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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.2 no.4 Monterrey ago./dic. 2006

 

In fieri

 

"Existíamos, pero no nos veíamos..." Génesis de acción colectiva en organizaciones no gubernamentales. Formulación y canalización de demandas de las minorías sexuales*

 

"We exist, but we are not seen..." Collective Action and Non-governmental Organizations: the demands of sexual minorities

 

Bertha Alicia Bermúdez Tapia, José Ezequiel Guel Gomar y Rosa María Hernández Pérez**

 

** Egresados de la licenciatura en Ciencia Política por el ITESM, campus Monterrey. Generación diciembre 2005, bertha.alicia@itesm.mx, ezequiel.guel@gmail.com, rosky_98@hotmail.com

 

Fecha de recepción: 20/04/06
Fecha de aceptación: 20/08/06

 

Resumen

El artículo presenta algunos resultados de una investigación sobre formas de movilización social de minorías sexuales en la comunidad lésbico-gay de la ciudad de Monterrey. A partir del estudio de ciertas situaciones que vive esta comunidad se muestran y analizan algunos indicadores de la génesis y desarrollo del proceso de acción colectiva, haciendo énfasis en la generación de demandas y estrategias de canalización de las mismas, así como en la simultaneidad del proceso de formación de identidad y acción colectivas.

Palabras clave: identidad, acción colectiva, minorías sexuales, organizaciones no gubernamentales, comunidad lésbico-gay.

 

Abstract

This article presents the results of a study on the types of social mobilization by the gay and lesbian community in Monterrey, Mexico. We first describe the emergence and development of the collective action process within specific situations experienced by this community. We then analyze the gay and lesbian community demands and the strategies employed to obtain them, as well as, consider the simultaneous process by which collective action and identity are shaped.

Key words: identity, collective action, sexual minority, Non-governmental Organizations, gay-lesbian community.

 

INTRODUCCIÓN

La frontera entre lo privado y lo público, en lo referente a la sexualidad, se ha ido desdibujando. La naturaleza privada de la sexualidad se convierte en un tema de controversia y debate en el espectro público. Dentro de esta redefinición, la homosexualidad va a encontrar un espacio de reivindicación con el propósito de defender su derecho a la diferencia. A partir de este punto, se plantean numerosas preguntas sobre la manera en que se organiza esta forma de movilización social. Éste trabajo presenta los principales hallazgos obtenidos a partir de una investigación sobre las demandas de la comunidad lésbico-gay en la ciudad de Monterrey, realizada en el año 2005, en el marco de los cursos de Sociología Contemporánea y Estudios de Género. La investigación tuvo como propósito analizar dos características de la acción colectiva que lleva a cabo la comunidad gay en la ciudad de Monterrey, con base en lo mencionado por las personas que fueron entrevistadas1.

La primera se enfoca en la producción de demandas, donde se identifican cuáles son las situaciones a las que se enfrenta la comunidad en cuatro aspectos: el ámbito laboral, los espacios públicos y semipúblicos, el VIH/SIDA y la violencia por homofobia.

A partir de ello se define cómo estos distintos escenarios han configurado una identidad colectiva que los lleva a la producción de demandas comunes, lo que nos conduce a la segunda parte del análisis, donde se presentarán estas demandas divididas de acuerdo con dos criterios: si son dirigidas a la sociedad (relacionadas con tolerancia y respeto), o si van dirigidas al gobierno (vinculadas con la promulgación de leyes de no discriminación y la prevención y tratamiento de VIH/SIDA).

Por su parte, la segunda característica gira en torno al planteamiento de las vías y estrategias por medio de las cuáles la comunidad gay transmite sus demandas. Los principales hallazgos se presentan, al igual que en el caso anterior, divididos en dos segmentos: aquellas estrategias relacionadas con temáticas de tolerancia y respeto y las vinculadas con la prevención y el tratamiento del VIH/SIDA.

Para presentar lo anterior, el trabajo consta de tres partes, en la primera se presenta un panorama general de la problemática de la comunidad homosexual, así como un recuento de las teorías en las que nos apoyamos para sustentar el estudio. La segunda parte contiene el análisis de los resultados que se obtuvieron en la investigación, en el que se describen las situaciones a las que se enfrenta la comunidad, las cuales darán pie para exponer cuáles son las demandas que la comunidad genera. Este aparatado se encuentra dividido en dos subtemas: demandas a la sociedad y demandas al gobierno. Finalmente, nos enfocaremos en el análisis de las vías y estrategias por medio de las cuales la comunidad expresa y transmite sus demandas.

 

COMUNIDAD Y PROBLEMÁTICA DE LA COMUNIDAD HOMOSEXUAL

Cuando en este estudio hablamos de comunidad, lo hacemos en el sentido weberiano, que alude a "una relación social en la cual la actitud en la acción social se inspira en el sentimiento subjetivo (afectivo o tradicional) de los partícipes de constituir un todo" (Weber, 2002:33).

Con la finalidad de entender la situación que viven tanto homosexuales como lesbianas, es necesario realizar una revisión de los estudios que se han hecho. Luis Ortiz, en su investigación sobre la relación entre opresión y enfermedad en bisexuales, lesbianas y homosexuales de la Ciudad de México (2002), se centra en la discriminación debido a la falta de tolerancia hacia la diversidad sexual. Establece cinco formas de opresión comunes hacia los bisexuales, lesbianas y homosexuales, debido a que desafían los valores dominantes definidos por el sistema de géneros (heterosexismo y androcentrismo): ocultamiento de la homosexualidad, denigración de la homosexualidad y la trasgresión de los estereotipos de género, violencia, discriminación por homofobia y exclusión a ghettos. De las anteriores, tres se relacionan directamente con los planteamientos que se presentarán en nuestro estudio: violencia, discriminación y exclusión tanto a ghettos públicos como a ghettos privados.

Otro de los problemas a los que se enfrenta la comunidad es al de la homofobia. Carlos Barzani (2000) en su investigación sobre "La homosexualidad a la luz de los mitos sociales", afirma que existen algunos mecanismos a través de los cuales ciertos "mitos sociales" logran ser eficaces en el disciplinamiento social y, por lo tanto, en la legitimación y naturalización del orden instituido (heterosexual). De esta forma Barzani, comprobó una repetición insistente del discurso antihomosexual u homofóbico desde diferentes enfoques: religioso, jurídico, médico, psiquiátrico, psicoanalítico, reforzado a través del cine, el teatro, la TV y la literatura.

Por otra parte, Edward MacRae (1992), en un estudio de caso sobre la identidad homosexual en la transición política brasileña, hace una descripción del movimiento homosexual SOMOS-Grupo, a partir de la teoría de la identidad, concluyendo que el movimiento encontró grandes dificultades al querer construir una sociedad más igualitaria. SOMOS-Grupo tenía la esperanza de expandir los límites de la tolerancia por la diversidad y examinar las nociones generalmente aceptadas de la sexualidad y los roles de género. De esta forma, enfatizando el no conformismo, el movimiento se cuestionaba la naturaleza de las relaciones sociales celebrando, así, la soberanía de la individualidad y promoviendo explícitamente el liberalismo, a partir de sus demandas, así como en sus ideas de una organización no jerárquica.

La reclusión a ghettos y la homofobia pueden considerarse como situaciones desencadenantes de una movilización. Como ejemplo de un tipo de movimiento se puede consignar el caso de SOMOS-Grupo, como descripción de una forma de actuación de un colectivo de apoyo homosexual. En este contexto cae como punto de análisis el argumento de Mark Blasius (1992) sobre el porqué la construcción de ideas, como la de preferencia sexual, incitan a la aparición de actividades que van más allá del acto sexual, tal como la aparición de movimientos como SOMOS-Grupo, cuestión que, según su visión, no debería de existir si se viera a la homosexualidad en términos de relaciones culturales o de colectividad. Blasis expone, que tanto gays como lesbianas, deben ser considerados más como un ethos que como una preferencia u orientación sexual. Como un estilo de vida o, principalmente en términos de colectividad, como una subcultura o, inclusive, como una comunidad, señalando como ethos la manera en la que gays y lesbianas se definen a sí mismos, se reconocen unos a otros y establecen relaciones con la cultura en la que ellos viven. Blasius explica que existe una dificultad para poder aplicar los términos que convencionalmente, han descrito a la homosexualidad. Un ejemplo lo constituye la idea de preferencia sexual, la cual supone que la diferencia entre un homosexual y un heterosexual es con quién comparten la cama. Si esto fuera verdad, menciona Blasius, no deberían necesitarse instituciones constituidas, específicamente, para contener la opresión a homosexuales y crear espacios libres donde las mujeres puedan ser lesbianas y conocerse entre ellas, de la misma manera que los hombres puedan ser gays y conocerse entre ellos; es decir, no existiría la necesidad de crear espacios donde se desarrollen actividades que van más allá del encuentro sexual (Blasius, 1992).

Los estudios señalados anteriormente, se centran en el surgimiento y los logros de los movimientos lésbico-gay, sin embargo no profundizan en las herramientas que utilizan para constituirse como tales.

Una de las teorías que puede explicar la naturaleza de los movimientos homosexuales y lésbicos es la de la acción colectiva, que ofrece información acerca de por qué y para qué se reúne la sociedad en colectivos. Para fines de esta investigación, se utilizó tanto la definición como los señalamientos que Snow y McAdam (1997) hacen respecto a la acción colectiva, la cual comprende cualquier acción directa propuesta activamente, por dos o más individuos. Esta acción es buscada de forma común, debido a que un solo individuo no es capaz de conseguir el objetivo. Existen acciones colectivas institucionales y no institucionales. Para usos de la investigación se tomaron las acciones no institucionales; las cuales, de acuerdo con Snow y McAdam, se refieren a aquellas tomadas en grupo, que buscan resolver sus problemas a partir de demostraciones de protesta y que pueden llegar a convertirse en movimientos sociales e, incluso, revoluciones. Es por lo anterior que, por un lado, mediante dicha teoría, se pretende hacer un acercamiento a cuestiones tales como la identidad tanto de los individuos en particular, como la del conjunto que se moviliza.

Formación de Identidad

Tomando en cuenta que el ser humano es un ser social que busca establecer lazos de identidad con otro y que, a partir de la organización de los diversos grupos de personas, utiliza estos lazos como apoyos sociales, se podría decir que en la sociedad civil se encuentran las formas de auto-organización social más "naturales" y orgánicas. Por lo tanto, la importancia de analizar la forma en que la sociedad civil se encuentra organizada nos permitirá comprender de qué manera se organiza la comunidad lésbico-gay para canalizar sus demandas. Por ello es necesario conocer algunos aspectos de la teoría de la acción colectiva. Al respecto, sostiene Vargas:

El capital social formado por redes de reciprocidad, cooperación voluntaria y compromiso, contribuye a la formación de la comunidad. La composición de los movimientos sociales se presenta en un proceso de amalgamiento de elementos cognitivos y relaciones de poder entre individuos, grupos y organizaciones que se interrelacionan en estructuras segmentadas y multifacéticas para construir un colectivo (Vargas, 2003).

La sociedad se constituye en redes que contribuyen al desarrollo de la comunidad, lo cual genera la idea de identidad colectiva que algunos sociólogos entienden (1) como prerrequisito para la conformación de un movimiento; (2) como algo que se va creando y desarrollando a la par de éste; (3) como un recurso que se utiliza en la lucha contra las elites y los contramovimientos o, (4) como una meta (Valocchi, 1999: 208). De la misma manera Bernstein (1997: 536-38) señala que la identidad tiene tres dimensiones dentro de los movimientos sociales: identidad como empoderamiento, identidad como una estrategia e identidad como una meta. La identidad como empoderamiento se refiere que los activistas deben trabajar en una identidad ya existente o construir una nueva identidad colectiva para poder generar apoyo y movilizarse. La identidad como estrategia busca provocar un cambio institucional, en la cultura, en sus categorías y valores, proporcionando formas de organización alternativas. A su vez, la subcategoría referente a la educación intenta desafiar la opinión que la cultura dominante tiene sobre la minoría, utilizando estrategias para ganar legitimidad. Cuando la identidad es una meta de los movimientos sociales, los activistas buscan ya sea el reconocimiento de una nueva identidad o trabajan en la deconstrucción de la identidad de categorías como "gay/heterosexual" u "hombre/ mujer".

En la investigación se consideraron dos dimensiones: la de identidad como meta, para poder examinar si ésta produce condiciones de reconocimiento político social de la comunidad, y la de identidad, como estrategia, para analizar los procesos de construcción de dicha estrategia.

De los movimientos de homosexuales y lesbianas se puede decir que la identidad colectiva se va creando al mismo tiempo que el movimiento se va desarrollando. Asímismo, se pueden mencionar tres diferentes usos que, teóricamente, se le da al concepto de identidad. Uno se refiere, esencialmente, a las formas de ser de un determinado pueblo, a menudo apelando, por parte de los actores, a la "esencia". El segundo uso se refiere a la identificación común con un colectivo o categoría social, como la teoría de identificación social o colectiva, en la que se ve el funcionamiento de los movimientos sociales creando una cultura común entre los participantes. Por último, se tiene el tercer uso, el cual hace referencia a los significados que las personas le dan a los múltiples roles que juegan en las distintas sociedades en las que participan (Stryker y Burke, 2000: 284). A partir de esto, el concepto de identidad colectiva que utilizamos en el trabajo, es el de la identificación común como colectivo o categoría social, debido a que lo que nos interesa aquí, es encontrar, si existe en la comunidad lésbico-gay, alguna conciencia de identidad y si es a partir de ésta que se plantean demandas mediante estrategias determinadas.

Movilización y Acción colectiva

Debido a que en la investigación utilizamos el concepto de movilización social, es necesario tomar en cuenta lo que señalan McAdam, McCarthy y Zald respecto de las oportunidades políticas, las estructuras de movilización y el llamado cultural framing (1996). Por una parte, los autores señalan la importancia de un sistema político amplio para la estructuración de oportunidades para llevar a cabo la acción colectiva. De esta forma, las oportunidades políticas se refieren a las coyunturas, situaciones y circunstancias únicas que enfrenta el país en el cual se desarrolla el movimiento social. Directamente relacionado con este concepto, se encuentra el de estructuras de movilización, el cual se refiere a los vehículos colectivos, tanto formales como informales, a través de los cuales las personas se movilizan en la acción colectiva. Por último, no se puede dejar de lado el proceso de identidad, pues sin este factor, no se puede pensar en una acción colectiva. Dicho factor, se encuentra mediando entre la oportunidad, la organización y la acción y consiste en los significados y definiciones que un grupo de personas tiene en común. De esta forma, se enfatiza en identificar tanto las estructuras de movilización, como el proceso de identidad que experimenta la comunidad lésbico-gay en Monterrey. Como ya se ha mencionado, se trabajó estableciendo una relación entre el concepto de identidad colectiva y la teoría de la acción colectiva, llegando a la posible conclusión de que la organización de los diversos sectores que componen a la sociedad civil y la identificación de sus miembros se llevan a cabo de manera simultánea.

 

ANÁLISIS DE LAS DEMANDAS Y ESTRATEGIAS DE LA COMUNIDAD LÉSBICO GAY EN MONTERREY

En este apartado se presentará un análisis, a partir de la reconstrucción del discurso de los actores, sobre la forma en que se constituye la comunidad lésbico-gay en Monterrey; su autodefinición, es decir, la forma en que se reconocen a sí mismos. Después de este planteamiento se desarrollarán una serie de situaciones en las que la comunidad se ve inmersa y se verá cómo éstas van a tener una función de cohesión y una importante participación en la formulación de demandas y estrategias. A partir de ello, procuraremos interpretar la génesis de la identidad y acción colectivas de esta comunidad.

Definiéndose como comunidad

La comunidad lésbico-gay, en Monterrey, se construye con base en dos visiones distintas. Por un lado, se tiene la visión de comunidad de los homosexuales y lesbianas en general, quienes consideran que la comunidad se define no tanto por la búsqueda de satisfacción de demandas y por intereses colectivos, sino más bien por el hecho de "ser gente que se enamora de un ser humano sin importar el sexo que tiene..." (Julia, 21 años. Octubre, 2004). Los informantes entrevistados consideran que si bien es cierto existe la comunidad, a ésta no le parece prioritario organizarse para hacer valer sus derechos, algunas veces porque simplemente no les interesa y otras por el miedo a ser señalados por la sociedad.

Por otro lado, se tiene la visión de las personas que forman parte de las organizaciones, los cuales hablan de una comunidad identificada en relación con las necesidades y demandas que persiguen. Mario Prado, activista de CESS2, define a la comunidad lésbico-gay de la siguiente manera:

"La comunidad siempre ha existido [...] pero siempre se ha mantenido como una comunidad marginal, como una comunidad invisible, y no ha sido sino hasta hace apenas 10 años que ha comenzado a surgir fuera de los espacios a los que inicialmente se les había encerrado[...] Por comunidad, podríamos decir que durante muchos años no tuvo ninguna cohesión, no fue hasta que comenzó a haber políticas represivas por parte del gobierno y antes, cuando el problema del VIH/SIDA la comunidad, los gays (como gays me refiero a todo el conjunto), comenzaron a pensar en organizarse, en formar un frente, en hacer revistas, en abrir espacios culturales" (Noviembre, 2004).

"La comunidad siempre ha existido..." pero "...como una comunidad invisible". A partir de las palabras del líder de la organización, se pueden identificar los puntos que dieron pie a la génesis de su proceso de identidad y acción colectiva. Prado nos presenta las políticas represivas del gobierno y la aparición del VIH/SIDA como elementos disparadores de la visibilidad de la comunidad. Asimismo, se está refiriendo a la comunidad en términos de un conjunto de personas con una característica común, en este caso su sexualidad, que van a permanecer marginales hasta que comiencen a surgir las oportunidades políticas que los harán reunirse y hacerse visibles.

Es importante enmarcar esta concepción de comunidad en el contexto particular de la sociedad regiomontana presentada, en voz de los propios actores como una sociedad conservadora que, algunas veces, muestra un doble discurso, el cual consiste en afirmar que sí se acepta la diversidad sexual. Sin embargo, en la práctica, si esta diversidad se hace visible; se condena y rechaza. Abel Quiroga, representante de ACODEMIS3, ilustra esta dicotomía de la sociedad regia declarando que en ella existe "una doble moral muy grande, pues para vivir aquí en Monterrey hay que ser muy cínicos".

Como lo expresa Luis Ortiz, la sociedad regiomontana presenta claramente las reglas que marca el sistema de géneros: a) los hombres "deben de ser y comportarse" masculinos y las mujeres "deben ser y comportarse" femeninas; b) prominencia del heterosexismo, que es la creencia de que la única forma válida de relación erótico-afectiva es la heterosexual y c) forma de pensar androcentrista, norma que dicta que lo masculino es superior a lo femenino (Ortiz, L., 2002).

Sobre este contexto de la definición de la comunidad lésbico-gay por parte de algunos de los líderes de sus organizaciones se presentarán a continuación las situaciones a las que dicha comunidad dice enfrentarse para, posteriormente, describir y analizar las demandas que formulan y las formas de transmisión de las mismas.

Situaciones a las que se enfrenta la comunidad lésbico-gay en la ciudad

Aludir las diferentes situaciones a las que se enfrenta la comunidad lésbico-gay se relaciona con lo anteriormente expuesto, debido a que se esta presentando parte de la realidad en la que la comunidad se desenvuelve. Cuando se les preguntó a los entrevistados sobre su actuar cotidiano y sobre las diferentes formas de discriminación que vivían, cuatro escenarios salieron a flote: el ámbito laboral, las interacciones que se viven en espacios públicos y semi-públicos, violencia por homofobia y el VIH/SIDA. Estos escenarios no sólo serán los que definan parte de la realidad que vive la comunidad, sino también el mayor número de demandas emitidas.

El ámbito laboral

La situación que vive la comunidad en el trabajo tiende a variar dependiendo del tipo de empresa y de trabajo. En relación con el trato entre los compañeros de trabajo, se puede decir que existe una especie de acuerdo tácito en el que, como señalaba Lauro, "Ellos (heterosexuales) ven, hacen como que no saben, pero saben" (23 años, Octubre 2004). Lo anterior muestra que existe una relación entre homosexuales y heterosexuales en la cual, muchas veces, no se sabe con seguridad la orientación sexual del compañero, sólo se supone. Existen dos razones por las cuales se llega o no a exteriorizar la preferencia sexual: por el temor a la discriminación y por referirse a una cuestión íntima.

En general, el análisis de las entrevistas realizadas muestra una marcada percepción de discriminación; sin embargo, no es una regla. Un dato interesante es que la mayoría de los entrevistados reconocieron no haber sido víctimas de discriminación en su trabajo, no obstante al preguntarles sobre si conocían casos de discriminación en su círculo más cercano, la respuesta fue afirmativa por parte de todos, lo que podría indicar una dificultad para reconocerse como víctimas de discriminación, aunque el espectro de la victimización existe y lo hacen latente reconociéndola en el otro.

Interacciones de la comunidad en espacios públicos y semipúblicos.

Las observaciones para analizar las interacciones de la comunidad lésbico-gay, en los espacios públicos y semipúblicos, se realizaron en una plaza del centro de la ciudad (espacio público), y en dos bares gay (espacio semipúblico), uno ubicado en la zona centro y otro, en la zona sur de Monterrey. La observación, en los espacios públicos y semipúblicos, nos permite estar en el corazón de la problemática de la comunidad homosexual en cuanto a las relaciones con su entorno. Mientras el espacio semipúblico permite un libre ejercicio de sus preferencias sexuales sin estar expuestos a la sociedad en general, en el espacio público se van a observar estrategias más complejas. En la Plaza del centro, reconocida entre los miembros de la comunidad como un lugar de encuentro, es donde se reúnen principalmente adolescentes. Algunos de los entrevistados mencionaron "todos estuvimos ahí alguna vez", refriéndose a un hecho pasado, un momento obligado en la vida de determinado sector homosexual que pasa con la mayoría de edad. Como parte de un proceso de iniciación, todos llegan a frecuentar la plaza como punto de convivencia mientras son menores de edad; al cumplir 18 años tienden, poco a poco, a salir de la plaza para comenzar un nuevo proceso de socialización: los bares y antros de la ciudad.

Existe, entonces, una diferencia en la forma que tienen las personas de relacionarse en un espacio público y uno semi-público. Mientras espacios, como la plaza, no permiten una interacción física ni demostraciones afectivas, debido a la intimidación que ejerce la presencia de la fuerza pública (policía municipal) y el miedo a ser detenidos y puestos en evidencia ante sus familias, los lugares semipúblicos ofrecen para la comunidad una mayor libertad y la oportunidad de relacionarse como una pareja heterosexual sin el temor a ser señalada. Para ejemplificar lo anterior, se citará lo ocurrido en la visita a la Plaza el 21 de octubre: como a diario ocurre, un grupo de aproximadamente, seis adolescentes se encontraba platicando en círculo, cuando una pareja de policías se acercan a decirles algo e inmediatamente después los chicos abandonan la plaza. Ante esto, se les pregunta a los policías la razón por la que se procedió a retirar a los muchachos y la respuesta fue la siguiente:

"Somos una patrulla pagada, los dueños de los hoteles pagan al municipio para retirar a los vendedores ambulantes y a los homosexuales. Para conservar un ambiente familiar en la plaza y en la zona. Y, pues, los invitamos a pasar a otros lugares, como el paseo Morelos o la Macroplaza que está más abierto y, pues, no hay policías" (21 de Octubre de 2004).

Al mismo tiempo, hubo tres personas que permanecieron sentadas en otra área de la plaza, sin ser molestados. Al preguntarles la razón por la que los otros chicos se habían ido, la respuesta fue que los habían corrido por ser homosexuales, que ellos también lo eran, pero como sólo estaban platicando "sin hacer bola", no les dijeron nada.

Es importante remarcar que no todos los espacios permiten esta interacción entre homosexuales, sólo se permite en aquellos que han sido destinados para ello, conformándose, así, una especie de ghettos a donde la comunidad lésbico-gay se ve obligada a ir si desea relacionarse con personas de igual orientación. Esta situación genera una escasez de espacios destinados a la convivencia entre homosexuales; sin embargo, a últimas fechas, la propia comunidad ha buscado nuevas áreas para satisfacer sus necesidades; como el sitio de encuentros sexuales propiedad del presidente de ACODEMIS, Abel Quiroga: La Morada4, lugar del que Alvaro López y Alvaro Sánchez explican que, "es una réplica de los lugares que operan en la Cd. de México, al que concurren por semana entre 500 y 600 hombres de diversas partes del noreste de México, en búsqueda de satisfacer, en forma rápida y anónima, su deseo por estar con otro hombre" (2004: 30). Una cifra tan elevada sólo revela la necesidad de una gran cantidad de miembros de la comunidad de acceder a espacios como La Morada, y a otros que permitan la interacción lésbico-gay libremente en la ciudad.

El VIH/SIDA

La aparición del VIH/SIDA facilita la constitución legítima de las organizaciones que luchan por los derechos homosexuales. Debido al impacto que tiene en la salud pública, el Estado tiene que involucrarse con estas organizaciones brindándoles un foro legal y legítimo que les abre las puertas para incluir en el discurso del VIH el resto de las demandas que tienen como colectivo. Así mismo, la construcción de estas organizaciones a partir de esta temática específica, produce un lazo con otras organizaciones a nivel internacional, lo que favorece el mantenimiento de una estructura compartida.

Según datos de CONASIDA5, entre 1983 y el año 2000, se han registrado en México, 48,832 casos de infección por VIH entre mayores de 15 años de los cuales el 89.8% pertenece a la categoría de transmisión por vía sexual, de los cuales el 54.6% de los casos estan ligados a prácticas homosexuales y bisexuales. En lo que se refiere a la población de Hombres que tienen Sexo con otros Hombres (HSH), ya en 1999 presentaba la prevalencia de infección más alta entre los grupos con prácticas de riesgo: 5.4% (Gutiérrez, 2002: 1).

En el caso de Nuevo León, CONASIDA reporta que en el año 2004 existían 1,190 casos acumulados desde 1995, en el 2005 hubo un incremento que elevó la cifra a 1,402 casos, para llegar a 2,774 casos en el 2006, lo que representa un aumento del 42% del 2004 al 2006.

En Monterrey, las primeras organizaciones de apoyo a los derechos homosexuales aparecen alrededor del VIH/SIDA. La atención a esta situación, se encuentra dirigida a tres aspectos fundamentales: la prevención, el tratamiento y la no-discriminación. Lo fundamental es concientizar a la comunidad enseñándoles que el SIDA es una cuestión que sí importa, que existe una gran cantidad de infectados y que no deben ser objeto de discriminación por el hecho de ser portadores del virus. Lo anterior se ilustra por medio de las palabras del dirigente de ACODEMIS:

"El SIDA nos marca un hecho histórico para promover los llamados derechos humanos de las minorías sexuales. En Monterrey no hay un archivo histórico de la comunidad homosexual; antes del SIDA todo era un silencio, existíamos pero no nos veíamos. Aparece el SIDA en Monterrey y aparecen los primeros grupos de lucha contra el SIDA. Al principio teníamos que hablar del SIDA para poder ser escuchados, no hablábamos de la homosexualidad" (Octubre, 2004).

Así, se puede concluir que los aspectos más relevantes de las organizaciones regiomontanas, con relación al SIDA, son: en primer lugar, la prevención, ya que las campañas oficiales en este sentido se han ido reduciendo, lo que provoca que las personas pierdan la conciencia de protección y, de acuerdo con la información de CONASIDA antes señalada, existe un alto incremento en el número de contagiados; en segundo lugar, el tratamiento, en donde se ve que, en muchas ocasiones, se pierde el seguro médico y no se cuenta con la atención adecuada; por último, la discriminación, pues, tanto en el trabajo como en el contacto con la sociedad en general, existe un distanciamiento frente a aquellas personas que se sabe son portadoras del virus.

Violencia por homofobia

Luis Ortiz define la violencia por homofobia como: "el conflicto en las relaciones interpersonales producido por las reacciones negativas hacia la homosexualidad o a la trasgresión de los estereotipos de género de uno o más individuos que participan en tales relaciones"(Ortiz, 2002: S/P). Este problema, es especialmente perceptible en las secciones de Seguridad de los periódicos donde es frecuente encontrar noticas sobre actos violentos en contra de los homosexuales los cuales van desde insultos hasta los asesinatos. La expresión más común de la homofobia puede ser la agresión física y verbal, no obstante, existen otro tipo de efectos entre los que se pueden señalar daños emocionales, por el miedo a ser señalados, insultados o a ser golpeados. Varios de los entrevistados señalaron que, incluso, no conciben la idea de ir por la calle teniendo demostraciones de afecto, como el tomarse de la mano, puesto que esto "no está bien y para qué exhibirse cuando hay personas a las que les molesta", demostrándose de esta manera que la violencia sí produce un sentimiento de intimidación y represión.

A partir de estas cuatro temáticas que pueden sistematizarse como cuestiones que tienen que ver con el ámbito laboral; las distintas formas de interacción que llevan a cabo en lugares públicos y semipúblicos, así como el VIH/SIDA y la violencia por homofobia, se puede identificar una estructura de demandas sociales en las organizaciones formadas por la comunidad lésbico-gay.

Demandas

Considerando lo anterior, se han podido distinguir dos vertientes hacia las que se encaminan las demandas de la comunidad lésbico-gay. Por un lado, se tienen las demandas dirigidas hacia la sociedad en general, las cuales pretenden actuar sobre lo que consideran una sociedad conservadora. En este sentido, ellos piensan esta acción en tres fases: el respeto, referido a los derechos humanos y civiles; la tolerancia, enmarcada en espectros sociales más acotados como la familia y el trabajo; y la integración, como una superación de las diferencias. Por otro lado, se encuentran las demandas al gobierno, enfocadas en objetivos más concretos, tales como la promulgación de leyes de no-discriminación y el apoyo del Sector Salud en la cuestión de la prevención y el tratamiento del VIH/SIDA. Para mostrar de manera esquemática las demandas se presenta a continuación la siguiente tabla:

Demandas a la sociedad: Respeto, tolerancia e integración

El análisis de estas situaciones arrojó como resultado que, tanto la discriminación en el ámbito laboral como la falta de libertad para ser ellos mismos en los espacios públicos y la violencia por homofobia, son consecuencia directa de una falta de tolerancia hacia la diversidad sexual y los derechos que, como ciudadanos, deberían tener. Por esta razón, identifican, como la demanda fundamental hacia la sociedad, la necesidad de que exista un ambiente de respeto que produzca tolerancia y, posteriormente, una integración. Hacen especial énfasis en que la tolerancia se logre, sobre todo, dentro de la estructura familiar. De la misma manera, los entrevistados consideran que al darse el respeto, se generará un ambiente de igualdad donde la discriminación no tendrá cabida y primará el respeto a los derechos humanos y civiles. Mario Prado lo expresa de la siguiente manera:

"Se empezó pidiendo tolerancia, pero nosotros no podemos pedir tolerancia porque toleras a un perro que está ladrando en la casa de tu vecino hasta que te cansas y le pegas un tiro, o le avientas una piedra o le hablas a la policía. O sea, no podemos pedir tolerancia porque la tolerancia tiene un límite; nosotros lo que pedimos es aceptación total porque somos ciudadanos que pagamos impuestos, somos ciudadanos que votamos, no somos marcianos, no somos gente que estamos fuera del círculo, pedimos aceptación, no estamos pidiendo nada del otro mundo, nosotros no estamos violando ningún derecho fundamental de terceros al convivir con el resto de la sociedad, porque formamos parte de la sociedad" (Noviembre, 2004).

Desde las organizaciones se tiene conciencia de que el respeto es una cuestión cultural relacionada con los valores y las estructuras sociales, y que, por lo tanto, estas demandas no serán satisfechas de la noche a la mañana, sino que implican un proceso de transición generacional, que reconocen como un proceso necesario.

Demandas al gobierno

Promulgación de leyes de no-discriminación

Las principales demandas que se han generado hacia el gobierno tienen que ver con dos ámbitos: la promulgación de leyes de no-discriminación y el apoyo para la prevención y el tratamiento del VIH/SIDA. Dichas demandas se pueden identificar como propias de toda la comunidad; sin embargo, quienes las solicitan directamente son las diferentes organizaciones que luchan por los derechos lésbicos-homosexuales, pues son éstas las que tienen una estrategia definida para actuar. En cuanto a la promulgación de leyes de no-discriminación, existe una presión para que el Congreso estatal apruebe leyes que le garanticen a la comunidad los derechos que tienen como ciudadanos. Se piden leyes que protejan y amparen a la comunidad lésbico-gay en el ámbito laboral, ya que no existe hasta ahora ninguna ley que penalice los despidos por discriminación sexual, a pesar de un cierto avance en la invitación al empleador a no discriminar. Así puede decirse que la protección que se brinda en el ámbito laboral es practicamente nula. En palabras del representante de CESS:

"No hay protección para una gente que se despida del trabajo, apenas ahora se aprobó la ley contra la discriminación a nivel federal, es un avance muy importante, desgraciadamente como se mencionaba en la presentación en la ciudad de México, le faltan herramientas administrativas o sanciones penales muy fuertes que obliguen al empleador que vuelva a contratar a la persona que despidió. Esta ley, que es el único marco que tenemos a la mano, indica que si hay una violación a los derechos humanos y se corre a una persona por discriminación por orientación sexual, se invita al empleador dos o tres veces a que vaya a ser cuestionado por la Comisión Nacional Contra la Discriminación pero no se le obliga a que vaya" (Noviembre, 2004).

Apoyo para la prevención y el tratamiento del VIH/ SIDA por parte del Sector Salud

En cuestión del VIH/SIDA, se pide al Sector Salud ayuda económica para el tratamiento de personas infectadas y, en el caso de la prevención, se solicita apoyo con campañas publicitarias en las que se promueva el uso del condón, así como la donación de estos preservativos para su repartición gratuita en la comunidad. Organizaciones como Rola Gay buscan un apoyo más concreto al dirigirse directamente a COESIDA6 para la aportación y distribución de recursos económicos y materiales.

Es posible decir que las demandas de la comunidad se encuentran plenamente identificadas y se dirigen tanto a la cuestión cultural y educativa de la sociedad como a la cuestión de legislación y cumplimiento de las leyes. Estas demandas son propuestas, principalmente, por las asociaciones y constituyen en la razón de ser de las mismas; es motivo a partir del cual se estructura su acción y, especificamente las estrategias por las cuales se plantean las demandas.

Vías de transmisión de las demandas

De esta forma, se pueden establecer parámetros para dar respuesta al segundo cuestionamiento del proyecto: ¿Quiénes y de qué forma transmiten las demandas? Ya se señaló que, la problemática común que se observó entre los entrevistados, —a partir de la cual se dibujaron los dos ejes hacia los que se dirigen las demandas—, es producto de las situaciones que comúnmente viven en su entorno social. A partir de ello, podemos ver como estas demandas se convierten en acciones concretas y quiénes son los encargados de formularlas y canalizarlas a los órganos correspondientes. La principal vía de transmisión son las Asociaciones Civiles y las ONG's, ya que éstas canalizan las necesidades y problemas mediante una serie de estrategias que buscan dar soluciones a la situación.

Por medio de las entrevistas a representantes de las ONG's, se pudo saber que las acciones van dirigidas a dos áreas bien definidas: estrategias para la tolerancia y el respeto y estrategias para la prevención del VIH/SIDA, las cuales coinciden al menos de manera general con lo propuesto por los miembros de la comunidad que no forman parte de estas asociaciones.

Asociaciones Civiles y ONG 's

Las asociaciones tienen una labor de suma importancia, pues, aunque cabe señalar, que una parte de la comunidad no se siente representada por ellas, ésta es la única vía de acción que busca cambiar la situación que viven los homosexuales frente a la sociedad heterosexual y al gobierno. Podemos destacar que dichas asociaciones trabajan en dos sentidos: por un lado, lo que está relacionado con información y prevención dirigida a la comunidad en general y, por otro, se trabaja de manera específica con aquellas personas que se acercan a pedir apoyo para algún problema particular, brindándoseles, así, ayuda legal, psicológica o de salud. Al respecto, el representante de ACODEMIS señala:

"Nosotros lo que hacemos como organización es agarrar un caso muy específico y depurar hacia el gobierno y hacia los medios de comunicación como ya se ha hecho, pero no agarramos una bandera o sea no agarramos 'esta es mi bandera y voy a ver casa por casa ¿oye a ti te discriminan?'..." (Octubre, 2004).

A continuación se presenta una tabla donde identificamos las estrategias desarrolladas, tanto en el ámbito de la tolerancia y el respeto, como en el de la prevención y tratamiento, así como los objetivos que señalan la razón por la cual son llevadas a cabo dichas estrategias.

Estrategias para el respeto, tolerancia e integración

Las estrategias se encuentran dirigidas tanto al interior de la comunidad como al exterior de la misma. Hacia el interior, se busca que los homosexuales y lesbianas conozcan los derechos que tienen, como cualquier otro ciudadano, para no ser víctimas de la discriminación, del abuso de autoridad y de la violencia. Por ejemplo, organizaciones como Rola Cay, publican, mensualmente, 30 000 ejemplares que son distribuidos en toda la República, con el propósito de dar información hacia dentro de la comunidad, acerca del VIH/SIDA, el uso del condón, espacios donde pueden interactuar y sus derechos civiles. Hacia el exterior, lo que se busca es, por un lado, hacerse visibles para la sociedad mediante marchas, manifestaciones y denuncias en los medios de comunicación, con el fin de que sean aceptados como parte de ella, y al mismo tiempo se procura formar en la sociedad un ambiente de respeto a la diversidad. Una acción emblemática de este tipo es la realización anual de la Marcha por el Orgullo Cay, la cual se realizó por vez primera en el año 2000, en Monterrey.

Estrategias para la prevención y tratamiento del VIH/SIDA

Como se puede observar, se solicita directamente la ayuda al gobierno estatal a través de la Secretaría de Salud del estado, la que provee de recursos tanto económicos como materiales, para la prevención y el tratamiento del VIH/SIDA. Con este apoyo, las organizaciones llevan a cabo las siguientes acciones: campañas publicitarias donde se promueve el uso del condón, reparto de preservativos de forma gratuita, tanto en bares y antros de la ciudad, como en las calles y los centros de atención, distribución de información acerca de la enfermedad y formas de contagio y la creación de espacios donde se pueda tener sexo seguro, como por ejemplo La Morada.

Los entrevistados señalaron que las estrategias se deben llevar a cabo en varias esferas o ámbitos; no se puede poner toda la atención en repartir condones y dejar de lado la distribución y publicación de información en cuestión de derechos humanos y civiles a los que la comunidad reclama.

En resumen, se puede decir que ambas categorías (tolerancia, respeto e igualdad y VIH/SIDA) van a mantener dimensiones hacia el interior y hacia el exterior de la comunidad. Las estrategias no sólo se van a concentrar en organismos de gobierno o en la sociedad en general, sino que van a presentarse en los diferentes ámbitos: para la comunidad lésbico-gay en particular se tienen estrategias encaminadas a la socialización y al conocimiento de su entorno, así como estrategias de concientización e información que también buscan tener impacto en la sociedad en general (inclusive se presentan estrategias dirigidas específicamente para ellos), y hacia el gobierno, estrategias de búsqueda de espacios legales para formalizar la demanda de no discriminación por diversidad sexual o por ser portadores del virus del SIDA.

 

CONCLUSIONES

La pregunta que impulsó esta investigación desde sus inicios se encaminaba a descubrir las razones por las cuales una cuestión tradicionalmente identificada como privada, como es la de la sexualidad, era capaz de transformarse en atributo para la gestación de grupos sociales que desarrollan, incluso, cierto sentido de partencia comunitaria. Siguiendo una corriente teórica significativa dentro del campo de estudio de los movimientos sociales, los conceptos de formación de identidad y de acción colectiva guiaron la investigación desde el principio. A partir del trabajo de campo realizado en la ciudad de Monterrey, se pudo comprobar que lo que moviliza y aporta razones para la existencia de la comunidad lésbico-gay es una percepción generalizada de discriminación hacia las minorías sexuales. Por parte de las personas entrevistadas, se interpreta que es el grado de descontento que produce esta discriminación lo que genera la agregación social y el proceso de identificación colectiva en el grupo.

Esta interpretación coincide con las tesis de algunas investigaciones sobre el tema. Por ejemplo, Ortiz (2002), observa que es la violencia por homofobia, la exclusión a ghettos y la discriminación, lo que provoca la generación de demandas. En lo referente a la homofobia, en concreto, Barzani (2000), afirma que existen algunos mecanismos a través de los cuales ciertos "mitos sociales" logran ser eficaces en el disciplina-miento social y, por lo tanto, en la legitimación y naturalización del orden instituido (orden heterosexual), consolidando la homofobia que la sociedad en general experimenta, y que tiene como consecuencia la violencia física, verbal y psicológica hacia los miembros de la comunidad. Es esto lo que, según el autor, produce un sentimiento de marginación que, a su vez, ocasiona la formación de identidad colectiva en el grupo marginado.

Otras dos preguntan estructuraron nuestro trabajo. Nos interrogábamos por las demandas, y las estrategias para satisfacerlas, de la comunidad lésbico-gay de Monterrey. Se ha podido comprobar que el contenido de estas demandas está, en importante medida, guiado por esta percepción de discriminación y que, en función de ello, se trazan estrategias de movilización específicas a través de diversos medios. Al mismo tiempo, son estas demandas las que le otorgan razón de ser a las organizaciones de la comunidad. Como se destaca en algunos de los registros de nuestros informantes, un motivo muy especial de demandas y estrategias lo constituye la emergencia de las políticas de prevención sanitaria del VIH/SIDA. Se ha visto cómo la aparición de esta problemática ha impulsado la constitución de nuevas organizaciones y el reforzamiento de otras previamente existentes, sobre todo porque son reconocidas como interlocutores legítimos por parte de las agencias estatales de salud. De esta forma, el SIDA es definido por algún dirigente de las organizaciones como "un hecho histórico" que otorga visibilidad al grupo, es decir, una existencia social formalizada en organizaciones civiles que trasciende —y reproduce— los ámbitos sociales recreativos de encuentro entre quienes comparten una misma orientación sexual.

Al mismo tiempo, la visibilidad que produce este "hecho histórico" retroalimenta a las organizaciones permitiéndoles renovar las demandas de no discriminación tanto hacia el gobierno, reclamando la sanción de leyes específicas, como hacia la sociedad en general, mediante movilizaciones de visibilidad pública, como las marchas del Orgullo Gay. De esta forma, podemos afirmar que es fundamentalmente a partir de las instancias de movilización y acción colectiva que se despliega el proceso de gestación de identidad para el grupo. La identidad colectiva y, en este sentido, también el sentimiento de pertenencia comunitaria, es un proceso siempre abierto, en el que pueden reconocerse orígenes, pero rara vez adivinar teleologías que indiquen un momento cúlmine de la identidad. La evidencia la encontramos en las dudas que plantean los propios informantes cuando se cuestionan la existencia de una comunidad lésbico-gay en Monterrey, pero también en el reconocimiento de un pasado del grupo, implícito en la declaración de que antes "existíamos, pero no nos veíamos".

Tabla 2

 

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Notas

* Queremos agradecer el apoyo incondicional de Nacho, Anne, Krista y José tanto en la redacción de éste artículo como durante todo el proceso de realización de la investigación.

1 Las herramientas metodológicas que se utilizaron fueron dos: entrevistas a profundidad a partir de un cuestionario abierto, con el fin de que la problemática a analizar fuera sugerida por los entrevistados y no por el cuestionario. Las entrevistas se dirigieron tanto a líderes de las organizaciones como a miembros de la comunidad lésbico-gay; de la misma forma, se realizó observación participante en espacios públicos y semipúblicos en donde interactúa la comunidad.

2 Género Ética y Salud Sexual.

3 Acción Colectiva por los Derechos de las Minorías Sexuales.

4 Por motivos de discrecionalidad se omitió el nombre real del sitio de encuentro.

5 El Consejo Nacional para la Prevención y Control del SIDA fue creado mediante decreto presidencial en 1988. A partir de ese momento, las actividades del CONASIDA se financiaron con recursos provenientes de fondos internacionales, principalmente, del Programa Global de SIDA de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En 1992, a CONASIDA le fue asignado presupuesto federal propio. (Disponible en: http://www.salud.gob.mx/conasida/).

6 Consejo Estatal para la prevención del SIDA, creado en 1988.

 

Información sobre los autores

Bertha Alicia Bermúdez Tapia es Licenciada en Ciencia Política por el Tecnológico de Monterrey. Su área de investigación son los estudios de género y acción colectiva. Actualmente es asistente de investigación en la Cátedra Globalización y Desarrollo en el área del Tratado de Libre Comercio de América del Norte del Centro de Estudios sobre Norteamérica del ITESM y trabaja en la producción editorial de la revista CONfines de Relaciones Internacionales y Ciencia Política.

José Ezequiel Cuel Gomar es Licenciado en Ciencia Política por el Tecnológico de Monterrey. Actualmente cursa la Maestría en Ciencia Política y Sociología en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Rosa María Hernández Pérez es Licenciada en Ciencia Política por el Tecnológico de Monterrey. Actualmente, se desempeña como jefa de la Oficina de Estudios de Género e Investigación, en el Programa Estatal de las Mujeres en el Estado de Veracruz.

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