El asociacionismo étnico fue, sin lugar a dudas, uno de los efectos más sobresalientes de la acción de los inmigrantes europeos llegados a Argentina durante la etapa masiva de las migraciones transatlánticas, entre mediados del siglo XIX y comienzos de la década de 1930. La colectividad española, cuya magnitud se vio especialmente incrementada en los años próximos al Centenario, no resultó una excepción en este sentido. De hecho, la búsqueda de mecanismos destinados a satisfacer las múltiples necesidades planteadas por la inserción de los inmigrantes en la sociedad local ocasionó la proliferación de entidades de diverso tipo: mutuales, instituciones de élite, corporaciones de oficio y partidarias o entidades de base regional.1
En este contexto, la mayoritaria comunidad gallega hizo del asociacionismo microterritorial su sello distintivo. Especialmente entre los años 1904 y 1936, surgieron instituciones que adoptaron como ámbito de referencia espacios de origen inferiores a la provincia, procurando reproducir vínculos comunales estrechos y contribuir a la movilización política y social de Galicia durante las primeras tres décadas del siglo XX.2 Entre ellas, el Centro Betanzos de Buenos Aires, entidad resultante de los vínculos establecidos entre inmigrantes brigantinos -oriundos del Concello de Betanzos, La Coruña.
Conformado definitivamente en 1941, el Centro Betanzos tuvo sus más tempranos antecedentes en la primera década del siglo XX, y su trayectoria continúa hasta nuestros días.3 Por esto, su desempeño institucional es contemporáneo a los muchos avatares atravesados por el colectivo galaico en el transcurso de todo el siglo XX.
Entre ellos, cabe mencionar la evolución de los flujos migratorios. En primer lugar, el notorio retroceso observado entre 1930 y 1946 a causa de las dificultades ocasionadas por la crisis económica internacional, los impedimentos políticos originados por la Guerra Civil española y, más tarde, la Segunda Guerra Mundial. Pero también la posterior recuperación, a partir de la segunda posguerra, lo cual hace posible considerar la existencia de una última oleada inmigratoria gallego-argentina que se extendió hasta 1960 y entre cuyas principales condiciones de posibilidad y causas de su magnitud -nuevamente los gallegos sumaron cerca de la mitad del número total de españoles- se encontró la atracción ejercida por las redes migratorias preexistentes.4
Además, la evolución de la entidad dependió de la convulsionada realidad política y social de la comunidad de partida, respecto de la cual conservó un singular compromiso. En este sentido, el advenimiento de la Segunda República en España, el desencadenamiento de la Guerra Civil y la posterior instauración del régimen liderado por Francisco Franco, fueron acontecimientos decisivos para el desenvolvimiento institucional.
Por último, el Centro Betanzos también debió enfrentarse a las diversas coyunturas políticas y sociales propias de la sociedad de acogida. Una de ellas -la última dictadura militar iniciada en 1976- permitió que la politización y la participación de la asociación en distintos emprendimientos culturales excedieran el ámbito de la política peninsular y la defensa de las tradiciones gallegas. La institución estuvo ligada con algunas agrupaciones, tales como la Organización por la Amnistía y las Libertades Democráticas en España y Portugal, o la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA). En algunos casos defendió a grupos perseguidos por diversas dictaduras latinoamericanas e incluso prestó sus instalaciones de la calle México 1660 (Buenos Aires, Argentina) para las reuniones del Centro de Estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón. Además, posibilitó la reorganización clandestina del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) entre 1981 y el fin de la dictadura militar.5
Por todo lo anterior, con este artículo pretendo contribuir al conocimiento del Centro Betanzos de Buenos Aires, considerando que las entidades de su tipo todavía no han sido suficientemente investigadas. Así, centraré mi análisis en las características de su masa societaria a lo largo del siglo XX.
En primer lugar, describiré el perfil sociodemográfico de la entidad en dos momentos diferentes de su trayectoria institucional. Para dicho efecto, he elegido dos quinquenios. La importancia del primero -comprendido entre 1945 y 1949- radica en su coincidencia con la etapa de consolidación de la institución tras la definitiva reunificación en 1941, así como con el proceso de recuperación del flujo de inmigrantes europeos hacia Argentina, y particularmente con la última oleada de inmigrantes gallegos. El Libro de Socios con el que cuento para su análisis es el más antiguo preservado por la institución y el primero confeccionado tras la conformación del Centro Betanzos de Buenos Aires.
Para el segundo quinquenio -el periodo 1975-1979, representativo del funcionamiento de la entidad en una fase más reciente-, resulta indispensable considerar algunos de los cambios importantes que experimentó el Centro Betanzos de Buenos Aires entre la reunificación y esta etapa: el debilitamiento de la última oleada de inmigración gallega en Argentina, las trasformaciones en la organización institucional de la colectividad galaica y la repercusión de los acontecimientos propios de la sociedad argentina. En este sentido, el periodo elegido se caracterizó por la aparición de indicios claros del involucramiento del Centro Betanzos con organizaciones locales comprometidas políticamente, sobre todo en el ámbito de la resistencia en contra de la última dictadura militar argentina.
En ambos casos, se cuenta con los valiosos datos registrados en los Libros de Socios que preserva la entidad, los cuales permitirán considerar aspectos tales como: la proporción de integrantes masculinos y femeninos, el origen étnico de los socios, la distribución geográfica de sus domicilios, el peso de las redes familiares respecto de la masa societaria total o la evolución de las bajas de asociados.6
Además, llevaré a cabo un ejercicio comparativo, destinado a identificar los cambios acontecidos en el perfil sociodemográfico de los socios del Centro Betanzos de Buenos Aires entre uno y otro periodo.
El perfil sociodemográfico en tiempos de consolidación (1945-1949)
El Centro Betanzos de Buenos Aires alcanzó su plena conformación en 1941, como resultado de la reunificación de dos entidades que habían permanecido escindidas desde 1931: el Centro Social Betanzos y el Centro Cultural Betanzos. Dicha escisión había sido el resultado de la disconformidad con el carácter eminentemente recreativo del Centro Social Betanzos por parte de un grupo de socios que decidió dar curso a la creación de la nueva institución, entre cuyos objetivos se destacaron los de poner en funcionamiento mecanismos destinados a mostrar su fidelidad a la República -por medio de su revista social, por ejemplo- y a colaborar con el bando republicano durante el transcurso de la contienda. De esta manera, entre la instauración de la Segunda República y el final de la Guerra Civil española, la situación estuvo caracterizada por la división interna.
La consulta del libro de actas del Centro Social Betanzos da cuenta de que en 1938 existió un primer intento de reunificar a las distintas asociaciones, mediante la creación de una Federación de Sociedades del Partido Judicial de Betanzos en la República Argentina: Casa de Betanzos. Sin embargo, esta iniciativa no tuvo éxito. Mientras el enfrentamiento entre el Centro Social Betanzos y el Centro Cultural Betanzos continuó, las negociaciones sólo lograron la fusión del primero con la asociación Hijos de Requián y Piadela -dos de las parroquias en que se divide el Concello de Betanzos-.7
A partir de la reunificación en 1941, la asociación cobró un nuevo impulso. En principio, gracias a la sanción de unos nuevos estatutos en 1944, que pretendieron sellar la unidad,8 así como por medio del fortalecimiento de su compromiso con la promoción de actividades culturales -legado de sus entidades predecesoras- y el estrechamiento de los vínculos con otras organizaciones dentro y fuera de la colectividad. Pero, especialmente, el Centro Betanzos de Buenos Aires se vio beneficiado por un importante crecimiento de su masa societaria, que superó durante estos años los seiscientos asociados.9
Entre 1945 y 1949, un total de 629 asociados se vincularon con la institución. La evolución de la masa societaria durante ese tiempo, con las variaciones en virtud de bajas e incorporaciones, puede representarse tal como muestra la gráfica 1, la cual evidencia al año 1949 como el más positivo en términos del crecimiento de la masa societaria -con un total de 202 nuevos socios, 15 bajas, 5 fallecimientos y 2 expulsiones-, mientras que el análisis de 1946 permite observar la existencia de un balance negativo entre los 36 individuos ingresados al Centro Betanzos, las 49 bajas y los 5 socios fallecidos.
Fuente: Elaboración propia a partir del Libro de Socios del Centro Betanzos (1945-1949), núm.1, fs 1-30.10
En cuanto al lugar relativo de hombres y mujeres en la sociedad, cabe destacar que, de los 629 socios relevados para los años 1945-1949, los primeros suponen 83.6 por ciento (526 casos) y las segundas 16.1 por ciento (101 casos) del total. Los dos casos restantes (0.3%) corresponden a socios consignados como cadetes, en esta ocasión, ambos varones.
Las cifras citadas evidencian el hecho de que la presencia de mujeres en la entidad era francamente minoritaria. Pero, al mismo tiempo, su situación en comparación con los socios varones tenía algunas otras particularidades.
En primer lugar, el estatuto se encargaba de diferenciar a las mujeres de los socios activos mediante la introducción de la categoría socias beneficiarias, la cual se aplicaba a la totalidad de personas de sexo femenino que ingresaban a la institución.11 Este comportamiento del Centro Betanzos fue similar al observado por Hernán Díaz en un texto acerca de la asociación comarcal Hijos de Pol y sus Comarcas. Al respecto, el autor concluyó:
[… ] en el conjunto de la colectividad gallega, las mujeres y los menores pagan la mitad de cuota social que los varones, y no tienen derecho a participar de las asambleas, a elegir autoridades ni a ser elegidas. Esta situación se va revirtiendo a partir de los años 40.12
En relación con lo anterior, los estatutos de la entidad también establecían que las llamadas socias beneficiarias debían pagar la mitad de la cuota social; así mismo, señalaban: “[las asociadas] tienen los mismos derechos que los socios activos, sin igualarse en obligaciones”.13 Esta garantía de participación política de las mujeres en el seno de la institución que consagraron los estatutos redactados se inscribió, entonces, en los cambios indicados por Díaz para el conjunto de la colectividad en la década de 1940.
A propósito de ello, cabe destacar que en 1947 las integrantes de la agrupación coral Os Rumorosos invitaron a las socias de la entidad -desde la revista Betanzos- para la conformación de una comisión femenina. Entre los argumentos de la convocatoria, vale la pena recordar las siguientes afirmaciones:
[… ] invitamos a las mujeres que sientan inquietudes relacionadas con los propósitos a cumplir, a asociarse y asistir a las reuniones para las cuales serán invitadas oportunamente.
Tratamos de colaborar con los hombres, pues no existe ninguna razón para que sobre ellos caigan todas las responsabilidades, y para nosotras el simple papel de espectadoras de su obra.
Puede haber alguna de nuestras compañeras que crea que la mujer sólo tiene obligaciones que cumplir en su hogar. A ellas les decimos que nuestra tarea no se reduce al cuidado físico de los integrantes del mismo, pues es necesario fomentar o dar facilidad para cultivarse espiritualmente.14
No obstante, es preciso señalar que algunas sociedades microterritoriales gallegas con anterioridad habían excluido las diferencias en las condiciones de asociación de ambos sexos. Tal es el caso de la Sociedad Agrícola Residentes del Municipio de Vedra, cuyos estatutos de 1932 establecieron: “Serán socios activos, los que paguen las cuotas reglamentarias, cuyo importe es de ‘un peso’ moneda nacional para ambos sexos”.15 A pesar de ello, como en la mayor parte de las instituciones de su tipo, en la Sociedad de Residentes del Municipio de Vedra, las mujeres no integraban las Comisiones directivas y les estaban reservadas las actividades recreativas.16
En definitiva, la situación de las asociadas al Centro Betanzos parece responder a los comportamientos generales de la colectividad galaica organizada, tanto en lo que refiere a las condiciones formales de ingreso a la entidad, como a la evolución de las posibilidades de participación política en su interior.
En lo referente al origen étnico de la masa societaria del Centro Betanzos, se destaca que los estatutos de la entidad establecían algunas condiciones:
Podrán ser socios Activos los argentinos, los naturales de Betanzos y su partido judicial, los gallegos y los demás españoles residentes en esta República. También los nativos de otras naciones podrán ingresar como tales en una proporción no mayor de la tercera parte del total de los socios de la entidad y que reúnan las condiciones exigidas por estos Estatutos.17
En este punto, también se halla una disimilitud respecto de la Sociedad Agrícola Residentes del Municipio de Vedra, puesto que su normativa carecía de indicaciones respecto al lugar de nacimiento de los asociados. Sin embargo, es preciso señalar que sus estatutos posteriores, sancionados en 1948, flexibilizaron el límite de edad para el ingreso a la entidad -de 50 a 60 años-, permitiendo que quienes venían de España superada esa edad y hasta tres meses después de su llegada fueran aceptados. Igual suerte correrían quienes, aun siendo mayores de 60 años, ya hubieran sido socios de la entidad, regresado a España y posteriormente a Argentina.18
En cuanto al Libro de Socios del Centro Betanzos, el primer dato a considerarse es que hay una buena cantidad de individuos cuya inscripción no fue acompañada por la inclusión del dato de su nacionalidad. Esta situación se observa sobre todo entre la fecha de inauguración del libro y principios de 1947, periodo durante el cual sólo se indicó la nacionalidad argentina de tres asociados, quienes se encontraban en la categoría de activos. Por esta razón, podría inferirse que el resto de los socios habrían sido de origen español, gallego o brigantino, aunque las fuentes disponibles no permiten conocerlo con certeza y menos aún reconstruir en detalle la distribución por regiones de los mismos. Aunque a partir de febrero de 1947, la inclusión de la nacionalidad entre los datos del Libro de Socios se hizo sistemática, el dato no fue incluido en un total de cinco casos. Por otra parte, la escasez de oriundos de Betanzos -cuya magnitud se hará evidente a continuación- induce a pensar que podría haber existido cierta variación de criterios entre quienes efectuaban la inscripción de los nuevos asociados durante el periodo en cuestión, por lo cual, la presencia de brigantinos pudo ser subestimada. Entre los motivos de esta inferencia, puedo mencionar la existencia de un total de siete parroquias dentro del Concello -una de la cuales también lleva por nombre Betanzos-, lo que podría haber conducido a confusiones.19 Además, se cuenta con el ejemplo de un socio -que se habría alejado de la institución y que se reincorporó posteriormente-, que en principio fue anotado como gallego y luego, como español.20
En definitiva, del conjunto de los socios cuya nacionalidad se indicó, es posible destacar los siguientes datos: 53.5 por ciento de los socios del Centro Betanzos eran de origen español; 42.7 por ciento, eran argentinos -entre nativos y el caso de un socio naturalizado-; finalmente, los representantes de otras nacionalidades -entre ellas, uruguayos, chilenos, paraguayos, peruanos, alemanes y polacos, con claro predominio de socios italianos-, reunían 3.8 por ciento del total. Se destaca, entonces, la importancia cuantitativa de los socios argentinos a partir de 1947, a tal punto que la cifra correspondiente es levemente inferior a la de los españoles no gallegos -43.3 por ciento del total-, mientras que la presencia de oriundos de Galicia -10.2 por ciento del total- es bastante menos significativa.
Categorías | N° | % | Categorías | N° | % | Categorías | N° | % |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Españoles | 168 | 53.5 | Gallegos | 32 | 10.2 | Brigantinos | 2 | 0.6 |
No brigantinos | 30 | 9.6 | ||||||
No gallegos | 136 | 43.3 | 136 | 43.3 | ||||
Argentinos | 134 | 42.7 | Nativos | 133 | 42.4 | 134 | 42.7 | |
Naturalizados | 1 | 0.3 | ||||||
Otras nacionalidades | 12 | 3.8 | Italianos | 5 | 1.6 | 12 | 3.8 | |
Otros | 7 | 2.2 | ||||||
Total | 314 | 100 | Total | 314 | 100 | Total | 314 | 100 |
Fuente: Elaboración propia a partir del Libro de Socios del Centro Betanzos (1945-1949), núm. 1, fs. 1-30.
Si, como se realizó para la confección de la gráfica 2, diferenciamos a los socios vinculados con la institución entre 1945 y 1949 por su condición de varones -socios activos y cadetes- y mujeres -socias beneficiarias-, quedan en evidencia algunas nuevas cuestiones. Por un lado, se observan diferencias en los porcentajes por sexo tanto entre los asociados españoles como entre los argentinos. Sin embargo, es significativa la presencia mayoritaria de socias argentinas, al mismo tiempo que se registra un menor porcentaje de gallegas, entre las cuales no se encuentra ninguna brigantina. Tampoco se halló ningún caso de socias de otras nacionalidades.
Fuente: Elaboración propia a partir del Libro de Socios del Centro Betanzos (1945-1949), núm. 1, fs. 1-30
A pesar del creciente componente femenino de la última oleada emigratoria gallego-argentina iniciada con la segunda posguerra,21 es posible pensar que esta situación estuvo condicionada por el alto índice de masculinidad que caracterizó a la inmigración en etapas previas. De igual manera, la incorporación de mujeres no españolas pudo ser alentada por la constitución de matrimonios exogámicos, es decir, por fuera del grupo étnico de pertenencia. No obstante, el Libro de Socios consultado no es lo suficientemente elocuente al respecto como para demostrar de manera fehaciente las ideas precedentes. De hecho, el libro no incorpora el estado civil de los socios. Por lo tanto, en el caso de las socias beneficiarias, sólo es posible inferirlo mediante el uso del apellido del cónyuge. Por otra parte, la nacionalidad tampoco se considera en todos los casos, lo que dificulta el entrecruzamiento de datos. En definitiva, sólo me encuentro en condiciones de decir que entre las socias argentinas casadas que se detectaron, hay algunas esposas de españoles. Sin embargo, también he podido apreciar que el único socio alemán y uno de los socios polacos de la institución estaban casados con mujeres españolas, por medio de las cuales seguramente se acercaron al Centro Betanzos.
Otro de los aspectos del perfil sociodemográfico de los asociados, que los datos contenidos en el Libro de Socios permiten analizar, es la distribución de sus domicilios. En primer lugar se confronta el porcentaje de socios residentes en la Capital Federal en oposición a los que vivían fuera de ella. Posteriormente, analizaré el patrón de residencia de los asociados asentados en la Capital Federal, ubicando sus domicilios en los barrios correspondientes. Para finalizar, trataré de relacionar esta variable con la que hace referencia al origen étnico de los socios.
A excepción de seis casos, la inscripción del resto de los socios (623) en el libro destinado a tal fin, durante el periodo 1945-1949, fue acompañada por la consignación de la localidad de residencia. Entre estos últimos 90.7 por ciento (565 socios) informaron que residían en la Capital Federal, mientras que sólo 6.7 por ciento (42 casos) dieron a conocer domicilios ubicados fuera de ella. Mayoritariamente situados en el conurbano bonaerense, sólo hallé el caso de un socio residente en la ciudad de Bahía Blanca,22 en el interior de la provincia de Buenos Aires.
Por otra parte, el análisis de la cuestión del lugar de residencia de los asociados me condujo al hallazgo de un total de 16 casos -2.6 por ciento restante-, cuya particularidad radica en la declaración de un domicilio comercial: Casa Ronco. Estos asociados se incorporaron a la institución en 1945 y al año siguiente sus nombres fueron tachados del libro, sin que se registraran mayores detalles respecto a los motivos de la baja. Estos casos corresponden a aquellos en los cuales no se da cuenta del lugar de origen del recién admitido. Sin embargo, algunos apellidos nos indican que no todos eran de origen español y resulta probable que se hayan acercado al Centro Betanzos motivados por las actividades allí realizadas, ya sea mediante el contacto con un socio más antiguo o por la cercanía de su lugar de trabajo respecto de la sede social de la institución.
A continuación, analizaré el patrón de asentamiento de los 581 socios que indicaron un domicilio ubicado en la Capital Federal, considerando su distribución por barrios. Cabe aclarar, que en 32 casos fue imposible hallar el barrio correspondiente.23 Por lo tanto, el análisis se centrará en los 549 casos restantes.
Como muestra la gráfica 3, el primer aspecto que se destaca es el carácter mayoritario del barrio de Montserrat entre las zonas de residencia de los socios del Centro Betanzos: 40 por ciento de los individuos asociados, un total de 221. Dicho carácter mayoritario permanece intacto, incluso si consideramos que, en los 16 casos correspondientes a Casa Ronco, se trata de domicilios laborales.
Fuente: elaboración propia a partir del Libro de Socios del Centro Betanzos (1945-1949), núm. 1, fs. 1-30.
Otros de los barrios con una alta representación entre los socios de la institución fueron: Constitución (48 asociados), Balvanera (45), San Nicolás (28) y Barracas (20). Con excepción de este último, todos ellos están ubicados en la zona antigua de la ciudad, caracterizada tradicionalmente por una alta presencia de la colectividad española. Y, en el caso particular de Montserrat, es el lugar donde se ubicaba la sede social del Centro Betanzos.
Cabe destacar que este patrón de residencia difiere, por ejemplo, del analizado por Hernán Díaz para el caso de la Sociedad de Pol y sus Comarcas, en el cual se observa una mayor presencia de los asociados en los barrios nuevos del sur de la Capital -entre ellos Barracas, punto de coincidencia con el presente caso- y, posteriormente, un desplazamiento a los barrios del norte o zonas accesibles del Gran Buenos Aires.24 Este patrón residencial céntrico de los socios de Betanzos se refuerza con su presencia en San Cristóbal (16 socios, 3%) o San Telmo y Retiro (alrededor de 2% del total cada uno, con 13 y 11 socios, respectivamente).
No obstante, siguiendo la denominación que propone Díaz, la presencia de asociados en la zona de barrios asentados con comunicación directa con el centro también resulta significativa: algunos como Caballito, Almagro, Recoleta y Boedo, reúnen a más de 10 socios cada uno.25 Asimismo, junto con Barracas, otros barrios de la zona sur de la capital poseían representantes de la institución. Entre ellos, cabe mencionar el caso de Parque Chacabuco, donde residían 12 asociados, 2 por ciento del total.26
Finalmente, la representación es bastante menor en los barrios correspondientes a la zona norte de la Capital Federal, donde en ninguno de los casos se supera la barrera de los siete asociados.27
Ahora consideraré la relación entre el lugar de residencia de los socios y su origen étnico, de la cual se desprenden las siguientes observaciones. En primera instancia, la totalidad de los asociados del Centro Betanzos pertenecientes a otras nacionalidades -italianos, polacos, alemanes, uruguayos, chilenos, paraguayos y peruanos- residía dentro de los límites de la Capital Federal. Por su parte, entre los españoles, 91.9 por ciento (125 casos) ubicaban su domicilio en algún barrio porteño. Entre los gallegos, la residencia en la capital alcanzaba 76.7 por ciento (23 socios) y 99.2 por ciento (133 asociados) entre los argentinos. Finalmente, respecto de los dos socios identificados como brigantinos, mientras uno residía en la Capital Federal, el otro ubicaba su domicilio en la localidad de Lomas de Zamora, al sur de la zona conurbada bonaerense.
En definitiva, una conclusión preliminar a la que se puede llegar es que el número de residentes en la Capital Federal aumenta a medida que el origen étnico de los socios se aleja del lugar en el que está referenciada la institución. Por supuesto, esta afirmación implica dejar de lado el caso de los socios brigantinos, sobre cuya probable subestimación en el Libro de Socios ya hice una aclaración. Pero se refuerza, por ejemplo, si consideramos que entre los 11 socios de otras nacionalidades del Centro Betanzos en los que pudimos identificar el barrio de residencia, casi la mitad (cinco socios) ubicaban su domicilio en el barrio de Montserrat, donde se hallaba la sede social de la institución. Además, otros cuatro residían en la zona céntrica de la capital, en barrios con alta representación entre los socios de Betanzos como San Telmo, Balvanera o San Nicolás. En definitiva, es posible sostener que la cercanía respecto de la sede social del Centro Betanzos podría haber constituido un elemento importante a la hora de asociarse a la institución, especialmente, entre aquellos cuya participación no estuvo motivada de manera exclusiva por su identificación étnica.
No obstante, la situación de los socios de otras nacionalidades nos introduce también en la temática de las redes personales -familiares, vecinales, laborales o amicales, según el caso- y su peso en la masa societaria total. A modo de ejemplo introductorio, cabe recordar los casos de un socio polaco y otro alemán, residentes en Recoleta y San Nicolás, respectivamente, cuyo acercamiento a la asociación parecería haber respondido a sus matrimonios con dos socias españolas de la misma.
Para esta aproximación inicial a dicha cuestión, la variable de los domicilios fue la primera tomada en cuenta. De los 595 socios cuya dirección es segura, 36.3 por ciento (216 casos) compartían su vivienda con, por lo menos, una persona más. Sin embargo, es preciso aclarar que existen situaciones -como la de Casa Ronco- en las que se consigna un domicilio laboral o, asimismo, nueve casos en los que se hace referencia a la dirección del propio Centro Betanzos, lo cual denota la presencia de socios que podrían haber carecido de residencia fija. Por ello, a partir de estas consideraciones, el porcentaje de socios que compartían su hogar con otros se reduciría a 32.1 por ciento (191 casos).
Finalmente, al sumar la variable de los apellidos con la de los domicilios, se puede inferir que entre quienes compartían su residencia, un total de 171 socios (89.5%) podrían haber tenido algún lazo de parentesco. Entre ellos, se hallan posibles parejas, grupos de hermanos y padres e hijos. Aquí, cabe advertir acerca de las dificultades de registrar aquellos vínculos familiares que no se tradujeron en apellidos o residencias compartidos. Así mismo, son igualmente difíciles de observar, a través de este tipo de fuente, las redes amicales. No obstante, sí se han podido encontrar posibles vínculos de índole laboral, por ejemplo, entre los empleados de Casa Ronco. Además, en cuanto a los lazos vecinales, la clara preponderancia del barrio de Montserrat entre las zonas de asentamiento de los socios de Betanzos puede convertirse en un primer indicio acerca de su importancia.
La masa societaria en la década de 1970
Entre el final de la etapa anterior y el periodo que analizaré a continuación, la situación del Centro Betanzos de Buenos Aires se vio afectada por importantes cambios. La vitalidad de la última oleada inmigratoria gallego-argentina (1946-1960), inscrita en el contexto de recuperación de los flujos migratorios europeos en la segunda posguerra, se vio perjudicada por la orientación de las corrientes hacia otros países europeos a finales de la década de 1950.28 De esta manera, el número de nuevos inmigrantes gallegos disminuyó considerablemente.
Al mismo tiempo, el Centro Betanzos participó de manera activa en las transformaciones de la organización institucional de la colectividad galaica a partir de la década de 1940, momento en el que se inició la conformación de los centros provinciales. Este proceso, no exento de tensiones y vinculado también a la disminución de los flujos migratorios, encontró a esta institución comprometida con la creación del Centro Coruñés, aunque también interesada en preservar su autonomía y, particularmente, su compromiso político e identidad republicana. Estos factores la acercaron de manera definitiva a la Federación de Sociedades Gallegas, a la que se unió a principios de la década de 1960.29
Finalmente, el Centro Betanzos también sufrió algunas transformaciones relacionadas con el devenir de la situación social y política de la comunidad receptora. En especial, la coyuntura de la última dictadura militar iniciada en 1976 provocó un crecimiento del grado de compromiso político del Centro Betanzos de Buenos Aires respecto al ámbito local, pues antes de esta circunstancia todos sus esfuerzos se habían orientado al posicionamiento frente a la convulsionada realidad política de la sociedad de partida.
Como se ha mencionado, algunas de las formas en que se expresó este renovado compromiso fueron la vinculación del Centro Betanzos con la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) o la colaboración con los centros de estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires -en este caso durante la presidencia de María Estela Martínez de Perón- y la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
En cuanto al perfil sociodemográfico, la evolución de la masa societaria del Centro Betanzos entre 1975 y 1979 presentó un crecimiento mucho menos notorio que el observado en el periodo analizado en el apartado anterior. Al momento de la reescritura del Libro de Socios, realizada en 1971, la entidad estaba conformada por un total de 134 miembros.30 Entre dicho año y 1975, sólo se incorporaron al Centro Betanzos seis nuevos asociados, todos ellos durante 1972. Dentro del periodo analizado, 1975 resultó ser el año de mayor crecimiento de la masa societaria, con 64 incorporaciones; en 1976, se asociaron cinco personas; en 1977 y 1978, sólo una, y ninguna en 1979.
Por otra parte, cabe destacar que en este nuevo libro no aparece consignada explícitamente ninguna baja, aunque sí se observa la presencia de algunos socios cuyos datos fueron tachados. No obstante, resulta imposible ofrecer un análisis cuantitativo de estas ocasiones, en tanto que esta medida pudo deberse a motivos diversos y haberse efectuado en fechas distintas, las cuales desconozco.
La proporción de hombres y mujeres en la masa societaria, representada en la gráfica 4, denota un importante crecimiento de la representación femenina dentro de la entidad. Mientras los hombres alcanzaron 56.9 por ciento de los asociados (120 casos), el restante 43.1 por ciento (91 casos) fueron mujeres. Asimismo, el hecho de que los socios de uno y otro sexo fueran consignados en el libro correlativamente y en orden cronológico, y ya no en folios separados como se hacía antes, también contribuye a la comprensión del cambio del papel femenino en el interior de la institución.
Fuente: Elaboración propia a partir del Libro de Socios del Centro Betanzos (1975-1979), núm. 5, fs. 37-46.
Por su parte, la nacionalidad de los asociados no fue consignada en este libro hasta 1999. A partir de este momento, la reconsideración de esta información en el libro correspondiente podría haber estado vinculada a distintos beneficios otorgados desde el país de origen a los socios de la entidad, para la obtención de los cuales debieron demostrar su condición de brigantinos.31
Al igual que para el periodo 1945-1949, los datos contenidos en el nuevo Libro de Socios también hacen posible considerar la distribución de los domicilios.
Respecto a la proporción de socios residentes en la Capital Federal por oposición a los que viven fuera de ella, se hacen evidentes algunos cambios significativos. Por un lado, de los 210 casos en que se registra el domicilio (aquí, sólo se omite el dato en una ocasión), el porcentaje de asociados cuya vivienda se ubica en la ciudad porteña no resulta tan abrumador como durante el periodo anterior, cuando superaba 90 por ciento. Entre 1975 y 1979, 68.1 por ciento (143 socios) residía en la Capital Federal, mientras que 31.9 por ciento (67 socios) se distribuía entre distintas localidades del Gran Buenos Aires, algunos lugares del interior del país y Betanzos.
Entre las zonas de residencia de los socios en el Gran Buenos Aires, se observa, además, un claro predominio de la Zona Oeste (28 socios),32 seguida de la Zona Sur (18 socios)33 y, finalmente, la Zona Norte (14 socios).34 Cabe señalar también que entre las localidades del oeste del Gran Buenos Aires se encuentra la localidad con mayor representación de socios del Centro Betanzos: San Justo, con un total de nueve miembros de la entidad.
El interior del país, por su parte, contaba con la representación de tres socios, dos de ellos residentes en la ciudad de Rawson -capital de la provincia de Chubut-, mientras que el tercero indicó su domicilio en la provincia de Santiago del Estero.
Por último, esta etapa inauguró la presencia de socios cuya residencia era señalada en el exterior, sobre todo en Betanzos. Se trata de un total de cuatro casos, todos ellos, presumiblemente, inmigrantes retornados a su lugar de origen.
A continuación, precisaré la distribución por barrios de los socios residentes en la Capital Federal. Cabe aclarar que en 10 casos fue imposible hallar los datos suficientes para establecer el lugar de residencia. Los domicilios de los 133 socios restantes -cuya ubicación se representó en la gráfica 5- permiten observar el claro predominio de los barrios de Villa Devoto y Montserrat, que reunían 35 por ciento de los domicilios, a razón de 25 (19%) y 22 (16%) socios respectivamente. En seguida se ubica el barrio de Balvanera, que representaba 9 por ciento (12 asociados) del total de los domicilios. Para finalizar, puede destacarse también la importante presencia de socios de la entidad en otros barrios: Almagro (siete), Palermo (seis), Chacarita (cinco) y La Boca (cinco).35
El análisis de la distribución de los domicilios de los socios del Centro Betanzos durante el periodo 1975-1979 introduce varios cambios respecto del patrón residencial observado para la etapa 1945-1949. Como ya se dijo, disminuye considerablemente la importancia de la Capital Federal como lugar de residencia de los asociados, en favor del crecimiento de la cantidad de socios cuyos domicilios se ubicaban en el Gran Buenos Aires. Así mismo, se evidencia la novedad de socios que regresaron a su lugar de origen y cuyas residencias -al momento de su inclusión en el libro- se ubicaban en Betanzos.
La distribución de los domicilios ubicados en la Capital Federal también muestra una mayor diversificación de las zonas de residencia. Montserrat ha perdido su indiscutible preponderancia anterior y ha crecido la importancia de algunos barrios que en el periodo 1945-1949 tenían una escasa representación entre los socios de la entidad, principalmente Villa Devoto. De igual manera, si bien los barrios de la zona antigua conservan cierta relevancia, es notorio el surgimiento de la centralidad en la zona de barrios nuevos de la Zona Norte -según la denominación que propone Díaz.36
Finalmente, dedicaré las próximas líneas a reflexionar acerca del funcionamiento de redes familiares, amicales, laborales y vecinales, en el Centro Betanzos de Buenos Aires. En principio, cabe destacar que la observación de la variable de los domicilios -tal como se hizo para el periodo 1945-1949- da como resultado un abrumador crecimiento de la presencia de asociados que comparten su residencia con, por lo menos, un socio más. En esta etapa, dicho número se elevaba a 74.9 por ciento (158 casos) de los socios.
Asimismo, casi la totalidad de estos miembros de la entidad -a excepción de dos- parecen estar vinculados por lazos familiares de distinto tipo (parejas, hermanos, familias completas), a juzgar por los apellidos. En este sentido, es especialmente notable cómo se hizo mucho más frecuente la asociación de familias completas -parejas con sus hijos- durante esta etapa. Este aspecto, al igual que el incremento de la presencia femenina, puede ser relacionado con las características de la última oleada de inmigración gallega en Argentina.
Por último, y al igual que para el periodo analizado con anterioridad, cabe destacar la dificultad para considerar la existencia de lazos amicales, laborales y vecinales a partir de la documentación disponible. Al respecto puedo mencionar que, por ejemplo, la diversificación del patrón residencial de los socios del Centro Betanzos podría conducirnos a pensar en un menor peso relativo de las relaciones de tipo vecinal, respecto del periodo 1945-1949.
Similitudes y diferencias
En las próximas líneas, introduciré algunas reflexiones de índole comparativa, destinadas a identificar de manera fehaciente las transformaciones acontecidas en la masa societaria del Centro Betanzos de Buenos Aires entre las etapas 1945-1949 y 1975-1979.
En primer lugar, debe recordarse que el número total de socios de la entidad resultó mucho menor durante el segundo periodo, al punto de que la cantidad de asociados de 1979 -aproximadamente doscientos- apenas superaba los ingresos de 1949 (202 nuevos socios). Cabe aquí señalar, entonces, que este notable descenso puede estar vinculado a la disminución de los flujos migratorios que ya se mencionaron, como resultado de la finalización de la última oleada de inmigración gallega en Argentina, así como al fallecimiento de antiguos socios e inmigrantes oriundos de Betanzos en general.
Por otra parte, es importante destacar el considerable aumento de la representación femenina en la institución, que pasó de 16 por ciento de la masa societaria en la primera etapa a 43 por ciento durante la segunda. Este aspecto también debe ser relacionado con las características del flujo de gallegos hacia Argentina en la segunda posguerra, caracterizado por una importante presencia femenina, propia de un flujo maduro, vinculado a una colectividad de larga tradición en la sociedad de acogida y que reagrupó familias.37 Asimismo, se han evidenciado cambios de orden simbólico en el papel desempeñado por las mujeres dentro de la entidad. Además del acceso a los derechos de participación política en su interior y a sus propias manifestaciones por involucrarse en la vida asociativa, se tiene que, desde el punto de vista administrativo, en el segundo periodo analizado fueron consideradas de la misma manera que los varones, es decir, se les incluyó en el Libro de Socios en forma correlativa y en orden cronológico. Recordemos que anteriormente les eran reservados folios separados.
En cuanto al origen étnico de los socios, la principal coincidencia entre ambas etapas se relaciona con las limitaciones documentales para su estudio. A pesar de ello, es preciso señalar que, durante el primer periodo, se pudo observar la importante presencia de socios argentinos. Este aspecto, especialmente notorio entre las asociadas, lo vinculo con la probable existencia de matrimonios exogámicos. Por su parte, la asociación de familias completas en la etapa 1975-1979 hace pensar que la relevancia del componente argentino en la masa societaria pudo haberse mantenido a través de la incorporación de hijos de antiguos socios.
Debido a lo anterior, es posible sostener que el patrón residencial de la masa societaria del Centro Betanzos evidencia, en el periodo 1975-1979, una tendencia que Hernán Díaz observó en el caso de la Sociedad de Pol y sus Comarcas en el transcurso de la década de 1950. Se trata del traslado a los barrios nuevos del norte y zonas accesibles del Gran Buenos Aires.38 En el caso del presente trabajo, esto es especialmente notorio a partir del aumento de la presencia de socios de la entidad en el barrio de Devoto, que durante el periodo 1945-1949 contaba con dos representantes y que alcanzó los veinticinco en la segunda etapa.
Para finalizar, en lo que respecta al peso relativo de las redes familiares en el conjunto de la masa societaria, se ha observado un notorio aumento de su importancia en el segundo periodo. Mientras en este caso la cantidad de socios que compartían su domicilio con por lo menos un asociado más superaban 70 porciento, en la etapa anterior alcanzaba cerca de 36 por ciento. No obstante, el estudio de los años 1945-1949 ofreció interesantes hallazgos, como la presencia de un conjunto de socios que indicaron un domicilio laboral y otros tantos que compartieron su residencia en el Centro Betanzos.
Reflexiones finales
En las páginas precedentes, se analizaron las características del perfil sociodemográfico de los asociados del Centro Betanzos de Buenos Aires en los periodos 1945-1949 y 1975-1979. Algunas de las similitudes y diferencias entre ambas etapas fueron estudiadas minuciosamente en el apartado anterior. No obstante, en las próximas líneas completaré mis reflexiones con algunas conclusiones de carácter más general.
En primer lugar, cabe destacar que la construcción del perfil sociodemográfico para ambos periodos permitió situar al Centro Betanzos en el contexto de las instituciones gallegas. Por lo tanto, es importante reiterar su similitud con el conjunto de las asociaciones microterritoriales gallegas en lo que respecta a las características de la participación femenina, así como en cuanto a la evolución de la distribución de los domicilios de sus socios: de un perfil eminentemente porteño del patrón de residencia y el asentamiento en la zona asociada con la inmigración española -los barrios céntricos- a una diversificación que incluyó los barrios nuevos de la Zona Norte, el Gran Buenos Aires y el Concello de Betanzos.
No obstante, otros rasgos se presentaron como distintivos del Centro Betanzos a pesar de las dificultades comparativas ocasionadas por la ausencia de estudios de caso, por ejemplo, la significativa presencia de socios argentinos en el total de la masa societaria desde 1947 -sobre todo entre las socias beneficiarias-, si consideramos su similar peso respecto a los socios de origen español no gallego y el porcentaje de oriundos de Galicia, francamente menor.
Para finalizar, cabe señalar que la evolución general de la masa societaria del Centro Betanzos -la cual muestra una notoria disminución de la cantidad de socios en la segunda etapa- puede relacionarse con algunos procesos que afectaron al conjunto de la colectividad galaica. Por un lado, el comportamiento general de los flujos migratorios, sobre todo en lo que respecta al agotamiento de la última oleada de inmigración gallega en Argentina; por otro, las transformaciones propias de los ámbitos de sociabilidad gallega a partir de la década de 1940, las cuales dieron origen a nuevas instituciones que pudieron atraer a algunos de los socios potenciales del Centro Betanzos.
El análisis de la vinculación entre estos cambios y las brevemente señaladas transformaciones en el comportamiento político del Centro Betanzos -en especial en lo que respecta a la relación entre el posible aumento de socios de nacionalidad argentina y la preocupación creciente de la institución por la coyuntura política y social local- se ha visto dificultado por las limitaciones de las fuentes documentales con las que se cuenta. No obstante, considero que es un elemento explicativo de importancia, junto con otros como las relaciones de largo plazo establecidas entre la izquierda argentina y la colectividad española; o el papel desempeñado por los líderes de la institución para el establecimiento de las relaciones con organizaciones locales. La profundización de estas cuestiones en otros trabajos, junto con los aportes de nuevos estudios de caso, facilitarán el análisis de temáticas importantes y representativas para la experiencia asociativa de los inmigrantes gallegos en Argentina.