivel y dejó de serlo muy dramáticamente. Obviamente que es muy importante, tanto el tema de la gestión de la información, como de gestión de recursos informacionales tradicionales, que son los que siguen haciendo los institutos de estadísticas y censos, como las encuestas, los censos, como el problema de datos abiertos. Por ejemplo, muchas veces se dice, tenemos datos abiertos. Muchos gobiernos anuncian eso, municipios, o provincias o estados, y resulta que uno entra a ver esos datos abiertos, y trata de hacer un cruce y lo que encuentra en el fondo son archivos en pdf, donde lo que hicieron fue, básicamente, escanear estadísticas que estaban en papel, con lo cual a uno no le sirve casi para nada, para el investigador que quiera cruzar algo, para el ciudadano, es poco y nada, o sea, en ese aspecto en la región sí estamos lejos, pero insisto, en Argentina hay un sesgo particular...

Otro elemento que se menciona habitualmente correlacionado con procesos de desarrollo y que tiene impacto estructural es la innovación. ¿En general, qué opinás sobre el mismo en el contexto de la región?

Ese es otro problema, que nos pueden llevar quizás al principio de la charla, que es la productividad de innovación y qué pueden hacer nuestros países al respecto. ¿Por qué? Muchas veces uno trata de desarrollar un sistema, un subsistema de información de algo; y arma las bases de datos y busca los cruces, etc. Y después resulta que uno entra en Google, hace una búsqueda y es mucho más rápida y eficiente que la del sistema que uno diseñó. Entonces uno dice pero, ¿para qué hice esto? Esto nos lleva al problema de la innovación tecnológica versus la adaptación tecnológica o la copia tecnológica. Ahí, cuando uno ve cuáles son los países más innovadores del mundo, bueno, en el top van a aparecer Corea, Dinamarca, Japón, Estados Unidos, entre otros. Esos son los que, cuando uno los mira por las patentes que generan anualmente, América Latina está lejísimos, pero lejísimos por órdenes de magnitud enormes de los líderes de innovación mundial. Si uno piensa que para crecer lo que tiene que hacer es patentar; porque uno cree que hay una correlación exacta entre la cantidad de patentes que genera y la tasa de crecimiento del país, está equivocado. Porque la tecnología, a diferencia de los otros bienes, es un bien que se puede copiar, ¿sí?

Si yo tengo una manzana y me la como, no tengo manzanas. En cambio, si yo tengo un software y lo uso y otro me lo copia, me lo copia, me lo copia, no hay ningún límite, no hay problema. Entonces, muchos países en su proceso de desarrollo, pueden arrancar no necesariamente creando innovación por ellos mismos, sino creando las condiciones para que haya transferencia de tecnología, para apropiarse de eso, cuestión que te lleva más que nada a aumentar la calificación de la fuerza de trabajo, por ejemplo. Fuerza de trabajo que pueda ser capaz de entender esa tecnología más que a generar investigadores que la desarrollen. O más aún, lo que vos llamabas soft antes. Muchas veces acá se compra tecnología, se compran equipos, se compran computadoras, pero, ¿se capacita a la gente?, pero, ¿la estructura organizacional para usar eso es ineficiente? No hay innovación organizacional. De procesos, por ejemplo...

Sí, no hay innovación de procesos. Aunque se traigan productos nuevos. Y entonces la productividad sigue siendo baja. O también se traen algunos equipos, unos tomógrafos extraordinarios, pero la luz se corta cada dos días ¿no? Entonces, uno dice, pero este país así no puede funcionar. Y ahí uno entiende esta idea respecto a qué es un proceso sistémico del desarrollo. No me basta con tener una máquina moderna, no me basta con tener un investigador formado que lo pueda operar si no tengo luz, si el sistema se corta cada dos minutos. O si el investigador va a ir a trabajar pero resulta que el sistema de transporte a veces funciona, a veces no funciona, o llega con media hora de atraso.

Pensando ahora un poco sobre el futuro cercano y teniendo en cuenta lo estructural que es lo que atraviesa nuestra conversación. ¿Qué opinión te merece la afirmación de Robert Merton sobre el “Efecto Mateo”? Merton, pensando en el mundo académico planteó que a los profesores ya encumbrados se les ofrecen la mayoría de las becas, las cátedras, etc., mientras que para el profesor que recién empieza no se le ofrece nada o muy poco, por consiguiente, lo único que hace esto es imposibilitar que alguna vez el que recién empieza emparde o equipare un poco al otro. Entonces, pensando en el “Efecto Mateo” para el caso argentino y latinoamericano, de seguir las cosas como hasta ahora, ¿sería posible un escenario donde los sectores dinámicos cada vez van a ser más dinámicos, y los otros no solo van a acrecentarse en volumen, sino que también aumentará la distancia para pasar de un lugar a otro, la brecha se va a ir acrecentando?

Sí señor, es la trampa de pobreza, la trampa de desigualdad. Sí, hay que tener cuidado porque el concepto de equilibrio aún el más estándar, el equilibrio de Nash, tiene como ejemplo clásico el dilema del prisionero. Donde el equilibrio que se logra es el peor posible. Al no haber cooperación, y no haber incentivo posible para la cooperación, los jugadores siempre terminan en la peor situación posible para todos. Y ese es un equilibrio, y es lo que predice el juego, en el dilema del prisionero es, curiosamente, el problema que caracteriza muchísimo a muchas sociedades, y parecería caracterizar lo que sucede en Argentina y en buena parte de la región.

Volvemos a un fenómeno que permanece, el fenómeno de la heterogeneidad estructural, y se lo trata de explicar de distintas maneras. Por una lado, una postura afirma que si uno alinea correctamente los incentivos, con una visión muy técnica o tecnocrática si querés, y dice, a partir de ahora, este país se va a desarrollar, va a crecer, va a tener una dinámica de crecimiento acelerada que va a absorber toda la fuerza de trabajo desempleada, que va a absorber toda la fuerza de trabajo que está en el mercado informal, o sea, que es un semidesempleo, desempleo encubierto, o bajo nivel de productividad. Sostener esto hoy en día es una discusión muy difícil por dos razones: porque tradicionalmente eso no ha sucedido en América Latina durante décadas y, en segundo lugar, porque en la actualidad se le adiciona la amenaza de la cuarta revolución industrial que dice que, teóricamente, no solo va a barrer con el empleo de baja calidad o productividad, que nunca va a incorporar a esta gente, sino que va a desincorporar a los que ya están adentro…

¿Introduce otro factor problemático?

Un elemento diferente, pero se suma en términos de decir cómo hacer para absorber toda una fuerza de trabajo que está fuera de los niveles de competitividad, de productividad, y del estándar de vida del núcleo más moderno de los países latinoamericanos. Hay etapas históricas en las que estos países han crecido muy rápidamente y han absorbido mucha fuerza de trabajo excedente. También, de alguna manera, hay otras etapas en las que han crecido rápidamente y no han absorbido, inclusive han expulsado, o sea, que ahí hay una cuestión empírica que hay que analizar más en profundidad. Es una pregunta muy complicada en términos de decir, bueno, si el crecimiento puede llegar a resolver los problemas estructurales, o si para poder crecer hay que resolver los problemas estructurales como condición necesaria. A mí me parece que es un proceso donde hay, por un lado, una causalidad circular y, por otro, una necesidad de pensarlo de un modo más sistémico.

Comprendo.

Rubén, te agradezco mucho esta charla que, seguramente, será muy interesante para los lectores de INTER DISCIPLINA.

Diego Masello

Sociólogo, especialista en metodología y epistemología de las ciencias sociales. Se ha especializado en investigación sobre la estructura social y productiva y sobre informalidad estructural. Actualmente, es coordinador general del Centro Interdisciplinario de Estudios Avanzados (CIEA/UNTREF) y miembro del Consejo de Administración del Instituto de Ciencias Sociales del Trabajo y Acción Sindical (UNTREF). Se desempeña como profesor regular en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, la Universidad de Buenos Aires y en Flacso.

Además, ha dictado cursos en otras universidades argentinas y del exterior. Ha 181 escrito numerosos trabajos sobre estructura social y productiva, metodología y epistemología en libros y revistas tanto de Argentina como de otros países. Contacto: dmasello@untref.edu.ar

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