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Estudios políticos (México)

versión impresa ISSN 0185-1616

Estud. polít. (Méx.)  no.23 Ciudad de México may./ago. 2011

 

Sistema político mexicano

 

Oaxaca, 2010: alternancia local, emblema de una alianza política disímbola en un contexto de realineamiento electoral y sucesión presidencial

 

Héctor Zamitiz Gamboa*

 

* Doctor en Ciencia Política por la UNAM. Profesor de Tiempo Completo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM. El autor agradece los comentarios y observaciones de Benjamín Martínez Chávez. Febrero de 2011.

 

Resumen

El presente artículo analiza uno de los temas que ha suscitado mayor interés en el último año en el país: el asunto de las alianzas o coaliciones entre partidos de tendencias históricas divergentes. Específicamente el autor analiza el caso de Oaxaca pero a partir del contexto nacional, incluyendo una referencia de las entidades en las que igualmente se eligió gobernador bajo esa figura política en el 2010, como fue el caso de los estados de Puebla y Sinaloa.

Palabras clave: coalición política, partidos políticos, democracia, representación política, gobernabilidad.

 

Abstract

This article analyzes a subject that has aroused great interest during the last year in the country: alliances or coalitions between parties with different historical tendencies. The author analyzes specifically the Oaxaca case starting from the national context, including an entity reference where the governor was elected under that political figure in 2010, like Puebla and Sinaloa cases.

Wordkeys: political coalition, political parties, democracy, political representation, governance.

 

1. Sobre las alianzas opositoras al Partido Revolucionario Institucional en el 2010

Una de las cuestiones centrales que han sido motivo de debate en la vida política nacional desde los primeros meses del 2010, es el de las alianzas establecidas por el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), para enfrentar al PRI en varios estados. En dichas alianzas los acompañaron de manera diversa los partidos Convergencia, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Nueva Alianza (PANAL).

La estrategia político electoral de las alianzas entre partidos políticos es consustancial a una democracia como la de México, que por cierto no es una estrategia nueva.1 La cuestión es discutir sobre las alianzas específicas entre el PRD y el PAN en este momento del proceso político del país, en el que el avance numérico y simbólico del PRI como resultado de la elección federal de 2009, seguramente fue el motivo que condujo a tender un acuerdo para frenarlo desde ahora en el ámbito nacional.

Es importante destacar que los últimos años asistimos a una nueva etapa política en términos electorales, la cual se caracterizó, en general, por el abandono de la unanimidad y el paso a un sistema plural y competitivo, apoyado en un electorado volátil en vías de realineamiento. Como resultado del comportamiento diferenciado del voto en elecciones federales y locales, se puede constatar una evolución de las elecciones presidenciales que no siempre corre paralela a la evolución de las elecciones para gobernador, y que el realineamiento del voto, entendido como un cambio durable en las tendencias del mismo, apoyado por variables que se mueven a largo plazo, se presenta como consecuencia de elecciones críticas, que producen no sólo un realineamiento sino también un desalineamiento, que se refleja en el abstencionismo y en las descomposición de los grupos tradicionales de apoyo partidario previamente identificados, los cuales se hacen más difusos. El realineamiento tiene una representación geográfica bastante desigual en nuestro país, pues en las elecciones presidenciales se puede constatar más desalineamiento que realineamiento, en la medida en la que los movimientos masivos del voto no acaban de estabilizarse; y por el contrario, a nivel de elecciones para gobernador, los movimientos del voto han reflejado un asentamiento en el que se vislumbran nuevos dominios regionales por parte de los principales partidos políticos.2

Desde 1999 en la capital de Oaxaca se comentaba sobre la posibilidad de que una alianza compuesta por el PAN y el PRD enfrentara al PRI; sin embargo es inevitable preguntarnos: ¿en dónde se gestó esta alianza? Varias opiniones parecen estar de acuerdo que del lado del PAN, es decir, que la iniciativa aliancista nació, creció y operó desde la Presidencia de la República, a contrapelo de militantes de la dirección nacional de ambos partidos, por lo que se puede afirmar que si la cuestión de las coaliciones de partidos disímbolos (por la supuesta incompatibilidad ideológica) en nuestro país volvió al escenario de la política nacional, ello se debió en gran medida a que desde algunas instancias del Poder Ejecutivo, se dio el visto bueno a este tipo de estrategia.3

Muchos veían muy lejana la posibilidad de un acercamiento entre partidos disímiles y enfrentados y, más alejado todavía, el hecho de coaligarse para la competencia electoral. El primer paso de estas intenciones políticas tuvo resultados exitosos y, desde luego, los analistas le atribuyeron esos pequeños éxitos a la disminución o moderación de los términos belicosos de los mensajes de Felipe Calderón contra la denominada izquierda partidista.

Un primer referente en el cual se expresa claramente la intención del líder del PAN de buscar coaliciones, se registra el 23 de septiembre del año 2009, en el que el presidente nacional del PAN, César Nava, confirmó que su partido se encontraba trabajando en una alianza con el PRD para las elecciones de gobernador en Oaxaca el próximo año, aunque insistió en que era un largo proceso en el que sólo se había dado un primer paso, "la posibilidad existe, falta mucho por hacer, se ha dado un primer paso". El dirigente blanquiazul dijo que su partido en ese estado había decidido entrar en una fase de reflexión para el diálogo, con el fin de tratar de ver con la ciudadanía y con los diferentes actores cívicos y políticos cuál sería la plataforma adecuada y el programa necesario para el estado: "ésa es nuestra prioridad, antes de pensar en candidatos, queremos pensar en el programa que cambiará a Oaxaca".4

En otros términos, el PAN y el gobierno intentaron con dicha estrategia romper, por una parte, con la parálisis política en el Congreso (que por el contrario se agudizó), por lo que se dio una especie de banderazo para que el entonces líder de este partido, César Nava, buscara acercamientos con los líderes del ala moderada del PRD, que se encontraban necesitados para contrarrestar los efectos de los desastrosos resultados de la elección federal de 2009.

Es posible que el cambio de liderazgo en el PAN haya contribuido en parte con este acercamiento. César Nava demostró tener una personalidad y un estilo diferente al de Germán Martínez, que optaba por una política de choque. El hecho de que Nava se reuniera y estrechara la mano de Jesús Ortega del PRD se interpretó como un gran éxito del Presidente Felipe Calderón, que el 24 de febrero de 2010 señaló que la desventaja de este tipo de alianzas es que "provocan un cierto desdibujamiento o una pérdida de claridad en la identidad de los partidos ante los electores y evidentemente propician mucho mayores riesgos de confusión ideológica".5

Posteriormente el argumento apuntó a una dirección: el Partido Revolucionario Institucional (PRI) es el obstáculo principal para llevar adelante los cambios que requieren estos estados, en que la transición a la democracia se encuentra inconclusa y son bastiones del viejo régimen.

Finalmente, fue Manuel Camacho Solís el promotor de las alianzas y coordinador del DIA (Diálogo para la Reconstrucción de México) que lo integran el PRD, el PT y Convergencia.

El hecho es que el buen entendimiento entre el PAN y el PRI, es decir, entre el gobierno y el PRI confirmado el 1° de diciembre de 2006, fecha en que tomó protesta como Presidente de la República Felipe Calderón, inició su desdibujamiento a partir de un documento que fue firmado el 30 de octubre de 2009 en la Secretaría de Gobernación, que debemos registrar como histórico para entender lo que resta del gobierno de Calderón en su relación con el PRI y con los otros partidos políticos, hacia el 1° de diciembre de 2012.6

Nos proponemos en este artículo analizar las causas estructurales de la historia reciente, así como las estrategias que siguieron partidos disímbolos para coaligarse y contender, en un contexto de realineamiento electoral y en el horizonte de las elecciones presidenciales de 2012 en el país, para modificar, por la vía electoral, en julio de 2010, la correlación de fuerzas políticas, cuyos efectos se reflejarán en un reajuste en las relaciones de poder en la sociedad y un cambio en la representación de intereses.

La formación de coaliciones opositoras al PRI que triunfaron en 2010, como fueron los casos de Oaxaca, Puebla y Sinaloa, cambiaron el panorama político del país, el cual se había configurado conforme a los resultados de las elecciones intermedias del año 2009; pero fue en las elecciones de Oaxaca celebradas en julio de 2010, que el PAN a través de su entonces dirigente César Nava y el grupo cercano al Presidente Felipe Calderón, probaron el éxito de una polémica decisión al aliarse con sus enemigos de izquierda; por los resultados de este ensayo, los actores opositores al PRI han tendido a reproducir la estrategia en otros estados de la República. Reconocemos que cada entidad tiene su especificidad, y aunque pueden encontrarse ciertos paralelismos, no en todas las entidades existirán las condiciones que fueron determinantes en los procesos electorales de las entidades federativas mencionadas, en particular el caso que es nuestro objeto de estudio.

 

2. Factores históricos que influyeron para la alternancia electoral en Oaxaca

2.1 Síntesis de la crisis oaxaqueña de 2006

El conflicto de Oaxaca estalló por un pliego petitorio de la sección 22 del SNTE al gobierno estatal, al margen de la revisión contractual que no satisfizo las expectativas de los demandantes, por lo que éstos instalaron un plantón en el centro histórico. El 14 de junio de 2006 el gobierno estatal hizo un intento de desalojo policiaco del plantón y fracasó. La Asociación Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) fue constituida entre los días 17 y 21 de junio de 2006. Se formó para protestar el desalojo y se unió a la sección magisterial. El SNTE y la SEP se desentendieron del asunto central laboral del conflicto, al igual que el gobierno federal lo hizo en su parte política. La APPO se fortaleció con otras organizaciones radicales (EPR, Nueva Izquierda Oaxaqueña del PRD). Los grupos políticos locales empezaron a intervenir en el conflicto. El partido Convergencia intensificó las presiones. La APPO comenzó a ocupar la ciudad con barricadas. La Secretaría de Gobernación intervino hasta el mes de septiembre cuando el conflicto se encontraba en una fase avanzada y complicada, por lo que se vio obligada a canalizar hacia otras instancias institucionales la renuncia del gobernador. El Senado investigó sobre la posible desaparición de poderes y exhortó a imponer la paz en el estado y la Cámara de Diputados consideró que el gobernador pensara en solicitar una licencia. El conflicto poselectoral federal agudizó la situación y postergó la solución local. La demanda central y única del movimiento fue la renuncia del gobernador del estado. Vicente Fox no tuvo una definición y abandonó la resolución del conflicto y se lo heredó a Felipe Calderón. La Policía Federal Preventiva (PFP) entró en acción para recuperar el control institucional de Oaxaca, liquidar las barricadas (y el movimiento encabezado por) la APPO. El gobernador de la entidad regresó a su despacho y los maximalismos que el movimiento social experimentó tuvieron efectos en su derrota. El conflicto dejó una ciudad derruida.7

2.2 La experiencia de la movilización social impulsada por la APPO

La APPO es un conjunto de organizaciones sociales unificadas. Tuvo su origen en un movimiento magisterial que como gremio anualmente presenta sus demandas de incremento salarial ante el gobernante en turno, proceso que se negocia y no trasciende a más. Sin embargo, primero enarboló demandas socioeconómicas más contundentes, luego ya como asociación insistió en demandas socio–políticas de mayor envergadura.

La crisis oaxaqueña de 2006 fue una de las primeras protestas sociales del siglo XXI en América Latina, la cual no se esperaba revistiera una dimensión y características cualitativamente hablando, un tanto diferentes a las otras protestas que ya se habían presentado en la misma entidad y en otros países. El movimiento se mantuvo durante más de siete meses, en los que como es natural tuvo momentos de gran intensidad.8

Ante la impotencia de los órganos de seguridad estatales hacia la segunda mitad del mes de agosto de 2006, el movimiento entró en su etapa más intensa. La APPO ya había logrado aglutinar a más de 300 organizaciones. En ese mismo contexto, la represión se recrudeció, aparecieron los "escuadrones de la muerte" y el inicio de diversos asesinatos. El movimiento popular perdió el empuje de los días iniciales, pero poco después se fortaleció y avanzó en la toma de radiodifusoras que se convirtieron en un medio ideal para organizar las acciones del movimiento, y encontró un espacio de organización muy importante en las barricadas.9

Este tipo de acciones fueron la respuesta ante los ataques de las fuerzas del orden y de los grupos irregulares de represión que tenían vía libre para andar armados por toda la ciudad y la zona conurbada. De esta manera, las barricadas se extendieron por toda la ciudad. Según el diario Reforma, alcanzaron a instalarse alrededor de 1,500 barricadas por toda la ciudad,10 las cuales cumplieron un papel en la autodefensa del movimiento en contra de los ataques paramilitares. Mostraron el control efectivo que ya el movimiento ejercía sobre la ciudad y la resistencia que podría mostrar en caso de una intervención policiaca. Sin embargo, más allá de sus funciones defensivas en la lucha, las barricadas dotaron al movimiento de un nuevo espacio de identidad y organización.

No todas las barricadas fueron iguales, pues se diferenciaron dependiendo de la zona en la que se instalaban. La presencia de militantes de organizaciones, su composición social y los ataques de que eran objeto variaban en su discurso y práctica política. Además, su heterogénea composición fue fuente de muchos conflictos. No siempre se trató de la recomposición de la comunalidad que algunos han querido ver en ellas.

El movimiento y la APPO organizaron el "Foro Nacional Construyendo la democracia y la gobernabilidad en Oaxaca". Derivado de ello, pudieron plantear incluso la necesidad de una nueva Constitución Política, con una verdadera división de poderes; se convocó a la elaboración de un Programa político unitario, para construir un nuevo Estado de Derecho a partir de un nuevo pacto basado en el diálogo con todos los sectores para establecer una nueva democracia con gobernabilidad.

La dinámica misma del movimiento llevó a la APPO a establecer medidas similares a las de un "gobierno popular", como fueron los "Bandos de gobierno", los "Juicios populares" y el establecimiento de la "Policía magisterial de Oaxaca", y el "Honorable cuerpo de topiles", de ahí que algunos observadores quisieron ver en estas acciones la gestación de la nueva comuna en Oaxaca en el arranque del siglo XXI, por ello es recomendable ver las fuentes que se refieren en esos términos a este movimiento.11

La fortaleza del movimiento, en un determinado momento, permitió a la APPO continuar con su ofensiva y tratar de dar a conocer sus demandas a nivel nacional. En ese sentido, desde que inició el movimiento, dicha organización diseñó una estrategia legal para conseguir la salida del gobernador de la entidad, Ulises Ruiz. El día 30 de julio fue presentada ante el Senado de la República la solicitud de desaparición de poderes. Sin embargo, los senadores inmersos en el conflicto postelectoral de 2006 no le dieron prioridad al problema. Por lo tanto, para llamar la atención de los senadores, y en parte para presionarlos, el movimiento decidió manifestarse directamente ante el Senado: el 21 de septiembre salió de Oaxaca la "Marcha Caravana por la Dignidad de los Pueblos de Oaxaca, "14 de junio no se olvida", con rumbo al Distrito Federal.12 Esta marcha–caminata fue, tal vez, la iniciativa más importante de la APPO para extender la lucha a otros estados de la República e intentar romper el aislamiento en que se encontraba el movimiento. El plantón se instaló el 9 de octubre pero el Senado seguía sin resolver el problema de la desaparición de poderes.

A partir de septiembre, mes en que se instaló la LX Legislatura federal, ésta empezó a discutir el problema. Precisamente en ese momento, algunos senadores como Gabino Cué presionaron para que dicho problema se analizara y votara; sin embargo, una votación efectuada el 14 de septiembre con mayoría del PAN y del PRI, decidió que el conflicto en Oaxaca no se considerara como urgente.

Casi un mes después, el 10 de octubre, el Senado volvió a analizar el dictamen sobre la desaparición de poderes, y resolvió nombrar una comisión de tres senadores que viajaría a Oaxaca para elaborar un informe sobre la situación.

El 19 de octubre, después de examinar el informe de dicha comisión, el Senado estableció que "existían condiciones graves de inestabilidad e ingobernabilidad en el estado, pero que no implicaban la desaparición de todos los poderes". El PAN y el PRI lograron imponer con 74 votos contra 31 esta resolución que cancelaba la vía institucional para conseguir la salida del Gobernador.13

El movimiento siguió su curso y el 27 de octubre se realizó la última ofensiva planeada y organizada por la APPO, la cual terminó como su primera derrota y subsecuente desbandada. Según lo acordado por la APPO, desde las cero horas se instalarían barricadas en toda la ciudad y bloqueos en todo el estado que permanecerían hasta el día siguiente, y se impulsaría un boicot a tiendas y empresas transnacionales. "En efecto, por toda la ciudad se levantaron barricadas y se paralizó buena parte de la actividad de la capital. Sin embargo, desde la "radio ciudadana" (radio clandestina auspiciada por empresarios de radio y gobierno) se llamó a romper el paro (la radio del movimiento APPista se llamó Radio Plantón). En 15 puntos de la ciudad se registraron graves enfrentamientos. El más cruento ocurrió en el lugar llamado Santa Lucía del Camino; ahí se suscitó uno de los momentos más trágicos, la muerte del periodista Roland Bradley Will.

Ningún evento contuvo a grupos paramilitares que basaron su accionar en aterrorizar a toda la capital, zona conurbada y poblaciones cercanas. Esta fecha también marcó el inicio de la represión al movimiento popular. Una vez cerrados todos los canales democráticos para resolver las demandas de la APPO, el entonces Presidente de la República, Vicente Fox, optó por apoyar al gobierno de Ulises Ruiz.14

El curso de los acontecimientos que se derivaron de la toma de posesión de Felipe Calderón, fue un ingrediente que cambió las circunstancias de la situación en Oaxaca; el acuerdo del PRI y el PAN sobre Oaxaca se mantuvo.

En los siguientes días, la APPO continuó su resistencia y su ofensiva para expulsar a la PFP, pero el ambiente se tornó cada vez más adverso y la militarización de la localidad se acentuó. Dos fechas destacan en este proceso, el 20 y el 25 de noviembre. En la primera, 53 manifestantes fueron intoxicados por gases utilizados por la policía; en la segunda, se presentó el enfrentamiento más prolongado en el centro histórico y de ahí se desencadenó una represión cruenta y finalmente se militarizó la ciudad.

La PFP realizó cientos de detenciones arbitrarias e impuso un régimen de terror en toda la ciudad y poblaciones cercanas. En la noche y en los días siguientes se realizaron cateos, rondines constantes y detenciones indiscriminadas en las colonias y poblaciones. En total, 31 desaparecidos y 203 detenidos, de los cuales 142 fueron trasladados a penales de Nayarit y el resto a Matamoros, Tamaulipas.15

En este contexto, con sus líderes en la cárcel, cientos de presos y una ciudad militarizada, la APPO perdió fuerza y la posibilidad de transformación quedó cancelada. Durante la navidad de ese año, muchos líderes estuvieron presos, varios de ellos escondidos y otros tantos "exiliados" de Oaxaca, por lo que la APPO decretó una tregua navideña, con lo que se concluyó una etapa de movilizaciones durante el proceso; aunque el conflicto se encontraba lejos de resolverse, sólo desembocó en una mayor polarización de la sociedad.

La crisis no sólo se presentó en la ciudad, sino también en muchos de los 570 municipios, tanto en los regidos por usos y costumbres como en los llamados municipios de partido. Esta crisis desde luego se hizo evidente a lo largo del conflicto del 2006, lo que permitió a ese movimiento tener influencia en buena parte del estado. En las diversas regiones el movimiento no fue homogéneo puesto que variaron las formas de participación. En muchos municipios con presidentes municipales cercanos al movimiento popular, las comunidades y sus autoridades se solidarizaron con la APPO. En otros que venían de procesos electorales cuestionables, los pobladores se organizaron y tomaron los palacios municipales, o nombraron nuevas autoridades que formaron parte de los denominados Ayuntamientos Populares. En esta dinámica se encontraron al menos 20 de las ciudades importantes del Estado, muchas de ellas de los Valles centrales.16 El movimiento no llevó al enfrentamiento con las autoridades locales, pero se expresó en marchas, bloqueos carreteros y tomas de radios locales.

Observamos así dos núcleos de poder enfrentados; uno, desde el poder tradicional, y el otro que pugnaba por un lugar en la toma de decisiones a partir de enarbolar la demanda social, no resuelta por el poder tradicional. Cualquier acción desplegada en el terreno de la práctica política de uno en contra del otro, será respondida con la misma intensidad. A pesar de las acciones que se estarían escalando, desde esta perspectiva era muy difícil que la APPO arribara absolutamente a lo que se pudiera llamar un triunfo pleno.

El gobierno local actuó como quien ostentaba el poder, no se movió de ese punto y tampoco actuó con otro interés. Ni el poder federal pudo incidir en la forma de resolver el conflicto. Una cosa fue que el titular de Gobernación, en su momento C. Abascal, utilizara un lenguaje conciliador e hiciera "votos" para buscar una solución concertada, y otra muy distinta es que realmente estuviera trabajando para encauzar a la APPO. El Secretario de Gobernación no se movió hacia una posición de verdadera conciliación entre dos fuerzas que estaban enfrentadas. Seguramente debido a esta situación, la negociación se prolongó muchas veces, por lo que se señaló que lo que buscaba tanto el gobierno local como el federal era ganar tiempo.

2.3 La crisis política y de las élites locales

Una de las causas de la crisis de Oaxaca en el 2006 se debió a la imagen desprestigiada que tenía el PRI a nivel nacional, a lo que se sumó el ambiente del proceso electoral y el conflicto generado posteriormente. En este contexto, la situación local fue resultado de tres factores cruciales: a) la disputa del poder entre los grupos dentro del PRI; b) la estrategia maximalista de los grupos radicales de la APPO, y c) el discurso polarizante de AMLO.

La crisis de Oaxaca en 2006 fue vista como un conflicto reducido entre el gobierno local y la APPO, por lo que se redujo a una demanda única: la renuncia del gobernador Ulises Ruiz Ortiz. En este sentido destaca el planteamiento de un acucioso analista del conflicto, el periodista Carlos Ramírez, cuando señala que "la APPO pudo haber sido una organización que promoviera la modernización institucional del estado, pero se agotó su estrategia como movimiento social en la demanda de la caída del gobernador priísta".17

En este proceso, el gobierno del estado también falló en su estrategia, optó por subsidiar a las organizaciones sociales entonces asociadas y por defender a ultranza el cargo, sin emitir alguna iniciativa política relevante: la Comisión de Reforma del Estado se propuso tardíamente, el conflicto ya había sido reprimido y las organizaciones en lucha ya habían roto las relaciones con el gobierno. Asimismo, el pacto de gobernabilidad impulsado por Carlos Abascal Carranza —entonces Secretario de Gobernación— al no ser firmado por los sectores oaxaqueños involucrados en el conflicto, e impedir la firma del mismo, apostaron a la ruptura y no a la solución de una sociedad plural expectante que reclamaba gobernabilidad y estabilidad social. Por esta razón afirma Ramírez:

la dinámica de conflicto político se nutrió de las contradicciones sociales y del agotamiento de un modelo de ejercicio político en el poder en el que ni Ruiz Ortíz, ni Vicente Fox, ni Felipe Calderón, ni las propias fuerzas de oposición fueron capaces de diseñar, negociar o empujar en términos de una transición democrática de fondo.18

Tanto Ulises Ruíz como la APPO fueron víctimas propiciatorias del agotamiento de un sistema político y la ausencia de un nuevo sistema de gobierno: la APPO se empeñó solamente en tumbar al gobernador y diseñar un proyecto social y político alternativo, y el gobernador tomó el camino fácil de no renunciar pero tampoco proponer un acuerdo social, plural, novedoso y productivo.

Ramírez señala que la crisis de 2006 se remonta hasta 1977, periodo en el cual se agotó el modelo de dominación priísta en un estado cuyo impulso económico depende del presupuesto público. La historia del conflicto luego entonces tiene una larga historia de alianzas y rupturas de las élites políticas, a la que los últimos años se sumó la alianza entre el PAN y el PRI.

La disputa APPO–gobernador derivó en el uso de la fuerza en junio de 2006 para levantar el platón magisterial, "pero toda la crisis estuvo marcada por el conflicto entre las élites: José Murat–Ulises Ruíz; Murat–Diódoro Carrasco; Carrasco–Ruíz (…) grupos de poder que querían echar de la gubernatura a Ruíz".19

La tesis de Ramírez es que la crisis que estalló desde 1977 que llevó a la caída del gobernador Manuel Zárate Aquino y a un nuevo arreglo de reparto equitativo del poder entre las élites, que no obstante no incluyó a quienes encabezaron el movimiento opositor de aquel año, fue roto por la gubernatura de José Murat, pues éste se apropió del poder y excluyó a los demás grupos. En 2006, por el fin de dichos arreglos, los grupos excluidos se refugiaron en la oposición, en particular en el PRD, Convergencia y en el PAN. Por tanto, "las figuras destacadas de la crisis —más allá del dirigente magisterial Enrique Rueda Pacheco y del vocero appista Flavio Sosa— habían roto con el PRI local; el ex gobernador Jesús Martínez Álvarez se fue a Convergencia; el ex gobernador Diódoro Carrasco fue expulsado del PRI local y encontró acomodo como diputado del PAN, y Gabino Cué logró una posición con la alianza PRD–Convergencia.

La crisis de 2006 devino de dos coordenadas históricas: la de las bases sociales fuera de control, acicateadas por el uso de la fuerza, y la de las disputas por el poder entre las élites; así

el principal personaje político —que no socia— de la crisis de 2006 fue Gabino Cué, candidato de la alianza PRD–Convergencia a la gubernatura en el 2004 y luego punta de lanza del lopezobradorismo y de la APPO contra el gobierno priísta de Ulises Ruíz. Cué es hijo político de Diódoro Carrasco Altamirano, gobernador de 1992 a 1998 y —a su vez— hijo político del grupo de Ramírez López.20

2.4 Las elecciones del 2006 y su huella en las tendencias del voto

Conviene tener presente los resultados electorales de 2006 en Oaxaca, que fueron los siguientes:

Los resultados de la elección presidencial 2006 se distribuyeron de la siguiente manera: el PAN consiguió 226,304 votos; la Alianza por México, 428,026 votos; la Coalición por el Bien de Todos, 620,062 votos; Nueva Alianza, 5,620 votos; Alternativa Socialdemócrata y Campesina, 19,482 votos, y para los candidatos no registrados fueron 7,672 votos. Poco más de 42 mil votos fueron anulados. En términos porcentuales, y ordenados de mayor a menor, en primer lugar se ubicó la Coalición por el Bien de Todos con el 46% de la votación total emitida, la Alianza por México obtuvo el 31.7%, el PAN el 16.8%, Alternativa Socialdemócrata y Campesina el 1.4% y Nueva Alianza el 0.4%. De manera ilustrativa tenemos:

Este resultado contrasta con el obtenido en la elección presidencial del 2000. En dicha elección, el PRI se ubicó en primer lugar al obtener 42.7% de la votación emitida, la Alianza por el cambio obtuvo el 26.4% y la Alianza por México el 24.9%. Esto quiere decir que la coalición integrada en torno al PRD pasó, entre el 2000 y el 2006, del tercer al primer lugar.

Como resultado del descontento en contra del gobernador y su partido, así como de la promoción del voto de castigo, la Coalición por el Bien de Todos, encabezada por el PRD, logró triunfar en 9 de los 11 distritos federales electorales, en tanto que Andrés Manuel López Obrador le ganó a Felipe Calderón por cerca de 200 mil votos. De igual manera, la Coalición por el Bien de Todos obtuvo las dos senadurías de mayoría.21

Al igual que la elección para Presidente de la República, la elección de senadores fue ganada por los candidatos de la Coalición por el Bien de Todos, veamos:

Las fórmulas encabezadas por Gabino Cué y Salomón Jara obtuvieron el 45% de la votación total emitida, en tanto que Adolfo Toledo y Lilia Mendoza, de la Alianza por México, recibieron el 33%, los candidatos del PAN quedaron en un tercer lugar con el 15.6% de los votos emitidos. Como producto de estos resultados, los senadores electos fueron Gabino Cué Monteagudo y Salomón Jara como senadores de mayoría y Adolfo Toledo como senador de primera minoría.

En la elección de diputados federales, los candidatos de la Coalición por el Bien de Todos obtuvieron el 41.8% de la votación total emitida con un margen de victoria de 7.5 puntos porcentuales frente a los candidatos de la Alianza por México. Con dicho margen a nivel estatal, la Coalición logró el triunfo en 9 de los 11 distritos electorales, un resultado inédito para el Estado de Oaxaca.

Acorde con estos resultados, a nivel de los distritos, los márgenes de victoria más amplios se dieron en los distritos 06, con cabecera en Tlaxiaco, y el 08 con cabecera en la ciudad de Oaxaca de Juárez. Ambos distritos ya habían sido ganados por la oposición en las elecciones federales anteriores: el 06 fue ganado por el PRD en 1994 y el 08 por el PAN en el 2000. Como ya lo señalamos anteriormente, en la elección de diputados federales de 2003, el PRI ganó los once distritos.

Se puede afirmar que por los resultados obtenidos en las elecciones federales de 2006, la persistencia del conflicto social y la continuidad de las coaliciones electorales, todo parecía indicar que en las elecciones locales de 2007, en la que se renovaría la Cámara de Diputados y los ayuntamientos, la oposición volvería a derrotar al PRI. Sin embargo, aun cuando los procesos electorales de 2006 y de 2007 se verificaron en un contexto de protesta social, el nivel de intensidad fue diferente. Las elecciones del 2 de julio de 2006 se dieron en la etapa inicial de un amplio movimiento de protesta social en contra del gobernador del estado y de su partido. Había un ambiente de descontento social e importantes sectores de la sociedad estaban movilizados. Los maestros y las organizaciones sociales jugaron un papel activo antes y durante y la jornada electoral, la formación de brigadas y el uso de Radio Universidad, incidieron de manera importante sobre los electores.

Asimismo, la campaña de voto de castigo al PRI y el PAN favoreció de manera importante a los candidatos de la Coalición Por el Bien de Todos. La decisión de los maestros de modificar su postura frente a las elecciones, pasando del boicot a la promoción del voto de castigo, debe ser considerado como uno de los factores más importantes para explicar el triunfo de la coalición, al que también contribuyó la amplia simpatía generada entre los oaxaqueños por Andrés Manuel López Obrador y el rechazo al candidato del PAN, por la indiferencia adoptada por el gobierno de Vicente Fox frente al conflicto magisterial.

Si comparamos los resultados de las elecciones federales de 2006 con las de 2000, la participación fue similar pero la votación a favor del PRI fue mucho menor; a nivel estatal pasó del 43 al 33%, es decir, el PRI perdió 10 puntos porcentuales. Esto es más significativo si tomamos en cuenta que en las elecciones intermedias del año 2009, el PRI había obtenido el 44.5%.

En términos de tendencias electorales, lo que se observa es que la votación del PRI en elecciones federales tendió a la baja con un ligero ascenso en las elecciones de 2003. En contraste, la votación del PRD y sus aliados fue en ascenso con un ligero descenso en las elecciones de 2003. Sin embargo, los resultados de 2006 muestran un ascenso de 21 puntos porcentuales para la coalición encabezada por el PRD, lo cual no fue producto de un crecimiento normal de esta opción electoral, sino que estuvo asociado a factores coyunturales.22

 

3. Elecciones en un contexto de tensión e incertidumbre por la violencia en el país.

Las cuestiones relevantes a identificar en un proceso electoral no se encuentran el mismo día de la elección, sino en el contexto en el que se configuran, pues éste determina lo trascendente. Acorde con este planteamiento, señalamos al inicio de este artículo el agravio del PAN y del PRD en contra del PRI, en la medida en que se consumaron las alianzas entre partidos, en particular en aquellas entidades en donde la lucha político–electoral contra gobiernos cuestionados hacía factible la derrota de este último.

En condiciones de tensión creciente entre el PRI y el gobierno y su partido, se produjo a menos de una semana de los comicios, el asesinato de Rodolfo Cantú, candidato al gobierno de Tamaulipas, apoyado por el PRI, el PVEM y el PANAL, situación que contaminó el clima de las contiendas; la muerte de este candidato se vio como una expresión alarmante de violencia que parecía extenderse a todo el país.

Este asesinato provocó una crisis en las relaciones políticas entre los partidos políticos y el gobierno, pues además del drama personal que supone la constatación de un urgente replanteamiento de las políticas de seguridad pública en el país, el acontecimiento puso a prueba, una vez más, la vocación democrática de la sociedad y el compromiso con la legalidad, frente al fenómeno de la criminalidad extendida en el país.

El Presidente de la República, Felipe Calderón, mediante un discurso televisivo, habló de la necesidad de diálogo, para enfrentar en conjunto al narcotráfico, el cual fue aceptado por los dirigentes nacionales del PVEM y del PANAL que se entrevistaron con el titular del Ejecutivo. También se manifestaron dispuestos a dialogar el PRD, el PT y Convergencia, por lo que propusieron un posicionamiento: el nombramiento de un Fiscal Federal confiable para todos. AMLO, por su parte, manifestó estar dispuesto a reunirse con el Presidente Calderón, siempre y cuando aceptara a cambiar la política económica. En el caso del PRI, su dirigente Beatriz Paredes pronunció un mensaje calificado por analistas como histórico, pues acusó al presidente de lucrar con la tragedia de Tamaulipas, además de reclamar respeto y una verdadera investigación, lo cual fue interpretado como una ruptura del PRI con el gobierno de Felipe Calderón, pues además de no aceptar el diálogo propuesto, para el eventual restablecimiento de relaciones, pidió la cabeza de César Nava, presidente de PAN, pues en la "guerra sucia contra el PRI no aparece la sensatez y la civilidad que reclama el gobierno".23

Así, el último tramo de las campañas electorales fue acompañado de un clima de descomposición política y moral, con su estela de corruptelas, espionaje y uso patrimonialista de los recursos públicos. A este clima se sumó la renuncia de la titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE), Arely Gómez. Por su parte, los partidos que integran el DIA, PRD, PT y Convergencia propusieron una agenda de tres puntos para un diálogo nacional con todas las fuerzas políticas y el Ejecutivo Federal, con la finalidad de concretar una política de Estado para enfrentar al crimen organizado. Tal situación fue considerada por el historiador Enrique Krauze como un llamado (el del Presidente de la República) que deberían atender todas las fuerzas políticas, advirtiendo del "riesgo de la falta de acuerdo (que) derive en la anarquía, el caos y situaciones de deterioro como ocurre en Venezuela".24

En este sentido, los especialistas advirtieron sobre el ingrediente de violencia que permeó los comicios y que durante la jornada electoral del 4 de julio en 12 estados de la República, la ciudadanía sería testigo de las consecuencias de la política social, económica y de seguridad del titular del Ejecutivo; la violencia generalizada en el país tendría un peso en los resultados y el miedo, por lo que el abstencionismo dominaría los comicios.25

Los análisis previos a la elección en Oaxaca advertían que el signo de la violencia que acompañó al sexenio saliente era la marca indiscutible de una campaña electoral que sumaba distintos conflictos en todas las regiones de la entidad, algunos pertenecientes al tipo de violencia ancestral característico de la región, como fue el caso de la comunidad Triqui. En este sentido se puede afirmar que las elecciones en esta entidad pueden ser consideradas como el "voto contra la violencia", pues la amenaza de ésta fue usada por los actores tanto locales como nacionales (pero en este caso debido a la vinculación de los estrategas del "centro" con los activistas locales), como parte de sus táctica para que los ciudadanos salieran entre la indecisión y el miedo a votar.

 

4. Los actores y las estrategias electorales

Por el lado del PRI–PVEM, se registró la Alianza por la Transformación de Oaxaca, cuyo candidato fue Eviel Pérez Magaña, quien buscó extender la hegemonía priísta un sexenio más. Ex secretario de obras públicas y cercano colaborador del gobernador. Priísta desde su juventud, fue alcalde de su municipio, Tuxtepec. Como candidato del PRI–PVEM propuso realizar un cambio para buscar la prosperidad de Oaxaca con el objetivo de contar con un gobierno cuyas características fueran: la rendición de cuentas, la transparencia; gobernar con la participación ciudadana teniendo como ejes de gobierno, el Estado de Derecho, la aplicación de la ley con justicia y los derechos humanos. En su discurso evidenció estar consciente de la necesaria transformación de su partido en la entidad:

hoy nosotros en el PRI hemos aprendido, primero que nada, a reconocer nuestros errores para poder caminar hacia un partido más certero (…) pertenecemos a una nueva generación de políticos que busca una nueva fórmula de gobernar para favorecer el desarrollo económico.26

A pesar de que su estrategia que se centró en la transformación del estado y de su sólida organización electoral, la coalición PRI–PVEM no pudo contrarrestar la estrategia de la coalición opositora que concentró su campaña recordando en todo momento el conflicto de 2006, "conflicto que nunca debió de haber sucedido", exaltando las condiciones actuales de la competencia distintas a la elección anterior, y concentrando sus críticas no en la propuesta política del candidato de dicha coalición al gobierno, sino en la figura del gobernador saliente, advirtiéndole en todo momento que no generara un clima de temor que inhibiera a los votantes.

Como hace seis años, el candidato al gobierno estatal por parte de la oposición fue Gabino Cué Monteagudo, militante de Convergencia apoyado por una alianza encabezada por el PAN y el PRD. En esta segunda intentona, Cué enfrentó el reto no sólo de obtener la mayoría de votos, sino también de armonizar a fuerzas disímbolas que en la propia entidad han estado enfrentadas históricamente.

La experiencia de los partidos promotores de la coalición opositora al PRI, tanto el PAN como el PRD y ahora Convergencia, ya habían obtenido triunfos en municipios importantes en anteriores contiendas: el PAN en Huajuapan de León y en la Ciudad de Oaxaca; el PRD en Etla y Convergencia también en Oaxaca.

Gabino Cué, senador con licencia por Convergencia, hace nueve años se convirtió en alcalde de la Ciudad de Oaxaca bajo la bandera de Convergencia; político que fue asesor y secretario técnico del ex gobernador oaxaqueño Diódoro Carrasco y su vocero en la Secretaría de Gobernación federal. Cué renunció al PRI por desacuerdos con su dirigencia estatal, justamente cuando Ulises Ruíz ocupaba ese cargo en el partido. Después obtuvo la candidatura en Convergencia y ganó la alcaldía de la capital estatal. Se puede afirmar que existía una añeja rivalidad y que la elección del 2010 era una suerte de revancha, pues en aquella elección fue vencido por 26,000 votos.27

Las elecciones del 4 de julio de 2010 en Oaxaca, se puede considerar, fueron una lucha entre "La federación vs. el estado". Se deben registrar los cuatro mensajes a la prensa (algunos de ellos reproducidos íntegros en televisión) que el presidente Felipe Calderón pronunció en una semana sobre las "buenas noticias": el 24 de junio declaró "la eliminación de la tenencia vehicular"; el 29 lanzó "el llamado al diálogo", luego del asesinato de Rodolfo Torre; el 30 anunció "una serie de medidas de simplificación administrativa tributaria", y el 1° de julio dio a conocer que "se habían creado 513 mil empleos en seis meses".28

Estas acciones fueron impugnadas por el PRI en el IFE, por lo que este órgano electoral federal impuso una veda, como medida cautelar, tanto al Presidente de la República y a los alcaldes y gobernadores en las entidades federativas donde habría elecciones.29

Más allá de que muchas manifestaciones políticas y periodísticas alertaban sobre la violencia electoral en el estado, como la del dirigente estatal del PRD, Amador Jara Cruz, que declaró a dos días de los comicios que "veía riesgo de violencia en cuarenta municipios",30 motivado tal vez por el asesinato un día antes del Presidente Municipal de Santo Domingo de Morelos, Nicolás García Ambrosio, y el Síndico Miguel Pérez García, ambos por lesión de arma de fuego, "producto de un asalto perpetrado en el camino que conduce a esa comunidad";31 la amenaza de violencia provenía de una deficiencia democrática que supone residuos de una abrupta historia reciente, como lo señalamos anteriormente, de la APPO en 2006 y de la intromisión de la PFP en lo que se consideró un "golpe de Estado" del gobernador Ulises Ruíz, considerado responsable de la violación grave de garantías individuales por hechos registrados en el conflicto magisterial, político y social, de mayo de 2006 a enero de 2007.32

Deficiencia democrática, también de otros factores que violentan recurrentemente a la sociedad oaxaqueña, como las posiciones radicales de quienes integran el magisterio, pues las movilizaciones que de manifestaciones lícitas se transforman en ilícitas, al violar garantías individuales, violentando el libre tránsito y dañando el patrimonio, las cuales no justifican ni el uso de la violencia física que carece de legalidad, ni el uso de las vías de comunicación y secuestro de las instituciones para ejercer actos de violencia.33

En este contexto, hasta el Instituto Electoral Estatal de Oaxaca (IEEO) contribuyó a no dar claridad al ambiente previo a la jornada electoral. Si separamos la noticia dada a conocer un día antes por una comisión técnica acordada por los partidos y coaliciones para evaluar la funcionalidad del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), las declaraciones del IEEO parecían ser de otra entidad de la administración pública local y no del órgano encargado de vigilar el proceso electoral, pues dos días antes de la jornada las noticias relativas a sus funciones fueron: "Fue garantizada la seguridad de electores y autoridades"34 y "Solicita IEEO patrullaje de policía federal y ejército".35

Inevitablemente la amenaza de violencia fue usada como estrategia de la coalición opositora al PRI–PVEM.36 La sección 22 del SNTE, que permanecía 32 días en plantón en el zócalo de la ciudad, el sábado 26 de junio, respaldada por el senador del PAN Santiago Creel, llamó a una "insurrección civil", ante un posible fraude electoral, lo cual fue demandado por el candidato del PRI al de la coalición opositora,37 los profesores de la sección 22 del SNTE radicalizaron sus acciones de protesta.38

Fue en ese momento que el PANAL decidió que su candidata a gobernadora, Irma Piñeyro Arias, declinara (a cuatro días de los comicios) a favor de Gabino Cué, justificando "intromisiones del gobierno en su campaña", a través del presidente del órgano electoral y con "el fin de darle utilidad al voto en la lucha por la transición democrática",39 decisión que también expresaría un día después Héctor Carranza Palacios, candidato del PANAL a la presidencia municipal de Oaxaca, al declinar a favor de Luis Ugartechea Bengué, candidato por la Coalición por la Paz y el Progreso.

En un abierto apoyo a Gabino Cué, grupos radicales y la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) adheridos, en último momento, a la sección 22 del SNTE, buscaron violentar las elecciones, violando los acuerdos tomados por el Congreso Político Magisterial celebrado en el mes de mayo, lo que ocasionó una inconformidad con los maestros que no pertenecen a la UTE–APPO. En estas acciones se señaló el llamado al magisterio hecho por el diputado del PAN Javier Corral, quien "le otorgó dos diputaciones locales a gente vinculada directamente con la UTE–APPO, especialmente a Flavio Sosa Villavicencio y Macario Otalo Padilla.40

Paralelamente a los cierres de campaña, en la que el candidato del PRI–PVEM, Eviel Pérez Magaña, propuso un nuevo pacto social, sustentado en la reconciliación para alcanzar el progreso, y el candidato por el PAN–PRD–PT–Convergencia y PANAL, Gabino Cué, señaló que gobernaría con la ley en la mano y "sancionaría a quien haya robado o matado, una plenaria de la sección 22 del SNTE previo a la Asamblea Estatal verificada un día después, se había pronunciado por un "repliegue táctico", por lo que decidieron suspender todo tipo de protestas, para dar cobertura a dicha asamblea.41

Así, luego de permanecer en el plantón desde el 31 de mayo de 2010, un día antes de la jornada electoral, el magisterio acordó levantarlo y trasladarse a sus comunidades para vigilar la elección.42

 

5. Las encuestas electorales

El candidato de la coalición opositora al PRI, Gabino Cué, contendió con la ventaja de ser mucho más conocido en el estado que el candidato del PRI, Eviel Pérez Magaña. En el mes de abril, Pérez Magaña se encontraba entre 12 y 17 puntos arriba en las preferencias electorales. El que hubiera marcadas diferencias entre los resultados de las compañías encuestadoras generó duda e incertidumbre en la opinión pública, en particular por aquellas encuestas cuyos resultados fueron presentados por distrito electoral. Sin embargo, el hecho de que el periódico Reforma publicara un empate técnico entre las dos coaliciones cuatro días antes de la jornada electoral, fue un indicador decisivo para la estrategia a seguir de las fuerzas y los actores políticos nacionales y locales en la víspera de la jornada electoral.

 

6. La presencia de los observadores electorales

El interés que despertó el proceso electoral local, se tradujo en la presencia de observadores internacionales y de periodistas independientes de cinco países de Europa y Latinoamérica: Italia, Suecia, Francia, Argentina y Brasil, quienes eran integrantes del Foro Social Mundial; se registraron para cubrir la jornada electoral de 4 de julio en la entidad. Cada uno trabajaría en distintos medios y su objetivo es informar sobre derechos humanos y movimientos sociales.43

Destacó también la forma en que los partidos contendientes se distribuyeron para ejercer la observación en la jornada electoral, según el titular del IEEO fue:44

• PAN, PRD, representantes en 100% de casillas.

• PRI, representantes en 100% de casillas.

• El PVEM, representantes en 31.83%.

• El PT, representantes en 31.18%.

• El PUP (Partido Unidad Popular) en 42.64%.

• El PANAL, representantes en 36.46%.

A pesar de la denuncia del Director de la organización Alianza Cívica, Rogelio Gómez Hermosillo, en el sentido de que los consejeros del IEEO complicaron el proceso de registro de observadores electorales, cuestión que desalentó y dificultó la participación ciudadana,45 en el caso de los observadores nacionales independientes, según Alianza Cívica —que hizo el monitoreo en el estado de Oaxaca— se sumaron al esfuerzo de observación a nivel nacional más de 120 organizaciones de la sociedad civil, para atender a los estados considerados focos rojos: Hidalgo, Oaxaca, Puebla y Veracruz. En Oaxaca, alrededor de 23 instituciones se sumaron al espacio civil de organizaciones de Oaxaca que se encontraban vinculados de alguna manera a ellos. A decir de Alianza Cívica, dicha organización alcanzó a colocar un observador por cada municipio, lo cual quiere decir que desplegó un fuerza mínima de 470 observadores electorales.46

Los campos que se determinaron como prioritarios para la observación electoral fueron los siguientes: 1. Cumplimiento del voto libre y secreto. 2. Recepción y seguimiento de denuncias ciudadanas por coacción o compra de votos. 3. Vigilancia de autoridades electorales estatales. 4. Monitoreo de medios de comunicación. 5. Calidad de la jornada electoral.

 

7. Los resultados electorales

Las elecciones en la entidad estuvieron colmadas de rumores. Gente armada aquí, encapuchados allá, robo de urnas en otro lado y al final los datos no eran corroborados. Se reportaron algunas irregularidades (así como la presencia de un grupo el día de la jornada electoral en la capital del estado que tenía material para elaborar bombas molotov), pero en general la participación ciudadana hizo que no fueran tan graves.

Cabe destacar la cobertura de las casillas que tuvo la coalición opositora en el sentido de contar con información oportuna. La empresa que se atrevió a hacer público el resultado de las encuestas de salida fue Gabinete de Comunicación Estratégica a través de Milenio Televisión; puesto que dio a conocer los resultados de sus encuestas, siendo tan sólo las 18:00 horas, las cuales le otorgaron el triunfo al candidato a la gubernatura de Oaxaca de la Coalición Unidos por la Paz y el Progreso, Gabino Cué Monteagudo, quien asumió este triunfo. Desde luego, en el cuartel del candidato Pérez Magaña, miembros de su equipo de campaña criticarían duramente este albazo.47

Derivado de la votación emitida y la votación alcanzada por cada fuerza política bajo el principio de Diputados de mayoría, los cuales son 25, tenemos así:

El pasado 13 de noviembre de 2010 tomaron posesión de sus curules los Diputados triunfadores al Congreso Local, el cual tiene una nueva composición después de 80 años de hegemonía de un solo partido. Los 42 Diputados, considerando los 25 de mayoría, más 17 de representación proporcional, mismos que presentan una filiación diversa, como a continuación se refiere: la oposición en su conjunto obtuvo 26 escaños, 11 del PAN; 09 del PRD; 3 de Convergencia; 2 del PT; uno del Partido Unidad Popular (PUP). Para el PRI fueron 16 escaños de un total de 42.

Es pertinente destacar que en 2010 los partidos de oposición que participaron en coalición, obtuvieron entre sí la cantidad de 26 diputados y sólo entre los dos Partidos de la anterior oposición, PAN y PRD, suman 20 diputados que en sí constituyen una mayoría.

La distribución de la votación por ciudades y partidos (mayoría relativa)es la siguiente:

De la tabla anterior se puede concluir que el PRI sólo conservó 9 ciudades importantes, y los partidos que compitieron en coalición triunfaron en 15 de ésas, mismas que serán gobernadas por partidos que en años anteriores eran parte de la oposición.

 

8. Conclusiones y perspectivas sobre las alianzas opositoras al PRI

El resultado de las elecciones estatales del 2010, en la que se encuentra el caso de Oaxaca, nos indica que el PRI se quedó con el mismo número de estados gobernados; sin embargo, las entidades que ganó, se puede decir que son menos relevantes en el nivel de población y presupuesto ejercido que en aquellas que perdió. De hecho, en los estados en los que triunfó, tienen una población gobernada de tres y medio millones de habitantes, pero en los que perdió deja de gobernar a casi once y medio millones de personas. Asimismo, en términos de recursos ganó más de 32 mil millones de pesos, pero perdió poco más de 97 mil millones.48

Podemos apuntar algunas conclusiones consideradas por algunos analistas como "lecciones" del 4 de julio de 2010, que en el caso de Oaxaca se convierte en emblemática: a) no hay una tendencia de "carro completo" para el PRI, por lo que satanizar las alianzas entre PAN y PRD no es suficiente para contrarrestarlas; b) PAN y PRD (y otros partidos como Convergencia y el PANAL, este último siempre con oportunismo de última hora) con sus "victorias compartidas" en las tres entidades mencionadas confirman por separado que carecen de competitividad para enfrentar al PRI; c) la fórmula con éxito es coaligarse postulando a un candidato a gobernador salido del PRI, debido a una crisis interna o a un desequilibrio del poder en las élites gobernantes locales, candidato cuya personalidad permita aglutinar a fuerzas disímbolas en torno a una idea de alternancia.49

El candidato a gobernador triunfador Gabino Cué llegó al poder como ningún otro candidato de la oposición, cobijado por las fuerzas políticas aparentemente más disímbolas del país: por su pasado como colaborador cercano de un ex gobernador, Diódoro Carrasco, por lo que es previsible que cuente con el apoyo de las bases que el ex mandatario, ahora cercano al PAN, mantiene en el estado. Lo arropa además una amplia alianza que le brindó el respaldo del PAN, al mismo tiempo que del ex candidato presidencial AMLO, que si bien no lo acompañó en los actos de campaña, no le retiró su apoyo ni el del PT, a pesar de haberse aliado con el PAN;50 así como el de Manuel Camacho Solís y el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, con quienes trabajó en el Departamento del Distrito Federal en los inicios de su carrera en los años noventa, y que lo acompañaron en actos de campaña.51

Sin entrar en un escenario específico de comparación de cifras electorales entre las entidades con alianzas triunfadoras del año 2010, léase: Oaxaca, Puebla y Sinaloa, mencionaremos cómo llegaron las mismas a sus respectivos procesos electorales, hoy con administraciones aliancistas triunfantes.

El caso de Puebla llama la atención, porque por diversos actos reprobables en que incurrió el gobernador, su imagen estuvo durante mucho tiempo en los medios, y desde luego ello afectó el prestigio del partido en el poder (PRI), lo cual no es razón suficiente para que un partido poderoso pierda el poder. No obstante, en esta entidad, previamente a las elecciones de 2006, se suscitó una fractura en la élite gobernante priísta; por un lado, debido a la influencia de Manuel Bartlett, ex gobernador de la entidad, se generaron diferencias en la élite local; por otro, el también ex gobernador Melquiades Morales, y un grupo de jóvenes funcionarios se sintieron desplazados por el gobierno de Mario Marín. En este contexto, el ex secretario de finanzas de Melquiades Morales, Rafael Moreno Valle, renunció al PRI y fue apoyado por el PAN y el PANAL para contender como candidato a senador por ese estado. Al convertirse en senador se le auguró que sería candidato a gobernador y que sucedería a Marín en el cargo, cuestión que podía tener cierto paralelismo con Oaxaca.

En Sinaloa, desde su posición al interior el PRI, Mario López Valdéz se sentía un candidato seguro para ser el abanderado de ese partido a la candidatura a gobernador por su estado. Ya había sido un candidato triunfante por el PRI a la senaduría, lo que consolidó su posición y sus perspectivas partidarias para poder contender llegado el momento. Desde su campaña como candidato a senador, su equipo de campaña le acuñó el acrónimo reconocido como "MALOVA", lo cual reforzó su imagen como líder. Sin embargo, en el momento de elegir candidatos, a López Valdéz no se le incluyó entre los precandidatos del PRI y, por consecuencia, renunció al mismo. Así, "el PRI y su disidencia vestida de oposición se disputó el gobierno de Sinaloa, que nunca ha estado fuera de la órbita tricolor".52

De las tres entidades referidas, sólo en una se presentó un movimiento de oposición nítidamente en contra del gobernante priísta en turno: Oaxaca. A partir de este hecho, las fuerzas opositoras estimaron que podría llevarse a cabo una competencia plena entre las distintas fuerzas políticas.

Es importante señalar que la evaluación de una coalición opositora gobernante que llega al poder, integrada por partidos políticos con ideologías distintas como fue en el estado de Oaxaca, es una cuestión que escapa al presente artículo; sin embargo, debe hacerse a partir de la integración del gabinete del nuevo gobernador, del ejercicio del poder, así como del resultado de sus programas de gobierno, lo cual permitirá valorar en conjunto si la mejora de la sociedad y el desarrollo del estado, realmente eran el objetivo e interés de las fuerzas en pugna, para entender porqué se proponen cambios "desideologizados", o bien de un "pragmatismo" peculiar, producto de los tiempos por los que atraviesa la política y las instituciones de gobierno en nuestro país.

Cierto es que la pluralidad se acrecentó, pues nadie ganó todo y nadie perdió todo. En los tres estados ganados por la Coalición PAN–PRD, la alternancia se presentó por primera vez; en los tres estados que estos partidos pierden (Tlaxcala, Zacatecas y Aguascalientes), el PRI regresa al gobierno.

Es por ello que el PAN y el PRD se pueden congratular que las alianzas funcionaron, pues nadie puede negar esto, pero los que se adelanten, tanto en el análisis político como en la práctica política, los que crean que ello se va a repetir en algún otro estado de la República, en particular en el estado de México en el 2011, o bien en las elecciones para Presidente de la República en el 2012, pudieran estar equivocados. La élite del poder en Oaxaca no era homogénea como sí lo es en el estado de México, en el que las afinidades en torno a un grupo político, los exgobernadores, pelean entre sí por conservar su cuota de poder, con la armonía y disciplina requerida en su ejercicio.

No obstante, como lo apuntamos al inicio de nuestro artículo, al calor del festejo por las victorias de Oaxaca, Puebla y Sinaloa, las dirigencias formales del PAN y del PRD buscarán repetir la experiencia aliancista en los estados con elección de gobernador en el 2011, lo cual implica que tendrán que remontar la oposición de AMLO, las críticas de Cuauhtémoc Cárdenas y las resistencias internas de buena parte del PAN y del PRD.

Sin embargo, este objetivo encaminado a hacer del estado de México la antesala de la lucha político–electoral por la presidencia de la República, supone un riesgo tanto para el PAN como para el PRD, pues el antecedente de los resultados alcanzados para la causa del PRI en las elecciones locales y federales de 2009 (el PRI recuperó municipios importantes, logró mayoría absoluta en el Congreso Local y ganó la mayoría de las diputaciones federales correspondientes a dicho estado) puede hacer fracasar una posible coalición opositora.

La elección del estado de México en este año se convierte sin duda en fundamental, independientemente de que exista una alianza PAN–PRD. En este sentido, aventuraremos dos perspectivas: a) si existe alianza, el resultado dependerá de la organización del PRI, es decir, de la gestión y operación de las fuerzas locales en las que presidentes municipales y diputados locales serán evaluados en su desempeño, así como en la capacidad de la organización para demostrar su capacidad de gestión clientelar y operación territorial, en la que los movimientos que se gesten en diferentes sentidos desde la Presidencia de la República serán determinantes; b) de no existir alianza, la dispersión del voto impulsada por la fuerza política del PRI, la del PAN por sus propios méritos y del movimiento de AMLO con la coalición de sectores importantes del PRD, PT y Convergencia, ocasionarán una cerrada contienda en la que la coalición de izquierda pudiera salir fortalecida con vistas a las elecciones de 2012.

Conviene señalar, sin embargo, que el PAN y el PRD, adversarios por antonomasia, con sus alianzas han trastocado los referentes del sistema político después de la alternancia, pues sus resultados, más allá de los simbolismos que representen, no significan por ahora un mejor sistema de gobierno o un país funcionalmente exitoso, en el proceso de cambio político que se experimenta. Diez años después de la primera alternancia de partidos en la presidencia, todos ellos tienen propuestas pero ninguno parece atender los asuntos de fondo: para unos la solución reside en reconstruir la mayoría que antes permitía gobernar; para otros, lo importante no es gobernar sino que haya una amplia representación de las diversas corrientes en el Legislativo. El problema, sin embargo, es de legitimidad, ya que a pesar de contar con una amplia representación de todas las fuerzas en el Poder Legislativo, la legitimidad en el sistema político post–alternancia no se ha restaurado.

Las campañas en el año 2010 demostraron que uno y otro bando echaron mano de cuantos recursos tuvieron a su alcance para derrotar a su adversario: trataron de cooptar enemigos prominentes, ventilaron sus juegos sucios en los medios de comunicación, intervinieron líneas telefónicas, judicializaron las elecciones, usaron el chantaje con la amenaza del narcotráfico, utilizaron los programas sociales y sin descartar recurrir a la violencia. En otros términos, combatir prácticas ilegales con otras prácticas ilegales envuelve a la política en un ambiente de descomposición.

En este sentido, conviene concluir con la siguiente reflexión: los dirigentes políticos se dejan guiar antes por el sentido de la oportunidad, que por una ideología o por una plataforma de gobierno. Cambian de partido, se acomodan con el que hasta entonces había sido su adversario irreconciliable, se desdicen, se contradicen y se maldicen. Es importante admitir que en política la capacidad para identificar la oportunidad es clave del éxito, pero "dónde queda la línea que separa este cálculo legítimo del oportunismo, que ya no es tan legítimo y que siembra la confusión y el desconcierto en nuestro panorama político".53 "La pobreza de la política mexicana radica, justamente, en el hecho de que ninguno se hace cargo de la necesidad de explicar a los ciudadanos la razón de los actos, ni mucho menos de los fines. Por lo demás, no hay persona moral o física capaz de obligar a ello, quedan en el aire el por qué y el para qué de las acciones.54 ¿A ese oportunismo le debemos que todos los políticos y todos los partidos sean cada vez más iguales?

 

Biblio–hemerografía

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Notas

1 En Chiapas, dos gobernadores sucesivos fueron elegidos bajo las siglas del PRD y el PAN (Pablo Salazar y Juan Sabines); en Yucatán, Patricio Patrón Laviada fue electo con la misma cobertura. En Nayarit, Antonio Martínez Chavarría hizo lo mismo. Antes lo intentaron, sin éxito, Rodolfo Elizondo Torres (en Durango), José Antonio García Villa (en Coahuila) y en 2005 Gabino Cué (en Oaxaca).

2 Véase María Marcela Bravo Ahuja, Realineamiento electoral y alternancia en el Poder Ejecutivo en México, 1988–2009, México, FCPyS–UNAM/Gernika, 2010, p. 29.

3 Tere Vale y Jaime Guerrero Vázquez, ¿Todos contra el PRI? La construcción de las alianzas en 2010, México, Miguel Ángel Porrúa, 2010, p. 10

4 Cfr. Periódico Reforma en Internet, 23 de septiembre de 2009.

5 Cfr. Claudia Herrera Beltrán, "Calderón felicita a sólo ocho de los candidatos ganadores", La Jornada, 6 de julio de 2010.

6 El 30 de octubre de 2009, en la Secretaría de Gobernación se firmó un documento con la presencia de cuatro protagonistas: el PAN, que abdicó su libertad electoral y se comprometió a no formar alianza alguna para el proceso electoral local del estado de México a celebrarse en 2011. La firma del acuerdo no dejaba duda sobre su seriedad y alcance: Beatriz Paredes y César Nava presidentes de los partidos comprometidos; Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación y el Secretario de Gobierno de Enrique Peña Nieto (en representación de éste) gobernador de la entidad mencionada, como testigos. A cambio de dicho acuerdo, el PRI aprobaría un impuesto de 2% para el combate a la pobreza, que al final incumplió como tal, pero que presentó una alternativa que satisfizo al gobierno: el incremento de 1% en el IVA. Entre octubre de 2009 y enero de 2010, la alianza PAN–PRI tuvo un viraje diametral y se encaminó a impulsar la firma de alianzas entre el PAN y el PRD (y demás partidos) con efectos en las elecciones de 2010. El PRI reaccionó airado, descalificó las alianzas como si no las hubiera practicado, considerándolas como contra natura de la política. El cinismo de los actores arrastró en su irritación a Gómez Mont que renunció a seguir militando en el PAN. Véase, Miguel Ángel Granados Chapa, "PRI ofendido y desafiante", periódico Reforma, 2 de julio de 2010, p. 9.

7 Cfr., Carlos Ramírez, La comuna de Oaxaca. Crónicas oaxaqueñas de una crisis del sistema político priísta, México, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 2010, pp. 25–26.

8 De esos momentos dan cuenta diversas obras y crónicas que ya se han ocupado del asunto, entre otros, sólo por mencionar algunos tenemos: Martínez Vásquez, V. R., "Autoritarismo, movimiento popular y crisis política: Oaxaca 2006"; Carlos Beas (coord.), "La Batalla por Oaxaca"; Diego Enrique Osorno, "Oaxaca sitiada: la primera insurrección del siglo XXI"; de un colectivo, "Oaxaca: la lucha política independiente del pueblo, heraldo de una nueva revolución", y quizá la única crónica ilustrada del movimiento que, con toda seguridad, ha dado la vuelta al mundo, Diario de Oaxaca, del periodista e ilustrador neoyorquino Peter Kuper. También Podemos ver la referencia a diversas obras relacionadas con el movimiento en Víctor R. Martínez Vásquez, (coord.) La APPO: ¿rebelión o movimiento social" (Nuevas formas de expresión ante la crisis), México, IIS/UABJO, 2009. Francisco Javier Gómez Carpinteiro, "Política endemoniada: la APPO y el desvelamiento de nuevas formas de autoritarismo en el México Neoliberal"; IIS–UABJO, 2009; Zires, Margarita, "Estrategias de Comunicación y acción política: Movimiento social de la APPO: 2006", IIS–UABJO, 2009.

9 Esta referencia la encontramos en Víctor Raúl Martínez Vázquez (coord.), "La APPO: ¿rebelión o movimiento social", pp. 24–25.

10 El diario Reforma publicó un mapa de las barricadas en la ciudad de Oaxaca, el 29 de agosto de 2006, en su página de Internet; Cfr. Víctor Raúl Martínez Vázquez, op. cit., pp. 2526.

11 Precisamente para abundar sobre la forma de concebir a este movimiento como un fenómeno similar al de la histórica Comuna de París, o su comparativo, se puede recurrir a la revisión de, entre otras, las siguientes referencias: María José Rodríguez Rejas, "La Comuna de Oaxaca: entrevista a la Maestra Guadalupe Ramírez", sitio en http://www.mexico.indymedia.org/oaxaca; Martín Juárez, La Comuna de Oaxaca: un primer ensayo revolucionario, Estrategia Internacional, 23 de diciembre de 2006; Colectivo, ¿Una Comuna en Oaxaca?, El Internacionalista, noviembre de 2006; Luis Hernández Navarro, "La Comuna de Oaxaca", La Jornada, Demos, 25 de julio de 2006; Carlos Ramírez, La Comuna de Oaxaca: crónica de una crisis del sistema político priista, Ciudad Juárez, Chihuahua, UACJ, 2009, pp. 438.

12 Véase referentes de esta acción en Joel Ortega, "La crisis de la hegemonía en Oaxaca: el conflicto político de 2006", en Martínez Vásquez, op. cit., pp. 29–30.

13 Ver Joel Ortega, op. cit., p. 31.

14 Joel Ortega, op. cit., pp. 32–33. Carlos Ramírez, op. cit. De diversos medios impresos del 28 de octubre de 2006, destaca Noticias, Voz e imagen de Oaxaca. En cuanto a la pugna que también se presentó a nivel de radiodifusoras, que en realidad es algo novedoso en este tipo de movimientos, se puede ver Margarita Zires, "Estrategia de comunicación y acción política: movimiento social de la APPO 2006", pp. 164–165, en Martínez Vásquez, op. cit.

15 Las cifras se retoman de los datos citados en el libro de Víctor Raúl Martínez Vásquez, Autoritarismo, movimiento popular y crisis política: Oaxaca 2006, Oaxaca, Consorcio para el Diálogo–Centro de Apoyo al Movimiento Popular Oaxaqueño–EDUCA Servicios para una Educación Alternativa/IIS–UABJO, p. 171.

16 Para estos datos, véase Joel Ortega, "La crisis de la hegemonía en Oaxaca: el conflicto político de 2006", en Víctor Raúl Martínez Vásquez, op. cit., pp. 39–40.

17 Op. cit., p. 28.

18 Ibidem, p. 41.

19 Ibidem, p. 42.

20 Carlos Ramírez en el exhaustivo estudio que citamos, publicado en 2010, señala en una de sus categóricas conclusiones lo siguiente: "La crisis del 2006 tuvo tres estaciones: el plantón magisterial en mayo —como cada año durante un cuarto de siglo—, el fracasado intento de desalojo en junio y la intervención de la Secretaría de Gobernación en octubre. El gobernador Ruíz Ortíz quedó en el desamparo, pero sobre todo, perdió capacidad de alianzas y de iniciativas políticas. Su estrategia consistió sólo en la resistencia, obligando a organizaciones sociales, grupos políticos y gobierno federal a dar un golpe de estado para quitarlo. La intervención de gobernación salvó al gobernador por el sólo hecho de haberle sentado en una misma mesa, en la reunión del 3 de octubre, a todos los grupos en pugna. Ahí Ruíz Ortíz saludó a Murat, estrechó la mano de Carrasco y le mandó un abrazo de lado a lado de la mesa al dueño del diario Noticias". Ibidem, p. 51.

21 Véase: Fausto Díaz Montes, "Elecciones y protesta social en Oaxaca", en Víctor Raúl Martínez Vásquez, La APPO: ¿rebelión o movimiento social?, pp. 247–271.

22 Véase: Fausto Díaz Montes, op. cit., pp. 269–273.

23 Véase Ricardo Alemán, "Rompe el PRI con Calderón", El Universal, 30 de junio, 2010, p. 2.

24 Véase Mayolo López, "Alerta Krauze por caos", Reforma, 2 de julio, 2010, p. 8.

25 Véase Alonso Emir Olivares, "Especialistas: violencia y situación económica marcarán los comicios", La Jornada, 3 de julio de 2010, p. 10.

26 Lucía Irabien, "Alternancia, ¿en dónde? (Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Veracruz)", Revista Voz y Voto, Política y elecciones, núm. 208, p. 9.

27 Véase Fausto Díaz Montes, op. cit., pp. 248–250.

28 Consúltese Mayolo López, "Presume FCH; exige el PRI legalidad", Reforma, 2 de julio, 2010, p. 8.

29 Los partidos del Diálogo para la reconstrucción de México (DIA)–PRD, PT y Convergencia) dijeron no respaldar al PRI en su queja ante el IFE contra el Presidente Felipe Calderón, "al considerar que los mensajes del Ejecutivo no violaban la ley electoral". Cfr. José Gerardo Mejía y Alberto Morales, "IFE ordena no difundir logros de gobierno", El Universal, 3 de julio de 2010, p. A4.

30 Ver El Imparcial, 2 de julio, 2010, p. 6A.

31 Cfr. Reforma, 1° de julio, 2010, p. 6.

32 Ver Pavel Méndez, "Oaxaca: deficiencia democrática", El Universal, 3 de julio, 2010, p. A14.

33 Véase Marco Antonio Baños Avendaño, "Cuestiones no justiciables violatorias de la sociedad oaxaqueña", El Imparcial, 3 de julio, 2010, p. 9A.

34 Cfr. El Imparcial, 1° de julio, 2010, p. 10A.

35 Ver El Imparcial, 2 de julio, 2010, p. 6A.

36 El ambiente de violencia y de rispidez en la proximidad de las elecciones se manifestó a través de desplegados en diarios locales y nacionales que publicaron diversas organizaciones como la de Ciudadanos Oaxaqueños en Movimiento y otras quince organizaciones sociales, campesinas y estudiantiles, convocando a los gobiernos federal y local a evitar las confrontaciones y a garantizar la gobernabilidad mediante "un pacto de civilidad y respeto a la voluntad popular" (El Imparcial, 30 de junio de 2010); la de diversas organizaciones y asociaciones empresariales y de productores locales que manifestaron que no permitirían otro 2006 por lo que demandaron que el magisterio regresara a las aulas y no se entrometiera en asuntos políticos; exigieron al gobierno estatal la aplicación de la ley y el respeto al Estado de derecho y responsabilizaron al gobierno federal de cualquier acto de violencia (El Universal, 30 de junio, 2010); así como el comunicado de organizaciones empresariales condenando cualquier incitación a la insurrección, o incitación a la violencia, en particular a "fuerzas extrañas al proceso electoral e incluso foráneas que perturben la paz en el estado de Oaxaca" (El Imparcial, 3 de julio, 2010).

37 Consúltese Agustín Galo Sámano y Octavio Vélez Ascencio, "Demanda el PRI a opositores no llamar a insurrección en Oaxaca", La Jornada, 30 de junio, 2010, p. 37.

38 Se movilizaron en diferentes partes de la ciudad; bloquearon al menos siete instituciones de gobierno; paralizaron las obras del auditorio Guelaguetza y ampliaron su plantón a otras calles del centro de la ciudad. Ver El Imparcial, 1° de julio, 2010, p. 4A.

39 El Universal, 30 de junio, 2010, p. A15.

40 Véase El Imparcial, 1° de julio, 2010, p. 4A.

41 Yadira Sosa, "Libre de protestas de la sección 22, por un día", El Imparcial, 2 de julio, 2010, p. 4.

42 En una asamblea que inició a las 23 horas y concluyó a las 5 de la mañana de 3 de julio, los docentes acordaron también el voto de castigo a los partidos "que han reprimido al pueblo". La declaración de lo que consideraron fue un "receso" se dio después de aceptar las propuestas de solución de las autoridades estatal y federal: 280 millones de pesos (aunque fuentes extra–oficiales afirmaron que fueron más de 500 millones de pesos) otorgados para la cuarta etapa de rezonificación por vida cara, el acuerdo a presentar un proyecto alternativo a la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), entre otros asuntos. Cfr. Yadira Sosa, "Levantan el plantón", El Imparcial, 3 de julio, 2010, p. 1.

43 En el contexto nacional —previo a la elección— existía la opinión generalizada de que el proceso electoral en esa entidad requería urgentemente de la presencia de observadores electorales. En los últimos días de junio y los primeros de julio se presentaron dos Diputadas del Parlamento Europeo y un grupo reducido de colaboradores, haciendo evidente y claro su interés por visitar por unos días el estado de Oaxaca. Ante este interés, la actitud del gobierno local fue informarles a través de un comunicado suscrito por la Secretaría de gobierno del estado, dirigido a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER), que "por el momento y por las condiciones políticas del estado no sería posible recibir a las dos diputadas". Además se reconoció que "por el difícil escenario preelectoral, el gobierno no podía garantizar la seguridad de las parlamentarias", por lo que solicitaron a la SRE "que les dijera que se abstuvieran de visitar Oaxaca", ya que "su visita será considerada como un acto de intromisión en el proceso electoral en curso". Interesadas en conocer los avances de la investigación del asesinato del finlandés Jyri Jaakkola y de la activista Beatriz Alberta Cariño Trujillo, y por supuesto participar como observadoras del proceso electoral ya en operación, las eurodiputadas no suspendieron su visita a Oaxaca, pero ante la cerrazón del gobierno y los mensajes incluso intimidatorios de la Secretaría de gobierno estatal, sólo permanecieron hasta la noche del 3 de julio y sus encuentros con organizaciones civiles fueron privados. Véase El Imparcial, "Política", 3 de julio, 2010, p. 6A.

44 Declaración de José Luis Echeverría Morales, titular del IEEO, El imparcial, 4 de julio, 2010, p. 1.

45 Cfr. Lucía Irabien, "Alternancia, ¿en dónde? (Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Veracruz)", Revista Voz y Voto, Política y elecciones, núm. 208, México, junio de 2010, p. 10.

46 Véase, El Universal, 3 de julio, 2010, pp. A6 y A7.

47 Reforma, 5 de julio, 2010, p. 1.

48 Cfr. Marcela Bravo Ahuja, Realineamiento electoral y alternancia en el Poder Ejecutivo en México, 1988–2009, Actualizado con los resultados electorales de 2010, México, Gernika/ FCPyS–UNAM, 2010, 333 pp.

49 Cfr. Jorge Alcocer, "Lecciones y coaliciones", Revista Voz y Voto, Política y elecciones, México, agosto de 2010, p. 6.

50 Como expresión significativa de un líder opositor al PRI y producto de las relaciones políticas que le permitieron llegar al poder, en el primer mensaje expresado por Cué la noche del 4 de julio de 2010 agradeció tanto a AMLO que "siempre estuvo cerca de Oaxaca" y a Felipe Calderón, que "es un amigo del estado y no tengo la menor duda de que a partir del 1° de diciembre Oaxaca contará con el apoyo y el respaldo del gobierno federal". Cfr., La Jornada, 5 de julio, 2010, p. 3.

51 Cfr. Lucía Irabien, "Alternancia, ¿en dónde? (Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Veracruz)", Revista Voz y Voto, Política y elecciones, núm. 208, México, junio de 2010, p. 10.

52 Véase Revista Proceso, núm. 1756, 27 de junio, 2010, pp. 6–30.

53 Soledad Loaeza, "La calva oportunidad", La Jornada, 3 de febrero, 2011, p. 23.

54 Córdova Arnaldo, "El mito de las alianzas triunfadoras", La Jornada, 17 de octubre, 2010, p. 18.

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