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Revista Chapingo serie ciencias forestales y del ambiente

versión On-line ISSN 2007-4018versión impresa ISSN 2007-3828

Rev. Chapingo ser. cienc. for. ambient vol.18 no.1 Chapingo ene./abr. 2012

https://doi.org/10.5154/r.rchscfa.2010.11.124 

La diversidad de especies útiles y sistemas agroforestales

 

Diversity of useful species and agroforestry systems

 

Hermilio Navarro Garza¶1; Alfredo Santiago Santiago1; Miguel Ángel Musálem Santiago†2; Heike Vibrans Lindemann3; Ma. Antonia Pérez Olvera1.

 

1Desarrollo Rural, Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo. km 36.5 Carretera México-Texcoco, Montecillo, Estado de México. C. P. 56230. Correo-e: hermnava@colpos.mx (Autor para correspondencia)

2Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, Pecuarias y Forestales, Programa Agroforestal. México.

3Botánica, Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo. km 36.5 Carretera México-Texcoco, Montecillo, Estado de México. C. P. 56230.

 

Recibido: 09 de noviembre, 2010
Aceptado: 02 de septiembre, 2011

 

RESUMEN

El manejo y uso de biodiversidad sustentan servicios agroecosistémicos multifuncionales: aprovisionamiento de alimentos, forrajes, leña, madera, combustibles, fibra y recarga de acuíferos, entre otros.La pérdida de diversidad biológica y los riesgos crecientes de su deterioro, inherentes frecuentemente a diversas actividades humanas, plantean la necesidad de desarrollar capacidades institucionales y sociales para su restauración y conservación. El objetivo de este trabajo fue identificar y describir la diversidad de árboles y arbustos, sus usos y tipos de sistemas agroforestales. Lo importante es conocer la multiplicidad de usos, como expresión sintética de lógicas funcionales que viabilizan los sistemas agroforestales territoriales. La metodología fue descriptiva, basada en talleres participativos orientados a conocer la diversidad de recursos y usos. Posteriormente, selección de unidades familiares, transectos, entrevistas, colecta y clasificación de ejemplares. Se identificaron 81 especies y 34 familias. La diversidad se amplifica por la multifuncionalidad de usos para 55.6 % de especies: 7.42 %, con cinco tipos de usos; 11.1 % con cuatro tipos; 14.8 %, con tres; y 22.2 % con dos. Tipos de usos: leña, 41 especies; medicinales, 30; elaboración de utensilios, 29; madera, 25; fines alimenticios, 23; forrajeras, 20, y cercos vivos, seis especies. De los sistemas familiares, 91.7 % utilizan sistemas agrosilvícolas, y 41.7 %, silvopastoriles, según diversos propósitos socioeconómicos y combinaciones de usos.

Palabras clave: Patrimonio biótico, diversidad de usos, sistemas complejos, alternativas.

 

ABSTRACT

Biodiversity management and use sustain multifunctional agro-ecosystem services, such as: food supply, fodder, firewood, timber, fuel, fiber, and aquifer recharge, among others. The loss of biodiversity and increased risks of its deterioration, frequently inherent to several human activities, raise the need to develop institutional and social capacities for their restoration and conservation. The objective of this work was to identify and describe the diversity of trees and bushes, their uses and types of agroforestry systems. It is important to know the multiplicity of uses, as a synthetic expression of functional logic that makes agroforestry land systems viable. The study's descriptive methodology was based on participatory workshops designed to know the diversity of resources and uses. The subsequent steps involved: selection of families, transects, interviews, records, and collecting and classifying specimens. In total, 81 species and 34 families were identified. Diversity is amplified by the multifunctionality of uses for 55.6 % of the species: 7.4 % with 5 types of uses; 11.1 %, with 4 types; 14.8 % with 3 types; and 22.2 %, 2 types. Types of uses: firewood, 41 species; medicinal 30 species, tool-making 29, timber, 25; feed purpose, 23; forage species, 20, and 6, hedgerows. Some 91.7 % of households use agrosilvicultural systems and 41.7 % silvopastoral ones, according to various socio-economic purposes and use combinations.

Key words: Biotic heritage, diversity of uses, complex systems, alternatives.

 

INTRODUCCIÓN

Las culturas mesoamericanas construyeron uno de los megacentros de origen de especies, domesticando y recreando hasta la fecha una gran diversidad de recursos fitogenéticos, al interior de los más diversos agroecosistemas en bosques, selvas y desiertos. Entre los servicios agroecosistémicos se tienen alimentos, fuentes forrajeras, abastecimiento de energía para cocción de alimentos, materiales de construcción, división entre terrenos, materiales para instrumentos de trabajo y recursos medicinales (Flores, 2000). Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la Alimentación (ONU, 2006) estiman que el área forestal mundial disminuye en proporciones alarmantes, considerando que anualmente se deforestan 13 millones de hectáreas. Dicha deforestación mundial responde, en general, a múltiples factores: la expansión de la frontera agrícola y ganadera, la extracción de productos forestales, las actividades mineras, la tala ilegal, los incendios y otros. Además, la demanda creciente de productos maderables, a nivel internacional, aumenta la presión sobre los bosques (Furones y Leal, 2006).

En este sentido, la erosión genética, la decadencia y extinción de especies y la degradación de ecosistemas disminuirán la capacidad de la biodiversidad para sostener el desarrollo natural y preservar el futuro bienestar humano global (Edwards, 2006). En este tenor la ONU (2010), como parte de sus objetivos para el desarrollo del milenio hacia el 2015, propone que, para alcanzar la sostenibilidad del medio ambiente, es fundamental utilizar los recursos naturales de forma inteligente y proteger los ecosistemas complejos, de lo que depende nuestra supervivencia, teniendo en cuenta que la sostenibilidad no podrá lograrse con los modelos actuales de consumo y uso de recursos; los suelos se están degradando a un ritmo alarmante, y las especies vegetales y animales están desapareciendo a un ritmo sin precedentes. La ONU (2006) señala que la superficie deforestada en México entre 1990 y 2000, fue de 348 mil hectáreas anuales en promedio, y entre 2000 y 2005 estimó una deforestación anual promedio de 260 mil hectáreas. Dichas estimaciones corresponden exclusivamente a la superficie clasificada como bosques y selvas. México es un centro importante de evolución de flora, considerando que se han demostrado diversas migraciones de floras en épocas geológicas, y la influencia de una amplia variedad de condiciones fisiográficas y climáticas, como razones de su excepcional riqueza florística.

En particular, las zonas áridas se han valorado especialmente como importantes, por su alto grado de endemismo, entre ellas el bosque tropical caducifolio, considerado como propio de regiones de clima cálido y dominado por especies arborescentes que pierden sus hojas en la época seca del año, durante cinco a ocho meses (Acosta et al., 2003). La selva baja caducifolia, conocida también como bosque tropical caducifolio o bosque tropical seco, sobresale por su alta diversidad, pero sobre todo por su elevado nivel de endemismo. Tiene una amplia distribución en el territorio mexicano, ya que se encuentra desde el estado de Sonora (29° latitud norte) hasta Chiapas en la frontera con Guatemala, en una franja casi continua en la vertiente del Pacífico, con algunas interrupciones en las porciones más húmedas de Nayarit y Oaxaca. En la vertiente del golfo de México, se distribuye desde Tamaulipas hasta la península de Yucatán (Trejo, 1999).

El interés por los sistemas de conservación y manejo de recursos que llevan a cabo las comunidades, a través de prácticas tradicionales y conocimientos locales, ha resurgido en muchas partes del mundo (Berkes y Turner, 2006). Los conocimientos y destrezas en numerosas sociedades locales, campesinas e indígenas, sustentan y explican las diferentes lógicas de utilización cotidiana de la diversidad territorial de especies vegetales y su conservación in situ, como requisito para asegurar su reproducción material y cultural (Navarro, 2004). Según Sánchez (1993), la diversidad de usos de los recursos muestra un profundo conocimiento, como resultado de un trascendental proceso adaptativo y evolutivo de los grupos culturales a su entorno natural, y cuyas sensibles interacciones son producto del conocimiento tradicional generado por varios cientos de años.

En este contexto, la agroforestería se concibe como una práctica social holística, que sintetiza los conocimientos y habilidades para el manejo de múltiples recursos y servicios agroecosistémicos, con propósitos diversos; entre ellos: ecológicos, técnicos, económicos y sociales. De acuerdo con Ballesteros (2002), la agroforestería incluye una amplia variación de sistemas de uso de la tierra, no obstante lo cual señala como característica distintiva de los sistemas agroforestales la interacción del árbol, cultivo o animales, con límites discretos de separación entre éstos y otros sistemas de uso de la tierra. Entre las potencialidades de la agroforestería se ha señalado que, además de diversos productos esperados de la cosecha de los cultivos establecidos, se añaden los de árboles multiusos: leña, carbón, alimentos, forraje y otros productos, como resinas, taninos y fibras. Por su parte, entre las funciones agroforestales es importante el servicio para la conservación del suelo y el incremento o el mantenimiento de su nivel de fertilidad (Musálem, 2002).

La Organización para Estudios Tropicales (OTS) y el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (1986), presentan una clasificación de los sistemas agroforestales basada en el tipo de componentes incluidos y la asociación (espacial, temporal) que existe entre los componentes. Esta clasificación es descriptiva y consiste en nombrar los componentes de cada sistema; además, identifica sus principales funciones y objetivos. Según Nair (2003), los criterios más fáciles y obvios de usar para la clasificación de sistemas agroforestales son el arreglo temporal y espacial de los componentes, la importancia y rol de éstos, los objetivos de la producción del sistema y el escenario económico-social. También, precisa el autor que tales criterios corresponden a la estructura-función, naturaleza socioeconómica y rango ecológico del sistema.

El objetivo de esta investigación fue identificar y clasificar la diversidad existente de árboles y arbustos y las modalidades de uso de la misma, así como clasificar los tipos de sistemas agroforestales manejados a nivel de las unidades agropecuarias territoriales.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

La investigación se realizó en la comunidad de Las Ánimas, Tecoanapa, Guerrero. Esta comunidad pertenece a la región conocida como Costa Chica. Se ubica entre los 16° 48' y 17° 11' de latitud norte y 99° 09' a 99° 11' de longitud oeste, a una altitud entre 600 y 700 m (Figura 1). El clima es subhúmedo-cálido, con régimen de lluvias en verano, con un periodo de lluvias de junio a octubre y una precipitación media anual entre 1,200 y 1,400 mm.

La investigación se efectuó durante 2004 y 2005, comprendiendo las siguientes etapas: 1) revisión de literatura y diseño de protocolo de investigación; 2) promoción y realización de talleres participativos locales de diagnóstico comunitario, identificación de zonas o parajes con diferentes tipos de uso del suelo y descripción del uso y aprovechamiento de los recursos; y 3) diseño y aplicación de entrevistas semiestructuradas a 12 familias que utilizan árboles y arbustos en la comunidad, y transectos con cada jefe de sistema familiar para hacer el inventario de árboles y arbustos. También se efectuó la descripción del arreglo espacial de los componentes del sistema agroforestal, como complemento de la encuesta iniciada en el hogar, con el propósito de identificar la función de los componentes de los sistemas agroforestales, así como su combinación y funciones al interior de los sistemas de producción familiares. Se realizó la colecta de ejemplares de árboles y arbustos útiles, con el propósito de hacer su determinación botánica. Como referente de caracterización del sitio de recolección, se utilizó la ficha de identificación botánica utilizada en el Colegio de Postgraduados. La colecta de ejemplares fue complementada con la toma de fotografías digitales con una cámara digital Sony de 4.0 megapixeles. Las muestras se acondicionaron con el método tradicional de prensa y se depositaron para su identificación en el Herbario de Botánica de la División de Ciencias Forestales de la Universidad Autónoma Chapingo. En forma complementaria y de apoyo pedagógico, se utilizó el manual para extensionistas de Cordero y Boshio (2004), el cual fue facilitado por el Programa Agroforestal, perteneciente al Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

La diversidad de especies y usos en los sistemas agroforestales

Los sistemas agroforestales funcionales al interior de la comunidad de estudio se estructuran mediante diferentes componentes y propósitos, establecidos por los beneficiarios de los sistemas familiares. Entre los principales componentes se tienen el arbóreo, el cultivo agrícola, el animal y la producción de pastos. Los productores diseñan el componente arbóreo, definido por los árboles y arbustos, para su implantación en el campo y lo utilizan de acuerdo con modalidades específicas, según sus necesidades particulares, y con base en la disponibilidad de recursos familiares y territoriales, por ejemplo la superficie, la orografía, la disponibilidad de agua y la posibilidad de rentar parcelas, entre otros.

El número total de especies clasificadas fue de 81, pertenecientes a 34 familias, registrándose diversos usos para numerosas especies (Cuadro 1). Las familias que registraron los mayores especies fueron: Fabaceae, 25 (30.9 %); Rutaceae, 5 (6.2 %) y Anacardiaceae, Annonaceae, Apocynaceae, Bignoniaceae, Meliaceae y Burseraceae, cada una con tres especies, equivalentes a 3.7 %. El total de ocho familias que registraron tres o más especies representó 59.3 % del total de especies (Figura 2). Las selvas bajas caducifolias son de gran importancia científica y conservacionista, debido a que permiten endemismos. No obstante, sufren de presiones por actividades humanas, principalmente la ganadería y la agricultura, razón por la cual es importante estudiar la composición de árboles y arbustos y sus cambios. Así, por ejemplo, en la familia Fabaceae se reportan cambios en tres subfamilias (Papilonoideae, Mimosoideae y Caesalpinoideae), ya que es una familia muy importante en los trópicos secos (Leirana-Alcocer 2009)

Entre la totalidad de especies se registraron siete principales tipos de usos de árboles y arbustos. El uso más frecuente fue para leña, con un total de 41 especies; en segundo lugar, con uso medicinal se identificaron 30; en tercer lugar, para la elaboración de utensilios, se registraron 29; en cuarto lugar, para madera, fueron 25 especies; en quinto lugar, para fines alimenticios se identificaron 23; en sexto lugar, con fines forrajeros fueron 20 especies, y finalmente seis para cercos vivos, según el listado de modalidades de usos (Figura 3). A diferencia de las montañas, en los subsistemas de lomeríos con selva baja caducifolia la accesibilidad y la cercanía de los asentamientos humanos se incrementan y permiten mayor expansión de los usos del suelo; asimismo, hay un patrón de utilización muy dinámico, debido al repetido uso y abandono de los acahuales para la producción agrícola y ganadera, lo cual limita la recuperación forestal e incrementa la intensificación del uso (García, 2005).

Los valores importantes de las frecuencias de los siete tipos de usos de las especies, los cuales superan al número de 81, se explican por la multifuncionalidad de la mayoría de las mismas. En la Figura 4 se ilustra que 7.4 % de las especies (un total de seis) registraron cinco tipos de usos; el 11.1 % (nueve especies), con cuatro tipos de usos; 14.8 % (12 especies), con tres usos; y 22.2 % (18 especies), dos tipos de usos. El resto, que representan 44.4 %, solamente un tipo de uso. Tal pluralidad de usos permite enriquecer el conocimiento del capital patrimonial territorial, considerando que sensiblemente el 55 % de los árboles y arbustos registraron desde dos y hasta cinco usos diferentes. Entre los sistemas agroforestales, algunas especies son de uso generalizado por la mayoría de los productores. Se ilustra el caso de las 11 especies de árboles y arbustos que se utilizaron en 75 % o más de los sistemas agroforestales: jovero (Coccoloba barbadensis Jacq), palo de golpe (Shoepfia sehreberi J. F. Gmel), tehuaje (Lysiloma acapulcensis [Kunth.] Benth.), nanche (Byrsonima crassifolia (L.) Kunth), quina (Acosmium panamense [Benth.] Yakovlev), copal (Bursera spp.), cuartololote (Andira inermis [W. Wright] DC), guayaba (Psidium guajava L.), mango (Mangifera indica L.), encino (Quercus spp.) y tamarindo (Tamarindus indica L.). Estas especies de mayor frecuencia de uso en los sistemas agroforestales se utilizan, principalmente, como leña, madera, forraje, para uso medicinal, con fines alimenticios y para la elaboración de utensilios de trabajo.

En consecuencia, es pertinente considerar que dichas especies se encuentran sometidas a una mayor presión, debido al interés colectivo para su aprovechamiento (Figura 5). Esta perspectiva de la multifuncionalidad de usos es posible apreciarla como generalizada en el agro mexicano. Así, por ejemplo, en la península de Yucatán, de 18 especies arbóreas identificadas como preferidas para diversos usos por los productores, se registró que 94 % de ellas se utilizan como fuente de energía calórica; se señala que algunas especies tienen diferentes usos y que otras fuentes de abastecimiento importante son la milpa y el solar (Cob, 2003).

La diversidad de usos y la estructuración del Sistema Agroforestal Comunitario

El Sistema Agroforestal Comunitario (SAC) se define operativamente como aquél nivel jerárquico que se estructura espacial y funcionalmente, basándose en la existencia de diferentes modalidades de sistemas agroforestales familiares. En dicho contexto, a un nivel jerárquico inferior se configuran y funcionan con lógicas de gestión específicas los sistemas agroforestales familiares (SAF), los cuales a su vez se estructuran mediante conectividades de subsistemas diversos; entre ellos, el sistema de cultivo agrícola, el animal o de producción de pastos y el arbóreo. El SAC existente en el territorio de estudio reconoce y valora la utilización de 81 árboles y arbustos, los cuales culturalmente se utilizan para satisfacer muy diversas necesidades como parte de las estrategias y acciones que aseguran el funcionamiento y la reproducción de los SAF. La diversidad de combinaciones de usos de árboles y arbustos se ejemplifica a partir de las capacidades tecno-económicas, necesidades determinadas y diversos objetivos, entre los diferentes productores y sus SAF. En particular, se ilustra que en la comunidad son dos las actividades económicas principales: la agricultura, en la cual se producen cultivos como maíz, jamaica, frijol y calabaza, y la ganadería, enfocada a la producción pecuaria con base en ganado bovino de doble propósito.

Musálem (2002) comenta que es importante considerar que, además de los productos esperados de la cosecha de los cultivos establecidos, se añada los de los árboles multiusos, los cuales conforman un conjunto de recursos que típicamente se concretan y funcionalizan desde la perspectiva integral del sistema agroforestal familiar o colectivo. Ambos son motivo de la investigación. En el mismo municipio de Tecoanapa, con la finalidad de ampliar el conocimiento de la diversidad fitogenética territorial, con especial interés en aquélla de los sistemas de cultivo o parcelas, según Hernández (2007), se identificó la diversidad en las parcelas cultivadas como milpa, en las cuales se privilegian el maíz, otros cultivos y arvenses, con los siguientes resultados: ocho tipos característicos de poblaciones nativas o "criollas" de maíz, entre ellas las más frecuentes: Palmeño, Olotillo, Zapalote y Olotillito. Para la jamaica, se identificaron tres variedades: criolla, conejo (precoz) y Jersey. Entre las arvenses recolectadas durante el ciclo de los sistemas de milpa, se listaron 17 especies: ocho comestibles, cinco medicinales y cuatro forrajeras.

Desde la perspectiva de la investigación, los componentes del Sistema Agroforestal Comunitario de la comunidad son dos: el agrosilvícola y el silvopastoril, cada uno con diferentes variantes de arreglos espaciales que cumplen diferentes funciones, entre ellas producción de leña, alimenticias, abasto forrajero, medicinales, producción de utensilios, delimitar la propiedad y proporcionar sombra, entre otras (Cuadro 2).

De acuerdo con la información del Cuadro 2, se registró la existencia de sistemas agrosilvícolas entre 91.7 % de los productores y de sistemas silvopastoriles entre 41.7 % de los mismos. Finalmente, la existencia y combinación de los sistemas agrosilvícolas y silvopastoriles, al interior de la unidad de gestión tecno-económica familiar, permite la clasificación de tales sistemas de producción familiares en los términos siguientes: el sistema agroforestal más frecuente es el agrosilvícola, el cual se identifica en 58.3 % de los sistemas de producción familiares; en segundo lugar, el sistema más complejo conformado por la combinación de sistemas agrosilvícolas y silvopastoriles existente en 33.3 % de los sistemas familiares; y el sistema silvopastoril en 8.3 % de los sistemas de producción familiares. Al respecto, de acuerdo con Quinto (2009), los sistemas silvopastoriles intentan un manejo holístico de los recursos naturales, al asociar, en un mismo terreno y de forma planeada, una vegetación herbácea para la alimentación del ganado, con vegetación arbustiva y arbórea que pueda proveer impactos positivos sobre el ambiente y satisfactores que generen un ingreso adicional para el productor rural. Por ello, desde la visión y perspectiva de la conservación de los agroecosistemas y la sustentabilidad, se señala que la agroforestería ha emergido como uno de los enfoques más prominentes para reducir la deforestación en los trópicos, mejorando los hogares rurales, al disminuir la presión sobre el uso de recursos y protegiendo los territorios (Bhagwat et al., 2008).

 

CONCLUSIONES

La selva baja caducifolia es importante por su amplia distribución en la República mexicana, en particular por su alta diversidad, endemismo y la importancia de sus servicios agroecosistémicos. El número total de especies clasificadas fue de 81, pertenecientes a 34 familias, de las cuales es Fabaceae la más numerosa, con 30.9 % de las especies. Los tipos de usos de árboles y arbustos fueron siete: el uso más frecuente fue leña, con 41 especies; en segundo lugar, medicinales, 30 especies; en tercer lugar, para la elaboración de utensilios, 29 especies; en cuarto lugar, para madera, fueron 25 especies; en quinto lugar, para fines alimenticios, 23; en sexto lugar, con fines forrajeros, 20 especies, y finalmente, seis especies para cercos vivos. La diversidad de especies se amplía por la pluralidad de usos, para 49 % de las mismas, entre las cuales 7.4 % de las especies (un total de seis) registraron cinco tipos de usos; 11.1 % (nueve especies), cuatro tipos de usos; 14.8 % (12 especies), tres usos; y 22.2 % (18 especies), dos tipos de uso.

Los componentes del Sistema Agroforestal Comunitario de la comunidad de Las Ánimas son dos: el agrosilvícola y el silvopastoril, cada uno con diferentes variantes de arreglos estructurales y espaciales los cuales cumplen diferentes funciones. La existencia de sistemas agrosilvícolas se registró entre 91.7 % de los productores y la de sistemas silvopastoriles entre 41.7 % de los mismos. Al interior de los sistemas de producción familiares se registró la existencia y combinación funcional de sistemas agrosilvícolas y silvopastoriles, en los términos siguientes: el sistema agroforestal más frecuente es el agrosilvícola en 58.3 % de los sistemas familiares; en segundo lugar, se identificó el sistema más complejo en relación a la multifuncionalidad y usos, el cual se conformó por la combinación de sistemas agrosilvícolas y silvopastoriles, existente en 33.3 % de los sistemas familiares, y el menos frecuente fue el sistema silvopastoril, registrado en 8.3 % de los sistemas de producción familiares. Las diferentes modalidades de sistemas agroforestales y sus lógicas de gestión familiares, como estructuras bióticas-sociales, son funcionalmente complejas, útiles para satisfacer múltiples necesidades de bienes, uso y cambio.

 

LITERATURA CITADA

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